[Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
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[Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
No fue el primero, ni el último, pero sí de los más destacados entre los suyos. Un corazón de oro y un alma sin un precio. Destacando entre ciertos, no, millones de habitantes de la galaxia, aunque claramente, no sería el único.
Los últimos rayos de luz de la gran esfera que acariciaría Mandalore, darían el inicio a el anochecer. En aquel momento, en uno de los niveles medios de dicho planeta se encontrarían un grupo de nómadas. Estarían en un lugar al cual se podría llamar ''una pequeña casa'' o como ellos mismos le llamaban originalmente: vheh'yaim. En dicho lugar, iniciaría su historia...
Primera parte
En un campamento, rodeado de grandes árboles, malezas y distinta clases de plantas. Destacarían jóvenes provenientes de las raíces de el planeta, jóvenes no tan comunes. Destacarían en los orígenes de el planeta. Aún así, entre aquel grupo de jóvenes, los cuales ya a su edad, rodeando los 12 años, tendrían una vida de adultos. A pesar de todo, podían actuar como niños, aún sabiendo lo que seguiría en sus siguientes segundos de vida y así, sus siguientes días. En su mayoría los chicos poseían una armadura completa, tonos azulados, verdes y así sucesivamente, entre aquellos, solo uno llevaría su rostro cubierto en un casco, y ese uno, estaría apartado, entrenando así mismo su propia fuerza, haciendo un levantamiento de ciertas pesas caseras que ellos mismos harían. Se escuchaban un murmullo entre el grupo de jóvenes, en lo que el solitario chico alejado daría una mirada de cierto desprecio. Se encontraban practicamente solos, no habían mayores de edad en el campamento, como excusa, habrían dicho que saldrían un momento y que ellos estarían a cargo, cosa que algunos aun no entendían o así lo hacían ver, riendo y dejando sus deberes de lado.
Entre los que jugueteaban se podría destacar una fémina, quien se acercaría al encapuchado, dando a conocer una especie de amabilidad en su mirada, demostrando su amabilidad ante este, quien, sin mucha duda le dedicó una fría actitud y cero palabras. No apreciaba en aquellos momentos lo que serían amistades, apreciaba la amistad de el entrenamiento, cosa que pocos demostraban o así pensaba dicho personaje.
Con el tiempo o realmente, el pasar de los minutos y horas, los encargados dele campamento,o sea, aquel grupo de chicos estarían pronto entrenando. El solitario estaría en proceso de el uso de nuevas armas, pero eran más armas de corte o mejor conocidas como arma blanca, aunque no estaría sólo. Estaría con la chica que anteriormente le habría brindado un saludo con su simple presencia. Ninguno de los dos haría queja alguna, ni gemido, ni grito. Fijos en sus movimientos, rápidos, limpios y sencillos. El chico flexionaría sus piernas, impulsándose a una magnitud sorprendente sabiendo que era alguien tan joven en edad. Sobrepasaría por la cabeza de su compañera de entrenamientos, quien sin desaprovechar el momento, realizaría un corte en dirección directa hacia la cabeza de el joven, aunque aún así, este llevara el casco de su armadura, detendría el corte con su vidro-espada, el protegido con el casco caería a un metro de distancia de su adversaria. Soltaría un leve bufido y se levantaría seguidamente, ignoraba completamente cuanto tiempo habría pasado, pero realmente se podría deducir el ''mucho''. Las débiles luces anaranjadas tocaban el campamento que practicamente serían solo de los chicos. Pronto anochecería y los mayores aun no aparecían. < No son de los que dicen algo y no lo cumplen... > Unas frías palabras cruzaron la mente de el chico con el casco. Se habría detenido, enfundado aquella cuchilla que resplandecía ante los rayos de luz o realmente los últimos. Una corazonada le invadió el pecho y sintió un peso en este - Algo no va bien... - Fueron sus palabras. Los que lograron escucharle se acercaron inmediatamente, preguntando al qué se refería, no supo responder. Apoyó su mano zurda en su pecho y agachó la cabeza - Siento una corazonada... - Se justificó. - Debemos ir. - Siguió, subiendo su vista, la cual no se vería en lo absoluto ante el casco - Tenemos qué. - Finalizó.
Se habrían preparado los más grandes de el campamento, los menores aguardarían en el lugar, se esconderían ante cualquier peligro . Quedaron al mando los más grandes en el momento, el grupo que saldría en la busqueda de sus padres y tutores estarían liderador por el solitario chico. Todos poseían su armadura, armaduras que pasarían de generación en generación, impidiendo el deshecho de estas por el simple hecho de ''crecer''. No, estas pasarían de padre/madre a hijo/a. Pronto, todos armados, saliendo ya la oscuridad, tomarían la iniciativa de salir fuera de lo que sería la radio de el campamento. Se alejarían a gran velocidad de el lugar, en lo que se detendrían cada tanto, buscando pistas sobre donde estarían los mayores. La oscuridad anulaba todo lo que sería el campo abierto de los jóvenes, los cuales pertenecerían a una raza en común, una raza de raíces de el mismo planeta; los Taung. Destacarían todos por piernas largas, aunque claramente, no tendrían la misma habilidad que sus padres. Aún así, no impediría el hecho de poder ir por ellos o el tratar. Algunos procederían a ir por altura, o sea, de rama en rama, saltando por los árboles. Otros entre la maleza, mientras que algunos, incluyendo al solitario, estarían en camino simplemente. No temían, porque así se les había enseñado. Aunque era una estrategia bastante sencilla lo que hacían, cubrían mas zonas y más vista a cada uno. Era la manera de mantenerse atentos a cada movimiento. No tendrían problema alguno en el momento, ya que en general, ellos mismos evitaban a criaturas las cuales le podrían causar problemas o simplemente hacían alguna especie de trampilla y era otra manera de evitarlas.
El ruido de las ramas se detuvo de golpe, rápidamente los que estarían allí, alrededor de 6 ó 7, contando a los chicos que se encontrarían sobre los árboles se detuvieron de golpe. Los que estarían practicamente tocando tierra alzarían su vista en dirección de los que estarían en altura - Naves... No las puedo distinguir - Una voz masculina - Debe ser una broma - Respondió el solitario. Efectivamente, eran naves. En ese momento, ellos se clasficarían como neutrales, no seguirían ningún bando, hasta entonces... Aquel peso sobre el pecho de el solitario se hizo más y más pesado al punto de soltar un bufido y ladear la cabeza de lado a lado - Vamos. - Fueron sus palabras, pero en el momento en que empezó a caminar, los otros les habrían quedado mirando con cierta duda en sus ojos. El líder de el pequeño grupo supo el por qué, sabía que solo no podría, pero no los obligaría. A pesar de todo, de todos ellos, él era el mayor, el que ya era todo un hombre. Se giró para darles un último vistazo al grupo y seguidamente, seguir su camino. Prefirió correr, seguir su camino a largos pasos a traves de la maleza, evitando así su localización fija. Ignoraba si sus compañeros/as le seguirían, ignoraba su alrededor. Quería llegar donde estarían las naves, quería saber de su padre y madre. Quería liberarse de el pesar en su pecho, de aquel vacío. Pronto llegaría a lo buscado, se agacharía seguidamente entre la maleza que habría alrededor, ocultando su sobra contra el tronco de un árbol. Trataría de fijar su vista en las siluetas encontradas en el lugar. Habrían un grupo de gente con oscuras túnicas, encapuchados. Formados, se encontrarían un tipo de militar el cual desconocería el joven, no sabría el por qué de su presencia en el lugar, pero pronto su mirada caería frente a un grupo de arrodillados. Desarmados, sin aquellos ropajes que tanto destacarían en su gente. Seguidamente, uno alzaría su rostro y el peso caería - Padre... - La palabra que quebrajó al pasar cada letra.
______________Entre los que jugueteaban se podría destacar una fémina, quien se acercaría al encapuchado, dando a conocer una especie de amabilidad en su mirada, demostrando su amabilidad ante este, quien, sin mucha duda le dedicó una fría actitud y cero palabras. No apreciaba en aquellos momentos lo que serían amistades, apreciaba la amistad de el entrenamiento, cosa que pocos demostraban o así pensaba dicho personaje.
Con el tiempo o realmente, el pasar de los minutos y horas, los encargados dele campamento,o sea, aquel grupo de chicos estarían pronto entrenando. El solitario estaría en proceso de el uso de nuevas armas, pero eran más armas de corte o mejor conocidas como arma blanca, aunque no estaría sólo. Estaría con la chica que anteriormente le habría brindado un saludo con su simple presencia. Ninguno de los dos haría queja alguna, ni gemido, ni grito. Fijos en sus movimientos, rápidos, limpios y sencillos. El chico flexionaría sus piernas, impulsándose a una magnitud sorprendente sabiendo que era alguien tan joven en edad. Sobrepasaría por la cabeza de su compañera de entrenamientos, quien sin desaprovechar el momento, realizaría un corte en dirección directa hacia la cabeza de el joven, aunque aún así, este llevara el casco de su armadura, detendría el corte con su vidro-espada, el protegido con el casco caería a un metro de distancia de su adversaria. Soltaría un leve bufido y se levantaría seguidamente, ignoraba completamente cuanto tiempo habría pasado, pero realmente se podría deducir el ''mucho''. Las débiles luces anaranjadas tocaban el campamento que practicamente serían solo de los chicos. Pronto anochecería y los mayores aun no aparecían. < No son de los que dicen algo y no lo cumplen... > Unas frías palabras cruzaron la mente de el chico con el casco. Se habría detenido, enfundado aquella cuchilla que resplandecía ante los rayos de luz o realmente los últimos. Una corazonada le invadió el pecho y sintió un peso en este - Algo no va bien... - Fueron sus palabras. Los que lograron escucharle se acercaron inmediatamente, preguntando al qué se refería, no supo responder. Apoyó su mano zurda en su pecho y agachó la cabeza - Siento una corazonada... - Se justificó. - Debemos ir. - Siguió, subiendo su vista, la cual no se vería en lo absoluto ante el casco - Tenemos qué. - Finalizó.
Se habrían preparado los más grandes de el campamento, los menores aguardarían en el lugar, se esconderían ante cualquier peligro . Quedaron al mando los más grandes en el momento, el grupo que saldría en la busqueda de sus padres y tutores estarían liderador por el solitario chico. Todos poseían su armadura, armaduras que pasarían de generación en generación, impidiendo el deshecho de estas por el simple hecho de ''crecer''. No, estas pasarían de padre/madre a hijo/a. Pronto, todos armados, saliendo ya la oscuridad, tomarían la iniciativa de salir fuera de lo que sería la radio de el campamento. Se alejarían a gran velocidad de el lugar, en lo que se detendrían cada tanto, buscando pistas sobre donde estarían los mayores. La oscuridad anulaba todo lo que sería el campo abierto de los jóvenes, los cuales pertenecerían a una raza en común, una raza de raíces de el mismo planeta; los Taung. Destacarían todos por piernas largas, aunque claramente, no tendrían la misma habilidad que sus padres. Aún así, no impediría el hecho de poder ir por ellos o el tratar. Algunos procederían a ir por altura, o sea, de rama en rama, saltando por los árboles. Otros entre la maleza, mientras que algunos, incluyendo al solitario, estarían en camino simplemente. No temían, porque así se les había enseñado. Aunque era una estrategia bastante sencilla lo que hacían, cubrían mas zonas y más vista a cada uno. Era la manera de mantenerse atentos a cada movimiento. No tendrían problema alguno en el momento, ya que en general, ellos mismos evitaban a criaturas las cuales le podrían causar problemas o simplemente hacían alguna especie de trampilla y era otra manera de evitarlas.
El ruido de las ramas se detuvo de golpe, rápidamente los que estarían allí, alrededor de 6 ó 7, contando a los chicos que se encontrarían sobre los árboles se detuvieron de golpe. Los que estarían practicamente tocando tierra alzarían su vista en dirección de los que estarían en altura - Naves... No las puedo distinguir - Una voz masculina - Debe ser una broma - Respondió el solitario. Efectivamente, eran naves. En ese momento, ellos se clasficarían como neutrales, no seguirían ningún bando, hasta entonces... Aquel peso sobre el pecho de el solitario se hizo más y más pesado al punto de soltar un bufido y ladear la cabeza de lado a lado - Vamos. - Fueron sus palabras, pero en el momento en que empezó a caminar, los otros les habrían quedado mirando con cierta duda en sus ojos. El líder de el pequeño grupo supo el por qué, sabía que solo no podría, pero no los obligaría. A pesar de todo, de todos ellos, él era el mayor, el que ya era todo un hombre. Se giró para darles un último vistazo al grupo y seguidamente, seguir su camino. Prefirió correr, seguir su camino a largos pasos a traves de la maleza, evitando así su localización fija. Ignoraba si sus compañeros/as le seguirían, ignoraba su alrededor. Quería llegar donde estarían las naves, quería saber de su padre y madre. Quería liberarse de el pesar en su pecho, de aquel vacío. Pronto llegaría a lo buscado, se agacharía seguidamente entre la maleza que habría alrededor, ocultando su sobra contra el tronco de un árbol. Trataría de fijar su vista en las siluetas encontradas en el lugar. Habrían un grupo de gente con oscuras túnicas, encapuchados. Formados, se encontrarían un tipo de militar el cual desconocería el joven, no sabría el por qué de su presencia en el lugar, pero pronto su mirada caería frente a un grupo de arrodillados. Desarmados, sin aquellos ropajes que tanto destacarían en su gente. Seguidamente, uno alzaría su rostro y el peso caería - Padre... - La palabra que quebrajó al pasar cada letra.
Un grupo de mayores, arrodillados. Estarían en pareja amarrados a sus espaldas, menos uno. Ese uno estaría con sus rodillas en el suelo, erguido. No quería bajar la cabeza como los otros. Su presencia impondría cierta actitud en el lugar, cierto relleno. El lguar estaría totalmente oscuro, exceptuando por la luz que resplandecerían las enormes naves. El solitario chico estaría con una rodilla apoyada en el suelo, mientras que su otra pierna estaría lista para impulsarse en algún momento de ''emergencia'' como él podría llamarle. Una suave brisa pasó por el lugar, el cual no pudo sentir el chico por el mero hecho de estar cubierto con su armadura, la cual se iluminaría levemente en unos tonos oscuros, parecidos a la maleza. Pronto, de la nave que más destacaría, de gran tamaño, con una escalera desplegadas a la par con los trenes de aterrizaje, se haría ver una silueta saliendo de esta, una silueta con túnicas las cuales se ondearían al momento de pisar el primer escalón para bajar, rápidamente, los militares que acompañarían en el momento, se formarían horizontalmente a la nave, llevarían su mano diestra a la sien de una manera firme y se escucharía alguna especie de saludo en lo que aquella silueta de gran tamaño comenzaría a bajar y caminar a presencia de los militares. Su caminar era elegante, imponente y bastante silenciosa. Su presencia hacía callar a los presentes y hasta hacerles temer. Su rostro estaría cubierto por alguna especie de máscara o respirador, en lo que sus ojos se visualizarían a la distancia encontrada de el joven taung. Ojos amarillentos, una mirada infiltrada en el mismo odio, en la ira y en lo que habrían emociones las cuales el chico aun no habría experimentado. Un escalofrío habría entrado a su espalda, apoyando su mano zurda en el suelo, evitando el desequilibrio. En un abrir y cerrar de ojos, el encapuchado se posaría frente al único de los prisioneros que trataría de mantenerse de pie, alzaría su mano diestra, haciendo ver que conversaba con él, quien pronto respondería con un leve movimiento de cabeza. El encapuchado, con impotencia y un elegante movimiento de brazo, deslizaría un sable láser de este, el cual, sería un arma bastante conocida, entre la gente de el prisionero y el chico, en un movimiento circular el sable se encendería, demostrando una hoja roja. Una hoja carmesí.
Instintivamente, el chico se levantaría a las sombras de el enorme árbol que se encontraría a su lado, un árbol viejo y seco. Esperaría a un segundo movimiento de el encapuchado, pero antes de ello, su mano estaría posada en su arma. Un arma de fuego, era propia suya, regalada por su padre. Quien se encontraría en aquellos momentos, en la peor situación la cual se pudo calificar en la corta vida de el chico. El encapuchado, decidido a acabar con la vida de el ya visto, líder de el grupo o más conocidos como ''Clan'', alzaría su sable de luz, girando un par de veces el mango de este, dándole un elegante movimiento. El joven taung no aguantó más, se abalanzó en el mismo momento con su arma ya cargada, saliendo de la maleza - ¡Padre, no! - Sus palabras salieron libremente de su boca. Su mano con el arma estaría dirigida hacia la silueta negra, en la cual saldrían variados disparos a gran velocidad. El primer disparo, rozaría el hombro de el sujeto oscuro, el segundo sería bloqueado por el láser carmesí, el cual se desviaría por el choque. El arrodillado alzaría su rostro, aun no visible por el uso de su casco, pero su reacción corporal daría una sorpresa para sí mismo. La presencia oscura impondría un aura oscura rodeandole, demostrando su enojo. En el momento en que empezaría a correr en dirección de el chico, este se mantendría firme en el lugar, llevando su mano diestra a su cinturón, tomando dos de sus granadas. La esencia oscura estaría ya encima, en lo que un segundo disparo rozaría el hombro de el taung y daría en el brazo de el oscuro - ¡Vamos! - Se escuchó una voz fémina. En el propio reflejo de su arma, el joven taung vio en estos mismo la silueta de su querida compañera, con la cual había estado entrenando con una armadura rojiza y con su casco ya puesto. A sus espaldas se podrían visualizar lo siguientes de el grupo que habrían dejado al joven líder de su pequeña agrupación. El encapuchado habría soltado una maldición entre dientes, rápidamente, sin perder tiempo, el taung frente a este habría dado un salto hacia atrás, soltando las granadas ya preparadas a los pies de el encapuchado, las cuales no tardarían en explotar. El joven atacante habría derrapado hacia atrás, con su mano diestra aun armada, observando el derrape de la entidad oscura con su brazo zurdo, el contrario del cual llevaría el sable, estaría cubriendole el rostro, lo cual no sería bastante eficaz. Tendría parte de su respirador o máscara, en la parte baja, quemada o más que eso, fundida. Rápidamente, pequeñas figuras correrían por las sombras en dirección de los prisioneros, los militares se habrían posicionado en el momento preciso, armados y listos para comenzar a dar fuego. Su vista poco desarrollada y el poco uso de sus sentidos no les darían el punto exacto de los pequeños y jóvenes guerreros, aun así, dieron el fuego a cada movimiento extraño entre las sombras, los cuales, libremente serían evadidos. La chica taung se habría quedado a espaldas de el ya no solitario, pronto se pondría en una pose defensiva, piernas flectadas, las cuales le ayudarían a moverse de una manera más rápida. El ente oscuro sin hacer nada, se quedaría observando a los jóvenes frente a él, de su manga libre, desplegaría un segundo sable láser, encendiéndolo al mismo contacto con la palma de su mano, los giraría elegantemente. El mandalore arrodillado demostraría cierta preocupación, aun así, le sería imposible moverse, habría tomado la opción de arrastrarse hacia el grupo de su gente, en lo que preferiría caer sentado, en ello, una sombra menor entre los apresados estaría trabajando con un arma blanca, un arma de gran filo y extraño material que reluciría ante las luces que desprenderían las naves, aun así, sería un trabajo rápido y debía ser limpio. La mayoría de los apresados estaban sin sus cascos o armaduras. El único que habría quedado como tal, sería el padre del pequeño líder.
El ente oscuro correría con rapidez hacia los jóvenes delante de él, mientras los pequeños mandalorianos estarían peleando con aquellos militares y los mayores se les unirían. Los mandalorianos frente al ente dispondrían de dispararle seguidamente al ser oscuro, quien reflectaría los disparos con aquellas hojas carmesí. En ello, la fémina comenzaría a adaptar su arma para dardos, lanzandolo a los pies de el ente, en lo que pronto, el taung presente alzaría su mano libre, liberando pequeños mini-cohetes de su armadura. El oscuro daría un gran salto, apoyándose de una energía que extraería de lo que le rodearía, dejando su alrededor oscuro. El joven impresionado ante esto, seguiría con la vista el impacto que daría su adversario. La presente no tardaría en abalanzarse con su arma hacia él, dando diversos disparos en diferentes direcciones, en lo que en una fracción de segundos procedería a lanzarle una granada directa a su pecho, la cual impactaría en un momento de desconcentración de el sujeto y caería, derrapando el suelo ante la explosión. La chica al verle caer no se detendría a examinarle, daría por hecho que su compañero en ese momento daría el golpe final, en ello, se dirigiría hacia el grupo que batallaba contra los militares, en lo que irían ganando claramente ante la ventaja del conocimiento de terreno. El taung se acercaría, volviendo su arma a su espalda. Tomaría una cuchilla de su pierna, la cual estaría igualmente cubierta por su armadura y deslizaría esta última lentamente, sintiendo el sonido del filo salir. Se abalanzaría rápidamente hacia el cuerpo de el tipo, quien, giraría en el suelo y alzaría su mano realizando cierta presión en el cuello de le taung. Usaba la fuerza, una fuerza endemoniada. Un aura negro rodeaba el cuerpo de el ente, el mandaloriano soltaría lentamente la cuchilla, tratando de zafarse de aquel agarre tan brutal, el cual no entendía cómo. En pocos segundos, aparecería un sujeto por el lado del ente, una sombra. Empujaría al nombrado, haciendo caer su propio peso con el del empuje. El chico caería de rodillas, tratando de estabilizar su respiración y poco a poco daría a entender que aquella silueta habría sido su padre. - Pad...Padre - Fueron sus palabras, palabras difíciles. Fueron fragmentos de segundos, fragmentos que acabarían en totalidad con lo que serían los siguientes días de el pequeño. El oscuro ser desplegaría una hoja carmesí desde su túnica y en un movimiento decapitaría al sujeto sobre él. El cuerpo caería inmóvil y luego sería arrastrado a un lado, en lo que la cabeza caería rodando. Daría un grito de terror, de desprecio, de desesperación. El taung recogería su cuchilla y se lanzaría sin dudar en ningun segundo sobre el asesino. No pensó en el error que pudo cometer por el simple hecho de mantener aun el sable láser, solo pensaba en vengarse. Habría cortado la mano con la cual poseería el sable láser, lo habría hecho en un rápido movimiento y quedado sobre el ente. Dicho sujeto lanzaría un grito de dolor y sus ojos se encontrarían con el reflejo de el casco de el muchacho - Soy Khorth. Khorth Beviin - Alzaría la cuchilla con rapidez y luego la bajaría en el momento preciso contra la garganta de el sujeto - ¡Y ACABARÉ CON TU VIDA! - Sus manos se encontrarían posadas en el cuello de el sujeto, con la vidro-espada enterrada en su garganta.
El ente oscuro correría con rapidez hacia los jóvenes delante de él, mientras los pequeños mandalorianos estarían peleando con aquellos militares y los mayores se les unirían. Los mandalorianos frente al ente dispondrían de dispararle seguidamente al ser oscuro, quien reflectaría los disparos con aquellas hojas carmesí. En ello, la fémina comenzaría a adaptar su arma para dardos, lanzandolo a los pies de el ente, en lo que pronto, el taung presente alzaría su mano libre, liberando pequeños mini-cohetes de su armadura. El oscuro daría un gran salto, apoyándose de una energía que extraería de lo que le rodearía, dejando su alrededor oscuro. El joven impresionado ante esto, seguiría con la vista el impacto que daría su adversario. La presente no tardaría en abalanzarse con su arma hacia él, dando diversos disparos en diferentes direcciones, en lo que en una fracción de segundos procedería a lanzarle una granada directa a su pecho, la cual impactaría en un momento de desconcentración de el sujeto y caería, derrapando el suelo ante la explosión. La chica al verle caer no se detendría a examinarle, daría por hecho que su compañero en ese momento daría el golpe final, en ello, se dirigiría hacia el grupo que batallaba contra los militares, en lo que irían ganando claramente ante la ventaja del conocimiento de terreno. El taung se acercaría, volviendo su arma a su espalda. Tomaría una cuchilla de su pierna, la cual estaría igualmente cubierta por su armadura y deslizaría esta última lentamente, sintiendo el sonido del filo salir. Se abalanzaría rápidamente hacia el cuerpo de el tipo, quien, giraría en el suelo y alzaría su mano realizando cierta presión en el cuello de le taung. Usaba la fuerza, una fuerza endemoniada. Un aura negro rodeaba el cuerpo de el ente, el mandaloriano soltaría lentamente la cuchilla, tratando de zafarse de aquel agarre tan brutal, el cual no entendía cómo. En pocos segundos, aparecería un sujeto por el lado del ente, una sombra. Empujaría al nombrado, haciendo caer su propio peso con el del empuje. El chico caería de rodillas, tratando de estabilizar su respiración y poco a poco daría a entender que aquella silueta habría sido su padre. - Pad...Padre - Fueron sus palabras, palabras difíciles. Fueron fragmentos de segundos, fragmentos que acabarían en totalidad con lo que serían los siguientes días de el pequeño. El oscuro ser desplegaría una hoja carmesí desde su túnica y en un movimiento decapitaría al sujeto sobre él. El cuerpo caería inmóvil y luego sería arrastrado a un lado, en lo que la cabeza caería rodando. Daría un grito de terror, de desprecio, de desesperación. El taung recogería su cuchilla y se lanzaría sin dudar en ningun segundo sobre el asesino. No pensó en el error que pudo cometer por el simple hecho de mantener aun el sable láser, solo pensaba en vengarse. Habría cortado la mano con la cual poseería el sable láser, lo habría hecho en un rápido movimiento y quedado sobre el ente. Dicho sujeto lanzaría un grito de dolor y sus ojos se encontrarían con el reflejo de el casco de el muchacho - Soy Khorth. Khorth Beviin - Alzaría la cuchilla con rapidez y luego la bajaría en el momento preciso contra la garganta de el sujeto - ¡Y ACABARÉ CON TU VIDA! - Sus manos se encontrarían posadas en el cuello de el sujeto, con la vidro-espada enterrada en su garganta.
Ib'tuur jatne tuur ash'ad kyr'amur
____________Luces de distintos colores estarían rondando el lugar. Twi'leks de distintas tonalidades o realmente se podían calificar según su especie, lethan's y rutian's. Una música en el fondo se comenzaría a escuchar escandalosamente mientras las ya nombradas se movían al son de esta. Entre ellos, aficionados viejos y jóvenes de distintas especies, llegando de humanos hasta uno que otro zabrak a lo cual no se le daría más relevancia.
En un rincón de el lugar no destacaría mucho pero si sacaría al margen su presencia, un sujeto de armadura gastada con un vaso ya vacío en su mano y su rostro cubierto por un casco bastante desgastado, sus dedos estarían jugando con aquel recipiente vacío en lo que estaría apoyado en una pared alejada de el movimiento musical. Su pierna se movería levemente contra el piso en una forma de nervios o desesperación, incomodidad, tal vez. El cantinero se le acercaría con alguna especie de botella, algún bebestible. - ¿Otro? - Empezaría, en lo que pronto un movimiento de cabeza el cantinero asentiría y se quedaría a un lado de él, observando el lugar - Realmente poco de tu tipo vienen por aquí - seguía con la conversación. El enmascarado no daba muchas respuestas mas que simples gestos con su mano o movimientos con la cabeza. Habría apoyado el vaso sobre la mesa que separaría al cantinero de él. En él podría destacar una túnica oscura cubriéndole parte de la espalda, evitando así la presencia de sus armas. No tenía ganas en ese momento de entablar alguna pelea, estaba en un proceso de espera. Uno del cual nadie le quitaría la atención en dicho momento. Pronto daría la presencia un par de sujetos encapuchados, túnicas marrones. Aquellos no vacilarían al momento de alzar su vista levemente, dejando ver el destello de sus ojos por el lugar y encontrar al aislado. Se acercarían a él con rapidez y sigilosa presencia. El cantinero en aquel momento aun estaría allí, en lo que pronto se alejaría de el lugar, dándoles el espacio a los recién llegados. Pronto, los encapuchados se sentarían de seguido, uno al lado de otro junto con el de la armadura - ¿Khorth Beviin? - Se escucharía un murmullo, proveniente de el más cercano. Asintió levemente. - Excelente - Fueron las siguientes palabras de los recién llegados. Pronto, Khorth se levantaría, señalaría un pasillo a escondidas, en lo que mirarái al cantinero y este asentiría. Khorth entraría a dicho lugar y seguidamente los encapuchados que recién habrían entrado, un sonido hueco sobresaldría de los mismos pasos de los presentes. Khorth daría su presencia alrededor de unos tres metros mas adelantado, mientras que los otros darían pasos a la igualdad, caminando al mismo ritmo. Pronto llegarían a una especie de sala bastante mas aislada al ruido, aunque aun podría sentirse el resonar, una pequeña mesilla y unas sillas estarían allí, en lo que el mandalore se sentaría al momento de llegar y sus invitados igual - Los escucho. - Fueron las frías y secas palabras de Khorth. El lugar se llenó con las voces de los desconocidos, Khorth les prestó toda su atención. Se limitaba pocas veces a interrumpirles y preguntar alguna pequeña cosa o pequeños detalles. Apoyaría sus codos en las mesas, apoyando la parte baja de su casco en sus manos. Uno de los invitados estaría apoyado contra una pared, sus brazos cruzados apoyados contra su pecho, mientras el otro le comentaba lo necesario al mandalore en lo que pronto la conversación culminaría con un movimiento de brazos de el mandaloriano. - Trato. - Fueron sus palabras. Secas palabras que harían callar a todos, se levantaría y alzaría su mano hacia el sujeto de el frente, quien le daría la mano de una manera firme. Los ojos de Khorth se encontrarían con la vista de su nuevo compañero, quien dudaría de la palabra de Khorth en un principio, dudaría de sus acciones y claramente de su promesa. Serían cosas de segundos cuando saldrían de el lugar, Khorth estaría al final de el grupo. En aquel momento, al dar su presencia, una bailarina, una twi'lek de pieles azules se le acercaría rápidamente, apoyando su mentón y manos en el hombro zurdo de el mandaloriano. Este mismo soltaría una risa, una suave risa, en lo cual tomaría el mentón de la fémina y llevaría a un lado, despreciando aquel acto de cariño. Seguiría su camino para entonces de una manera burlesca con un caminar orgulloso. Al salir, darían el inicio de coordenar sus salidas, Khorth estaría en un lugar distinto a lo que ellos estarían, por lo mismo, era cosa de sincroonización.
______________En un rincón de el lugar no destacaría mucho pero si sacaría al margen su presencia, un sujeto de armadura gastada con un vaso ya vacío en su mano y su rostro cubierto por un casco bastante desgastado, sus dedos estarían jugando con aquel recipiente vacío en lo que estaría apoyado en una pared alejada de el movimiento musical. Su pierna se movería levemente contra el piso en una forma de nervios o desesperación, incomodidad, tal vez. El cantinero se le acercaría con alguna especie de botella, algún bebestible. - ¿Otro? - Empezaría, en lo que pronto un movimiento de cabeza el cantinero asentiría y se quedaría a un lado de él, observando el lugar - Realmente poco de tu tipo vienen por aquí - seguía con la conversación. El enmascarado no daba muchas respuestas mas que simples gestos con su mano o movimientos con la cabeza. Habría apoyado el vaso sobre la mesa que separaría al cantinero de él. En él podría destacar una túnica oscura cubriéndole parte de la espalda, evitando así la presencia de sus armas. No tenía ganas en ese momento de entablar alguna pelea, estaba en un proceso de espera. Uno del cual nadie le quitaría la atención en dicho momento. Pronto daría la presencia un par de sujetos encapuchados, túnicas marrones. Aquellos no vacilarían al momento de alzar su vista levemente, dejando ver el destello de sus ojos por el lugar y encontrar al aislado. Se acercarían a él con rapidez y sigilosa presencia. El cantinero en aquel momento aun estaría allí, en lo que pronto se alejaría de el lugar, dándoles el espacio a los recién llegados. Pronto, los encapuchados se sentarían de seguido, uno al lado de otro junto con el de la armadura - ¿Khorth Beviin? - Se escucharía un murmullo, proveniente de el más cercano. Asintió levemente. - Excelente - Fueron las siguientes palabras de los recién llegados. Pronto, Khorth se levantaría, señalaría un pasillo a escondidas, en lo que mirarái al cantinero y este asentiría. Khorth entraría a dicho lugar y seguidamente los encapuchados que recién habrían entrado, un sonido hueco sobresaldría de los mismos pasos de los presentes. Khorth daría su presencia alrededor de unos tres metros mas adelantado, mientras que los otros darían pasos a la igualdad, caminando al mismo ritmo. Pronto llegarían a una especie de sala bastante mas aislada al ruido, aunque aun podría sentirse el resonar, una pequeña mesilla y unas sillas estarían allí, en lo que el mandalore se sentaría al momento de llegar y sus invitados igual - Los escucho. - Fueron las frías y secas palabras de Khorth. El lugar se llenó con las voces de los desconocidos, Khorth les prestó toda su atención. Se limitaba pocas veces a interrumpirles y preguntar alguna pequeña cosa o pequeños detalles. Apoyaría sus codos en las mesas, apoyando la parte baja de su casco en sus manos. Uno de los invitados estaría apoyado contra una pared, sus brazos cruzados apoyados contra su pecho, mientras el otro le comentaba lo necesario al mandalore en lo que pronto la conversación culminaría con un movimiento de brazos de el mandaloriano. - Trato. - Fueron sus palabras. Secas palabras que harían callar a todos, se levantaría y alzaría su mano hacia el sujeto de el frente, quien le daría la mano de una manera firme. Los ojos de Khorth se encontrarían con la vista de su nuevo compañero, quien dudaría de la palabra de Khorth en un principio, dudaría de sus acciones y claramente de su promesa. Serían cosas de segundos cuando saldrían de el lugar, Khorth estaría al final de el grupo. En aquel momento, al dar su presencia, una bailarina, una twi'lek de pieles azules se le acercaría rápidamente, apoyando su mentón y manos en el hombro zurdo de el mandaloriano. Este mismo soltaría una risa, una suave risa, en lo cual tomaría el mentón de la fémina y llevaría a un lado, despreciando aquel acto de cariño. Seguiría su camino para entonces de una manera burlesca con un caminar orgulloso. Al salir, darían el inicio de coordenar sus salidas, Khorth estaría en un lugar distinto a lo que ellos estarían, por lo mismo, era cosa de sincroonización.
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Habían llegado, había sido un viaje largo, la nave de Khorth habría estado lo bastantemente cerca de las naves de sus nuevos compañeros, en ese momento, se habrían juntado al momento de ya haber aterrizado - Entonces ¿con qué estoy tratando? - Dijo el cazarrecompensas. Su tono de voz aun era serio, frío y lo bastante seco como para dejar claro que él estaba ahí por el ''trato'' hecho anteriormente, en el cual habrían dejado claro ya la situación. Uno de los hombres sonrió a medias y se acercaría hasta el mandalore, haría un gesto con su cabeza hacia su compañero, el cual se iría con rapidez hacia una dirección tras unos pequeños montes, pero eran lo suficientemente altos como para cubrir a una persona de estatura normal. - Bien, Khorth. - Sonreía - Nuestra historia, empezará aquí. - Sus palabras se mostraban con decisión. Khorth en un movimiento elegante de brazo, quitaría aquella roñosa túnica en su espalda, dejando ver una gastada armadura, una armadura de batallas. Una brisa elevaría aquella tela ya rota y desteñida, se la llevaría rozando los pastizales, verdes pastizales que se moverían al propio ritmo de el viento. Aquel hombre de pieles morenas comenzaría a caminar, pasos firmes y en su brazo podría ver como sujetaba un casco, un casco de un cloon. Khorth habría observado este en el momento que aquel tipo, ya pudiendo generalizarlo como un cloon, habría dado la espalda. Sin perder más tiempo, el mandaloriano comenzaría a caminar, en lo que pronto, a las lejanías, observaría un gran número de tropas. Tropas republicanas. - Ya veo... - Una mofa salió de Khorth, en él, bajo aquel casco desgastado y rayado se mostraría una sonrisa de juegos. Gozaba el momento como ninguno. Caminaría de una manera dominante, su compañero, el Clono estaría al frente con el segundo el cual habrían mandado antes. Estaría con un casco de el ejercito republicano en su cabeza ya. Su compañero aun esaría con su casco entre su brazo y el cuerpo. Khorth apoyaría su pie en una roca, flexionando su pierna. Su brazo se posaría en su rodilla, en lo que pronto alzaría su brazo, en forma de victoria hacia las tropas. Era su presentación. En ese momento, el se pudo decir a si mismo... < Este... será nuestro comienzo. > ~~~~~~~~~~~~~
orth Beviin se encontraría caminando ante las tropas encontradas en un rincón de el planeta desconocido para él. Tropas posicionados en filas, y numerosos personales en estas mismas. Habían pasado ya un par de días desde que habría llegado y bastantes cambios realizó en aquel corto lapso de estadía. Se encontraría cerca de aquel campamento el cual le correspondía, los soldados estarían en posición firme, apoyando su mano diestra en su sien. Khorth con sus manos posadas en su espalda, asentiría y alzaría su mano diestra en lo cual daría a señal; '' Sigan entrenando ''. Se voltearía, dandole la espalda a aquellas enormes tropas, caminaría a un paso firme en dirección de el pequeño campamento en el cual se encontrarían los Capitanes. Integrándose a un pequeño grupo, alrededor de 3 personas más, sin contarlo a él comenzaría el murmullo y las discusiones. - No podemos quedarnos así sin más - Dijo uno, alzando levemente su voz - Claro que no, pero tampoco podemos tirar todo a la borda - Respondió otro de mala gana. - ¿Qué sucede ? - Era Khorth, alzaría la voz de manera molesta ante las actitudes ajenas. Los capitanes intercambiaron miradas, ninguno habló hasta que Khorth habría dado un segundo paso dentro de el campamento. El único quien habría silenciado en toda aquella discusión se levantaría con su casco tomado por su brazo zurdo - Atacarán - Fue lo único que dijo. Khorth asintió, no se pudo ver ninguna expresión, aun llevaba su casco, el cual no se habría quitado en presencia de nadie, no aún. Los músculos de la espalda de el mandalore se habrían tensado, su mano zurda se apretó suavemente, sin darlo a conocer - ¿Y qué hacen sentados? ¡Muévanse ya! - gritó el Taung. En aquel momento de gritos y frustraciones, un soldado estaría entrando al campamento, se escucharía su respiración agitada y con sus ropajes ya listos - han llegado. - Fueron sus palabras entre jadeos. Khorth no dijo nada, se dio la vuelta y corrió, desapareciendo tras el soldado.
Khorth ya cruzando directamente hacia las tropas, estas se encontrarían movilizandose a grandes velocidades en manera de defensa, poseyendo en sí, grandes armas de su mano. Khorth estaba seguro de sí mismo, de aquellos entrenamientos recibidos anteriormente y los que él proporcionó en ese par de días. A sus lados pudo observar como los capitanes encontrados anteriormente en aquel campamento salían corriendo, Khorth quedando atrás observaría en su plenitud el campo. Grandes números de el propio ejercito republicano estarían a su mano, sus adversarios: Máquinas & droides. Una risa burlesca salió el mandalore.
Ib'tuur jatne tuur ash'ad kyr'amur - Alzó la voz Khorth. Llevaría su mano a su espalda, su mano diestra, tomaría su DC-15A y procedería a prepararse para lo siguiente. Aquella pequeña batalla, pronto se verían los disparos láser de un lado a otro, el Taung fijaría su vista ante los At-St, preferiría correr por el campo, comenzó a avanzar rápidamente, los soldados republicanos cubrirían las espaldas de su nuevo líder, quien de en una manera ágil derraparía bajadas, saltaría sobre droides y se dispondría a atacar. Tomando su arma, derraparía bajo uno de aquellas maquinarias, dispararía seguidamente alrededor de tres o cuatro veces y caería agachado, con un soldado cubriendole las espaldas, en lo que pronto, el At-St comenzaría a caer y pronto una pequeña explosión. Khorth sin perder el ritmo, cargaría su arma al momento de quedarle siempre un disparo a mano, siempre tratando de dar en puntos precisos. - Señor, aun ningún sensible - Dijo el soldado a sus espaldas - Avisenme apenas se vea uno - Dijo Khorth - Muévete - Finalizó el mandalore. Un empujón mutuo de espaldas hizo rodar a ambos, en lo que un disparo llegaría fijo a el centro de donde se encontraría anteriormente. Rodarían ambos ante la explosión de ello, sin sufrir daño alguno. Khorth derraparía de espaldas, señalando con su arma al causante de el disparo. A lo lejos, otro At-St, preparándose para disparar directamente hacia el Taung, pero adelantandose, señalaría los soportes de este y dispararía rápidamente, haciéndole caer y explotando ante el propio disparo acomulado de la máquina. Una tropa de droides estaría avanzando a la par a unos metros, alrededor de dos docenas estarían avanzando de una manera fija a su posición, disparando sin parar. Los republicanos estarían posicionandose bajo el resto de la maquinaria ya caída. Algunos, trataban a los heridos, llevándolo a los campamentos médicos, los encargados de estos tratarían a los heridos de la manera más rápida posible, evitando la acumulación de heridos. Claramente, al igual que heridos, habrían muertos, perdidas numerosas de tropas republicanas. A una distancia ya bastante corta, los soldados estarían comenzando a atacar a los droides, quienes caerían sin poder defenderse, tratando de encontrar a los soldados, quienes estarían simplemente en una posición perfectamente escondida y visual para estos mismos. Khorth, posicionado a espaldas de los soldados, estaría observando con claridad todo, lo que quedaría de resto, uno de los capitanes encontrados anteriormente en el campamento - Khorth, nuestras bajas son bastante altas. Pero según veo... - Observaría el campo, con los droides caídos y la maquinaria caída, aun así, Khorth tenía un '' algo '' que le molestaba, un algo que estaba fuera de lugar. - Aún queda alguien - Respondió Khorth a secas - Ellos jamás vienen solos, son droides. Deben ser manejados. También doy por hecho que podrían ser dos... - Su voz era seria, seca y apagada. - Llevate a los soldados, que vayan a curarse. Necesito una zona limpia.
Poco a poco iban saliendo las tropas republicanas, Khorth se encontraba en el lugar aun estático, pequeñas quemaduras de disparos se encontrarían en su armadura, roces. En un levantar de tierra, en aquel polverío, observaría un as de luz sobre salir, una luz rojiza. Algo que se reflejaría en el cristal oscuro de el casco de el mandalore. - Así que... ¿tú eres el que percibí? - Rió el Taung. - Tu oscura presencia... se podría sentir a Kilómetros... lamentablemente, no era el único que pudo decir que una presencia.. oscura.. dominaba el lugar - Afirmó. Beviin había hablado anteriormente con uno de los capitanes, con el cual discutió un ''algo''. Unas oscuras túnicas bordeadas de un rojizo oscuro estaría presente en aquel sujeto. Cabello castaño oscuro, piel pálida, ojos amarillentos. Una mirada frívola dirigida hacia el mandalore fue lo único que se apreció, la mano diestra de aquel ser poseería el sable láser carmesí. Khroth acomodaría su arma sobre su hombro, observando el ente oscuro frente a él. Era como un deja vú, nuevamente, sentía aquel odio e ira contra aquel personaje. No quería nada con ellos, no aún. - Sucio... mandaloriano. - Pronunció el pálido.
Khorth ya cruzando directamente hacia las tropas, estas se encontrarían movilizandose a grandes velocidades en manera de defensa, poseyendo en sí, grandes armas de su mano. Khorth estaba seguro de sí mismo, de aquellos entrenamientos recibidos anteriormente y los que él proporcionó en ese par de días. A sus lados pudo observar como los capitanes encontrados anteriormente en aquel campamento salían corriendo, Khorth quedando atrás observaría en su plenitud el campo. Grandes números de el propio ejercito republicano estarían a su mano, sus adversarios: Máquinas & droides. Una risa burlesca salió el mandalore.
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Droide - At-St
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Droide - At-St
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Ib'tuur jatne tuur ash'ad kyr'amur - Alzó la voz Khorth. Llevaría su mano a su espalda, su mano diestra, tomaría su DC-15A y procedería a prepararse para lo siguiente. Aquella pequeña batalla, pronto se verían los disparos láser de un lado a otro, el Taung fijaría su vista ante los At-St, preferiría correr por el campo, comenzó a avanzar rápidamente, los soldados republicanos cubrirían las espaldas de su nuevo líder, quien de en una manera ágil derraparía bajadas, saltaría sobre droides y se dispondría a atacar. Tomando su arma, derraparía bajo uno de aquellas maquinarias, dispararía seguidamente alrededor de tres o cuatro veces y caería agachado, con un soldado cubriendole las espaldas, en lo que pronto, el At-St comenzaría a caer y pronto una pequeña explosión. Khorth sin perder el ritmo, cargaría su arma al momento de quedarle siempre un disparo a mano, siempre tratando de dar en puntos precisos. - Señor, aun ningún sensible - Dijo el soldado a sus espaldas - Avisenme apenas se vea uno - Dijo Khorth - Muévete - Finalizó el mandalore. Un empujón mutuo de espaldas hizo rodar a ambos, en lo que un disparo llegaría fijo a el centro de donde se encontraría anteriormente. Rodarían ambos ante la explosión de ello, sin sufrir daño alguno. Khorth derraparía de espaldas, señalando con su arma al causante de el disparo. A lo lejos, otro At-St, preparándose para disparar directamente hacia el Taung, pero adelantandose, señalaría los soportes de este y dispararía rápidamente, haciéndole caer y explotando ante el propio disparo acomulado de la máquina. Una tropa de droides estaría avanzando a la par a unos metros, alrededor de dos docenas estarían avanzando de una manera fija a su posición, disparando sin parar. Los republicanos estarían posicionandose bajo el resto de la maquinaria ya caída. Algunos, trataban a los heridos, llevándolo a los campamentos médicos, los encargados de estos tratarían a los heridos de la manera más rápida posible, evitando la acumulación de heridos. Claramente, al igual que heridos, habrían muertos, perdidas numerosas de tropas republicanas. A una distancia ya bastante corta, los soldados estarían comenzando a atacar a los droides, quienes caerían sin poder defenderse, tratando de encontrar a los soldados, quienes estarían simplemente en una posición perfectamente escondida y visual para estos mismos. Khorth, posicionado a espaldas de los soldados, estaría observando con claridad todo, lo que quedaría de resto, uno de los capitanes encontrados anteriormente en el campamento - Khorth, nuestras bajas son bastante altas. Pero según veo... - Observaría el campo, con los droides caídos y la maquinaria caída, aun así, Khorth tenía un '' algo '' que le molestaba, un algo que estaba fuera de lugar. - Aún queda alguien - Respondió Khorth a secas - Ellos jamás vienen solos, son droides. Deben ser manejados. También doy por hecho que podrían ser dos... - Su voz era seria, seca y apagada. - Llevate a los soldados, que vayan a curarse. Necesito una zona limpia.
Poco a poco iban saliendo las tropas republicanas, Khorth se encontraba en el lugar aun estático, pequeñas quemaduras de disparos se encontrarían en su armadura, roces. En un levantar de tierra, en aquel polverío, observaría un as de luz sobre salir, una luz rojiza. Algo que se reflejaría en el cristal oscuro de el casco de el mandalore. - Así que... ¿tú eres el que percibí? - Rió el Taung. - Tu oscura presencia... se podría sentir a Kilómetros... lamentablemente, no era el único que pudo decir que una presencia.. oscura.. dominaba el lugar - Afirmó. Beviin había hablado anteriormente con uno de los capitanes, con el cual discutió un ''algo''. Unas oscuras túnicas bordeadas de un rojizo oscuro estaría presente en aquel sujeto. Cabello castaño oscuro, piel pálida, ojos amarillentos. Una mirada frívola dirigida hacia el mandalore fue lo único que se apreció, la mano diestra de aquel ser poseería el sable láser carmesí. Khroth acomodaría su arma sobre su hombro, observando el ente oscuro frente a él. Era como un deja vú, nuevamente, sentía aquel odio e ira contra aquel personaje. No quería nada con ellos, no aún. - Sucio... mandaloriano. - Pronunció el pálido.
Dedicado a un gran amigo.
- Spoiler:
- Próximamente, V parte.
Última edición por Satella el Vie Mayo 10, 2013 7:03 am, editado 6 veces
Satella- Mensajes : 1351
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Bonito roleo. Veamos como sigue...
Amé el gif.
Stryfe- Mensajes : 726
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Edad : 26
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Siempre tan pro
Darth Plagueis- Mensajes : 1410
Fecha de inscripción : 05/02/2012
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Hola, parte II.
Satella- Mensajes : 1351
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Simplemente, genial.
Beitom- Mensajes : 363
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 32
Localización : En mi solitaria casa ok men
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Hola
¿xq usted rolea tan bien?
<3 nos vemos tiare
¿xq usted rolea tan bien?
<3 nos vemos tiare
patrialka- Mensajes : 1118
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 29
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Sabias palabras de mi hermanita.
*ver que tiene tetas*
Hey era broma, buen roleo.
*ver que tiene t
Hey era broma, buen roleo.
Hannibal- Mensajes : 302
Fecha de inscripción : 22/08/2012
Edad : 28
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Desde el contenido, la estética, y un gran mandaloriano como Khorth es todo hermoso. Lo hiciste de nuevo Tiare, hermoso roleo, espero la continuación. Te quiero ♥
Bergkamp- Mensajes : 1782
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Desde que me dijiste que ibas a hacer una novela con mi personaje e historia, me senti muy muy bien y especialmente si es una gran amiga y roleadora como tu Tiare.
Esperé que subieras el roleo impacientemente y nunca me imagine que te iba a quedar tan bien (aunque conociendo como roleas era de esperarse que quedara tan pro)
Tengo mucho mas que decirte pero te lo dire por otro medio
Esperé que subieras el roleo impacientemente y nunca me imagine que te iba a quedar tan bien (aunque conociendo como roleas era de esperarse que quedara tan pro)
Tengo mucho mas que decirte pero te lo dire por otro medio
Khorth- Mensajes : 910
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 26
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
III Parte up. Un poco corta, lo siento.
Satella- Mensajes : 1351
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Te acabas de ganar un +1 a tu reputación por la producción y tematica en que te enfocaste, pocas personas hacen novelas de temas externos al de uno y eso se valora.
Felicitaciones.
PD: aun sigo muerto de risa por tu firma de Taringa xD
Felicitaciones.
PD: aun sigo muerto de risa por tu firma de Taringa xD
Relan- Mensajes : 1758
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 32
Localización : Pekin, China
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Para gran Mandaloriano ya esta Bancroft
lVaktoh- Mensajes : 174
Fecha de inscripción : 22/08/2011
Edad : 29
Localización : Arkania
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Felicidades Tiare. Muy bien.
- Spoiler:
Aleema- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Localización : Canada
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Bancroft. escribió:Para gran Mandaloriano ya esta Bancroft
Justo eso no. nadie te quiere
Hermoso roleo Tiare, quiero la cuarta parte ya! ahre, nos vemos <3
Bergkamp- Mensajes : 1782
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
- Spoiler:
Aun no veo el +1 *Llorando* OkyaRelan escribió:Te acabas de ganar un +1 a tu reputación por la producción y tematica en que te enfocaste, pocas personas hacen novelas de temas externos al de uno y eso se valora.
Felicitaciones.
PD: aun sigo muerto de risa por tu firma de Taringa xDAleema escribió:Felicidades Tiare. Muy bien.- Spoiler:
Espero que tú seas el pinwinito *_____* .
______________________
IV Parte subida.
Saludos y gracias.
Satella- Mensajes : 1351
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Novela] El mandaloriano [Azeneth☯]
Buena estética, excelente historia y gran idea. Nunca vi una novela ajena al personaje propio. Está excelente ornitorrinca, a ver cuando hacemos uno.
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
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