[ROLEO DE DATHOMIR] La llegada de los Yuuzhan Vong

por Invitado Mar Jul 29, 2014 12:55 am

En lo alto de una montaña, en un planeta desconocido, de entre las rocas asomaba una figura antropomórfica, pero no era un ser humano. Miraba al cielo despistado, esperando una señal, una respuesta a todas sus preguntas. Por su espalda comenzó a subir una especie de serpiente, apoyando su cabeza contra la de aquella misteriosa criatura, y miró también al cielo. Acarició lentamente la cabeza del animal enrroscado, mientras
que a sus espaldas otras dos figuras como el aparecieron de entre la bruma. Siguió con la vista arriba, haciendo caso omiso de los recién llegados, hasta que uno de estos le puso su mano en el hombro.

- Hemos esperado mucho, Shedao. Lo más probable es que estén muertos.

- Sabes, Rashker -Respondió, dejando de mirar a las estrellas- Yun'Yammka nos ha dado una señal. Sobrevivimos a todo lo ocurrido porque el dios asesino
nos prepara una nueva batalla.

Aquella figura era Shedao Steng, líder de la casta guerrera de la sociedad Yuuzhan Vong. Sus dos compañeros que acababan de llegar eran Rashker Jamaane y Tsavong Lah, ambos también personas poderosas.Si nos remontaramos unos años atrás en la historia, la situación sería muy diferente. Estos tres eran los líderes de un gran templo a Yun'Yammka, el dios de la guerra de los Yuuzhan Vong, y comandaban un gran ejército que se había adueñado de innumerables mundos y sistemas. Pero ahora se encontraban en medio de ninguna parte, porque ni ellos mismos sabían donde estaban. Tras una lucha contra la orden jedi la bionave de estos se estropeó y saltaron al hiperespacio para ocultarse, pero ni ellos mismos supieron que coordenadas fueron marcadas. El resto del ejército se quedó en la pelea sin saber nada. Aún así, Shedao tenía la esperanza de que algún dia los encontrarían y volverían a conquistar todo lo que antaño les perteneció.

Tsavong miró fijamente a Shedao, pensativo. Era el más veterano de los tres, y había vivido muchas situaciones parecidas.

- Tiene razón. -Dijo tajante- Los dioses tienen reservado algo grande para nosotros, si no porqué seguimos con vida.

Antes de que respondiera Rashker, Shedao movió bruscamente la cabeza hacia el desfiladero de la montaña. Su anfibastón rectó letamente hacia su mano y se enrroscó
ferreamente a sus músculos. Sus dos compañeros, al ver la reacción llamaron a sus anfibastones e imitaron el mismo procedimiento.

- Parece que tengo razón, como siempre

Los tres comenzaron a deslizarse por las rocas, bajando por la montaña siguiendo un extraño sonido procedente del pie de la cumbre. Al llegar al final pudieron ver
a dos humanos con sables láser luchando entre sí, uno con un halo de luz verde y otro con el arma rojiza. Tsavong y Rashker se posicionaron para luchar, pero se calmaron
al ver que Shedao levantaba su brazo mientras que no quitaba la vista del combate. Claramente era un sith contra un jedi. El sith golpeaba por todos los lados al jedi indefenso, que no hacía mas que recular para evitar estocadas. Lanzó un golpe contra el abdomen del sith y rasgó gran parte de sus oscuras túnicas. Este, lleno de rabia le propinó una patada, haciendolo caer al suelo. Cuando iba a enterrar su sable en la cara del rival, Shedao saltó.

- Ayuda.. -Pensó el jedi, mientras veía a los tres sujetos acercarse-.

Al llegar hacia estos, El sith se quedó inmovil observándolos, se podía notar el miedo en sus ojos. Al estar al lado de estos, Shedao Cogio por la cabeza al jedi y comenzó a apretar, mientras este gritaba de dolor a causa de la gran fuerza del sujeto. Lo lanzó contra una de las rocas y Tsavong cortó su cuello con la cola afilada de su anfibastón.

Spoiler:

- Eres el siguiente -Dijo Rashker- Preparate para morir.

- No.. -Contestó Tsavong- No lo mates, nos servirá de ayuda para salir de este agujero

El sith no sabía que hacer ni de que hablaban, ya que no entendía la lengua de los yuuzhan vong. Puso atención a la conversación entre los asaltadores mientras que levantaba su sable esperando un ataque rival. Al ver que Rashker había bajado su arma se tranquilizó un poco, pero sin bajar la guardia. Shedao se acercó lentamente y, sin que este se diera cuenta a causa de la gran velocidad, le dió un golpe en la sien que hizo que se desmayara.

El sith despertó de su sueño, herido aún por su anterior lucha. Miró a todos lados y no vió a nadie. Estaba en el interior de una cueva en un sitio desconocido sin acordarse de mucho. Poco a poco comenzó a recobrar el sentido y los recuerdos, hasta que se dió cuenta de que se había quedado inconsciente por el golpe. Buscó su arma por toda la cueva, pero sin éxito. Al ir hacia el exterior desde las sombras se escuchó una voz.

- Ni lo intentes.

- Quienes sois -Dijo este, buscando de donde provenía la voz- Dejadme ir u os mataré a los tres.

- No podrías ni con uno de nosotros aunque estuvieramos dormido -Dijo Shedao, dejándose ver con el sable láser del sith en su mano- ¿Cómo te llamas?

- Mi nombre es Baras, y soy de Dathomir.

- ¿Hay más como tu en Dathomir? -Dijo Rashker, saliendo por el lado contrario que su compañero- Llevanos hasta ahí

- Si váis tan sólo os encontraréis con vuestra propia muerte.

- Me estas dando mas ganas de ir -Esta vez el que habló fue Tsavong, sentado al fondo de la cueva- Así mataremos a mas impuros y purgaremos antes la galaxia

Al exterior, un ruido sonó. Shedao fue corriendo hacia afuera, con la esperanza de que fuera lo que el había añorado desde la llegada al planeta. Miró al cielo como de costumbre, pero no encontró nada. Decaido, se dió la vuelta para entrar, y ahí fue cuando lo vió

Spoiler:

La gran flota de los Yuuzhan Vong había llegado. Shedao gritó de alegría mientras que Rashker y Tsavong se dejaban ver por la entrada. Al mirar al cielo sonrieron y elevaron sus armas al aire para hacerse ver y que pudieran ser localizados por sus compañeros recién llegados. Baras también salió, asustado. Al ver la gran flota su cara era una mezcla entre asombro y miedo. Nunca había visto en su vida una flota tan grande, ni tan extraña. Las naves no eran naves corrientes, parecían haber sido sacadas de una jungla o del fondo del mar. Se arrodilló mientras las miraba y observó a sus tres raptores, sabía que su vida había terminado en ese instante.

Cuando las naves aterrizaron, Qett Steng, mujer de Shedao, y Yu'Shaa Steng, su padre, salieron de la nave insignia de la flota y saludaron con alegría a los tres guerreros. Estos les contaron lo que había pasado en su exilio y como llegaron ahí, hasta que Yu'Shaa se percató de Baras. Tsavong contó como lo capturaron y sobre todo, nombró varias veces el nombre de Dathomir en la conversación. Recogieron las pocas cosas que tenían dentro de la cueva y ataron al sith antes de introducirlo en la nave.

Baras estaba encadenado en una celda, mientras a su lado tenía extrañas criaturas deformadas, como si un loco hubiera hecho experimentos con ellas. Un joven twi'lek tenía en su ojo un insecto con vida propia que le comía los párpados poco a poco mientras gritaba de dolor. Al otro lado, habían cambiado la mano de un hombre por una pinza de algún animal que desconocía. Tales atrozidades no podían ser obra de jedis o republicanos, así que se supuso que estaba ante un tercer bando desconocido. Escuchó un sonído metálico, provenía de la puerta de las mazmorras y Yu'Shaa apareció delante de estos.

- Bienvenido a casa -Dijo con una gran sonrisa dibujada en sus labios- Espero que el viaje halla sido de tu gusto.

Baras no sabía de que le estaba hablando, hasta que se acordó de que hablaron de su planeta antes de despegar. Yu'Shaa abrió su celda y lo tomó por el cuello antes de comenzar a arrastrarlo por toda la sala hasta llegar a la salida, donde un guerrero ató sus manos y le colocó una correa alrededor de su cuello. Al salir de la nave se dio cuenta de que sólo esa había descendido, las demás se encontraban aún en la atmósfera planetaria, paradas, como si estuvieran esperando una orden para destruir el planeta. Rashker se acercó al sith y le propinó un puñetazo en la mandíbula.

- Ahora dinos donde están tus amigos

- Jamás. -Acto seguido escupió un diente al suelo- ya cometí el error de hablar mas de la cuenta una vez.

El yuuzhan vong levantó una vez mas su brazo para golpearlo, pero se detuvo al escuchar sonidos a su espalda. Unos encapuchados armados con sables rojos corrían hacia la dirección de la nave. Rashker golpeó nuevamente a Baras, dejándolo inconsciente y gritó a sus compañeros para que se percataran de lo sucedido. Varias docenas de guerreros salieron a prisa de la nave y se colocaron en posición de combate, gritando a su enemigo para intimidarlos. Los asaltantes no llegaban a diez personas, así que rápidamente fueron aniquilados. Shedao, en un ataque de ira lanzó dos tsaisis a la cara de uno de sus rivales, lo que hizo que cayera fulminado al suelo. al mirar hacia un lado los únicos tres que quedaban con vida estaban ya rodeados. Tsavong expulsó de sus pulmones una espora bo'tous, que impactó en el pecho de un sith, dándole muerte. Otro intentó correr, pero fue acribillado entre el filo de siete anfibastones. Sólo uno quedaba con vida, que se avalanzó y clavó su sable en el cuello de un guerrero. Rashker tomó del cuello al único superviviente y lo acercó a Baras, que ya estaba recuperando el sentido.

- ¿Es este un amiguito tuyo? -Le dijo al recíen despertado Baras, poniéndole la cara del último superviviente contra la suya- Responde.

- No lo conozco de nada, seguramente eran enemigos planeando un ataque.

Sonaron unas palmadas desde el interior de los árboles mientras que los yuuzhan vong volvieron a posicionarse. Pero, para su sorpresa, sólo una persona salió de entre la fauna. Era pálido, con una larga melena blanca y una mirada penetrante. En su cinturón poseía otro sable, por lo que supieron al instante que era otro sith.

- Gracias por matar a mis enemigos -Dijo en un perfecto idioma yuuzhan vong- Os doy las gracias y la bienvenida a mi planeta.

- Por qué hablas nuestro idioma -Dijo Shedao aproximándose a este- Responde o serás el siguiente en caer

- Mi nombre es Sorrow Ankh.

Sorrow volvió a perderse dentro de la jungla, como si fuera una sombra desvanecida. Shedao se adentró tambien para perseguirlo, pero tan sólo consiguio perderse. Miró a todos lados, pero tan sólo encontraba árboles y flores. Se giró y ahí estaba de nuevo el extraño sith.

- Ahora podemos hablar de igual a igual. Pero... tu sabes mi nombre, debería saber yo el tuyo por cortesía.

- Me llamo Shedao Steng, y como sabrás soy un Yuuzhan Vong.

- Sí... combatí contra tu raza en otra época.. cuando era mas joven claro. Sois formidables guerreros, solo un tonto se enfrentaría a ustedes.

- ¿El de antes era un siervo tuyo?

- No. Eran enemigos que nos vigilaban, pero gracias a ustedes no saldrán de este planeta con información. Pero.. a diferencia de ellos, tenéis a uno de mis Regentes.

- ¿Ese tal Baras? Quizás podemos llegar a un trato por el.

Sorrow arqueó una ceja e hizo una señal con el dedo a Shedao. Comenzó a llegar hasta el límite del bosque, donde un gran templo se regía alto y poderoso. El sith cruzó lentamente las esclaeras y el recíen llegado lo imitó, adentrándose en la estructura. Caminaron por innumerables pasillos hasta llegar a una cámara llena de varios tronos y una gran mesa que los presidía. Sorrow tomó asiento en uno de ellos e invitó al yuuzhan vong a hacer lo mismo. Shedao, desconfiado colocó a su anfibastón encima de la mesa y este se quedo mirando fijamente a Sorrow.

- Bien. -continuó, como si no se hubiese parado la conversación- Os debo un favor, habéis aniquilado a mis enemigos y encima habéis traido a un poderoso compañero de vuelta a casa, pedíd lo que deseéis.

- Quiero esto.

- ¿Mi templo?, ¿mi trono?, ¿mi hospitalidad?

- Vuestro planeta. Tenemos una gran flota e innumerables guerreros, pero no un sitio donde hospedarlos.

- Me parece que eso es imposible.. pero os podemos dejar parte del terreno, para que... construyáis vuestro propio templo. Pero todo tiene un precio claro. Dathomir es un planeta muy antiguo, con mucha historia, y no puedo dejaros entrar así como así.

- ¿Qué sugieres?

- Es sencillo. Defenderéis el planeta de posibles ataques invasores junto con nosotros.

- ¿Te refieres a una alianza o algo así?

- Mas o menos. Nada impedirá que luchéis contra nosotros o viceversa, pero a la hora de defender nuestro hogar común lucharemos codo con codo.

Shedao se puso en pie y volvió a tomar su anfibastón. Sorrow también abandonó su asiento y le tendió la mano. Este respondió dándosela y volvió a salir por la puerta mirándo nuevamente al cielo, como hacía todos los dias en su exilio. Su nuevo aliado salió también y miró hacia arriba, donde una flota inmensa aterrizaba en su nuevo hogar.