[Roleo; cambio de facción] No hay tiempo para rehacer una vida.
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[Roleo; cambio de facción] No hay tiempo para rehacer una vida.
Cursiva: Diálogos.
Negrita: Pensamientos.
Fecha Desconocida, Tatooine.
«Cuanto tiempo sin estar aquí. Tantos recuerdos me trae este lugar...» Lorkun caminaba, con cierta tranquilidad, por la superficie de Tatooine. El paisaje, un desierto completamente árido, y con su característica fauna autóctona, era un paisaje que atraía a Lorkun de una manera un tanto especial. Lorkun no recordaba nada de donde había nacido. Casi no recordaba nada de sus antiguos compañeros, de aquellos que le acompañaron, tanto en lo bueno como en lo malo. Tenía vagas imágenes de aquel líder que siempre admiró, un tal Hakvel, recuerdos de Sherz, un gran sith al que siempre admiró, y otros compañeros, que fueron creciendo, hasta llegar a lo más alto. «¿Pero qué me queda a mí...? Nada. El recuerdo de una vida mal empleada.» Lorkun giró su cabeza, para contemplar a el chico que iba a su lado. Ya tenía sus 18 años, era alto, y gozaba de un físico bastante portentoso. Tenía el pelo negro, y sus ojos eran muy característicos; uno amarillo y otro verde. Era extraño ese joven, pero a Lorkun siempre le encantaba estar a su vera. Sería porque era su hijo, dirán unos, pero no era por eso. Era porque, el joven, con su mirada, inspiraba un aura de calidez, de confianza, y incluso, esperanza. Sí, esperanza, era extraño, pero era lo justo que ese niño hacía.
Ambos llevaban tres días caminando, por el bosque, sin rumbo. Lo más lógico es pensar que estarían buscando algo, pero, la verdad, es que estaban huyendo.
Trento, se sentó en el suelo, cansado, y al observarle, Lorkun lo acompañó. «Padre, estoy cansado. No podríamos cargarnos a esos Jedi y acabar con todo?» Lorkun, ante ese comentario, no pudo hacer otra cosa que reír. «Una de las cosas que hay que tener en la vida, hijo, es paciencia, y parece que esos jedi no la tienen.» Trento, miró a su padre, con una mirada profundamente acusadora. «¿Paciencia, eh? Seguro que eso es en lo que se basó toda tu vida... En paciencia, paciencia y más paciencia. ¡ESO ES, Y MIRA CÓMO HAS ACABADO, SIENDO NADIE, ¿Y QUÉ ES LO QUE TE QUEDA, EH? NADA, NADA! YA VAS VIEJO, PAPÁ. Y POR SUPUESTO QUE ESOS JEDI NO TIENEN PACIENCIA. NI TAMPOCO VAN A TENER COMPASIÓN. PARA TENERLA, CUANDO YA HAS MATADO A CINCO DE SUS PADAWAN. NORMAL QUE VENGAN COMO LOCOS.» Lorkun, miró a su hijo, con una mirada acusadora, que hizo que éste se estremeciera. «De no haberlos matado, tú estarías muerto ya. Y yo no quiero que mueras... Y ahora, cierra tu boca, haz lo que te dice tu padre, y preocúpate por salir de ésta.» Trento, corrió a esconderse, con un sable láser sencillo, que su padre le había regalado, en la mano, sin tener éste encendido. «Hijo... Una última cosa.» Trento, se giró, y contempló a su padre, curioso, mientras este se mantenía con su cabeza gacha. «Si la cosa se complica, quiero que corras como nunca lo hagas echo. En la colina está nuestra nave. Si no podemos con ellos, yo los distraeré, y tú escaparás.» Al terminar, Lorkun le lanzó las llaves de la nave a su hijo, y se dispuso para la batalla, descolgando su cañón láser y preparando este. Luego, ambos corrieron a un alto, a esperar que los jedi llegaran. Y pronto, llegó el momento. Lorkun pudo contemplar, debajo suya, a un jedi correr a gran velocidad. Parecía un caballero, pero no parecía muy experimentado.
Lorkun preparó su cañón y sencillamente disparó. La bala recorrió sobre 200 metros, hasta impactar en la sien de lo que parecía ser un caballero.
Tras el disparo, a lo lejos, se escucharon gritos de rabia, y rápidamente aparecieron dos caballeros más y un grupo de jóvenes padawan. Rápidamente arremetieron contra ambos hombres, y Lorkun respondió a ellos con una potente ráfaga de disparos. Ésta impactó en uno de los caballeros y dos padawan, los cuales quedaron en el suelo, heridos ya, pero el caballero impactado rápidamente se levantó para unirse a sus compañeros en la arremetida. Lorkun decidió poner una mina en el suelo, y, su hijo, mediante el empleo de la fuerza, se alejó a sí mismo y a su padre de la mina. Lorkun activó la mina, y los que estaban cerca salieron literalmente volando por los aires. El caballero que ya había sido herido, yacía en el suelo, casi muerto, pero el otro, y un grupo de cinco padawan estaban ya demasiado cerca. «Corre, ya. No podremos solos.» Trento lanzó una esfera, creada mediante la fuerza, a un padawan, y impactó de lleno en su pecho, haciendo que éste cayese torpemente al suelo. Y empezó a correr, impulsándose mediante la fuerza para llegar antes a su objetivo. Lorkun, por su parte, tiró el cañón al suelo, y sacó una vibroespada. Encendió ésta, y se dispuso a plantar cara al caballero. Lorkun era muy hábil, mucho más que el caballero, pero era una arremetida de cinco contra uno, y Lorkun estaba perdido, y él mismo lo sabía, pero en ningún momento dio su brazo a torcer tampoco. Luchó con uñas y dientes, hasta que, pasados los tres minutos de contienda, Lorkun, en un intento desesperado por salir vivo, atacó al caballero con una potente estocada, y ésta le acertó de lleno en el corazón, pero no supo cómo volver a su posición de defensa lo suficientemente rápido y, uno de los padawan, le cortó la cabeza de una manera totalmente macabra. La cabeza de Lorkun rodó por el suelo, y de su cuello empezó a brotar sangre, como si fuera una fuente. Los padawan sabían que era demasiado tarde para alcanzar al otro chico, por lo que decidieron coger los cuerpos difuntos de sus compañeros y maestros, y los llevaron a su base, a un ritmo tranquilo.
Trento pronto llegó a la nave de su padre. Dentro de ella, había una carta, y un collar. Trento, cogió la carta, la cual ponía: "Nunca te rindas, y elige bien tu camino, porque si no lo haces, te darás de cuenta, como yo un día hice, que no hay tiempo para rehacer una vida". Trento cogió el collar, el cual sabía que era el de identificación de su padre, de cuando éste estaba en la Estrella de la Muerte, rápidamente se lo puso, y encendió su nave. Esta, sólo con encenderla, ya ejecutó todo y puso un rumbo ya: Arkania. La nave se elevó y salió al planeta destino.
Fecha desconocida, Arkania.
Al llegar a la plataforma de Aterrizaje, Trento se sentía totalmente como en casa. Salió de la nave, y inhaló el aire frío de ese planeta. Y, tras esto, fue cuando vio moverse a una sombra entre el ambiente, a una velocidad sobrehumana hacia él, y en menos de 0, Trento estaba totalmente inmovilizado por la sombra. «¿Quién eres, y qué has venido a hacer aquí?» Trento, con el temor rebosando de sus ojos, respondió. «Soy Trento, hijo de Lorkun, y vengo a vengar a mi padre.» La sombra soltó levemente a el joven asustado, y se puso delante de él. Lo miró a los ojos, y posteriormente examinó el resto de su cuerpo, y el sable que colgaba de su cinturón. Mediante la fuerza, la poderosa sombra le arrebató este a Trento, y con la misma, estrujó el metal y descuartizó el sable láser, y el cristal que contenía en el interior. «Te estaba esperando. Sé quien eres, a que vienes, y sé quien es tu padre. Te ha dejado unas cosas, pero no es el momento para dártelas. Vamos, acompáñame, a la academia.» Trento, tartamudeando, respondió «S... s.... sí, señor sombra.» Ambos caminaron a el interior de la academia. Trento se sentía atraído por tal inmensidad, y le dejaba totalmente absorto. «Bienvenido a Arkania, joven Tyrio»
Negrita: Pensamientos.
Fecha Desconocida, Tatooine.
«Cuanto tiempo sin estar aquí. Tantos recuerdos me trae este lugar...» Lorkun caminaba, con cierta tranquilidad, por la superficie de Tatooine. El paisaje, un desierto completamente árido, y con su característica fauna autóctona, era un paisaje que atraía a Lorkun de una manera un tanto especial. Lorkun no recordaba nada de donde había nacido. Casi no recordaba nada de sus antiguos compañeros, de aquellos que le acompañaron, tanto en lo bueno como en lo malo. Tenía vagas imágenes de aquel líder que siempre admiró, un tal Hakvel, recuerdos de Sherz, un gran sith al que siempre admiró, y otros compañeros, que fueron creciendo, hasta llegar a lo más alto. «¿Pero qué me queda a mí...? Nada. El recuerdo de una vida mal empleada.» Lorkun giró su cabeza, para contemplar a el chico que iba a su lado. Ya tenía sus 18 años, era alto, y gozaba de un físico bastante portentoso. Tenía el pelo negro, y sus ojos eran muy característicos; uno amarillo y otro verde. Era extraño ese joven, pero a Lorkun siempre le encantaba estar a su vera. Sería porque era su hijo, dirán unos, pero no era por eso. Era porque, el joven, con su mirada, inspiraba un aura de calidez, de confianza, y incluso, esperanza. Sí, esperanza, era extraño, pero era lo justo que ese niño hacía.
Ambos llevaban tres días caminando, por el bosque, sin rumbo. Lo más lógico es pensar que estarían buscando algo, pero, la verdad, es que estaban huyendo.
Trento, se sentó en el suelo, cansado, y al observarle, Lorkun lo acompañó. «Padre, estoy cansado. No podríamos cargarnos a esos Jedi y acabar con todo?» Lorkun, ante ese comentario, no pudo hacer otra cosa que reír. «Una de las cosas que hay que tener en la vida, hijo, es paciencia, y parece que esos jedi no la tienen.» Trento, miró a su padre, con una mirada profundamente acusadora. «¿Paciencia, eh? Seguro que eso es en lo que se basó toda tu vida... En paciencia, paciencia y más paciencia. ¡ESO ES, Y MIRA CÓMO HAS ACABADO, SIENDO NADIE, ¿Y QUÉ ES LO QUE TE QUEDA, EH? NADA, NADA! YA VAS VIEJO, PAPÁ. Y POR SUPUESTO QUE ESOS JEDI NO TIENEN PACIENCIA. NI TAMPOCO VAN A TENER COMPASIÓN. PARA TENERLA, CUANDO YA HAS MATADO A CINCO DE SUS PADAWAN. NORMAL QUE VENGAN COMO LOCOS.» Lorkun, miró a su hijo, con una mirada acusadora, que hizo que éste se estremeciera. «De no haberlos matado, tú estarías muerto ya. Y yo no quiero que mueras... Y ahora, cierra tu boca, haz lo que te dice tu padre, y preocúpate por salir de ésta.» Trento, corrió a esconderse, con un sable láser sencillo, que su padre le había regalado, en la mano, sin tener éste encendido. «Hijo... Una última cosa.» Trento, se giró, y contempló a su padre, curioso, mientras este se mantenía con su cabeza gacha. «Si la cosa se complica, quiero que corras como nunca lo hagas echo. En la colina está nuestra nave. Si no podemos con ellos, yo los distraeré, y tú escaparás.» Al terminar, Lorkun le lanzó las llaves de la nave a su hijo, y se dispuso para la batalla, descolgando su cañón láser y preparando este. Luego, ambos corrieron a un alto, a esperar que los jedi llegaran. Y pronto, llegó el momento. Lorkun pudo contemplar, debajo suya, a un jedi correr a gran velocidad. Parecía un caballero, pero no parecía muy experimentado.
Lorkun preparó su cañón y sencillamente disparó. La bala recorrió sobre 200 metros, hasta impactar en la sien de lo que parecía ser un caballero.
Tras el disparo, a lo lejos, se escucharon gritos de rabia, y rápidamente aparecieron dos caballeros más y un grupo de jóvenes padawan. Rápidamente arremetieron contra ambos hombres, y Lorkun respondió a ellos con una potente ráfaga de disparos. Ésta impactó en uno de los caballeros y dos padawan, los cuales quedaron en el suelo, heridos ya, pero el caballero impactado rápidamente se levantó para unirse a sus compañeros en la arremetida. Lorkun decidió poner una mina en el suelo, y, su hijo, mediante el empleo de la fuerza, se alejó a sí mismo y a su padre de la mina. Lorkun activó la mina, y los que estaban cerca salieron literalmente volando por los aires. El caballero que ya había sido herido, yacía en el suelo, casi muerto, pero el otro, y un grupo de cinco padawan estaban ya demasiado cerca. «Corre, ya. No podremos solos.» Trento lanzó una esfera, creada mediante la fuerza, a un padawan, y impactó de lleno en su pecho, haciendo que éste cayese torpemente al suelo. Y empezó a correr, impulsándose mediante la fuerza para llegar antes a su objetivo. Lorkun, por su parte, tiró el cañón al suelo, y sacó una vibroespada. Encendió ésta, y se dispuso a plantar cara al caballero. Lorkun era muy hábil, mucho más que el caballero, pero era una arremetida de cinco contra uno, y Lorkun estaba perdido, y él mismo lo sabía, pero en ningún momento dio su brazo a torcer tampoco. Luchó con uñas y dientes, hasta que, pasados los tres minutos de contienda, Lorkun, en un intento desesperado por salir vivo, atacó al caballero con una potente estocada, y ésta le acertó de lleno en el corazón, pero no supo cómo volver a su posición de defensa lo suficientemente rápido y, uno de los padawan, le cortó la cabeza de una manera totalmente macabra. La cabeza de Lorkun rodó por el suelo, y de su cuello empezó a brotar sangre, como si fuera una fuente. Los padawan sabían que era demasiado tarde para alcanzar al otro chico, por lo que decidieron coger los cuerpos difuntos de sus compañeros y maestros, y los llevaron a su base, a un ritmo tranquilo.
Trento pronto llegó a la nave de su padre. Dentro de ella, había una carta, y un collar. Trento, cogió la carta, la cual ponía: "Nunca te rindas, y elige bien tu camino, porque si no lo haces, te darás de cuenta, como yo un día hice, que no hay tiempo para rehacer una vida". Trento cogió el collar, el cual sabía que era el de identificación de su padre, de cuando éste estaba en la Estrella de la Muerte, rápidamente se lo puso, y encendió su nave. Esta, sólo con encenderla, ya ejecutó todo y puso un rumbo ya: Arkania. La nave se elevó y salió al planeta destino.
Fecha desconocida, Arkania.
Al llegar a la plataforma de Aterrizaje, Trento se sentía totalmente como en casa. Salió de la nave, y inhaló el aire frío de ese planeta. Y, tras esto, fue cuando vio moverse a una sombra entre el ambiente, a una velocidad sobrehumana hacia él, y en menos de 0, Trento estaba totalmente inmovilizado por la sombra. «¿Quién eres, y qué has venido a hacer aquí?» Trento, con el temor rebosando de sus ojos, respondió. «Soy Trento, hijo de Lorkun, y vengo a vengar a mi padre.» La sombra soltó levemente a el joven asustado, y se puso delante de él. Lo miró a los ojos, y posteriormente examinó el resto de su cuerpo, y el sable que colgaba de su cinturón. Mediante la fuerza, la poderosa sombra le arrebató este a Trento, y con la misma, estrujó el metal y descuartizó el sable láser, y el cristal que contenía en el interior. «Te estaba esperando. Sé quien eres, a que vienes, y sé quien es tu padre. Te ha dejado unas cosas, pero no es el momento para dártelas. Vamos, acompáñame, a la academia.» Trento, tartamudeando, respondió «S... s.... sí, señor sombra.» Ambos caminaron a el interior de la academia. Trento se sentía atraído por tal inmensidad, y le dejaba totalmente absorto. «Bienvenido a Arkania, joven Tyrio»
/Ahora seré Trento, el hijo de mi antiguo personaje. Trento es sensible, a diferencia de su padre, y en esto consiste el cambio de facción. Trento es mitad humano, mitad arkaniano, dado que es el resultado de un enlace entre un humano (su padre) y una arkaniana (sujeto desconocido). De aspecto, parece en su humano, pero los rasgos psicológicos son los de un arkaniano. Esto es todo, y espero que el roleo esté en regla para ser validado, muchas gracias.
FrozeNN- Mensajes : 86
Fecha de inscripción : 06/08/2012
Edad : 34
Re: [Roleo; cambio de facción] No hay tiempo para rehacer una vida.
Como no vas a recordar donde has nacido, ni de tus compañeros, muerase... DISQUE HAKVEL JAJAJAJA, Es broma osorayo no te enfades vale.
Uff a vengar a your padre, gran roleo lorkun!
Uff a vengar a your padre, gran roleo lorkun!
Invitado- Invitado
Re: [Roleo; cambio de facción] No hay tiempo para rehacer una vida.
¡Gracias, Kharad! Jejejeje.
A poder ser, espero que se pase un legalizador por aquí lo antes posible, gracias.
A poder ser, espero que se pase un legalizador por aquí lo antes posible, gracias.
FrozeNN- Mensajes : 86
Fecha de inscripción : 06/08/2012
Edad : 34
Re: [Roleo; cambio de facción] No hay tiempo para rehacer una vida.
Hola.
Por mi es válido.
Por mi es válido.
Invitado- Invitado
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