[Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
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[Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
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» The order
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Las frías y características ventiscas de Ziost azotaban con fuerza el planeta, más que otras veces. Mientras tanto, en el interior de la academia Sith, se encontraba sentado y con los ojos cerrados un neófito, el neófito Hannibal. Unos pasos se acercaban hacia donde se situaba el neófito cuyo sonido envolvente, producía un eco que resonaba por toda la sala, produciendo una especie de cacofonía. Inmediatamente Hannibal abrió sus ojos, había notado una extraña energía en el lugar, se levantó de su asiento y se dio la vuelta con rapidez para ver de donde provenía aquella energía, aunque no notó ni vio nada. De pronto una masa de humo negro apareció frente a él comenzando a materializar la figura del Lord Zekk Tainted. Neófito, los Tusken han empezado a entorpecer los avances del Imperio. Tu misión es simple. Partirás hacia Tatooine y diezmarás sus filas, trae alguna prueba de que has hecho correctamente el trabajo -murmuró con una voz resonante-. Acto seguido el cuerpo del Lord comenzó a oscurecerse hasta que quedó totalmente desmaterializado cuyo humo emergente se mezcló entre la oscuridad de la sala quedando desvanecido por completo. Mantuve mi fría e impasible mirada y sin pensar en nada me dirigí a mis aposentos. Una vez allí cogí todo lo necesario para el viaje y me dirigí hacia la superficie del planeta pasando por aquellos extensos y largos pasillos que poseía la academia. Llegué a la superficie, a penas podía ver por las ventiscas que había aunque por suerte logré llegar a mi nave. Entré dentro de la cabina de la nave y la cerré con rapidez. Con eficacia y sin dudar ni un instante encendí los motores de la nave, haciendo que se fuera elevando con lentitud mientras ponía en funcionamiento todos los sistemas. Fijé las coordenadas de Tatooine y simplemente despegué rumbo a las coordenadas fijadas. En poco tiempo me acerqué a la localización de Tatooine y ya desde mi nave podía ver la superficie desolada y árida que tenía el planeta.
Poco tardó la nave en entrar en contacto con la atmósfera de Tatooine y adentrarse en ella hasta dirigirse a un punto de su superficie árida. Aterricé con la nave en un punto que yo consideraba idóneo y fácil de recordar. Apagué los sistemas de navegación, los propulsores y finalmente el motor. Abrí la cabina de la nave retirando con una de mis manos la llave de la nave y de un pequeño salto anteponiendo mis piernas a la salida, logré salir de la nave y caer correctamente al suelo. Miré de un lado a otro sin ver nada, hasta que de pronto escuché un característico y peculiar sonido detrás de mí. Inmediatamente me giré y vi aquella especie de abominación de casi dos metros de altura, recubierta completamente por un traje extraño pero que a la vez era su símbolo de identidad y me permitía saber realmente de lo que se trataba, era un Tusken, al parecer un incursor. Asustadizo y temeroso de mi brusco cambio de vista, el Tusken retrocedió algunos pasos. Me aproximé a él con una especie de mueca y casi sonrisa cínica en mi rostro a medida que acercaba mi mano derecha al sable láser que colgaba en mi cinturón. El incursor, asustado se dio la vuelta y empezó a correr por aquel sitio hasta perderse, posiblemente dejar huir a aquel incursor iba a ser el error más grande que podía haber cometido, pero no me daría cuenta hasta más adelante aunque ese error dio fruto a mi merecida recompensa y misión.
Estuve caminando por aquel lugar desértico un par de horas, puede que incluso tres. No lograba ver a nadie y tampoco veía nada... arena, sólo arena de Tatooine. Escuché unos extraños sonidos detrás de mí, como si alguien se desplazara por la arena con rapidez hacia donde me posicionaba. Sin pensármelo dos veces me di la vuelta extendiendo mi mano hacia el frente donde simultáneamente a ese movimiento expulsaba una repulsión de midiclorianos desde la misma mano hacia lo que se movía, que resultó ser un Tusken. Por aquel empujón, el Tusken quedó tendido en el suelo mientras yo me acercaba a él sacando mi sable láser. Lo encendí mostrando su hoja con ese color rojo intenso que caracterizaba lo que yo era, un Sith. Lo vi tendido en el suelo e indefenso, así que me acerqué a él sin tener ni el más mínimo pensamiento de compasión rondando mi mente. Con el arma que portaba en sus manos intentó atravesarme la cabeza, pero fue intento tonto y que le hizo perder energía. Extendiendo mi mano libre hacia él, le mantuve inmóvil mediante el uso de la fuerza tras eso de un rápido corte le quité parte de la máscara que llevaba cubriéndole el rostro y pude mirarle de forma directa a los ojos antes de hacer lo que debí haber hecho en un principio, cortarle la cabeza mientras gritaba al ver el sable láser dirigirse a él.
Su cabeza rodó un poco en el suelo y de un puntapié la mandé lejos mientras yo apagaba mi sable y me lo colgaba en mi cinturón. Miré el cuerpo de arriba a abajo y me di la vuelta con tranquilidad y empecé a caminar pero me detuve de nuevo, descolgando el sable láser con la mano otra vez. Lo encendí y lo lancé hacia el lado derecho rápidamente mediante la fuerza, rasgándole la máscara a un Tusken que creía que no le había detectado. Nuevamente atraje el sable con la fuerza, colgándolo en mi cinturón dejando que el Tusken se marchase con la máscara dañada. Recuerdo que durante el tiempo que estuve estudiando me informé de que los Tusken pierden honor y consideración al ser sus ropajes dañados. Sin nada más de lo que preocuparme, continué caminando hacia Bestine. De pronto escuché un fuerte rugido y unos pasos movilizarse rápidamente hacia un solo punto. Curioso me acerqué a ver que era aquello que ocurría y a medida que me acercaba, mis ojos eran capaces de divisar una tribu entera de Tusken movilizarse a una zona escarpada que había, donde casualmente yacía una cueva de grandes dimensiones aparentemente. Me detuve a algunos metros, dejando que la tribu avanzase hacia donde tenía que avanzar. Posiblemente supiesen de mi presencia por aquel incursor que dejé escapar hará algunas horas. Bebí un poco de agua que llevaba en una botella del interior de la mochila y luego la volví a guardar. Así que a la caza del dragón... me quedaré a ver.
Los rugidos cada vez eran más fuertes y sonoros. Notaba una especie de sonido retumbante por el lugar, la arena empezó a moverse por las ondas y vibraciones producidas. Clavé mi mirada en la entrada de aquella cueva desde las lejanías y el resto que se encontraba por los alrededores permanecieron estáticos. El silencio era envolvente, sólo las brisas de aire eran audibles y los granitos de arena al moverse y rozar entre sí. Todo quedó en silencio, era obvio que algo iba a pasar. Los Tusken inmediatamente retrocedieron y junto a un fuerte rugido, dos de ellos salieron despedidos por los aires desde el interior de la cueva. Por si acaso cogí mis garras láser y me las coloqué correctamente en los dedos encendiéndolas y sin perder de vista la entrada de aquella cueva. Los incursores descolgaron sus armas: armas de fuego, armas de choque, de lanzamiento y otro tipo de armas robadas y recolectadas por la tribu. Los incursores del suelo, doloridos por el impacto se levantaron con algo de esfuerzo y miraron a cueva sujetando con firmeza sus armas, pero sus piernas parecían temblar, algo ocurría dentro de aquella cueva. Los incursores con pasos cortos pero seguros se fueron acercando más y más a la cueva. Yo como ya todo parecía haber pasado, apagué mis garras y me mantuve espectante a todo. Los Tusken entraron en el interior de la cueva, no parecía ocurrir nada una vez estaban dentro. Me relajé unos minutos, supongo que aquella tribu hizo igual, pero me equivocaba... ellos podían perder la vida en cualquier momento, yo tenía una mínima idea de lo que podía pasar; ellos ya venían mentalizados con que iban a perecer, pero realmente me daba totalmente igual sus insignificantes vidas. Si morían mi trabajo se vería mucho más facilitado y no me llevaría tantos problemas completar la misión que me había sido encomendada. De pronto empezó la agonía. Los gritos agonizantes y de dolor de aquellos Tusken empezaron a oírse por el lugar. Sin ningún tipo de pensamiento "débil" hacia aquellos Tusken me mantuve viendo lo que ocurría y como la sangre salpicaba por los exteriores de la cueva. Se escuchaban gemidos por el dolor, pero finalmente todo cesó. No se escuchó ni un solo sonido más... pero los cuerpos, si es que todavía podían llamarse así por el lamentable estado en el que se encontraban, salieron disparados hacia el exterior de la cueva quedando frente al resto de incursores y con ferocidad salió el enorme dragón de su cueva, rugiendo frente a los Tusken.
Todos los que poseían armas de fuego no dudaron en acribillar al dragón con ellas. En cambio la piel del dragón era dura, muy resistente. Resistía algunos de esos disparos con la facilidad y de un simple movimiento con la cola, mandó a varios incursores por los aires. Los que iban a lomos de sus Bantha se acercaron rápidamente al dragón clavando sus lanzas con fuerza en el cuerpo del dragón. Notando como diversas lanzas penetraron su cuerpo, el dragón no pudo evitar rugir con fuerza para expresar el dolor que le causaban aquellas lanzas. El líder de la tribu, parecía hacer señas basándose siempre en los ojos del dragón y yo entendí la estrategia. Los Tusken con armas de fuego se iban a centrar en dejar sin visión al animal, dejándolo de esta forma indefenso ante ataques directos. Tardaron poco en abrir fuego, los disparos se escuchaban por el lugar, incluso uno perdido llegó a rozar mis ropajes. El dragón empezaba a perder visibilidad por los disparos que daban sobre sus ojos, varios Tusken más habían logrado a travesar su acorazada piel con sus lanzas y las fuerzas del dragón iban menguando, pero la tribu también, ellos eran más pero el dragón era fuerte, resistente y muy poderoso. Con sus grandes garras fue capaz de abatir a varios antes de que llegasen a él, pero la tribu no dudaba, no vacilaba ni un instante. Por otro lado yo también sentía cansancio en mi cuerpo, pero no importaba, yo era capaz de aguantarlo bien, aún ni siquiera había peleado. El número de Tusken cada vez era inferior, quedaban pocos y la feroz batalla continuaba. Finalmente el dragón parecía desorientado... habían cumplido con su principal objetivo: anular la visión del dragón. Ahora lo que debían hacer era asestar un golpe final al dragón, pero nadie se atrevía a hacerlo... excepto un Tusken sin honor, al cual yo le quité la máscara horas antes. Retiró con una de sus manos una daga de entre sus ropajes, parecía que sabía blandir una. Los materiales de los que estaba hecha parecían fuertes, resistentes; ideales para traspasar la piel acorazada del dragón. Saltó sobre el dragón pero casualmente la cola de éste, impactó contra su torso no muy fuerte. Gracias a eso pudo sostenerse con sus manos a ella y ponerse de pie encima de la misma. Parecía saber que solo tenía una oportunidad, así que corrió rápidamente por la cola con todas sus fuerzas hasta llegar al cuerpo del dragón por el cual siguió corriendo y deslizándose. Llegó hasta la cabeza pero el dragón pese a la pérdida de vista no iba a rendirse, así que se puso en pie con rapidez, es decir, a dos patadas provocando que el Tusken perdiese equilibrio. Con su mano libre se sujetó al cuerno mientras medía la distancia a la que se encontraba del cráneo del dragón y sin dudar, se balanceó en dirección a él. Aguantó la daga con ambas manos tras haberse impulsado hacia el cráneo del animal y estar en el aire y sin haberse parado ni un mísero segundo a pensar, clavó con todas sus fuerzas aquella daga en la cabeza del dragón. La muerte del animal era obvia, poco a poco cayó al suelo con fuerza, levantando una capa de aire que incluso me llegó a mí. El Tusken ensangrentado vio a su víctima, en este caso el dragón, complacido.
Vio a uno de sus hermanos caídos y puso una expresión triste en su rostro, así que se agachó y miró a los ojos de su hermano. Con las manos le quitó la máscara que llevaba puesta y se la colocó él mismo, para recuperar su honor, además del ganado por ser quien finalmente logró derribar al dragón krayt. Los supervivientes de la tribu decidieron que acamparían aquella misma noche ahí y el que acabó con el dragón, con ayuda de los demás miembros, abrió en canal al dragón. Según sabía, los Tusken cuando asesinaban a una de estas bestias como regalo se quedaban la perla que poseían en su estómago para aplastar los alimentos ingeridos como símbolo de su valentía. Tras cortar toda la capa de vísceras e intestinos del dragón, finalmente llegaron al estómago el cual abrieron de un corte horizontal y recto en el mismo con la daga que puso fin a la vida del animal. Podía verse una perla de color aparentemente negra en el interior del estómago del dragón. El Tusken sostuvo la perla con las manos, mientras que los del alrededor cortaban la carne que podía estar adherida a la misma. Contemplé la escena tranquilo y con una sonrisa cínica en mi rostro. Creo que ya sé cual será la prueba que le llevaré a Lord Zekk Tainted para demostrar que cumplí mi tarea -murmuré para mis adentros con una sonrisa bastante tétrica en el rostro-. Retiré de la mochila de mi espalda el comunicador y le transmití a Lord Zekk el mensaje de que ya prácticamente la misión estaba cumplida y me diera un plazo máximo de doce horas para acabar correctamente la misión y le pareció correcto, así que ahora todo era una cuenta contrarreloj. Los Tusken parecían tranquilos alrededor del fuego comiendo la carne del dragón, ninguno podía esperarse un ataque mío por la retaguardia. Así que me senté y estuve observándoles tranquilamente hasta que se durmiesen.
Las horas pasaron y yo me mantenía entre las arenas, esperando el momento oportuno para atacar. Así de primeras, me pareció que todos se habían dormido, pero logré percatarme de que había dos moradores haciendo guardia aunque no suponían mayor problema. Debía llamar la atención de ambos, así que saqué mi arcaico y lo lanzo a un punto lejano, pero hizo un ruido capaz de llamar la atención de los dos Tusken. Estos fueron a ver que era aquello y yo rápidamente me movilicé hacia ellos por la espalda encendiendo mis garras láser. Con éstas procedí a cortar ferozmente la nuca de uno de los Tusken, en cuanto el otro se percató, realicé un corte con las garras hacia su pecho de manera horizontal, pero este con la lanza que poseía logró bloquear mi corte. Extendí mi otra mano hacia él, empujándolo mediante la fuerza hacia delante. Eso le hizo perder la concentración y aproveché para cogerle de la camisa y atravesarle el estómago con las garras. Cuando ambos cayeron muertos me dirigí a las tiendas abatiendo uno a uno a los Tusken que se encontraban dormidos y sin mucha dificultad, pues dormidos su resistencia es prácticamente nula. Finalmente quedaba el poseedor de la perla krayt... le pegué una fuerte patada en las costillas pero este interpuso rápidamente su mano intentando clavarme una lanza en la pierna. Mediante la fuerza repelí aquella lanza, mandándola lejos aunque él tenía otra. La giraba entre sus manos mientras me miraba fijamente. Yo retrocedí algunos pasos, manteniendo mis garras láser en la mano y obviamente sin dejar de observar el rostro de aquel Tusken. Rápidamente y con bastante fuerza intentó atravesarme el pecho con la punta de aquella lanza. Pude predecir su movimiento, demasiado simple así que me puse de perfil dejando que su lanza rozase un poco de mi camisa mientras yo alzaba la mano y con las garras intentaba cortar su cuello. El morador retrocedió inmediatamente llevándose un importante y profundo corte en el pecho, cerca de donde llevaba colgada la perla. Moví mi brazo hacia él de manera brusca, repeliendo su cuerpo mediante la fuerza y dejándolo en el suelo completamente indefenso. Yo me acerqué a él, claro, y sin vacilar clavé mis garras láser en su cuello completamente, dejando que su sangre recorriese mi brazo permitiéndome notar el calor corporal que poseía. Con mi mano libre sujeté la perla que llevaba colgando y se la arranqué rápidamente, pues ya tenía lo que necesitaba. Moví de forma horizontal mi mano en el interior del cuello de aquel morador, cortándole la cabeza casi instantáneamente. La cogí con una de mis manos, suspirando un poco y mostrando cansancio en mi cuerpo.
Apagué mis garras láser y descansé en una de las tienda que había en pie todavía. Una vez descansado volví a mi nave. Monté en ella y encendí todos los sistemas, motores, propulsores y fijé las coordenadas, era hora de regresar a Ziost. Cuando llegué Zekk Tainted me esperaba en las puertas de la academia. ¿Cumpliste con tu misión Hannibal? ¿Sí? Muéstrame la prueba para confirmarlo. Retiré de mis ropajes la perla krayt y la cabeza del Tusken, la cual observó el Lord y dio el visto bueno a la misión que había realizado, por suerte. Puedes quedártela. Al fin y al cabo has sido lo suficientemente inteligente como para ganártela merecidamente -el cuerpo del Lord se desmaterializó en una cortina de humo negro tras decir las palabras-. Entré al interior de la academia, guardando recelosamente mi nueva pertenencia... la perla claro.
Poco tardó la nave en entrar en contacto con la atmósfera de Tatooine y adentrarse en ella hasta dirigirse a un punto de su superficie árida. Aterricé con la nave en un punto que yo consideraba idóneo y fácil de recordar. Apagué los sistemas de navegación, los propulsores y finalmente el motor. Abrí la cabina de la nave retirando con una de mis manos la llave de la nave y de un pequeño salto anteponiendo mis piernas a la salida, logré salir de la nave y caer correctamente al suelo. Miré de un lado a otro sin ver nada, hasta que de pronto escuché un característico y peculiar sonido detrás de mí. Inmediatamente me giré y vi aquella especie de abominación de casi dos metros de altura, recubierta completamente por un traje extraño pero que a la vez era su símbolo de identidad y me permitía saber realmente de lo que se trataba, era un Tusken, al parecer un incursor. Asustadizo y temeroso de mi brusco cambio de vista, el Tusken retrocedió algunos pasos. Me aproximé a él con una especie de mueca y casi sonrisa cínica en mi rostro a medida que acercaba mi mano derecha al sable láser que colgaba en mi cinturón. El incursor, asustado se dio la vuelta y empezó a correr por aquel sitio hasta perderse, posiblemente dejar huir a aquel incursor iba a ser el error más grande que podía haber cometido, pero no me daría cuenta hasta más adelante aunque ese error dio fruto a mi merecida recompensa y misión.
Estuve caminando por aquel lugar desértico un par de horas, puede que incluso tres. No lograba ver a nadie y tampoco veía nada... arena, sólo arena de Tatooine. Escuché unos extraños sonidos detrás de mí, como si alguien se desplazara por la arena con rapidez hacia donde me posicionaba. Sin pensármelo dos veces me di la vuelta extendiendo mi mano hacia el frente donde simultáneamente a ese movimiento expulsaba una repulsión de midiclorianos desde la misma mano hacia lo que se movía, que resultó ser un Tusken. Por aquel empujón, el Tusken quedó tendido en el suelo mientras yo me acercaba a él sacando mi sable láser. Lo encendí mostrando su hoja con ese color rojo intenso que caracterizaba lo que yo era, un Sith. Lo vi tendido en el suelo e indefenso, así que me acerqué a él sin tener ni el más mínimo pensamiento de compasión rondando mi mente. Con el arma que portaba en sus manos intentó atravesarme la cabeza, pero fue intento tonto y que le hizo perder energía. Extendiendo mi mano libre hacia él, le mantuve inmóvil mediante el uso de la fuerza tras eso de un rápido corte le quité parte de la máscara que llevaba cubriéndole el rostro y pude mirarle de forma directa a los ojos antes de hacer lo que debí haber hecho en un principio, cortarle la cabeza mientras gritaba al ver el sable láser dirigirse a él.
Su cabeza rodó un poco en el suelo y de un puntapié la mandé lejos mientras yo apagaba mi sable y me lo colgaba en mi cinturón. Miré el cuerpo de arriba a abajo y me di la vuelta con tranquilidad y empecé a caminar pero me detuve de nuevo, descolgando el sable láser con la mano otra vez. Lo encendí y lo lancé hacia el lado derecho rápidamente mediante la fuerza, rasgándole la máscara a un Tusken que creía que no le había detectado. Nuevamente atraje el sable con la fuerza, colgándolo en mi cinturón dejando que el Tusken se marchase con la máscara dañada. Recuerdo que durante el tiempo que estuve estudiando me informé de que los Tusken pierden honor y consideración al ser sus ropajes dañados. Sin nada más de lo que preocuparme, continué caminando hacia Bestine. De pronto escuché un fuerte rugido y unos pasos movilizarse rápidamente hacia un solo punto. Curioso me acerqué a ver que era aquello que ocurría y a medida que me acercaba, mis ojos eran capaces de divisar una tribu entera de Tusken movilizarse a una zona escarpada que había, donde casualmente yacía una cueva de grandes dimensiones aparentemente. Me detuve a algunos metros, dejando que la tribu avanzase hacia donde tenía que avanzar. Posiblemente supiesen de mi presencia por aquel incursor que dejé escapar hará algunas horas. Bebí un poco de agua que llevaba en una botella del interior de la mochila y luego la volví a guardar. Así que a la caza del dragón... me quedaré a ver.
Los rugidos cada vez eran más fuertes y sonoros. Notaba una especie de sonido retumbante por el lugar, la arena empezó a moverse por las ondas y vibraciones producidas. Clavé mi mirada en la entrada de aquella cueva desde las lejanías y el resto que se encontraba por los alrededores permanecieron estáticos. El silencio era envolvente, sólo las brisas de aire eran audibles y los granitos de arena al moverse y rozar entre sí. Todo quedó en silencio, era obvio que algo iba a pasar. Los Tusken inmediatamente retrocedieron y junto a un fuerte rugido, dos de ellos salieron despedidos por los aires desde el interior de la cueva. Por si acaso cogí mis garras láser y me las coloqué correctamente en los dedos encendiéndolas y sin perder de vista la entrada de aquella cueva. Los incursores descolgaron sus armas: armas de fuego, armas de choque, de lanzamiento y otro tipo de armas robadas y recolectadas por la tribu. Los incursores del suelo, doloridos por el impacto se levantaron con algo de esfuerzo y miraron a cueva sujetando con firmeza sus armas, pero sus piernas parecían temblar, algo ocurría dentro de aquella cueva. Los incursores con pasos cortos pero seguros se fueron acercando más y más a la cueva. Yo como ya todo parecía haber pasado, apagué mis garras y me mantuve espectante a todo. Los Tusken entraron en el interior de la cueva, no parecía ocurrir nada una vez estaban dentro. Me relajé unos minutos, supongo que aquella tribu hizo igual, pero me equivocaba... ellos podían perder la vida en cualquier momento, yo tenía una mínima idea de lo que podía pasar; ellos ya venían mentalizados con que iban a perecer, pero realmente me daba totalmente igual sus insignificantes vidas. Si morían mi trabajo se vería mucho más facilitado y no me llevaría tantos problemas completar la misión que me había sido encomendada. De pronto empezó la agonía. Los gritos agonizantes y de dolor de aquellos Tusken empezaron a oírse por el lugar. Sin ningún tipo de pensamiento "débil" hacia aquellos Tusken me mantuve viendo lo que ocurría y como la sangre salpicaba por los exteriores de la cueva. Se escuchaban gemidos por el dolor, pero finalmente todo cesó. No se escuchó ni un solo sonido más... pero los cuerpos, si es que todavía podían llamarse así por el lamentable estado en el que se encontraban, salieron disparados hacia el exterior de la cueva quedando frente al resto de incursores y con ferocidad salió el enorme dragón de su cueva, rugiendo frente a los Tusken.
Todos los que poseían armas de fuego no dudaron en acribillar al dragón con ellas. En cambio la piel del dragón era dura, muy resistente. Resistía algunos de esos disparos con la facilidad y de un simple movimiento con la cola, mandó a varios incursores por los aires. Los que iban a lomos de sus Bantha se acercaron rápidamente al dragón clavando sus lanzas con fuerza en el cuerpo del dragón. Notando como diversas lanzas penetraron su cuerpo, el dragón no pudo evitar rugir con fuerza para expresar el dolor que le causaban aquellas lanzas. El líder de la tribu, parecía hacer señas basándose siempre en los ojos del dragón y yo entendí la estrategia. Los Tusken con armas de fuego se iban a centrar en dejar sin visión al animal, dejándolo de esta forma indefenso ante ataques directos. Tardaron poco en abrir fuego, los disparos se escuchaban por el lugar, incluso uno perdido llegó a rozar mis ropajes. El dragón empezaba a perder visibilidad por los disparos que daban sobre sus ojos, varios Tusken más habían logrado a travesar su acorazada piel con sus lanzas y las fuerzas del dragón iban menguando, pero la tribu también, ellos eran más pero el dragón era fuerte, resistente y muy poderoso. Con sus grandes garras fue capaz de abatir a varios antes de que llegasen a él, pero la tribu no dudaba, no vacilaba ni un instante. Por otro lado yo también sentía cansancio en mi cuerpo, pero no importaba, yo era capaz de aguantarlo bien, aún ni siquiera había peleado. El número de Tusken cada vez era inferior, quedaban pocos y la feroz batalla continuaba. Finalmente el dragón parecía desorientado... habían cumplido con su principal objetivo: anular la visión del dragón. Ahora lo que debían hacer era asestar un golpe final al dragón, pero nadie se atrevía a hacerlo... excepto un Tusken sin honor, al cual yo le quité la máscara horas antes. Retiró con una de sus manos una daga de entre sus ropajes, parecía que sabía blandir una. Los materiales de los que estaba hecha parecían fuertes, resistentes; ideales para traspasar la piel acorazada del dragón. Saltó sobre el dragón pero casualmente la cola de éste, impactó contra su torso no muy fuerte. Gracias a eso pudo sostenerse con sus manos a ella y ponerse de pie encima de la misma. Parecía saber que solo tenía una oportunidad, así que corrió rápidamente por la cola con todas sus fuerzas hasta llegar al cuerpo del dragón por el cual siguió corriendo y deslizándose. Llegó hasta la cabeza pero el dragón pese a la pérdida de vista no iba a rendirse, así que se puso en pie con rapidez, es decir, a dos patadas provocando que el Tusken perdiese equilibrio. Con su mano libre se sujetó al cuerno mientras medía la distancia a la que se encontraba del cráneo del dragón y sin dudar, se balanceó en dirección a él. Aguantó la daga con ambas manos tras haberse impulsado hacia el cráneo del animal y estar en el aire y sin haberse parado ni un mísero segundo a pensar, clavó con todas sus fuerzas aquella daga en la cabeza del dragón. La muerte del animal era obvia, poco a poco cayó al suelo con fuerza, levantando una capa de aire que incluso me llegó a mí. El Tusken ensangrentado vio a su víctima, en este caso el dragón, complacido.
Vio a uno de sus hermanos caídos y puso una expresión triste en su rostro, así que se agachó y miró a los ojos de su hermano. Con las manos le quitó la máscara que llevaba puesta y se la colocó él mismo, para recuperar su honor, además del ganado por ser quien finalmente logró derribar al dragón krayt. Los supervivientes de la tribu decidieron que acamparían aquella misma noche ahí y el que acabó con el dragón, con ayuda de los demás miembros, abrió en canal al dragón. Según sabía, los Tusken cuando asesinaban a una de estas bestias como regalo se quedaban la perla que poseían en su estómago para aplastar los alimentos ingeridos como símbolo de su valentía. Tras cortar toda la capa de vísceras e intestinos del dragón, finalmente llegaron al estómago el cual abrieron de un corte horizontal y recto en el mismo con la daga que puso fin a la vida del animal. Podía verse una perla de color aparentemente negra en el interior del estómago del dragón. El Tusken sostuvo la perla con las manos, mientras que los del alrededor cortaban la carne que podía estar adherida a la misma. Contemplé la escena tranquilo y con una sonrisa cínica en mi rostro. Creo que ya sé cual será la prueba que le llevaré a Lord Zekk Tainted para demostrar que cumplí mi tarea -murmuré para mis adentros con una sonrisa bastante tétrica en el rostro-. Retiré de la mochila de mi espalda el comunicador y le transmití a Lord Zekk el mensaje de que ya prácticamente la misión estaba cumplida y me diera un plazo máximo de doce horas para acabar correctamente la misión y le pareció correcto, así que ahora todo era una cuenta contrarreloj. Los Tusken parecían tranquilos alrededor del fuego comiendo la carne del dragón, ninguno podía esperarse un ataque mío por la retaguardia. Así que me senté y estuve observándoles tranquilamente hasta que se durmiesen.
Las horas pasaron y yo me mantenía entre las arenas, esperando el momento oportuno para atacar. Así de primeras, me pareció que todos se habían dormido, pero logré percatarme de que había dos moradores haciendo guardia aunque no suponían mayor problema. Debía llamar la atención de ambos, así que saqué mi arcaico y lo lanzo a un punto lejano, pero hizo un ruido capaz de llamar la atención de los dos Tusken. Estos fueron a ver que era aquello y yo rápidamente me movilicé hacia ellos por la espalda encendiendo mis garras láser. Con éstas procedí a cortar ferozmente la nuca de uno de los Tusken, en cuanto el otro se percató, realicé un corte con las garras hacia su pecho de manera horizontal, pero este con la lanza que poseía logró bloquear mi corte. Extendí mi otra mano hacia él, empujándolo mediante la fuerza hacia delante. Eso le hizo perder la concentración y aproveché para cogerle de la camisa y atravesarle el estómago con las garras. Cuando ambos cayeron muertos me dirigí a las tiendas abatiendo uno a uno a los Tusken que se encontraban dormidos y sin mucha dificultad, pues dormidos su resistencia es prácticamente nula. Finalmente quedaba el poseedor de la perla krayt... le pegué una fuerte patada en las costillas pero este interpuso rápidamente su mano intentando clavarme una lanza en la pierna. Mediante la fuerza repelí aquella lanza, mandándola lejos aunque él tenía otra. La giraba entre sus manos mientras me miraba fijamente. Yo retrocedí algunos pasos, manteniendo mis garras láser en la mano y obviamente sin dejar de observar el rostro de aquel Tusken. Rápidamente y con bastante fuerza intentó atravesarme el pecho con la punta de aquella lanza. Pude predecir su movimiento, demasiado simple así que me puse de perfil dejando que su lanza rozase un poco de mi camisa mientras yo alzaba la mano y con las garras intentaba cortar su cuello. El morador retrocedió inmediatamente llevándose un importante y profundo corte en el pecho, cerca de donde llevaba colgada la perla. Moví mi brazo hacia él de manera brusca, repeliendo su cuerpo mediante la fuerza y dejándolo en el suelo completamente indefenso. Yo me acerqué a él, claro, y sin vacilar clavé mis garras láser en su cuello completamente, dejando que su sangre recorriese mi brazo permitiéndome notar el calor corporal que poseía. Con mi mano libre sujeté la perla que llevaba colgando y se la arranqué rápidamente, pues ya tenía lo que necesitaba. Moví de forma horizontal mi mano en el interior del cuello de aquel morador, cortándole la cabeza casi instantáneamente. La cogí con una de mis manos, suspirando un poco y mostrando cansancio en mi cuerpo.
Apagué mis garras láser y descansé en una de las tienda que había en pie todavía. Una vez descansado volví a mi nave. Monté en ella y encendí todos los sistemas, motores, propulsores y fijé las coordenadas, era hora de regresar a Ziost. Cuando llegué Zekk Tainted me esperaba en las puertas de la academia. ¿Cumpliste con tu misión Hannibal? ¿Sí? Muéstrame la prueba para confirmarlo. Retiré de mis ropajes la perla krayt y la cabeza del Tusken, la cual observó el Lord y dio el visto bueno a la misión que había realizado, por suerte. Puedes quedártela. Al fin y al cabo has sido lo suficientemente inteligente como para ganártela merecidamente -el cuerpo del Lord se desmaterializó en una cortina de humo negro tras decir las palabras-. Entré al interior de la academia, guardando recelosamente mi nueva pertenencia... la perla claro.
Obtengo una perla krayt.
Última edición por Hannibal el Sáb Mar 23, 2013 1:35 am, editado 4 veces
Hannibal- Mensajes : 302
Fecha de inscripción : 22/08/2012
Edad : 28
Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
Yo creo que antes de subirlo pudiste haberlo extendido un poco más que un parrafo. Más allá de eso me parece que va bien, pero no te olvides que cuando un personaje habla dentro de un texto, como lo has puesto ahí, debes poner comillas. Es decir, puedes ponerle colores y demás, pero comillas sí o sí.
Rediable- Mensajes : 1701
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Edad : 31
Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
No hay demasiado donde valorar, comentaré cuando lo termines.
Aleema- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Localización : Canada
Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
Que neófito más vago....
Espero pronto la continuación y que sea un roleo extenso.......... (Y bueno, por supuesto).
Espero pronto la continuación y que sea un roleo extenso.......... (Y bueno, por supuesto).
Zekk Tainted- Mensajes : 894
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 31
Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
Añadí un poco más.
Más tarde o mañana continúo con el roleo.
Más tarde o mañana continúo con el roleo.
Hannibal- Mensajes : 302
Fecha de inscripción : 22/08/2012
Edad : 28
Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
Bien hecho.
PD: Que traicionero es ud, matandolos por la espalda..... *+*No fiarme de él*+*
PD: Que traicionero es ud, matandolos por la espalda..... *+*No fiarme de él*+*
Zekk Tainted- Mensajes : 894
Fecha de inscripción : 19/08/2011
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Re: [Roleo de Ziost + Obtención] The order [Azeneth] [TERMINADO]
La verdad es que he visto bastantes errores en el roleo, no me gusta nada el final, la forma en la que lo obtienes me parece irreal, pero está bien, es corto, eso sí. Creo que aun así, te lo has currado, y mereces tu recompensa, pero ten en cuenta algo, si en tu próximo roleo no te lo trabajas mucho más, no seré yo la que te lo valide.
Obtención Válida.
Obtención Válida.
Aleema- Mensajes : 243
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