[Roleo de Ziost] Precognición [En elaboración][Aleema]

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Mensaje por Invitado Jue Feb 07, 2013 4:40 am

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ace cientos de años atrás existió un oscuro profeta que jerarquizó las sombras y dominó la anarquía encontrada en la corrupción que portan los caídos a este elíseo de oscuridad, entre tanta desolación y muerte, este profeta se desenvolvió con su habilidad de usar el reverso tenebroso para dar una previa visión de lo que pasaría en un futuro, por muchos denominado uno de los seres más complejos y sabios existentes en la región, odiado por otros y alguna vez olvidado, recordado como aquel ser rodeado de malevolencia que quemaba todo a su alrededor tras un leve movimiento por el sendero de la luz. El profeta de la penumbra tan vil como la concentración de sangre en un ente vivo, llegó a dominar los grandes parámetros de su poder en todos los ámbitos, muchos se arrodillaron ante él y en su momento rindieron tales tributos a este afamado hechicero, sus obras no fueron nada satisfactorias y fue el brote de la pestilencia del lado oscuro a gran nivel, desatando una horda de corrupción por las cercanías, lejanías y todos aquellos lares que rodearan cada sombrío rincón de la galaxia.

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l espera tras los rígidos muros de piedra que yacen en las catacumbas adyacentes a un castillo pedregoso formado por piedra caliza y miles de estructuras óseas de impuros sacrificados bajo su nombre; una prisión ósea de donde el espera dar su fuga esta misma forjada por los lamentos de las crías cuyas madres están muertas. Su sufrimiento está entre la carne humana y la carne putrefacta; en ambos mundos está en busca de la entonación de su canción que finalmente causará la destrucción de la tierra. Cuenta una historia que él fue encerrado por la palmaria necesidad de exterminar los vicios de una tierra plagada de muerte y de tendencias caóticas; tras su encierro, perdió el sentido de la vista, sus ojos se le fueron eliminados pero el dilema es que el sufrimiento no sería parte de él; si no de los condenados; su ceguera e impotencia de sentir denota el sufrimiento de cada una de las almas que están perpetuadas sobre recipientes físicos.

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u melodía hará tomar el camino de las tinieblas que conlleva a la muerte de la vida. El torrente fluvial de la vida es testimonio de la cáscara de la peste y la misma crueldad. Él aún estando muerto es inseparable de la vida… a él le gusta el sufrimiento, a él le gusta la muerte… a él le gusta el color grisáceo de la vida... ¿Dónde queda el color de la vida y la diversidad natural? ¡Con él no existirá! La vida se verá en sangre, se sentirá en sombras y terminará en devastación, su frenesí es imparable y nunca parará si es despertado, este maquiavélico ser, desgraciados aquellos que sufran su cólera, una salamandra de fuego con una furia imparable entre la fría escaramuza de los amotinados, destinado al cometido de la exterminación de todo ser que decida oponerse a él y a su misión apocalíptica.

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raspasará las amplias y densas paredes de su prisión forjada en odio; su encierro terminará y vendrá a terminar la melodía del caos que escribió y cantó cuando azotó el mundo. Él vendrá por nosotros… ¿Habrá escapatoria? Donde ciertamente la solución es rendirse a esta criatura de la oscuridad, nunca existirá una salida y aquellos que presencien el despertar de la bestia sus ojos se volverán dos vórtices, dos cuencas vacías, la luna sangrará y las estrellas caerán en misión de devastación, la visión del caos la ha creado y el mundo puede corromperse a favor del trinchante de las tinieblas, la oscuridad se creó en su corazón y este es sagrado para aquellos amotinados. Estalla ante la malevolencia de este escalofrío viviente, sentirlo es sinónimo de miedo y no sentirlo, es señal de que la destrucción proviene de los abismos, el mismo hogar donde yace este ser cuyo nacimiento se remonta a las primeras neblinas que abrumaron los corazones de los débiles, valientes y de los héroes.

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na vez la oscuridad asumió el cuerpo de un caído. La eternidad se ha tomado el trabajo de castigarlo y su réquiem ha dado un descanso sin fin, una tortura inminente y una cárcel de lágrimas basadas en sacrificios. Su prisión se creó a base de cadáveres, los frondosos muros de piedra establecieron el perímetro entre la vida y la muerte. Su corazón fue guardado en un baúl, un recipiente que contendría a las sombras hasta su despertar, elemento que nunca se tuvo previsto. Enterrado entre cadenas, piedras y huesos, protegido por piedras fragmentadas que contenían las almas de sus guardianes, los que evitarían el despertar de las sombras y la llegada de la penumbra nuevamente al universo. Amarrado en los lamentos, fragmentado su corazón, encadenado su cuerpo y su redención ahora habilitada. El Réquiem acabaría finalmente y volvería para sembrar la oscuridad en el mundo, despertarían las tinieblas que tanto se querían dormidas y asumidas en el encierro, se aproxima el final de la vida, el destino de todos está sellado y nuevamente, todos, viviremos en la luna de oscuridad.

―El estrecho ataúd posee dentro la personificación del caos, de la anarquía, la pestilencia y todo aquello que conocemos como oscuridad. Un día el mundo fue asumida por ella, otro día fue vencida y algún día, terminará de volver para rendir cuentas a los impuros, a la prole y a los incautos― la voz sonó tan rígida como la roca entre los corrugados caminos de tierra en las profundidades de un mundo tan desconocido por las entes vivas como por los mismos espíritus. Acechadores, poblaban este mundo de tempestad y de desastrosas políticas donde la redención era la primera doctrina y la última doctrina era la corrupción. Un castigo para muchos ya que la salida de este oscuro mundo era técnicamente imposible, sus pobladores partían del mundo físico a este tenebroso y sombrío reino. ―¿Estás listo?― la desconocida voz volvió a expresarse esta vez con una pregunta al azar que iría hacia la oscuridad, la única e inigualable sombra que yace en la luz.

―Recuérdame a mi y a tu propia verdad, desde la fuerza de voluntad que posees es el único fuerte que ahora tienes para sobrevivir, olvídate de lo que fue parte de tu oscuro pasado, hoy la verdad nos confesará a todos tras un largo letargo indefinido del pasado, este es el futuro que esperaba y que espero para mis hijos, pero nunca entenderé que fue lo que sucedió realmente? repitió el sujeto desconocido, la misma voz que se escuchó antes, retumbó el eco en todo el mausoleo y la oscuridad ha despertado.―

―¿Dónde estoy y qué hago en este mundo impuro?― ¿Quién osa despertarme después de tantos años? ―del ataúd salió una voz rodeada de malicia y poder, nunca antes escuchada en el universo.―

―¡Sembrarás el terror y la oscuridad! ¿O te has olvidado qué haces aquí? ¡Tendrás la recompensa de vivir nuevamente mientras sirvas a las penumbras como lo hacías antes de tu muerte!?― exclamó la voz, entre la negrura de los caídos―

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irviente de las dogmas de la noche, una fraternidad internada en las temibles brumas de la desesperación, ha culminado y ha empezado un nuevo proceso en la vida, pero lo peor ha acontecido, ha despertado. Un día como hoy, se había entrado en la zona horaria de la noche y el cielo estaba completamente negro, no había ninguna nube que ver, no había ninguna estrella que contemplar, se veía como un mundo sin vida y ningún sonido aparecía sobre la superficie, al parecer se carecía de fauna o estas nunca existieron, los bosques están secos como si de una quema previa se tratase como también los caminos están llenos de muerte, se pueden presenciar pasos de personas que alguna vez estuvieron vivas, hoy cuerpos sin vida, cadáveres de crías y de madres muertas, destrucción por doquier, esta ha sido la huella del profeta. Devastó la vida tras retornar para remover todo lo existente y que los impuros paguen el precio en este purgatorio, cada vez se vuelve más infierno que purgatorio, la neutralidad se pierde en en las arenas del olvido y el fuego surge de las grietas del pasado, en un presente sinónimo de castigo. El significado de todas estas repercusiones es la llegada del innombrable, llegó a la sede del reverso tenebroso, en un gélido planeta de naturaleza fría, así como posee gran historia en los usuarios del lado oscuro de la fuerza, es Ziost, planeta adoptivo de los Sith y actual sede de la Orden Sith, en tal trayecto el profeta encontró a un deformado ser rodeado en unas largas vestiduras de color negro, su cabeza estaba cubierta por una capucha y no se veía casi su rostro debido a la sombra que causaba su capucha, tenía una piel bastante pálida y su corpulento era bastante delgado.

―Esta aparición era de imaginársela; se ve más de renacer que de visita― expresó el tenaz sujeto que estaba encapuchado, observando la llegada de aquel profeta de la oscuridad―

―¿Por qué creer en tus palabras rodeadas de serenidad? No es la aparición de una escoria física cualquiera, es el renacer de la oscuridad en su máxima personificación, no es un día memorable, es un día de lágrimas― dijo aquel bosquejo de las tinieblas, pasando sobre el arco de la puerta y respondiendo a aquel ser que le retaba―

―¿Es una amenaza? Tu regreso ahora desgraciará a todos aquellos hijos de la naturaleza, a todos esos servidores de la galaxia y a los más inocentes, desde niños hasta ancianos, sin embargo, necesitas unirte a aquellos que te han regresado a la vida― esbozó una leve y serena sonrisa que irradiaba mentiras en su totalidad, seguía viendo al profeta―

―Mi retorno no ha sido en vano, podré acceder a tu propuesta mientras puedas garantizarme la vida y yo rendiré aquellas cuentas que en efecto necesito pagar― le miró a los ojos directamente, con la misma frialdad que mantenía desde el momento en que le habló, hasta que se acercó a él y le agarró con ambas manos por el cuello―

―¿Qué intentas hacer? ¡Mi secta te ha regresado a la vida y tienes que pagarme con los infinitos conocimientos del lado oscuro y con toda habilidad que arquee tus poderes!― exclamó el encapuchado bastante asustado por la acciones del profeta, perdiendo parte del oxígeno y viéndose totalmente amenazado―

¿Ves lo qué se siente ser abrumado por la oscuridad, cierto? ¡No vas a salir de ella! ¿Sabes por qué? Porque nadie te ha dado el derecho a decirme que hacer y que no hacer, basura inorgánica― expresó sumamente enojado y consumido por el cólera, finalmente asesinando al sujeto de tonalidades oscuras―

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l camino fue largo tras despojar de la vida al ser visto anteriormente, su cadáver quedó empotrado en el suelo como si fuera una extensión del mismo, ahora sin vida y pisoteado por los letargos de las tinieblas, abrumado ahora por el manto de la muerte y el mundo pronto acabará igual con el regreso del redentor, un trinchante de la guerra que acabará con todos los que se opongan a él, atenderá a su llamado y dominará nuevamente los abismos, esta vez vivo. Su sonrisa destacaba sobre todas las cosas, era macabra y sus labios enlarguecidos por la malicia, no tenía ojos, eran dos cuencas vacías cuyos lados estaban rodeados de sangre y su cuerpo, desnutrido como devastado por los efectos de la muerte, así mismo, rodeado de cadenas y cicatrices de todo tipo, penetrado por los aceros funerarios, una apariencia sumamente temible que pretendía abrumar a todo aquel ser que le pasara por el medio, imposible no sentir miedo con tan difamatoria estética. Sobresalían huesos de su carne y cada vez pisaba más fuerte, dejando sus huellas en la nieve y dirigiéndose a la Academia Sith que quedaba a lo lejos, ahí encontraría su objetivo y el motivo de por que ha regresado al mundo físico, su despertar es un hecho que trae consecuencias de todo tipo y que merece tal justificación, un apocalipsis está cerca. La perturbada mente del profeta le impedía razonar con tanta devastación interna, un efecto que no acontecía en este mundo pero que le sucedía a él únicamente. Llegó a los túmulos de Ziost, donde escuchó una voz implacable, muy tranquila y que se notaba bastante benevolente.