Habbo Wars
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Mensaje por Defiance Sáb Mar 02, 2013 2:33 pm

Entonces los ojos y el corazón del guerrero empiezan a acostumbrarse a la luz. Ya no lo asusta, y él pasa a aceptar su Leyenda, aunque eso signifique correr riesgos. El guerrero estuvo dormido mucho tiempo. Es natural que vaya despertando poco a poco.

Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin pensar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y -a veces- con una cierta dosis de locura.

El guerrero de la luz a veces actúa como el agua, y fluye entre los obstáculos que encuentra. En ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces él se adapta a las circunstancias.
En esto reside la fuerza del agua. Jamás puede ser quebrada por un martillo, ni herida por un cuchillo. La más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre su superficie.


PAULO COELHO, Manual del guerrero de la luz


PRÓLOGO


La muchacha desvió la mirada. Se volvió hacia el gran ventanal de aquella torre, y se acercó para mirar por él. En su gesto, se podía percibir preocupación y miedo, pero sobre todo tristeza.
Miró hacia abajo. Un encapuchado salía por la puerta de la edificación, y aunque no podía verle la cara, sabía perfectamente quién era. Salió corriendo del cuarto, todo lo rápido que le permitieron sus incómodos zapatos, los cuales, terminó por quitarse para seguir descalza. Llegó hasta la escalera de caracol, que comunicaba todos los pisos. Bajó rápidamente, hasta llegar a la salida, y corrió detrás del que acababa de salir.
Sus pies sintieron el frío tacto de la hierba mojada... un frío que le resultaba familiar. Llegó hasta el encapuchado, que iba a paso no muy rápido, caminando por la pradera. La larga túnica de él, ondeaba al viento, y sus ropas, típicas de un guerrero, estaban perfectamente cuidadas.
Se paró en seco. La había sentido venir, pero a pesar de ello, fue la chica la que inició la conversación.

-¿A dónde vas?

-Tengo que irme.

-¿Por qué?

-Tú sabes perfectamente el por qué, Aura. Este ya no es mi lugar. No quiero que otros salgan perjudicados por mí.

-Pero... no puedes irte así sin más. ¿Qué haremos sin ti? Mira, los chicos están durmiendo... al menos podrías esperar a que despierten para que hablásemos entre todos. Estoy segura de que hay una solución.

-No. No hay solución. Vete a dormir, que es lo que deberías de estar haciendo.

-Kaihn... no te vayas por favor. Hazlo por mí.


El muchacho se retiró la capucha. Su pelo negro acababa en picos hacia atrás en gran parte, por el viento de la zona. Los ojos grises de él, intercambiaron una mirada con los azules de ella. Sonrió un momento. Kaihn posó su mano en la parte derecha de la cara de la chica, y la acarició un momento. Aura agachó un poco la cabeza, posando su mano sobre la de él y dejando caer su cabeza, de tal modo que sus cabellos rubios tapaban sus manos fundidas en una.

-Lo siento, Aura. Sabes que debo irme.

-No Kaihn. No aceptaré que te vayas así.

-Pues tendrás que hacerlo-dice retirando la mano-. Sé que puedes cuidarte sola... siempre fuiste una chica valiente, y sobre todo fuerte. Tienes un corazón muy duro.

-Parece que no entiendes que sin ti, todo ésto perderá el sentido que tiene. El motivo por el que creamos ésto. Hemos viajado tanto, Kaihn.


Él se estremece un tanto.

-Me dirás que no te acuerdas. Cuando teníamos 13 años, y salíamos todos juntos, en grupo, por el bosque. Ansiábamos ser mayores para poder descubrir nuevos mundos... nuevas tierras. ¿Dónde ha quedado todo eso?

-De eso hace 10 años... la gente cambia con el tiempo. Yo no he elegido cambiar de este modo, pero cuando el destino me ofreció este don, yo lo tomé, asumiendo las consecuencias de que quizá algún día me separase de ti... y de los demás. Dentro de unos años, os habréis olvidado de mí, y sólo seré alguien que se cruzó eventualmente en vuestras vidas.

- Yo nunca me olvidaré de ti, Kaihn.


Con un suspiro, Kaihn se coloca de nuevo su capucha, y prosigue la caminata.

-Lo siento, Aura.

Me habría gustado ofrecer más que una mera descripción del rostro de ella. Sus ojos se tornaron llorosos. Se podía ver el derrumbamiento interno en cada poro de su faz. Se dejó caer de rodillas al suelo, y apoyando sus manos en éste, las primeras lágrimas empezaron a resbalar por su tez pálida.


Aquí termina el prólogo. Dejo esta canción de fondo, porque pega bastante con la situación. Además, la pradera, el paisaje, el entorno, lo he sacado de la imagen. Incluso la vestimenta de Kaihn (que por cierto, es de Assassin's creed, sí).

CAPÍTULO I

-Kaihn.-dijo una voz grave y serena-

-¿Sí, maestro?-respondió, agachando su cabeza-

-Te encomendaré una misión.


El Sith se puso en pie lentamente, y tomando un mapa con su mano derecha, prosiguió hablando.

-Ahora que has finalizado tu entrenamiento como Sith, quiero que realices algo por mí. Llévate a a unos cuantos soldados, y llévalos hasta Yavin IV. Un grupo de Jedi pretenden curiosear dentro del templo de Exar Kun. Piensan que ya no estamos supervisando ese lugar, pero se equivocan. Ve allí, y mátalos a todos. Si uno queda vivo, lo pagarás con uno de tus brazos.

-No se preocupe, Maestro. Le traeré todas y cada una de las cabezas de esos miserables.


Kaihn se puso en pie, tomando el mapa que su maestro le ofreció al terminar la conversación. Llevó con él a 20 soldados de asalto hasta Yavin IV.
No les costó demasiado llegar a Yavin IV, y mucho menos hasta el templo de Exar Kun, pues Kaihn conocía ese planeta a la perfección. Una vez llegaron, pudieron ver, no muy lejos del punto, un par de naves republicanas.
Los soldados se dispersaron por el terreno. Diez se pusieron en la parte de atrás del templo, cinco irían con Kaihn por el frente, y los otros se dispersarían y entrarían por sorpresa. Estaban acorralados. Esperaron un par de minutos, y cuando el primer Jedi salió del lugar, Kaihn descargó unos rayos de la fuerza sobre él. No muy extendidos, no quería asesinarle tan pronto. Quería hacerles sufrir un poco.
Pero para su sorpresa, aquellos a los que tenía que matar... los conocía perfectamente.
Kaihn dio una orden de no abrir fuego contra ellos. Dio unos pasos hacia delante, mientras que tres chicos y una chica, atendían al quinto que había sufrido daños.
A él no le podían reconocer, pues su armadura portaba un casco completamente negro que impedía que alguien le pudiese ver el rostro. Pero él a ellos sí que les podía ver perfectamente.


-Vaya, chicos. Hacía tiempo que no os veía... ¿qué os trae por aquí?

La chica reconoció al instante la voz del Sith.

-¿Kaihn...?

El Sith, tras su máscara, sonríe malvadamente.

-Así es. Uhmmm, increíble. Roxanne. La última vez que te vi fue la noche antes de irme.

-Kaihn.-dijo otro muchacho-

-¡Dios mío! Xiorr, cuánto tiempo.-Kaihn siguió mirando a todos, mientras que decía sus nombres- Saevin, Opdan y... el pobre Esmeth.-dijo, terminando por mirar al herido-


Los chicos se miraron entre sí, mientras que Esmeth lentamente se iba recuperando del golpe. Todos y cada uno de ellos sabía de sobra lo que pensaba el otro. Llevaban mucho tiempo buscando a Kaihn, para tratar de devolverle a la luz. Pero jamás lograron encontrarle, y cuando lo hicieron, no iba solo, por lo que resultaba muy difícil y arriesgado llevárselo. Pero esta vez... sólo unos pocos soldados, a los que podrían eliminar fácilmente.

-Lamento tener que decíroslo así, pero tengo que asesinaros.

-No Kaihn.-dijo la chica, adelantándose y encendiendo su sable dual azul-

-No te dejaremos escapar esta vez. Sabemos que dentro de ti hay luz... sólo necesitas algo que la motive a salir.

-Hace tiempo que no existe la luz en mí.

-Sí existe. Y está viva, en Achillea. Lleva 3 largos años esperándote.


Kaihn sabía perfectamente a quién se refería Roxanne. Y eso le hizo enfurecer. Prendió sus dos sables rojos y se adelantó.
Fue entonces cuando Saevin, Opdan y Xiorr se pusieron en pie, encendiendo sus sables verdes y colocándose a la altura de su compañera.

-Podemos sentirlo en ti. Todavía hay algo que aclama su presencia en tu alma. Y te acabará venciendo.

-¡Cállate!


Entonces, Kaihn se lanza hacia delante, y los cinco soldados que le acompañaban empiezan a disparar. El Sith marca como primer objetivo a Roxanne, la cual comienza bloqueando un corte poderoso de él. Comienzan a intercambiar ataques y bloqueos durante unos segundos, hasta que Roxanne, haciendo uso de su gran habilidad para moverse rápidamente, da un poderoso salto hacia atrás, apoyándose en una roca alta.
Mientras, Saevin, Opdan y Xiorr eliminan a los cinco soldados que acompañaban a Kaihn, pero otros quince entran, para volver a poner las cosas difíciles.
Esmeth se colocó en pie, y prendiendo su sable verde se metió en la batalla contra los soldados, junto con sus compañeros.
Mientras, Roxanne trataba de aguantar a Kaihn. No cabía duda de que él había mejorado notablemente. Apenas podía bloquearle todos los ataques. No le quedaba más que moverse, pues en ese terreno poca gente era mejor que ella.
Finalmente, los Jedi eliminan a todos los soldados, sin demasiados problemas, y se unen a la lucha contra Kaihn. Roxanne, aliviada, se separa de él dando un salto acrobático hacia atrás.
Los chicos intercambiaron una mirada, y se asintieron, pues todos pensaban lo mismo. Después de darse el visto bueno entre todos, se inició el ataque combinado. Roxanne empujaba mediante la fuerza a Kaihn. Opdan, antes de que pudiese caer al suelo, le pateaba desde arriba para hacerle caer y chocar con más fuerza. Entonces, Esmeth le agarraba de un brazo y lo lanzaba contra una columna, pero antes de chocar contra ella, Xiorr debía de empujar de nuevo a Kaihn usando la fuerza, para que finalmente, Saevin, le diese el toque final... formando una poderosa esfera en su mano que le dejaría haría bastante daño, sin llegar a matarlo.
Y así fue como lo hicieron. Kaihn acabó tirado en el suelo, dolido. A pesar de que él era bastante poderoso, no se esperaba un ataque así, y la ira le tenía demasiado cegado como para advertir los movimientos de los demás antes de que los realizasen.
Una vez le redujeron, se reunieron entorno a él, y guardaron sus sables.


-¿Crees que volverá con nosotros?-preguntó Xiorr-

-No lo sé. Pero estoy segura de que cuando vea a Aura, se volverá a debatir entre la luz y la oscuridad. Mis visiones sólo alcanzan hasta ahí.


Rápidamente, esposaron a Kaihn, y lo llevaron hasta una de las naves, para volver a Achillea.
A pesar de no estar del todo consciente, el Sith desde la nave ya predecía a dónde iban. Tenía algún extraño vínculo con ese planeta... y cuando aterrizaron, se le vinieron a la mente recuerdos de su pasado allí.
Opdan y Saevin agarraron cada uno un brazo de Kaihn, y lo llevaron arrastrando hasta una torre, de unos cuatro pisos. Con un movimiento brusco, el reo se liberó del agarre de los dos Jedi. Pero no para huir. No quería ser arrastrado, quería ir por su propio pie, si iba a ser entregado a las autoridades.
Pero su visión cambió totalmente. Caminando por la verde pradera florada, vio una silueta que le resultaba familiar a lo lejos. A Kaihn el corazón le empezó a ir cada vez más rápido. Entonces, Roxanne agarró la máscara de su armadura, y la retiró para susurrarle al oído.

-Ahí está, Kaihn. Esa es tu verdadera luz.

El Sith prosiguió el camino, mirando con gesto serio pero a la vez sugerente a Aura, que cada vez se acercaba más. Se acercaron lo suficiente, hasta que el uno del otro quedaron a apenas dos metros. Aura dudó, sus ojos estaban llorosos, y tras un par de segundos de vacilación, se abalanzó sobre Kaihn para abrazarle. Él no devolvió el abrazo, pero se sentía realmente bien.
Cuando asesinaba, su carne estaba orgullosa de él, igual que su cerebro. Pero esta vez la sensación de bienestar era mucho más profunda. Era diferente a la de las demás veces. Era cálida, y sentía que podía acariciar su alma revenida para amansarla. Fue entonces, cuando instintivamente, Kaihn, como pudo por las esposas, le devolvió el abrazo a Aura. Ella, todavía entre los brazos de él, rompió a llorar de emoción.
Así, en esa calma en la que ambos se sentían unidos tras mucho tiempo de espera, pasaron aproximadamente tres minutos. Luego, Aura se separó de Kaihn.

-Te he echado mucho de menos...

-Y yo, aunque no lo supiese, a ti también.


Los muchachos a su alrededor sonrieron, y Opdan le retiró las esposas a Kaihn.

. . .

Lejos de allí, un ser de piel completamente blanca y cabeza rapada, yacía en su trono con los ojos cerrados. Entonces, los abre de repente, gruñe, y le da un fuerte golpe al apoya brazos.

-Aprendiz traidor. Sabía que no sería capaz de soportar volver a verla. Ni de enfrentarse a ellos.

Junto al calvo, un encapuchado lo estaba reverenciando.

-¿Lo matamos, mi Darth?

-No. A él no. Primero terminaremos con esa banda de Jedi ineptos, y después iremos a por la chica. Quiero que sea él el que me suplique morir. Pero no lo mataré...-el darth se pone de pie-¡¡LO DESTROZARÉ!!


Cegado por la ira, el Sith golpea el respaldo del trono con su gran mano, rompiéndolo.

-Reúne a los maestros. Por orden mía, iremos a Achillea a por la cabeza de ese hereje.


CAPÍTULO II

-Deberías ir y cambiarte de ropa-comentó Aura, una vez se había separado de Kaihn-

Él agachó un momento la cabeza. Todavía había algo que le molestaba por dentro. Los problemas no habían terminado. Ella puso cara de preocupación.

-Kaihn, ¿estás bien?-preguntó Opdan-

-Sí.

-¿Entonces?

-Es que... veréis. Cuando me fui, un Lord me acogió, tomándome como su Aprendiz. Y creó esta armadura, especialmente para mí. No podré deshacerme por completo del Lado Oscuro hasta que me la haya quitado. Y no es tan fácil como desabrochársela. Está... modificada por hechicería. Mientras que le lleve, seguiré siendo un peligro para vosotros.

-Entonces deberías de estar alejado.-dijo Saevin, con su habitual toque serio, y muy borde-


Kaihn lo miró, entrecerrando sus ojos. Entre ellos, de siempre había habido celos. Saevin llevaba enamorado de Aura muchísimo tiempo, y Aura estaba enamorada de Kaihn... y éste no sabía qué sentía por ella.

-Bueno, chicos. Tranquilos.-calmó Roxanne- Hagamos una cosa. Hablaremos con los Maestros. Estoy seguro de que ellos tendrán una solución.

Opdan, los hermanos Esmeth y Xiorr, y Roxanne fueron a hablar con Daruhl, un Maestro Jedi de la raza zabrak. Era el único que estaba disponible por allí en esos días. Por el contrario, Kaihn, Aura y Saevin se quedaron por ahí. Kaihn y Aura juntos, y Saevin retorciéndose de celos y envidia.

Pasados varios minutos, Roxanne llegó con noticias hasta Kaihn y Aura, que se encontraban dando un paseo.

-Chicos, creo que he encontrado el modo de sacar a Kaihn de esa cosa.

-¿Cómo?-preguntó él, ansioso-


-Tienes que dejar que el Lado luminoso te invada. Lo que te apega a esa armadura es el Bogan. Si deja de existir en tu interior, se terminará por ir finalmente. Se desprenderá sola. O al menos, eso dice el maestro...

-¿Y cómo podemos hacer que el Lado luminoso me invada?

-Bueno, Kaihn. Podríamos ir a la vieja cascada...-dijo Aura, tomando una de las manos de él-

-Es cierto.


El chico y la chica se dirigieron a la cascada, donde, de pequeños, solían pasar las horas bañándose y jugando. Hacía mucho tiempo que no pasaban por allí... y se notaba. Cuando llegó, Kaihn de pronto sintió una sensación... inexplicable. Como si aquel lugar consiguiese revitalizar su corazón. Se metió en el agua. Apenas podía sentir el frío de ésta.
Aura se metió detrás, para revivir viejos tiempos con él.


-Lo ves Kaihn... este es tu sitio.

El chico asintió. Se esforzó por intentar que la armadura se deshiciese de él. Cerró sus ojos, y comenzó a visualizar en su mente los verdes parajes de Achillea. Sus árboles, sus plantas. Volvió a revivir momentos y sensaciones que, como Sith, tenía totalmente prohibidos... y ahí fue cuando notó una presión fuerte en el pecho.
La armadura tenía algo así como un núcleo, que la controlaba prácticamente en su totalidad. Al sentir que se estaba desprendiendo del cuerpo al que había sido ligado, empezó a presionar para infundir dolor. Kaihn gimió un momento, y llevó sus dos manos al pecho, agarrando el círculo, que brillaba con una luz roja muy oscura.
Aura lo miraba todo de cerca, impotente. Sentía que físicamente no podía ayudarle... pero sí, quizá, mentalmente. Se colocó detrás del chico, y pasó sus manos por si cintura, hasta que se las agarró de nuevo en su ombligo. Esa sensación llenó muchísimo a Kaihn, quien con todas sus fuerzas empezó a tirar.

-Vamos...-susurró Aura-

Siguió tirando, y tirando... hasta que finalmente un intenso escozor recorrió cada vena de su cuerpo, y pudo sentir como la armadura se separaba por completo de él.

-¡Agh!-gritó Kaihn, por el fuerte dolor-

Casi al instante de gritar, lanzó el aparato circular hacia la orilla, haciéndolo golpearse contra una roca. Ahora, vestía una túnica muy sencilla. Quizá demasiado.

-Está bien... ahora sí que necesitas vestirte...

-Sí, eso parece.


Kaihn no pudo evitar sonreír, al igual que Aura. Ambos salieron del pequeño lago para ponerse ropa seca... mientras que Saevin los observaba de cerca. Al ver que se iban, se puso de pie, y saltó hacia el suelo desde la roca elevada... y como ellos dos, se fue de allí.
Cayó la noche sobre el verde planeta, y los muchachos decidieron salir fuera a pasear. Ahora que, después de dos años, volvían a estar todos, querían aprovechar el tiempo antes de que se volviesen a acostumbrar.
La primera en estar preparada fue Roxanne, quien salió fuera para esperar a los demás. Después, salió Xiorr.

-¿Cómo te sientes?-preguntó ella-

-¿En lo referente a qué?

-Bueno, en lo referente a todo ésto. Ahora que Kaihn vuelve a estar con nosotros...

-Yo lo veo perfecto. Hay otros que no tanto, pero yo, sabes de sobra que lo veo perfecto. Kaihn, de algún modo, siempre fue mi compañero, ¿no?

-Sí...


La voz de Opdan sonó de repente.

-¿De qué habláis?

-Nada, comentábamos sobre todo ésto. La vuelta de Kaihn...

-Saevin no parece muy contento, Roxanne. Y empiezo a preocuparme por él. Hoy...-Opdan gira la cabeza para comprobar que no hay nadie cerca de ellos- hoy Saevin estaba espiando a Kaihn y Aura, mientras se bañaban.

-Bueno. Todos sabemos lo que siente él hacia ella... es normal que se sienta inseguro. Hasta hoy, Saevin era el protector de Aura. El que la cuidaba, como su hermano. Ahora que ha vuelto Kaihn... se sentirá desatendido.

-No me siento desatendido.-dijo una voz totalmente fría y serena, salida de entre las sombras-


Todos se giraron, como si hubiese un Sith detrás de ellos. En especial Opdan. Él y Saevin habían sido muy buenos amigos desde pequeños... y tenía una increíble habilidad para no ser visto. Y lo demostraba en ocasiones como esa. L
e miraron un momento, y él prosiguió hablando.


-No me gusta Kaihn, y lo sabéis. Acaba de regresar con nosotros, y de verdad os creéis todo lo que os cuenta. No deberíais de fiaros tanto de él.

-Bueno, Saevin. Deberías de confiar un poco más en él... a fin de cuentas, no deja de ser uno de los nuestros.

-Opdan, ninguno de vosotros sabe de lo que es capaz un Sith. Yo que vosotros, no le dejaría mucho rato solo. Puede filtrar información, o incluso eliminar a alguno de los nuestros.

-Eres un exagerado, Saevin-dijo Roxanne, un tanto irritada- Deberías aceptarlo. Aura seguirá siendo tu amiga. Creo que tendrás que conformarte con eso... lo siento.


Saevin levantó su cabeza, y sus ojos marrones delataron cabreo por primera vez en mucho tiempo. Ni si quiera con la vuelta de Kaihn parecían haber revelado sentimientos.
Xiorr apareció por detrás, junto con Esmeth. Los dos hermanos inseparables.

-Qué raro. Los hermanos vienen a la vez... a saber qué traman.-dijo Opdan, mirándoles mientras que fingía sospechar de ellos-

-Tramamos vuestra muerte.-respondió Xiorr, vacilando-


Roxanne sonrió. Esmeth era más callado. Todo lo contrario que su hermano.
Continuaron conversando y hablando de nada en concreto, hasta que llegó Kaihn. Saevin se sorprendió al ver que no venía con Aura.

-Hola, chicos. Aura dice que ahora viene, estaba cambiándose.

Y fue decirlo, y se escuchó la puerta del templo cerrarse. Todos giraron la cabeza, y contemplaron a su amiga, que venía... realmente guapa. Saevin al verlo, se cabreó incluso más de lo que lo estaba ya, por lo que fue el primero en desviar la cabeza y mirar hacia el paisaje oscuro.
A Kaihn, por el contrario, no se le podía borrar la sonrisa de la cara. Cuando ella llegó hasta su posición, no pudo evitar abrazarla, todavía sonriente.
Y entre algunos cumplidos y elogios, y sonrisas y risas, y un total "desinterés" por parte de Saevin, iniciaron el paseo, del que hay poco que contar. Sólo viejos recuerdos, algunos buenos, otros malos. Siempre reforzados por la risa.
Un par de horas después, todos volvieron al templo. Había que descansar. Aunque no lo supiesen, los próximos días iban a ser muy duros.

Por la mañana, todos se despertaron con una sensación buena en el cuerpo. Iniciaron sus tareas, como siempre. Kaihn tuvo que hablar con algunos maestros, que todavía no habían sido informados de su llegada. Algunos le sonrieron, otros le miraron desconfiados. Pero no guardaba rencor. Entendía que era normal que hiciesen eso. Entrenamientos, enseñanzas... todo lo típico de un día rutinario.

. . .

Leazar se retiró la capucha, notando la brisa de aquel planeta.

-Así que esto es Achillea...-comentó en voz baja-

-Señor, no deberíamos de estar aquí mucho tiempo. Los Jedi sabrán que hemos venido, y vendrán a por nosotros.

-Todavía tardarán un poco. Tenemos tiempo hasta que él llegue.


Un encapuchado, con túnicas Jedi, pero cabeza agachada, y máscara negra se acercó hacia los dos Sith. No habló, no dijo nada, simplemente le hizo entrega de una pequeña caja metálica a Leazar.

-Muy bien, mi nuevo Aprendiz. Parece que tú eres más de fiar.

Con una reverencia, muestra su respeto hacia su nuevo y calendstino Maestro.

-Ponte en pie. No necesito ese tipo de muestras ahora. Puedo notar el odio que sientes hacia Kaihn dentro de ti. Aprovechemoslo, pero con la cabeza fría. Vuelve con los tuyos. No tardarán en echarte en falta.

Asintió con la cabeza, sin mediar palabra, y por donde vino, volvió hacia el templo. Los dos Sith, por consiguiente, se fueron del planeta.

. . .

Kaihn salió de la sala de entrenamientos, guardando, apagando su sable de baja potencia. Observó como Saevin acudía, más tarde de lo que los Maestros le habían citado.

-¿De dónde vienes? Llegas tarde.-le preguntó, al cruzarse con él-

-Del bosque. Me apetecía respirar aire puro, he dormido mal. ¿Tienes algún problema?

Kaihn entrecerró sus ojos y lo miró, desconfiando. Sin decir más, se fue de allí, a continuar con sus actividades.

CONTINUARÁ, JEJE.

CAPÍTULO III

Kaihn se puso en pie como pudo. El viento azotaba fuertemente todo el oscuro paisaje. El cansancio llenaba sus huesos y su alma de una sensación de malestar... tan fuerte, que casi podía ser palpado. Veía todo borroso, pero cuando la vista volvía a funcionar correctamente, quiso que volviese a fallar... porque para lo que estaba viendo, prefería ser ciego.
Su antiguo Maestro en su época de Sith, Hordn, estaba frente a él. En sus ojos amarillos se podía percibir la ira. La propia reencarnación del mal estaba postrada ante él, con una armadura y una capa negra que ondeaba con el fuerte viento.


-Me da pena, Kaihn. Me da pena todo ésto que voy a tener que hacer. No cabe duda de que formabais una bonita pareja, pero por tu egoísmo ahora ella va a tener que morir.

-No... no lo voy a permitir...

-Claro. Al menos, intentarás no permitirlo. Me engañaste, Kaihn. Pero la culpa es mía... yo sabía que tú no eras como los demás. Siempre te observé. Cuando tú te iniciaste en la Orden Jedi, con apenas 8 años, yo ya era un Cónsul respetado. Eras habilidoso... quizá hasta arrogante. Pero tenías una forma de pensar que muchas veces contradecía al Consejo... y que sin duda heredaste de tu padre.

-No te atrevas a nombrar a mi padre en vano-dice Kaihn, forzando mucho la voz-

-Tranquilo. Tu padre fue uno de mis mejores amigos allí en la Orden. Después, tuve que irme. Y traté de seducirte y traerte a mi lado. De hacer lo que tu padre jamás logró hacer contigo. Pero ahora... fíjate en lo que tú mismo te has convertido. Piensa en algo, Kaihn. Es mejor que muera ella primero, y después mueras tú. Así, anhelarás la muerte. Mientras que Aura siga viva, tú siempre serás débil ante mí... y de ese modo no podrás matarme. Y mientras que tú y yo vivamos, nos llevaremos por delante a incontables inocentes en una lucha encarnizada hasta que terminemos por auto consumirnos en nuestro odio... ¿de verdad quieres eso? Vamos a ponerle fin a esta historia que sólo traerá mal.


Kaihn trata de atraer su sable mediante la fuerza, pero no puede. Se deja caer al suelo, de rodillas, y alza el cuello cuando escucha la voz de Aura.

-¡Kaihn!

Al levantar la cabeza ve como su amiga está agarrada por el Sith.

-¡Aura!-mira al Sith-¡No le hagas daño, por favor!

-No, Kaihn. Sácale tu corazón del pecho ahora que lo voy a atravesar.

-¡¡NO!!


Y como quien corta un trozo de carne, Horns atraviesa el pecho de la chica.

Entonces, Kaihn abre los ojos a la par que grita: ¡¡AURA!!
Por suerte para él, y sobre todo para su ritmo cardíaco, se encontraba en su cuarto. Todo había sido... un mal sueño. O eso quería pensar él.
Respiraba muy fuerte, y todo su cuerpo estaba embadurnado de sudor. Se levantó de la cama, muy nervioso. Tenía que hacer algo o iba a explotar. Salió de su cuarto, y sin ser visto, por la oscuridad y escasez de personal, se movió entre los pasillos, hasta llegar al cuarto de Aura. Abrió la puerta lentamente, y la vio, dormida, de espaldas a él. Se adentró con cuidado en su habitación, y cerró la puerta después. Se tumbó junto a ella y pasó su brazo por encima, rodeándola parte de la cintura. Aura llevó su mano más próxima hasta la de Kaihn, con una sonrisa.


A la mañana siguiente, Saevin se despertó temprano. Mucho antes que algunos Maestros, incluso. Se puso su túnica más cómoda, la que solía llevar él, con su capucha grande, sus mangas abiertas... le gustaba que su cuerpo transpirase bien. Cogió una pequeña flor del jardín, y se dirigió hacia el cuarto de Aura, medio sonriente. Y digo medio sonriente, porque ni si quiera la más eterna felicidad podría despertar una sonrisa en el rostro de aquel misterioso muchacho.
Llegó hasta la puerta de la habitación de ella, y llamó muy suavemente.


-Aura, quería pedirte perdón por...

Pero no le dio tiempo a terminar la frase, cuando vio lo de dentro. Kaihn y Aura, durmiendo, juntos y abrazados.
Entrecerró sus ojos, y destrozó la flor con su mano, para después dejarla caer al suelo. Cerró la puerta con cuidado, para no despertarles, y se fue de allí.

Roxanne se despertó, con la habitual calma de siempre. Se aseó, se preparó, cogió un par de sables, y salió de la academia. Sonrió al ver como el sol, poco a poco, empezaba a aparecer tras los montes, pero esa sonrisa se borró cuando escuchó un golpe muy fuerte no muy lejos de allí. Se alarmó, así que, se adentró por el bosque, tratando de encontrar aquello que provocaba tales estruendos.
Llegó hasta una gran pared de roca, donde otras muchas rocas más pequeñas estaban en el suelo, algunas con marcas de golpes. Y en medio, Saevin las levitaba mediante la fuerza y las lanzaba contra la gran pared, haciéndolas partirse. Roxanne agachó un poco la cabeza, y se acercó a su compañero.


-Saevin... ¿qué sucede? Pensaba que lo estabas superando.

-Lo estaba superando-dice terminando de lanzar otra roca, y por primera vez, denotando ira en su tono de voz-

-¿Entonces? Para, por favor. Hablemos de ésto.

-No, Roxanne. Yo no tengo nada que decirte. Pregúntale a Kaihn, ¿o por qué no a Aura? los dos parecían muy unidos en la camita esta mañana.


Sin palabras. Así es como se quedó la muchacha, sin palabras. Se le quedó mirando. En parte, su enfado era comprensible, pero tampoco le podía dar rienda suelta... porque no sabían qué clase de estupideces podría llegar a hacer Saevin muy cabreado. Precisamente porque nunca le habían visto en ese estado. Él también era habilidoso, tanto como Kaihn, y tener a un buen guerrero suelto por ahí, cabreado, con la cabeza llena de ideas que no debería de tener... es arriesgado.

-Está bien, Saevin. Deja esas rocas, volvamos al templo. Ve a meditar.

-¡Yo no quiero meditar, maldita sea! ¡Es una pérdida de tiempo! ¡Llevamos desde que somos unos críos meditando como idiotas para tratar de evadir nuestros problemas, pero lo único que hacemos es reprimirlos!


Saevin se giró, dándole la espalda y continuó lanzando piedras. Roxanne puso su mano en el hombro de su amigo, y éste reaccionó empujándola hacia atrás mediante la fuerza.

-¡Apártate!-grita a la par que realiza el ataque-

Roxanne sale despedida hacia atrás, y logra caer bien, apoyando su mano en el suelo y derrapando un tanto. Se coloca erguida nuevamente y mira a su amigo, el cual se ha quedado sin palabras.

-Roxanne, yo...

-No Saevin. Sigue rompiendo piedras, que está claro que te viene mucho mejor.


Tajante y decidida, la muchacha vuelve hacia el templo, cabreada por la actitud tan estúpida de su amigo. En lo más profundo de ella lo entendía... pero esa situación era difícil para todos.
Fue a despertar a Esmeth y a Xiorr, para que iniciasen sus entrenamientos. Eran los dos más jóvenes del grupo, y los que más práctica necesitaban. Quería ir a ver a Aura, pero allí encontraría a ambos, y para evitar situaciones que prefería evitar, los dejó solos.
No sabía si Kaihn hacía bien en dejarse llevar por esos extraños sentimientos. A Aura eso le impedía menos, pues ella era una mujer más... dedicada a cargos administrativos, como lo era su madre, que se encontraba en Endor aportando ayuda. Pero a Kaihn, siendo Caballero Jedi, eso podía venirle mal. Muy mal.
Si a Aura le pasaba algo, él no funcionaría como debería de hacerlo para defender a la República.


. . .


-Parece que esa extraña técnica ha funcionado, mi Darth.

-Sí. Aunque él lo tomará sólo como un sueño, sabe que cabe la posibilidad de que se haga realidad. Y eso me gusta. Si Kaihn no pelea con sus 5 sentidos al máximo, no será el mismo. Si uno falla, fallan todos.

-Sí. Pero ahora... ¿cómo lograremos entrar a Achillea?

-Muy fácil. Mi nuevo Aprendiz sigue filtrándome información, y después de lo sucedido hoy, seguro que todavía tendrá más ganas de cortar cabezas. Cuando vea la oportunidad, atacaré. Ya tenemos preparado a todo el ejército, en cualquier momento puedo dar la orden de partida.

-¿A qué someterás a él?

-A desear la muerte.

-¿Cómo? Primero le iremos a por Aura. La traeremos aquí, nos divertiremos un poco con ella. Él, hecho una furia, vendrá a por nosotros. Sabe que el único modo de vencerme es volviendo al Lado Oscuro. Como Jedi, su prioridad sería apresarme para que la República me ajusticiase. Pero como Sith, o Jedi renegado, sabe que puede cortarme la cabeza sin ningún tipo de miedo.

-¿Será capaz de confrontarlo?

-¿Acaso dudas de mi habilidad?

-No, mi señor.

-Bien. Él es mejor que yo...-dice con resignación-pero yo sé controlarle mucho mejor. Él es maquinaria de batalla.

-Pero, él consiguió burlarle cuando...

-¡CÁLLATE! Le convertiré en mera carne de cañón. Ahora, lárgate de aquí, maldito estúpido.

-Sí mi Darth...-dice el Sith, yéndose de la sala-


. . .


Kaihn notó una fría caricia en la espalda, así que abrió los ojos y se giró. Aura estaba de pie, agachada para alcanzarle.

-Buenos días, señorito. Has tardado en despertarte, eh.

-Ya... es que las senadoras tienen las camas más cómodas que los Caballeros Jedi...

-Bueno, es lo que tiene.


El muchacho se puso en pie, y miró la hora.

-Maldita sea, qué tarde. Tengo que irme a realizar los entrenamientos... luego nos vemos.

Ella le devuelve una sonrisa, y él sale a prisa del cuarto, para asearse y ponerse con las tareas. Cuando llegó a la sala de entrenamiento, todos estaban allí. Salvo Roxanne, que ella entrenaba por separado con su Maestro.
Había algo que le extrañaba. Saevin estaba muy... alterado. Quizá demasiado. Él solía ser más tranquilo.
El maestro, dio la orden de parar para iniciar con otro ejercicio.


-Bien, Caballeros. Sentaos todos.

Todos se sientan, cruzando sus piernas.

-Hoy haremos un entrenamiento de combate, uno contra uno. Usad vuestros arcaicos. Empezarán el entrenamiento... Saevin y...-el Maestro busca con la mirada, y termina encontrando a Kaihn, por lo que le señala con el dedo- usted mismo. Venga.

Ambos se ponen en pie. Saevin deseaba que ese arcaico fuese un sable de verdad, para cortarle una o dos piernas a ese aprovechado. Kaihn por el contrario estaba tranquilo, sabiendo de sobra que en ese combate iban a saltar chispas. Ambos encendieron su sable casi a la vez, y antes de que el Maestro diese la orden, Saevin ya se había lanzado contra su oponente. Trató de empezar con un corte horizontal contra su pecho, pero Kaihn, muy rápido y habilidoso, se echó hacia atrás rodando. Poniéndose en pie rápidamente, impide de nuevo a Saevin provocarle daño, esta vez bloqueándole el sable. Luego, lo aparta con un rápido movimiento, y empiezan a lanzarse ataques, y a bloquearlos, muy velozmente.
Después de que Kaihn intente pasar el sable por el cuello de Saevin, éste salta hacia atrás, lanzando el suyo mediante la fuerza a su enemigo, el cual logra esquivarlo, pero con mucha dificultad. Cayendo al suelo, Kaihn logra bloquear a su compañero, que ya se había echado sobre él tras atraer de nuevo su sable mediante la fuerza. Se mantuvieron ahí, forcejeando, uno desde el suelo, con una rodilla clavada en éste, y el otro de pie, tratando de vencerle en fuerza.
El Maestro Jedi se percató de eso, y dio una voz.


-¡Parad! Es... suficiente. Pasarán los siguientes.

Saevin guarda su sable, y después, saliendo de la arena de combate comenta en voz no muy alta, lo suficiente para que Kaihn le escuche:

-Vaya, qué lento estás hoy. ¿Has dormido mal?

Al escucharlo, y mientras que se pone de pie y guarda su sable, Kaihn le responde con otro comentario con segundas.

-No, la verdad. Seguro que mejor que tú, eh.

No estaba seguro de si Saevin sabía que había dormido con Aura, pero al parecer sí. Eso también explicaría el por qué de su cabreo...

. . .


Mientras, al otro lado de la galaxia, en un planeta llamado Korriban, llega una señal a los ojos de Lord Horns.

-¡Perfecto!

Se pone en pie, y se dirige rápidamente hacia el exterior del templo, donde se hallaban gran parte de los Sith en sus tareas. Alzando su voz al máximo, grita:

-¡Vamos, Sith! ¡Vestid ahora vuestras túnicas negras y vuestras armaduras, portad de nuevo vuestros sables rojos! ¡La soberanía nos llama! ¡El poder nos aclama! ¡La dominación total de la galaxia nos tiende la mano, y nosotros vamos a tomarla! ¡A Achillea, vamos!

Los Sith gritan, motivados por el malvado discurso de uno de sus líderes, así que tanto Soldados como Sith se preparan para la batalla, tomando como objetivo a destruir Achillea.


Aclaración: Este capítulo lo he hecho más corto, porque en el siguiente es cuando empieza la acción, y cuando hay pelea de verdad. Por eso, para no meter la primera parte de la batalla aquí, y después dejar la cosa como a medias, lo meteré todo en el siguiente capítulo, que si lo hago como tengo pensado será más largo.

CAPÍTULO IV

Tras varios minutos y combates, finalmente el Maestro dio por finalizada la clase, y permitió que todos volviesen a sus tareas. Pero poco tiempo de descanso iban a tener...
Mientras se adentraban de nuevo en el templo, sonó la alarma. Habían detectado naves Sith en las proximidades. De inmediato, todos los Jedi se prepararon, cogieron sus sables, se colocaron sus túnicas, armaduras. Los Soldados del Ejército Republicano también se prepararon para la batalla, y de hecho, fueron los primeros en salir a luchar.
A Kaihn le gustaba ir bien provisto, así que rápidamente se dirigió a la herrería. De allí, tomo un par de sables azules, y una de esas dagas ocultas, que él como Sith también llevaba, y que, aunque nunca había usado, se sentía cómodo con ellas. Pero antes de salir, tuvo que ir a ver a Aura. Quería asegurarse de que podía luchar a gusto porque ella estaría a salvo. Corrió por los pasillos, hasta que la encontró finalmente en su habitación, recogiendo algunas cosas. Un soldado iba con ella.

-¡Aura!-gritó Kaihn, irrumpiendo en su cuarto- ¿dónde iréis?

-Tranquilo, nos llevarán a una zona más segura. No parece un ataque en toda regla, no han entrado por más sitios del, salvo por éste. No llegarán muy lejos.

-Bien.-se gira hacia el Soldado- Por favor, cuídala.

-¡No se preocupe, la cuidaré, señor!

-Gracias.


Antes de nada, le da un beso en la frente a Aura, y se gira, dispuesto a salir, pero ella le agarra del brazo, y girándole, le da un beso más... formal.
Duraron dos o tres segundos, hasta que sus labios se separaron, y fue entonces cuando Kaihn salió sin impedimentos hacia el campo de batalla. Se sentía eufórico por dentro. Quería salir, dar la talla, expulsar a los invasores y poder volver con Aura, para vivir una vida tranquilos, de una vez por todas.
Al llegar fuera, innumerables Soldados republicanos hacía frente valerosamente a otros tantos Soldados y Sith. Kaihn encendió sus sables azules, y corrió rápidamente hacia el campo de batalla. Algunos de los suyos como Roxanne o Saevin, ya estaban allí, confrontando las fuerzas enemigas.
Empezó por aniquilar a 4 Soldados que trataban de adelantar la línea de ataque, y después se las tuvo que ver con dos Sith. Al primero, le atravesó el pecho, pues venía demasiado rápido y sin un movimiento pensado, por lo que a Kaihn no le costó esquivarle y darle el golpe mortal. Al otro, por la precipitación que conllevaría atacarle con el sable, le empujó mediante la fuerza, haciéndole golpear contra una roca. Allí, un soldado republicano terminó con él.
Los Jedi parecían ganar la batalla, pero de repente todo cambio. Muy cerca del templo, estalló un disparo, proveniente de una nave de gran tamaño, de la que empezaron a salir otras tantas mucho más pequeñas. De esas, algunas aterrizaban y salían como mucho dos Sith, o comenzaban a disparar contra los defensores.
Kaihn quería acabar con eso ya. Reconocía perfectamente ese ejército... pues hace apenas unos días estaba luchando con ellos.
Buscó con la mirada a Horns, su antiguo Maestro. La batalla estaba cambiando muchísimo, así que había que eliminar al cabecilla. Lo encontró saliendo de una nave de tamaño medio, junto con otros cuantos Sith. No se separó mucho de ésta, pues la posición elevada en la que se encontraba era privilegiada para dar órdenes. Pero no para evadir a Kaihn, ni a la ira que sentía hacia él. El reciente Jedi, saltó de roca en roca hasta llegar a la posición en la que se encontraba Horns.


-Oh, mi joven aprendiz. Volvemos a vernos...

Kaihn no dijo nada. No quería entrar en su juego de piques. Simplemente, se lanzó hacia él para atacarle. El Lord prendió su sable rojo a gran velocidad, y bloqueó de forma horizontal los dos del Jedi. Después, rodó hacia atrás, y tomó fuerza para saltar hacia su contrincante. Kaihn se apartó de su trayectoria, y lanzó uno de sus sables hacia el Sith, pero éste lo esquivó con gran habilidad. Casi una milésima de segundo después, Horns ya se había echado sobre Kaihn, y le iba a cortar el brazo, pero, muy oportunamente, el sable de lanzado por el Jedi volvió a él, y pudo bloquear el ataque de su enemigo. Desde esa posición tan incómoda, Kaihn empujó mediante la fuerza a Horns, haciéndole caer hacia atrás. Después, apagó sus sables y elevó una roca que había cerca, para lanzarla contra el Sith. Le impactó de lleno, seguido de una gran esfera que el propio Kaihn había formado después de lanzar la roca.
Jadeando, se acercó hacia su ex-maestro, y con sus dos sables encendidos.

-Kaihn...-tose un poco, como si le pesasen los pulmones- qué estúpido eres.

-Sí. Y este estúpido ahora te va a rebanar el cuello.

-¿Y a qué precio? ¿La dejarás morir a ella?

-Aura está a salvo. Lejos de tus zarpas y de las de tus subordinados.


Horns se empieza a reír, como si le fuere la vida en ello.

-¡¿Y de verdad te lo crees?! ¡Jajajajaja! No he venido aquí por ti, Kaihn. Uno de los tuyos nos ha filtrado información privilegiada... sé de sobra a dónde se dirige la nave en la que va tu querida niña.

Kaihn siente algo... parecido a una perturbación en la fuerza. Se gira rápidamente hacia la dirección en la que la siente, y se percata que es hacia donde había salido la nave de escape, con Aura en su interior. De espaldas al Sith, gira un poco la cabeza.

-Volveré a por ti.

-Sí...-tose de nuevo, como ahogándose- estoy seguro de eso.


Kaihn apaga sus sables, y baja rápidamente de la elevación. Atraviesa todo el campo de batalla, hasta llegar a una nave de un pasajero. Si quería atravesar Achillea, a pie sería imposible. Con una nave, llegaría mucho más rápido. Se elevó, y tuvo que disparar dos o tres veces para conseguir apartar a algunos impertinentes.
Según iba sobrevolando Achillea, no podía ver lo que creía. Todo... estaba siendo destrozado por los Sith. La fuerza parecía tornarse de nuevo oscura en aquel lugar... y empezaba a perder el tono verde que hacía a aquel planeta tan característico de sí mismo. Él ya había participado en cosas así. Miró hacia el cielo... estaba siendo encapotado por nubes negras. Hasta el tiempo parecía rebajarse al bogan en aquel lugar.
Miró hacia abajo, guiándose por un instinto, y encontró la nave en la que debería de ir Aura aterrizada en el suelo, cerca de una torre de control... y junto a una nave Sith. Las compuertas del artefacto enemigo estaban abiertas, al igual que las de la nave Jedi. Varios encapuchados arrastraban cadáveres de soldados... salvo dos de ellos, que entre sus brazos llevaban a una joven rubia, que vestía con túnicas blancas y delicadas.


-¡NO!-gritó Kaihn, en el interior de su nave-

Descendió a toda prisa hacia el suelo... pero cometió un error. Horns sabía perfectamente que siendo tan impulsivo como era el muchacho, no dudaría en bajar si ella estaba en peligro. El ala de la nave en la que iba Kaihn fue destruida por un fuerte cañonazo... y se chocó contra el suelo, cerca de la nave Sith. Dolido por el golpe, el muchacho salió de la nave siniestrada, tambaleándose. Aura llegó a verlo, y sintió como su ser, su alma, su todo, se rompía en mil pedazos. Los Sith que arrastraban a la chica se pararon. Kaihn apenas podía moverse... como en su sueño.
Horns no tardó en llegar. Se aproximaba, dolido por los golpes que el propio Kaihn le había propinado, pero con una sonrisa muy abierta en su tez blanca y llena de cicatrices del pasado. Agarró a la muchacha de la barbilla, y movió un poco su cabeza.


-Qué guapa es, ¿verdad?-dice dirigiéndose a Kaihn, que se encuentra en el suelo, dolido- Estoy seguro de que en Korriban nos divertiremos mucho... muchísimo con ella.

-No...-Kaihn extiende uno de sus brazos, inútilmente-

-Claro que sí.


Horns, lleno de ira pero a la vez de malvada felicidad, se acerca hacia el cuerpo cansado de Kaihn, y le da una patada en el pecho, lo que hace que se gire, quedando boca arriba.

-Deberías de darle las gracias a... bueno, no recuerdo su nombre. Él nos ha proporcionado toda la información que necesitábamos para llevar hasta aquí, y para arrebatártela-dice refiriéndose a Aura-. El chico te tenía mucha rabia. Pero tranquilo, todavía no podrás matarle. Es de los pocos que ha sobrevivido a esta batalla. Y será el único, porque cuando él se alce como mi Aprendiz oficial, os habrá asesinado a todos. Mientras tanto, seguirá con vosotros.

Hubo un breve silencio.

-Eeeen fin... adiós Kaihn. Sólo espero que te recuperes para que podamos volver a vernos.

En ese momento, la comitiva de Sith se va, y Kaihn se queda ahí, un par de minutos, hasta que finalmente se desmaya. Un par de horas después, despierta. Todo está absolutamente desierto. Se pone en pie, un tanto más recuperado, sobre todo del cansancio. Todavía ve borroso, pero lo que alcanza a ver sólo es destrucción, escombros, llamas... y muerte.
Es entonces, cuando siente algo. Gira su cabeza, y un encapuchado con túnicas marrones se acerca hacia él. Escucha cómo le llama.


-¡Kaihn!

Trata de reconocer su voz, pero se ha dado un fuerte golpe en la cabeza y no oye bien. Hay un pitido que le impide diferenciar sonidos con claridad. Aturdido, sin apenas poder mantenerse en pie, Kaihn vuelve a caer al suelo, en estado de shock. Cuando se despierta, su vista ha mejorado, así como su oído. Sus heridas superficiales están sanadas, aunque todavía siente algunas molestias. Alejado un par de metros, está el encapuchado, de pie... y se percata de que es Saevin.
Como puede, vuelve a alzarse, esta vez con menos dificultades.

-Saevin... ¿qué haces aquí?

-Después de todo lo que pasó, tuve que huir de la batalla. Hay pocos Jedi vivos. Los que sobrevivieron están siendo atendidos en el centro médico.


Kaihn empieza a atar cabos sueltos. Pero sin mucha destreza. Ahora mismo, se siente triste, rabioso.

-Se la han llevado, Saevin.

-Lo sé.

-Se la han llevado por tu culpa. ¡Tú le pasabas información a Horns!

-¿Yo? No, Kaihn. Te estás confundiendo.

-¡No, Saevin! ¡No podías soportar que Aura no te prefiriese a ti, y sólo querías vengarte de mí!


Kaihn, haciendo acopio de toda su energía, empuja mediante la fuerza a Saevin, que se golpea fuertemente contra una roca. Después, todavía lleno de ira, salta hacia su compañero, y le agarra con fuerza del cuello. Lo lanza contra el suelo, dejando una marca de derrape en éste.

-¡Kaihn, tranquilo!

Saevin intenta esquivar a su compañero, pero es difícil. Le acaba de propinar dos golpes a una velocidad descomunal. Y cuando se quiere dar cuenta una bola de color azul se dirige hacia él, y le impacta, haciéndole caer metros más atrás. Kaihn enciende uno de sus sables azules, y salta rápidamente contra Saevin, colocándose encima de su cuerpo, tumbado en el suelo. Saevin antepone sus manos para intentar hablar con él, pero... sus ojos se han vuelto amarillos. Kaihn empieza golpearle con su mano libre, una y otra vez, hasta que Saevin empieza a sangrar. Es entonces, cuando está dispuesto a dar el toque final, y eleva su sable en posición de ataque.

-¡PARA!

Kaihn recupera el sentido. No era él quien golpeaba, era la ira que sentía por dentro. Jadeando de rabia, deja que su amigo hable.

-Yo también la quería...-se quita la sangre de la boca- pero jamás le haría daño. Ni a ella, ni a ti.

-Entonces... por qué llegabas tarde a los entrenamientos. Por qué ibas al bosque...

-Iba porque...-Saevin duda un momento- me sentía furioso por no poder tener a Aura para mí. Así que iba a tratar de aplacar mis sentimientos.


Kaihn se apartó de encima del cuerpo de su amigo, apagando su sable. Lo guardó en su cinturón. No sabía qué hacer. Sin ella, todo se le venía encima. No tenían ejército si quiera para contraatacar y traer de vuelta a los rehenes... pero tampoco se iba a quedar de brazos cruzados.
Miró hacia el cielo, y cerró sus ojos. Detrás de él, Saevin se puso en pie, doliéndose de los múltiples golpes.


-Kaihn... no caigas otra vez. Es justo lo que él quiere... la perderás para siempre si lo haces.

Se giró hacia Saevin, y éste pudo ver como sus ojos continuaban siendo amarillos. A pesar de no haberse visto, Kaihn lo sabía. Sabía que sus ojos habían tomado de nuevo ese color tan significativo del Lado Oscuro. Pero si volver a caer era suficiente para salvar a Aura, lo haría.

-Tengo que ir a Korriban.

-Iré contigo. Esmeth y Xiorr también han sobrevivido, se escondieron conmigo. Están en el centro médico. Nos los llevaremos.

-¿Y Roxanne? ¿Y Opdan?

-A Roxanne se la han llevado presa y... Opdan ha caído.

-Lo lamento.


Kaihn sabía que Opdan y Saevin habían sido buenos amigos. A pesar de eso, la cara del muchacho no manifestó mucha tristeza al anunciar la perdida de uno de sus mejores confidentes.

-No te preocupes. Ahora tenemos que centrarnos en lo importante. El consejo no aprobará que vayamos a la fuerza... ellos preferirán negociar. Pero Horns está claro que quiere que vayamos nosotros hasta él.

-Y eso es justo lo que haremos. Prepáralos. Korriban es la tumba de los antiguos Señores Sith. Allí, la más poderosa de las luces se apaga, dando paso a la oscuridad.

-¿Crees que podrás soportarlo?

-No lo sé. Horns quiere que vuelva al Lado oscuro. Quién sabe para qué. Pero no es momento de pensar en eso.

-Está bien. Preparé a Xiorr y Esmeth, y a algunos soldados supervivientes. Saldremos al amanecer, después de habernos recuperado y descansado
.

Ambos volvieron al medio destruido templo, cabizbajos. Kaihn sabía que su futuro con Aura, ahora más que nunca, se estaba tambaleando hasta tal punto de que pendía de un hilo muy fino...

. . .


-Atadle las manos ahí, junto a mi trono.

De inmediato, dos encapuchados que traían a Aura le ataron las manos junto al asiento significativo de Horns. Él quería tenerla cerca. Sabía perfectamente que Kaihn iba a caer... pero esta vez lo haría mucho más rabioso que nunca. Ahora se iba a convertir en un guerrero, en el que no podía parar con su sable láser. Había que destruirlo por dentro, y quería tener ese arma de destrucción cerca de él.

-Ahora sólo tenemos que esperar tú y yo, preciosa, a que venga Kaihn. Después, supongo que te mataré.

-Si no lo hace él antes...

-Jajajaja... él no puede matarme. No mientras tú sigas viva, y cerca de mí.


Por los ojos de Aura empiezan a caer nuevas lágrimas, reemplazando a otras que ya se habían secado. Se sentía terriblemente culpable por dentro. Si a Kaihn le sucedía algo, sería por quererla demasiado. Antes de eso, prefería morir ella.

. . .


No muy lejos de allí, espíritus de antiguos Sith caídos empiezan a sentir una gran fuerte de energía que se aproxima a Korriban. Una fuente de energía encerrada en el cuerpo de un Jedi llamado Kaihn. Un cuerpo del que no dudarán apoderarse.

Continuará. El próximo será el último o el penúltimo capítulo.


Última edición por Musnus el Jue Mar 07, 2013 6:10 pm, editado 5 veces
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Mensaje por Trakus Sáb Mar 02, 2013 3:00 pm

¿Por qué todos tus roleos tienen - - - o . . . ? Question Question Question Question Question Question Question

Esta muy bueno el roleo
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Mensaje por Defiance Sáb Mar 02, 2013 3:01 pm

Es que no sé qué poner de título, xD.
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Mensaje por Aleema Dom Mar 03, 2013 1:02 am

Felicidades.
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Mensaje por Tragew Dom Mar 03, 2013 8:31 am

Me encargaré de este roleo cuando lo finalice
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Mensaje por Defiance Dom Mar 03, 2013 10:47 am

Capítulo I subido. No os paséis con los buenos comentarios como en otros roleos, que os veo venir.

-Nótese la ironía-
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Mensaje por Invitado Dom Mar 03, 2013 11:20 am

De puta madre musnus, me lo he leído y en serio me ha gustado -ironía- felicidades. n_n

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Mensaje por Defiance Lun Mar 04, 2013 8:55 pm

Capítulo II subido. La cosa se pone interesante.
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Mensaje por Tragew Lun Mar 04, 2013 10:16 pm

La verdad es que el roleo esta bastante bien, esperaré a que este terminé. Sigue así.
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Mensaje por Relan Lun Mar 04, 2013 10:22 pm

Buen Roleo, pocos les da por citar a Coelho hoy en día.
De nada por la música de fondo
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Mensaje por Defiance Lun Mar 04, 2013 10:42 pm

Relan escribió:Buen Roleo, pocos les da por citar a Coelho hoy en día.
De nada por la música de fondo

Mi referente.

PD: No he pillado lo de la música xD. Pero gracias(?
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Mensaje por Relan Lun Mar 04, 2013 10:55 pm

Bueno el Code que me enseño Yrdom para poner música de no funciono.. así que te deje el tema como esta xD, espero ver lo que sigue
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Mensaje por Invitado Lun Mar 04, 2013 11:41 pm

Uhmmm, no está mal.

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Mensaje por Defiance Lun Mar 04, 2013 11:44 pm

¿xD? ¿Y esa imagen?
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Mensaje por Defiance Mar Mar 05, 2013 6:12 pm

Capítulo 3 subido. Es cortito, leed la acotación del final xD.
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Mensaje por Defiance Jue Mar 07, 2013 6:41 pm

Capítulo IV subido.
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Mensaje por Defiance Lun Mar 11, 2013 4:28 pm

CAPÍTULO V; FINAL

Las naves entraron en la atmósfera de Korriban. Dos grandes, con bastantes soldados republicanos y una más pequeña en la que iban Kaihn, Saevin, y los hermanos Esmeth y Xiorr.

-Kaihn, ¿estás seguro de lo que vas a hacer?-preguntó Saevin-

-Sí.


El chico tenía en su mano un aparato circular que brillaba en el centro. Era su armadura. La que tiempo atrás se había quitado.
Suspiró, y colocó entonces el aparato en el centro de su pecho, y la armadura empezó a plegarse, rodeando todo su cuerpo, salvo su cabeza. Saevin le acercó el casco, pero Kaihn lo rechazó, apartándolo con una mano.

-Cuando le mate quiero que me mire a los ojos.

Saevin agachó su cabeza. Podía verse, en la más profunda calma, el llanto interior y la rabia que sentía ese muchacho.
Las naves empezaron a descender a la atmósfera de Korriban, no muy lejos del Valle de los Señores Oscuros. Al llegar, las compuertas de las naves se abrieron, y los soldados empezaron a salir. Kaihn les dispuso a todos en formación, y tras dar algunos consejos de batalla y demás, empezó a pasearse por la zona.


-Bueno, chicos. Antes de enfrentarnos a la muerte, sólo quería daros las gracias por acompañarme en mi viaje. Lo que encontraréis en Korriban, aunque la victoria os abrace, no será más que muerte, dolor y polvo. Nadie se va de Korriban sin lamentar algo. Sin haber sentido el dolor típico de la fuerte pérdida. Y debo decíroslo... es así, lamentablemente. Detrás de estas rocas, en esa torre...-dice girándose hacia la alta torre de la Academia Sith- no hay más que despiadados asesinos en busca de un poco de sangre que llene sus almas perdidas. No tengáis miedo. Hoy debéis de traicionar lo que la república os enseño. Aquí no vale perdonar la vida, ni el respeto hacia los seres vivos. Aquí, si no matas, te matan. Si no haces sangrar, te harán sangrar a ti. Hoy hay que dejar de lado los principios, pues para ganar a una bestia hay que convertirse en una bestia.-el muchacho se gira hacia Saevin- Sé que tú y yo hemos sido enemigos. Sé que nos hemos llegado a odiar bastante. Tú la anhelas, así como yo. Sólo te pediré que hoy, nos unamos para recuperarla. Vamos a dejar a un lado el egoísmo y vamos a luchar por ella.

Extendió la mano hacia Saevin, y éste se la estrechó.

Kaihn se giró después hacia la torre, y miró hacia arriba. Sus ojos, otra vez amarillos, parecían por primera vez tener miedo. Pero el miedo que sentía no era por él. Ni por Saevin, ni por los dos hermanos. Ni tampoco por ninguno de los dos soldados. Él sabía, que mientras Horns la tuviese entre sus brazos, por muy cabreado que esté sería vulnerable.

El Sith sonrió para sus adentros, mirando desde lo alto de la torre.


-Mira, acércate. Ya viene a por ti.

Aura se acercó, con dificultad, pero logró ponerse cerca del ventanal para mirar fuera. Incontables Soldados Sith y bastantes Maestros salieron al encuentro del pequeño ejército. Ella agachó su cabeza.

-No estés triste por él. No va a morir ahí fuera. Ninguno de esos maestros ni soldados le logrará hacer frente. Quizá a su ejército, pero no a él.

-¿Y tú lo lograrás?

-Con tu ayuda, sí.

-Yo jamás le haría daño a Kaihn... ni aunque me embrujasen.

-Lo haces con tu sola existencia. Cada minuto que pasa sufre más por ti. Sabe que estás viva. Lo siente. Pero eso le aterra todavía más... si estás viva puedes sentir dolor. Y de tu dolor nace su ira, y de su ira mi energía.


Kaihn cerró los ojos, mientras que su ejército ya avanzaba para hacer frente a los Sith. Los primeros disparos ya se habían escuchado, y Saevin, Xiorr y Esmeth ya se desenvolvían en la batalla.
Kaihn seguía con los ojos cerrados, concentrándose. Después, levantó la cabeza hacia el ventanal. Entrecerró sus ojos, y dejó ver sus dientes.
Saevin se giró, para ver cómo iba su ejército, y no vio a Kaihn. ¿Dónde se había metido?
De un momento a otro había desaparecido del campo de batalla. De pronto, una roca enorme cayó sobre gran cantidad de Soldados Sith, y unos pocos Maestros, aplastándolos. Sobre la roca iba Kaihn, con un sable rojo en su mano izquierda, y uno azul en su derecha. Saltó de la roca una vez había causado los estragos, y comenzó a rebanar cabezas.
Algunos llegaron a asustarse, incluso, de ese muchacho.


Roxanne sentía lo que sucedía fuera. Sabía que habían venido a buscar a los presos. Y sabía que Kaihn había venido a buscar a Aura. Un soldado Sith ajetreado pasó por allí, y según corría, la Jedi le puso la zancadilla. Agarró la E-11 que portaba, y le pegó un tiro, para posteriormente liberarse de la misma forma.
Dejó allí el arma, y se fue rápidamente en busca de sus sables. No había tiempo que perder. Una ayuda desde dentro a nadie le iba a venir mal.


Kaihn comenzó a saltar de roca en roca, ignorando a la mayoría del ejército enemigo. Sólo matando a aquellos que creía necesario. Él no quería estar ahí. Llegó hasta las puertas del templo dando saltos, las cuales ya estaban abiertas.
Cuando se adentró, se cerraron de golpe.
Todo estaba tranquilo, callado, oscuro... apenas entraba ninguna luz. Se dirigió rápidamente hacia las escaleras, escuchando todavía el fragor de la batalla de fuera. Comenzó a subir a gran velocidad. Entre los pasillos del templo, podía escuchar oscuras voces que lo llamaban. Voces que sin duda no eran de fiar, y no tenía tiempo para atenderlas.


Horns se giró hacia la puerta, agarrando a Aura de un brazo, y colocándole su sable encendido cerca del cuello.

-Está cerca.

La muchacha miraba hacia la puerta, temerosa. Dos Sith la custodiaban, escondidos y listos para inmovilizar a Kaihn, en cuanto que entrase. Pero... sus planes se chafaron un poco. De pronto, los dos Sith empezaron a retorcerse, y pocos segundos después cayeron muertos al suelo. Horns contempló aquello un tanto asustado. Al igual que Aura.
De pronto, la gran puerta se empezó a partir, dejando caer grandes trozos de roca al suelo. De la oscuridad de fuera, apareció Kaihn, con sus sables encendidos. Horns sonrió, mirándole.


-Mírate, Kaihn... no eres más que una marioneta. Ahora, por este trozo de carne-dice elevando un poco a Aura- has vuelto a caer. ¿No te parece patético? Hasta te has vuelto a poner la armadura.

Kaihn levantó la cabeza, dejando ver sus ojos rojos, los cuales empezaban a ser rodeados por líneas muy tenues, de un color rojo chillón. Al alzar la cabeza no pudo evitar sonreír.
Roxanne estaba detrás del ventanal, haciéndole un gesto de silencio.


-No, Horns. No he caído. Cuando te tenga entre mis manos, os destruiré a ti, y a esta armadura.

En ese momento, el cristal se parte, y Roxanne cae con fuerza contra el suelo, empujando mediante la fuerza a Horns, el cual, desprevenido por completo sale despedido hacia delante. Aura, sobresaltada por lo sucedido, corre hacia su compañera, y ambas se quedan a un lado.
Kaihn sonrió todavía más, si cabe, y se acercó un poco hacia Horns, quedando ambos muy cerca.
Irrumpieron de pronto en la sala Saevin, Esmeth y Xiorr. Habían logrado neutralizar a las fuerzas enemigas, pero con muchas... muchísimas bajas. Más de las esperadas.


-¡Kaihn!

Horns se puso en pie, con su sable láser encendido.

-Vamos, Kaihn...

El muchacho, lleno de ira, se lanza a por su antiguo Maestro, tan fuerte que ambos salen despedidos contra el ventanal, cayendo al vacío.
De inmediato, los Jedi se acercaron al borde, para ver la caída.
Kaihn y Horns comenzaron a intercambiar golpes tras varios segundos de caída, hasta que finalmente ambos llegaron con un fuerte golpe contra al suelo, dejando incluso un pequeño cráter. Ambos se pusieron en pie rápidamente, y comenzaron de nuevo a intercambiar golpes.
Pero Kaihn iba a ganar. Horns lo sabía, pero eso no le importaba. Él tenía un plan B en el que su muerte no influía para nada.
El muchacho pateó con un salto giratorio la mano que agarraba el sable de Horns, y éste salió despedido hacia un lado. Fue entonces, cuando Kaihn dejó caer sus dos sables al suelo, y comenzó a emanar rayos de sus manos, los cuales lanzó contra el Sith. Retorciéndose del dolor, Horns todavía parecía reírse.
Kaihn cedió en el ataque, y empezó a controlar varias rocas telequinéticamente, y a lanzarlas contra el cuerpo del Lord.
Tras varios golpes, y quedando medio muerto, todavía alcanzó a reírse.


-Jajajaja... Kaihn. Te has olvidado de mi traidor.

Entonces, Kaihn se giró hacia el ventanal...
Esmeth encendió su sable y corrió rápidamente hacia Aura. La chica se giró al escuchar algo detrás de ella, y cuando la punta del arma casi había tocado la piel de su pecho, un cuerpo se antepuso.
Saevin empezó a escupir sangre por la boca. Esmeth, al ver que había fallado, empujó mediante la fuerza a Aura, la cual cayó al vacío. Roxanne trató de agarrarla, pero no pudo. Sólo alcanzó a asesinar al traidor antes de que se escapase.
Pero eso no ayudaba demasiado. El pecho de Saevin sangraba en abundancia, así como Aura también estaba en problemas.

Kaihn al ver que ella caía, corrió, usando la fuerza, contra la gran pared de la academia, y empezó a subir corriendo por ella. Cuando Aura y él se cruzaron, Kaihn la agarró rápidamente entre sus brazos.


-¡Agárrate!-gritó él-

La muchacha se agarró rápidamente a las espaldas de Kaihn. Iba a realizar un aterrizaje de emergencia, pero no pudo. Había dejado caer los sables.
Pero aún tenía otro recurso. Encendió en el aire, a no mucho de llegar al suelo, las dos dagas ocultas que portaba, y las clavó contra la pared, intentando frenar la caída. La pared fue rompiéndose, y el templo empezaba a ceder, por la velocidad y el enorme corte que provocaban las hojas de las dagas, que no resistieron mucho tiempo, hasta que finalmente una de ellas se rompió, y la otra se apagó.
Aún había demasiada distancia. Así que Kaihn, abrazó a Aura, y antepuso su espalda al suelo. El cráter que dejó ese golpe, fue mayor incluso que el que había dejado antes, al caer con Horns. Aura estaba prácticamente intacta, pues no había recibido ningún golpe. Se apartó de Kaihn, para atenderle y ver cómo estaba después del golpe.

No se movía. Tenía los ojos cerrados... y tampoco parecía dar señales de vida. Aura trató de animarle, zarandeándole, pero no pudo. Aún así, no paró. No quería aceptar que hubiese muerto, o que le hubiese pasado algo malo, después de todo lo que le había sucedido. No podía acabar así.

Roxanne y Xiorr no tardaron mucho en bajar, llevando a Saevin en volandas, que seguía sangrando. Habían taponado la herida, pero necesitaba atención médica.

-¡Aura, vamos! ¡Hay que llevarlo a la nave!

-¿Y Kaihn? ¡Hay que llevarle a él también!

-Aura... vamos a la nave. Ahora volveremos a por él.

-¡No! ¡Él también necesita atención médica!


Xiorr se ocupó de llevar a su compañero hasta la nave, y Roxanne se acercó a Aura.

-Vamos, Aura.

La agarró del brazo, y casi arrastrándola tuvo que hacerla alejarse del cuerpo de su... amigo. Lloraba. Lloraba como jamás lo había hecho. Sentía un vacío enorme en el pecho. Sentía que quería morir en ese momento... y su deseo estuvo a punto de ser concedido.
Un sable rojo golpeó la puerta de la nave, haciendo que se rompiese.


-No tan rápido...-dice una voz ahogada en dolor-

Los muchachos se giran, y tras ellos está Horns, con su sable de nuevo en la mano, tras haber sido lanzado. El Sith llenó sus manos de rayos de color rojo intenso, que lanzó contra los chicos. En ese momento, en una milésima de segundo, Roxanne sintió una extraña perturbación en la fuerza, y un cuerpo cubierto por una armadura negra se antepuso a los rayos, bloqueándolos.
Como por un suspiro de Dios, Kaihn había despertado, en el momento adecuado. Mantuvo el forcejeo con su enemigo un momento, hasta que el Sith cedió los rayos, para terminar definitivamente con su ex-aprendiz.
Kaihn iba desarmado, así que para evitar ser cortado por el sable, agarró la mano y apartó un poco su cara. Los brazos les temblaban a ambos, por la fuerza que estaba realizando. Horns agarró con sus dos manos el sable, para hacer más fuerza... y Kaihn extendió la suya hacia la cara de su enemigo. Apoyó la palma en su rostro y...


-Adiós.

Una de sus dagas salió, atravesando el cuello del Sith. La fuerza cedió, y agotado, Kaihn cayó al suelo, al igual que Horns, que cayó hacia atrás, junto con su sable láser, ahora apagado.
Aura corrió hacia él y se arrodilló a su lado.


-Estás vivo...-dice sin poder creérselo todavía-

Kaihn, que había cerrado los ojos, lo abre, y estos vuelven a tomar el color grisáceo que tenían antes, lo cual alegró mucho más a Aura.

-Sí...-él acaricia el rostro de ella- por fin, ha pasado todo.

-Vámonos de aquí.-dice Roxanne por detrás-


Los dos muchachos se ponen en pie, y se adentran en una de las naves grandes, con rumbo a Achillea.


. . .



... entonces, una vez acabado todo allí, volvimos a Achillea, donde el ejército republicano y el consejo Jedi nos esperaban, impacientes de nuestro retorno.

Fin.

-Ahora llevo, quizá mejor vida. Aunque todavía me molesta la herida que me hizo aquel maldito traidor, puedo moverme con soltura, como lo hacía hace 10 años, cuando era un joven Caballero. Aura y Kaihn continúan juntos. Se les ve muy felices, y yo me alegro por ellos. Roxanne hace tiempo que se marchó. Quiere ayudar a la gente por libre. Xiorr también se fue, a Endor, para pasar a formar parte del Consejo que allí hay.
Y yo... no sé qué haré. Estoy cómodo. Vivo reposadamente aquí, en Achillea. Con los míos.
Cuando me siento apagado todavía recuerdo aquella extraña aventura que vivimos, y aunque hemos tenido que lamentar pérdidas, ninguno de nosotros nos arrepentimos de haberla vivido. Eso nos unió mucho más. A mí me enseñó a valorar más otras cosas. Me ayudó a centrarme. Es por este motivo por el que la he escrito. Porque así, mis hijos podrán leerla, y se sentirán como me sentí yo cuando todo aquello acabó. Con un corazón y un alma nuevos.


Una mujer de pelo moreno, se adentra en el despacho del Maestro Jedi.

-Hola, cariño. ¿Ya has terminado con eso?

Saevin asiente, y se pone en pie, saludando con un beso corto en los labios de su esposa.

-Vamos, Kaihn quiere que le lleves a dar un paseo.

Un niño de unos 8 años aparece en el lugar, con gran energía. Corre hacia Saevin, abrazándole por la cintura, pues es hasta ahí hasta donde llega. El muchacho, levanta su cabeza y comienza a hablar.

-Papá, ¿algún día podré ser un guerrero como tú?

-Claro que sí, hijo mío
.


La familia abandonó el despacho.

. . .


En la otra punta de la galaxia, un muchacho con escaso pelo, tez pálida y ojos rojos apaga su sable rojo. Un Sith se acerca por detrás. El mismo que estaba supervisando su entrenamiento.

-¿Haces todo ésto para vengar la muerte de tu padre?

-No te atrevas a mencionar a mi padre.-dice girándose-

-Le tenía y todavía le tengo mucho respeto a Horns, pero por más que odies a Kaihn no lograrás derrotarle. Él no es como los otros Jedi.

-Ni yo como los otros Sith.


Lleno de ira, mira por la ventana, recordando a su padre una vez más.

-Mataré a Kaihn. Y si no lo hago, ella lo pagará con su vida.

El Sith supervisor agacha su cabeza y sale del aula de entrenamiento.

. . .


A Kaihn se le borra la sonrisa del rostro lentamente. Levanta su cabeza hacia el cielo, y mira a las estrellas como si pudiese hablar con ellas. Como si pudiese entender lo que le dicen.

-¿Pasa algo, Kaihn?-pregunta Aura-

-No. Nada.


Rápidamente, finge una sonrisa, y continúa jugando con la pequeña niña que está con ellos dos.


FIN


Aquí termina la historia, espero que os haya gustado.

Lo he hecho en otro tema, porque me ponía que era demasiado largo, xD.

Pues eso, que espero que os guste Very Happy
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Mensaje por Tragew Mar Mar 12, 2013 3:49 pm

La verdad es que el roleo ha estado bastante bien, dejaré el tema abierto por si alguien quiere decir algo. Como no es roleo de academia no requiere de ningún tipo de calificación.
Tragew
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