[NOVELA] El Reverso

por Darth Vulnus Dom Sep 23, 2012 1:59 am

Prólogo

En una galaxia muy, muy lejana...
Tras milenios de la muerte de aquel ser prisionero de su propia desgracia...
Reaparece una nueva profecía, totalmente inversa a aquella que alguna vez fue representada.
Aquel que daría equilibrio a la fuerza no fue más que una herramienta del tiempo.
Para crear a un ser despiadado, el resultado de una relación antinatural...
Un niño que nacería en el seno del caos, con poderes inigualables.
Una bestia, un demonio disfrazado de manera elegante.
El ser que establecería el orden y finalmente, sólo finalmente... destruiría a los Jedi.

Spoiler:

por Darth Vulnus Dom Sep 23, 2012 2:31 am

Episodio I: La huella del dolor

La noche había caído en Tatooine, los soles se habían ocultado y únicamente eran escuchados los incesantes gemidos de aquellos sujetos vestidos con indumentarias excéntricas, enmascarados, cubiertos en su propia sangre.

Basuras, seres inservibles, les contraté para que cumplieran la misión que les fue asignada: asesinar a mis padres. Moradores de las arenas, escoria galáctica, —pienso una y otra vez— ahora deben estar de regreso a casa, preparándose para darme el peor castigo de sus vidas. Pero no puedo hacer nada, no soy más que un niño con dinero, inútil e indefenso.

Me paseo alrededor de la pareja de mercenarios que yacen en el suelo, tarareando aquella miserable canción que papá siempre usa para darme el aviso de que me golpeará de nuevo. El viento azota el lugar, al parecer una tormenta de arena se acerca. No puedo llegar a casa sin una buena explicación, todo gracias a su inutilidad —dije, lleno de ira—. Solté algunas palabras en su idioma nativo, un buen insulto que les hiciera enojar, necesitaba comprobar las palabras de aquel individuo que conocí en el mercado.

Los moradores se levantan, tambaleándose, con rifles en mano me apuntan. Siento temor, siento desagrado ante aquellos moradores, tengo miedo a perder la vida. Cierro los ojos por un instante y escucho el sonar de aquella detonación. Vuelvo a abrir los ojos y allí están, en el suelo de nuevo, desmembrándose poco a poco.

A pesar de que no comprendo cómo sucede, me divierto y me río en sus caras. Quizás es el miedo y la impotencia quienes causan la aniquilación, pero en ese caso... ¿Por qué no he podido matar a mamá y papá antes? —me pregunto a mi mismo, vacilando— Posiblemente porque no les temo, sólo les odio. Les odio y daría lo que sea por verles sufrir como me han hecho sufrir a mi durante diez años. Veo mis manos de duracero, unas prótesis cyborg que me fueron implantadas. No hubo necesidad de anestesia ¿Quién la necesita cuando quieres ver a tu hijo rogar por el dolor?

—¿Por qué no puedo ser como los demás? ¿Por qué no encuentro felicidad?

Mi voz resuena en el valle, nadie me responde. Escucho el rugir de alguna bestia que asecha en el desierto. Tomo los dactarios que dejé en manos de aquellos sujetos y los guardo en mi bolsillo para regresar en mi deslizador a casa.

Me encuentro a una distancia mínima de la casa, la puerta parece estar abierta. Mamá y papá apenas llegan a casa, puedo observar cómo sus ropas gotean una sustancia asquerosa, revoltijo de lágrimas, sudor y sangre. Si entro, me castigarán... ¿De qué me sirve vivir si no puedo ser feliz?

—Es su culpa, ellos me han hecho sufrir. Si yo no puedo ser feliz, ellos no lo serán nunca más

Activo el acelerador del deslizador y aumento rápidamente la velocidad, estoy sólo a diez segundos de acabar con ellos por fin. Mamá escucha el sonido del deslizador, se asoma a la puerta y en una fracción de segundo puedo oír sus gritos... y la explosión. No puedo escuchar más nada, veo todo desde un ángulo diferente, puedo ver mi cuerpo en el suelo, chamuscado, la sangre de mis padres tintan la pared y la ornamentación arde en llamas pero... un momento... una figura se posa sobre mi cuerpo. No puedo ver su rostro, está cubierto por una capucha muy amplia.

Intento hasta el cansancio quitarle la capucha del rostro, pero no puedo tocarlo. Al parecer no puede verme. El tiempo se ha parado, todo se oscurece... la iluminación del fuego se disipa y...

por Darth Vulnus Dom Sep 23, 2012 8:51 pm

Episodio II: Viviendo el infierno

Lentamente recobro la consciencia, los párpados me pesan, tengo aquella sensación somnolienta de días sin dormir. Abro los ojos con dificultad, aún no logro captar la situación, me encuentro en una especie de cápsula... —¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!— las burbujas emergen en éste viscoso líquido de color verde, siento un gran dolor, tanto así que me es imposible ubicar cuál es la fuente.

No puedo moverme, no sé donde estoy ni quién o qué me ha traído aquí. Debo estar muerto... ¿Qué sucedió? Sólo recuerdo que intenté matar a aquellos seres sin alma que debería llamar padres.

—Muy bien

Escucho una voz ronca... aturde. Suena demasiado fuerte, veo un par de ojos amarillos que me miran fijamente, los ojos se multiplican, están en todos lados... y de golpe —¡BUARGHHHHHHH!— mi sistema nervioso se estabiliza y percibo todo lo que me sucede. He vomitado sangre, mis brazos están clavados a una especie de metal frío como la nieve, mis piernas al parecer, también. No puedo moverme, hay algo que está incrustado en mi espalda, es frío, puedo sentirlo pero no me duele.

—Debe ser una pesadilla —pensé—

—No estás soñando —respondió la misma voz—

Escucho un ''bzzzz'', al parecer la cápsula se está abriendo, el líquido se dispersa en el suelo que por fin logro ver, deslizándose hasta las alcantarillas cercanas. Sigo clavado en aquel pilar de acero, puedo observar la figura encapuchada que estaba en mi casa el día del accidente.

Se acerca a mi, caminando lentamente, puedo observar sus sombríos ojos amarillos que me examinan cual libro abierto, tengo la extraña sensación de que puede leer mis pensamientos.

—Tienes miedo
—¡No, no te tengo miedo!
—Tienes miedo —repitió, moviendo su mano—

De inmediato tengo aquella alucinación nuevamente, veo sus ojos por todos lados y las luces apagándose, muero del terror. Cierro los ojos y... —¡Argh!— los abro, para ver al individuo de rodillas en el suelo, aferrado con su mano libre a su brazo derecho que gotea sangre.

La figura se incorpora, me mira nuevamente y se ríe para sí.

—Tienes miedo

La cápsula se cierra nuevamente, siento claustrofobia y calor, mucho calor. Repentinamente me veo rodeado de llamas, ahogado, sofocado.

Puedo sentir cómo las llamas queman mi piel desnuda, la hacen arder y despedazan los tejidos superiores, grito con desenfreno, grito, gimo del dolor. Es horrible, es insoportable, no puedo más, quiero morir, prefiero la muerte a todo éste sufrimiento. Mis cabellos arden y siento de nuevo la punzada en la parte trasera de mi cuello, mi piel arde, se quema y de nuevo.... todo oscurece.

por Darth Vulnus Mar Sep 25, 2012 8:48 pm

Episodio III: Encierro antinatural

Pasé mucho tiempo inconsciente, de nuevo aquella pesadez recae sobre mis párpados. Hay un hedor realmente putrefacto aquí, dondequiera que esté. Me esfuerzo para abrir los ojos hasta que finalmente logro ver el lugar.

Estoy en una especie de calabozo, hay grandes focos apuntándome, yazco en una cama, soy prisionero de ella. No puedo moverme, pero puedo elevar mi cabeza para observar la salida, a tres carentes metros de distancia de mi.

La posición me agota, dejo caer mi cabeza bruscamente en su lugar, puedo sentir algo realmente peculiar en mi rostro, no sé que es; no puedo tocarme.

—Despertó, señor —el eco de una voz mecánica resuena en el lugar—
—Abra la compuerta, desactive las esposas y asegure la torre
—Sí, señor

Escucho varios pasos de alguien alguien que aparentemente salió corriendo del lugar, luego oigo el abrir de la compuerta, varios pasos acercándose hacia mi. Allí está de nuevo, el misterioso encapuchado que me había torturado, mirándome con sus fríos ojos amarillentos.

—Levántate

Las esposas se abren y logro sentarme en la cama, desde allí tengo la perspectiva completa de la habitación, un escenario tétrico. Hay cadáveres desmembrados, decapitados y aniquilados en el suelo, manchas de sangre en todos lados (ya sé de dónde proviene el hedor).

—¿Te preocupan?
—No ¿Quién eres?
—Es innecesario que conozcas mi nombre, puedes llamarme amo de ahora en adelante
—¡No soy ningún esclavo!

Lleno de ira, en un parpadeo, los focos que me apuntaban se desploman y caen del techo, haciendo pequeñas explosiones en el suelo.

—Eres desperdicio galáctico, nada más que un inútil
—¡Cállate!

Me aferro al cinturón que llevo puesto y... un momento ¿Desde cuándo uso un cinturón? —¡BUARRRRRRGH!— caigo tendido en la cama de nuevo, siendo electrocutado por el aparato infernal que llevo en la cintura.

—Estarás a prueba ¡Llévenselo!

Un par de Stormtroopers armados ingresan en la celda y me toman de los brazos, arrastrándome con ellos. Me llevan por varios pasillos hasta una escalera de caracol muy peculiar, con un diseño extravagante al parecer imposible de diseñar sin que el resultado sea el desplome de la estructura. Bajamos cada vez más hasta que finalmente llegamos al último piso de la torre. No hay salida alguna, pero hay una cápsula de color negro en el centro de la sala.

Me llevan hasta la cápsula y me encierran en ella, no veo nada más que las tinieblas. No puedo escuchar, ver ni sentir nada hasta que se reproduce en el interior de la cápsula de contención la voz del encapuchado —Para salir tendrás que ver estando ciego—.

No entiendo lo que quiere decir.

Paso varias horas en aquel lugar, intentando abrir la cápsula, pero en vano. Finalmente cierro los ojos y a mi mente llega una imagen nítida de mi alrededor, veo a aquellos soldados rodeando la cápsula, firmes.

—Ahora entiendo... —murmuro para mi mismo—
—Empecemos, uno, dos...

Uno de los stormtroopers se eleva del suelo, tomándose el cuello. Su cabeza parece estar despegándose del resto de su cuerpo y —chssk—, la cabeza del soldado sale volando por los aires.

Los presentes disparan a la cápsula de contención con sus armas, pero el láser no hace ni un sólo rasguño en la superficie. Otro soldado se eleva del suelo, su cuerpo se dobla como si de papel se tratase, resquebrajando sus huesos y armadura.

—Bien —escucho la voz del anónimo—
—Mátalos, mátalos a todos

Dicho ésto todos los soldados que rodean la cápsula salen disparados a gran velocidad en direcciones contrarias a ésta, noqueados al chocar contra los murales. La cápsula se abre lentamente, lo veo en la fuerza pero evito abrir los ojos, inspeccionando mi alrededor con ésta nueva habilidad adquirida.

Apunto con ambas manos a los soldados noqueados, los cuales se elevan por el poder de mi telequinesis, hago que sus cuerpos inconscientes caminen hacia mi, como si estuvieran en pleno funcionamiento.

Abro las manos y las cierro haciendo los puños con lentitud, el desagradable sonido de los cuerpos rompiéndose se escucha en la planta baja y... —¡FWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!— una alarma incesante hace que tape mis oídos, aún escuchándola, aturdido.

Me retuerzo en el suelo, implorando que acabe el desesperante sonido. Veo luces en todos lados, siento mareo y cierro los ojos, de nuevo a merced de aquel personaje.

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