[ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
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[ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
PRÓLOGO
Antes de darle inicio a la historia mediante el prólogo y los respectivos capítulos, quiero hacer referencia a que es un roleo que estará destinado a una larga travesía por Circapous V, incluirá conocidos personajes en la historia de Habbo Wars y tendrá episodios que provocará euforia, repugnancia o temor. El contexto de la historia va concentrado en lo que puede decirse que es el terror psicológico, una línea de tiempo un poco más antigua de los actuales días y la representación más ruin de lo que puede ser el lado oscuro de la fuerza en toda su hegemonía.
No planeo hacer polémicas para las personas que se sientan protectoras del cristal Kaiburr, aún sabiendo que no tienen ninguna relación con quien trajo este cristal al juego de rol, así que sin más, les aconsejo únicamente leer el roleo y ceñirse a todo lo que dice el mismo porque quiero dar una buena atmósfera a todos los lectores. No deseo hacerles leer lo típico de una búsqueda del cristal y que todo finalice con que el personaje obtenga lo que tanto anhelaba. Esto es un sacrificio y es el sendero del poder.
Dicho todo esto en el preludio podemos dar inicio a esta aventura por la obtención del conocido cristal Kaiburr, conocido en muchos casos como el fénix y por sus habilidades en la sanación, en la canalización de la fuerza y en el aumento del poder del individuo. Respetado como un artilugio que únicamente personas internas al círculo de gestión y de poder de la antigua Orden Sith solían (o podían) obtener, generalmente apegadas al antiguo Emperador Sith. Hoy en día la tradición del cristal Kaiburr se ha perdido a un gran nivel y ha quedado en el olvido. Muchas personas han intentado obtener el Kaiburr y han fracasado en el intento, quizá esto sea una excepción.
¿Les han dicho que el instrumento más apreciado del rey es la corona? La corona es uno de los garantes que hace que el rey haga muestra de su poder, porque el poder no es un elemento físico, pero los objetos pueden hacer presencia de él. El rey debe apreciar por completo su corona, su capa y su cetro; sin él, no sería nada más que un rey desalmado, ni siquiera un aristócrata lleno de simpleza. El antiguo Emperador Sith hacía del Kaiburr su enfoque por alzarse por encima de los demás con una gema tan antigua, deseada y obviamente con un poder inigualable.
EL KAIBURR
El cielo era negro pero se abría en brechas de oscuridad donde la luz era una esperanza nula que ni siquiera se mostraba en un día. El sol del sector Esstran por razones desconocidas estaba completamente muerto, así que Ziost además de ser un mundo inhóspito gobernado por los Sith, carecía de la luz que tanto se aclamaba por el miedo a las sombras que tanto inundaba a todas las sociedades actuales, algo que se remonta a los comienzos de la vida. Indicios de grandeza era los que tenía este planeta de gran trasfondo, antigua capital de los Sith y tierra de los Jedi caídos; tierra adoptiva de la especie Sith alguna vez y en la posteridad, el comienzo de la actual fragmentada Orden Sith. Hace tiempo que no se veía una señal de luz en este planeta, era necesario utilizar alguna lámpara para moverse entre los bosques nevados o los pasajes congelados, el peor enemigo eran las especies imbuidas del lado oscuro de la fuerza y transmutadas vilmente por los alquimistas. Los Sith venían a entrenarse arduamente en Ziost, a superar sus miedos y a ser integrantes de la verdadera Orden Sith cuando estaban lo suficientemente listos, pues aún existían las grandes edificaciones de la misma, ubicadas en una grandísima montaña con una ciudadela de piedra tosca. En desesperados intentos de dirigirse a la ciudadela una vez más, se perdía en los caminos traicioneros de Ziost cubierto por su túnica y solamente haciéndose una sombra en su rostro volviéndose irreconocible para cualquiera pero él captaba la presencia del lado oscuro en el planeta, sentía el poder del gélido planeta y reconocía quienes lo habitaban, confinados en esa ciudadela quizá eternamente. Marcaba sus huellas en la blanquecina nieve, agotado por la caminata pero acostumbrado al intenso frío pues era el planeta donde se había criado, se había entrenado y había conocido a sus peores enemigos. Irónico, el concepto que se le podría dar a lo que es volver al hogar después de tantos años pero sin razones, sin preceptos y mucho menos sin conocimiento de quienes seguían ahí. La lámpara acabó por consumirse y quedó a la deriva entre las tinieblas, pero con su cuerpo erguido y su mirada hacia la ciudadela que se hacía notar desde las lejanías, desprendiendo un pequeño foco de luz, desplazándose entre los desolados y frondosos bosques del planeta llenos de sonidos de los animales adyacentes, en aquel oscurecido cielo notaba las criaturas volando en busca de presas que devorar, era la clara presencia de dragones del lado oscuro de la fuerza.
Salió del bosque después de mantenerse en él tantas horas y estar perdido, sin tener un rumbo fijo, sólo su deseo de superar las adversidades y de adentrarse a la ciudadela le consiguieron una salida satisfactoria pero tardía. Echó su mirada al firmamento teñido de oscuridad, no habían estrellas por las cuales guiarse ni contemplar. Pisó el camposanto cubierto de nieve y con lápidas congeladas, estacas de hielo alzadas en él y con diversas criptas recubiertas con el poder del reverso tenebroso. Vigilaba con atención las esquinas, era una obvia señal de que se hacía la práctica de la nigromancia y que estar ahí con su viejo renombre no significaba que le iba a salvar de terrores como esos que eran tan normales en Ziost, de ahí es que era tan temido y respetado por los Sith tanto por sus enemigos, los Jedi. El viento fresco se adhería a su piel marcada por los vestigios de la noche, no era una sensación placentera que el viento de Ziost marcara la piel de cualquiera ya que se sentía como el azote de un látigo, hasta el oxígeno estaba envenenado en tiempos como estos. La fatiga empleaba su puñal más afilado, el dolor conspiraba para hacerlo caer en aquel camposanto pero su voluntad se mantenía a la altura para salir de aquella zona que al igual que el bosque se volvía cada vez más envolvente. Las plegarias susurraban su oído, atrapado en sus pensamientos y alucinaciones presenciaba, muestra de que en su planeta natal era tan débil como cuando era un recién nacido. Es cierto, ahora estaba solo y era un alma en pena en este purgatorio, se encontraba en la redención, en el núcleo de la oscuridad o estaba muerto, eso se desconocía, pero él se sentía más muerto que vivo, eso era un hecho. Ziost fue abandonada cuando su líder se perdió junto a sus más íntimos seguidores, dando origen a la Orden Sith confinada en Ruusan y las herejías de Arkania, una cruenta guerra que acabó en una hipócrita reunificación entre ambas partes. En el pasado afirmó que volvería a la Orden Sith pero a la que ya estaba hundida en la tierra del sepulcro y estaba completamente muerta, para los que aún seguían fieles a ella, seguía existiendo y seguía siendo el órgano regente de los Sith desde la necrópolis, para los más prepotentes que seguían liderando a puño de hierro no existía, no era más que un símbolo y un recuerdo completamente muerto. El camposanto ya se hacía lejano pues había hecho distancia de él tras varios minutos de estar caminando esta vez con una trayectoria ya fijada, se dirigía hacia la zona empinada que daba a la gran colina donde estaba la ciudadela, tenía que pasar por poblados abandonados y ruinas que datan a los antiguos Jedi Oscuros.
Apenas es que empezaba la travesía, los miedos se apoderaba de él y tocaban el punto más recóndito de su alma, perdía la razón lentamente y la demencia empezaba a apodarse de él con gran precisión. Descolgó su sable láser, envuelto en las tinieblas, con su percepción atada al temor y acabó encendiéndolo, esperando que algo en tanta oscuridad le atacara y acabara con su vida. Estaba desquiciado, la locura era su peor ceguera y yacía pudriéndose en su interior, sus pasos se hacían más fuertes y se hundían sus pies en la nieve por lo que siguió el rumbo con la sospecha de algo le vigilaba y con un peso inigualable en su espalda. La luz rojiza del sable láser bordeaba la nieve y la hacía verse como sangre al mismo tiempo que iluminaba con el brillo de una vela y calentaba un poco a su portador, proveyéndose calor e iluminando el camino estando en guardia ante cualquier amenaza, echaba su mirada a los rincones más oscuros que la poca iluminación no podía mostrar pero sin resultado alguno, lo estaban viendo desde las sombras y la fuerza no estaba en concentración ni en capacidad de hacer uso de todas sus habilidades. Es como si hubiera perdido todos los midiclorianos cuando apenas pisó Ziost, no se sentía sensible a la fuerza y estaba más débil a medida de que se adentraba a los rincones del planeta, dejando todas sus flaquezas a flote y siendo solamente un cuerpo andante. La tranquilidad acabó cuando sintió algo traspasar su espina dorsal y llegar hasta su pecho, viendo que se trataba de una especie de extremidad lo que se le había enterrado y algo le había atacado sin darse cuenta, el dolor no se podía igualar a nada pero no estaba muerto, seguía vivo, solo que el dolor lo estaba haciendo agonizar, se desclavó aquella pieza biológica del animal y el mismo se dio la vuelta para ver que era, desangrándose. Tenía un agujero en su pecho, la sangre fluía como un océano y manchaba toda le nieve dejándola de color carmesí. Se vio cara a cara con la bestia, era un dragón pero no cualquiera, era un Dragón Hssiss, una temible bestia con capacidad de absorber toda señal del lado oscuro, dicha criatura le miraba fijamente con los ojos rojizos que se mostraban en toda la oscuridad, él movía su sable láser con precisión, atacado por la presencia del traumatismo y del dolor. La criatura se movió algunos pasos, abrió su gran boca y aulló con gran fuerza, sonando como un estruendo y lanzando al Sith algunos pasos hacia atrás con la gran fuerza sónica del grito. Corrió hacia la bestia lanzando sangre a todos los senderos, manchado de ella y con un cólera imparable se lanzó hacia la misma, moviendo su sable láser entre el cuello de la misma para decapitarla con una precisión casi quirúrgica, al cabo de unos segundo su cabeza ya estaba en el suelo y no le daría tiempo ni de gritar a la bestia. Apenas era una cría lo que le causó esa herida de muerte que no parecía hacerle daño pero si causarle dolor como si de una espina se tratase. Se dispuso a continuar el camino a pesar de la grave herida que tenía arraigada a él.
Apagó el sable láser y lo colgó sobre su cinturón, entre sus túnicas, su pecho estaba descubierto gracias a la penetración de la cola de la ya asesinada bestia. Se arrastraba por la nieve haciéndose con el camino y desangrándose lentamente, pero continuaba a pesar de todas las cosas, si no continuaba lo devorarían el resto de las bestias, aquí no era inmortal, aquí no tenía midiclorianos y no era nadie más que un simple ser vivo, únicamente tenía la suerte de contar con su arma de choque cuerpo a cuerpo, el sable láser insignia. Apegó su rostro al suelo, sacando la sangre de su boca y limpiándose el rostro. Se alzó con la fuerza de voluntad, concentrando su estricta madera y caminando con grandes flaquezas, arqueando el camino para subir la colina que le daría acceso a la ciudadela de la antigua Orden Sith. En frenesí, colérico y bajo la euforia, subió parte de la colina viéndose desde una vista panorámica la mayoría del sector de Ziost en donde se encontraba, antes solía ser una vista más pacífica sin la presencia de la oscuridad, más adelante de su posición inclinada estaban las ruinas que datan al Jedi caído Ajunta Pall. El clímax desértico de Ziost hace la esperanza de vida prácticamente nula en cualquier aspecto, las ruinas eran admirables porque su edificación constituyó años de esclavitud para las especies de sangre pura y fue el inicio del imperio que hoy en día todos conocen. El camino ya era de piedra, consumido por el musgo y adornado por el terreno invernal como por ese trasfondo de la antigüedad que denotaba grandeza, seguía los pasos del camino y no salía de aquel sendero pedregoso aún atento a todos los peligros y sin poder de sanarse por la relativa debilidad que le azotaba como una pestilencia. Su esfuerzo no sería en vano por entrar en la antigua sede por lo que el camino seguía, sus oídos bajo la presencia de los espíritus de aquellas ruinas, atormentaban con la voz de la muerte, canalizaba la poca presencia de la fuerza en la sanación de su herida, manteniéndose de pie pero en un estado de concentración. Las heridas apenas sanaron, poco tenían de haber sido sanadas y no habían cicatrizado por completo, seguían abiertas pero la salida de sangre disminuía notablemente. No sería un alivio tan si quiera, nada más un conducto para seguir la travesía hacia la ciudadela.
Volvió a encender su sable láser en cuestión de segundos, demostrando tal maestría con el sable láser y una destreza inigualable ante cualquier elemento similar. Su corazón palpitaba con fuerza y el temor se apoderaba de él al mismo tiempo de que el frío congelaba su interior, sus heridas se infectaban pero su moral nunca descendía, se mantenía arraigado a su cometido, al que estaba destinado y saldría de allí con vida obviamente a cualquier coste. Aplastaba los trozos de hielo empinados y cortaba con su sable láser los árboles que estaban deformados y que tapaban el camino como si fuese a propósito o alguien hubiese deformado aquellos grandes y antiguos árboles para no dejar paso alguno. Entrecerró sus ojos para volverlos abrir y divisar lo que estaba delante de él, era una alucinación repentina a la cual no tenía que temer, estaba acostumbrado a esta clase de cosas en un paraje tan traicionero como lo es Ziost. Las dimensiones de la ciudadela cambiaban a medida de que el encapuchado caminaba el largo camino pedregoso que se alzaba por encima del terreno nevado, hasta donde le alcanzaba la cordura tenía que ir con cuidado y no podía correr por la gravedad de todas sus heridas, había sido un golpe duro con el cual no contaba al subestimar la naturaleza de tan abrumador planeta. Hace días que él había dejado su nave aparcada en la nada, perdiéndola de vista y desconociendo el camino por el que vino, ya era difícil recordar algo así. Abrazó el elixir de la oscuridad cuando con sus propios ojos carmesí vio aquella ciudadela empotrada al frente de él con tanta grandeza, inalcanzable en el pasado para algunos y el recuerdo de la antigua hegemonía de los caídos.
Última edición por Irek Tainted el Miér Mayo 07, 2014 1:13 am, editado 8 veces
Invitado- Invitado
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
Yo me encargo.
Ah no, que ya no soy legalizador.
Mucha suerte
Ah no, que ya no soy legalizador.
Mucha suerte
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
De todas formas me gustaría que lo leyeras, desgraciado.
Estaré actualizándolo constantemente.
Estaré actualizándolo constantemente.
Invitado- Invitado
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
Hmmm... Kaiburr.... roleo invalido.
Athred- Mensajes : 1693
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Localización : ¯\_(ツ)_/¯
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
Athred escribió:Hmmm... Kaiburr.... roleo invalido.
Gracias Athred. Los mesoneros estan orgullosos de usted.
Me encargaré yo de este mientras, a pesar de que no deba...
Satella- Mensajes : 1351
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
Alguna vez terminarás estos roleos men?
Vozher- Mensajes : 868
Fecha de inscripción : 29/07/2012
Localización : Chile
Re: [ROLEO + OBTENCIÓN] EL KAIBURR
Estaré siguiendo el roleo, viniendo de ti seguro que es bastante bueno.
Sex Pistols- Mensajes : 145
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 26
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