[Roleo de -Faith] Faith
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[Roleo de -Faith] Faith
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1. Memoir
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2. Ashla
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FAITH
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¿Quién es Eresse Shan? Bueno, eso ya lo sabía. Eresse soy yo. También era una pregunta fácil de responder. Para continuar, tendría que reformular la pregunta. ¿Qué tiene Eresse Shan? Quizás podría ser una pregunta más complicada. ¿Por qué es así Eresse? ¿Quién verdaderamente es Eresse? Sí. Tal vez esas son las preguntas que debería hacerme. Pero para responderlas debo ir hacia atrás. Debo saber realmente quien soy yo.
1. Memoir
Me encontraba en el lounge del templo de Ruusan. Siempre con un ruido silencioso que a pesar de todo, no era molesto y sonaba a hogar. Quizás después de tantos viajes, tantos planetas, finalmente pudiera llamar un planeta hogar. Después del fállido intento de mantener un centro de enseñanza Jedi en Ebran, los Jedi se habían dispersado, dejando los establecimiento de Esseles y de Ebran, debido a la fuerte influencia de la orden Sith. Rápidamente, los Jedi desde el exilio decidieron no quedarse callados y algunos Jedi con la ayuda de un escuadrón galáctico selecto, integrado y liderado por Jothan y Ragot Malcom, decidieron volver a los a los inicios, a un lugar simbólico para la orden, así como lo era Ruusan. Nuestro actual planeta.
Dentro de los Jedi que se unieron para formar la Academia en Ruusan, se encontraban aquellos que resaltarían como miembros del Alto Consejo Jedi, como Selkris Tankard, Mike Shan (Mi hermano menor), Grosth Ank’hu y otros más. Honestamente, no estaba conforme con el liderazgo de la academia, pero con el tiempo, aprenderían a salir y llevarnos adelante.
Una vez devuelta la orden, se me asignó retomar mi trabajo como Guardián Jedi, algo que me sorprendió, luego de haber servido tantos años como Maestro dentro de la Orden Jedi.
Quizás esa fue la primera de las cosas que me causó apartarme del consejo. Decidí limitarme a mis labores como Guardián y tomarme un descanso en la enseñanza. Durante muchos años había demostrado ser un punto fuerte en la orden, alguien innovador y de arduo trabajo dentro de ella, pero si mi trabajo previo y todo mi esfuerzo se devaloraría, prefería dirigir mi atención y servicio a cosas más importantes. Decidí aprovechar el tiempo en el aprendizaje, algo que había sido mi especialidad al haber tomado por primera vez el cargo de Maestro Jedi, habiendo perdido a mis aprendices. Pero, el lado oscuro era algo que ya estaba en el pasado, enterrado. Había estudiado suficiente de él y no necesitaba volver. Había prometido contribuir con el limpiamiento de la Galaxia y el lado luminoso me había proporcionado la ventaja de volver a luchar con los Jedi, siguiendo mi camino como tal.
El aprendizaje, sí, esa sería mi nueva meta. Una lástima que sea algo que este tan devalorado. La guerra ha convertido a la república galáctica en un ejercito magno, que trata de exponer su estandarte en todas partes imponiendo una idea de paz. Pero realmente se habían convertido en unos tiranos, quienes llevaban a la muerte a todos los que hablaban contra ellos. Honestamente, no podía iniciar una campaña en contra de la república entera y sus creencias, y por eso prefería quedarme callado. Pero desde el exilio y el aprendizaje podría hacer algo diferente, algo nuevo para los Jedi. O quizás no algo necesariamente nuevo, pero algo que nos recordara quienes somos, quienes verdaderamente debemos ser. No una máquina de guerra, pero un estudiante, un ser viviente, quien se encarga de traer estabilidad para otros seres viventes.
_________________________________________________________________________________________Dentro de los Jedi que se unieron para formar la Academia en Ruusan, se encontraban aquellos que resaltarían como miembros del Alto Consejo Jedi, como Selkris Tankard, Mike Shan (Mi hermano menor), Grosth Ank’hu y otros más. Honestamente, no estaba conforme con el liderazgo de la academia, pero con el tiempo, aprenderían a salir y llevarnos adelante.
Una vez devuelta la orden, se me asignó retomar mi trabajo como Guardián Jedi, algo que me sorprendió, luego de haber servido tantos años como Maestro dentro de la Orden Jedi.
Quizás esa fue la primera de las cosas que me causó apartarme del consejo. Decidí limitarme a mis labores como Guardián y tomarme un descanso en la enseñanza. Durante muchos años había demostrado ser un punto fuerte en la orden, alguien innovador y de arduo trabajo dentro de ella, pero si mi trabajo previo y todo mi esfuerzo se devaloraría, prefería dirigir mi atención y servicio a cosas más importantes. Decidí aprovechar el tiempo en el aprendizaje, algo que había sido mi especialidad al haber tomado por primera vez el cargo de Maestro Jedi, habiendo perdido a mis aprendices. Pero, el lado oscuro era algo que ya estaba en el pasado, enterrado. Había estudiado suficiente de él y no necesitaba volver. Había prometido contribuir con el limpiamiento de la Galaxia y el lado luminoso me había proporcionado la ventaja de volver a luchar con los Jedi, siguiendo mi camino como tal.
El aprendizaje, sí, esa sería mi nueva meta. Una lástima que sea algo que este tan devalorado. La guerra ha convertido a la república galáctica en un ejercito magno, que trata de exponer su estandarte en todas partes imponiendo una idea de paz. Pero realmente se habían convertido en unos tiranos, quienes llevaban a la muerte a todos los que hablaban contra ellos. Honestamente, no podía iniciar una campaña en contra de la república entera y sus creencias, y por eso prefería quedarme callado. Pero desde el exilio y el aprendizaje podría hacer algo diferente, algo nuevo para los Jedi. O quizás no algo necesariamente nuevo, pero algo que nos recordara quienes somos, quienes verdaderamente debemos ser. No una máquina de guerra, pero un estudiante, un ser viviente, quien se encarga de traer estabilidad para otros seres viventes.
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2. Ashla
Había intentado lo mejor para seguir los pasos de mis Maestros. Había intentado lo mejor para seguir sus ideales, ser tan Jedi como ellos e incluso ser alguien más allá de su memoria. Los Jedi habían cambiado y no estoy seguro si habían cambiado para bien.
Desperté de un profundo estado de meditación, para encontrarme en mi cámara privada dentro del templo. Levanté mi mano derecha, que estaba apoyada sobre mi muslo y la deslicé de izquierda a derecha en el aire, con la palma hacia la ventana, haciendo que esta cambiase de color, dejándome ver el paisaje exterior. Rápidamente, la luz llenó toda la habitación de luz y las luces ambientales cesaron su función. Me levanté del pod de meditación y estiré mis piernas, luego de varios días sin haberme movido. Caminé hasta la puerta de mi ducha, con los primeros pasos un poco lentos y luego normalizando el paso. Removí mis túnicas y ropajes, lanzándolos a un lado y me introduje en la ducha, para darme un buen baño. Al abrir la puerta, extendí ambas manos para atraer mediante la fuerza mis ropajes limpios. Me vestí, con mis característicos tonos, variantes entre el negro y el marrón. Desenvolví mis vendajes rojo oscuro, que simbolizaban mi camino del guardián, y envolví mi cintura con ellos. Guindé mi sable en el cinturón y salí hacia los jardines centrales.
Una vez fuera, alcé mi vista hacia las montañas, buscando la compañía de la única persona que hacía que todo pareciera familiar. La única que lograba hacer que realmente sintiera que estaba en un hogar.
- Señorita Caelum - Dije, mientras me acercaba al lugar en el cual estaba reposada. La observé un segundo y examiné su figura, esbelta, sentada de piernas estiradas, pero con una cruzada sobre la otra. El sol se reflejaba en su cabello rojizo, el cual era un toque característico suyo. Tenía su mirada fija en la distancia, como si estuviera buscando algo. Pero no se veía preocupada, se veía... Tranquila. Su piel clara también se veía afectada por el resplandor del sol sobre ella. Quizás, angelical, algo que no se veía mucho en estos tiempos de guerra, donde contener la paz era difícil y encontrar la calma era casi imposible. Aún así, ella lo podía transmitir.
- Eresse - Se volteó y se enderezó, como preparándose para hablarme. Como si estuviera escondiendo algo, tomó una posición más firme. - Te estuve esperando - Continuó. Luego de haber terminado esa frase, quizo esbozar una sonrisa, pero tenía una mezcla de ciertos sentimientos en su rostro, por lo que decidí no asumir nada de una vez.
- Hola - Le respondí. Me lanzé al suelo, sentándome - ¿Qué es de lo que me estoy perdiendo? - Le dije al ver la expresión de su rostro.
- ¿Recuerdas lo que estuvimos hablando hace unos días? - Clavó sus ojos en los míos luego de haber comenzado la frase - Acerca de como quería volver al campo, volver a vivir esos viejos tiempos, la adrenalina, y realmente luchar contra una verdadera amenaza... - Concluyó, mientras volvía a mirar hacia la infinidad del bosque de Ruusan.
Creo que entendía a dónde ella quería llegar con esto. Quizás, finalmente, después de tanto pedirlo, el consejo habría solicitado el permiso para que la Sombra Caelum volviera a sus labores de campo, en vez de dedicarse a la enseñanza Jedi. El único problema, sería involucrarme a no verla en mucho tiempo. Justo cuando estaba empezando a tener sentido estar en Ruusan, ya había algo que estaba completamente mal. Había perdido el poco sentido que hace poco había encontrado en este lugar. Ya había una mañana con el pie izquierdo.
Una vez fuera, alcé mi vista hacia las montañas, buscando la compañía de la única persona que hacía que todo pareciera familiar. La única que lograba hacer que realmente sintiera que estaba en un hogar.
- Señorita Caelum - Dije, mientras me acercaba al lugar en el cual estaba reposada. La observé un segundo y examiné su figura, esbelta, sentada de piernas estiradas, pero con una cruzada sobre la otra. El sol se reflejaba en su cabello rojizo, el cual era un toque característico suyo. Tenía su mirada fija en la distancia, como si estuviera buscando algo. Pero no se veía preocupada, se veía... Tranquila. Su piel clara también se veía afectada por el resplandor del sol sobre ella. Quizás, angelical, algo que no se veía mucho en estos tiempos de guerra, donde contener la paz era difícil y encontrar la calma era casi imposible. Aún así, ella lo podía transmitir.
- Eresse - Se volteó y se enderezó, como preparándose para hablarme. Como si estuviera escondiendo algo, tomó una posición más firme. - Te estuve esperando - Continuó. Luego de haber terminado esa frase, quizo esbozar una sonrisa, pero tenía una mezcla de ciertos sentimientos en su rostro, por lo que decidí no asumir nada de una vez.
- Hola - Le respondí. Me lanzé al suelo, sentándome - ¿Qué es de lo que me estoy perdiendo? - Le dije al ver la expresión de su rostro.
- ¿Recuerdas lo que estuvimos hablando hace unos días? - Clavó sus ojos en los míos luego de haber comenzado la frase - Acerca de como quería volver al campo, volver a vivir esos viejos tiempos, la adrenalina, y realmente luchar contra una verdadera amenaza... - Concluyó, mientras volvía a mirar hacia la infinidad del bosque de Ruusan.
Creo que entendía a dónde ella quería llegar con esto. Quizás, finalmente, después de tanto pedirlo, el consejo habría solicitado el permiso para que la Sombra Caelum volviera a sus labores de campo, en vez de dedicarse a la enseñanza Jedi. El único problema, sería involucrarme a no verla en mucho tiempo. Justo cuando estaba empezando a tener sentido estar en Ruusan, ya había algo que estaba completamente mal. Había perdido el poco sentido que hace poco había encontrado en este lugar. Ya había una mañana con el pie izquierdo.
Habbo Wars- Mensajes : 223
Fecha de inscripción : 12/05/2015
Re: [Roleo de -Faith] Faith
A veces la valentía e lo que nos prohibe seguir adelante con nuestras vidas. El tener miedo nos puede llevar a hacer dos cosas; o muy inteligentes o muy tontos. Uno no tiene esa decisión.
3. Curse
- ¿Qué, nadie enviará a alguien para ir a buscarla? - Dije mientras cerraba mi puño - Yo me ofrezco, yo puedo ir por ella. No tiene que venir nadie conmigo - Finalicé, mirando a los maestros, mientras golpeaba la mesa con el puño cerrado.
La cara de los maestros era tan sombría como la situación que me había golpeado. Después de tanto tiempo, tanto sacrificio, la misión de Adellie había salido mal. No había trazos de ella y su última comunicación marcaba algo muy peligroso, que estaba por hacer. Había que ir por ella, sentía que era mi deber, pero el consejo no quería hacer nada al respecto. Decían que era muy peligroso y arriesgado, que habría que evaluar a quien enviar y tomaría tiempo hacer esto. Estaba seguro de que ella no tenía tiempo.
Ella iría por mi.
Preparé mis cosas y tomé mi sable, decidido para ir a buscar a... ¿Cómo la puedo llamar, describir? Para ir a buscarla, buscarla a ella. Cuando llegué a mi nave, encendí todos los sistemas y me dispuse a despegar de inmediato. Mientras la nave despegaba observé como las compuertas de la plataforma de despegue se cerraban y me estaban bloqueando la salida. ¿Me estaban negando la salida? Detuve mi nave, dejándome llevar por mis emociones y sentimientos. Abrí la compuerta de la nave y di un gran salto hasta la torre de control. Estando allá arriba, en la plataforma de la torre de control. Abrí la puerta y para dirigirme al encargado y viendo al sargento le hice saber mi desconformidad.
- ¡ÁBRELA, AHORA! - Exclamé, gritando a toda voz.
-Maestro Eresse, se me ordenó no abrirle las compuertas a nadie. El planeta está ahora mismo en un bloqueo y se siente que habrá un ataque sith pronto - Culminó el soldado.
No era su culpa... Estaba haciendo su trabajo, pero independientemente, sentía como me ganaba la impaciencia y me dejé llevar. Gruñí y mientras me alejaba del cuarto, hice achurrar el metal de la compuerta, para hacerles saber mi enojo. Corrí hasta las puertas de la muralla, viendo a todos los jedi agrupándose para defender la muralla del templo. Ya estando frente a todos, vi a los maestros del consejo preocupados por el ataque. No me prestarían atención.
- ¡Eresse, prepárate para el ataque, estamos casi todos en posición! - Exclamó uno de los maestros. Creo que me había dejado llevar lo suficiente como para no prestarle atención.
Cerré mis ojos y entré en un leve trance. Entonces, escuché la voz.
¿Ya estás listo?
Eso decía la voz, pero no podía identificar de quien era, aunque me parecía familiar.
Deja de engañarte. Sólo tu estás perdiendo en esta situación. Vuelve a tomar tu lugar... Reúnete con tus verdaderos hermanos.
Tomé mi sable láser y lo encendí, rápidamente vi estrellar la nave de los sith y sus sables láser encenderse con el color rojo. En la furia de toda la batalla, que estaba desenlazandose, vi a quienes podrían ser peligrosos para la defensa y me encargué de ellos. Me había hartado de la orden jedi, para mi no existía, eran demasiado egoístas y habían olvidado nuestras bases. Prefería hacerme llamar sith, antes que ser parte de una falsedad. Al menos, no podía estar equivocado con esta decisión. Vi al general Inhdark, uno de los tiradores más peligrosos de la orden, y decidí que era uno de los objetivos más importantes. Tomé mi sable y sin que se diera cuenta, tomé mi sable y realizé un corte cerca de su cuello, dejándole desmayado y lo suficientemente lastimado como para que no fuera una amenaza más. Salté posteriormente hacia una de las murallas, viendo al guardián Sanvrat que se encontraba en una de las torres. Centré mi energía en las manos, y realizé una bola mediante la fuerza. Con toda esta energía concentrada, la dejé ir, e impacté al guardián, desconcertándolo. Me moví con velocidad, encendiendo mi sable en el camino y realicé cortes hacia las extremidades, logrando deshabilitarlo.
- Jamás lo esperé de ti, Eresse - Me dijo, mientras se encontraba en el suelo. Yo seguía eliminando a su escuadrón, uno por uno con mi sable láser.
- Yo tampoco. Nos volveremos a ver - Le dije, mientras saltaba hacia el lado de los Sith.
Darth Vanqorium se detuvo al verme, y ver un escuadrón de soldados atrás mío. Voltié mi cabeza, y lancé mi sable láser hacia los soldados, cortando sus cabezas y apagó su sable láser.
- Entonces, Curse volverá... - Dijo como si saludase a alguien que conociera.
Ignoré su comentario, para buscar a la persona que me hablaba y vi al Darth Egoist, ahí sabía que había sido él.
- Hiciste lo necesario - Me dijo, estando cubierto por sus túnicas.
Me arrodillé ante él y le agradecí por haberme abierto los ojos. Y mientras miraba hacia sus pies de mi boca salió la palabra...
Maestro...
___________________________________________________________________3. Curse
- ¿Qué, nadie enviará a alguien para ir a buscarla? - Dije mientras cerraba mi puño - Yo me ofrezco, yo puedo ir por ella. No tiene que venir nadie conmigo - Finalicé, mirando a los maestros, mientras golpeaba la mesa con el puño cerrado.
La cara de los maestros era tan sombría como la situación que me había golpeado. Después de tanto tiempo, tanto sacrificio, la misión de Adellie había salido mal. No había trazos de ella y su última comunicación marcaba algo muy peligroso, que estaba por hacer. Había que ir por ella, sentía que era mi deber, pero el consejo no quería hacer nada al respecto. Decían que era muy peligroso y arriesgado, que habría que evaluar a quien enviar y tomaría tiempo hacer esto. Estaba seguro de que ella no tenía tiempo.
Ella iría por mi.
Preparé mis cosas y tomé mi sable, decidido para ir a buscar a... ¿Cómo la puedo llamar, describir? Para ir a buscarla, buscarla a ella. Cuando llegué a mi nave, encendí todos los sistemas y me dispuse a despegar de inmediato. Mientras la nave despegaba observé como las compuertas de la plataforma de despegue se cerraban y me estaban bloqueando la salida. ¿Me estaban negando la salida? Detuve mi nave, dejándome llevar por mis emociones y sentimientos. Abrí la compuerta de la nave y di un gran salto hasta la torre de control. Estando allá arriba, en la plataforma de la torre de control. Abrí la puerta y para dirigirme al encargado y viendo al sargento le hice saber mi desconformidad.
- ¡ÁBRELA, AHORA! - Exclamé, gritando a toda voz.
-Maestro Eresse, se me ordenó no abrirle las compuertas a nadie. El planeta está ahora mismo en un bloqueo y se siente que habrá un ataque sith pronto - Culminó el soldado.
No era su culpa... Estaba haciendo su trabajo, pero independientemente, sentía como me ganaba la impaciencia y me dejé llevar. Gruñí y mientras me alejaba del cuarto, hice achurrar el metal de la compuerta, para hacerles saber mi enojo. Corrí hasta las puertas de la muralla, viendo a todos los jedi agrupándose para defender la muralla del templo. Ya estando frente a todos, vi a los maestros del consejo preocupados por el ataque. No me prestarían atención.
- ¡Eresse, prepárate para el ataque, estamos casi todos en posición! - Exclamó uno de los maestros. Creo que me había dejado llevar lo suficiente como para no prestarle atención.
Cerré mis ojos y entré en un leve trance. Entonces, escuché la voz.
¿Ya estás listo?
Eso decía la voz, pero no podía identificar de quien era, aunque me parecía familiar.
Deja de engañarte. Sólo tu estás perdiendo en esta situación. Vuelve a tomar tu lugar... Reúnete con tus verdaderos hermanos.
Tomé mi sable láser y lo encendí, rápidamente vi estrellar la nave de los sith y sus sables láser encenderse con el color rojo. En la furia de toda la batalla, que estaba desenlazandose, vi a quienes podrían ser peligrosos para la defensa y me encargué de ellos. Me había hartado de la orden jedi, para mi no existía, eran demasiado egoístas y habían olvidado nuestras bases. Prefería hacerme llamar sith, antes que ser parte de una falsedad. Al menos, no podía estar equivocado con esta decisión. Vi al general Inhdark, uno de los tiradores más peligrosos de la orden, y decidí que era uno de los objetivos más importantes. Tomé mi sable y sin que se diera cuenta, tomé mi sable y realizé un corte cerca de su cuello, dejándole desmayado y lo suficientemente lastimado como para que no fuera una amenaza más. Salté posteriormente hacia una de las murallas, viendo al guardián Sanvrat que se encontraba en una de las torres. Centré mi energía en las manos, y realizé una bola mediante la fuerza. Con toda esta energía concentrada, la dejé ir, e impacté al guardián, desconcertándolo. Me moví con velocidad, encendiendo mi sable en el camino y realicé cortes hacia las extremidades, logrando deshabilitarlo.
- Jamás lo esperé de ti, Eresse - Me dijo, mientras se encontraba en el suelo. Yo seguía eliminando a su escuadrón, uno por uno con mi sable láser.
- Yo tampoco. Nos volveremos a ver - Le dije, mientras saltaba hacia el lado de los Sith.
Darth Vanqorium se detuvo al verme, y ver un escuadrón de soldados atrás mío. Voltié mi cabeza, y lancé mi sable láser hacia los soldados, cortando sus cabezas y apagó su sable láser.
- Entonces, Curse volverá... - Dijo como si saludase a alguien que conociera.
Ignoré su comentario, para buscar a la persona que me hablaba y vi al Darth Egoist, ahí sabía que había sido él.
- Hiciste lo necesario - Me dijo, estando cubierto por sus túnicas.
Me arrodillé ante él y le agradecí por haberme abierto los ojos. Y mientras miraba hacia sus pies de mi boca salió la palabra...
Maestro...
Continuará, de alguna manera u otra. También, el espacio que falta entre el primer post y este se llenará.
Eresse Shan abandona su identidad como Jedi y asume la identidad de Curse, como Sith.
Habbo Wars- Mensajes : 223
Fecha de inscripción : 12/05/2015
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