[NOVELA] "SAW" [Relan]
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[NOVELA] "SAW" [Relan]
No puedo poner fotos ni colores ni nada de eso porque la novela la escribiré desde el movil.
Si os gusta la saga SAW os invito a que sigais la novela, es una especie de adaptación, con trama un poco diferente.
_____________________________________________________________________________
CAPÍTULO 1 - JUICIOS INTERNOS
Una gota fría de agua cayó sobre su cabeza, despertándolo de su largo sueño, pero su alrededor estaba totalmente oscuro.
- ¡¿Hay alguien ahí?! Gritó.
Al hablar, las luces de la sala parpadearon varias veces y se encendieron.
La habitación estaba muy sucia, estanterías llenas de herramientas manchadas de grasa y oxidadas, el suelo estaba cubierto de polvo. Las paredes apenas se podía ver su color, pues las luces no eran muy potentes, no se alcanzaba a ver toda la sala en su totalidad, aunque tenía pinta de ser un taller abandonado.
El hombre se levantó estaba un poco mareado. Se dio cuenta de que tenía unos extraños objetos en las muñecas.
- ¡Mierda, mis manos! ¡¿Qué coño es esto?!
- Se llaman cadenas. Dijo una voz, que el hombre identificó rápidamente.
- ¿¡Así que eres tú, eh!? ¡¿Por qué me haces esto, Jedai de mierda?! ¡¿No te bastaba con arrestarme, también tenías que torturarme?!
- Me temo que estoy en tu misma situación, aunque no puedas verme muy bien.
El silencio invadió la sala
- ¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí?
- No lo sé. Alguien parece que se está divirtiendo viéndonos. A tu derecha, esquina superior.
En la zona mencionada por el Jedi, podía apreciarse una cámara de seguridad que vigilaba a los dos presos.
- ¡Eh! ¡Mira lo que hay en el suelo! ¡Es un mando!
- Intenta cogerlo, tú lo tienes más cerca que yo. Dijo el Jedi.
El hombre extendió su pierna derecha para intentar atraer hacia él el objeto, pero notó como, al hacer avanzar una pierna, la otra iba retrocediendo a causa de las cadenas.
- Espera -dijo el Jedi-, quizás esto te sirva.
El Jedi extendió su mano izquierda, descubriendo lo mismo que el otro hombre, y consiguió alcanzar con las yemas de sus dedos una fina vara metálica bastante larga, de casi un metro de longitud, y se la lanzó por el suelo.
El otro preso la paró con el pie, se agachó como pudo y la agarró con la mano.
Extendió su brazo y pierna derecha hacia delante, intentando acercarse al mando que había en el suelo y lo acercó hacia él con la vara de hierro.
Dejó el palo en el suelo, cogió el mando y pulsó su único botón.
Un viejo holoproyector se activó, iluminando completamente la sala y mostró una figura encapuchada, que comenzó a hablar.
- Hola joven Dawer, has sido un delincuente muy hábil. Te has aprovechado del poder de tu padre, el Senador de Taris, para salir fácilmente de las comisarías. Es hora de que llegue tu juicio final, en el que tú decidirás si vivir o morir, y esta vez tu padre no podrá sacarte de aquí.
Varias lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Dawer, y éste intentó mirar a otro lado, sin embargo, en la otra pared observó el cadáver de su padre atravesado por nueve de las mismas varillas que él había usado antes.
- Hola, Maestro Selkris -dijo la voz del holograma-, has sido uno de los miembros más respetados de la Orden Jedi durante años, te has aprovechado de tu poder para ocultar ciertas irregularidades dentro de los Jedi y de la República. Sin embargo, tu reputación y poder dentro de ella han disminuido durante los últimos tiempos. Es hora de dar paso a las nuevas generaciones, Maestro. Como habréis podido notar, las cadenas de ambos brazos y ambos pies están unidas, al avanzar un pie o una mano, retrasáis el otro. Al lado de los huecos de donde salen las cadenas, hay sierras eléctricas. Debéis elegir qué mano y qué pie salvar, pero rápido, cada 5 segundos, se acortará la longitud de las cadenas. Si en 30 segundos no habéis hecho elección alguna, que sea lo que Dios quiera.
El holoproyector se apagó, y se encendió un marcador en la misma pared con una cuenta atrás.
Las sierras eléctricas se activaron y comenzaron a girar.
- ¡Maldita sea! ¡¿Por qué mierda me pasa esto a mí?! Gritó entre llantos Dawer.
El joven chico no sabía qué mano y qué pie cortarse, no estaba preparado para sufrir aquel dolor.
El tiempo seguía corriendo. Veinte... Diecinueve... Dieciocho... Diecisiete... Dieciseis... Quince...
Las cadenas volvieron a apretarse, y ambos presos retrocedieron unos centímetros.
- ¡¿Qué coño es esto de la espalda?! Gritó el joven criminal.
- Creo que lo mismo que tenía clavado tu padre. Más te vale que te des prisa, o en 5 segundos... Dijo el Maestro Selkris.
El Maestro Jedi retrocedió su brazo izquierdo y su pierna derecha y comenzó a gritar de dolor.
- ¡NOOOOO -gritó Dawer, debido al sufrimiento del Jedi, el miedo del chico aumentó-! ¡Joder, no puedo! ¡No quiero morir!
El Jedi se soltó de dos de las cuatro esposas y se adelantó todo lo que pudo para no ser alcanzado por las sierras eléctricas.
Doce... Once... Diez..
Las cadenas volvieron a retroceder unos centímetros, y las varas metálicas se clavaron en el cuerpo de Dewer.
Nueve... Ocho... Siete... Seis... Cinco...
Las cadenas volvieron a retroceder y las varas atravesaron varios centímetros más el cuerpo del chico.
Cuatro... Tres... Dos... Uno... Cero.
Las cadenas volvieron a retroceder por última vez, el cuerpo del delincuente fue atravesado totalmente, y comenzó a perder sangre, mientras sus muñecas y tobilos eran cortados.
- ¡AYUDA! ¡SÁCAME DE AQUÍ, POR FAVOR!
A continuación, las esposas se abrieron, y el Maestro Selkris fue liberado, a pesar de sus dos graves heridas.
- No te preocupes, buscaré ayuda.
El Maestro se acercó a una pequeña puerta entreabierta que había cerca del cadáver del Senador de Taris y salió de la sala.
Al salir, el holoproyector volvió a activarse.
- Joven Dawer, has elegido morir. Tu orgullo y tu miedo han prevalecido sobre tu supervivencia. Has demostrado que no apreciabas tu vida, y el que no aprecia algo que tiene, no merece tenerlo.
- ¡NOOOOOOOOO! Dijo Dawer mientras perdía litros de sangre de su abdomen, mulecas, tobillos y boca.
En sus últimos suspiros, Dawer pudo observar como un hombre al que no conocía, entraba en la sala.
- Hijo... de puta...
- Que te mueras ya y te calles, coño.
El hombre le pegó un puñetazo con un puño americano en la cara, reventándole la nariz, y finalmente matándolo.
Se acercó de nuevo a la puerta, pulsó el interruptor para apagar las luces y salió de la sala, cerrándola al salir.
Continuará.
Si os gusta la saga SAW os invito a que sigais la novela, es una especie de adaptación, con trama un poco diferente.
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CAPÍTULO 1 - JUICIOS INTERNOS
Una gota fría de agua cayó sobre su cabeza, despertándolo de su largo sueño, pero su alrededor estaba totalmente oscuro.
- ¡¿Hay alguien ahí?! Gritó.
Al hablar, las luces de la sala parpadearon varias veces y se encendieron.
La habitación estaba muy sucia, estanterías llenas de herramientas manchadas de grasa y oxidadas, el suelo estaba cubierto de polvo. Las paredes apenas se podía ver su color, pues las luces no eran muy potentes, no se alcanzaba a ver toda la sala en su totalidad, aunque tenía pinta de ser un taller abandonado.
El hombre se levantó estaba un poco mareado. Se dio cuenta de que tenía unos extraños objetos en las muñecas.
- ¡Mierda, mis manos! ¡¿Qué coño es esto?!
- Se llaman cadenas. Dijo una voz, que el hombre identificó rápidamente.
- ¿¡Así que eres tú, eh!? ¡¿Por qué me haces esto, Jedai de mierda?! ¡¿No te bastaba con arrestarme, también tenías que torturarme?!
- Me temo que estoy en tu misma situación, aunque no puedas verme muy bien.
El silencio invadió la sala
- ¿Qué es esto? ¿Qué hacemos aquí?
- No lo sé. Alguien parece que se está divirtiendo viéndonos. A tu derecha, esquina superior.
En la zona mencionada por el Jedi, podía apreciarse una cámara de seguridad que vigilaba a los dos presos.
- ¡Eh! ¡Mira lo que hay en el suelo! ¡Es un mando!
- Intenta cogerlo, tú lo tienes más cerca que yo. Dijo el Jedi.
El hombre extendió su pierna derecha para intentar atraer hacia él el objeto, pero notó como, al hacer avanzar una pierna, la otra iba retrocediendo a causa de las cadenas.
- Espera -dijo el Jedi-, quizás esto te sirva.
El Jedi extendió su mano izquierda, descubriendo lo mismo que el otro hombre, y consiguió alcanzar con las yemas de sus dedos una fina vara metálica bastante larga, de casi un metro de longitud, y se la lanzó por el suelo.
El otro preso la paró con el pie, se agachó como pudo y la agarró con la mano.
Extendió su brazo y pierna derecha hacia delante, intentando acercarse al mando que había en el suelo y lo acercó hacia él con la vara de hierro.
Dejó el palo en el suelo, cogió el mando y pulsó su único botón.
Un viejo holoproyector se activó, iluminando completamente la sala y mostró una figura encapuchada, que comenzó a hablar.
- Hola joven Dawer, has sido un delincuente muy hábil. Te has aprovechado del poder de tu padre, el Senador de Taris, para salir fácilmente de las comisarías. Es hora de que llegue tu juicio final, en el que tú decidirás si vivir o morir, y esta vez tu padre no podrá sacarte de aquí.
Varias lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Dawer, y éste intentó mirar a otro lado, sin embargo, en la otra pared observó el cadáver de su padre atravesado por nueve de las mismas varillas que él había usado antes.
- Hola, Maestro Selkris -dijo la voz del holograma-, has sido uno de los miembros más respetados de la Orden Jedi durante años, te has aprovechado de tu poder para ocultar ciertas irregularidades dentro de los Jedi y de la República. Sin embargo, tu reputación y poder dentro de ella han disminuido durante los últimos tiempos. Es hora de dar paso a las nuevas generaciones, Maestro. Como habréis podido notar, las cadenas de ambos brazos y ambos pies están unidas, al avanzar un pie o una mano, retrasáis el otro. Al lado de los huecos de donde salen las cadenas, hay sierras eléctricas. Debéis elegir qué mano y qué pie salvar, pero rápido, cada 5 segundos, se acortará la longitud de las cadenas. Si en 30 segundos no habéis hecho elección alguna, que sea lo que Dios quiera.
El holoproyector se apagó, y se encendió un marcador en la misma pared con una cuenta atrás.
Las sierras eléctricas se activaron y comenzaron a girar.
- ¡Maldita sea! ¡¿Por qué mierda me pasa esto a mí?! Gritó entre llantos Dawer.
El joven chico no sabía qué mano y qué pie cortarse, no estaba preparado para sufrir aquel dolor.
El tiempo seguía corriendo. Veinte... Diecinueve... Dieciocho... Diecisiete... Dieciseis... Quince...
Las cadenas volvieron a apretarse, y ambos presos retrocedieron unos centímetros.
- ¡¿Qué coño es esto de la espalda?! Gritó el joven criminal.
- Creo que lo mismo que tenía clavado tu padre. Más te vale que te des prisa, o en 5 segundos... Dijo el Maestro Selkris.
El Maestro Jedi retrocedió su brazo izquierdo y su pierna derecha y comenzó a gritar de dolor.
- ¡NOOOOO -gritó Dawer, debido al sufrimiento del Jedi, el miedo del chico aumentó-! ¡Joder, no puedo! ¡No quiero morir!
El Jedi se soltó de dos de las cuatro esposas y se adelantó todo lo que pudo para no ser alcanzado por las sierras eléctricas.
Doce... Once... Diez..
Las cadenas volvieron a retroceder unos centímetros, y las varas metálicas se clavaron en el cuerpo de Dewer.
Nueve... Ocho... Siete... Seis... Cinco...
Las cadenas volvieron a retroceder y las varas atravesaron varios centímetros más el cuerpo del chico.
Cuatro... Tres... Dos... Uno... Cero.
Las cadenas volvieron a retroceder por última vez, el cuerpo del delincuente fue atravesado totalmente, y comenzó a perder sangre, mientras sus muñecas y tobilos eran cortados.
- ¡AYUDA! ¡SÁCAME DE AQUÍ, POR FAVOR!
A continuación, las esposas se abrieron, y el Maestro Selkris fue liberado, a pesar de sus dos graves heridas.
- No te preocupes, buscaré ayuda.
El Maestro se acercó a una pequeña puerta entreabierta que había cerca del cadáver del Senador de Taris y salió de la sala.
Al salir, el holoproyector volvió a activarse.
- Joven Dawer, has elegido morir. Tu orgullo y tu miedo han prevalecido sobre tu supervivencia. Has demostrado que no apreciabas tu vida, y el que no aprecia algo que tiene, no merece tenerlo.
- ¡NOOOOOOOOO! Dijo Dawer mientras perdía litros de sangre de su abdomen, mulecas, tobillos y boca.
En sus últimos suspiros, Dawer pudo observar como un hombre al que no conocía, entraba en la sala.
- Hijo... de puta...
- Que te mueras ya y te calles, coño.
El hombre le pegó un puñetazo con un puño americano en la cara, reventándole la nariz, y finalmente matándolo.
Se acercó de nuevo a la puerta, pulsó el interruptor para apagar las luces y salió de la sala, cerrándola al salir.
Continuará.
Última edición por Selkris el Mar Sep 17, 2013 9:27 pm, editado 2 veces
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Nada mal para hacerlo desde el movil.
Relan- Mensajes : 1758
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 32
Localización : Pekin, China
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Bueno se nota como dice Relan que es desde móvil de todas maneras, Selkris. Cuando tengas el ordenador le pones colores y pueden continuarlo por ahora esta bien.
Askreh- Mensajes : 725
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Edad : 34
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Sabes que soy tu fan #1, me encantan tus novelas y esta está buena, sigue porfa
Jamzitox- Mensajes : 376
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Tanto ver saw te afecto xD, muy buena siguela.
Tarak Vatara- Mensajes : 575
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 33
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Solo faltaba que entre el Muñequito en su triciclo
Me he quedado pegado...
Muy bueno
Me he quedado pegado...
Muy bueno
Les Twins- Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Joder xddd Ya sabemos como será Star Wars Episodio VII: El Retorno de Jigsaw.
Kythmnr- Mensajes : 2972
Fecha de inscripción : 15/01/2012
Localización : Desconocido.
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
JAJAJAJA. Ya hablamos de que ibas a hacer algo tipo éste roleo, es innovante y divertido en hw, a mi personalmente me ha gustado y no está mal para ser desde el móvil jajajajaja, lo sigo.
Invitado- Invitado
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Gracias por los mensajes. En el ordenador no podre ponerme hasta que tenga dinero (2074), pero intentare ponerle algun color.
Esta noche creo que pondre el siguiente capitulo. Por cierto la historia no ira solo sobre muertes, eso solo seran el 20% de la historia, como en las pelis.
Esta noche creo que pondre el siguiente capitulo. Por cierto la historia no ira solo sobre muertes, eso solo seran el 20% de la historia, como en las pelis.
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
CAPÍTULO 2 - ERRÓNEA CORAZONADA
Se despertó mareada, intentó moverse, pero estaba encadenada de brazos y pies, suspendida en el aire.
- ¡AHHHHH! ¡¿QUÉ ES ESTO?! ¡¿DÓNDE ESTOY?! ¡CABRONES, SOLTADME!
Un holoproyector se encendió, mostrando una figura encapuchada, con una voz distorsionada.
- Hola Jane, durante toda tu vida has odiado a los hombres. De pequeña eras feminista, la típica chica mala del colegio, que le pegaba a los pardillos. Con el tiempo, te acabaste convirtiendo en una mantis religiosa, que se acostaba con sus presas para después matarlas. Se aproximan ocho hombres, ¿serás capaz de mantener el silencio mientras las cadenas van retrocediendo y dislocándote brazos y piernas, para evitar la muerte de seis personas de las que tanto odias, y la tuya propia? Tienes 60 segundos. Vivir o morir, tú eliges.
El holoproyector se apagó, y en la misma pared se encendió un marcador con una cuenta atrás.
[…]
Un pequeño carguero aterrizó en uno de los muchos hangares del Templo Jedi de Coruscant.
Varios guardias se acercaron a la nave, mientras la compuerta principal de esta iba abriéndose y de ella bajó, por la escalerilla, el Maestro Selkris, cogeando, y con media túnica liada en el brazo.
- ¡Señor -dijo uno de los soldados-! ¡¿Qué le ha ocurrido?!
- Llevadme primero al Doctor Kabrat, he... perdido demasiada... sangre.
- Entendido, señor.
Los dos soldados agarraron al Maestro Jedi y lo fueron guiando hasta la oficina del Doctor Kabrat.
El Doctor era un médico que se hizo famoso en la Batalla de Ryloth, ya que, aunque apenas tenían reservas médicas, consiguió recuperar a más de la mitad de los heridos en pleno campo de batalla. Motivo por el cuál el Consejo Jedi estuvo en deuda con él y le permitió tener una pequeña habitación propia en el Templo.
Los tres llegaron ante la puerta del despacho, uno de los soldados golpeó la puerta varias veces, y el médico les abrió en varios segundos.
- Traemos un herido de gravedad -dijo el otro soldado-. Por lo visto ha perdido una mano y un pie.
- Vaya -dijo el Doctor colocándose bien las gafas-, que raro que se trate del Maestro Selkris. Bien, déjenlo en la camilla.
Los dos soldados hicieron casl al médico, lo levantaron en peso y, torpemente, lo acercaron hasta la camilla para dejarlo encima.
- Gracias, chicos... Podéis... Retiraros ya... Dijo el Maestrl Selkris, apretándose la zona de la túnica con la que se había hecho un torniquete en el antebrazo.
- Cla-claro, Maestro. Mejórese, nos vemos en otro momento.
Dicho esto, ambos guardias salieron de la sala, cerrando la puerta después.
[…]
- Señores -dijo el Maestro Betmed-, han sido escogidos de entre todas las Fuerzas de la República para realizar esta operación de alto riesgo y secreto. Hemos conseguido la ubicación exacta de una fábrica donde durante estos últimos meses se han notificado torturas y asesinatos macabros. No sabemos si es una única persona o una organización criminal. Su guía será el único que ha conseguido escapar de allí hasta ahora, el Maestro Selkris.
Al poco de pronunciar su nombre, el Jedi apareció en la sala viniendo de un pasillo poco iluminado, con una mano robótica y portando un bastón de madera, debido a que iba cogeando.
Al observarlo, casi todos los soldados de élite tragaron saliva.
- El comandante de la misión será el Capitán Skraus -el único que no tragó saliva al observar al Maestro-, es el único capacitado para liderar una misión de este tipo. Contamos con ustedes. Una Lanzadera Republicana les está esperando en el Hangar 17.
Finalizó el discurso el Maestro Tranius Betmed.
[…]
La Lanzadera comenzó a vibrar bruscamente, lo que significaba que ya habían entrado en la atmósfera.
- ¡En dos minutos estaremos en suelo firme! Gritó el piloto de la nave.
- Entendido. Le contestó el Capitán.
- ¿Dón-dónde estamos…? Preguntó uno de los soldados, que a pesar de su reputación en el campo de batalla, era un poco inexperto en operaciones especiales.
- Esto es como Los Talleres -/zona industrial de Coruscant/-, solo que en Obroa-Skai. Dijo el Teniente Vorlak.
La nave dio un goloe brusco contra el suelo, y la compuerta de la Lanzadera comenzó a abrirse.
- ¡Suerte, chicos! Gritó el piloto, mientras los soldados y el Jedi salían.
La compuerta de la nave se cerró y esta ascendió rápidamente para volver a una zona segura.
- Bien, es la fábrica que hay detrás de este edificio. ¡Vamos! Dijo el Maestro Selkris, adelantándose mientras cogeaba, seguido por los soldados.
Pasados varios minutos, tras rodear el edificio, se pararon frente a la gigantesca pared de la fábrica.
Era un gran edificio, más largo que alto, de unas tres plantas más o menos y con muchas ventanas -la mayoría rotas- con rejas en la parte superior de la fachada.
El equipo se acercó a una puerta de unos dos metros.
- Asegurad la zona, voy a tirarla abajo. Dijo Selkris.
El Maestro comenzó a acumular una energía de un color azulado en sus manos, mientras los soldados rodeaban la puerta, apuntándola con sus armas.
El Jedi tiró abajo la puerta de hierro con la Fuerza, y los soldados entraron rápidamente a la fábrica.
- Activad la visión nocturna. Ordenó el Capitán Skraus.
- ¡Mierda, aquí no hay nadie!
- ¡Dios! ¡¿Qué es ese olor?!
- Es el olor de la sangre, de la muerte -dijo el Maestro Selkris, que entró a la fábrica detrás de los soldados-. Seguidme.
Avanzaron por la sala, rodeando grandes mesas llenas de todo tipo de extraños aparatos y herramientas, y llegaron hasta una escalera.
- Recuerdo que sólo bajé una escalera, así que la habitación estaba en el primer piso. ¡Vamos!
Los soldados subieron rápidamente la escalera, y detrás iba el Maestro Jedi, cogeando.
Sin embargo, al fondo del pasillo, se escucharon gritos de auxilio.
- ¡AHHHHH! ¡AYUDAAA! ¡SOCORROOOO!
- ¡Cuidado, podría ser una trampa! Gritó el Maestro Selkris.
- ¡Vamos, hay que salvarla! Le contradijo el Capitán Skraus, mientras corría hasta la puerta.
- ¡SACADME DE AQUIII! ¡POR FAVOOOOR! ¡AHHH, NO PUEDO MAAAS!
- ¡Hay que tirar la puerta abajo! ¡Venga! Ordenó el Capitán.
Los soldados se posicionaron, un Sargento tiró la puerta abajo de una patada y el resto, menos el Maestro Selkris, que iba cogeando por la mitad del pasillo todavía, y el Capitán que lo estaba esperando, entraron.
- ¡AYUDADME, OS LO SUPLICO! Gritó una muchacha que estaba encadenada de brazos y pies en el centro de la sala.
- ¡Espera, te ayudaremos! Dijo un Sargento, intentando tirar de las cadenas.
- ¡Eh, mirad ese marcador, chicos! Gritó uno de los soldados.
Tres... Dos... Uno... Cero.
Las cadenas arrancaron las piernas y los brazos de la chica, y una puerta blindada cerró la sala.
- Mierda... Dijo uno de los soldados, antes de que a través de unos tubos del techo comenzara a salir un gas blanco.
- ¡CAPITÁN, MAESTRO, AYUDÁDNOS! Gritó un soldado.
- ¡Espera, vamos a intentar derribar la puerta Selkris y yo! ¡Poneros los cascos! Gritó el Capitán Skraus.
- ¡YA HABÉIS OÍDO -gritó el Teniente-! ¡PONEROS LOS CASC...
Los soldados comenzaron a marearse y a desmayarse sobre el suelo, cayendo como moscas.
Continuará
Se despertó mareada, intentó moverse, pero estaba encadenada de brazos y pies, suspendida en el aire.
- ¡AHHHHH! ¡¿QUÉ ES ESTO?! ¡¿DÓNDE ESTOY?! ¡CABRONES, SOLTADME!
Un holoproyector se encendió, mostrando una figura encapuchada, con una voz distorsionada.
- Hola Jane, durante toda tu vida has odiado a los hombres. De pequeña eras feminista, la típica chica mala del colegio, que le pegaba a los pardillos. Con el tiempo, te acabaste convirtiendo en una mantis religiosa, que se acostaba con sus presas para después matarlas. Se aproximan ocho hombres, ¿serás capaz de mantener el silencio mientras las cadenas van retrocediendo y dislocándote brazos y piernas, para evitar la muerte de seis personas de las que tanto odias, y la tuya propia? Tienes 60 segundos. Vivir o morir, tú eliges.
El holoproyector se apagó, y en la misma pared se encendió un marcador con una cuenta atrás.
[…]
Un pequeño carguero aterrizó en uno de los muchos hangares del Templo Jedi de Coruscant.
Varios guardias se acercaron a la nave, mientras la compuerta principal de esta iba abriéndose y de ella bajó, por la escalerilla, el Maestro Selkris, cogeando, y con media túnica liada en el brazo.
- ¡Señor -dijo uno de los soldados-! ¡¿Qué le ha ocurrido?!
- Llevadme primero al Doctor Kabrat, he... perdido demasiada... sangre.
- Entendido, señor.
Los dos soldados agarraron al Maestro Jedi y lo fueron guiando hasta la oficina del Doctor Kabrat.
El Doctor era un médico que se hizo famoso en la Batalla de Ryloth, ya que, aunque apenas tenían reservas médicas, consiguió recuperar a más de la mitad de los heridos en pleno campo de batalla. Motivo por el cuál el Consejo Jedi estuvo en deuda con él y le permitió tener una pequeña habitación propia en el Templo.
Los tres llegaron ante la puerta del despacho, uno de los soldados golpeó la puerta varias veces, y el médico les abrió en varios segundos.
- Traemos un herido de gravedad -dijo el otro soldado-. Por lo visto ha perdido una mano y un pie.
- Vaya -dijo el Doctor colocándose bien las gafas-, que raro que se trate del Maestro Selkris. Bien, déjenlo en la camilla.
Los dos soldados hicieron casl al médico, lo levantaron en peso y, torpemente, lo acercaron hasta la camilla para dejarlo encima.
- Gracias, chicos... Podéis... Retiraros ya... Dijo el Maestrl Selkris, apretándose la zona de la túnica con la que se había hecho un torniquete en el antebrazo.
- Cla-claro, Maestro. Mejórese, nos vemos en otro momento.
Dicho esto, ambos guardias salieron de la sala, cerrando la puerta después.
[…]
- Señores -dijo el Maestro Betmed-, han sido escogidos de entre todas las Fuerzas de la República para realizar esta operación de alto riesgo y secreto. Hemos conseguido la ubicación exacta de una fábrica donde durante estos últimos meses se han notificado torturas y asesinatos macabros. No sabemos si es una única persona o una organización criminal. Su guía será el único que ha conseguido escapar de allí hasta ahora, el Maestro Selkris.
Al poco de pronunciar su nombre, el Jedi apareció en la sala viniendo de un pasillo poco iluminado, con una mano robótica y portando un bastón de madera, debido a que iba cogeando.
Al observarlo, casi todos los soldados de élite tragaron saliva.
- El comandante de la misión será el Capitán Skraus -el único que no tragó saliva al observar al Maestro-, es el único capacitado para liderar una misión de este tipo. Contamos con ustedes. Una Lanzadera Republicana les está esperando en el Hangar 17.
Finalizó el discurso el Maestro Tranius Betmed.
[…]
La Lanzadera comenzó a vibrar bruscamente, lo que significaba que ya habían entrado en la atmósfera.
- ¡En dos minutos estaremos en suelo firme! Gritó el piloto de la nave.
- Entendido. Le contestó el Capitán.
- ¿Dón-dónde estamos…? Preguntó uno de los soldados, que a pesar de su reputación en el campo de batalla, era un poco inexperto en operaciones especiales.
- Esto es como Los Talleres -/zona industrial de Coruscant/-, solo que en Obroa-Skai. Dijo el Teniente Vorlak.
La nave dio un goloe brusco contra el suelo, y la compuerta de la Lanzadera comenzó a abrirse.
- ¡Suerte, chicos! Gritó el piloto, mientras los soldados y el Jedi salían.
La compuerta de la nave se cerró y esta ascendió rápidamente para volver a una zona segura.
- Bien, es la fábrica que hay detrás de este edificio. ¡Vamos! Dijo el Maestro Selkris, adelantándose mientras cogeaba, seguido por los soldados.
Pasados varios minutos, tras rodear el edificio, se pararon frente a la gigantesca pared de la fábrica.
Era un gran edificio, más largo que alto, de unas tres plantas más o menos y con muchas ventanas -la mayoría rotas- con rejas en la parte superior de la fachada.
El equipo se acercó a una puerta de unos dos metros.
- Asegurad la zona, voy a tirarla abajo. Dijo Selkris.
El Maestro comenzó a acumular una energía de un color azulado en sus manos, mientras los soldados rodeaban la puerta, apuntándola con sus armas.
El Jedi tiró abajo la puerta de hierro con la Fuerza, y los soldados entraron rápidamente a la fábrica.
- Activad la visión nocturna. Ordenó el Capitán Skraus.
- ¡Mierda, aquí no hay nadie!
- ¡Dios! ¡¿Qué es ese olor?!
- Es el olor de la sangre, de la muerte -dijo el Maestro Selkris, que entró a la fábrica detrás de los soldados-. Seguidme.
Avanzaron por la sala, rodeando grandes mesas llenas de todo tipo de extraños aparatos y herramientas, y llegaron hasta una escalera.
- Recuerdo que sólo bajé una escalera, así que la habitación estaba en el primer piso. ¡Vamos!
Los soldados subieron rápidamente la escalera, y detrás iba el Maestro Jedi, cogeando.
Sin embargo, al fondo del pasillo, se escucharon gritos de auxilio.
- ¡AHHHHH! ¡AYUDAAA! ¡SOCORROOOO!
- ¡Cuidado, podría ser una trampa! Gritó el Maestro Selkris.
- ¡Vamos, hay que salvarla! Le contradijo el Capitán Skraus, mientras corría hasta la puerta.
- ¡SACADME DE AQUIII! ¡POR FAVOOOOR! ¡AHHH, NO PUEDO MAAAS!
- ¡Hay que tirar la puerta abajo! ¡Venga! Ordenó el Capitán.
Los soldados se posicionaron, un Sargento tiró la puerta abajo de una patada y el resto, menos el Maestro Selkris, que iba cogeando por la mitad del pasillo todavía, y el Capitán que lo estaba esperando, entraron.
- ¡AYUDADME, OS LO SUPLICO! Gritó una muchacha que estaba encadenada de brazos y pies en el centro de la sala.
- ¡Espera, te ayudaremos! Dijo un Sargento, intentando tirar de las cadenas.
- ¡Eh, mirad ese marcador, chicos! Gritó uno de los soldados.
Tres... Dos... Uno... Cero.
Las cadenas arrancaron las piernas y los brazos de la chica, y una puerta blindada cerró la sala.
- Mierda... Dijo uno de los soldados, antes de que a través de unos tubos del techo comenzara a salir un gas blanco.
- ¡CAPITÁN, MAESTRO, AYUDÁDNOS! Gritó un soldado.
- ¡Espera, vamos a intentar derribar la puerta Selkris y yo! ¡Poneros los cascos! Gritó el Capitán Skraus.
- ¡YA HABÉIS OÍDO -gritó el Teniente-! ¡PONEROS LOS CASC...
Los soldados comenzaron a marearse y a desmayarse sobre el suelo, cayendo como moscas.
Continuará
Última edición por Selkris el Mar Sep 17, 2013 9:28 pm, editado 1 vez
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Bonita trama cabronazo, me has jodido.
wiliye- Mensajes : 3113
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
- Es el olor de la sangre, de la muerte -dijo el Maestro Selkris, que entró a la fábrica detrás de los soldados-. Seguidme.
SOLO ACOTAR QUE SI DICES QUE ENTRÓ DETRÁS DE LOS SOLDADOS Y LUEGO LES DICE SEGUIDME ESTANDO DETRÁS?
POR LO DEMÁS ME HA GUSTADO LA TRAMA Y ME DEJA MUCHA INTRIGA, ESPERO LA CONTINUACIÓN LO ESTOY SIGUIENDO MUY DETALLADO EH...
SOLO ACOTAR QUE SI DICES QUE ENTRÓ DETRÁS DE LOS SOLDADOS Y LUEGO LES DICE SEGUIDME ESTANDO DETRÁS?
POR LO DEMÁS ME HA GUSTADO LA TRAMA Y ME DEJA MUCHA INTRIGA, ESPERO LA CONTINUACIÓN LO ESTOY SIGUIENDO MUY DETALLADO EH...
Les Twins- Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Me gusta, me gusta.
Como siempre usando tu querido vocablo distinto pero que te distingue de los demás y eres un egocéntrico jeje.
Espero la continuación me resultar aunque sea basado tipo SAW, cómico como te expresas en algunos momentos.
Como siempre usando tu querido vocablo distinto pero que te distingue de los demás y eres un egocéntrico jeje.
Espero la continuación me resultar aunque sea basado tipo SAW, cómico como te expresas en algunos momentos.
Askreh- Mensajes : 725
Fecha de inscripción : 17/05/2012
Edad : 34
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Claro, porque los soldados le dejan paso para que se adelante jajaj es el BossProfetic escribió:- Es el olor de la sangre, de la muerte -dijo el Maestro Selkris, que entró a la fábrica detrás de los soldados-. Seguidme.
SOLO ACOTAR QUE SI DICES QUE ENTRÓ DETRÃS DE LOS SOLDADOS Y LUEGO LES DICE SEGUIDME ESTANDO DETRÃS?
POR LO DEMÃS ME HA GUSTADO LA TRAMA Y ME DEJA MUCHA INTRIGA, ESPERO LA CONTINUACIÓN LO ESTOY SIGUIENDO MUY DETALLADO EH...
Gracias por leer mens
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
CAPÍTULO 3 - COMPAÑEROS DE CELDA
Abrió los ojos vagamente, mientras giraba suavemente su cuello viendo la sala en la que se encontraba, una pequeña sala poco más grande que un dormitorio, llena de humedades por las paredes, y unos focos en las esquinas superiores que iluminaban la habitación con un tono verde apagado.
- ¡No! ¡Mierda! ¡¿Otra vez?! ¡No puede ser!
Observó su alrededor, tenía un collar de hierro mandaloriano unido a la pared a través de una cadena bastante gruesa.
A su lado, tenía un tenedor.
- ¿Ma-Maestro? Preguntó el Capitán Skraus, que se encontraba en su misma situación y acababa de despertarse.
- ¿Skraus? ¿Qué haces aquí?
- Cre-Creo que nos asaltaron varios hombres cuando estábamos en la planta baja, antes de irnos.
- Maldita sea...
Al poco de terminar de hablar, se activó el holoproyector de la sala, en el centro de esta.
- Hola Maestro Selkris. Nos vemos otra vez. ¿Por qué crees que te he vuelto a capturar? ¿Por invadir mis dominios? No... ¿Acaso no te acuerdas de tu anterior compañero de celda, el delincuente del tres al cuarto? "No te preocupes, buscaré ayuda", ¿no te suena esa frase? Te he atrapado para ver si eres capaz de dar la vida por tu nuevo compañero, el joven Capitán. Que por cierto, bienvenido, Skraus Vont, Capitán de las Fuerzas de la República, medalla de honor por su actuación en la Guerra del Espacio Salvaje, abandonó a sus hombres a su suerte en la Batalla de Iridonia, desertó en la Batalla de Dagobah, extorsionó y chantajeó a sus superiores para poder llevar a cabo sus proyectos macabros, utilizó prisioneros de guerra para fines corrompidos, y un largo etcétera. Como habréis visto, estáis encadenados, y a vuestro lado tenéis un tenedor. La llave se encuentra en el interior de las reservas de grasa abdominales. Esta sala puede ser vuestro santuario o vuestra tumba.
El holoproyector se apagó, y ambos observaron a sus respectivas herramientas de salvación, y los agarraron nerviosos.
Lo acercaron sobre su vientre y dieron la primera auto-apuñalada, los primeros chorretes de sangre aparecieron.
- ¡Dios! ¡No puedo! Gritó el Capitán.
- Tenemos que salir de aquí... Sea como sea... Para informar a la República. Decía Selkris, intentando encontrar su llave en su barriga.
Varios segundos después, agarró su llave con las manos manchadas de sangre.
- ¡Si...! ¡Vamos Skraus! ¡Tú puedes!
El Maestro Selkris intentó encajar la llave, pero no podía.
- Los nervios... Normal, jeje. Susurró.
Sin embargo, la llave no era de su cerradura.
- ¡No! ¡No puede ser! ¡Hijos de puta!
- ¡Eh -le dijo el Capitán-! ¡Tíramela, igual es la de mi cerradura!
El Maestro Jedi dudó unos segundos.
- Dame mi llave también.
- ¡Tío! ¡Dámela y salgo de aqui para buscar a alguien! ¡No me jodas con tus paranoyas ahora!
Finalmente, el Maestro Jedi le lanzó la llave a ras del suelo. El Capitán la agarró rápidamente y la encajó en la cerradura del collar, soltándose. Acto seguido, la puerta se abrió.
- ¡No te preocupes! ¡Buscaré ayuda! Dijo el Capitán, corriendo hacia la puerta.
Poco después de salir, volvió a encenderse el holoproyector, con la misma figura encapuchada.
- Maestro Jedai, debe retirarse del tablero. Ha elegido confiar en su compañero su propia vida. La pregunta es... ¿confiaba de verdad en su compañero? ¿O quizás fue la presión del juego? De igual manera, Game Over, Selkris.
Dicho esto, la figura encapuchada del holograma se llevó las manos a su capucha, empezando a retirarla.
- No... No puede ser... ¡HIJO DE PUTA! ¡ME LAS PAGARÁS!
[…]
El Capitán Skraus salió de la fábrica con una sonrisa perversa en la cara.
- Iluso Maestro... Dijo antes de cerrar la puerta de la fábrica con llave y guardársela en un bolsillo de su uniforme.
Observó hacia su derecha y, a unos veinte metros de él, vio a un hombre de unos cincuenta años, bigote, perilla y pelo grises y una cicatriz que pasaba por su ceja, su ojo y la parte superior de su mejilla izquierda.
Este mismo individuo, que estaba fumando un cigarrillo, le guiñó un ojo y se caminó hacia un callejón poco iluminado.
El holocomunicador del Capitán emitió un sonido, Skraus lo sacó de su cinturón y observó el mensaje.
- Bien... Mi joven... Aprendiz... Reúnete conmigo en... La fábrica... Te avisaré cuando... Antes necesito que... Hagas otros trabajillos...
[…]
El Maestro Tranius y el Capitán Skraus estaban conversando en un pasillo del Templo Jedi.
- ¿Y qué es lo que ocurrió? Le preguntó el Jedi.
- Escuchemos unos gritos en una habitación, tiremos la puerta abajo, entraron los demás soldad...
- ¿Y usted?
- Yo me quedé atrás, esperando al Maestro Selkris.
- ¿Qué ocurrió después?
- Selkris y yo estábamos fuera cuando la sala fue sellada con una puerta blindada, y los demás soldados quedaron atrapados...
- ¿Y dónde está Selkris?
- Estando en la planta baja, apunto de llegar a la entrada, varios encapuchados nos asaltaron y... Recuerdo vagamente cómo nos inyectaron algo. Nos despertemos en una de las salas de tortura de aquellos locos, conseguí salvarme, pero me temo que el Maestro Selkris...
- Ummh...
La conversación acabó con un largo silencio. Ambos se despidieron y se dirigieron el Maestro a la Cámara del Alto Consejo, y el Capitán al Despacho del Doctor.
Continuará.
Abrió los ojos vagamente, mientras giraba suavemente su cuello viendo la sala en la que se encontraba, una pequeña sala poco más grande que un dormitorio, llena de humedades por las paredes, y unos focos en las esquinas superiores que iluminaban la habitación con un tono verde apagado.
- ¡No! ¡Mierda! ¡¿Otra vez?! ¡No puede ser!
Observó su alrededor, tenía un collar de hierro mandaloriano unido a la pared a través de una cadena bastante gruesa.
A su lado, tenía un tenedor.
- ¿Ma-Maestro? Preguntó el Capitán Skraus, que se encontraba en su misma situación y acababa de despertarse.
- ¿Skraus? ¿Qué haces aquí?
- Cre-Creo que nos asaltaron varios hombres cuando estábamos en la planta baja, antes de irnos.
- Maldita sea...
Al poco de terminar de hablar, se activó el holoproyector de la sala, en el centro de esta.
- Hola Maestro Selkris. Nos vemos otra vez. ¿Por qué crees que te he vuelto a capturar? ¿Por invadir mis dominios? No... ¿Acaso no te acuerdas de tu anterior compañero de celda, el delincuente del tres al cuarto? "No te preocupes, buscaré ayuda", ¿no te suena esa frase? Te he atrapado para ver si eres capaz de dar la vida por tu nuevo compañero, el joven Capitán. Que por cierto, bienvenido, Skraus Vont, Capitán de las Fuerzas de la República, medalla de honor por su actuación en la Guerra del Espacio Salvaje, abandonó a sus hombres a su suerte en la Batalla de Iridonia, desertó en la Batalla de Dagobah, extorsionó y chantajeó a sus superiores para poder llevar a cabo sus proyectos macabros, utilizó prisioneros de guerra para fines corrompidos, y un largo etcétera. Como habréis visto, estáis encadenados, y a vuestro lado tenéis un tenedor. La llave se encuentra en el interior de las reservas de grasa abdominales. Esta sala puede ser vuestro santuario o vuestra tumba.
El holoproyector se apagó, y ambos observaron a sus respectivas herramientas de salvación, y los agarraron nerviosos.
Lo acercaron sobre su vientre y dieron la primera auto-apuñalada, los primeros chorretes de sangre aparecieron.
- ¡Dios! ¡No puedo! Gritó el Capitán.
- Tenemos que salir de aquí... Sea como sea... Para informar a la República. Decía Selkris, intentando encontrar su llave en su barriga.
Varios segundos después, agarró su llave con las manos manchadas de sangre.
- ¡Si...! ¡Vamos Skraus! ¡Tú puedes!
El Maestro Selkris intentó encajar la llave, pero no podía.
- Los nervios... Normal, jeje. Susurró.
Sin embargo, la llave no era de su cerradura.
- ¡No! ¡No puede ser! ¡Hijos de puta!
- ¡Eh -le dijo el Capitán-! ¡Tíramela, igual es la de mi cerradura!
El Maestro Jedi dudó unos segundos.
- Dame mi llave también.
- ¡Tío! ¡Dámela y salgo de aqui para buscar a alguien! ¡No me jodas con tus paranoyas ahora!
Finalmente, el Maestro Jedi le lanzó la llave a ras del suelo. El Capitán la agarró rápidamente y la encajó en la cerradura del collar, soltándose. Acto seguido, la puerta se abrió.
- ¡No te preocupes! ¡Buscaré ayuda! Dijo el Capitán, corriendo hacia la puerta.
Poco después de salir, volvió a encenderse el holoproyector, con la misma figura encapuchada.
- Maestro Jedai, debe retirarse del tablero. Ha elegido confiar en su compañero su propia vida. La pregunta es... ¿confiaba de verdad en su compañero? ¿O quizás fue la presión del juego? De igual manera, Game Over, Selkris.
Dicho esto, la figura encapuchada del holograma se llevó las manos a su capucha, empezando a retirarla.
- No... No puede ser... ¡HIJO DE PUTA! ¡ME LAS PAGARÁS!
[…]
El Capitán Skraus salió de la fábrica con una sonrisa perversa en la cara.
- Iluso Maestro... Dijo antes de cerrar la puerta de la fábrica con llave y guardársela en un bolsillo de su uniforme.
Observó hacia su derecha y, a unos veinte metros de él, vio a un hombre de unos cincuenta años, bigote, perilla y pelo grises y una cicatriz que pasaba por su ceja, su ojo y la parte superior de su mejilla izquierda.
Este mismo individuo, que estaba fumando un cigarrillo, le guiñó un ojo y se caminó hacia un callejón poco iluminado.
El holocomunicador del Capitán emitió un sonido, Skraus lo sacó de su cinturón y observó el mensaje.
- Bien... Mi joven... Aprendiz... Reúnete conmigo en... La fábrica... Te avisaré cuando... Antes necesito que... Hagas otros trabajillos...
[…]
El Maestro Tranius y el Capitán Skraus estaban conversando en un pasillo del Templo Jedi.
- ¿Y qué es lo que ocurrió? Le preguntó el Jedi.
- Escuchemos unos gritos en una habitación, tiremos la puerta abajo, entraron los demás soldad...
- ¿Y usted?
- Yo me quedé atrás, esperando al Maestro Selkris.
- ¿Qué ocurrió después?
- Selkris y yo estábamos fuera cuando la sala fue sellada con una puerta blindada, y los demás soldados quedaron atrapados...
- ¿Y dónde está Selkris?
- Estando en la planta baja, apunto de llegar a la entrada, varios encapuchados nos asaltaron y... Recuerdo vagamente cómo nos inyectaron algo. Nos despertemos en una de las salas de tortura de aquellos locos, conseguí salvarme, pero me temo que el Maestro Selkris...
- Ummh...
La conversación acabó con un largo silencio. Ambos se despidieron y se dirigieron el Maestro a la Cámara del Alto Consejo, y el Capitán al Despacho del Doctor.
Continuará.
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
me esta gustando mucho espero la siguiente
Tenium.- Mensajes : 1147
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
CAPÍTULO 4 - LA FARSA
El Capitán Skraus volvió a la fábrica varios días después.
Mientras abría la puerta que daba a la planta baja, su comunicador sonó. El Capitán lo cogió rápidamente, pareciera que estaba esperando el mensaje. Se trataba de su "maestro".
- He guardado el cadáver del Maestro Jedi en uno de los sótanos. Lleva los cuerpos de los soldados al segundo piso, allí ya sabrás que hacer.
El Capitán guardó el comunicador y empezó a subir las escaleras. Parecía arrepentido, dudoso de sus actos, aunque ya era imposible abandonar el juego.
Se dirigió a la puerta blindada que había encerrado a sus "compañeros" y quitó una carcasa oculta que había en la pared, mostrando un panel numérico. Skraus introdujo la clave y la puerta se abrió.
Entro a la sala y observó el ambiente: el cuerpo de la chica de las cadenas ya no estaba, quizás el Maestro lo había guardado también en los sótanos. Los cuerpos inconscientes de los hombres seguían en el suelo.
El Capitán agarró los cuerpos uno a uno y los arrastró hasta el ascensor, que los subió a la segunda planta de la fábrica.
Volvió a arrastrarlos hasta el portal una de las tres habitaciones de tortura de dicha planta, y los dejó ahí mientras sacaba un manojo de llaves del cinturón.
Metió una de las llaves en la cerradura, abrió la puerta y entró a la sala.
La habitación era muy parecida a la sala en la que estuvo anteriormente con el Maestro Selkris, sin embargo, en la pared tenía seis placas de hierro unidas a cadenas con ganchos en sus puntas.
En la pared de la derecha se encontraba una figura de pelo largo terminando de pegar una de las placas a la pared con un soldador de fusión.
- ¿Maestro? Preguntó el Capitán.
- No. Dijo apagando el soldador, levantándose y dándose la vuelta.
- ¿Pe-pero tú no estabas muerta?
- Era un montaje.
- ¿Pe-pero...? ¡Es imposible! ¡Te arrancaron los brazos y las piernas, y moriste desangrada supuestamente!
- Como te dije, era un montaje. Algún día lo sabrás.
- ¡Cuéntamelo!
- No, solo eres un peón normal y corriente del Maestro -dijo dirigiéndose a la puerta-, te falta superar tu Prueba. Me apuesto a que ni siquiera conoces su verdadera identidad.
El Capitán se quedó sin habla, se sentía defraudado.
- Quítale los chalecos a los soldados y clávales los ganchos en la espalda y en los brazos. Dijo Jane antes de salir de la sala.
[…]
El Capitán se colocó la túnica negra y se encapuchó, se acercó al holoproyector y lo encendió.
En la sala donde se encontraban los soldados, recién despiertos, se encendió a la par su respectivo holoproyector, mostrando la figura irreconocible del Capitán.
Comenzó a sonar una voz muy grave, distorsionada:
- Hola chicos, siento tener que hacer esto, pero es mi deber, al haber entrado a la fábrica habéis entrado en el juego. Como podréis observar, tenéis diez ganchos clavados por la espalda, que van unidos a unas placas en la pared a través de cadenas. La puerta se cerrará en 30 segundos, ¿quién será capaz de llegar antes a la puerta y salvarse? Vosotros decidís: vivir o morir.
Skraus apagó el holoproyector, se quitó la túnica y se sentó frente al ordenador para ver el espectáculo en directo.
El marcador iba ya por veinte. Ninguno de los soldados tenía huevos a correr hacia la puerta y con ello arrancarse media espalda de cuajo. Estaban los seis quietos, nerviosos y temblando.
Miraron al marcador, esta vez iba ya por trece.
La puerta estaba abierta, y parecía que les decía "venid hacia mí...".
Gotas de sudor caían por las frentes de los soldados, ninguno decía nada, seguían quietos, perdiendo sangre por las heridas de los ganchos.
Siete... Seis... Cinco...
Los seis soldados corrieron de repente hacia la puerta, los ganchos fueron arrancados de cuajo y desgarraron varios músculos de la espalda.
Todos los soldados cayeron de golpe por el dolor, e intentaron llegar a la puerta arrastrándose, dejando charcos de sangre.
Uno de ellos consiguió alcanzar el marco de la puerta con la mano pero... El tiempo se acabó.
La puerta de hierro se cerró y le cortó media mano al soldado.
- Bueno -dijo el Capitán Skraus-… Es hora de irse.
Continuará.
El Capitán Skraus volvió a la fábrica varios días después.
Mientras abría la puerta que daba a la planta baja, su comunicador sonó. El Capitán lo cogió rápidamente, pareciera que estaba esperando el mensaje. Se trataba de su "maestro".
- He guardado el cadáver del Maestro Jedi en uno de los sótanos. Lleva los cuerpos de los soldados al segundo piso, allí ya sabrás que hacer.
El Capitán guardó el comunicador y empezó a subir las escaleras. Parecía arrepentido, dudoso de sus actos, aunque ya era imposible abandonar el juego.
Se dirigió a la puerta blindada que había encerrado a sus "compañeros" y quitó una carcasa oculta que había en la pared, mostrando un panel numérico. Skraus introdujo la clave y la puerta se abrió.
Entro a la sala y observó el ambiente: el cuerpo de la chica de las cadenas ya no estaba, quizás el Maestro lo había guardado también en los sótanos. Los cuerpos inconscientes de los hombres seguían en el suelo.
El Capitán agarró los cuerpos uno a uno y los arrastró hasta el ascensor, que los subió a la segunda planta de la fábrica.
Volvió a arrastrarlos hasta el portal una de las tres habitaciones de tortura de dicha planta, y los dejó ahí mientras sacaba un manojo de llaves del cinturón.
Metió una de las llaves en la cerradura, abrió la puerta y entró a la sala.
La habitación era muy parecida a la sala en la que estuvo anteriormente con el Maestro Selkris, sin embargo, en la pared tenía seis placas de hierro unidas a cadenas con ganchos en sus puntas.
En la pared de la derecha se encontraba una figura de pelo largo terminando de pegar una de las placas a la pared con un soldador de fusión.
- ¿Maestro? Preguntó el Capitán.
- No. Dijo apagando el soldador, levantándose y dándose la vuelta.
- ¿Pe-pero tú no estabas muerta?
- Era un montaje.
- ¿Pe-pero...? ¡Es imposible! ¡Te arrancaron los brazos y las piernas, y moriste desangrada supuestamente!
- Como te dije, era un montaje. Algún día lo sabrás.
- ¡Cuéntamelo!
- No, solo eres un peón normal y corriente del Maestro -dijo dirigiéndose a la puerta-, te falta superar tu Prueba. Me apuesto a que ni siquiera conoces su verdadera identidad.
El Capitán se quedó sin habla, se sentía defraudado.
- Quítale los chalecos a los soldados y clávales los ganchos en la espalda y en los brazos. Dijo Jane antes de salir de la sala.
[…]
El Capitán se colocó la túnica negra y se encapuchó, se acercó al holoproyector y lo encendió.
En la sala donde se encontraban los soldados, recién despiertos, se encendió a la par su respectivo holoproyector, mostrando la figura irreconocible del Capitán.
Comenzó a sonar una voz muy grave, distorsionada:
- Hola chicos, siento tener que hacer esto, pero es mi deber, al haber entrado a la fábrica habéis entrado en el juego. Como podréis observar, tenéis diez ganchos clavados por la espalda, que van unidos a unas placas en la pared a través de cadenas. La puerta se cerrará en 30 segundos, ¿quién será capaz de llegar antes a la puerta y salvarse? Vosotros decidís: vivir o morir.
Skraus apagó el holoproyector, se quitó la túnica y se sentó frente al ordenador para ver el espectáculo en directo.
El marcador iba ya por veinte. Ninguno de los soldados tenía huevos a correr hacia la puerta y con ello arrancarse media espalda de cuajo. Estaban los seis quietos, nerviosos y temblando.
Miraron al marcador, esta vez iba ya por trece.
La puerta estaba abierta, y parecía que les decía "venid hacia mí...".
Gotas de sudor caían por las frentes de los soldados, ninguno decía nada, seguían quietos, perdiendo sangre por las heridas de los ganchos.
Siete... Seis... Cinco...
Los seis soldados corrieron de repente hacia la puerta, los ganchos fueron arrancados de cuajo y desgarraron varios músculos de la espalda.
Todos los soldados cayeron de golpe por el dolor, e intentaron llegar a la puerta arrastrándose, dejando charcos de sangre.
Uno de ellos consiguió alcanzar el marco de la puerta con la mano pero... El tiempo se acabó.
La puerta de hierro se cerró y le cortó media mano al soldado.
- Bueno -dijo el Capitán Skraus-… Es hora de irse.
Continuará.
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Sigo leyendo esto muy de cerca, espero la contin3uacion pequeño psicopata
Les Twins- Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Aviso que el proximo capitulo sera el desenlace de la historia, y a continuacion de ese, otro donde se resumira el "plan" pero sin ningun secreto (como el tipico final de las peliculas de Saw).
Esta parte sera mas corta que las demas porque sera una "introduccion" al final, ademas tengo que admitir que es la peor de la historia.
CAPÍTULO 5 - SECRETO REVELADO (PARTE 1)
El Capitán Skraus entró al Cuartel General de la República. Saludó a varios soldados que había en la recepción hablando, y entró a uno de los pasillos llenos de oficinas y subió unas escaleras, donde se encontraban los despachos de los altos cargos.
Abrió la puerta que ponía "Capitán Skraus V." y al entrar, cerró la puerta.
Colgó su chaleco en una percha de la pared y se sentó en la silla.
Se frotó la frente con la mano, suspiró y encendió el flexo de la mesa, que iluminó parcialmente la habitación.
Abrió el cajón de la mesa en busca de un bolígrafo y observó un sobre.
Lo abrió y sacó la hoja de su interior.
"Sé quién eres." decía. Se le erizaron los pelos, miró por toda la sala, pero gracias a Dios no había nadie.
Se levantó y se acercó al panel de corcho y arrancó todas las fotos de otros casos.
Agarró un par de papeles y anotó varios nombres:
"Maestro ¿?", "Doctor ¿?", "Chica', "Conserje", "Skraus".
Y los fue clavando con chinchetas, ordenadamente.
Se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar sobre los demás individuos.
- El "Maestro" -pensaba-... No sé nada de él. El "Doctor"... Tampoco. El "Conserje", solo sé que es el que se encarga del mantenimiento de la fábrica, lo vi el otro día... La "Chica", recuerdo perfectamente que yo fui quien la capturó hace meses, pero... Tampoco sé nada de ella... Dios, esto es desesperante, ¿cómo enfrentarme a algo que no conozco?
Se sentó de nuevo en la silla, y observó la hoja que había recibido.
Metió de nuevo la hoja en el sobre, lo guardó en el cajón y agarró el teléfono.
Marcó un número y se lo puso en la oreja.
- ¿Identificación?
- Capitán Skraus, 0048291.
- Información correcta. Notifique brevemente el deseo de su llamada.
- Dueño de un edificio.
- Le atenderemos con un agente de Información del Ejército.
Esperó varios segundos.
- Bien, buenas noches, Capitán. ¿Puede contarme qué necesita?
- Sí, gracias. Necesito la informacion de un edificio. Fábrica Sawbase. Distrito Industrial. Obroa-Skai.
- Vale, espere un momento, estoy consultando la base de datos.
El Capitán siguió a la espera, mientras pulsaba repetidas veces el botón del bolígrafo.
En poco menos de un minuto, el agente consiguió la información que buscaba el Capitán, y se la hizo saber.
Skraus, sorprendido por aquella noticia, apretó fuertemente el teléfono y lo lanzó violentamente contra la pared.
Abrió el segundo cajón, cogió una vibro-daga, agarró el chaleco de la percha, metió la vibro-daga en él, se lo colocó y salió enfadado de su despacho.
- Que Dios te salve, cabrón. Se dijo así mismo mientras salía del Cuartel General.
Continuará
Esta parte sera mas corta que las demas porque sera una "introduccion" al final, ademas tengo que admitir que es la peor de la historia.
CAPÍTULO 5 - SECRETO REVELADO (PARTE 1)
El Capitán Skraus entró al Cuartel General de la República. Saludó a varios soldados que había en la recepción hablando, y entró a uno de los pasillos llenos de oficinas y subió unas escaleras, donde se encontraban los despachos de los altos cargos.
Abrió la puerta que ponía "Capitán Skraus V." y al entrar, cerró la puerta.
Colgó su chaleco en una percha de la pared y se sentó en la silla.
Se frotó la frente con la mano, suspiró y encendió el flexo de la mesa, que iluminó parcialmente la habitación.
Abrió el cajón de la mesa en busca de un bolígrafo y observó un sobre.
Lo abrió y sacó la hoja de su interior.
"Sé quién eres." decía. Se le erizaron los pelos, miró por toda la sala, pero gracias a Dios no había nadie.
Se levantó y se acercó al panel de corcho y arrancó todas las fotos de otros casos.
Agarró un par de papeles y anotó varios nombres:
"Maestro ¿?", "Doctor ¿?", "Chica', "Conserje", "Skraus".
Y los fue clavando con chinchetas, ordenadamente.
Se llevó la mano a la barbilla y comenzó a pensar sobre los demás individuos.
- El "Maestro" -pensaba-... No sé nada de él. El "Doctor"... Tampoco. El "Conserje", solo sé que es el que se encarga del mantenimiento de la fábrica, lo vi el otro día... La "Chica", recuerdo perfectamente que yo fui quien la capturó hace meses, pero... Tampoco sé nada de ella... Dios, esto es desesperante, ¿cómo enfrentarme a algo que no conozco?
Se sentó de nuevo en la silla, y observó la hoja que había recibido.
Metió de nuevo la hoja en el sobre, lo guardó en el cajón y agarró el teléfono.
Marcó un número y se lo puso en la oreja.
- ¿Identificación?
- Capitán Skraus, 0048291.
- Información correcta. Notifique brevemente el deseo de su llamada.
- Dueño de un edificio.
- Le atenderemos con un agente de Información del Ejército.
Esperó varios segundos.
- Bien, buenas noches, Capitán. ¿Puede contarme qué necesita?
- Sí, gracias. Necesito la informacion de un edificio. Fábrica Sawbase. Distrito Industrial. Obroa-Skai.
- Vale, espere un momento, estoy consultando la base de datos.
El Capitán siguió a la espera, mientras pulsaba repetidas veces el botón del bolígrafo.
En poco menos de un minuto, el agente consiguió la información que buscaba el Capitán, y se la hizo saber.
Skraus, sorprendido por aquella noticia, apretó fuertemente el teléfono y lo lanzó violentamente contra la pared.
Abrió el segundo cajón, cogió una vibro-daga, agarró el chaleco de la percha, metió la vibro-daga en él, se lo colocó y salió enfadado de su despacho.
- Que Dios te salve, cabrón. Se dijo así mismo mientras salía del Cuartel General.
Continuará
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
La intriga me consume, ese capitan es muy español eh... Larga vida España, no quiero que acabe esta narración, me gustan todos los capitulos
Les Twins- Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
AHH MUERO POR LA CONTINUACIÓN.
Excelente novela.
Excelente novela.
Jamzitox- Mensajes : 376
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Ahhhhh y yo me quede con las ganas de leer el final xD Buen trabajo Selkris.
Invitat- Invitado
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
CAPÍTULO 5 - SECRETOS REVELADOS (PARTE 2)
El Capitán Skraus se encontraba frente a la fábrica de Obroa-Skai, varias horas después de su descubrimiento.
Sacó de su cinturón un manojo de llaves y agarró una, que la introdujo en la cerradura de la puerta principal de la fábrica y la abrió.
Guardó las llaves, llevó su mano a su chaleco, agarrando el mango de la vibro-daga y entró a la planta baja.
Vio que no había nadie y subió rápida pero silenciosamente las escaleras.
Fue abriendo una a una todas las puertas del primer piso, pero no había nada, así que subió a la segunda planta.
Abrió la primera puerta, nada; la segunda, tampoco. Pero en la tercera puerta vio una hoja doblada en el papel.
Lo cogió y lo abrió.
"Esta sala puede ser tu santuario o tu tumba, vivir o morir, tú decides." Así decía la carta.
Apretó fuertemente el mango de la vibro-daga, sin sacarla del chaleco, se armó de valor y abrió la puerta de una patada.
Observó una larga caja de cristal -blindado-, de unos dos metros de longitud, que estaba abierta, medio acostada y sostenida en el suelo por una especie de mecanismo de hierro.
En su interior se encontraba un mando con un botón gris, que tenía pinta de encender el holoproyector que había en el suelo, en el centro de la sala.
Pulsó el botón y así fue, apareció la holo-imagen de su "Maestro", encapuchado con una túnica negra y voz distorsionada.
- Capitán, seguramente ya se haga una idea de quién soy realmente. Esta prueba se basa en la confianza, en la confianza que ha perdido en mi persona. No hay por qué derramar sangre en ella, al menos que usted así lo desee. Supongo que ya habrá visto esa "tumba" de cristal blindado. Debe encerrarse en ella. Vivir o morir, usted decide, Capitán.
Nada más apagarse el holoproyector, se escucharon unos pasos.
El Capitán se percató, y miró la puerta conforme el sonido de los pasos aumentaba.
Siguió agarrando la vibro-daga, sin embargo se sorprendió de quien entró.
-¿Así que esta era tu prueba, ¿eh? Dijo, esbozando una sonrisa la chica.
Se trataba de Jane.
- ¡Tú! ¡Hija de puta! ¡¿Qué sabes de todo esto?! ¡¿Dónde está el Maestro?! Gritó Skraus, enojado.
- Solo sé que tienes que meterte en la caja de cristal.
- ¡Los cojones! ¡Lo que queréis es que no salga de aquí vivo porque ya sé quién es ÉL!
El Capitán, enfadado, extrajl de su chaleco la vibro-daga y la activó.
- Eh, nene, tranquilo. Guarda eso, que te puedes cortar. Le dijo la muchacha, intentando calmarlo pero a la vez burlándose de él.
El Capitán se abalanzó sobre ella, la chica le esquivó y le rodeó, colocóndose tras él. Skraus se dio la vuelta y colocó la vibro-daga recta mirando a su cuello.
- Métete dentro. Le ordenó el Capitán.
- ¡No! ¡Espera! Gritó Jane, pero Skraus le empujó dentro con una patada.
Debido al golpe, la caja de cristal se cerró con Jane dentro.
- ¡No, cabrón!
Sin embargo, la sala tembló. Del marco superior de la puerta cayó hacia abajo una puerta blindada de hierro.
- ¿Qué coño...?
- Adiós, cariño. Le dijo Jane a través del cristal, despidiéndose sarcásticamente con la mano.
Skraus notó como las paredes empezaban a contraerse.
- No puede ser... Pensó.
El mecanismo que sujetaba al suelo la tumba de cristal pareció activarse, y la caja comenzó a colocarse horizontal totalmente. A continuación, comenzó a descender hasta que el cristal de la puerta se situó a nivel del suelo.
Skraus miró por las paredes, por el suelo, a la puerta, buscando algo que le ayudara a salvarse el pellejo.
Miró arriba, al techo, y vió una pequeña rejilla, por la que podría escapar.
Apenas quedaban ya dos metros entre ambas paredes, Skraus colocó un pie en una y el otro en la otra, y comenzó a subir torpemente usando los brazos.
Apenas quedaba un metro ya, cuando el Capitán agarró la rejilla.
La levantó poco a poco, pues pesaba bastante, parecía ser de hierro puro, y la empujó hacia un lado.
Sacó los brazos, quedaba solo medio metro de espacio, sacó el resto del tronco, intentó subir las piernas usando los brazos, pues no tenía espacio para flexionarlas y subir. Sintió como sus brazos se quejaban, no iban a aguantar mucho más, por suerte había salvafo ya medio fémur. Sin embargo, las paredes pillaron el resto de sus piernas.
Notó mucha presión en sus pies, sus tobillos, sus espinillas, sus rodillas y parte de sus cuádriceps.
- Mi-er-da...
Las paredes reventaron sus venas y sus músculos, rompieron los huesos de sus piernas, mientras lanzó un grito desgarrado de dolor.
Entre sollozos y lágrimas, después de gritar, observó una figura encapuchada.
- Hi-hijo de puta...
- Tú fuiste el que hizo que acabases así...
Sin embargo, esa voz no le resultó muy familiar, no era de quien esperaba.
- ¿Quién... eres?
El hombre se quitó la capucha negra. Se trataba del Doctor, el que trabajaba en el Templo Jedi.
- ¿Dón-donde está ÉL...?
Otra figura encapuchada se puso a su lado, mientras se retiraba la capucha negra.
- ¿No... No le da vergúenza? ¿Faltar al respeto a sus ancestros y compañeros, torturando y asesinando a tanta gente, Maestro Selkris?
- ¿Quién dice que estén muertos? Contestó.
Skraus se sintió impotente, deseaba salir de ahí y descuartizarlos pero... No podía.
Había sido utilizado tanto tiempo...
Continuará
El Capitán Skraus se encontraba frente a la fábrica de Obroa-Skai, varias horas después de su descubrimiento.
Sacó de su cinturón un manojo de llaves y agarró una, que la introdujo en la cerradura de la puerta principal de la fábrica y la abrió.
Guardó las llaves, llevó su mano a su chaleco, agarrando el mango de la vibro-daga y entró a la planta baja.
Vio que no había nadie y subió rápida pero silenciosamente las escaleras.
Fue abriendo una a una todas las puertas del primer piso, pero no había nada, así que subió a la segunda planta.
Abrió la primera puerta, nada; la segunda, tampoco. Pero en la tercera puerta vio una hoja doblada en el papel.
Lo cogió y lo abrió.
"Esta sala puede ser tu santuario o tu tumba, vivir o morir, tú decides." Así decía la carta.
Apretó fuertemente el mango de la vibro-daga, sin sacarla del chaleco, se armó de valor y abrió la puerta de una patada.
Observó una larga caja de cristal -blindado-, de unos dos metros de longitud, que estaba abierta, medio acostada y sostenida en el suelo por una especie de mecanismo de hierro.
En su interior se encontraba un mando con un botón gris, que tenía pinta de encender el holoproyector que había en el suelo, en el centro de la sala.
Pulsó el botón y así fue, apareció la holo-imagen de su "Maestro", encapuchado con una túnica negra y voz distorsionada.
- Capitán, seguramente ya se haga una idea de quién soy realmente. Esta prueba se basa en la confianza, en la confianza que ha perdido en mi persona. No hay por qué derramar sangre en ella, al menos que usted así lo desee. Supongo que ya habrá visto esa "tumba" de cristal blindado. Debe encerrarse en ella. Vivir o morir, usted decide, Capitán.
Nada más apagarse el holoproyector, se escucharon unos pasos.
El Capitán se percató, y miró la puerta conforme el sonido de los pasos aumentaba.
Siguió agarrando la vibro-daga, sin embargo se sorprendió de quien entró.
-¿Así que esta era tu prueba, ¿eh? Dijo, esbozando una sonrisa la chica.
Se trataba de Jane.
- ¡Tú! ¡Hija de puta! ¡¿Qué sabes de todo esto?! ¡¿Dónde está el Maestro?! Gritó Skraus, enojado.
- Solo sé que tienes que meterte en la caja de cristal.
- ¡Los cojones! ¡Lo que queréis es que no salga de aquí vivo porque ya sé quién es ÉL!
El Capitán, enfadado, extrajl de su chaleco la vibro-daga y la activó.
- Eh, nene, tranquilo. Guarda eso, que te puedes cortar. Le dijo la muchacha, intentando calmarlo pero a la vez burlándose de él.
El Capitán se abalanzó sobre ella, la chica le esquivó y le rodeó, colocóndose tras él. Skraus se dio la vuelta y colocó la vibro-daga recta mirando a su cuello.
- Métete dentro. Le ordenó el Capitán.
- ¡No! ¡Espera! Gritó Jane, pero Skraus le empujó dentro con una patada.
Debido al golpe, la caja de cristal se cerró con Jane dentro.
- ¡No, cabrón!
Sin embargo, la sala tembló. Del marco superior de la puerta cayó hacia abajo una puerta blindada de hierro.
- ¿Qué coño...?
- Adiós, cariño. Le dijo Jane a través del cristal, despidiéndose sarcásticamente con la mano.
Skraus notó como las paredes empezaban a contraerse.
- No puede ser... Pensó.
El mecanismo que sujetaba al suelo la tumba de cristal pareció activarse, y la caja comenzó a colocarse horizontal totalmente. A continuación, comenzó a descender hasta que el cristal de la puerta se situó a nivel del suelo.
Skraus miró por las paredes, por el suelo, a la puerta, buscando algo que le ayudara a salvarse el pellejo.
Miró arriba, al techo, y vió una pequeña rejilla, por la que podría escapar.
Apenas quedaban ya dos metros entre ambas paredes, Skraus colocó un pie en una y el otro en la otra, y comenzó a subir torpemente usando los brazos.
Apenas quedaba un metro ya, cuando el Capitán agarró la rejilla.
La levantó poco a poco, pues pesaba bastante, parecía ser de hierro puro, y la empujó hacia un lado.
Sacó los brazos, quedaba solo medio metro de espacio, sacó el resto del tronco, intentó subir las piernas usando los brazos, pues no tenía espacio para flexionarlas y subir. Sintió como sus brazos se quejaban, no iban a aguantar mucho más, por suerte había salvafo ya medio fémur. Sin embargo, las paredes pillaron el resto de sus piernas.
Notó mucha presión en sus pies, sus tobillos, sus espinillas, sus rodillas y parte de sus cuádriceps.
- Mi-er-da...
Las paredes reventaron sus venas y sus músculos, rompieron los huesos de sus piernas, mientras lanzó un grito desgarrado de dolor.
Entre sollozos y lágrimas, después de gritar, observó una figura encapuchada.
- Hi-hijo de puta...
- Tú fuiste el que hizo que acabases así...
Sin embargo, esa voz no le resultó muy familiar, no era de quien esperaba.
- ¿Quién... eres?
El hombre se quitó la capucha negra. Se trataba del Doctor, el que trabajaba en el Templo Jedi.
- ¿Dón-donde está ÉL...?
Otra figura encapuchada se puso a su lado, mientras se retiraba la capucha negra.
- ¿No... No le da vergúenza? ¿Faltar al respeto a sus ancestros y compañeros, torturando y asesinando a tanta gente, Maestro Selkris?
- ¿Quién dice que estén muertos? Contestó.
Skraus se sintió impotente, deseaba salir de ahí y descuartizarlos pero... No podía.
Había sido utilizado tanto tiempo...
Continuará
Selkris- Mensajes : 1726
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 110
Localización : Murcia
Re: [NOVELA] "SAW" [Relan]
Sigo aquí, impregnado en esto, no quiero que acabe...
Espero que el final me sorprenda, por ahora me esta dejando impactado
Suerte con eso...
Espero que el final me sorprenda, por ahora me esta dejando impactado
Suerte con eso...
Les Twins- Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 03/12/2011
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