[ROLEO CORUSCANT] El enemigo más tenaz de un Jedi. [Patrialka]

Orgulloso de pertenecer a la más grande organización que lucha por la paz y la justicia, me hago presente en la ciudad más grande que la galaxia haya conocido, como alguien totalmente ajeno  me infiltro a la vida de las calles en coruscant para conocerlos , para ser como uno de ellos.

Camino por las calles brillantes llenas de vida donde la gente vive en una especie de sueño hecho realidad, cada uno de los espacios de la ciudad es plenamente pulcro, la gente se encuentra bien vestida y alimentada. Trato de aparentar ser uno de ellos  pero cada uno de mis ropajes tiene poca complicidad conmigo en ese aspecto . De pronto frente a mi una madre hablando por alguna especie de aparato electrónico se distrae mientras su hijo me reconoce.

Es un Jedi , Es un jedi.. Se escuchan gritos de emoción proferidos de la voz del niño. Una sonrisa se esboza en mi rostro , le guiño un ojo al niño  y me pierdo de su vista continuando mi camino con la esperanza de poder entender más a esta sociedad tan inmensa que habita coruscant.

La orgullosa gente de la alta sociedad se encuentra en los lugares más altos de los edificios más nuevos, cercas de los suburbios superficiales en los que me encuentro. Algunos de ellos que me reconocen, me observan con sorpresa desde arriba . Pero la mayoría ni se inmutan generalmente tienden a creer que los jedi somos inútiles por que en coruscant todo esta bien.

Comienzo a pensar que tienen un poco de razón, el ensordecedor sonido de tantas risas y tanta gente platicando a la vez , la sonrisa de casi cada persona que observo en las calles ya sea a pie o en sus vehículos y la abundancia de recursos en la superficie de la ciudad me sorprende. Todo parece ser tan seguro, gracias a la increíble tecnología . Pero de pronto, de entre tantas expresiones de felicidad destaca una voz distinta, un quejido resuena en mi mente. !Auxilio¡ , se escucha en un par de ocasiones y después esa petición de ayuda, cesa repentinamente.

Observo a mi alrededor, no hay nada.. Los sonidos de música , risas, platica, maquinas, no pueden resultarme igual de gratificantes que antes, de hecho ahora mismo podría decirse que me estorban, observo debajo mio y en la oscuridad es apenas reconocible la existencia de vida además la humareda resultado de la creciente  industrialización es cómplice de esto. Ignoro todos los sonidos, me enfoco, me concentro totalmente y me dirijo allí mismo de donde provino el sonido.

Frente a mi se encuentra la joven que profirió aquel grito, se ve desgastada, lastimada, la tomo entre mis brazos y la levanto, la siento demasiado liviana. Primero pienso que es por la fuerza que me proveen años de entrenamiento pero después me percato que se esta muriendo de hambre, la llevo entre mis brazos y me dirijo al establecimiento más cercano donde ella pueda alimentarse , me coloco en medio de la multitud y emprendo mi camino con delicadeza en medio de todos ellos.


Llego a un lugar, donde venden comida, saco el poco dinero que llevo en mi bolsillo y lo gasto todo en alimento para ella
le ayudo a ingerir los alimentos que he comprado para ella y después de que come, la tomo entre mis brazos para llevarla a su hogar. El lugar donde se encontraba antes de subir a lo más alto de los suburbios que le ha sido posible para pedir auxilio, una vez debajo, me percato que por todos lados el hambre y la desesperación se hacen presentes a tal grado que la gente se resigna a vivir aquí debajo de donde vivimos los individuos con más suerte dejando de lado sus sueños y la aspiración de mejorar sus condiciones de vida algún día, resignándose a vivir en la miseria. Inmersos en el olvido de las profundidades de la ecumenópolis.

En algunas partes de las calles de este distrito la oscuridad es tan profunda que resulta imposible saber a ciencia cierta lo que pasa entre sus sombras.

Sin prestarle demasiada atención a eso,sigo sus indicaciones para llevarla a casa. Cuando llegamos me sorprendo de ver que su casa es un pedazo de espacio en el suelo, aqui hay un olor  casi insoportable a basura compresa,  su única propiedad es una sucia tela para dormir a la intemperie.

Es tan oscuro que apenas puedo ver sus ojos que brillan en la oscuridad mientras me habla.

-¿Eres un ángel? Me susurra con su debil voz y me estremezco , no soy capaz de responder nada.

-¿Vendrás mañana? Me pregunta tras la inquietante respuesta de mi silencio.No sé que responderle, no sé si sera así. Pero debo ser fuerte y le respondo 

-Siempre estaré cuando me necesites.

Mis poderes son un don, no solo para mi. Si no para quienes los necesiten, pero no estaré en todas partes cuando alguien me necesite, y menos en un lugar tan abrumadoramente gigantesco como Coruscant.

Se me viene  a la mente, todas las personas que habrán gritado por auxilio sin respuesta y habrán muerto en medio de la desesperación del hambre. También se me viene a la mente  la cantidad de personas que pueden hacer algo con sus recursos para evitar estas desgracias y no hacen nada.

Los jedi debemos contribuir juntos, para cambiar esta situación.

Continuara..