[Roleo + Obtención] Mi batalla, mi recompensa. [Kaar]

Frío, vacío, solitario... así es como se sentía Hannibal Gres en estos momentos. Todo estaba oscuro, él caminaba hacia ninguna parte en aquella incesante oscuridad. Lo único que buscaba era una luz que fuese capaz de guiarle en el trayecto de su vida, o al menos, en lo poco que le quedaba. Pasaban los días y Hannibal se mantenía solo, sin nadie donde caminaba hacia la deriva sin saber si después de un paso podía caer y no salir nunca más de allí, mas era un riesgo que afrontaba. Poco a poco comenzaron a escucharse voces en su cabeza... ¿se estaría volviendo loco? Quien sabe, la soledad es un buen medio para propagar la locura ¿no?. Hannibal ya se estaba cansando de aquello, decidió sentarse y contemplar la nada. El tiempo parecía no pasar en aquel lugar, nuestro pequeño Gres reía sin motivo alguno, mostraba nerviosismo y seguidamente una bipolaridad inexplicable... Hannibal ha acabado volviéndose un demente, menuda lástima... pero un momento, ¿qué era eso? Algo empezó a materializarse frente a los ojos de nuestro protagonista, el planeta Ilum. En solo un parpadear de ojos revivió todo lo que fue la guerra fría, antes del Tratado de Coruscant viendo como elemento principal una nave insignia, la nave de un hombre cuyo nombre hacía que las tropas más valientes enemigas quedasen amedrentadas: Darth Malgus, quien blandía un sable láser que captó la atenta mirada de Hannibal. Para acabar el rostro de aquel Sith se materializó ante el Gres, gritando de agonía y se movió hacia éste colisionando contra su cuerpo y desvaneciéndose en lo que era, en oscuridad.

El ritmo cardíaco fue alterado, su piel comenzó a secretar sudor a causa de esto. Los capilares y las venas de sus ojos comenzaron a marcarse más y su movimiento impredecible de un lado a otro terminaron culminando en una sola cosa, el despertar de un mal sueño de Hannibal. Se levantó de la cama cogiendo una mochila con provisiones que había encima de la mesa. Se la colgó en la espalda mientras caminaba hacia fuera de su cabaña situada en la superficie del planeta Zonama Sekot, cerca del templo de los Dark Sith. Mediante la fuerza abrió la cabina de su nave y con un fuerza salto, entró en ella. Miró a los lados observando un traje especial idóneo para a donde iba a ir. Parece ser que algo me llama a Ilum. No tengo más remedio que ir. -Pensaba mientras cerraba la cabina de su nave-. Inmediatamente puso sus manos en los paneles de la nave encendiendo primeramente todos los sistemas de navegación y seguidamente los motores de la nave. Poco a poco la nave comenzó a separarse de la superficie elevando la nave por los aires y finalmente despegando. La nave se alzó con una increíble velocidad sobre los cielos de Zonama Sekot terminando por fin de salir de la atmósfera del planeta, rumbo a Ilum. Durante el trayecto nuestro Hannibal tuvo un pequeño problema con unos asteroides, pero nada que suponga algún tipo de problema severo. Finalmente la nave de Hannibal consiguió llegar a lo que sería el planeta Ilum. Descendió rápidamente, aterrizando en la superficie del planeta. Con rapidez se colocó el traje que tenía en la nave y abrió la cabina para simplemente saltar fuera y caer de pie en el hielo y nieve que había en el planeta.


Como bien sabía nuestro Gres, en este planeta solían venir Jedi a recolectar cristales para sus sables, puesto que son abundantes en las cavernas, así que debía de estar atento ante la presencia de éstos. Comenzó a caminar por la superficie gélida de aquel lugar sin saber a donde dirigirse, estando perdido. Confiaba en que aquella voz le guiara pero... parece ser que no volvió a escucharla más. Los sentidos de Hannibal le alertaron de que alguien se estaba acercando, así que se escondió entre unas rocas que había para ver quien era. Al parecer se trataban de algunos Jedi que simplemente buscaban cristales, aunque uno mencionó algo de un sable láser perdido y eso captó la atención de Hannibal, así que decidió seguirlos con cautela para ver que era lo que pretendían de verdad. Éste sabía que debía ser muy silencioso o los Jedi se percatarían de su presencia, aunque no parecían ser muy experimentados, así que sospechaba de que sus maestros estuviesen cerca. Al parecer llegaron a una cueva de extracción de cristales y Hannibal se quedó fuera, aguardando a que saliesen hasta que poco a poco comenzó a escuchar una voz en su mente... Mátalos. No son más que obstáculos en lo que tienes que hacer. Lo entorpeceran todo, acaba con ellos y evitemos futuras molestias. Su mirada comenzó a cambiar y de entre sus ropajes deslizó un sable láser. Entró en la cueva sin dar previo aviso, encendiendo su sable láser. Uno de los Jedi lanzó lo que parecía ser una esfera de la fuerza hacia el cuerpo del Gres, quien de un movimiento de mano y mediante el uso de la fuerza desvió la misma esfera. Lanzó su sable con rapidez hacia el cráneo de uno de los chicos, atravesándole el mismo, mientras que con la otra mano lanzaba una onda de la fuerza hacia los otros dos que quedaban, empujándolos contra la pared dejando sus cuerpos machacados contra ésta. Atrajo nuevamente su sable mediante la fuerza, sosteniéndolo por el mango con la mano derecha, sobre la cual lo hizo girar mientras se acercaba a los otros dos Jedi que estaban en el suelo y de un movimiento limpio de forma horizontal rebanó las dos cabezas de los Padawan de raíz. Elevó su mirada mientras inhalaba profundamente el aire de la cueva llenando del olor de la sangre de los Jedi sus pulmones, mientras su cuerpo era iluminado por destellos azules y verdes de los cristales adeganos.

Salió caminando del interior de aquella cueva, sin ni una sola gota de sangre de aquellos Jedi en sus ropas. Aún blandía firmemente su sable láser, el cual apagó y se guardó en el cinturón. Comenzó a caminar de nuevo sin rumbo por el planeta, dejando la nieve blanca teñida de un color rojo fuerte por la sangre de los Jedi. Éste sonreía tras sus prendas de ropa que cubrían su rostro y seguía como si nada, era obvio que dormiría tranquilo aquella noche. ¿Dónde están? ¿Los has visto? Hannibal giró un poco su cabeza mientras caminaba alrededor de un cúmulo de rocas que había para ocultarse. Al parecer los maestros habían regresado a por sus Padawan, aunque se llevarían una sorpresa cuando los viesen muertos, que por cierto ya lo habían hecho. Indignados salieron del interior de la cueva en donde yacían los cadáveres y buscaron un poco por los alrededores haber si encontraban al asesino, en este caso nuestro protagonista Hannibal, mas no hubo ningún tipo de suerte. Ya no importa, continuemos buscando la nave. Su cuerpo y pertenencias deben seguir intactas, conservadas por el frío del planeta. Ambos ojos del joven Gres se abrieron mostrando sorpresa y codicia al oír las palabras de aquellos dos maestros Jedi que se marchaban hacia otra dirección en busca de la nave que contenía aquello que Hannibal había comenzado a anhelar sin ni siquiera haberlo visto. Éste no dudó en seguirlos, pero siempre y cuando manteniendo una distancia prudente en la cual no pudiese ser detectado por ambos Jedi que parecían ser maestros. Estos parecían estar perdidos también, o al menos eso creía nuestro Gres. El rumbo de los maestros no era ni mucho menos fijado, era bastante aleatorio y los giros que daban parecía que retrocedían más que lo que avanzaban.

Con el paso de las horas, ambos maestros seguidos por Hannibal sin que ellos lo supieran, llegaron a una zona llana donde se veía un trozo de nave salir de la superficie gélida que había. Ambos maestros entraron por las compuertas de la nave que casualmente se encontraban en el exterior y Hannibal aguardó el momento perfecto para poder atacarles y desde la zona más estratégica. Lo primero que hizo fue subirse a la nave, ocultándose tras uno de los motores que había visibles y después descolgó su sable láser con la mano derecha, dejándolo ahí sin encender todavía. Las voces y risas de felicidad de los maestros comenzaron a escucharse a medida que salían de la nave. Hannibal entonces encendió su sable láser y saltó sobre ambos maestros, ejecutando un corte transversal con agilidad sobre los cuerpos de éstos Jedi. Uno de ellos se percató inmediatamente de la presencia de Hannibal y saltó hacia delante, esquivando correctamente el corte de Hannibal. En cambio el otro vio a su compañero moverse y dio la media vuelta mientra retrocedía con rapidez, mas no tuvo la velocidad suficiente y el sable pasó por su pecho dejando un corte bastante importante en el pecho del maestro, haciendo que se arrodillase ante Hannibal por el dolor viendo únicamente la sangre brotar desde su pecho y como la nieve de sus pies iba volviéndose roja. ¿Qué te hemos hecho nosotros los Jedi para que nos ataques? Rectifica tu comportamiento, aún estás a tiempo -se escuchaba débilmente pronunciar al maestro esas palabras mientras escupía sangre-. Hannibal alzó su sable láser mientras miraba con fijación a los ojos del Jedi sin sentir lástima alguna. Casi me haces ponerme a pensar un momento sobre lo que tenía que hacer contigo. Rápidamente bajó el sable láser hacia la cabeza del maestro cortándola en dos mitades mientras el otro Jedi venía corriendo para intentar salvar a su compañero, pero desgraciadamente su esfuerzo de acercarse fue en vano. Éste encendió un sable algo especial que llevaba en las manos, desprendiendo un haz de luz rojizo y Hannibal al verlo reconoció enseguida que sable era, así que velozmente empujó mediante la fuerza al Jedi, mientras lo elevaba por los aires. El Jedi mediante la fuerza logró rechazar completamente aquel empujón, sin embargo fue tomado por la fuerza del Gres. Poco a poco empezó a ser estrangulado, sus movimientos pasaron de ser enérgicos a débiles y pobres, hasta que acabó de moverse completamente siendo ya estrangulado en su totalidad. El Gres se acercó al sable que sostenía el Jedi y con mucha avaricia intentó cogerlo sin percatarse de un tercer sujeto, que lanzó por los aires mediante la fuerza a Hannibal.


Éste miró al nuevo sujeto desde el suelo, mientras se ponía en pie y encendía nuevamente su sable de luz, ondeándolo entre sus manos sin perderle de vista ni un solo instante. Aquel Sith únicamente giraba su sable láser con ambas manos mientras se acercaba hacia donde estaba Hannibal. Con rapidez ejecutó un perfecto corte a la altura del cuello de éste, pero Hannibal lo bloqueó con su sable y desde su mano izquierda comenzó a expulsar rayos de la fuerza hacia el cuerpo de aquel Sith, el cual de un movimiento de brazo y control sobre la fuerza desvió aquellos rayos de su posición. Hannibal aprovechó eso para descolgar otro sable de su cinturón y encenderlo para después ejecutar un rápido corte hacia el estómago del Sith, quien se vio obligado a retroceder. Nada mal. Pero veamos cuanto puedes aguantar. El Sith de forma ágil se movió hacia Hannibal simulando que iba a cortar su cabeza con el sable láser cuando en realidad alzaba su pie derecho, clavando la punta del mismo en el estómago del Gres. Hannibal sintió un gran dolor en el estómago, provocando que soltase uno de sus sables láser. En cambio no iba a rendirse y sin que el sujeto lo esperase Hannibal lo elevó con la fuerza rápidamente, empujándolo contra la nave de forma rápida. El Sith quedó empotrado, pero logró liberarse de la fuerza que rodeaba su cuerpo y mantenía control de él. Después lanzó con rapidez su sable mediante la fuerza hacia el estómago de Hannibal, pero éste lo desvió con la fuerza volviendo a la mano de su dueño. Hannibal mediante la fuerza arremetió hacia el Sith intentando atravesar su cráneo con el sable láser pero éste movió su cabeza a un lado y concentrando midiclorianos a su alrededor, liberó una repulsión de la fuerza que mandó a volar por los aires a Hannibal. Éste cayó en la fría nieve desarmado totalmente, sus sables se encontraban en el suelo, apartados de él, excepto uno, el que aquellos Jedi había sacado de la nave. El Sith se acercó a donde estaba Hannibal, quien se arrastraba por la nieve tratando de coger el sable láser. Es inútil que te esfuerces. Tus esfuerzos son en vano, solo retrasas lo inevitable. Morirás aquí te guste o no... Gres -le decía mientras giraba su sable láser y se disponía a atravesarlo con él-.

De pronto se escuchó un gran crujido, como si la nave de detrás se partiese. El Sith se dio la vuelta y un gran trozo de metal golpeó su cuerpo, siendo alejado varios metros de donde se encontraba Hannibal. Éste miró hacia un lado pudiendo ver a su padre, Lumen. Hannibal, pese a todo... soy tu padre. ¿Pensabas que no me di cuenta cuando te fuiste de Zonama y viniste aquí?. Pero bueno, ya no importa. Tienes suerte de estar vivo hijo mío, pero esta es tu batalla y no la mía, así que me retiraré. Lumen se dio la vuelta para retirarse, pero no quería perderse esta batalla, así que simplemente se alejo para observarla desde un poco más lejos, pero éste ya sabía claramente el resultado de la batalla, solo necesitaba comprobar algo, tenía que ver a su hijo en acción. Por otro lado Hannibal se levantaba del suelo un poco aturdido y se acercaba hacia el sable que habían sacado de la nave mientras que aquel Sith se levantaba de donde estaba, viendo lo que pretendía Hannibal y se acercó ferozmente hacia donde se encontraba. Basura, no permitiré que te lleves ese sable. -rápidamente envió una repulsión de la fuerza hacia el cuerpo de Hannibal en forma de empujón para alejarle del sable-. Hannibal se percató de eso y atrajo el sable del suelo mediante la fuerza rápidamente. Lo sostuvo con sus dos manos mientras salía volando por los aires por aquel empujón de la fuerza. Hannibal cayó de espaldas al suelo, pero notó que aquel sable le revitalizaba, aunque en verdad siguiese igual. Sentía que aquel sable estaba diseñado exclusivamente para él, así que se alzó del suelo comenzando a correr hacia aquel Sith. El Sith rápidamente se preparó y Hannibal ejecutó un veloz corte hacia su cabeza con aquel sable láser que encendió con rapidez y el sujeto interpuso su sable láser para bloquear el de Hannibal, pero éste apagó su sable y sin pensárselo pasó por el lado del Sith volviendo a encender el sable, haciendo de este modo que quedase clavado en la cabeza del Sith y posteriormente al seguir corriendo, cortando gran parte de su cabeza y causándole la muerte inmediata. El cuerpo de aquel Sith cayó poco a poco de rodillas al suelo mientras la sangre brotaba de su cabeza cual fuente, hasta que finalmente terminó desplomado en una nieve roja, teñida por el color de su sangre. Y si una basura es capaz de acabar contigo, ¿en qué te conviertes? En escoria.

Lumen se dio la vuelta con una sonrisa en el rostro y volvió con su nave de vuelta a Zonama Sekot. Hannibal recogió sus dos sables más aquel sable láser perteneciente a aquel Darth que apareció en su mente, a Darth Malgus. Se colgó los sables en el cinturón y se fue hacia su nave tranquilamente, con la cual volvió a Zonama Sekot con su nuevo sable láser.