[Roleo de Arkania + Obtención] Talismán.

La figura solitaria caminaba sigilosa por el estrecho pasillo. Era imposible oírla. El leve eco de sus pisadas se perdía en la vasta negrura que la rodeaba. Se paró de repente, contemplando las hileras de pergaminos, libros y diversos escritos en idiomas diferentes que se postraban ante ella. Saev se retiró la capucha, sometiéndose un instante al cansancio que le provocaba ver todo el trabajo que le quedaba por delante. Emitió un suspiro casi de socorro, y avanzó varios metros hacia la primera mesa desordenada. Tomó con sus dos manos un pergamino arrugado y polvoriento. Lo contempló unos instantes. Le costaba leer lo que ponía por la breve luz que penetraba en la estancia. Aun así, alcanzó a entender, sin mucho interés, que el pergamino hablaba sobre la historia de un Darth.
Se abandonó en una momentánea turbación cuando sintió que, tras de él, alguien se aproximaba. No se alarmó ni un instante. Reconocía esa presencia.

-Saludos, Gevura.

El silencio del recién llegado le hizo tensarse un tanto. Sin embargo, Gevura permanecía tranquilo, observándole a una prudente distancia.

-Una ardua tarea, ¿verdad?

-No tanto como parece.

Ambos establecieron unos instantes de silencio. Saev ordenaba los cinco o seis pergaminos que había en la mesa, mientras el Señor Oscuro observaba sus movimientos con la habitual frialdad que lo caracterizaba.

-El otro día encontramos unos planos... no estamos seguros de a qué pertenecen, ni a quién, ni el lugar donde nos llevan.

Echó su trabajo a perder cuando, reprimiendo una mueca de curiosidad, Saev dejó caer sus pergaminos sobre la mesa nuevamente. Se giró, no sin antes hacer una pausa, hacia Gevura, quien aún lo miraba, impasible.

-Tal vez quisieras averiguarlo.

-¿A quién se supone que pertenecieron?

-Creemos que los planos revelan el camino hacia la localización de uno de los talismanes de Karness Muur. En concreto, el que usó para crear su ejército de rakghoul.

-¿Es seguro acercarse a ese Talismán? He oído que...

-Sé lo que has oído. Por eso te doy la oportunidad de elegir si aventurarte a ir en su busca o no. Como te he dicho, no tenemos nada seguro. Si vas, debes asumir que tal vez pierdas tu vida en la búsqueda.

-Ya he arriesgado mi vida demasiadas veces. Llegado a este punto, no es lo que más aprecio.

Gevura se contuvo una sonrisa, y continuó hablando.

-Entonces puedes coger tus pertenencias y salir. Lord Slycketh te proporcionará los planos cuando desees.

Saev asintió. Llevaba tiempo sin aceptar misiones alejadas de cualquier asunto que involucrase a los enfrentamientos naturales entre Jedi y Sith. De hecho, esas misiones le aburrían. Le gustaba explorar, descubrir cosas nuevas, nuevos objetos, volver a Arkania con recompensas y demostrar una y otra vez que era un Sith muy completo. Ahora, Gevura con su petición, le había brindado nuevamente esa posibilidad, y Saev se sentía realmente complacido por ello.


Saev ya se había preparado lo necesario a la mañana siguiente, en una pequeña mochila. Según los planos que Lord Slycketh le había entregado, el misterioso Talismán debería de estar en una edificación subterránea situada en Taris. Así de primeras no debería de haber ningún problema en ir y encontrarla (siempre y cuando los planos fuesen correctos), pero en Taris había un asentamiento Jedi. ¿Cómo lleagr hasta allí entonces? Los Jedi jamás le permitirían buscar un Talismán Sith en su suelo.
Había oído un nombre. Un nombre que correspondía a un tipo bastante conocido y que vivía en Coruscant. Tenía fama de mangante, mercenario y caza recompensas. Iré a buscarlo, pensó Saev en su momento.
En Coruscant la vida fluía como siempre. Mucho ajetreo y mucho movimiento. Intentó adaptar sus ropajes y darles una visión menos llamativa y distintiva de su facción, para pasar mejor desapercibido entre las gentes de allí.
Saev llegó hasta un establecimiento, llevado por un nautolano llamado Rasgem. No le interesaban lo más mínimo los negocios que ese tipo hiciese allí, sólo encontrar al hombre que necesitaba para llevar a cabo su misión.
El Sith irrumpió en el lugar, abriendo la puerta con brusquedad. El nautolano, que se encontraba sentado en una silla ante una mesa llena de papeles, alzó rápidamente su mirada negra y nerviosa, clavándola en la ambarina del intruso.

-Estoy buscando a un hombre-hizo saber Saev, con imponente voz-

El nautolano se relajó un tanto, recuperando de nuevo su posición inicial, bastante acomodada.

-Lo siento, no hacemos esa clase de trabajos.

Saev extendió su brazo derecho hacia el nautolano, y éste se vio levantado por una fuerza invisible, la cual también ejercía sobre él una extraña e irritadora presión sobre el cuello.

-Sólo te lo preguntaré una vez. ¿Dónde está al que llamáis Vassram?

Saev se percató que entre el desorden y el polvo del establecimiento había una puerta. Reparó en ella porque se abrió.
Apareció en la escena un hombre de más o menos la misma estatura de Saev. Corpulento, piel morena y marcada por algunos tatuajes, ojos marrones y expresivos.

-Suéltale, es a mí a quien buscas.

Saev dejó caer al nautolano al suelo, y se lanzó a hablar con el que pretendía que fuese su ayudante. No tenía tiempo para tonterías, así que fue directamente al grano.

-Necesito que me ayudes a encontrar la ciudad subterránea de Taris.

El rostro de Vassram pareció reaccionar ante aquel nombre de un modo diferente.

-Vamos fuera-dijo, añadiéndole un gesto con la cabeza-

Tras una breve presentación y explicación por parte de Saev de los hechos, comenzó a explicarle sus intenciones y planes de futuro sobre la ciudad subterránea. Vassram parecía receloso.

-Iré a Taris en busca de un Talismán que se encuentra en su ciudad subterránea. Necesito tu ayuda, me han hablado bien de ti, y espero que me ayudes a cruzar sus defensas sin hacer demasiado ruido.

Emitió un suspiro.

-Ya he ido en busca de ese Talismán, y jamás llegué a encontrarlo. La ciudad subterránea está plagada de Rakghoul, y para serte sincero no tengo ganas de morir en manos de una bestia descerebrada. Y mucho menos convertirme en una de ellas.

Se disponía a irse, cuanto Saev lo intentó por última vez.

-Estoy dispuesto a pagar una cantidad bastante aceptable por tus servicios.

-Me lo imaginaba. Y aún asumiendo que fuese a recibir una recompensa, mi respuesta sigue siendo no.

-Una cantidad grande.

-¿De cuánto estaríamos hablando?-preguntó Vassram, girando su cabeza hacia Saev-

-Cuarenta mil dactarios sólo por ayudarme a penetrar en la Ciudad Subterránea.

El mercenario se mantuvo pensativo unos instantes, y después esbozó una media sonrisa.

-Está bien, te ayudaré.






PD: Tranquilos, antes de que vayáis a decir nada: NO, NO VOY A OBTENER EL TALISMÁN DE KARNESS MUUR, QUE YA SÉ QUE ESTÁ PILLADO.[/color]

Es interesante. Espero la siguiente parte.

Capítulo 2 subido.

Iré capítulo por capítulo. De momento son cortos, pero a partir del 2 ya serán cada vez más extensos.