[ROLEO + CAMBIO DE FACCIÓN] Aghasgaha [Aleema]
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[ROLEO + CAMBIO DE FACCIÓN] Aghasgaha [Aleema]
Trató de revolverse, pero las cadenas lo mantenían bien sujeto. No le quedaban fuerzas. Ni tampoco voluntad ni esperanza que le hiciese luchar por su vida. Sabía que iba a morir, así que simplemente relajó sus músculos, esperándola. La recibiría con una sonrisa. Cuando su vista de nuevo le permitió ver las cosas, pudo apreciar que se encontraba en algo parecido a un laboratorio. No muy lejos, había cadáveres. Estaban en una posición similar a la de él, pero en vez de rodillas, tirados en el suelo. Escuchó unos pasos ascender por unas escaleras.
-Oh, vaya. Al fin te has despertado, eh.
El hombre estaba semitapado por una máscara en su boca, y sólo se le podía ver los ojos y parte del cráneo. Traía consigo una túnica larga, y en una de sus manos una jeringuilla con un extraño líquido de color azul.
-Qué es eso...-preguntó el Sith-
-Nada. Es sólo un tipo de veneno. No te preocupes, no te dolerá. Creo.
Lo inyectó sin inmutarse un momento en la vena de su preso, el cual pronto empezó a sentirse mal, y a escupir sangre por la boca. Se retorció de dolor. Sus músculos le ardían... sentía que estaba paralizado.
-Interesantes resultados. De todas formas, no me valen.
Se apartó de allí y junto a una mesa cercana comenzó a mezclar sustancias, las cuales cambiaban de color al fusionarse con las otras. La víctima sintió como su dolor se disipaba poco a poco, a pesar de que todavía sentía molestia. Comenzó a hablar, como pudo por la falta de oxígeno.
-¿Por qué haces esto que haces?
El macabro experimentador se giró hacia su rata, ciertamente sorprendido.
-¿Sabes? Me alegra que me preguntes ésto. Normalmente, los que traigo aquí...-dice señalando los cadáveres del lugar- sólo me ruegan que no los mate. Que no vendrán a por mí después. En cambio tú, te has mostrado muy sereno. No sé cómo debo sentirme. No sé mucho de los sentimientos. Hace poco que desperté en un tanque de bacta. Estuve cerca de la muerte y lo cierto es que ahora experimento con ella.
-¿Qué te pasó?
-Tuve un accidente con mi nave. La derribaron cerca de la superficie de Ziost. Pasé 3 días debajo de esa chatarra, muerto de frío, de hambre... ya había asumido que iba a morir. Pero fue entonces cuando alguien se acordó de mí. Pero preferiría que no lo hubiesen hecho. Antes de proceder a curarme las heridas, sugirieron varias veces matarme, conmigo delante. Consciente. Esto que sientes tú ahora. El hecho de saber que tienes delante al tipo que te va a matar... también lo he sentido yo. Es una sensación sombría pero rápida y fácil de asimilar.
-No me preocupa la muerte.
-Ya, bueno. No sé hasta qué punto será cierto, pero tampoco me voy a parar a comprobarlo. Como ves no eres más que un sujeto sobre el que estoy experimentado. Después de esto sacaré la basura y tú te irás con ella muy probablemente.
La voz del tipo sonaba desnuda de sentimientos. No lo decía para hacerle sentirse mal al otro, lo decía porque era lo que tenía pensado hacer. La expresión del Sith no cambió demasiado.
-Eres un asesino, sin duda... podrías haber sido un excelente servidor del Imperio. ¿Por qué renegaste de él? Te salvaron la vida.
-Error. No me salvaron la vida. Me forzaron a vivir. Y lo hicieron a desgana, después de haberles servido durante taaanto y tanto tiempo. Si ellos quieren alguna vez mi servicios tendrán que pagarme bien por las cabezas que quieran recolectar. De no ser así, seguiré tomando a sus esbirros como mis ratas de laboratorio.
-Qué clase de republicano hace ésto...
-¿Republicano? Cometes otro error. Yo no soy republicano. También he hecho esto con Jedi. Y con algunos Wookie. Sólo intento descubrir algunas actitudes de lo que vosotros llamáis seres racionales. Yo prefiero llamarlos virus de fácil propagación. Sois como un cáncer ahí fuera. República, Imperio. Qué más da. No tengo intención de servir ni destruir a ninguno. Pero si tuviese su futuro en mis manos durante un único día, posiblemente doblegaría a ambos a todo tipo de torturas. Es difícil saber hasta qué punto haces algo bien, o haces algo mal, cuando has visto tanto como he visto yo. Gobernadores cometer crímenes atroces... un grado mayor de crueldad que el que muestro yo aquí. Créeme. ¿Quién es el héroe? ¿Quién es el malo en todo esto?
-No existen los héroes, ni tampoco los malos.
-Puede que existan. Pero no son lo que creemos que son realmente. La gente quiere ver un héroe fracasar... morir en el intento. La gente quiere ver como un héroe es destrozado por su enemigo pero con su muerte ha logrado salvar algo. ¿Por qué? No lo sé. Quizá estamos en esta situación de guerras continuas por el único placer de exterminar al otro, en vez de colaborar con él.
-No entiendo...
-No hace falta que lo entiendas. A fin de cuentas, no hablarás de esto con nadie más salvo yo. A muchas de mis víctimas les cuento mis pensamientos, las cosas que se me pasan por la cabeza. ¿Sabes por qué lo hago? Porque a fin de cuentas, todo lo que traigo aquí pasa a ser de mi posesión. Y como es de mi posesión, decido con ello hacer lo que quiera. No podría dejarte salir. Al menos no ahora. Lo siento, pero ya estás condenado a morir.
-Eso lo sabía ya. Tampoco me importa demasiado morir ya... creo que he vivido lo suficiente. Al menos, tengo la suficiente experiencia para saber que puedo morir en paz.
El hombre sonrió un momento.
-Resultas interesante. Si no te tuviese que agujerear otra vez me quedaría hablando contigo un rato más... pero...
Se acercó de nuevo hasta el reo y le inyectó otra dosis de otro líquido de extraño color en vena. La reacción en el sujeto fue bastante más aliviada que en la anterior sustancia. A pesar de que sintió dolor, fue mucho más pasajero, y le bastó con apretar su cuerpo para soportarlo.
-Vaya basura.-dice tirando la jeringuilla a un lado- Sospecho que me han timado en Coruscant. Y mucho me temo que aquí finaliza ésto, porque no me queda nada con lo que experimentar contigo... y si lo poco que tengo funciona igual que esta último veneno, no continuaré. Se los daré de beber a algún animal a ver qué pasa, pero sólo por curiosidad.
Se arrodilló, poniendo su cabeza a la altura de la de su preso.
-Resulta interesante. Puedo ver en tu mirada que estás deseando que te mate. ¿Por qué hay tanto sufrimiento en ti?
-Ninguno de nosotros elige la vida que tenemos. Y a mí la mía no me ha tratado muy bien. Nunca. Supongo que eso te hace odiarte a ti mismo, y a tu vida.
-Serías un sujeto interesante para mí. Un buen cómplice.
-¿Sugieres que me convierta en lo que eres tú?
-Sugiero en que te des una oportunidad y te unas a mi causa. Hasta ahora he estado solo, y tenía pensado estarlo. Pero dime, qué piensas. Seríamos un gran equipo. Nos dedicaríamos a matar por dinero, como auténticos mercenarios.
-Suena bien.
-Sí, suena bien, no cabe duda. ¿Cómo podría fiarme de ti?
-Deberías desatarme y esperar para que te lo pudiese demostrar.
-Mucho me temo que no puedo hacer eso. Conozco esa "regla" que tenéis vosotros los Sith. Esa extraña regla de dos en la que el Aprendiz debe de matar al Maestro. Si sois tan ácidos de matar al que os ha otorgado todo el poder que tenéis... ¿cómo no vas a ser tú capaz de matarme a mí?
-Me has perdonado la vida.
-Pero tú no aprecias tu vida. Realmente no te he otorgado nada nuevo, ni nada que anheles o desees. Supongo que contigo tendría que dejar a un lado mi tranquilidad... ahora tendría algo por lo que preocuparme.
-¿Hm? ¿Ahora te interesaría lo que me sucediese?
-No, no. Ni mucho menos, tú eres mayor para cuidarte solo. El problema es que tendría que estar pendiente de ver a quién le chivas mis planes para eliminarlo. Y entiende que eso es una preocupación que si puedo dejar de lado, mejor.
-Das por hecho que te voy a traicionar.
-Tú, vosotros, lo dais por hecho. Ningún ser humano es capaz de vivir sin traición. A mí me traicionaron, ahora yo simplemente les voy matando uno a uno. ¿Por qué no? Es una venganza clara y justa.
Tomó de su cinturón una DH-17 cargada, y se colocó en pie.
-En parte me da pena tener que matarte. Has sido una buena distracción para mí. Me distraes. Creo que te dejaré vivir, al menos por un tiempo.
Guardó su DH-17.
Pasó allí, encadenado, sin comer ni beber prácticamente nada una semana entera. Había visto pasar a todo tipo de sujetos y víctimas de aquel maníaco por delante de sus ojos. Niños, niñas, mujeres, hombres. En sus ojos se encendía un brillo de dolor que parecía alimentar el ser de aquel extraño científico. Pero ya no le resultaba impactante. La primera vez, cuando mutiló vivo a aquel muchacho todavía tuvo que apartar la mirada... pero de poco servía, los gritos de dolor resultaban imposibles de evitar.
Para él, tener que matar a sus víctimas era el fin de su diversión. Aunque no lo dijese, le gustaba tener que torturarlas. Y tampoco hacía nada después con las múltiples sustancias que les inyectaba. Quizá lo hacía por gusto. Pero finalmente, cuando la vida iba a abandonar ya a Saevin, el maníaco apareció por los laboratorios.
-¿Te me vas a morir ya?
No respondió. Estaba demasiado débil para hacerlo, lo cual le dio la respuesta.
-Vaya. Bueno, este tiempo compartido contigo ha sido interesante. Perdona por haberte abandonado aquí dos días, pero me encargaron eliminar a dos hombres. Y tuve que pasar la noche al raso, esperándoles.-suspiró- En fin. Creo que me estoy alargando.
Tomó su E-11 de su cinturón, y simplemente apuntó a la cabeza del sensible. Y disparó. Así de sencillo como parece, le resultaba a aquel maníaco.
-Cuando somos pequeños todos soñamos con ser grandes héroes... grandes promesas de cambio. Pero después vemos que no es tan fácil como parece. Después vemos que por dentro somos algo asqueroso. Algo que ni si quiera merece el privilegio de existir.
Mientras contempla el cadáver, se acerca hacia él, observando una especie de llave.
-Creo que me quedaré con tus cosas.
-------------------------------------------
Haced lo que queráis, validarlo o invalidarlo. He intentado variar un poco. Que el personaje Mandaloriano que voy a empezar a usar explique los motivos por los que reniega de todo y sólo mira por sus intereses. (En on rol no pasó exactamente eso, es obvio, es puro roleo, pero es una forma de expresar las cosas de off). Así que nada. Todo es conversación, porque era necesario que el mandaloriano se desarrollase. Es decir, se mostrase como es.
A mi ver, ya no tiene gracia hacer estos roleos. No sabía qué historia darle, así que. Le di esta a ver qué tal, si se invalida pues mala suerte, supongo. Y a hacer otro.
Aclaración, para el que no se haya enterado o sea corto. Paso a ser Mandaloriano. El PJ maníaco y todo eso, es mi PJ no sensible a la fuerza que hace tiempo sufrió un accidente (en el anterior cambio de facción de no sensible a sensible).
Un saludo
-Oh, vaya. Al fin te has despertado, eh.
El hombre estaba semitapado por una máscara en su boca, y sólo se le podía ver los ojos y parte del cráneo. Traía consigo una túnica larga, y en una de sus manos una jeringuilla con un extraño líquido de color azul.
-Qué es eso...-preguntó el Sith-
-Nada. Es sólo un tipo de veneno. No te preocupes, no te dolerá. Creo.
Lo inyectó sin inmutarse un momento en la vena de su preso, el cual pronto empezó a sentirse mal, y a escupir sangre por la boca. Se retorció de dolor. Sus músculos le ardían... sentía que estaba paralizado.
-Interesantes resultados. De todas formas, no me valen.
Se apartó de allí y junto a una mesa cercana comenzó a mezclar sustancias, las cuales cambiaban de color al fusionarse con las otras. La víctima sintió como su dolor se disipaba poco a poco, a pesar de que todavía sentía molestia. Comenzó a hablar, como pudo por la falta de oxígeno.
-¿Por qué haces esto que haces?
El macabro experimentador se giró hacia su rata, ciertamente sorprendido.
-¿Sabes? Me alegra que me preguntes ésto. Normalmente, los que traigo aquí...-dice señalando los cadáveres del lugar- sólo me ruegan que no los mate. Que no vendrán a por mí después. En cambio tú, te has mostrado muy sereno. No sé cómo debo sentirme. No sé mucho de los sentimientos. Hace poco que desperté en un tanque de bacta. Estuve cerca de la muerte y lo cierto es que ahora experimento con ella.
-¿Qué te pasó?
-Tuve un accidente con mi nave. La derribaron cerca de la superficie de Ziost. Pasé 3 días debajo de esa chatarra, muerto de frío, de hambre... ya había asumido que iba a morir. Pero fue entonces cuando alguien se acordó de mí. Pero preferiría que no lo hubiesen hecho. Antes de proceder a curarme las heridas, sugirieron varias veces matarme, conmigo delante. Consciente. Esto que sientes tú ahora. El hecho de saber que tienes delante al tipo que te va a matar... también lo he sentido yo. Es una sensación sombría pero rápida y fácil de asimilar.
-No me preocupa la muerte.
-Ya, bueno. No sé hasta qué punto será cierto, pero tampoco me voy a parar a comprobarlo. Como ves no eres más que un sujeto sobre el que estoy experimentado. Después de esto sacaré la basura y tú te irás con ella muy probablemente.
La voz del tipo sonaba desnuda de sentimientos. No lo decía para hacerle sentirse mal al otro, lo decía porque era lo que tenía pensado hacer. La expresión del Sith no cambió demasiado.
-Eres un asesino, sin duda... podrías haber sido un excelente servidor del Imperio. ¿Por qué renegaste de él? Te salvaron la vida.
-Error. No me salvaron la vida. Me forzaron a vivir. Y lo hicieron a desgana, después de haberles servido durante taaanto y tanto tiempo. Si ellos quieren alguna vez mi servicios tendrán que pagarme bien por las cabezas que quieran recolectar. De no ser así, seguiré tomando a sus esbirros como mis ratas de laboratorio.
-Qué clase de republicano hace ésto...
-¿Republicano? Cometes otro error. Yo no soy republicano. También he hecho esto con Jedi. Y con algunos Wookie. Sólo intento descubrir algunas actitudes de lo que vosotros llamáis seres racionales. Yo prefiero llamarlos virus de fácil propagación. Sois como un cáncer ahí fuera. República, Imperio. Qué más da. No tengo intención de servir ni destruir a ninguno. Pero si tuviese su futuro en mis manos durante un único día, posiblemente doblegaría a ambos a todo tipo de torturas. Es difícil saber hasta qué punto haces algo bien, o haces algo mal, cuando has visto tanto como he visto yo. Gobernadores cometer crímenes atroces... un grado mayor de crueldad que el que muestro yo aquí. Créeme. ¿Quién es el héroe? ¿Quién es el malo en todo esto?
-No existen los héroes, ni tampoco los malos.
-Puede que existan. Pero no son lo que creemos que son realmente. La gente quiere ver un héroe fracasar... morir en el intento. La gente quiere ver como un héroe es destrozado por su enemigo pero con su muerte ha logrado salvar algo. ¿Por qué? No lo sé. Quizá estamos en esta situación de guerras continuas por el único placer de exterminar al otro, en vez de colaborar con él.
-No entiendo...
-No hace falta que lo entiendas. A fin de cuentas, no hablarás de esto con nadie más salvo yo. A muchas de mis víctimas les cuento mis pensamientos, las cosas que se me pasan por la cabeza. ¿Sabes por qué lo hago? Porque a fin de cuentas, todo lo que traigo aquí pasa a ser de mi posesión. Y como es de mi posesión, decido con ello hacer lo que quiera. No podría dejarte salir. Al menos no ahora. Lo siento, pero ya estás condenado a morir.
-Eso lo sabía ya. Tampoco me importa demasiado morir ya... creo que he vivido lo suficiente. Al menos, tengo la suficiente experiencia para saber que puedo morir en paz.
El hombre sonrió un momento.
-Resultas interesante. Si no te tuviese que agujerear otra vez me quedaría hablando contigo un rato más... pero...
Se acercó de nuevo hasta el reo y le inyectó otra dosis de otro líquido de extraño color en vena. La reacción en el sujeto fue bastante más aliviada que en la anterior sustancia. A pesar de que sintió dolor, fue mucho más pasajero, y le bastó con apretar su cuerpo para soportarlo.
-Vaya basura.-dice tirando la jeringuilla a un lado- Sospecho que me han timado en Coruscant. Y mucho me temo que aquí finaliza ésto, porque no me queda nada con lo que experimentar contigo... y si lo poco que tengo funciona igual que esta último veneno, no continuaré. Se los daré de beber a algún animal a ver qué pasa, pero sólo por curiosidad.
Se arrodilló, poniendo su cabeza a la altura de la de su preso.
-Resulta interesante. Puedo ver en tu mirada que estás deseando que te mate. ¿Por qué hay tanto sufrimiento en ti?
-Ninguno de nosotros elige la vida que tenemos. Y a mí la mía no me ha tratado muy bien. Nunca. Supongo que eso te hace odiarte a ti mismo, y a tu vida.
-Serías un sujeto interesante para mí. Un buen cómplice.
-¿Sugieres que me convierta en lo que eres tú?
-Sugiero en que te des una oportunidad y te unas a mi causa. Hasta ahora he estado solo, y tenía pensado estarlo. Pero dime, qué piensas. Seríamos un gran equipo. Nos dedicaríamos a matar por dinero, como auténticos mercenarios.
-Suena bien.
-Sí, suena bien, no cabe duda. ¿Cómo podría fiarme de ti?
-Deberías desatarme y esperar para que te lo pudiese demostrar.
-Mucho me temo que no puedo hacer eso. Conozco esa "regla" que tenéis vosotros los Sith. Esa extraña regla de dos en la que el Aprendiz debe de matar al Maestro. Si sois tan ácidos de matar al que os ha otorgado todo el poder que tenéis... ¿cómo no vas a ser tú capaz de matarme a mí?
-Me has perdonado la vida.
-Pero tú no aprecias tu vida. Realmente no te he otorgado nada nuevo, ni nada que anheles o desees. Supongo que contigo tendría que dejar a un lado mi tranquilidad... ahora tendría algo por lo que preocuparme.
-¿Hm? ¿Ahora te interesaría lo que me sucediese?
-No, no. Ni mucho menos, tú eres mayor para cuidarte solo. El problema es que tendría que estar pendiente de ver a quién le chivas mis planes para eliminarlo. Y entiende que eso es una preocupación que si puedo dejar de lado, mejor.
-Das por hecho que te voy a traicionar.
-Tú, vosotros, lo dais por hecho. Ningún ser humano es capaz de vivir sin traición. A mí me traicionaron, ahora yo simplemente les voy matando uno a uno. ¿Por qué no? Es una venganza clara y justa.
Tomó de su cinturón una DH-17 cargada, y se colocó en pie.
-En parte me da pena tener que matarte. Has sido una buena distracción para mí. Me distraes. Creo que te dejaré vivir, al menos por un tiempo.
Guardó su DH-17.
Pasó allí, encadenado, sin comer ni beber prácticamente nada una semana entera. Había visto pasar a todo tipo de sujetos y víctimas de aquel maníaco por delante de sus ojos. Niños, niñas, mujeres, hombres. En sus ojos se encendía un brillo de dolor que parecía alimentar el ser de aquel extraño científico. Pero ya no le resultaba impactante. La primera vez, cuando mutiló vivo a aquel muchacho todavía tuvo que apartar la mirada... pero de poco servía, los gritos de dolor resultaban imposibles de evitar.
Para él, tener que matar a sus víctimas era el fin de su diversión. Aunque no lo dijese, le gustaba tener que torturarlas. Y tampoco hacía nada después con las múltiples sustancias que les inyectaba. Quizá lo hacía por gusto. Pero finalmente, cuando la vida iba a abandonar ya a Saevin, el maníaco apareció por los laboratorios.
-¿Te me vas a morir ya?
No respondió. Estaba demasiado débil para hacerlo, lo cual le dio la respuesta.
-Vaya. Bueno, este tiempo compartido contigo ha sido interesante. Perdona por haberte abandonado aquí dos días, pero me encargaron eliminar a dos hombres. Y tuve que pasar la noche al raso, esperándoles.-suspiró- En fin. Creo que me estoy alargando.
Tomó su E-11 de su cinturón, y simplemente apuntó a la cabeza del sensible. Y disparó. Así de sencillo como parece, le resultaba a aquel maníaco.
-Cuando somos pequeños todos soñamos con ser grandes héroes... grandes promesas de cambio. Pero después vemos que no es tan fácil como parece. Después vemos que por dentro somos algo asqueroso. Algo que ni si quiera merece el privilegio de existir.
Mientras contempla el cadáver, se acerca hacia él, observando una especie de llave.
-Creo que me quedaré con tus cosas.
-------------------------------------------
Haced lo que queráis, validarlo o invalidarlo. He intentado variar un poco. Que el personaje Mandaloriano que voy a empezar a usar explique los motivos por los que reniega de todo y sólo mira por sus intereses. (En on rol no pasó exactamente eso, es obvio, es puro roleo, pero es una forma de expresar las cosas de off). Así que nada. Todo es conversación, porque era necesario que el mandaloriano se desarrollase. Es decir, se mostrase como es.
A mi ver, ya no tiene gracia hacer estos roleos. No sabía qué historia darle, así que. Le di esta a ver qué tal, si se invalida pues mala suerte, supongo. Y a hacer otro.
Aclaración, para el que no se haya enterado o sea corto. Paso a ser Mandaloriano. El PJ maníaco y todo eso, es mi PJ no sensible a la fuerza que hace tiempo sufrió un accidente (en el anterior cambio de facción de no sensible a sensible).
Un saludo
Defiance- Mensajes : 1817
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 27
Re: [ROLEO + CAMBIO DE FACCIÓN] Aghasgaha [Aleema]
Waw, me gustó bastante el roleo. Realmente está muy bien por que es diferente, y me gusta lo diferente. Tiene sentido y más, buena estética, y me encanta la forma en la que escribes, aun que en muchos casos sean diálogos es otra forma de expresión y a mi parecer lo haces muy bien. Felicidades.
Cambio Válido
Cambio Válido
Aleema- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Localización : Canada
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