[Roleo] [Azeneth]

Ya apenas recuerdo nada sobre ese tipo.
Peleé a su lado durante gran parte del tiempo. Pero él no era como los demás Sith. Su frialdad tenía más trasfondo que el mero hecho de sentir que tenía que destruir a la República. Él tenía otros métodos. Otras teorías.
Recuerdo cuando destruimos aquella academia en Tatooine. Ese hombre asesinó a mujeres, niños, caballeros Jedi. No le importaba demasiado nada. Sólo destruía a aquel que se anteponía a ellos. Por donde iba sembraba el caos y el terror en aquellos que le miraban a esos ojos. Esos ojos rojos, que poco se veían, pues siempre iba envuelto en las sombras de su traje.
Su nombre era Derrow.
Cuando sacaron a los presos, los puso a todos formando un círculo, sentados. Él siempre sacaba teorías y conclusiones. Cada cadáver que dejaba tras de sí era un aporte de información que asimilaba, procesaba y después compartía. Incluso algunos Sith se estremecían. Era un tipejo realmente macabro.
Agarró del pelo a una chica joven, y la levantó. Luego, agarró a un muchacho de más o menos su edad, y lo levantó también. Con cada uno agarrado en una mano, los comenzó a examinar con la mirada.

-Sí. Os conozco. Escuchadme bien.-dice dirigiéndose a todos los demás presos, y a la vez zarandeando un poco a los que tiene agarrados- Hoy os voy a dar una lección sobre los sentimientos. Os enseñaré lo inútil que podéis llegar a ser, vosotros los que amáis por capricho y por egoísmo. Os he estudiado, y vosotros no sois Jedi. No sois nada, salvo un virus que nosotros debemos exterminar. ¿Por qué queréis? ¿Por qué amáis?

Todos se quedaron callados, mirándose. Sabían perfectamente quién era ese maníaco. Hubo unos segundos de vacilación, y Derrow continuó hablando.

-Yo os voy a enseñar algo. No podéis pensar que podéis dominar todo lo que hay a vuestro alrededor. Ahora mismo, este muchacho, desearía matarme si pudiese, pues tengo aquí a su chica, a la que él dice que aprecia. Bien. Vamos a comprobarlo.

Soltó al muchacho, lanzándolo contra el suelo, y con una de sus dagas ocultas atravesó el pecho de la muchacha, y la dejó caer junto al chico, que rompió a llorar. Derrow sacó uno de sus sables y lo dejó caer junto a él.

-Vamos, enciéndelo y mátame.

El muchacho miró el sable, y después al Sith. Se quedó parado, sin saber qué debía hacer... y finalmente se limitó a mirar el cadáver de la chica. Derrow atrajo su sable con la fuerza, lo encendió, y dirigiéndose al 'público' de presos dijo:

-¿Lo veis? No sois capaces de arriesgar vuestras malditas vidas por aquello que decís que tanto amáis.

Girándose a gran velocidad, corta la cabeza del muchacho, que cae un metro más allá, rodando por el suelo.

-Pues yo vengo a ponerle fin a todo ésto.

Algunos de los chicos y chicas que estaban en círculo, presos del terror por la escena tan macabra que se había montado rompieron a llorar. A Derrow le gustaba eso, aunque en el fondo él sólo quisiese enseñar, consideraba que la vida no era más que un saco de experimentos. Y lo sé por las múltiples conversaciones que tuve con él.
Mañana te contaré más sobre este singular Sith.

Continuará.

De entre la vasta negrura apareció Derrow, como siempre cubierto por sus múltiples túnicas. Apenas se le veían los ojos, y era porque brillaban con ese color tan maligno. Los Soldados Sith se colocaron firmes ante la llegada de uno de sus dirigentes. El Gran Moff se puso en pie, y se colocó firme ante él.

-Saludos, mi Lord.

-Saludos. ¿Qué hay nuevo por aquí?

-Nada, por el momento. Estamos tras su pista todavía.

-Bien... cuando sepáis algo de ese Jedi me lo decís. Me gustaría encontrarle cuanto antes. Y a su familia. Y a sus amigos.

-Hemos encontrado un nombre, que quizá pueda ayudar.

-¿Cuál?

-Kaihn.

-Mmmm... ¿dónde reside actualmente?

-Ha estado en muchos lugares. Sirvió al Imperio, pero el planeta que más ha pisado es Achillea. No estamos muy seguros de que ese fuese el asesino de su padre, señor. Poco sabemos de él, puesto que tenemos otros nombres.

Derrow fijó sus ojos rojos en los monitores, que señalaban a Achillea.

-Bueno, cuando sepáis algo más, me lo decís.

-Sí mi Lord.

El Sith se giró, mirando a todos los Soldados, y a algunos Capitanes y Oficiales que habían entrado recientemente a la sala, mientras él conversaba con el Gran Moff.
Observo a una de las Oficiales, una mujer atractiva de tez pálida y ojos grisáceos.
Prosiguió su camino fuera de la estancia, con un Capitán Imperial llamado Zhokar.

-¿Quién es esa mujer?

-Ah, sí. Es una Oficial, lleva poco tiempo aquí pero ha demostrado valía. Aunque su presencia ha revolucionado a algunos Soldados.

-¿Revolucionarlos, en qué sentido?

Zhokar rió un poco.

-Bueno, ya sabe mi Lord. Buscan impresionarla, no cabe duda de que es una mujer atractiva.

-Comprendo.

Y el cerebro de Derrow, automáticamente empezó a maquinar y a funcionar.
Esperó hasta la noche. Cuando Ziost quedó del todo sumido en oscuridad, el macabro Sith se internó de nuevo en la base Imperial, tapando parte de su rostro con la capucha. Algunos Soldados ya se iban, y dejaban a otros en su turno de guardia. Observó a la Oficial, que paseaba por allí, terminando su supervisión de entrenamientos. Derrow se ocultó en un pasillo, y cuando la mujer pasó cerca, éste la agarro de la boca, tapándole la misma, y llevándola hasta la oscuridad. Donde nadie podía verles, Derrow comenzó a manosear a la Oficial, perdido de nuevo en su extraña locura que le venía de vez en cuando.
Su fuerza era mucho mayor que la de la mujer, así que ésta no pudo más que tratar de gritar, pero eso no hacía más que divertir a Derrow. Continuó acariciando su cuerpo de una forma muy vasta, acabando por romperle el cuello sin ningún tipo de pesar ni duda. Sin dejar caer el cuerpo de la Oficial al suelo, la arrastró del cuello hasta fuera de la base, donde la dejó caer sobre la nieve.
Zhokar, que paseaba por allí, vio el cuerpo de la mujer y a Derrow de pie frente a él.

-Me imaginé que la matarías. ¿Por qué no lo hiciste delante de todos? Así les habría servido de lección.

-No quiero dar lecciones a nadie. Sólo quiero divertirme un poco, y esta era la manera más cómica que encontré de matarla.

Zhokar no estaba ni mucho menos impresionado. Conocía bien al Sith, habían sido fieles confidentes el uno del otro. Era la única persona que conocía bien a ese maníaco.

-¿La enterramos?

-No. Sólo retírale la ropa y métela de nuevo en la base. No quiero perder un uniforme, con lo que nos costó hacer el diseño.

Ya lo continuaré. Cuando tenga ganas y eso.

El muchacho gritaba. No podía soportar más el dolor.

-¡Por favor, para! ¡No sé dónde está, se lo juro!

-Claro que lo sabes. Dímelo, y te dejaré morir en paz. O calla, y te haré desear tu muerte el resto de tus días.

-¡Derrow, te lo juro! ¡No sé dónde está!

Pero no atendía a las palabras del muchacho, a pesar de que estaban llenas de verdad. ¿Pero cómo sabía él eso? Los Jedi tenían esa lealtad que en ocasiones les convertía en unos estúpidos.

-Tú has tenido contacto con él.

Derrow apartó las manos del cuerpo débil, lleno de quemaduras y casi muerto del muchacho.

-Sí... pero hace mucho tiempo que no le veo. No sé dónde puede estar.

-Entonces estás metido en un lío.-el Sith se gira hacia otros dos que estaban en la oscura sala con él- Cortar sus brazos y sus piernas. Después, colocadle una cadena al cuello y arrastrarlo por el suelo de Ziost durante unas horas.

Obedientemente, los Sith prendieron sus sables y se dirigieron hacia el muchacho. Derrow, por el contrario, se alejó de él y salió de aquella sala, de la que todavía se podían escuchar los gritos de agonía del joven Jedi al cerrarse la puerta.
Zhokar lo esperaba afuera, con la túnica en sus manos, la cual se había quitado para no manchársela de sangre. Al acercase lo suficiente, se la entregó en las manos.

-¿Habéis conseguido sacarle algo?

-No.-dice Derrow poniéndose sus ropas-

-¿Qué haréis con él, entonces?

-No sé. No quiero pedir una recompensa por un trozo de carne que podría conseguir con sólo chasquear mis dedos.

Ambos empezaron a caminar por los pasillos de la academia, viendo el típico ajetreo de las actividades que llevaban a cabo allí los seguidores del bogan.

-Entonces... ¿cómo encontrarás a ese Jedi?

-Creo que tendré que ponerme a buscarle yo personalmente. Iré a Achillea.

-¿Te llevarás a un ejército?

-No. No voy a tomarme la molestia de cargar 20 naves sólo para matar a un Jedi. Iré yo solo.

-Necesitarás ayuda. Déjame ir contigo, Derrow.

-Está bien. Prepara tu nave, saldremos en unas horas.

-¿Tan pronto? Uhm, está bien.

Derrow se dirigió hacia sus aposentos para tomar algunas de sus pertenencias y cargarlas en su nave, al igual que Zhokar.

Un nuevo día se presentaba sobre Achillea. Dos naves desconocidas aterrizaron sobre la verde superficie del planeta.
Derrow se colocó su capucha, tapándole parte de la cara. Zhokar portaba un uniforme completamente negro, pero no se cubría su rostro pálido. Un par de años atrás, la academia que allí había permanecido durante tanto tiempo, había sido trasladada a Ruusan con fines que sólo la República conocía. Ahora, en Achillea, unos pocos Jedi quedaban viviendo allí de un modo más relajado y apartado de la batalla. Pese a ello, todavía guardaban sus sables de luz, por si las moscas.
Cuando Derrow llegó hasta el antiguo templo, dos hombres salieron a recibirle. Uno de ellos llevaba túnicas blancas, a juego con su pelo no muy largo y su barba descuidada. El otro, era más joven y sólo llevaba una camiseta blanca y un pantalón ancho marrón, sujetado por un cinturón en el que portaba dos sables láser.
Derrow y Zhokar se pararon ante ellos.

-¿Quiénes sois vosotros?-preguntó el más viejo-

Derrow no tenía intención de decirles quiénes eran ni nada por el estilo, así que él mismo preguntó:

-¿Sabéis algo de un antiguo Jedi llamado Kaihn?

El viejo frunció el ceño.

-Yo he preguntado primero.

-Y yo segundo. Ahora respóndeme abuelo.

-¿Qué te hace pensar que le voy a ofrecer información a un desconocido de ese modo?

-Bueno...

Derrow elevó un poco su mano derecha, con la palma abierta, y el muchacho que se encontraba detrás del viejo se dejó caer de rodillas al suelo con las manos en la garganta y con dificultades respiratorias.

-¡Eh! ¡¿Qué haces?!

El Jedi deslizó de su manga un sable y corrió rápidamente hacia Derrow. Pero él, extendiendo su otra mano le empezó a estrangular mediante la fuerza, dejando de estrangular al otro para lanzarle contra una pared.
Cediendo en su presión sobre el cuello del viejo, el Sith preguntó de nuevo.

-Bien, ahora respóndeme. ¿Sabéis algo de Kaihn?

El Jedi anciano levantó la cabeza. No quería decirle nada, pero si no lo hacía posiblemente él y el otro joven morirían...

-Hace tiempo que no le veo. Se fue, junto con...

Paró de hablar de repente, sabiendo que había cometido un error. Derrow sonrió.

-¿Junto con quién?

-Junto con otros Jedi.

-Mientes.

Derrow inició de nuevo su estrangulamiento sobre el Jedi durante varios segundos, hasta que cedió.

-Una mentira más, y ambos lo pagaréis con vuestras vidas.

-Está bien...-tragó saliva- Hace tiempo que se fueron, él y un grupo más de Jedi. Pero no se fueron a la nueva Orden Jedi. No sé dónde... nadie lo sabe. Después del nuevo proyecto, pocos sabemos de otros Jedi que renegaron de continuar luchando.

-¿Lo ves? Si me hubieras dicho esto al principio nos habríamos ahorrado todo ésto. Aún así, no es suficiente.

Derrow dio el toque final, terminando del todo con la vida de ese viejo. El otro seguía ahí, tirado en el suelo, inconsciente por el golpe que se había dado.
Entraron al Templo Jedi abandonado. Dentro, poco había que aprovechar. Sólo algunos libros antiguos... y nada más.

-Maldita sea. Aquí no hay nada que nos de una pista sobre el paradero de esa rata.

-Quizá en Ziost, y con un poco más de tiempo, logremos encontrar alguna pista.

-Eso espero.

Pero no sería necesario volver a Ziost. Encontrarían una pista mucho antes.

Derrow ya se estaba dando la vuelta para irse, con Zhokar detrás de él. Bajaron las grandes escaleras del templo. Mientras descendía, iba rozando con la palma de su mano derecha la cuidada valla protectora de la escalera. Al llegar abajo, una voz anciana y enferma sonó detrás de ellos. Una voz que, no en vano, sonaba parecida a la de un hombre de poca honra.

-Eh... Sith.

Derrow se giró lentamente, observando al tipo.

-Sé que buscáis a ese Jedi... Kaihn. Yo puedo deciros dónde está.

-Adelante, dinos entonces.

-Oh, pero no será así de fácil. Me gustaría que a cambio me dieseis una considerable de dactarios. Una cantidad fija sin posibilidad de variación.

Derrow extendió la mano hacia el hombre para empezar a torturarle con su ahogamiento, pero éste se protegió con sus manos.

-Lo siento, pero yo no atiendo a torturas. Hace tiempo que la vida me abandonó...-Derrow baja su mano lentamente- Ahora mismo, soy la mejor opción. Si me matáis, hacedlo y continuad en vuestra búsqueda. Quizá lo encontréis dentro de muchos años... es bueno escondiéndose. Aunque por aquel entonces él ya se habrá reído lo suficiente de tu padre...

El viejo se acarició un poco la barba y cerró sus ojos, impidiendo ver el amargo color amarillo claro de éstos.

-¿Cuántos dactarios pides por su localización?

-Nada más, y nada menos, que 5.000.

-Zhokar, ¿tenemos 5.000 dactarios en la nave?

-No lo sé, mi Lord. Tendría que ir a comprobarlo.

-Bien, entonces vamos, despegaremos ya mismo. Y tú, vendrás con nosotros a donde quiera que nos vayas a llevar. Cuando le haya visto con mis propios ojos te dejaré ir.

El anciano les acompañó. Portaba un bastón de madera, muy bien tallado. Pero no parecía muy Jedi. El bastón tenía enroscada una serpiente, cuyo cuerpo finalizaba en una cabeza con la boca abierta, amenazante, en la parte del mango. El hombre caminaba como si cada hueso le pesase más que lo que pesa su propio cuerpo. Sus túnicas oscuras tapaban un cuerpo escuálido, de piel pálida, casi blanca. Sus manos bastante huesudas denotaban unos dedos largos y un tanto sucios. No se le podía ver bien la cara. Sólo los ojos, que brillaban, pero portaba varias ropas que le cubrían.
Los tres llegaron a la nave, donde a base de reunir dactarios consiguieron los 5.000 que el hombre pidió. Una vez se aseguró de que estaban todos, las dos naves iniciaron la marcha hacia Kashyyyk, planeta al que no tardaron mucho tiempo en llegar.

-¿Por qué ese Jedi ha venido hasta aquí? Kashyyyk. Un tanto extraño teniendo en cuenta que es fácil perderse... y morir.

-Sabe moverse. No es estúpido.-aclaró Zhokar al salir de su nave, junto con el viejo esposado-

-Sí que sabes de ese Jedi.

Zhokar miró raro a su Lord. A saber qué se habría pensado... pero con lo loco que estaba no le extrañaría que ahora sospechase que él estaba de parte de Kaihn. Aunque no. No lo sospechaba. De ser así, posiblemente ya lo habría matado.
Comenzaron a caminar por la espesa jungla, en dirección a un lago al pie de una alta montaña.

-¿Y dices que después de este bosque encontraremos la residencia del Jedi?-preguntó Derrow- Esto está desolado.

-Precisamente por eso vinieron aquí. ¿Quién iba a molestar a un grupo de Jedi que buscan alejarse del combate en este lugar? Además, antes de que lleguemos ya sabrán que estamos aquí.

Derrow agarró su sable, sin llegar a prenderlo.

-Oh, guarda eso todavía. Aún queda mucho camino entre la oscuridad de este bosque... además, a ti se te ve un muchacho sano. Ellos, a pesar de que han sido antiguos Jedi ya estarán más desentrenados y mayores.

Pasaron cerca de 3 horas caminando por el bosque, finalmente llegaron a una zona donde los árboles se abrían. El suelo, dejando de estar casi imposible de ver por la densa oscuridad, pasaba a tomar un color verde, como si fuese hierba. Un bonito lago relucía al sol y al pie de una majestuosa montaña, que llevará firme a saber cuántos años.
Derrow entrecerró sus ojos. Allí estaban.
Un hombre con barba y una mujer rubia y de piel no muy morena caminaban paseando por el lago, con una casa bien grande detrás. No muy lejos, algunos muchachos y muchachas jugaban y correteaban por allí, supervisados por otro hombre y mujer. Derrow sólo sabía que los que paseaban por el lago eran Kaihn y Aura.
Pero ya que estaba allí... se iba a llevar cadáveres de más.
Encendió su sable y salió de entre los árboles.

Kaihn se paró de repente, agarrando con fuerza la mano de su esposa.

-¿Qué sucede?-preguntó asustada-

Pero no respondió. Se limitó a girarse, y observó como un hombre que no parecía muy mayor se acercaba con un sable láser rojo en la mano, encendido.
Derrow sonrió.

No hago el capt. más largo porque estoy malito y no tengo ganas.

" Parte II " subida.

Se ve interesante.. aun que eso de la mujer.. agh, ya te daré yo tu merecido. Sigue

Kaldt escribió:Me pasaba para decirle a Aleema que la amo.

También para decirte que es muy buen roleo.

SALU2

Qué falso ud GM, seguro que no se ha leído el roleo pero pone eso para no desvirtuar................................................. *ira*

Parte III subida.

CÓMO TE HAS PODIDO LEER LA PARTE 3 EN UN MINUTO................................................................................................

Qué GM tan eficiente tenemos que lee a velocidad del rayo, jejejeje.

*Orgulloso de él*

Chris, asqueroso vasallo feudal, por que siempre dejas tus roleos como si fuese una telenovela. Buen trabajo...............................pero termínalos, que la intriga es cruel.

Me gusta mucho todo el Drama que le metes, y la forma en que escribes. Definitivamente, un buen roleo.

Nuevo capt subido.