[Roleo de Trian] Bienvenida

"He aprendido que se puede hacer algo en un instante que te causará dolor de por vida. He aprendido que es mucho más fácil reaccionar de lo que es pensar. He aprendido que puedo seguir adelante mucho más de cuando ustedes piensen que no puedo. He aprendido que la confianza cuesta años en construirse, pero escasos son los segundos en que pueden destruirse. He aprendido que mis antecedentes y circunstancias pueden haber influido en quién soy, pero soy responsable de en qué puedo convertirme. Y por eso mismo nunca dejaré de levantarme, aunque vosotros penséis que mi tiempo ha pasado, porque la única verdad que existe, es que el tiempo es de todos, y todos somos el tiempo"

Enrollé con delicadeza el pergamino y dejé la pluma con la que lo había escrito en la mesa. Guardé dicho instrumento en mi túnica descolorida y apagué la luz de la vela que iluminaba mi entorno con un suave movimiento de mano.
Salí de aquella sala y, ya en el exterior, me encontré con el alguacil de la aldea.

-¡Cielos! ¡Por fin has salido de ese habitáculo! –exclamó sorprendido.
-Así es, alguacil Dahan, pero no crea que eso es sinónimo de alegría para usted… -dije con una sonrisa.

Me remangué un poco y alcé mis manos en dirección al alguacil. Pocos segundos después yacía inerte en el suelo. Aproveché la oscuridad de la noche para poder desnudarme por completo y colocarme el uniforme de aquel siniestro hombre. "Todo asegurado", dije.
A continuación, volví al pequeño lugar donde me encontraba anteriormente, para recoger mis pertenencias. Necesitaba absolutamente todo para no tener ningún problema en el viaje que me depararía. Así pues, cogí una mochila que me prestó un joven artesano, y en ella metí mis sables de luz láser, las esposas anti-fuerza que me entregaron en mi estadía en Tython, un rifle bláster E-11, mis túnicas y me puse en el cuello mi collar Dark Sith, entregado hace años por el Sabio Dark Sith Garlen Dum. Revisé la mochila y me fijé en que me faltaban varias cosas. Busqué en la estantería que se situaba a un lado de la habitación y logré encontrar mi Holoproyector y mi Comunicador. Los metí en la mochila y la cerré rápidamente. Me la coloqué en la espalda y fui directo al exterior.
Gracias a mi gran parecido físico del alguacil, las pocas personas que caminaban por mi entorno se pensaban que era él mismo, ya que llevaba puesto su elegante uniforme. Aligeré el paso y llegué a la zona donde se encontraba mi nave. Allí me esperaba un mecánico con el que tenía una buena amistad.

-Veo que ya está todo preparado –dije con voz suave.
-Así es. Tienes tu nave lista. Ya he reparado los sistemas deflectores y el panel de navegación- respondió.
-Perfecto.
-¿Dónde está mi dinero? –me preguntó tímidamente.
-¿Tu dinero? –dije, haciéndome el Ewok.

Aquella era una escena bastante complicada, así que tuve que ser calculador y superarla con gran frialdad. Alcé mi mano derecha disimuladamente y levité con la Fuerza al mecánico. Una vez estando en el aire, le empujé hacia las paredes externas de la nave. Cayó inconsciente al suelo y abrí la cabina de mi nave rápidamente. Me metí en ella, encendí los motores y activé el panel de navegación. Comprobé que todo estaba listo y despegué, dejando en tierra al que había sido mi mejor amigo durante mi estadía en Ossus. La nave salió de la atmósfera de aquel Planeta y fijé las coordenadas rumbo a un lugar que todavía era desconocido para mí, pero que sin duda cambiaría el rumbo de mi vida.

Trian, dos días después

-Cuánto tiempo, viejo amigo –me dijo el Temible Sherz Dreval.
-Es un placer verte de nuevo, Sherz –añadí con una sonrisa.
-Ven, tengo que presentarte al que será tu Maestro.

Caminamos por unos pasillos oscuros iluminados tan sólo por las luces de las velas que estaban sostenidas por unos candelabros. Sherz abrió la puerta de una sala y ambos entramos en ella. Miré a mi alrededor y parecía un despacho. De repente, apareció la figura de un sujeto que me resultaba muy peculiar.

-Hola, Lumen –dijo el Temible.
-Saludos, Dreval –carraspeó-. Veamos qué tenemos aquí… ¿Skiilz Ankh?
-Así es… señor –contesté con timidez.
-Vaya, vaya… Se ha hablado mucho de ti. ¿Qué te pasó? –me preguntó.
-Complicaciones, como de costumbre.
-Entiendo –soltó una pequeña risa-. Serás mi aprendiz, Skiilz… Te mostraré el verdadero camino de los Sith. Embarcarás en este nuevo proyecto y te convertirás en una auténtica máquina.

Para entonces Sherz ya había abandonado la sala. Lumen caminó hacia una estantería y agarró una túnica con sus dos pálidas manos. Vino hacia mí y me la entregó.

-Pasarás a ser Devoto de la Academia Sith del oscuro planeta de Trian. Espero que cumplas a rajatabla las órdenes de tus superiores, y respetes a tus nuevos hermanos. Bienvenido…

Obtengo:
- Mochila grande
- Uniforme de alguacil
- Túnica de Devoto

Me gusta xD pero Sherz es Gres