[Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
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Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Ya tienes dicho binocular, nada que legalizar.
Ulic Giett- Mensajes : 923
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 30
Localización : Bogota D.C
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Capítulo Ocho - Maestro...
Continuos y molestos pitidos, hizieron estragos en mí.
Me levanté lentamente, me incorporé, y me senté en la cama donde había descansado la noche anterior.
Ese incesante pitido aún continuaba, pero lo estaba ignorando.
Llevé mis manos a la cabeza, cuando aún estaba somñoliento.
Miré a mis lados, para reubicarme.
- ¡Dios, pero qué es ese ruido! - Dije, tras darme cuenta de que no cesaba el pitido.
Miré en el lugar donde se encontraban mis túnicas.
Comenzé a levantarlas y a palpar las cosas.
De pronto, el ruido se hizo más fuerte, debido a que fue destapado.
Agarré el comunicador, y observé que era la fuente de aquel malestar.
Permití la conexión, y escuché atentamente.
- Guardián, Guardián, ¿se encuentra?
- ¿Si? ¿Quién es?
- Soy Gevura, Tairon.
- Oh. Saludos, Darth Gevura.
- Tairon, ¿dónde estás?
- En un hostal... me acabo de levantar, me hospedé aquí.
- ¡Sal de ahí, ya!
- ¡¿Qué ocurre?!
- Han averiguado tu paradero, según me informan, la Orden Jedi está rodeando el edificio.
Me levanté de la cama, y me dirigí a la única ventana de la habitación.
Con cuidado, aparté levemente la cortina, y miré fuera.
Así era, había decenas de Soldados clon rodeando el edificio.
- Sí Darth Gevura, estoy rodeado... pero podré escapar, y esconderme hasta mañana.
- Tairon, tengo otra noticia para tí.
- ¿Si?
- Nedeth saldrá hoy, al atardecer...
- ¡¿Cómo?! ¡Usted me dijo que se iba mañana!
- Sí, pero según sé, ellos creían que te capturarían a la noche, pero no te encontraron hasta hace poco. Por temor a que escaparas de las fuerzas clon, la Orden Jedi adelantó el traslado de Nedeth a esta tarde, ¡Ve y mátalo, rápido!
- Pero mi Darth...
- ¡No me puedes fallar, has llegado muy lejos...!
Se comenzaron a escuchar pasos por el pasillo.
Las puertas contiguas a mi habitación caían de un golpe, una por una.
- ¡Estás muy lejo para fallar, acaba con Nedeth, mátale, y nosotros haremos el resto!
Nervioso, lanzé el trasmisor hacia una pared, y, mediante la Fuerza, atraje mis túnicas y me las puse.
Agarré dos Sables Láser de mi cinturón, y los prendí.
- Vamos allá...
Esperé unos segundos, frente a la puerta.
Los escándalos de los clones se oían cada vez más cerca hasta que, de pronto, muy cerca se escucharon unas voces.
- Por eliminación es aquí... debe estar aquí... - Se escuchó, tras la puerta. - ¡Derribad la puerta!
De pronto, la puerta fue lanzada hacia dentro, y los Soldados apuntaron hacia el interior, sin abrir fuego, debido a que no vieron nada.
Les observé atentamente.
Estaban confusos, hasta que uno de ellos se dio cuenta.
- ¡Arriba, en el techo!.
Acto seguido me solté, y caí al suelo.
Me lanzé directamente contra ellos, y comenzó la matanza.
Ensarté a un Soldado con mi Sable Láser, mientras que con el otro desvié un disparo.
Salté por encima del Soldado fallecido, y caí en el umbral de la puerta.
Rodé hacia la derecha, y le corté la cabeza a otro Soldado.
Comenzé a desviar disparos, provenientes de los Soldados restantes.
- ¡Acabad con él, matadlo! - Se oía.
Cada vez venían más refuerzos, y me costaba más.
- Tengo que salir de aquí... - Susurré.
- ¡¿Pero que ocurre, diez Soldados no pueden con un Sith?! - Se escuchó detrás de las tropas.
- Señor, el pasillo anula nuestro número, y nadie se atreve a entablarle cara. - Respondió, otro.
- ¡Alto el fuego! - Resonó en todo el pasillo.
De inmediato, el fuego se detuvo.
Ondeé mis Sables Láser, y los llevé hacia atrás.
Las tropas comenzaron a dejar un hueco, y, en ese mismo hueco, apareció un sujeto extraño entre tanto Soldado... era evidentemente un Jedi.
- Así que tu eres el Guardián Sith que tanto alvoroto ha causado últimamente, eh... - Dijo.
- Y tu supongo que serás el mamón que me detendrá, ¿no? - Le dije, fríamente.
- Seguramente...
Rápidamente, tomó un Sable Láser, y se lanzó contra mí.
Bloqueé su ataque, y salté hacia atrás.
Observé como comenzó a correr hacia mí, elevando su Sable Láser.
Me lanzé hacia él, de igual forma, y entrechocamos nuestros Sables Láser.
Sin esperar un segundo más, elevé mi rodilla derecha, y le golpeé en el estómago, me aparté, y me giré, de manera que acabé detrás suya.
Elevé mi Sable Láser, y, con toda mi ira, se lo clavé en la espalda.
Un grito de dolor emanó de él, y rápidamente volví a saltar por encima suya.
Apagué uno de mis Sables, y lo colgué en mi cinturón.
Le agarré del cuello, y, aunque ya estaba muerto, comenzé a estrangularle, sin apartar la mirada de los Soldados, los cuales miraban incrédulos aquella nimia batalla.
- ¡Fuego! - Se escuchó, tras los Soldados.
De inmediato, lanzé el cadáver del Jedi hacia los Soldados, y lanzé mi Sable Láser a la débil estructura del techo del pasillo.
Elevé mis brazos, y a la vez que atraje de nuevo mi arma láser, provoqué la derrumbación del techo, bloqueando el pasillo.
Apagué el Sable Láser restante, y lo guarde entre mis túnicas.
Comenzé a caminar, tranquilamente, en dirección contraria al derrumbe.
Acerqué mi mano izquierda a mi cara, y observé lo que le había robado al Jedi.
Era pequeño panel de información.
Lo prendí, y se proyectó la estructura interna de un edificio.
- ¿Qué es esto? - Susurré.
Comenzé a analizarlo con la mirada hasta que, miré la parte superior, y leí algo que me aclaró todo.
Ponía: ''Edificio de administración, Zona B''.
- ¡Aquí! Aquí se encuentra ese bastardo traidor.
Comenzé a correr por el trecho del pasillo que quedaba, hasta que me encontré con otra ventana, al final de éste.
Sin mirar através de ella, percibí que allí no había peligro... las tropas Clon todavía no habían entrado en la parte trasera del edificio.
Atravesé la ventana, cubriéndome la cara, y caí al suelo.
Miré a mis lados, para asegurarme de que no había nadie, y así era.
Salté una valla que había justo enfrente, y caí entre matorrales.
Comenzé a caminar, agachado, mientras me ocultaba entre los matojos.
A cada instante se observaban Soldados Clon corriendo por la acera, y llegando al edificio donde me hospedé, pero no había rastro de Jedis.
- Maldita sea... seguramente todos los Jedis están guardando al traidor... - Dije, con una expresión de asco en la cara.
Mientras permanecía escondido, observé a un Soldado con un uniforme diferente, pero lo que más me interesaba esque iba solo.
Observé que nadie miraba en ese momento, y entonces, en cuestión de segundos, me abalanzé contra el Clon, y, mediante mi brazo derecho, le rodeé el cuello, y con un ágil movimiento, se lo partí, dejándole sin vida en ese momento.
Agarrando aún el cuerpo inerte del Soldado, lo arrastré a los matojos.
- Bien, esta es mi única oportunidad de salir de aquí.
Rápidamente, me quité mis túnicas, permaneciendo con mis ropajes y armadura, y le quité el uniforme al Soldado.
Dificultosamente, debido a que nunca había usado algo de tal distinción, me coloqué el uniforme, y por último, me coloqué y ajusté el casco.
Me aseguré de nuevo que no venía nadie, y salí de los matorrales.
Agarré el fusil del Clon, y comenzé a caminar tranquilamente, de nuevo hacia el edificio.
Tras unos minutos, alcanzé de nuevo el lugar donde me hospedé, giré una esquina, y miré en la entrada principal.
Estaba totalmente rodeada por tropas.
- Bien... ni un Jedi a la vista, así no podrán detectarme... - Susurré.
Caminé hacia unos deslizadores estacionados, los cuales estaban custodiados por Soldados Clon.
En cuanto me acerqué, los Soldados se apartaron, se pusieron frente a mí, y llevaron su mano a la frente.
- Saludos, Teniente.
- Sa... Saludos... - Dije, confuso.
Miré de reojo mi uniforme, y tenía unas extrañas líneas azules por los hombros.
- ¿Cómo va, Teniente, atraparon al Sith? - Se dirigió a mí, uno de los Soldados.
- Esto... no lo sé, no me encargo de eso... pero necesito volver al edificio de administraión donde está el trai... el Jedi ese que tanto protegen.
- Pero señor, el Cónsul Khan dijo que las tropas permanecieran aquí...
- ¡Pero es una urgencia, tengo que ir allí, dejenme el acceso al deslizador!
- ¡Sí, señor! ¿Informamos de su regreso al Cónsul?
- ¡No! Ya le informaré yo.
Los Soldados se apartaron, y me dejaron acceso a uno de los deslizadores.
Me monté en él rápidamente, prendí los motores, y decidí ir directamente contra el traidor, apesar de la guardia personal que tendría.
- ¡Soldado! - Le grité al de antes - ¿Por dónde quedaba el edificio administrativo? No lo recuerdo.
- Por allí señor - Me señaló al frente -, todo recto, luego giré a la derecha, y luego a la izquierda. Siga recto hasta encontrar los Centinelas guardando el edificio.
- De acuerdo.
Aumenté la velocidad, y seguí las indicaciones del Clon.
Agité mi cabeza, y, debido al sopor al cual no estaba acostumbrado, me quité el casco, dejando ver mi rostro.
- Dios, no aguanto más esta mierda...!
Detuve el deslizador, y, sin salir de él, me retiré el uniforme clon, y lo tiré al suelo.
Me volví a sentar, y aumenté la velocidad de nuevo.
Tras aproxidamente, unos diez o veinte minutos, debido a la lejanía del recorrido, aunque parecía muchísimo más corto debido a la escasa explicación del Soldado, llegué frente a un edificio, más o menos mediano, el cual estaba custodiado por dos Centinelas.
Detuve el deslizar, y salté fuera.
Comenzé a caminar, con paso firme, mientras mostraba mis Sables Láser y mi rostro, hacia la puerta, y hacia los Centinelas.
- Lo sentimos señor, no se puede entrar... - Dijo uno de los Centinelas, mirándome atentamente.
- Creo... que se equivoca... - Le dije, fríamente.
- ¡Cuidado! - Gritó.
Ambos Centinelas saltaron a sus respectivos lados, tomaron sus Sables Láser, y lo prendieron.
Sin esperar, saltaron hacia mí ferozmente.
Tomé dos Sables Láser, los prendí, y salté hacia atrás, esquivando sus ataques.
Ondeé mis Sables, y esta vez, fui yo el que se abalanzó contra ellos.
Bloquearon mi golpe, y empezamos una dura pelea.
Eran bastante fuertes, resistían duramente mis golpes, hasta que de pronto, salté por detrás de ellos y, mediante la Fuerza, empujé a uno contra el suelo.
Volví a saltar por encima del otro, y entrechoqué mi Sable Láser con el suyo.
Aparté mi Sable Láser, y, mediante la culata del Sable, golpeé en la cabeza a mi rival.
Me giré sobre mí mismo, y lo clavé en el pecho del Jedi.
Un ahogado grito de dolor emanó de él, y, acto seguido, cayó sin vida en el suelo.
Me giré para el otro Jedi.
Apagué ambos Sables, y los colgué en mi cinturón.
Atrajé su Sable Láser, sin que pudiera impedirlo.
Lo agarré, y lo lanzé con mucha fuerza hacia el suelo, rompiéndolo.
Elevé mi brazo derecho, y el cuello de mi enemigo comenzó a estrecharse, y a impedir la respiración del Centinela.
Comenzó a intentar respirar, pero le costaba muchísimo.
Sus ojos empezaron a tornarse blancos, debido a la falta de oxígeno hasta que, de pronto, su cuello cedió y sus ojos se cerraron, a la vez que su aura se desvanecía poco a poco.
Le solté, y su cuerpo, inerte ya, cayó al suelo.
Me giré de nuevo, y me dirigí a la puerta que era guardada por esos dos Centinelas, los cuales ya no estaban para ver como su respectiva misión, fracasaba totalmente.
Me acerqué a la puerta, y coloqué suavemente mi mano derecha sobre ella.
De pronto, ésta salió lanzada hacia el interior.
Salté hacia el interior, preparado para cualquier ataque, pero en cambio... nada... no había nadie...
Aunque realmente, no era así, si había una persona.
No la ví hasta que comenzó a caminar hacia mí.
Tomé un Sable Láser, y lo prendí.
Se denotaba que era un Jedi, debido a sus ropajes marrones.
Tenía el rostro cubierto, y no conseguía vérselo.
- Otro Jedi... más diversión... - Dije, sonriendo fríamente.
- Has cambiado mucho... muchísimo diría yo... desde la última vez que te ví. - Dijo el extraño Jedi.
- ¡¿Qué?! ¡¿Quién eres?!
- Eres tan poderoso... pero no eres capaz de averiguar quién soy...
En ese momento, no sabía por qué, me puse nervioso, y comenzé a mirarle, examinándole a fondo.
- ¡¿Quién eres, maldita sea?!
- La última vez que nos vimos... sí... lo recuerdo... fue aquella noche, aquella fría noche.
Yo acaba de salir de mis aposentos, y me dirigí al salón principal de Myrkr...
- Myrkr... no puede ser... - Susurré.
- ... y te encontré allí, encontré a un joven con túnicas marrones, y con un pelo de un color rojo fuerte... - continuó - viniste a hablar conmigo, muy preocupado... y yo comenzé a preocuparme también.
- No puede ser... no puede ser él... - Volví a susurrar.
- Me hablaste de tu disgusto con la Orden... con Ossus... con todo, menos con Myrkr... pero aún así... me dijistes que te ibas, y así hizistes... no te volví a ver desde entonces...
- Maestro... - Susurré.
- Has crecido mucho... noto una presencia increíblemente grande en tí... un inmenso poder... el Reverso Oscuro te ha cambiado, Silic, te ha cambiado por completo.
Agaché mi cabeza.
- No me llamo Silic... - Susurré.
- Sabes que sí, apesar del nombre que te pusieran...
Elevé mi cabeza, para mirarle, debido a que estaba haciendo un ademán, pero esta vez no con sus piernas, sino con sus manos.
Se comenzó a retirar la capucha lentamente, mostrando su rostro.
Así era, era él.
- Maestro Eek... - Susurré.
Rápidamente, tomó su Sable Láser, y lo prendió.
- Si quieres llegar a tu objetivo... tendrás que pasar por encima de mi cadáver... igual que hizistes con tu amigo...
- No puedo hacerlo... no puedo hacerle daño, Maestro...
- ¡¿Ahora me vienes con esas?! ¡Tu me traicionastes, y ahora vienes con esas!
- ¡Yo no te traicioné... los Jedis me traicionaron a mí, date cuenta!
- Estás cegado Sílic... y no dejaré que vayas a por quien buscas...
Me miró, buscando una inocente mirada en mí, pero cuando no la encontró...
- ...Tendrás que matarme. - Terminó.
Continuará...
-------------------------------------------------------------------------
No obtengo nada en este capítulo.
Continuos y molestos pitidos, hizieron estragos en mí.
Me levanté lentamente, me incorporé, y me senté en la cama donde había descansado la noche anterior.
Ese incesante pitido aún continuaba, pero lo estaba ignorando.
Llevé mis manos a la cabeza, cuando aún estaba somñoliento.
Miré a mis lados, para reubicarme.
- ¡Dios, pero qué es ese ruido! - Dije, tras darme cuenta de que no cesaba el pitido.
Miré en el lugar donde se encontraban mis túnicas.
Comenzé a levantarlas y a palpar las cosas.
De pronto, el ruido se hizo más fuerte, debido a que fue destapado.
Agarré el comunicador, y observé que era la fuente de aquel malestar.
Permití la conexión, y escuché atentamente.
- Guardián, Guardián, ¿se encuentra?
- ¿Si? ¿Quién es?
- Soy Gevura, Tairon.
- Oh. Saludos, Darth Gevura.
- Tairon, ¿dónde estás?
- En un hostal... me acabo de levantar, me hospedé aquí.
- ¡Sal de ahí, ya!
- ¡¿Qué ocurre?!
- Han averiguado tu paradero, según me informan, la Orden Jedi está rodeando el edificio.
Me levanté de la cama, y me dirigí a la única ventana de la habitación.
Con cuidado, aparté levemente la cortina, y miré fuera.
Así era, había decenas de Soldados clon rodeando el edificio.
- Sí Darth Gevura, estoy rodeado... pero podré escapar, y esconderme hasta mañana.
- Tairon, tengo otra noticia para tí.
- ¿Si?
- Nedeth saldrá hoy, al atardecer...
- ¡¿Cómo?! ¡Usted me dijo que se iba mañana!
- Sí, pero según sé, ellos creían que te capturarían a la noche, pero no te encontraron hasta hace poco. Por temor a que escaparas de las fuerzas clon, la Orden Jedi adelantó el traslado de Nedeth a esta tarde, ¡Ve y mátalo, rápido!
- Pero mi Darth...
- ¡No me puedes fallar, has llegado muy lejos...!
Se comenzaron a escuchar pasos por el pasillo.
Las puertas contiguas a mi habitación caían de un golpe, una por una.
- ¡Estás muy lejo para fallar, acaba con Nedeth, mátale, y nosotros haremos el resto!
Nervioso, lanzé el trasmisor hacia una pared, y, mediante la Fuerza, atraje mis túnicas y me las puse.
Agarré dos Sables Láser de mi cinturón, y los prendí.
- Vamos allá...
Esperé unos segundos, frente a la puerta.
Los escándalos de los clones se oían cada vez más cerca hasta que, de pronto, muy cerca se escucharon unas voces.
- Por eliminación es aquí... debe estar aquí... - Se escuchó, tras la puerta. - ¡Derribad la puerta!
De pronto, la puerta fue lanzada hacia dentro, y los Soldados apuntaron hacia el interior, sin abrir fuego, debido a que no vieron nada.
Les observé atentamente.
Estaban confusos, hasta que uno de ellos se dio cuenta.
- ¡Arriba, en el techo!.
Acto seguido me solté, y caí al suelo.
Me lanzé directamente contra ellos, y comenzó la matanza.
Ensarté a un Soldado con mi Sable Láser, mientras que con el otro desvié un disparo.
Salté por encima del Soldado fallecido, y caí en el umbral de la puerta.
Rodé hacia la derecha, y le corté la cabeza a otro Soldado.
Comenzé a desviar disparos, provenientes de los Soldados restantes.
- ¡Acabad con él, matadlo! - Se oía.
Cada vez venían más refuerzos, y me costaba más.
- Tengo que salir de aquí... - Susurré.
- ¡¿Pero que ocurre, diez Soldados no pueden con un Sith?! - Se escuchó detrás de las tropas.
- Señor, el pasillo anula nuestro número, y nadie se atreve a entablarle cara. - Respondió, otro.
- ¡Alto el fuego! - Resonó en todo el pasillo.
De inmediato, el fuego se detuvo.
Ondeé mis Sables Láser, y los llevé hacia atrás.
Las tropas comenzaron a dejar un hueco, y, en ese mismo hueco, apareció un sujeto extraño entre tanto Soldado... era evidentemente un Jedi.
- Así que tu eres el Guardián Sith que tanto alvoroto ha causado últimamente, eh... - Dijo.
- Y tu supongo que serás el mamón que me detendrá, ¿no? - Le dije, fríamente.
- Seguramente...
Rápidamente, tomó un Sable Láser, y se lanzó contra mí.
Bloqueé su ataque, y salté hacia atrás.
Observé como comenzó a correr hacia mí, elevando su Sable Láser.
Me lanzé hacia él, de igual forma, y entrechocamos nuestros Sables Láser.
Sin esperar un segundo más, elevé mi rodilla derecha, y le golpeé en el estómago, me aparté, y me giré, de manera que acabé detrás suya.
Elevé mi Sable Láser, y, con toda mi ira, se lo clavé en la espalda.
Un grito de dolor emanó de él, y rápidamente volví a saltar por encima suya.
Apagué uno de mis Sables, y lo colgué en mi cinturón.
Le agarré del cuello, y, aunque ya estaba muerto, comenzé a estrangularle, sin apartar la mirada de los Soldados, los cuales miraban incrédulos aquella nimia batalla.
- ¡Fuego! - Se escuchó, tras los Soldados.
De inmediato, lanzé el cadáver del Jedi hacia los Soldados, y lanzé mi Sable Láser a la débil estructura del techo del pasillo.
Elevé mis brazos, y a la vez que atraje de nuevo mi arma láser, provoqué la derrumbación del techo, bloqueando el pasillo.
Apagué el Sable Láser restante, y lo guarde entre mis túnicas.
Comenzé a caminar, tranquilamente, en dirección contraria al derrumbe.
Acerqué mi mano izquierda a mi cara, y observé lo que le había robado al Jedi.
Era pequeño panel de información.
Lo prendí, y se proyectó la estructura interna de un edificio.
- ¿Qué es esto? - Susurré.
Comenzé a analizarlo con la mirada hasta que, miré la parte superior, y leí algo que me aclaró todo.
Ponía: ''Edificio de administración, Zona B''.
- ¡Aquí! Aquí se encuentra ese bastardo traidor.
Comenzé a correr por el trecho del pasillo que quedaba, hasta que me encontré con otra ventana, al final de éste.
Sin mirar através de ella, percibí que allí no había peligro... las tropas Clon todavía no habían entrado en la parte trasera del edificio.
Atravesé la ventana, cubriéndome la cara, y caí al suelo.
Miré a mis lados, para asegurarme de que no había nadie, y así era.
Salté una valla que había justo enfrente, y caí entre matorrales.
Comenzé a caminar, agachado, mientras me ocultaba entre los matojos.
A cada instante se observaban Soldados Clon corriendo por la acera, y llegando al edificio donde me hospedé, pero no había rastro de Jedis.
- Maldita sea... seguramente todos los Jedis están guardando al traidor... - Dije, con una expresión de asco en la cara.
Mientras permanecía escondido, observé a un Soldado con un uniforme diferente, pero lo que más me interesaba esque iba solo.
Observé que nadie miraba en ese momento, y entonces, en cuestión de segundos, me abalanzé contra el Clon, y, mediante mi brazo derecho, le rodeé el cuello, y con un ágil movimiento, se lo partí, dejándole sin vida en ese momento.
Agarrando aún el cuerpo inerte del Soldado, lo arrastré a los matojos.
- Bien, esta es mi única oportunidad de salir de aquí.
Rápidamente, me quité mis túnicas, permaneciendo con mis ropajes y armadura, y le quité el uniforme al Soldado.
Dificultosamente, debido a que nunca había usado algo de tal distinción, me coloqué el uniforme, y por último, me coloqué y ajusté el casco.
Me aseguré de nuevo que no venía nadie, y salí de los matorrales.
Agarré el fusil del Clon, y comenzé a caminar tranquilamente, de nuevo hacia el edificio.
Tras unos minutos, alcanzé de nuevo el lugar donde me hospedé, giré una esquina, y miré en la entrada principal.
Estaba totalmente rodeada por tropas.
- Bien... ni un Jedi a la vista, así no podrán detectarme... - Susurré.
Caminé hacia unos deslizadores estacionados, los cuales estaban custodiados por Soldados Clon.
En cuanto me acerqué, los Soldados se apartaron, se pusieron frente a mí, y llevaron su mano a la frente.
- Saludos, Teniente.
- Sa... Saludos... - Dije, confuso.
Miré de reojo mi uniforme, y tenía unas extrañas líneas azules por los hombros.
- ¿Cómo va, Teniente, atraparon al Sith? - Se dirigió a mí, uno de los Soldados.
- Esto... no lo sé, no me encargo de eso... pero necesito volver al edificio de administraión donde está el trai... el Jedi ese que tanto protegen.
- Pero señor, el Cónsul Khan dijo que las tropas permanecieran aquí...
- ¡Pero es una urgencia, tengo que ir allí, dejenme el acceso al deslizador!
- ¡Sí, señor! ¿Informamos de su regreso al Cónsul?
- ¡No! Ya le informaré yo.
Los Soldados se apartaron, y me dejaron acceso a uno de los deslizadores.
Me monté en él rápidamente, prendí los motores, y decidí ir directamente contra el traidor, apesar de la guardia personal que tendría.
- ¡Soldado! - Le grité al de antes - ¿Por dónde quedaba el edificio administrativo? No lo recuerdo.
- Por allí señor - Me señaló al frente -, todo recto, luego giré a la derecha, y luego a la izquierda. Siga recto hasta encontrar los Centinelas guardando el edificio.
- De acuerdo.
Aumenté la velocidad, y seguí las indicaciones del Clon.
Agité mi cabeza, y, debido al sopor al cual no estaba acostumbrado, me quité el casco, dejando ver mi rostro.
- Dios, no aguanto más esta mierda...!
Detuve el deslizador, y, sin salir de él, me retiré el uniforme clon, y lo tiré al suelo.
Me volví a sentar, y aumenté la velocidad de nuevo.
Tras aproxidamente, unos diez o veinte minutos, debido a la lejanía del recorrido, aunque parecía muchísimo más corto debido a la escasa explicación del Soldado, llegué frente a un edificio, más o menos mediano, el cual estaba custodiado por dos Centinelas.
Detuve el deslizar, y salté fuera.
Comenzé a caminar, con paso firme, mientras mostraba mis Sables Láser y mi rostro, hacia la puerta, y hacia los Centinelas.
- Lo sentimos señor, no se puede entrar... - Dijo uno de los Centinelas, mirándome atentamente.
- Creo... que se equivoca... - Le dije, fríamente.
- ¡Cuidado! - Gritó.
Ambos Centinelas saltaron a sus respectivos lados, tomaron sus Sables Láser, y lo prendieron.
Sin esperar, saltaron hacia mí ferozmente.
Tomé dos Sables Láser, los prendí, y salté hacia atrás, esquivando sus ataques.
Ondeé mis Sables, y esta vez, fui yo el que se abalanzó contra ellos.
Bloquearon mi golpe, y empezamos una dura pelea.
Eran bastante fuertes, resistían duramente mis golpes, hasta que de pronto, salté por detrás de ellos y, mediante la Fuerza, empujé a uno contra el suelo.
Volví a saltar por encima del otro, y entrechoqué mi Sable Láser con el suyo.
Aparté mi Sable Láser, y, mediante la culata del Sable, golpeé en la cabeza a mi rival.
Me giré sobre mí mismo, y lo clavé en el pecho del Jedi.
Un ahogado grito de dolor emanó de él, y, acto seguido, cayó sin vida en el suelo.
Me giré para el otro Jedi.
Apagué ambos Sables, y los colgué en mi cinturón.
Atrajé su Sable Láser, sin que pudiera impedirlo.
Lo agarré, y lo lanzé con mucha fuerza hacia el suelo, rompiéndolo.
Elevé mi brazo derecho, y el cuello de mi enemigo comenzó a estrecharse, y a impedir la respiración del Centinela.
Comenzó a intentar respirar, pero le costaba muchísimo.
Sus ojos empezaron a tornarse blancos, debido a la falta de oxígeno hasta que, de pronto, su cuello cedió y sus ojos se cerraron, a la vez que su aura se desvanecía poco a poco.
Le solté, y su cuerpo, inerte ya, cayó al suelo.
Me giré de nuevo, y me dirigí a la puerta que era guardada por esos dos Centinelas, los cuales ya no estaban para ver como su respectiva misión, fracasaba totalmente.
Me acerqué a la puerta, y coloqué suavemente mi mano derecha sobre ella.
De pronto, ésta salió lanzada hacia el interior.
Salté hacia el interior, preparado para cualquier ataque, pero en cambio... nada... no había nadie...
Aunque realmente, no era así, si había una persona.
No la ví hasta que comenzó a caminar hacia mí.
Tomé un Sable Láser, y lo prendí.
Se denotaba que era un Jedi, debido a sus ropajes marrones.
Tenía el rostro cubierto, y no conseguía vérselo.
- Otro Jedi... más diversión... - Dije, sonriendo fríamente.
- Has cambiado mucho... muchísimo diría yo... desde la última vez que te ví. - Dijo el extraño Jedi.
- ¡¿Qué?! ¡¿Quién eres?!
- Eres tan poderoso... pero no eres capaz de averiguar quién soy...
En ese momento, no sabía por qué, me puse nervioso, y comenzé a mirarle, examinándole a fondo.
- ¡¿Quién eres, maldita sea?!
- La última vez que nos vimos... sí... lo recuerdo... fue aquella noche, aquella fría noche.
Yo acaba de salir de mis aposentos, y me dirigí al salón principal de Myrkr...
- Myrkr... no puede ser... - Susurré.
- ... y te encontré allí, encontré a un joven con túnicas marrones, y con un pelo de un color rojo fuerte... - continuó - viniste a hablar conmigo, muy preocupado... y yo comenzé a preocuparme también.
- No puede ser... no puede ser él... - Volví a susurrar.
- Me hablaste de tu disgusto con la Orden... con Ossus... con todo, menos con Myrkr... pero aún así... me dijistes que te ibas, y así hizistes... no te volví a ver desde entonces...
- Maestro... - Susurré.
- Has crecido mucho... noto una presencia increíblemente grande en tí... un inmenso poder... el Reverso Oscuro te ha cambiado, Silic, te ha cambiado por completo.
Agaché mi cabeza.
- No me llamo Silic... - Susurré.
- Sabes que sí, apesar del nombre que te pusieran...
Elevé mi cabeza, para mirarle, debido a que estaba haciendo un ademán, pero esta vez no con sus piernas, sino con sus manos.
Se comenzó a retirar la capucha lentamente, mostrando su rostro.
Así era, era él.
- Maestro Eek... - Susurré.
Rápidamente, tomó su Sable Láser, y lo prendió.
- Si quieres llegar a tu objetivo... tendrás que pasar por encima de mi cadáver... igual que hizistes con tu amigo...
- No puedo hacerlo... no puedo hacerle daño, Maestro...
- ¡¿Ahora me vienes con esas?! ¡Tu me traicionastes, y ahora vienes con esas!
- ¡Yo no te traicioné... los Jedis me traicionaron a mí, date cuenta!
- Estás cegado Sílic... y no dejaré que vayas a por quien buscas...
Me miró, buscando una inocente mirada en mí, pero cuando no la encontró...
- ...Tendrás que matarme. - Terminó.
Continuará...
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No obtengo nada en este capítulo.
Darth Tairon- Mensajes : 2341
Fecha de inscripción : 23/08/2011
Edad : 28
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Relatas como una niña en un parron.. Me imaginas a la autora de Harry Potter.. Bien emocional, aventurera, extravagante y incluso mágico..
en eso esta bién pero sigo pensando qué eres homosexual la forma como relatas tu roleo.
en eso esta bién pero sigo pensando qué eres homosexual la forma como relatas tu roleo.
Invitado- Invitado
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
He mirado por encima y parece interesante.
Invitado- Invitado
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Capítulo Nueve - La Caída del Traidor.
(Penúltimo Capítulo).
El ambiente cada vez era más tenso entre nosotros dos.
Él sabía que mi poder llegaba a límites que no podría sobrepasar, y que
si yo hubiera querido, podría haber acabado con él rápidamente... pero a
su vez, él también conocía de mi afecto hacia quien una vez fue mi
mejor Maestro Jedi, y lo estaba usando contra mí.
- Esmic, apártate, no quiero hacerte daño...
solo vengo a cumplir mi misión, y es cortarle la cabeza al bastardo que
nos traicionó... - Le dije, tomando mi Sable Láser, y girándolo.
- Entonces... por esa misma regla, yo debería matarte a tí, ¿verdad? - Me dijo, arrogantemente.
- Yo no soy un traidor... - Le dije, con tranquilidad -, sabes que fueron los Jedi los que me traicionaron a mí.
- Yo no te traicioné.
- Pero los demás sí.
- ¿Y? Podías apoyarte en mí... yo podía ayudarte...
- Ya es tarde, Maestro... ahora soy un ser oscuro... un Guardián Sith.
- No... eso es lo que tu crees, y lo que ese Darth Sith tuyo te ha echo
creer, pero tu no eres así, Sílic... tu eres una buena persona, no
encajas con los Sith.
- Ahora mi familia está allí, en Yavin... y no les defraudaré...
- Me has defraudado a mí, ¿eso no importa?
- ¡Basta ya! ¡Para de hacer eso! - Le grité, furioso.
- ¿El qué?
- Confundirme... hacerme quedar mal... dejarme como el malo.
- ¡Esque eres el malo!
- ¡No! No es verdad...
Comenzó a caminar lentamente hacia mí, pocos metros, pero se detuvo a una distancia considerable de mi persona.
- Sílic... te daré una oportunidad...
vuelve conmigo... yo te adiestraré, te volveré a enseñar todo, volverás a
ser un Jedi... serás bien recibido.
- Maestro... - Le dije, casi desganado.
- ¿Si? - Dijo, intentando no expresar sus sentimientos, los cuales eran errados.
- Lo siento... - Susurré.
Elevé mi brazo derecho, el cual estaba
libre, y le arrebaté su Sable Láser de las manos, acto seguido, salté
hacia él, deteniéndome justo delante de su rostro.
Lanzé su Sable Láser por el suelo, y elevé de nuevo el brazo derecho, realizando un ademán de golpearle.
Extrañamente, una leve sonrisa se dibujó en su rostro, y después, mi
mano estalló en su cara, y lo lanzó contra la pared, haciendo que
quedara incosciente.
Comenzé a caminar lentamente hacia el ascensor, para subir al último
piso, donde se hallaba mi objetivo... pero aún así, me reconcomía la
consciencia, pensando en esa última sonrisa.
De pronto, noté algo que en años, en muchos años atrás, nunca había notado en mi rostro.
Una lágrima.
Una lágrima recorrió mi cara, hasta llegar al cuello, y de ahí, se precipitó al vacío...
Eso era lo que le produjo satisfacción a mi antiguo Maestro.
Antes de entrar en la cabina del ascensor, miré hacia atrás, y observé a Esmic, tirado en el suelo, e incosciente.
- Que la Fuerza te acompañe... - Susurré.
Entré en la cabina, y ajusté los páramos para que subiera al último piso.
Suspiré profundamente, intentando olvidar aquello que había sucedido.
Cada piso que subía aquel cacharro estaba más nervioso... durante todo
el trayecto... desde que mi caza se precipitó a las llanuras más lejanas
y perdidas de Tatooine, hasta aquella ciudad, había pensado en todo,
menos en como cumpliría mi misión, y como arrebataría la vida a uno que,
no hace mucho tiempo, fue uno de mis grandes amigos, aliado, y
compañero fiel... ¿cómo?...
Después de, aproximadamente, uno o dos minutos, aunque para mí fueron
eternos, la cabina del ascensor se detuvo, y marcó la décima planta...
la última, y asilo temporal de mi objetivo.
Volví a suspirar, y tomé dos Sables Láser.
Prendí ambos, y, de una fuerte patada, derribé las puertas del ascensor.
Como había previsto, dos nimios obstáculos se encontraban esperándome.
Rápidamente, abandoné la cabina, y salté hacia ellos.
Me planté en su espalda, y primero acabé con uno de ellos, rodeando su
cuello con mi brazo, y luego, con un corte limpio y seco, degollándole.
Sin esperar un segundo más, rodé hacia el otro enemigo.
Me planté delante de él, y corté en dos su blaster, luego, su cuello sufrió el mismo trágico destino.
Su cuerpo inerte cayó al suelo, a mis pies...
Ambos eran Soldados Clon.
De una pequeña patada aparté la cabeza descolgada del resto del cuerpo
de mi camino, y me planté frente a la puerta, la cual guardaba el
interior, donde se hallaba mi presa.
La analizé profundamente, buscando una manera insospechada por mi rival de entrar, pero me dí cuenta de que estaba sellada.
- Bien... - Susurré.
Apagué uno de mis Sables Láser, y lo colgué en mi cinturón.
Luego, me eché hacia atrás, dejando espacio, y ondeé mi Sable restante.
De una feroz estocada, introduje la hoja del Sable en la parte central
de la puerta, y me eché hacia delante, haciendo más presión.
Cerré mis ojos, y me concentré fuertemente.
Empezé a utilizar la Fuerza para producir el suficiente calor en la puerta, que ésta cediera ante mí.
Cuando lo ví preciso, abrí mis ojos, y saqué el Sable de allí, me eché
hacia atrás, y de una violenta patada lanzé la puerta abajo.
Entré en la habitación, y allí, postrado, e incrédulo al ver aquello, se encontraba mi objetivo, el antiguo Maestro Sith.
Aún portaba sus ropajes Sith, e intentó ocultar su temor hacia mí con palabras necias.
- Vaya Tairon... increíble que
hayas llegado tan lejos... mandé deshabilitar tu caza, y que así te
perdieras por las dunas... mandé a un antiguo compañero tuyo, y aún así
le matastes, mandé que te buscaran por toda la ciudad, y te
arrestaran... y aún así escapastes... ¿te has dado cuenta de lo que has
hecho?
- ¿De qué estupideces hablas, Nedeth?
- De todo lo que has hecho... has desafiado a la Orden Jedi, y la has
vencido, solo para llegar hasta mí, y así cumplir la misión de Gevura...
- Era mi misión, y moriré antes de fallarla.
- ¿Sabes lo que me da más pena? Que después de que hayas llegado tan lejos como has llegado, fracases...
- ¿Fallar?
- Te mataré Tairon, sabes que siempre fui más fuerte que tu, a pesar de nuestras distintas ramas.
- ¿Tu crees Nedeth? - Le dije, arrogante.
- Probémoslo.
Rápidamente, tomó un Sable Láser, y lo prendió.
Su hoja era de un extraño color hacia él, azul.
- Vaya, veo que los Jedis te han dado juguetito nuevo, ¿eh?
- Claro, importado de la Orden, especialmente para acabar con vidas de Guardianes Sith.
- Estúpido... - Susurré.
De un rápido salto, me planté ante él, y le hize creer que ese era mi primero ataque, mas erró en su defensa.
Volví a saltar atrás suya, y entonces es cuando realizé mi primera estocada.
Consiguió esquivarla sin dificultad, rodando por el suelo.
En un segundo se incorporó, y se lanzó contra mí.
Comenzó a lanzarme cortes por todos lados, increíblemente rápidos, pero no suficientes.
Empezé a bloquar todos su ataques, con una gran facilidad, hasta que de
pronto, gracias a una fuerte patada que le asesté, se detuvo en sus
ataques, y retrocedió.
- ¿Eso es lo único que sabes hacer, asqueroso traidor?
- Solo estoy empezando, mi querido amigo.
De nuevo, se lanzó contra mí, esta vez de un salto, pero errado.
Me eché hacia delante un poco, lo suficiente para colocarme justo debajo de él, antes de que cayera.
Elevé mi brazo izquierdo, cerré el puño, y le golpeé en el estómago, y
sin esperar a que terminara de caer, abrí el puño, y lo posé entero
sobre su pecho.
Acto seguido, mi antiguo compañero salió lanzado contra el techo, y luego cayó brutalmente en el suelo.
Un gemido de dolor proveniente de él se hizo denotar en mis oídos.
- Vaya, vaya... tanta palabrería y luego... mírate, ni me has tocado.
- ¡Maldito seas! - Gritó, a la vez que se levantaba, sin que yo me lo esperara.
Rápidamente elevó su puño, y un fuerte golpé restalló en mi cara.
Me volteé violentamente hacia atrás, y aprovechó eso para golpearme de
nuevo, no sé con que, en la espalda, y así tirarme al suelo.
- ¿Te ha gustado? ¿Qué te ha parecido?
- ¡Tu perdición!
Salté hacia atrás, y me coloqué en su espalda.
Rápidamente, llevé mi brazo a su cuello, y lo sujeté por ahí.
Usando su fuerza, lo tiré al suelo, acabando yo encima de él.
Le liberé de la llave, y le golpeé con el puño en la cara.
De nuevo, me volví a levantar, y, mediante la Fuerza, comenzé a elevarlo.
- Vamos a ver que te parece esto...
Con toda
mi ira, lo lanzé contra la pared brutalmente, pero consiguió amortiguar
levemente el golpe, evitando así quedar incosciente.
Sentado en el suelo, apoyado en la pared, me miró con una gran cara de
odio, mientras se limpiaba la sangre que le brotaba a borbotones de la
nariz y la boca.
- Tu lo has querido... - Dijo, mientras movía la cabeza de una lado a otro, exaltando así sus palabras.
De pronto, elevó su Sable Láser, y comenzó a caminar rápidamente hacia mí, a la vez que vociferaba un gran alarido de rabia.
- Que imbécil eres... - Susurré.
Preveí su ataque, pero aún así, él se me adelantó.
Me lanzé contra él, y debido al espacio que habia entre su espada y el
resto de su cuerpo, intenté acertarle en el pecho con mi Sable, pero él
ya lo visualizó.
Rápidamente saltó por encima de mí, creyendo que así podría acabar
conmigo, por la espalda... lo que él no sabía esque yo era más listo... y
más poderoso.
Rápidamente elevé mi Sable Láser, y con un corte limpio le desgarré el pecho y el estómago.
Tras eso, cayó al suelo, extremadamente dañado por mi golpe.
- Me has subestimado, Nedeth... lo has hecho, y ahora has caído ante mi poder.
- Maldito seas... ¡Maldito seas! - Me gritó, con las fuerzas que le quedaban.
Me incliné hacia él, y le miré a los ojos profundamente.
Negé con mi cabeza, mostrando mi decepción hacia aquel traidor.
- Tienes lo que te mereces... creistes
que podías escapar del Imperio Galáctico, y refugiarte con tus amigos,
los Jedi, pero ahora has comprobado como no ha sido así...
- Me... me... me da igual... tu estás muerto... el planeta está
rodeado... no podrás esca... no podrás esca... esca... - dio un último
suspiro - no podrás escapar... - Y su corazón se detuvo, al igual que
todas sus funciones corporales.
Apagué mi Sable Láser, y lo colgué en el cinturón.
Dirigí mi mano derecha hacia su cuello, y alcanzé un preciado objeto que había en él.
Lo sostuve con la mano, y lo analizé.
- Ya no necesitarás esto...
De un tirón, le arrebaté el medallón, el cual tenía grabado un símbolo Sith, y representaba la Orden Sith y al Imperio.
Me levanté, y miré el cadáver del que un día, fue un gran amigo y compañero.
Comenzé a caminar hacia la puerta cuando, un pitido ya conocido me detuvo.
Me percaté rápidamente de que era un comunicador, pero el mío no podía
ser... estaba destruido en la habitación donde me hospedé.
Miré hacia atrás, y observé el cadáver de mi objetivo.
Aún conservaba el comunicador de Yavin.
Me acerqué a él, y lo tomé.
Acepté la comunicación, y permanecí a la espera.
- ¿Quién se encuentra ahí? ¿Eres tú, asqueroso traidor?
- ¿Mi Darth?
- ¿Tairon?
- Sí, mi Darth.
- ¡Excelente! ¿Le has matado?
Agarré el comunicador, y me levanté de nuevo.
- Tengo su cuerpo, ya inerte, a mis pies, mi Darth... he cumplido la misión.
- ¡Increíble! ¡Bien hecho, Guardián!
- Pero ahora...
- Sí, a eso voy, Tairon... lo siento mucho, pero no podr... - De pronto,
se cortó la comunicación, y volvió a aparecer - ir... por... estaremos
allí...
- ¿Mi Darth? No le oigo, ¿qué ocurre?
Finalmente, la comunicación se cerró.
Las últimas palabras que entendí esque no podría estar allí... era mi
final... había completado mi misión, pero ese era mi final... mi último
día con vida, y ya lo había comprendido... no habría forma humana de
escapar de la Orden Jedi, yo solo...
Me giré, decepcionado, hacia la puerta... pero algo había cambiado.
Sobre un bordillo, junto al quizio de la puerta, se encontraba alguien con el que ya me había cruzado no hace demasiado... y también alguien que fue uno de mis mejores amigos, compañeros y aliados en otros tiempos...
- Khan... - Susurré - Has vuelto...
- Silic... - Dijo, mientras se incorporaba -, veo... veo que has logrado tu objetivo, has matado a tu amigo...
- No era mi amigo.
- ¿Ah, no?
- No.
- Entonces supongo que a mí, me matarás también, ¿no?
- Khan, te dejé libre... te dí una oportunidad y has regresado..., ¿por qué?
- ¿Por qué? Sencillo... cuando me encontraba liderando las tropas Clon en el edificio donde dormistes... me informaron de que nos flanqueastes, y que ya estabas aquí...
como líder de la legión clon destinada aquí, es mi deber venir aquí, y detenerte...
- ¿Crees que puedes?
- Quizás no, siento mucho poder en tí, y si has conseguido lograr llegar hasta aquí, después de tantos obstáculos... seguramente yo no seré nada para tí...
- Piensas bien...
- Pero tranquilo... si yo no te detengo, ahí fuera te esperan cientos de Caballeros Jedi, y miles de tropas Clon... si puedes con ellas, serás libre... - Dijo, irónicamente.
Fruncí el ceño, cabreado por aquellas palabras... ya que era la realidad.
Khan tomó su Sable Láser, lo prendió, y comenzó a caminar hacia mí.
Se paró a poca distancia, y me miró atentamente.
- Si quieres continuar tu camino... antes tendrás que matarme. - Terminó.
- Que así sea, Khan, que así sea.
Rápidamente tomé uno de mis Sables Láser, y lo prendí.
De un potente salto, me planté a la espalda del Cónsul Jedi, e intenté asestarle un golpe, pero lo bloqueó elegantemente.
Rodó hacia atrás, y ondeó su Sable Láser.
Esperaba paciente, sin atacar... solo defendía, y eso me irritaba.
Emití un gran alarido, y me abalanzé de nuevo contra él.
Esta vez le ataqué directamente, y fue entonces cuando comenzamos un duelo de espadas en toda regla.
Todo se fue convirtiendo en un gran duelo, un duelo que nunca antes había tenido.
Transcurrieron como cinco o diez minutos, y aquello no se acababa.
De vez en cuando, alguno de los dos conseguía alguna ventaja... pero luego nos igualábamos, era increíble...
- Increíble Khan... nunca me ví envuelto en algo así... eres muy fuerte, más de lo que pensé - Le dije, casi sin respiración.
- Lo mismo digo Sílic, has mejorado mucho... muchísimo, te has convertido en un ser muy poderoso... el Reverso Tenebroso te ha consumido... pero no del todo... sé que aún hay luz en tí.
- No te iguales a Esmic... ¡no soy un Jedi, ahora soy un ser oscuro por completo, y acabaré contigo!
De pronto, elevé a lo máximo mi Sable Láser, y con toda mi ira y toda mi fuerza, le asesté un gran golpe.
Intentó bloquear mi ataque, pero lo hize con demasiada fiereza, y él ya estaba cansado, así que cedió.
Cayó al suelo, y su Sable se apagó.
Volví a elever mi Sable, y le miré fijamente.
- Vamos... ya me has vencido... remátame...
No sabía por qué, pero no podía hacerlo... había pasado muchas cosas con él, y fue una de las mejores personas que conocí... no podía hacerle aquello.
- No puedo... - Susurré.
- Lo sabía... - Susurró contiguamente, él.
Me eché hacia atrás, aún sujetando mi Sable Láser.
Bajé mi cabeza, avergonzado por aquello.
Observé, por el rabillo del ojo, como Khan se levantaba, y tomaba su Sable.
Mientras, el mío se apagó, y cayó al suelo, debido a mi debilidad.
- No puede ser... ¿qué me pasa? - Volví a susurrar.
- Tu lado luminoso comienza a aflorar en tí... era cuestión de tiempo... - Me dijo.
No supe por qué, pero durante unos segundos, le creí... creí que tenía razón, pero no, no fue así.
Recordé aquellos momentos de sufrimiento que me hizieron pasar los Jedi, aquellas burlas, todo aquello... y luego todo el poder que había conseguido en la Orden Sith... respeto, fuerza, poder...
Exhalé ferozmente, y entonces, elevé mis brazos, y, mediante la Fuerza, lanzé por los aires a Khan.
Salió disparado contra la pared, y se estrelló.
Sus ojos se cerraron, pero no sabía si el golpe había sido mortal... o simplemente estaba incosciente.
Me acerqué a él, y, con los dedos índice y anular, los coloqué sobre su cuello y... sí, aún respiraba, estaba incosciente.
Me levanté, y atrajé mi Sable Láser.
Lo prendí, y lo elevé.
Le miré con rabia... le iba a asestar el golpe de gracia... pero no.
Lo apagué, y lo colgué en mi armadura.
- Debo salir de aquí... cuanto antes... - Susurré.
Intentaba no exteriorizarlo, pero interiormente sabía que estaba perdido, y que ese sería mi final...
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Obtengo:
- Un Medallón Sith.
(Penúltimo Capítulo).
El ambiente cada vez era más tenso entre nosotros dos.
Él sabía que mi poder llegaba a límites que no podría sobrepasar, y que
si yo hubiera querido, podría haber acabado con él rápidamente... pero a
su vez, él también conocía de mi afecto hacia quien una vez fue mi
mejor Maestro Jedi, y lo estaba usando contra mí.
- Esmic, apártate, no quiero hacerte daño...
solo vengo a cumplir mi misión, y es cortarle la cabeza al bastardo que
nos traicionó... - Le dije, tomando mi Sable Láser, y girándolo.
- Entonces... por esa misma regla, yo debería matarte a tí, ¿verdad? - Me dijo, arrogantemente.
- Yo no soy un traidor... - Le dije, con tranquilidad -, sabes que fueron los Jedi los que me traicionaron a mí.
- Yo no te traicioné.
- Pero los demás sí.
- ¿Y? Podías apoyarte en mí... yo podía ayudarte...
- Ya es tarde, Maestro... ahora soy un ser oscuro... un Guardián Sith.
- No... eso es lo que tu crees, y lo que ese Darth Sith tuyo te ha echo
creer, pero tu no eres así, Sílic... tu eres una buena persona, no
encajas con los Sith.
- Ahora mi familia está allí, en Yavin... y no les defraudaré...
- Me has defraudado a mí, ¿eso no importa?
- ¡Basta ya! ¡Para de hacer eso! - Le grité, furioso.
- ¿El qué?
- Confundirme... hacerme quedar mal... dejarme como el malo.
- ¡Esque eres el malo!
- ¡No! No es verdad...
Comenzó a caminar lentamente hacia mí, pocos metros, pero se detuvo a una distancia considerable de mi persona.
- Sílic... te daré una oportunidad...
vuelve conmigo... yo te adiestraré, te volveré a enseñar todo, volverás a
ser un Jedi... serás bien recibido.
- Maestro... - Le dije, casi desganado.
- ¿Si? - Dijo, intentando no expresar sus sentimientos, los cuales eran errados.
- Lo siento... - Susurré.
Elevé mi brazo derecho, el cual estaba
libre, y le arrebaté su Sable Láser de las manos, acto seguido, salté
hacia él, deteniéndome justo delante de su rostro.
Lanzé su Sable Láser por el suelo, y elevé de nuevo el brazo derecho, realizando un ademán de golpearle.
Extrañamente, una leve sonrisa se dibujó en su rostro, y después, mi
mano estalló en su cara, y lo lanzó contra la pared, haciendo que
quedara incosciente.
Comenzé a caminar lentamente hacia el ascensor, para subir al último
piso, donde se hallaba mi objetivo... pero aún así, me reconcomía la
consciencia, pensando en esa última sonrisa.
De pronto, noté algo que en años, en muchos años atrás, nunca había notado en mi rostro.
Una lágrima.
Una lágrima recorrió mi cara, hasta llegar al cuello, y de ahí, se precipitó al vacío...
Eso era lo que le produjo satisfacción a mi antiguo Maestro.
Antes de entrar en la cabina del ascensor, miré hacia atrás, y observé a Esmic, tirado en el suelo, e incosciente.
- Que la Fuerza te acompañe... - Susurré.
Entré en la cabina, y ajusté los páramos para que subiera al último piso.
Suspiré profundamente, intentando olvidar aquello que había sucedido.
Cada piso que subía aquel cacharro estaba más nervioso... durante todo
el trayecto... desde que mi caza se precipitó a las llanuras más lejanas
y perdidas de Tatooine, hasta aquella ciudad, había pensado en todo,
menos en como cumpliría mi misión, y como arrebataría la vida a uno que,
no hace mucho tiempo, fue uno de mis grandes amigos, aliado, y
compañero fiel... ¿cómo?...
Después de, aproximadamente, uno o dos minutos, aunque para mí fueron
eternos, la cabina del ascensor se detuvo, y marcó la décima planta...
la última, y asilo temporal de mi objetivo.
Volví a suspirar, y tomé dos Sables Láser.
Prendí ambos, y, de una fuerte patada, derribé las puertas del ascensor.
Como había previsto, dos nimios obstáculos se encontraban esperándome.
Rápidamente, abandoné la cabina, y salté hacia ellos.
Me planté en su espalda, y primero acabé con uno de ellos, rodeando su
cuello con mi brazo, y luego, con un corte limpio y seco, degollándole.
Sin esperar un segundo más, rodé hacia el otro enemigo.
Me planté delante de él, y corté en dos su blaster, luego, su cuello sufrió el mismo trágico destino.
Su cuerpo inerte cayó al suelo, a mis pies...
Ambos eran Soldados Clon.
De una pequeña patada aparté la cabeza descolgada del resto del cuerpo
de mi camino, y me planté frente a la puerta, la cual guardaba el
interior, donde se hallaba mi presa.
La analizé profundamente, buscando una manera insospechada por mi rival de entrar, pero me dí cuenta de que estaba sellada.
- Bien... - Susurré.
Apagué uno de mis Sables Láser, y lo colgué en mi cinturón.
Luego, me eché hacia atrás, dejando espacio, y ondeé mi Sable restante.
De una feroz estocada, introduje la hoja del Sable en la parte central
de la puerta, y me eché hacia delante, haciendo más presión.
Cerré mis ojos, y me concentré fuertemente.
Empezé a utilizar la Fuerza para producir el suficiente calor en la puerta, que ésta cediera ante mí.
Cuando lo ví preciso, abrí mis ojos, y saqué el Sable de allí, me eché
hacia atrás, y de una violenta patada lanzé la puerta abajo.
Entré en la habitación, y allí, postrado, e incrédulo al ver aquello, se encontraba mi objetivo, el antiguo Maestro Sith.
Aún portaba sus ropajes Sith, e intentó ocultar su temor hacia mí con palabras necias.
- Vaya Tairon... increíble que
hayas llegado tan lejos... mandé deshabilitar tu caza, y que así te
perdieras por las dunas... mandé a un antiguo compañero tuyo, y aún así
le matastes, mandé que te buscaran por toda la ciudad, y te
arrestaran... y aún así escapastes... ¿te has dado cuenta de lo que has
hecho?
- ¿De qué estupideces hablas, Nedeth?
- De todo lo que has hecho... has desafiado a la Orden Jedi, y la has
vencido, solo para llegar hasta mí, y así cumplir la misión de Gevura...
- Era mi misión, y moriré antes de fallarla.
- ¿Sabes lo que me da más pena? Que después de que hayas llegado tan lejos como has llegado, fracases...
- ¿Fallar?
- Te mataré Tairon, sabes que siempre fui más fuerte que tu, a pesar de nuestras distintas ramas.
- ¿Tu crees Nedeth? - Le dije, arrogante.
- Probémoslo.
Rápidamente, tomó un Sable Láser, y lo prendió.
Su hoja era de un extraño color hacia él, azul.
- Vaya, veo que los Jedis te han dado juguetito nuevo, ¿eh?
- Claro, importado de la Orden, especialmente para acabar con vidas de Guardianes Sith.
- Estúpido... - Susurré.
De un rápido salto, me planté ante él, y le hize creer que ese era mi primero ataque, mas erró en su defensa.
Volví a saltar atrás suya, y entonces es cuando realizé mi primera estocada.
Consiguió esquivarla sin dificultad, rodando por el suelo.
En un segundo se incorporó, y se lanzó contra mí.
Comenzó a lanzarme cortes por todos lados, increíblemente rápidos, pero no suficientes.
Empezé a bloquar todos su ataques, con una gran facilidad, hasta que de
pronto, gracias a una fuerte patada que le asesté, se detuvo en sus
ataques, y retrocedió.
- ¿Eso es lo único que sabes hacer, asqueroso traidor?
- Solo estoy empezando, mi querido amigo.
De nuevo, se lanzó contra mí, esta vez de un salto, pero errado.
Me eché hacia delante un poco, lo suficiente para colocarme justo debajo de él, antes de que cayera.
Elevé mi brazo izquierdo, cerré el puño, y le golpeé en el estómago, y
sin esperar a que terminara de caer, abrí el puño, y lo posé entero
sobre su pecho.
Acto seguido, mi antiguo compañero salió lanzado contra el techo, y luego cayó brutalmente en el suelo.
Un gemido de dolor proveniente de él se hizo denotar en mis oídos.
- Vaya, vaya... tanta palabrería y luego... mírate, ni me has tocado.
- ¡Maldito seas! - Gritó, a la vez que se levantaba, sin que yo me lo esperara.
Rápidamente elevó su puño, y un fuerte golpé restalló en mi cara.
Me volteé violentamente hacia atrás, y aprovechó eso para golpearme de
nuevo, no sé con que, en la espalda, y así tirarme al suelo.
- ¿Te ha gustado? ¿Qué te ha parecido?
- ¡Tu perdición!
Salté hacia atrás, y me coloqué en su espalda.
Rápidamente, llevé mi brazo a su cuello, y lo sujeté por ahí.
Usando su fuerza, lo tiré al suelo, acabando yo encima de él.
Le liberé de la llave, y le golpeé con el puño en la cara.
De nuevo, me volví a levantar, y, mediante la Fuerza, comenzé a elevarlo.
- Vamos a ver que te parece esto...
Con toda
mi ira, lo lanzé contra la pared brutalmente, pero consiguió amortiguar
levemente el golpe, evitando así quedar incosciente.
Sentado en el suelo, apoyado en la pared, me miró con una gran cara de
odio, mientras se limpiaba la sangre que le brotaba a borbotones de la
nariz y la boca.
- Tu lo has querido... - Dijo, mientras movía la cabeza de una lado a otro, exaltando así sus palabras.
De pronto, elevó su Sable Láser, y comenzó a caminar rápidamente hacia mí, a la vez que vociferaba un gran alarido de rabia.
- Que imbécil eres... - Susurré.
Preveí su ataque, pero aún así, él se me adelantó.
Me lanzé contra él, y debido al espacio que habia entre su espada y el
resto de su cuerpo, intenté acertarle en el pecho con mi Sable, pero él
ya lo visualizó.
Rápidamente saltó por encima de mí, creyendo que así podría acabar
conmigo, por la espalda... lo que él no sabía esque yo era más listo... y
más poderoso.
Rápidamente elevé mi Sable Láser, y con un corte limpio le desgarré el pecho y el estómago.
Tras eso, cayó al suelo, extremadamente dañado por mi golpe.
- Me has subestimado, Nedeth... lo has hecho, y ahora has caído ante mi poder.
- Maldito seas... ¡Maldito seas! - Me gritó, con las fuerzas que le quedaban.
Me incliné hacia él, y le miré a los ojos profundamente.
Negé con mi cabeza, mostrando mi decepción hacia aquel traidor.
- Tienes lo que te mereces... creistes
que podías escapar del Imperio Galáctico, y refugiarte con tus amigos,
los Jedi, pero ahora has comprobado como no ha sido así...
- Me... me... me da igual... tu estás muerto... el planeta está
rodeado... no podrás esca... no podrás esca... esca... - dio un último
suspiro - no podrás escapar... - Y su corazón se detuvo, al igual que
todas sus funciones corporales.
Apagué mi Sable Láser, y lo colgué en el cinturón.
Dirigí mi mano derecha hacia su cuello, y alcanzé un preciado objeto que había en él.
Lo sostuve con la mano, y lo analizé.
- Ya no necesitarás esto...
De un tirón, le arrebaté el medallón, el cual tenía grabado un símbolo Sith, y representaba la Orden Sith y al Imperio.
Me levanté, y miré el cadáver del que un día, fue un gran amigo y compañero.
Comenzé a caminar hacia la puerta cuando, un pitido ya conocido me detuvo.
Me percaté rápidamente de que era un comunicador, pero el mío no podía
ser... estaba destruido en la habitación donde me hospedé.
Miré hacia atrás, y observé el cadáver de mi objetivo.
Aún conservaba el comunicador de Yavin.
Me acerqué a él, y lo tomé.
Acepté la comunicación, y permanecí a la espera.
- ¿Quién se encuentra ahí? ¿Eres tú, asqueroso traidor?
- ¿Mi Darth?
- ¿Tairon?
- Sí, mi Darth.
- ¡Excelente! ¿Le has matado?
Agarré el comunicador, y me levanté de nuevo.
- Tengo su cuerpo, ya inerte, a mis pies, mi Darth... he cumplido la misión.
- ¡Increíble! ¡Bien hecho, Guardián!
- Pero ahora...
- Sí, a eso voy, Tairon... lo siento mucho, pero no podr... - De pronto,
se cortó la comunicación, y volvió a aparecer - ir... por... estaremos
allí...
- ¿Mi Darth? No le oigo, ¿qué ocurre?
Finalmente, la comunicación se cerró.
Las últimas palabras que entendí esque no podría estar allí... era mi
final... había completado mi misión, pero ese era mi final... mi último
día con vida, y ya lo había comprendido... no habría forma humana de
escapar de la Orden Jedi, yo solo...
Me giré, decepcionado, hacia la puerta... pero algo había cambiado.
Sobre un bordillo, junto al quizio de la puerta, se encontraba alguien con el que ya me había cruzado no hace demasiado... y también alguien que fue uno de mis mejores amigos, compañeros y aliados en otros tiempos...
- Khan... - Susurré - Has vuelto...
- Silic... - Dijo, mientras se incorporaba -, veo... veo que has logrado tu objetivo, has matado a tu amigo...
- No era mi amigo.
- ¿Ah, no?
- No.
- Entonces supongo que a mí, me matarás también, ¿no?
- Khan, te dejé libre... te dí una oportunidad y has regresado..., ¿por qué?
- ¿Por qué? Sencillo... cuando me encontraba liderando las tropas Clon en el edificio donde dormistes... me informaron de que nos flanqueastes, y que ya estabas aquí...
como líder de la legión clon destinada aquí, es mi deber venir aquí, y detenerte...
- ¿Crees que puedes?
- Quizás no, siento mucho poder en tí, y si has conseguido lograr llegar hasta aquí, después de tantos obstáculos... seguramente yo no seré nada para tí...
- Piensas bien...
- Pero tranquilo... si yo no te detengo, ahí fuera te esperan cientos de Caballeros Jedi, y miles de tropas Clon... si puedes con ellas, serás libre... - Dijo, irónicamente.
Fruncí el ceño, cabreado por aquellas palabras... ya que era la realidad.
Khan tomó su Sable Láser, lo prendió, y comenzó a caminar hacia mí.
Se paró a poca distancia, y me miró atentamente.
- Si quieres continuar tu camino... antes tendrás que matarme. - Terminó.
- Que así sea, Khan, que así sea.
Rápidamente tomé uno de mis Sables Láser, y lo prendí.
De un potente salto, me planté a la espalda del Cónsul Jedi, e intenté asestarle un golpe, pero lo bloqueó elegantemente.
Rodó hacia atrás, y ondeó su Sable Láser.
Esperaba paciente, sin atacar... solo defendía, y eso me irritaba.
Emití un gran alarido, y me abalanzé de nuevo contra él.
Esta vez le ataqué directamente, y fue entonces cuando comenzamos un duelo de espadas en toda regla.
Todo se fue convirtiendo en un gran duelo, un duelo que nunca antes había tenido.
Transcurrieron como cinco o diez minutos, y aquello no se acababa.
De vez en cuando, alguno de los dos conseguía alguna ventaja... pero luego nos igualábamos, era increíble...
- Increíble Khan... nunca me ví envuelto en algo así... eres muy fuerte, más de lo que pensé - Le dije, casi sin respiración.
- Lo mismo digo Sílic, has mejorado mucho... muchísimo, te has convertido en un ser muy poderoso... el Reverso Tenebroso te ha consumido... pero no del todo... sé que aún hay luz en tí.
- No te iguales a Esmic... ¡no soy un Jedi, ahora soy un ser oscuro por completo, y acabaré contigo!
De pronto, elevé a lo máximo mi Sable Láser, y con toda mi ira y toda mi fuerza, le asesté un gran golpe.
Intentó bloquear mi ataque, pero lo hize con demasiada fiereza, y él ya estaba cansado, así que cedió.
Cayó al suelo, y su Sable se apagó.
Volví a elever mi Sable, y le miré fijamente.
- Vamos... ya me has vencido... remátame...
No sabía por qué, pero no podía hacerlo... había pasado muchas cosas con él, y fue una de las mejores personas que conocí... no podía hacerle aquello.
- No puedo... - Susurré.
- Lo sabía... - Susurró contiguamente, él.
Me eché hacia atrás, aún sujetando mi Sable Láser.
Bajé mi cabeza, avergonzado por aquello.
Observé, por el rabillo del ojo, como Khan se levantaba, y tomaba su Sable.
Mientras, el mío se apagó, y cayó al suelo, debido a mi debilidad.
- No puede ser... ¿qué me pasa? - Volví a susurrar.
- Tu lado luminoso comienza a aflorar en tí... era cuestión de tiempo... - Me dijo.
No supe por qué, pero durante unos segundos, le creí... creí que tenía razón, pero no, no fue así.
Recordé aquellos momentos de sufrimiento que me hizieron pasar los Jedi, aquellas burlas, todo aquello... y luego todo el poder que había conseguido en la Orden Sith... respeto, fuerza, poder...
Exhalé ferozmente, y entonces, elevé mis brazos, y, mediante la Fuerza, lanzé por los aires a Khan.
Salió disparado contra la pared, y se estrelló.
Sus ojos se cerraron, pero no sabía si el golpe había sido mortal... o simplemente estaba incosciente.
Me acerqué a él, y, con los dedos índice y anular, los coloqué sobre su cuello y... sí, aún respiraba, estaba incosciente.
Me levanté, y atrajé mi Sable Láser.
Lo prendí, y lo elevé.
Le miré con rabia... le iba a asestar el golpe de gracia... pero no.
Lo apagué, y lo colgué en mi armadura.
- Debo salir de aquí... cuanto antes... - Susurré.
Intentaba no exteriorizarlo, pero interiormente sabía que estaba perdido, y que ese sería mi final...
-----------------------------------------------------------
Obtengo:
- Un Medallón Sith.
Última edición por Tairon. el Jue Nov 24, 2011 12:28 am, editado 1 vez
Darth Tairon- Mensajes : 2341
Fecha de inscripción : 23/08/2011
Edad : 28
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
xD, me siguen molando, siguelo xD
Lumen Gres- Mensajes : 545
Fecha de inscripción : 28/09/2011
Localización : La venganza y la Sangre.
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Obtención Valida.
Relan- Mensajes : 1758
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 32
Localización : Pekin, China
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Fantástico como siempre Tairon.
Tengo ganas de saber que ocurre en el capítulo final.
Tengo ganas de saber que ocurre en el capítulo final.
Davisto- Mensajes : 719
Fecha de inscripción : 01/09/2011
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Increíble roleo. Me ha gustado muchísimo, además que es extenso. Buena suerte con el final, Tairon.
Krazhen Skirata- Mensajes : 1164
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 29
Localización : SantiagoCity
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Muy buen roleo Tairon, enhorabuena.
Invitado- Invitado
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Y tu supongo que serás el mamón que me detendrá, ¿no?
JAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJ
Eso me causó risa jajajaja.
Él ROLEO ES ESTUPENDO, SÍGUELO.
JAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJ
Eso me causó risa jajajaja.
Él ROLEO ES ESTUPENDO, SÍGUELO.
:)- Mensajes : 1324
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Capítulo Diez - El Destino...
(Capítulo Final)
Primera Parte
Cada vez, mi respiración se más rápida y agónica.
Todo había acabado, había logrado mi objetivo... ¿pero a qué precio? Supongo que al precio de la muerte.
Caminé lentamente hacia atrás, y luego me giré.
Me dirigí al gran ventanal que había al final de la habitación, para
observar lo que me esperaba fuera, pero no me dio tiempo a mirar por
ella.
Una perturbación en la Fuerza me detuvo.
Miré a mis lados, y luego me volví a girar, mirando a la puerta.
Abrí mis ojos, debido a la gran sorpresa.
El cuerpo, aún con vida de Khan, ya no estaba allí... no estaba contra la pared, donde lo dejé.
- ¿Qué coño está pasando aquí? - Dije, alterado.
Miré hacia la entradilla que había antes de la puerta que daba a la sala donde me encontraba, buscando a alguien.
Notaba que algo se acercaba... alguna presencia que se hacía más poderosa cada vez.
De pronto, suspiré fuertemente, y elevé mis brazos.
Mediante la Fuerza, hize que se cerraran las compuertas de seguridad que había desactivada en la entrada a esa sala.
- Hay alguien... estoy seguro...
Comenzé a caminar lentamente hacia las compuertas, para asegurarme de lo que notaba.
Lentamente, elevé mi brazo derecho, y posé mi mano sobre la puerta, no sé por que lo hize, pero algo me obligaba.
De pronto, respiré pronfundamente, y salté hacia atrás.
La puerta salió lanzada hacia mí, pero conseguí esquivarla con bastante
facilidad.
En
cuestión de segundos, aparecieron tres o cuatro Soldados Clon, los
cuales entraron en la sala, y comenzaron a dispararme a bocajarro.
Comenzé a saltar de un lado a otro, varias veces, para esquivar sus disparos, pero de pronto, el fuego se detuvo.
De un salto, me volví a colocar en el centro de la sala, y tomé uno de mis Sables Láser.
Lo prendí, y lo giré hacia atrás.
Dos de los cuatro Soldados que ocupaban las puertas, se apartaron, dejando paso a otro, pero éste iba vestido de otra forma...
Llevaba dos grandes franjas azules, que recorrían toda su armadura.
Estaba claro que no era un Clon, pero si que me buscaba.
- ¿Tu eres ese Sith que tanto buscan?
No le respondí, solo esbozé una leve sonrisa, una arrogante sonrisa, lo que le
irritó.
- Supongo que sí... - Dijo, imitando mi gesto -, yo soy un Cazarrecompensas, contratado por la República para borrarte del mapa.
- Vaya... ¿de tal viles gestos de vale la República? - Dije, entre sonrisas.
- Ese no es mi problema... a mí me pagan por matarte, no por responder preguntas estúpidas.
- Lástima... no llegarán a pagarte.
- Jajajajajaja, asqueroso Sith, no me subestimes.
- Lo mismo digo. - Dije, cambiando totalmente mi carácter.
- Imbécil.
Rápidamente,
el Cazarrecompensas elevó su brazo izquierdo, y de lo que parecía una
muñequera, salieron varios dardos dirigidos contra mí.
Rodé por el suelo ágilmente para esquivarlos, y me volví a poner de pie, sin hacer nada, mirándole simplemente.
- ¡Vamos estúpidos Soldados, ¿para qué estais?! - Les gritó.
Acto seguido, los cuatro Clones elevaron sus fusiles, y abrieron fuego contra mí.
- Que ingenuos... - Dije, negando con la cabeza.
Comenzé a desviar rápidamente sus disparos, reflejándolos contra los emisores.
Dos cayeron al instante, y los otros dos, continuaron disparándome sin ningún resultado.
De
pronto, aquel mercenario tomó una espada de su espalda, y se lanzó
contra mí, haciendo así que los Clones restantes abortaran el fuego.
Bloqueé su ataque, y, fácilmente, desequilibrándole, hize que se cayera al suelo.
Intenté ponerle el pie sobre la cabeza, pero lo evitó.
Rodó hacia un lado, y se levantó rápidamente.
- ¡Vas a morir!
Se abalanzó contra mí con toda su ira, pero era demasiado lento.
Me giré, y le golpeé con la culata de mi Sable Láser en la nuca, haciendo que perdiera de nuevo el equilibrio.
- Vaya, veo que esa armadura que llevas te hace más pesado, eh... - Dije, con una
nueva risa.
Le
miré, dando la espalda a los otros Soldados, y entonces, preveyendo sus
acciones, me giré violentamente, y lanzé mi Sable Láser hacia ellos.
El Sable los atravesó, uno por uno, haciendo que sus cabezas rodaran por el suelo.
Rápidamente recogí mi arma, y me giré, pero mi enemigo ya había ganado ventaja con aquel despiste.
Estaba a poca distancia de mí cuando, de repente, elevó su brazo derecho, y de su
muñequera salió algo que me impactó y cegó por unos momentos.
Caí al suelo para esquivar aquello que no pude lograr identificar, y luego volví a
mirar hacia él.
Era un lanzallamas, y lo dirigió de nuevo hacia mí.
- Vaya, veo que al Sith no le gusta el fuego... - Dijo, riéndose.
De nuevo, una pequeña llama iluminó el principio de su antebrazo, mostrando como se
preparaba el ataque, y no tuve más remedio que hacer lo que hize.
- ¡Asqueroso mamón!
Tras decir eso, furioso, salté hacia atrás, y, mediante mi Sable Láser, agujereé el gran cristal.
El lanzallamas se activó, y casi me cogió.
Logró quemar las puntas de mis largos ropajes, a excepción de la armadura.
Rápidamente, el fuego se extendió por todos los ropajes.
Comenzé a caer, en llamas, hacia el suelo, sin saber lo que me esperaba abajo.
Empezé
a girar sobre mí mismo en el aire, mientras caía, intentando así
deshacerme de mis ropajes, para quedar con la armadura solamente.
Me
posé con precisión en el suelo, y tiré los ropajes por el suelo,
quedando prácticamente a salvo... o eso pensé, hasta que ví mi
alrededor.
- ¡Rodeadlo!
- ¡Rodeadlo, que no escape!
Se comenzaron a oir voces a mi alrededor, y eso fue lo que me llamó la atención.
En cuestión de segundos, decenas de Caballeros Jedi me rodearon por completo, y prendieron sus Sables Láser.
- ¡Mierda, mierda! - Susurré.
Cada vez venían más, y se agrupaban, de manera que yo no pudiera
escapar.
Sus murmullos resonaban por todos lados, y yo, cada vez, me encontraba más y más confunso.
La cabeza me daba vueltas, no sabía lo que hacer... lo único que tenía en claro esque hasta ahí había llegado...
Sabía que, morir, tendría que morir allí, pero era mejor morir luchando,
que allí, esperando a que me decapitaran sin poder defenderme.
Gire mis Sables Láser, y miré a todos, desafiante.
- ¡Vamos, venid a por mí! ¡Que alguien se atreva a enfrentarse a mí!
El silencio inundó el lugar.
Todos guardaron silencio, y me miraron exaltados.
- ¡Vamos! ¡Si tan valientes sois, ¿por qué no
dais la cara, uno por uno, en vez de en grupo?! ¡¿A qué esperais?! -
Grité, a viva voz, a todos mis lados.
Nadie se atrevía, hasta que de pronto...
Un grito se escuchó por mi espalda, y me giré de inmediato.
Un Jedi, cubierto por armaduras solamente, se dirigía hacia mí, corriendo, y blandiendo su Sable Láser, de un lado a otro.
De pronto, saltó hacia mí, pero era demasiado débil.
Me
eché hacia atrás para esquivar su ataque, y, con una rápida estocada,
cuando cayó al suelo, introduje mi sable en su pecho, produciéndole la
muerte instantánea.
Me giré hacia los demás, y elevé mi voz.
- ¡¿Alguno más?! ¡Vamos, valientes Caballeros Jedi!
Todo estaba en silencio.
Todos me miraban atentamente, analizándome, y mirando mis gestos.
No
parecía que aquel momento se fuera a acabar nunca, hasta que, de
repente, se empezaron a escuchar murmullos por una parte de aquel
círculo de Jedis.
Los observé atentamente, y entonces, se denotó como el grupo se comenzaba a abrir, dejando paso a alguien.
- ¡Malditos cobardes! - Se escuchó, tras aquel grupo de Jedis.
De pronto, una persona, cubierta por completo con túnicas marrones, hizo acto de presencia.
Elevó su mirada, y miró el grupo... pero a mí no, cosa que me extrañaba.
- ¿Montais todo esto por un simple Sith? Vaya Guardianes de la paz estais hechos... - Dijo, de nuevo, en alto.
Lentamente, elevó su mirada hacia mí.
Yo solo pude verle los ojos, aunque por supuesto, el me vio el rostro por completo... pero algo extraño pasó.
Observé como de pronto, comenzó a abrir los ojos, sorprendido por algo.
- No puede ser... - Susurró.
Me extrañé, y le miré a fondo.
- S... ¿Sílic? - Dijo, elevando su voz, de nuevo.
- ¿Qué? - Dije, confunso.
- Dios... no puede ser...
- ¿Quién eres? - Le dije, extrañado.
- Nos volvemos a encontrar Sílic... ha pasado mucho tiempo... muchísimo...
- ¿De... de qué hablas, quién eres?
Elevó sus brazos, y, con un lento ademán, retiró sus capuchas de la cabeza, dejando al descubierto su rostro.
Le miré la cara, y entonces caí en quién era...
- ¡Dios!, ¡¿Qué haces tú aquí?! - Le dije, exaltado.
- ¡Soy General de las tropas Jedi, y me han enviado para acabar con tu vida... pero no esperaba que fueras tu...!
- ¡Pues aquí me tienes...!
- Mi antiguo Aprendiz... veo que has crecido mucho...
-
Vandir... - Susurré. - ¡Y tu - Dije, elevando la voz -, mi primer
Maestro... sí, nos volvemos a reecontrar, pero esta vez como enemigos!
- Jajajaja, eso parece... pero tu no eres enemigo para mí Sílic... he mejorado mucho.
- ¡Qué incrédulo eres! ¿Te crees que yo no?
- Ah sí, perdona, olvidé que ahora eres un poderoso Guardián del Sith... una persona increíblemente fuerte...
- Más de lo que tu nunca soñarías.
- ¡Comprobémoslo! - Dijo, tomando su Sable Láser. - ¡Que empieze la batalla! - Terminó.
Comenzó a correr hacia mí, ondeando su Sable, y con una expresión de ira en la cara.
De pronto, saltó hacia mí, intentando atacarme.
Rodé hacia la izquierda, y me lenvaté rápidamente.
Elevé mi brazo derecho, y, mediante la Fuerza, le empujé.
Comenzó a rodar por el suelo, pero se levantó rápidamente.
- Ahora te vas a enterar... - Susurró.
De nuevo, se lanzó contra mí, y comenzó a realizarme multitud de cortes.
Empezé a bloquearlos y evadirlos fácilmente, hasta que decidí contraatacar.
Entrechoqué mi Sable Láser con el suyo, y acerqué mi cara a él.
- Ahora te demostraré mi verdadero poder, mi antiguo Maestro. - Le susurré.
Acto seguido, solté el lazo que había entre los dos Sables, me agaché, y con todas mis fuerzas, le golpeé en el estómago.
Luego me volteé hacia atrás, e intenté clavarle mi Sable por la espalda, pero erré en mi intento.
Se movió a tiempo, y me golpeó con el puño en la cara, lo que hizo aumentar mi ira.
Me giré violentamente, y me abalanzé contra él.
Esta vez fui yo el que empezó a atacarle ferozmente con el Sable.
Al
principio, defendía bastante bien mis ataques, pero cuantos más
segundos transcurrían más le costaba, hasta que al final, no pudo más, y
de una elegante estocada, lanzé su Sable por los suelos.
Rápidamente, elevé mi Sable, y lo coloqué pegado a su cuello.
Tragó saliba, y me miró acobardado.
- Que pena... pero irónico a la vez, ¿no crees? - Le dije, riéndome.
- A... ¿a qué te refieres? - Dijo, nervioso.
- El Aprendiz... ha superado al Maestro... aunque eso tampoco era muy difícil... - Dije, riéndome.
Le miré atentamente, y, en cuestión de segundos, mi sonrisa desapareció, dejando paso a mi siguiente acción.
Fruncí el ceño, y elevé mi Sable, para ganar fuerza al realizar mi ataque.
Él cerró los ojos, sabiendo de su final.
- ¡Muere! - Grité, a la vez que hacía descender mi Sable con fiereza... aunque no terminé de hacerlo.
Escuché como comenzaban a cargarse fusiles láser, y una voz que resonó en todo el paraje.
- ¡Alto, o abriremos fuego!
Sin terminar mi ataque, me giré, y observé a mi derecha.
Una
decena de Soldados Clon me estaba apuntando directamente a la cabeza, y
de pronto, una dura patada en el pecho me debilitó, y, mediante la
Fuerza, me arrebataron el Sable.
Todo lo hizo mi antiguo Maestro, el cual ya se había levantando.
- Sílic... debistes matarme cuando pudistes... ¡ahora morirás tu!
Hizo una señal, y, rápidamente, los Soldados Clon volvieron a elevar sus armas, y me apuntaron.
- ¡Abran fue...! - De pronto, mi enemigo fue interrumpido en su orden, pero yo no supe por el que.
Todos
los Jedis elevaron su mirada, dirigiéndola así a lo que hubiera detrás
de mí, en la parte superior, y entonces, lo que ellos habían escuchado
hace unos segundos, llegó por fin a mis oídos.
Unas leves palmadas...
solo unas, pero de pronto, unas segundas las acompañaron, unas terceras
aparecieron al segundo... eran aplausos, así era.
En pocos segundos, resonaba por todo el lugar un fuerte aplauso, lo cual detuvo a los Jedi.
Yo estaba paralizado, y para averiguar que era aquello por fin, me giré lentamente, y elevé mi mirada.
Lo que allí encontré me erizó los pelos de todo el cuerpo.
Una amplia sonrisa se dibujó en mí.
- ¡Bien hecho, Guardián! - Se escuchó, en un gran grito... un grito de Darth Gevura.
De pronto, un gran número de espadas láser comenzaron a prenderse, y la
parte superior de aquel edificio, en donde había acabado con la vida del
traidor, se iluminó por completo de rojo.
Yavin IV estaba allí... había llegado al fin.
(Capítulo Final)
Primera Parte
Cada vez, mi respiración se más rápida y agónica.
Todo había acabado, había logrado mi objetivo... ¿pero a qué precio? Supongo que al precio de la muerte.
Caminé lentamente hacia atrás, y luego me giré.
Me dirigí al gran ventanal que había al final de la habitación, para
observar lo que me esperaba fuera, pero no me dio tiempo a mirar por
ella.
Una perturbación en la Fuerza me detuvo.
Miré a mis lados, y luego me volví a girar, mirando a la puerta.
Abrí mis ojos, debido a la gran sorpresa.
El cuerpo, aún con vida de Khan, ya no estaba allí... no estaba contra la pared, donde lo dejé.
- ¿Qué coño está pasando aquí? - Dije, alterado.
Miré hacia la entradilla que había antes de la puerta que daba a la sala donde me encontraba, buscando a alguien.
Notaba que algo se acercaba... alguna presencia que se hacía más poderosa cada vez.
De pronto, suspiré fuertemente, y elevé mis brazos.
Mediante la Fuerza, hize que se cerraran las compuertas de seguridad que había desactivada en la entrada a esa sala.
- Hay alguien... estoy seguro...
Comenzé a caminar lentamente hacia las compuertas, para asegurarme de lo que notaba.
Lentamente, elevé mi brazo derecho, y posé mi mano sobre la puerta, no sé por que lo hize, pero algo me obligaba.
De pronto, respiré pronfundamente, y salté hacia atrás.
La puerta salió lanzada hacia mí, pero conseguí esquivarla con bastante
facilidad.
En
cuestión de segundos, aparecieron tres o cuatro Soldados Clon, los
cuales entraron en la sala, y comenzaron a dispararme a bocajarro.
Comenzé a saltar de un lado a otro, varias veces, para esquivar sus disparos, pero de pronto, el fuego se detuvo.
De un salto, me volví a colocar en el centro de la sala, y tomé uno de mis Sables Láser.
Lo prendí, y lo giré hacia atrás.
Dos de los cuatro Soldados que ocupaban las puertas, se apartaron, dejando paso a otro, pero éste iba vestido de otra forma...
Llevaba dos grandes franjas azules, que recorrían toda su armadura.
Estaba claro que no era un Clon, pero si que me buscaba.
- ¿Tu eres ese Sith que tanto buscan?
No le respondí, solo esbozé una leve sonrisa, una arrogante sonrisa, lo que le
irritó.
- Supongo que sí... - Dijo, imitando mi gesto -, yo soy un Cazarrecompensas, contratado por la República para borrarte del mapa.
- Vaya... ¿de tal viles gestos de vale la República? - Dije, entre sonrisas.
- Ese no es mi problema... a mí me pagan por matarte, no por responder preguntas estúpidas.
- Lástima... no llegarán a pagarte.
- Jajajajajaja, asqueroso Sith, no me subestimes.
- Lo mismo digo. - Dije, cambiando totalmente mi carácter.
- Imbécil.
Rápidamente,
el Cazarrecompensas elevó su brazo izquierdo, y de lo que parecía una
muñequera, salieron varios dardos dirigidos contra mí.
Rodé por el suelo ágilmente para esquivarlos, y me volví a poner de pie, sin hacer nada, mirándole simplemente.
- ¡Vamos estúpidos Soldados, ¿para qué estais?! - Les gritó.
Acto seguido, los cuatro Clones elevaron sus fusiles, y abrieron fuego contra mí.
- Que ingenuos... - Dije, negando con la cabeza.
Comenzé a desviar rápidamente sus disparos, reflejándolos contra los emisores.
Dos cayeron al instante, y los otros dos, continuaron disparándome sin ningún resultado.
De
pronto, aquel mercenario tomó una espada de su espalda, y se lanzó
contra mí, haciendo así que los Clones restantes abortaran el fuego.
Bloqueé su ataque, y, fácilmente, desequilibrándole, hize que se cayera al suelo.
Intenté ponerle el pie sobre la cabeza, pero lo evitó.
Rodó hacia un lado, y se levantó rápidamente.
- ¡Vas a morir!
Se abalanzó contra mí con toda su ira, pero era demasiado lento.
Me giré, y le golpeé con la culata de mi Sable Láser en la nuca, haciendo que perdiera de nuevo el equilibrio.
- Vaya, veo que esa armadura que llevas te hace más pesado, eh... - Dije, con una
nueva risa.
Le
miré, dando la espalda a los otros Soldados, y entonces, preveyendo sus
acciones, me giré violentamente, y lanzé mi Sable Láser hacia ellos.
El Sable los atravesó, uno por uno, haciendo que sus cabezas rodaran por el suelo.
Rápidamente recogí mi arma, y me giré, pero mi enemigo ya había ganado ventaja con aquel despiste.
Estaba a poca distancia de mí cuando, de repente, elevó su brazo derecho, y de su
muñequera salió algo que me impactó y cegó por unos momentos.
Caí al suelo para esquivar aquello que no pude lograr identificar, y luego volví a
mirar hacia él.
Era un lanzallamas, y lo dirigió de nuevo hacia mí.
- Vaya, veo que al Sith no le gusta el fuego... - Dijo, riéndose.
De nuevo, una pequeña llama iluminó el principio de su antebrazo, mostrando como se
preparaba el ataque, y no tuve más remedio que hacer lo que hize.
- ¡Asqueroso mamón!
Tras decir eso, furioso, salté hacia atrás, y, mediante mi Sable Láser, agujereé el gran cristal.
El lanzallamas se activó, y casi me cogió.
Logró quemar las puntas de mis largos ropajes, a excepción de la armadura.
Rápidamente, el fuego se extendió por todos los ropajes.
Comenzé a caer, en llamas, hacia el suelo, sin saber lo que me esperaba abajo.
Empezé
a girar sobre mí mismo en el aire, mientras caía, intentando así
deshacerme de mis ropajes, para quedar con la armadura solamente.
Me
posé con precisión en el suelo, y tiré los ropajes por el suelo,
quedando prácticamente a salvo... o eso pensé, hasta que ví mi
alrededor.
- ¡Rodeadlo!
- ¡Rodeadlo, que no escape!
Se comenzaron a oir voces a mi alrededor, y eso fue lo que me llamó la atención.
En cuestión de segundos, decenas de Caballeros Jedi me rodearon por completo, y prendieron sus Sables Láser.
- ¡Mierda, mierda! - Susurré.
Cada vez venían más, y se agrupaban, de manera que yo no pudiera
escapar.
Sus murmullos resonaban por todos lados, y yo, cada vez, me encontraba más y más confunso.
La cabeza me daba vueltas, no sabía lo que hacer... lo único que tenía en claro esque hasta ahí había llegado...
Sabía que, morir, tendría que morir allí, pero era mejor morir luchando,
que allí, esperando a que me decapitaran sin poder defenderme.
Gire mis Sables Láser, y miré a todos, desafiante.
- ¡Vamos, venid a por mí! ¡Que alguien se atreva a enfrentarse a mí!
El silencio inundó el lugar.
Todos guardaron silencio, y me miraron exaltados.
- ¡Vamos! ¡Si tan valientes sois, ¿por qué no
dais la cara, uno por uno, en vez de en grupo?! ¡¿A qué esperais?! -
Grité, a viva voz, a todos mis lados.
Nadie se atrevía, hasta que de pronto...
Un grito se escuchó por mi espalda, y me giré de inmediato.
Un Jedi, cubierto por armaduras solamente, se dirigía hacia mí, corriendo, y blandiendo su Sable Láser, de un lado a otro.
De pronto, saltó hacia mí, pero era demasiado débil.
Me
eché hacia atrás para esquivar su ataque, y, con una rápida estocada,
cuando cayó al suelo, introduje mi sable en su pecho, produciéndole la
muerte instantánea.
Me giré hacia los demás, y elevé mi voz.
- ¡¿Alguno más?! ¡Vamos, valientes Caballeros Jedi!
Todo estaba en silencio.
Todos me miraban atentamente, analizándome, y mirando mis gestos.
No
parecía que aquel momento se fuera a acabar nunca, hasta que, de
repente, se empezaron a escuchar murmullos por una parte de aquel
círculo de Jedis.
Los observé atentamente, y entonces, se denotó como el grupo se comenzaba a abrir, dejando paso a alguien.
- ¡Malditos cobardes! - Se escuchó, tras aquel grupo de Jedis.
De pronto, una persona, cubierta por completo con túnicas marrones, hizo acto de presencia.
Elevó su mirada, y miró el grupo... pero a mí no, cosa que me extrañaba.
- ¿Montais todo esto por un simple Sith? Vaya Guardianes de la paz estais hechos... - Dijo, de nuevo, en alto.
Lentamente, elevó su mirada hacia mí.
Yo solo pude verle los ojos, aunque por supuesto, el me vio el rostro por completo... pero algo extraño pasó.
Observé como de pronto, comenzó a abrir los ojos, sorprendido por algo.
- No puede ser... - Susurró.
Me extrañé, y le miré a fondo.
- S... ¿Sílic? - Dijo, elevando su voz, de nuevo.
- ¿Qué? - Dije, confunso.
- Dios... no puede ser...
- ¿Quién eres? - Le dije, extrañado.
- Nos volvemos a encontrar Sílic... ha pasado mucho tiempo... muchísimo...
- ¿De... de qué hablas, quién eres?
Elevó sus brazos, y, con un lento ademán, retiró sus capuchas de la cabeza, dejando al descubierto su rostro.
Le miré la cara, y entonces caí en quién era...
- ¡Dios!, ¡¿Qué haces tú aquí?! - Le dije, exaltado.
- ¡Soy General de las tropas Jedi, y me han enviado para acabar con tu vida... pero no esperaba que fueras tu...!
- ¡Pues aquí me tienes...!
- Mi antiguo Aprendiz... veo que has crecido mucho...
-
Vandir... - Susurré. - ¡Y tu - Dije, elevando la voz -, mi primer
Maestro... sí, nos volvemos a reecontrar, pero esta vez como enemigos!
- Jajajaja, eso parece... pero tu no eres enemigo para mí Sílic... he mejorado mucho.
- ¡Qué incrédulo eres! ¿Te crees que yo no?
- Ah sí, perdona, olvidé que ahora eres un poderoso Guardián del Sith... una persona increíblemente fuerte...
- Más de lo que tu nunca soñarías.
- ¡Comprobémoslo! - Dijo, tomando su Sable Láser. - ¡Que empieze la batalla! - Terminó.
Comenzó a correr hacia mí, ondeando su Sable, y con una expresión de ira en la cara.
De pronto, saltó hacia mí, intentando atacarme.
Rodé hacia la izquierda, y me lenvaté rápidamente.
Elevé mi brazo derecho, y, mediante la Fuerza, le empujé.
Comenzó a rodar por el suelo, pero se levantó rápidamente.
- Ahora te vas a enterar... - Susurró.
De nuevo, se lanzó contra mí, y comenzó a realizarme multitud de cortes.
Empezé a bloquearlos y evadirlos fácilmente, hasta que decidí contraatacar.
Entrechoqué mi Sable Láser con el suyo, y acerqué mi cara a él.
- Ahora te demostraré mi verdadero poder, mi antiguo Maestro. - Le susurré.
Acto seguido, solté el lazo que había entre los dos Sables, me agaché, y con todas mis fuerzas, le golpeé en el estómago.
Luego me volteé hacia atrás, e intenté clavarle mi Sable por la espalda, pero erré en mi intento.
Se movió a tiempo, y me golpeó con el puño en la cara, lo que hizo aumentar mi ira.
Me giré violentamente, y me abalanzé contra él.
Esta vez fui yo el que empezó a atacarle ferozmente con el Sable.
Al
principio, defendía bastante bien mis ataques, pero cuantos más
segundos transcurrían más le costaba, hasta que al final, no pudo más, y
de una elegante estocada, lanzé su Sable por los suelos.
Rápidamente, elevé mi Sable, y lo coloqué pegado a su cuello.
Tragó saliba, y me miró acobardado.
- Que pena... pero irónico a la vez, ¿no crees? - Le dije, riéndome.
- A... ¿a qué te refieres? - Dijo, nervioso.
- El Aprendiz... ha superado al Maestro... aunque eso tampoco era muy difícil... - Dije, riéndome.
Le miré atentamente, y, en cuestión de segundos, mi sonrisa desapareció, dejando paso a mi siguiente acción.
Fruncí el ceño, y elevé mi Sable, para ganar fuerza al realizar mi ataque.
Él cerró los ojos, sabiendo de su final.
- ¡Muere! - Grité, a la vez que hacía descender mi Sable con fiereza... aunque no terminé de hacerlo.
Escuché como comenzaban a cargarse fusiles láser, y una voz que resonó en todo el paraje.
- ¡Alto, o abriremos fuego!
Sin terminar mi ataque, me giré, y observé a mi derecha.
Una
decena de Soldados Clon me estaba apuntando directamente a la cabeza, y
de pronto, una dura patada en el pecho me debilitó, y, mediante la
Fuerza, me arrebataron el Sable.
Todo lo hizo mi antiguo Maestro, el cual ya se había levantando.
- Sílic... debistes matarme cuando pudistes... ¡ahora morirás tu!
Hizo una señal, y, rápidamente, los Soldados Clon volvieron a elevar sus armas, y me apuntaron.
- ¡Abran fue...! - De pronto, mi enemigo fue interrumpido en su orden, pero yo no supe por el que.
Todos
los Jedis elevaron su mirada, dirigiéndola así a lo que hubiera detrás
de mí, en la parte superior, y entonces, lo que ellos habían escuchado
hace unos segundos, llegó por fin a mis oídos.
Unas leves palmadas...
solo unas, pero de pronto, unas segundas las acompañaron, unas terceras
aparecieron al segundo... eran aplausos, así era.
En pocos segundos, resonaba por todo el lugar un fuerte aplauso, lo cual detuvo a los Jedi.
Yo estaba paralizado, y para averiguar que era aquello por fin, me giré lentamente, y elevé mi mirada.
Lo que allí encontré me erizó los pelos de todo el cuerpo.
Una amplia sonrisa se dibujó en mí.
- ¡Bien hecho, Guardián! - Se escuchó, en un gran grito... un grito de Darth Gevura.
De pronto, un gran número de espadas láser comenzaron a prenderse, y la
parte superior de aquel edificio, en donde había acabado con la vida del
traidor, se iluminó por completo de rojo.
Yavin IV estaba allí... había llegado al fin.
Darth Tairon- Mensajes : 2341
Fecha de inscripción : 23/08/2011
Edad : 28
Re: [Roleo Yavin IV + Obtenciones] Encuentros del Pasado. (Revisado)
Fantástico como siempre.
P.D: Los Jedi ganarán
P.D: Los Jedi ganarán
Davisto- Mensajes : 719
Fecha de inscripción : 01/09/2011
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