[Roleo Escrito] El Retorno del Jedi [Satella]

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Me acuerdo de mi ascenso como Caballero Jedi de la Orden, y aquel eco en la fuerza que se hacía notar cada vez más; algo titilante, pero silencioso, se comenzaba a hacer presente poco a poco... Los sith aparecieron sin dar tregua alguna, y una vez arribaron, sus ataques nunca se hicieron de esperar en el sistema galáctico. Los ataques dejaron atrás una innumerable cantidad de hermanos caídos como también la destrucción de templos y planetas. Aquella época era, sin duda, una de resiliencia.

Tras los distintos ataques de fuerzas oscuras, muchos compañeros cayeron en batalla como también se despojaron de toda ética y moralidad, haciendo uso de sus habilidades de forma irresponsable y no valorativa sobre la propia vida.

Perdido en mi afán de extinguir cualquier fuerza que atentara en contra de esta última (la vida), viaje haciendo omiso a las órdenes del consejo, a través de los espacios más recónditos de la galaxia; aquellos lugares en los que un sujeto solo iría en busca de su muerte.

Confiaba en las premoniciones que había tenido, aquellas visiones que me daban indicios de un futuro potencial, un futuro que amenazaba con destruir todo aquello que se había construido y reconstruido.

Mis viajes me llevaron a lugares que no habían sido descritos en archivo alguno. Lugares majestuosos como también tenebrosos... Tal ambivalencia se hacía presente una y otra vez, de un planeta a otro.

Soporte un sin fin sensaciones que -creo- pocos han de sentir alguna vez en su vida. La brutalidad como la delicadeza de los espacios en que transite sea hacia presente tanto en lo percibible a simple vista, como en las huellas que deja la fuerza.

Destruí y encause toda fuerza maligna que se hacía presente ante mí, como también aquella que se ocultaba...
Luche bastante -quizás demasiado-; estaba librando una batalla que, para algunos, quizá sea interminable...

Sin embargo, tras una larga meditación en ausencia de todo estimulo, comprendí que no tiene por qué ser necesariamente así; la fuerza me susurro una vez más, pero este mensaje era distinto a los anteriores, este mensaje me recobro de mi ceguera parcial y me hizo dar cuenta que aquello que intentaba proteger, quizás, ya no existía como tal…

Tras largos siglos de ausencia por aquellos barajes en los que los jedis transitaban, hice uso de mi nave para ir al encuentro de ellos. Pero las cosas no siempre son como se espera, y la fuerza nos sorprende nuevamente... Coruscant ya no era aquella ciudad que solía imaginarme. Aquella imagen que tenía estaba muy lejos de la realidad.

La gente con quien crecí ha envejecido más que yo, quizás debido a mi constante interacción con distintos estímulos ya sean artefactos o seres tan místicos como misteriosos... Pero, por otro lado, muchos de mis compañeros que aun permanecen en mi memoria a han muerto o desaparecido; los templos en los cuales me forme ya no existen, como tampoco su legado, la galaxia en sí, ya no es como yo la recordaba.

El nuevo templo y la nueva orden me han dado su acogida en Coruscant, aunque tal regreso se siente un poco extraño. Muchos me ven como un forastero. Temido como menospreciado y subestimado por la nueva generación que ha surgido. Solo aquellos compañeros y amigos que aún se mantienen con vida saben quién soy realmente.

Pese a todo, aún mantengo las esperanzas de que, algun día, aquellos desaparecidos vuelvan... Quizás, en ese momento, la edad dorada vuelva a tomar sentido, como también su legado. La deconstrucción de una nueva era se hará necesaria para dar un nuevo comienzo que sea contingente.