[Roleo de Esseles] Contacto con la Oscuridad.

CONTACTO CON LA OSCURIDAD

Hoy había recibido una clase del Maestro Andrew Kai para poder ascender a centinela, y había quedado agotado.
He vuelto a recordar el episodio con aquel hechicero.
No me podía creer que lo hubiera matado de una forma tan "fácil", lanzandole mi sable directo al pecho. Es una manera demasiado insulsa de matar a un Sith, y en parte me sentía avergonzado por ello. Ahora tenía su sable, el Sapentinae, al que llevaba a todas partes. Me había acostumbrado a él, y él a mí. El sable láser es una extensión más del cuerpo de un Jedi. Aquel hechicero me daba mala espina. No sabría decir por qué, pero creo que tengo algo que ver con él. De todas formas, no es momento de pensar en eso. Mi Maestro, Nysrogh Skywalker, me asignó a un padawan para que lo entrenara. Aquel Padawan era Khaethan Sake, el antiguo Canciller del Ejército de la República, que había vuelto a estar en contacto con la fuerza. Era un hombre demasiado mayor, para ser un Padawan. De todas formas, mostraba mucho interés en todos los trabajos que le mandaba. Está oxidado con el sable láser, pero eso se le pasará en cuanto le de mis sesiones de entrenamiento intensivo. Me gustaría hacer alguna excursión, pero no sé a dónde podríamos ir. Quizá vayamos a Ilum. Tengo curiosidad por ir ahí, dicen que Anakin Skywalker fabricó su primer sable láser en una cueva de ese planeta. Además, podré obtener unos cristales para la construcción del sable láser del padawan y a ver si alguno de ellos me interesa.

En unos días partiremos hacía allí, pero debo pedir permiso al Consejo Jedi, que está ocupado con asuntos de gran importancia para la Orden. Creo que iré a hablar con ellos sobre mi proyecto, seguramente aceptarán. No es una empresa muy arriesgada y no hay nada que perder. Me dirijo hacia allí, observando a todos los que están entrenando y recibiendo clases. Veo a Khaethan. La verdad, me parece demasiado extraño ver a un hombre treinta años mayor que yo vistiendo los ropajes de Padawan. Cabe destacar que cuando lo vi por primera vez tuve un ataque de risa. Aquel temido Canciller del Ejército, vestido como un Padawan de doce años. Gracias a eso, Nysrogh me castigó durante una semana sin participar en ningún evento que sucediera dentro de la academia, además de cargarme con él, para que lo entrene. No me gusta entrenar Padawans.
Absorto por estos pensamientos, llegué a las puertas del Consejo Jedi antes de que pudiera concienciarme de ello. Observé las grandes puertas que me separaban del consejo; eran enormes, de color dorado y en el centro de estas, el símbolo de la Orden Jedi. Llamé a la puerta y entré. Los Maestros hablaban sobre un suceso ocurrido en Kuat. La nave que transportaba provisiones se había perdido por la galaxia e iban a mandar a un Caballero en su ayuda. Todos me miraron seriamente. Les saludé a todos y me coloqué en el centro de la sala.
–Saludos, Maestros. Dije mientras bajaba la cabeza, en señal de respeto.
-Caballero Caelum, un gusto verle. ¿Qué se le ofrece? Me dijo Andrew Kai, observándome con su sombrero marrón. Nysrogh permanecía callado, mirándome sieramente.
-Necesito su consentimiento para efectuar un viaje a Ilum. El Padawan Khaethan se vendrá conmigo. Iremos a buscar cristales, para montar su sable láser. Además, me interesa un cristal blanco.-Les dije, con total seriedad.
-Puedes ir, Vortress. Pero no te metas en ningún lío. ¿Cómo está tu Padawan? ¿Lo estás tratando bien? Me dijo, con una sonrisa algo maliciosa.
-Sí, Maestro. Es bastante obediente y muestra curiosidad por todo lo que le enseño. Contesté, sin perder la seriedad.
-Eso está bien, tener un Padawan te ayuda a progresar, muchacho. Me dijo Sharet Giett.
-Un gusto tratar con ustedes, Maestros. Les dije, con una reverencia, y acto seguido, salí de la cámara para buscar a Khaethan. Lo encontré donde lo había visto antes, con los demás niños a los que les sacaba cuatro cabezas. Era aún más grande que el Guardián que les estaba enseñando a utilizar el sable láser. Pedí permiso al Guardián si podía abandonar el entrenamiento, y este asintió. Los dos salimos al pasillo y le comenté mi plan. Parece que le ha entusiasmado bastante, porque ha salido disparado a coger su equipaje. Yo me quedé unos minutos plantado en el pasillo, divertido por el comportamiento del padawan cincuentón. Caminé despacio hacia mi habitación y ahí realicé mi mochila de viaje. Me colgué el sable del cinturón, me puse unas túnicas con capucha y me fui al hangar. Allí me estaba esperando, al lado de su nave. Esta última era mucho mejor que la mía. Es mucho más rápida y la forma me gusta más. Algún día se la pediré. Me subo a la mía y ponemos rumbo a Ilum, para darle unas cuantas clases y coger unos cuantos cristales.


Hace años que estoy a su servicio. He sufrido bastante por su causa. Me estoy empezando a cansar.
Ese viejo chiflado, al que algunos llaman Lord Wisdom, yo le llamo Maestro. Desde niño ya era su esclavo. Mató a toda mi familia, a mis amigos, a mis seres queridos. Me llevó a un planeta siniestro y consumido por la fuerza del lado oscuro: Korriban.
Allí experimentó conmigo como si fuera un simple conejo de laboratorio. No. Yo no soy un esclavo, ni un conejo de laboratorio. Soy Ustek Perum. Soy un Zabrak. Nací en Iridonia. Aprendiz Sith durante 10 años, bajo la tutela de Wisdom. Como odio a ese viejo. Pronto, cumpliré la regla de dos, instaurada por Darth Bane, y me auto proclamaré Darth Sith. Hoy me ha llamado. Dice que tiene una misión para mí, espero que sea interesante, no como las otras. Siempre me mandaba a pelear contra algún mercenario o matar algunos senadores de la República Galáctica, pero jamás he peleado con un auténtico Jedi. Me ha ordenado ir a Ilum. Parece que va a ser interesante, porque un Caballero Jedi al que él conoce demasiado bien (eso dice) irá a Ilum junto con un Padawan. Dos son mejor que uno, así que manos a la obra.
Voy hacia el hangar, con mi sable dual rojo y me subo a mi nave tranquilamente. Cierro las compuertas, enciendo los motores y los sistemas y pongo rumbo a Ilum. Debería buscar una zona en la que colocar mi campamento, porque deberé estar allí unos días. Espero estrenarme matando a los Jedi.




Hemos llegado a Ilum. Parece que Khaethan ya ha conocido el planeta, porque se mueve con bastante soltura. Hay que preparar cuanto antes el campamento, no podemos estar sin un lugar de refugio. Montamos las tiendas de campaña, nos colgamos nuestras mochilas y avanzamos. Hoy iremos a unas montañas, donde Anakin Skywalker montó su primer sable. Es un planeta importante para la Orden Jedi, ya que muchos Padawans han montado su primer sable láser ahí. Yo en cambio, no lo hice en Ilum. Seguimos nuestro camino hacia una gran colina, que supongo que tendremos que escalar. Lanzo una mirada a Khaethan, y este me mira decidido.
-Tendremos que escalarla. Dije yo, con algo de pereza en mi voz.
-Eso parece. Buscaré un sendero en los alrededores de la montaña que nos permita subir con mayor facilidad. Dijo el ex Canciller, observándome. Al decir esto, caminó por las cercanías de la colina y, al cabo de una media hora, vino a buscarme. Le seguí, a paso sereno, y observé un camino helado. Con resignación, empecé a subir por el sendero. Llegados a un punto de mediana altura, tuvimos que escapar de una jauría de gorgodones (vaya, como Anakin y Obi Wan). Tras horas de caminata, parece que habíamos llegado a la cueva. Me tumbo en el suelo, agotado. Me pongo en pie otra vez y nos adentramos en la cueva. Cuando entramos, me quedé asombrado. Decenas, incluso centenas de cristales, de variados colores pendían de las paredes. Eran de diferentes colores, verdes, rojos, carmesí, plateados… ninguno de estos me llamaba la atención. Mi objetivo era encontrar un cristal blanco. A Khaethan le llamó la atención un cristal plateado, y lo guardó en su mochila. Tiene un gusto un poco extraño, a mi parecer. Yo mientras continuaba buscando el cristal. De repente, noté algo extraño en el hambiente.
-Khaethan, ¿Lo percibes? Le dije, con un tono de preocupación en mi voz.
-No noto nada extraño… Me dijo, mirándome preocupado. Esa sensación se hacía cada vez más fuerte, conforme avanzaban los minutos. Me mantuve sereno hasta que escuché el sonido de un sable láser encendiéndose. Entonces encendí el mío y observe a mi contrincante. Era un zabrak, de mi edad más o menos, que llevaba un sable dual rojo. Sin duda un Sith. Le dije a Khaethan que corriera a esconderse, mientras continuaba observando a mi contrincante, manteniendo una serenidad digna de un Jedi. Nos observamos durante minutos, quizá horas, no podría decirlo. Entonces él se abalanzó sobre mí con un salto de la fuerza. Yo bloqueé su embestida colocando mi sable por encima de mi cabeza, lo que hizo que ambos sables chocaran, lanzándonos a ambos hacia atrás. Me puse de pie, preparado para bloquear los duros golpes de mi contrincante. Mis fuerzas empezaban a mermar, pero tambien las las suyas. Durante unos minutos pensé que aquí terminaría mi camino, hasta que observé su punto débil. Esquivé un golpe que iba directo hacia mi cabeza, flexionando las rodillas. Ambos estábamos demasiado cansados, pero a mí se me ocurrió una idea. Le lancé un corte hacia el cuello que esquivó. Extendí mi mano y lo empujé con la fuerza. El sith salió despedido por los aires. Cuando este estaba en el aire, junté todas mis fuerzas y lancé mi sable láser hacia mi contrincante...
Este se clavó en su pecho, matándolo.
Me acerqué a él y lo observé. Su simple presencia me aterrorizaba. Retiré mi sable se su pecho, comprobando que de verdad, estaba muerto. Fui corriendo a reunirme con Khaethan, que tenía algo en las manos. Era un cristal blanco.
-Mira, Vortress. Me dijo, sosteniendo el cristal con sus manos. Su cara mostraba asombro.
-Guau, vaya. Mira que preciosidad. Dije, anonadado. Tomé el cristal, muy cuidadosamente y me lo metí en la mochila. Fuimos fuera de la cueva y volvimos al campamento. Era de noche. -Creo que deberíamos irnos a informar al Consejo Jedi, Khaethan. Le dije, algo preocupado.
-Estoy de acuerdo, volvamos a Esseles. Me dijo, él también estaba demasiado serio. Nunca me había enfrentado a un Sith así. A excepción de Wisdom, el hechicero de Korriban. ¿Por qué vendría a por mí? Creo que debería investigar sobre eso, al fin y al cabo, es en lo que me estoy especializando. Pusimos marcha a Esseles y al llegar, fui rápidamente a los aposentos del Consejo. Allí, hablé con los Maestros sobre lo sucedido. De todas formas, ya tengo el cristal, que es por lo que he viajado.





-Aquel Jedi era fuerte, mi Señor. Le dije a mi Maestro, Lord Wisdom.
-Eres estúpido. Tanto entrenamiento, para que no hayas podido con un simple Caballero Jedi. Deberías morir, por inapto. Cada vez lo odio más. Espero a que se dé la vuelta, y cuando lo hace, enciendo mi sable láser y se lo clavo en el pecho, con fuerza.
-Hasta nunca, viejo chiflado. Le dije, retirando una de las hojas de mi sable dual de su pecho. Al fin yo era el Maestro.

Información:

muy buen roleo esta entrenido y curioso suerte c:

No hay más capítulos ,haré uno parecido a este pero mucho más adelante.

Muy bueno el roleo, los dos cristales son válidos.