Roleo de Yavin IV & Obtención - [Revisado]

Yavin IV

Kharn Kaissh permanecía sentado en un banco situado cerca de la arena de entrenamiento de la Academia Sith de Yavin IV. Aquel lugar era una sala oscura, iluminada apenas por unos focos situados en el techo de la misma. El Sith había estado entrenando durante varias horas con su Maestro, el Temible Melkton. Fue un entrenamiento durísimo y por ello Kharn necesitaba algo de descanso.
De repente, los focos que iluminaban la sala se apagaron y la sala quedó completamente a oscuras. De entre las sombras apareció la figura del Darth Vermogen, que producía algo de luz debido a su rostro pálido. El Acólito Sith se levantó del banco e inclinó su cabeza ante la llegada del Darth.

-Hola Kharn -le saludó Gevura.
-Saludos, mi señor -respondió el joven.
-¿Te preguntarás el porqué de mi aparición, verdad? -dijo Vermogen.
-Ehm... bueno... sí...
-¡Cállate! ¡No digas ni una palabra! -le interrumpió furioso- Estoy aquí porque necesito que hagas algo... bastante importante. Se trata de tu primera misión. ¿Te suenan los Asteroides Roche?
-¿Asteroides Roche? ¿Qué coño es éso? -le comentó Kharn.
-Agh... sucia rata incompetente... da igual -carraspeó-. La cuestión es que quiero que vayas allí para capturar a un Verpine. ¿Sabes lo que son, no?
-Sí, eso sí. Me lo explicaron antaño... sé lo que son.
-Pues eso, irás en la nave de Sherz, ¿de acuerdo? -le decía mientras caminaba a su alrededor- Te reunirás con él en la Torre de Control.
- De acuerdo -Kharn se quedó pensativo- ¿dónde está el Temible ahora?
-Está con su hijo, Tairon. Al parecer le ha salido desviado -Gevura le guiñó un ojo-. Prepara tu equipaje: sables, túnicas, herramientas... lo que sea. No quiero que falles. La Cámara espera muchas cosas de ti, y espero que cumplas con lo que se te pide.

Gevura desapareció de la sala por arte de magia, y los focos volvían a iluminar la sala. Kharn se dirigió rápidamente hacia la Herrería para coger su equipo. Antes de coger las cosas de su taquilla, se encontró con el Temible Melkton.

-Eh, tú, ¿qué haces aquí? -le preguntó Melkton.
-¿Hola eh...? -le miró con una cara desafiante-. ¿No te ha contado nada Gevura?
-Ah... sí, lo de los Verpines esos. Al final te han elegido a ti, al parecer. Espero que mis consejos te ayuden a superar la misión que te han encomendado. Ahora me voy, tengo otras cosas más importantes que hacer.
- ¿Adiós, eh? -Melkton no llegó a escuchar las palabras de Kharn y abandonó la sala, dejando solo a su aprendiz.

Kharn por fin fue a su taquilla y cogió un bláster E-11, y sus sables preferidos: el Darkium, el Seleon y el Lambent. Todas esas armas se las guardó en su túnica, y poco después abandonó la Herrería.

Caminó hacia la Torre de Control de la Academia, pero las puertas que llevaban al exterior del edificio estaban completamente selladas, así que tuvo que esperar a la llegada del Temible Sherz.
Al cabo de unos minutos, el susodicho llegó y vio a Kharn.

-¿Llevas mucho rato esperándome? -le preguntó.
-No... qué va. -le respondió- ¿Qué pasaba con Tairon?
-Nada... mejor déjalo. Salgamos ya de aquí.

Sherz abrió cada una de las puertas y salieron de la Torre de Control. Fueron directos a la Plataforma de Aterrizaje, pero en el camino se encontraron deambulando a un Imperial. Se trataba del Ejecutor Mosing Orvius.

-Saludos -les dijo-. ¿Qué hacéis aquí?
-¿A ti qué carajo te importa? -le respondió furioso el Temible.
-Ya me perdonará usted, ¿eh?
-Anda, estúpido. Vete a la Fortaleza que te reclaman. ¡Rápido, es importante! -le ordenó Sherz.

Mosing emprendió su marcha directo a la Fortaleza de la Academia. Kharn se quedó observándolo, pensativo.

-¿Qué ocurre en la Fortaleza? -preguntó el joven.
-Ah... nada, nada. Se lo he dicho para joder. -sonrió levemente.

Kharn soltó una carcajada sonora y siguieron caminando hacia la plataforma, que estaba repleta de naves del Imperio. Ambos se subieron a ella y se dirigieron a la nave mediana del Temible Dreval. Tanto Kharn como él se metieron en la susodicha. Sherz ocupó el lugar del piloto, mientras que el Acólito decidió colocarse junto al Temible, en el asiento del copiloto.

-¿Tú te sueles marear mucho, Kharn? -le preguntó.
-No, ¿por qué? -le respondió confuso.
-Porque no tengo ni puñetera idea de pilotar esta nave.
-Perfecto... confían en alguien que no sabe conducir este trasto. ¡Qué bien! -exclamó Kharn.
-Veamos... enciendo los motores, activo el panel de navegación, la radio... ¡Joder! ¿Dónde está el mecanismo para replegar el tren de aterrizaje?
-Ahí, Sherz... ahí -le dijo mientras señalaba una palanca.
-Gracias, gracias. ¡Vamos allá! -gritó Sherz.
-Ya verás... ya -se dijo para sus adentros el Acólito.

Ascendieron en la nave y a los pocos segundos salieron de la atmósfera de Yavin IV. Saltaron al hiperespacio y les esperaría un viaje largo, así que decidieron conversar entre ellos para que el tiempo se pasase más deprisa.

-Y bueno, ¿qué tal te va? -le preguntaba Sherz, interesado.
-Aquí me ves. Mi primera misión. Supongo que debería estar nervioso... -respondió.
-Te entiendo. Ya sabes que si necesitas consejo o ayuda, puedes contar conmigo. Estaré a tu entera disposición.
-Ehm... -carraspeó- ¿Tú quieres que piense mal, no?

Ambos soltaron una carcajada al unísono.

-Qué cabrón. Y tú... ¿sabes algo de los Verpines? Porque yo es la primera vez que oigo hablar de ellos... -le dijo el Temible.
-Lo aprendí en mi etapa de soldado Imperial. Son seres inteligentes, expertos en ingeniería y tecnología. Vamos, que son como droides, pero más inteligentes. -le comentaba mientras cerraba los ojos para descansar la vista.
-Entiendo, entiendo. ¿Pues qué guay, no? ¿Cómo piensas capturarlo?
-¿Y a mí que me cuentas...? -abrió de nuevo los ojos- Ya veré qué hago. Debo adecuarme a la situación, eso es todo.
-Bonita reflexión...

Por fin, salieron de la velocidad de la luz y se podía visualizar desde la nave el cinturón de asteroides Roche. Sherz se despistó un momento debido al sueño que tenía. Sus ojos se le iban cerrando poco a poco hasta que...

-¡Cuidado, Sherz! -le gritó al oído Kharn.
-¡¿Qué?! ¡¿Qué?! -exclamaba Sherz.
-¡Ja ja ja ja! Has picado, chaval -decía mientras seguía riéndose.
-Te estás ganando una buena hostia... pero de esas que duelen.
-¿Dónde piensas aterrizar? -preguntó el Acólito.
-¡Y yo qué sé! Gevura no me ha dicho en qué asteroide concreto debo aterrizar... ¿a ti te ha dicho algo?
-Va a ser que no... -respondió Kharn con un tono vacilón.
-Pues perfecto, ¿no? -decía Sherz furioso- Bah, a tomar por culo. Aterrizaré en este mismo.

El Temible señaló con el dedo un asteroide cercano a su posición. La nave se dirigía hacia él y aterrizó en la superficie del mismo.

-Hostia, yo creía que esto estaría más desierto que Tatooine, pero no... allá al fondo parece que hay civilización -decía Kharn.
-Venga, Acólito. Coge todo lo que necesites y bájate. Avísame cuando tengas todo listo para que venga a recogerte. ¿Está claro? -le comentaba Sherz.
-Clarísimo -le respondía mientras cogía el Holoproyector de la nave.

Kharn bajó de la nave y se apartó de la zona de aterrizaje para que Sherz pudiera despegar. Una vez la nave mediana desapareció, Kharn se quedó petrificado, mirando a su alrededor. Emprendió la marcha, caminando hacia la ciudad donde, al parecer, estarían los Verpines.
Su misión era clara: capturar a uno de ellos y llevárselo consigo a Yavin IV. Cuando llegó ya a la ciudad, la gente que le rodeaba -mayoritariamente nativa- no dejaba de mirarle, como si fuera un bicho raro. Kharn confió en sí mismo y no se percató de ello, y siguió caminando. A lo lejos vio a un Verpine que estaba solo, al lado de lo que parecía una tienda de objetos tecnológicos. Se dirigió hacia allí rápidamente, y se detuvo frente al individuo. Éste alzó su mano, saludándole. Kharn cogió de su túnica una pequeña bolsa con dactarios -totalmente falsos- y el vendedor entró en la tienda. El jovencísimo Sith le siguió. El Verpine le empezó a mostrar los objetos que estaban en venta, pero Kharn no le hacía ni caso. Él estaba comprobando que nadie les observaba desde fuera. Al comprobar que todo estaba como él quería, sacó de su túnica su sable láser Darkium al mismo tiempo que guardaba la bolsa con los dactarios falsos. Encendió el Darkium y el vendedor se quedó petrificado, asustado.

-Ni se te ocurra mover un dedo, sucia rata apestosa -le decía Kharn-. Harás lo siguiente: te quedarás ahí parado, yo haré lo que tenga que hacer, y luego te vendrás conmigo. Si no me obedeces, supongo que ya sabrás tu destino.

El nativo asintió con la cabeza y Kharn se dirigió hacia la posición del susodicho.

-Sé que tienes planos que me interesan, ¿dónde están?

El vendedor se quedó pensativo, pero al cabo de unos segundos señaló con su mano un cajón. Kharn se agachó y lo abrió. Ahí se encontraban varios pergaminos. Se trataban de unos planos secretos con instrucciones de cómo construir naves del Imperio. Eran un total de diez planos, que al parecer habían sido robados antaño. El Sith los cogió todos y cada uno y se los guardó en la túnica. Perdió bastante tiempo en meterlos, pero suficiente para que el Verpine no huyese.

-Listo, ven conmigo. Finge que nos conocemos y que me acompañas. Cualquier movimiento extraño, y te liquido -de esta forma ambos abandonaron la tienda, pero antes Kharn apagó su Darkium y lo guardó, para evitar problemas.

Estuvieron caminando durante unos minutos, hasta que llegaron a las afueras de la ciudad, donde anteriormente Sherz le había dejado. El Verpine, en un acto sorprendente, cogió lo que parecía un bláster e intentó disparar a Kharn, pero el Sith, que estaba muy atento, consiguió evitarlo y le atrajo el arma al individuo.

-¿Qué intentabas, estúpido?

El Verpine se arrodilló, pidiendo disculpas por lo sucedido.

-Tranquilo... no te mataré todavía -se rió el Sith.

Kharn cogió de su túnica el holoproyector que le había dejado Sherz. Envió una transmisión al Temible para que vuelva a recogerle. Dreval le respondió y le dijo que tardaría un poco en ir.

Pasaron las horas y se podía escuchar un sonido típico del de una nave. Se trataba del transporte de Sherz, que venía a recogerles a ambos. La nave mediana aterrizó y los dos subieron a la nave. Allí Kharn cogió unas esposas anti-fuerza y se las colocó al Verpine. Pasaron unos minutos y por fin salieron de aquel asteroide, y fueron rumbo a Yavin IV.


-Bien, Kharn -le decía el Darth Gevura en la Academia Sith -. Dada tu gran capacidad para efectuar correctamente la misión, permito que te quedes a cargo del Verpine. Él te ayudará a hacer cualquier cosa, o eso espero.
-¿Qué pasará con los planos? -preguntó Kharn.
-Podrás quedártelos también, hasta que contacte con los Soldados Imperiales de la Estrella de la Muerte para negociar con ellos. Cuídalos bien.


Obtención:
- Verpine (de tal forma que me obedezca sólo a mí)
- Plano de construcción de un Agresor TIE
- Plano de construcción de un Vengador TIE/ad
- Plano de construcción de un Caza Estelar Autómata TIE/D
- Plano de construcción de un Raptor TIE

(Obtenciones sólo para rolear)

Spoiler:

interesante, me ha gustado, pero eres muy ambicioso no¿? xD mil cosas a obtener, es broma, esta bueno.

Sí, son demasiadas cosas ahora que lo pienso.
Tal vez con 3 ó 4 planos bastaba.
Veré a ver qué decide el Legalizador de Roleos

Esta perfector espero una continuacion ..

No no no joven sith... Muy mal
Venga no es broma...
Buen roleo... (es como un niño pequeño que hace su carta a papa noel :O)

Ya hablé con Sherz sobre que haría así a su personaje, pero ya sé que no es así xD. De todas formas, debería haber hecho más real ese detalle del temperamento, mis disculpas, pero me apetecía dar humor a su personaje xD. Espero que quede claro que él así no es realmente. Es mucho más napa.

Ok Ulic, no pasa nada, lo entiendo, hasta yo mismo pienso que me pasé 4 pueblos.
Elijo las siguientes obtenciones:

- Verpine a mi disposición (Roleo)
- Plano de construcción de un Agresor TIE (Roleo)
- Plano de construcción de un Raptor TIE (Roleo)

Mi ficha:
https://habbowars.forosactivos.net/t1189-ficha-kharn-kaissh-vastor