[Roleo de Rhelg]

por Vozher Dom Oct 13, 2013 8:32 pm

«Korriban será lo que siempre ha sido. Un cementerio para los más oscuros Lores Sith, todavía susurrando en sus tumbas. Será siempre una fuente para el mal, sembrando amenazas a través de los milenios.»

Korriban

Aquella noche, harto ya de caminar y buscar, decidí cancelar mi larga caminata en el árido desierto y detenerme por unas horas a refugiarme en aquel lugar. Fruto de todo el esfuerzo que hice por seguir caminando en el extenso desierto, encontré en el atardecer unas cuantas piedras olvidadas producto del derrumbe de lo que parecía haber sido una estructura. Juzgando por los pedazos de carne descompuesta alguien debió de morir allí, pero no atiné al decir quien o que había sido. En mas de una ocasión pensé en salir de ahí y continuar mi marcha guiándome con las estrellas, pero el peso de mis párpados se había multiplicado por cien.

Entonces, tras haber recorrido las ruinas una y otra vez, encontré lo que parecía ser el lugar ideal para dormir una o unas noches. Me recosté encima de la piedra mas grande y apoyé la cabeza en la dura superficie que esa noche jugaría el papel de mi almohada. Contemplando las brillantes estrellas que resaltaban en la negrura de la noche me pregunté por qué estaba allí, y quien me había llevado allí. Lo único que recordé de mis comienzos en ese extraño planeta árido cuyo nombre desconocía fue cuando abrí los ojos. En ese momento, la arena me quemaba y el sol parecía calcinar mi piel, aunque no tuvo mucho efecto sobre mi. Desde ese instante comencé a caminar y a caminar, guiándome por mi intuición.

Después de varios minutos de reflexión e ideas de mi llegada, el sueño pudo conmigo. Bostecé, me giré hacia el lado derecho, me acomodé por última vez y cerré los ojos. Intentando dormirme escuché el rumor del viento, mi respiración... Y algo mas. Abrí los ojos e instintivamente miré hacia mi lado izquierdo, en dirección a la desgastada puerta por la cual había entrado a la pequeña habitación sin techo. Esperé unos segundos, y cuando creía que los pasos que había oído eran solo producto de mi imaginación, se escuchó el otro, y luego otro mas. Lo que estuviera allí afuera comenzaba a avanzar mas rápido. Fue entonces cuando entró.

El hombre de piel putrefacta entró caminando lento, con ambas manos extendidas hacia mi rostro. Con velocidad me levanté y retrocedí unos cuantos pasos hasta chocar de espaldas contra la pared, y me di cuenta entonces de que ese extraño ser me tenía acorralado. Siguió avanzando, con la piel muerta cayéndole según chocaba contra las piedras, con dos cuencas negras en donde deberían estar sus ojos. Al estar a un metro de mí, noté que ambos ojos eran completamente negros, y que apenas tenía dos dientes.

Sin mas contemplaciones, me escabullí por abajo del brazo del caminante y volví a retroceder, ahora con la puerta a mi espalda. Él giró con la misma lentitud con la cual avanzaba y volvió a encaminarse en mi dirección. Esta vez no volví a escapar, si no que di un paso en su dirección. Observé cada movimiento que hacía, estudiando su rapidez con la cual podría atacar. Y entonces me armé de valor, ignorando el repugnante aspecto de tal ser y pateé con todas mis fuerzas una de sus piernas. Apenas se dobló y luego de unos segundos volvía a estar recta, moviéndose. Quedaba poco tiempo para estar a un centímetro de el. Abrí la puerta a mi espalda y me eché a correr por el gran pasillo, esquivando las piedras que me dificultaban el paso.

Pronto llegué a lo que había sido el salón principal. Me moví entre los escombros con velocidad, mirando atrás varias veces para asegurarme de que el zombie no me seguía. Al llegar a la mitad me detuve y nuevamente eché un vistazo hacia atrás; el caminante estaba allí, avanzando lentamente. No puedo correr de el por siempre, ni menos perder este lugar... Y volví a acercarme a el, pero ahora mucho mas lento. Con cuidado de no tropezar ni cortarme con las rocas apelotonadas en la sala cuyas paredes estaban agrietadas fui acercándome al zombie. Mas de alguna vez mi pie se quedó atrapado entre dos rocas, pero lograba deslizarlo entre ambas con facilidad, no me hizo mucho problema. Estaba en ese mismo problema cuando sentí el aliento gélido del zombie, a apenas un metro de mí. Alcé la vista e intenté moverme, pero para ese entonces fue demasiado tarde.

-¡Noo! -grité, intentando zafarme de las manos del muerto. Sentí su tacto frío como su aliento, y como poco a poco sus manos comenzaban a apretar mi cuello, cada vez con mas fuerza. Tras unos segundos conteniendo el aire, agarré con toda mis fuerzas ambos brazos y los tiré hacia abajo, quitando sus dedos de mi cuello-. ¡Muere! -exclamé nuevamente dándole patadas con en su abdomen, intentando hacerle retroceder-.

Lo demás fueron mas gritos, puntapiés y puñetazos. Pero eso no detenía al zombie; a pesar de todas las patadas que le di, volvió a extender sus brazos e intentar agarrar mi cuello para estrangularme. Retrocedí hacia atrás y tropecé con una de las piedras. Literalmente, caí de culo y el caminante muerto aprovechó ese instante para dar otro de sus golpes. Esta vez no fue directo a mi cuello, si no que se dejó caer encima mio. Ambos caímos al suelo y una nube de polvo se alzó por encima de nosotros. Sentí las piedras mas pequeñas clavarse en mi espalda. Entonces, dejé de rodar y agarré con todas mis fuerzas los hombros del zombie, para luego alzarlo por encima mio. Empleando todas mis fuerzas, lo lancé hacia mi lado izquierdo e intenté levantarme del suelo, pero una de sus manos me alcanzó el brazo y volvió a tirarme hacia atrás.

En esta ocasión, fui yo quien intentó coger el cuello de mi adversario. Pero no todo salió según lo planeado. Aun acostados en la dura superficie, ambos alargamos nuestros brazos para agarrarnos y en el resultado quedé con mi mano a un centímetro de su rostro, con los dedos del zombie sujetándome el antebrazo. Al ver que mis dedos no alcanzaban a tocar su cuello, hice de mi mano un puño e intenté golpear su cara. Sentí el roce de su piel en mis nudillos. Luego de aquello, intenté retroceder, y solo en ese entonces me di cuenta de que no podía escapar. Extendí mis dedos y sentí algo en mi interior que nunca antes había sentido. Intenté hacer acopio de mis fuerzas en la palma de mi mano, pero algo mas se dirigió allí.

De la palma de mi mano emergió una ola que empujó el cuerpo del zombie hacia atrás.

Me levanté del suelo y le di la última patada en la cabeza al zombie. Necesito algún filo si quiero acabar con esto... Me giré hacia donde debería estar la salida y al no verla, avancé por entre los escombros sin saber a donde ir. Durante el trayecto, miré hacia atrás y me aseguré de que el muerto no estuviese cerca de mi. Al volver la vista, estaba de nuevo en el mismo pasillo en el cual había llegado a la habitación y a ese mismo salón en el cual había luchado con el zombie. Doblé hacia la izquierda, en dirección contraria a la habitación, y continué avanzando. Mientras avanzaba, escuché varios pasos por el pasillo en el cual aun caminaba, pero decidí ignorarlos y seguir caminando.

Después de un minuto llegué a lo que parecía ser la primera sala. O mas bien, las primeras piedras con las que me había encontrado cuando entré por el arco que era la puerta. Crucé el salón con la máxima velocidad posible, olvidando todos los rasguños que recibían mis piernas al rozar con las puntas de las piedras y no me detuve hasta llegar a la puerta. Miré hacia atrás y vi a los primeros zombies que comenzaban a salir, pero para ese entonces ya estaba yo al otro lado de la sala, a salvo. A no ser que me detuviera por mas de dos minutos.

Tal vez fue mejor quedarse en las ruinas, entre las piedras, escondido de los caminantes en vez de estar varado en otro desierto que no parecía tener fin. Aparte de estar caminando en un paisaje que se repetía eternamente, tenía la boca seca y me dolían los brazos. Cada vez que daba un paso, el pie se me hundía en la arena y tenía que hacer un doble esfuerzo para levantarlo. En dos ocasiones vi algún espejismo, pero cada vez que me acercaba se iba haciendo borroso hasta desaparecer. Esas complicaciones, aparte del miedo que sentía por toparme con algún animal, atrasaron mi viaje.

¿Viaje? Así lo llamé, aunque no estaba del todo seguro si así se podía considerar. No sabía a donde ir, desconocía por completo las características de esos lugares. Ni siquiera supe como se llamaba ese lugar. Me crié en un planeta con vegetación y aldeas por doquier, por lo que era muy poco probable que existiera un desierto tan desolado. Si hubiera uno, no sería tan largo como ese y habría gente. Llegué a la conclusión de que no me encontraba en mi planeta natal, y que estaba en uno mucho mas peligroso vagando por lugares solitarios sin saber que hacer. En un momento así, muchas preguntas vinieron a mi mente, pero lo que mas me preguntaba era lo que había hecho con ese caminante.

Mas de una vez me senté a oír las historias de las viejas en la aldea que vivía. Habían muchas historias, de muertes y finales felices, de monstruos y de guerreros, de hombres despiadados y mártires... pero solo una vez, la mujer mas antigua del poblado nos habló sobre gente cuyos poderes eran casi sobrenaturales. Diversas habilidades tenían, entre ellas una que yo había ocupado. Según lo que nos contó, esa gente ocupaba espadas brillantes y con ellas se encargaban de establecer la paz en la galaxia. Pero como toda historia, tenían un enemigo, similares a ellos, solo que estos no se preocupaban por la paz, sino que destruían planetas enteros sin razón aparente.

Y ahora te tragas lo que te dijo esa anciana, ¿no?. Un paso tras otro paso.

por Netter Jamaane Dom Oct 13, 2013 9:29 pm

Bonito comienzo, a ver como continúa.

Si te resulta útil podrías aprovechar el templo de Dathomir de habbo para colgar pantallazos.

Un saludo.

por Defiance Dom Oct 13, 2013 9:44 pm

Me gusta, es un buen comienzo.

Como consejo (no lo digo por nada en especial, sólo para que te sirva de ayuda), lee lo que escribas antes de enviarlo, y si es necesario cambia alguna palabra, quita alguna coma, añádela, etcétera.

Sigue así, y te llevarás tu recompensa, joven Vozher.

por Relan Dom Oct 13, 2013 9:53 pm

"Pero bueno, continuemos con el."
Se nota el protagonismo caracterizandolo en 3º persona.

"acabó cuando su nave grisáeca tocó la verdosa y fértil superficie de aquel planeta"
Por si acaso, no todo dathomir es como describes, así que ten cuidado con dichas frases en el progreso del roleo, por lo demás bien por ahora.

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