[ROLEO DE CAMBIO DE FACCIÓN] Vuelta a la vida

Khaethan se encontraba en su camarote. Había oído rumores de un levantamiento de índole imperial a bordo de Eclipse III, mas nadie decía nada.

El Canciller se dirigió al camarote de su compañero desde tanto tiempo, el Alto General Jothan Skywalker para comunicarle su preocupación sobre el estado.

- He oído los rumores, compañero. Y sí, son ciertos. El levantamiento ha sido producido por Ragot y me temo que casi todo el crucero está a favor suya. No podemos hacer nada más que escapar. Muchos soldados en contra del Destructor ya han abandonado Eclipse.
- ¿Queda alguna nave en el hangar?
- Si mal no recuerdo, la nave con el número de serie BRSS-554 debería seguir estando.
- ¿Qué vas a hacer Jothan? ¿Vas a quedarte aquí?
- Mi futuro es incierto, aunque lo más seguro es que acuda a Glee tan pronto como me sea posible.
- Espero volver a verte Jothan. Mucha suerte.

Así pues, Khaethan se dirigió al hangar en busca de las pocas naves con capacidad de salto lumínico que quedaban en Eclipse.

Spoiler:

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Una vez hubo dejado atrás el crucero con un destino más imperial que incierto, se acomodó en el pequeño camarote de la nave, tumbándose en la cama. Allí, cerró los ojos y se sumió en un profundo sueño...

De repente apareció en un mundo frío y oscuro. Observó las paredes de la habitación en donde se encontraba. Algo le resultaba extrañamente familiar.

Al levantarse de la cama comprobó una vitalidad inusual en él. Rápidamente se dio cuenta de que era él, hacía muchos años. Tantos años que había olvidado la escena que estaba rememorando.

- ¡Leeïn! - escuchó el joven Khaethan más allá de su puerta.

Aquella voz... extrañamente tan oscura y a la vez tan paternal.

Khaethan abrió la puerta y observó a un personaje alto y corpulento, ataviado de túnicas negras, con la capucha echada atrás dejando lucir su pelo grisáceo y su tez blanquecina.

- ¡Leeïn, a dónde crees que vas! - gritó el hombre, antes de darse cuenta que un niño estaba al lado suyo. - Khaethan... ¿te he despertado? Lo siento mucho hijo mío. Tu hermano Leeïn ha desaparecido, ha debido marcharse.

Súbitamente sonó una alarma.

- Escucha Khaethan... Tienes que refugiarte en tu habitación. Cierra la puerta a cal y canto y no se la abras a nadie. ¿Entendido?
- Si, padre.

En ese momento el techo del pasillo se fracturó, dejando paso a una lluvia de piedras que cayeron encima del joven Khaethan. Instintivamente, éste elevó rápidamente sus manos y pararon las piedras encima de su cabeza, dejándolas flotando.

- ¡Dolvan, preséntate ante el Lord ya! - ordenó una persona desde fuera de la casa.
- Recuerda lo que te he dicho hijo. Volveré cuanto antes.

Así pues, Dolvan metió a su hijo en el cuarto y, acto seguido, desapareció por la puerta. Khaethan comenzó a tener sueño y volvió a acostarse sobre la cama con los sonidos de la alarma sonando por doquier.


El Canciller despertó bruscamente, envuelto en sudor. Miro sus manos, viejas, arrugadas y curtidas. Sentía en el pecho un vacío indescriptible, vacío que antaño, en sus sueños, se veía lleno al completo. Un vacío que le llevaba atormentando desde los 21 años cuando toda vida que el arkaniano había conocido llegó a su fin.

El pitido del panel de a bordo estaba sonando como loco. Había llegado a Tython.


Khaethan retiró su ropa de Canciller y la dejó guardada junto a otras prendas aún más antiguas, que databan de su época como rebelde. A continuación extrajo del fondo del armario unos ropajes ligeros, marrones y beige, acompañados de una capucha.

Una vez se hubo vestido, comprobó como la nave descendía lentamente, en piloto automático, sobre la superficie del planeta que un día fuera su hogar durante tantos años.

Spoiler:

Cuando llegó los caminos desvió su rumbo, campo a través, perdiéndose en los bosques del planeta.


Pasaron los días y Khaethan se había acomodado en el bosque, construyendo una pequeña cabaña gracias a las habilidades aprendidas como rebelde. Se encontraba en un punto autosuficiente, no dependía de nadie para poder seguir viviendo. Pasaba las tardes junto a los árboles y los lagos o simplemente explorando. Por primera vez en muchos años volvía a sentir como recuperaba la vitalidad que había ido progresivamente perdiendo. Su rostro, en contra de lo que supondría ser una persona no anciana pero si entrada en años, reflejaba atisbos de vida juvenil.

Muchas tardes se quedaba sentado en el exterior de su cabaña, contemplando los árboles. A veces no podía evitar rememorar la manera en que la Fuerza se separó de él. Sintió como se moría por dentro pero sin perder la conciencia. Como algo que estaba unido desde el nacimiento se cortara de repente, sintiendo un vacío gigantesco.


Llegó un día en el que el exiliado arkaniano encontró una estatua erigida en mitad del bosque, acompañada de unas ruinas, a las faldas de una cordillera cerca de su cabaña.


- Kaleth... Esto debe ser Kaleth, o lo que queda del Templo. - susurró Khaethan.

Se acercó a la estatua, sintiendo cada vez más energía en su interior. Una vez en frente, rozó con sus manos la piedra, se sentó y quedó meditando durante días, sin alimentarse, ni siquiera cambiando la posición. Se encontraba en un profundo trance del que el propio antiguo Canciller no se percataba.

Al amanecer del décimo día, Khaethan abrió los ojos. El gris de sus ojos había recobrado un blanco puro, el blanco que lucía en sus tiempos en Ossus. Su cuerpo rebosaba energía y vitalidad. Había recuperado un sentimiento perdido.

El arkaniano se levantó lentamente. Por increíble que pareciera, su cuerpo se había mantenido a la perfección en los diez días de absoluto trance. Ni sus huesos ni sus músculos se resentían de haber permanecido en la misma posición durante tanto tiempo. Era como si para ellos solo hubieran transcurrido un par de segundos.

Khaethan se alejó lentamente del Templo del Conocimiento y a cada paso que daba alejándose de las ruinas, notaba como su cuerpo comenzaba a envejecer. El efecto que hacía unos segundos había sentido era únicamente pasajero. En parte desilusionado, Khaethan volvió a su cabaña y retomó su vida, aunque todos los días pasaba unas horas en frente de la estatua o andando por las ruinas.

Pasó tanto tiempo que el arkaniano había perdido la percepción de los días. A cada día que pasaba, notaba como parte de la vida que fluía en su estancia en Kaleth se iba con él a la cabaña. Poco a poco su rostro perdía arrugas y el color gris causado por la edad, y aparecía un blanco como la nieve. No obstante, Khaethan sentía un pequeño vacío en su interior, esperando a ser completado.

El sueño de Arkania y de su padre, Dolvan, le sucedían con bastante frecuencia. Además de éste, el canciller exiliado empezó a experimentar recuerdos vívidos de su estancia en Telos IV, donde había construido un santuario.

Hasta que llegó el día en el que se percató de cómo llenar su vacío. Volvió a Kaleth para despedirse del Templo, aunque con la esperanza de volver a él por última vez en sus últimos días. Después, recogió sus cosas de la cabaña y se dirigió al hangar donde llevaba descansando su nave tanto tiempo, desde la llegada a Tython. No tardó en abandonar el planeta.

Una vez en la consola de coordenadas, introdujo las siguientes: Borde Exterior, Sector Kwymar, Sistema Telos, Telos IV.

La nave saltó al hiperespacio y Khaethan tardó unas horas en llegar a su destino. A través del cristal de la cabina de pilotaje contempló el planeta. Descendió en las praderas verdes, replantadas hacía tanto tiempo gracias a los esfuerzos ithorianos.

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De vuelta en la nave, Khaethan preparó todos los sistemas y fijó las coordenadas en un planeta en concreto: Esseles.


Es hora de ayudar a viejos amigos.

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Sucesos:

- Khaethan consigue, por medio de una profunda meditación, contacto con la naturaleza de Tython y vuelta al Santuario construido por él mismo cuando era Padawan, re conectarse a la Fuerza. Por tanto, se pasa de No Sensible a Sensible a la Fuerza.

Agradecimientos:

- A Xakan por ayudarme con sus conocimientos y poder rolear la re conexión.
- A Jensaarai por sugerirme la idea de ir a Tython
- A Nysrogh por darme el móvil de Xakan para poder contactarle (xD)

Un saludo.

Hummmm, lo leí por encima y me encantó, lo leeré cuando esté en la camita arropadito pensando en Jensaarai para dormir feliz...

Felicidades por el roleo, amigo. Ha sido bastante novedoso y diría que es una nueva página para ti, una que ahora debes escribir desde el comienzo.

Es válido, un saludo.

Me parece demasiado corto, podrias mejorarlo, se ve muy noob

Esta bien guapo jaja, le has hechado tiempo eh, bienvenido de nuevo a la orden jedi!!!

A mi me ha encantado desde que hablamos tu y yo la idea sobre el cambio de facción. Ha sido una gran faceta tuya el leer esto, de verdad, good job.

Cierra la puerta a cal y canto y no se la abras a nadie. ¿Entendido?

JAJAJA ESTE CAMBIO DE FACCIÓN DEBERÍA SER INVÁLIDO SÓLO POR EMPLEAR SEMEJANTE EXPRESIÓN

Está muy bien Khaethan, lo único que no me ha gustado es la brevedad de la parte de la meditación, podría haber sido mucho más extensa si hablamos de trances.

Bienvenido a la Luz..