[ONDERON + OBTECIÓN] La primera caída del Caballero Jedi converso Xaxor Skywalker. El nacimiento de Xorion

CAPÍTULO I: El olvidado. Precedentes.

Por fin había encontrado a R7-S1... me había costado mucho.

- Después de tanto tiempo, por fin... conseguiré recordarlo...

Principios del año 1 AGLS - Yavin IV

- R7, siempre con la misma historia. Aterrizaremos en ese claro.

- Biiip biip bip, duooooo bip bip -decía el droide con su gracioso tono de voz.

- ¡Claro que el planeta está deshabitado! -exclamé sin pensar- Y es cierto que hace milenios fue un bastión Sith, ¡pero es que también fue un importante planeta de los Jedi!

El droide R7-S1 parecía asustado, como de costumbre. No era la primera vez que me mandaban sólo, junto a él, a una misión en un planeta remoto, deshabitado y peligroso. Bueno... sí era la primera vez.

- Bien, R7 -dije mientras bajaba de la nave- Activa el radar... tenemos que encontrar al emisor de la llamada de socorro.

Yavin IV, una de las bastas lunas de Yavin Prime. Una luna selvática, ahora deshabitada. Antaño sirvió de exilio para importantes personajes de la historia de nuestra Galaxia. No era la primera vez que pisaba esta húmeda luna, pero los nervios hacían que fuera como si jamás hubiera visitado este abandonado lugar. A medida que avanzábamos siguiendo el rastro de la señal que había recibido la patrulla de la República más cercana, nos adentrábamos cada vez más en la selva. El droide, a pesar de carecer de sentimientos, parecía preocupado. Quizá fuera yo, que por el nerviosismo, me lo imaginaba. La zona que peinábamos en busca de la señal era muy poca, por lo que sería fácil encontrar al emisor de la señal. Ciertamente, el mensaje que enviaba era raro. Era un mensaje codificado en el que pedía socorro y no decía nada más ,siquiera nos decía que ocurría, algo extraño, comparado con otros mensajes de este tipo.

- Biiip; biiiip, bip.

Un holograma se proyectó desde el droide.

- Maestro, hemos conseguido descifrar el resto del mensaje -dijo el soldado- Hemos enviado la información a R7.

La proyección se cortó. El droide tenía la nueva información y me condujo hacia la posición desde donde había sido enviado el mensaje. Abriéndonos paso entre hojarasca y árboles, arrancando grandes raíces del suelo a sablazos, conseguimos llegar. ¡Una nave!

- Desde aquí se ha enviado la señal... Bastante lógico.

En un pequeño claro, indivisible desde la órbita, estaba la nave. Parecía algo descuidada, pero no parecía abandonada. Nos acercamos hacia ella. Era una nave de transporte sin identificar, ya que el polvo y la pintura ocultaban cualquier signo que me permitiera a simple vista descubrir de que modelo se trataba. Pero eso no era lo importante ahora.

- R7 entremos al interior -dije con entusiasmo mientras empujaba dentro al droide. El transporte tenía la compuerta abierta.

La nave estaba vacía por dentro. No había nadie. En la cabina de mando, estaba el transmisor encendido transmitiendo la proyección de socorro. La imagen del proyector era inexistente, parecía averiado.

- Deberás quedarte en la nave para intentar descubrir más sobre ella. Nos mantendremos comunicados por la radio, R7. Yo peinaré los alrededores, no creo que el dueño de esta chatarra volante esté demasiado lejos.

Salí de la nave descubriendo que había una zona que parecía empedrada. Quizá fuera casualidad, pero no parecía obra de la naturaleza. Decidí seguir el camino.

- ¿R7? Vaya... ¿por qué la señal siempre se va en los peores momentos?

Me había adentrado mucho en la selva, y quizá por eso la señal estaba distorsionada. Tampoco había conseguido encontrar nada. Seguía una pista falsa, pues el camino, de repente, se había desvanecido. El suelo, volvía a ser vegetal. Un mal presentimiento, inundó mi cabeza e instintivamente, empecé a correr selva a través. No fue hasta que llevaba varios minutos corriendo que me detuve.

- ¿Me recibes? -la radio seguía sin funcionar.

La zona se había vuelto un tanto oscura por la alta arboleda. Se filtraba una rojiza luz desde lo más alto de las copas de los selváticos árboles de Yavin IV. Cada vez, aquella luz se veía a niveles más bajos, hasta que a lo lejos, veía los últimos árboles. ¡Había encontrado una salida!



Una gran construcción antigua se alzaba imponente. Desde esta posición se veía Yavin Prime que, gracias a su posición orbital, emitía esa rojiza luz. Volvía a sentir ese escalofrío y esta vez, en vez de echarme a correr, alcé la vista al cielo.

- Zhol kash dinora. Derriphan'Jidai Sith'ari -decía una profunda voz, el eco me hizo escucharla.

No entendía lo que decía. Decidí no responder, y buscar de donde se emitía el eco. La voz me hizo descubrir una pequeña cueva artificial creada en la base de uno de los templos que había caído. Del interior, una fuerte presencia del lado oscuro se emitía. Antes de que pudiera darme la vuelta, había asomado la cabeza dentro. En lo profundo de la grieta, gracias a unos brillantes rayos pude observar aquella nefasta escena... Un encapuchado devorando la esencia de un cadáver... Drenando sus poderes, absorbiendo sus habilidades. Debía escapar.

- Biip duooo biipp -chillaba el droide, me había seguido.

El encapuchado interrumpió su ritual y salió de la grita mientras yo, agachado, tapaba el altavoz del droide. Pero parecía demasiado tarde, así que me levanté, dando la espalda a la cueva. De la grieta oscura salió él encapuchado, empuñando un sable de luz. Se cubría, con su espada así que yo imité el gesto. Lanzó un frenético golpe con la mano que defendí cubriéndome con mi espada de luz, pero no iba lanzado hacía mi. R7, salió despedido chocando brutalmente contra una columna de piedra, estropeándose.

- ¡R7! ¡Malnacido! ¡En nombre de la República...!

El Sith corrió hacia mi, sin dejar que acabara la frase. Empezamos un duelo de habilidades por todo el rocoso escenario. Tan centrado estuve en la lucha que se me hace imposible recordar cada uno de nuestros movimientos, sólo sé que acabamos en lo alto de uno de los templos, en una gran piedra, al borde del abismo. No se veía el suelo, era una gran grieta. Allí fue donde hicimos gala de nuestros mejores golpes, ayudándonos de nuestros respectivos poderes. En el uso de la Fuerza era donde notablemente me ganaba. Parecía tener mucha más afinidad que yo con la Fuerza y, además, parecía estar entrenado hábilmente en esta. Sus poderes, eran muchos y mejores que los míos. La cosa se había complicado. El encapuchado me había arrebatado el arma de un tirón y me tenía apuntando con ambas espadas imbuidas en oscuros rayos. Parecía dispuesto a acabar con mi vida y quizá, emplearme como alimento para su conocimiento. Noté, sin embargo, que algo fallaba. Había bajado durante unos segundos la guardia.

- ¡Griiaahaggghh!

Utilicé aquella técnica que había aprendido hace tiempo. Aquel grito lo dejó aturdido durante unos segundos, tiempo suficiente para cambiar las tornas de la batalla. Armándome con su rojiza espada y recuperando la mía, lo reducí en el suelo. Si se movía, estaba dispuesto a empalarle con mi celeste hoja.

- ¿Lo harías, Xaxor? -dijo descubriendo su rostro.

Un Nagai de tez pálida, como todos los de su estirpe; como todos los de su raza. Me miraba con mirada odiosa. Era aquel Jedi converso cuyo nombre juré ante el Consejo no repetir jamás.

- No... no... tú estás muerto... ¡no... tú; estás muerto! -dije entrando en locura.

- Estaba muerto. He renacido como Nihl... Darth Nihl.

Me había vuelto loco, una locura que me hizo someterme a él. No podía responder a sus ataques, por lo que aprovechó para elevarme por los aires con nuestros poderes de la Fuerza. Cuando me tuvo a su merced, me desarmó, recuperando su arma, destruyendo la mía.

- Adiós -dijo con tono seco.

Me lanzó hacia el abismo con seguridad. Me precipité varios metros de caída hacia el suelo. Mi cuerpo no respondía, pero misteriosamente había caído lentamente sin dañarme. Quizá también por obra de mi antiguo compañero.

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Así acaba la introducción (homenaje a Nihl). No pondré (Sin revisar) ni lo que obtendré hasta acabar todos los capítulos.

Muy buen roleo, seguiré la continuación.

Los colores, Muy bueno el roleo, *esperando la siguiente parte*