[Roleo Escrito/Obtención - Ziost] Tears of Blood [Kaar]

«Desde tiempos básicamente remotos la ambición ha sido el mayor pecado de un hombre. Un refugio que a veces se ha afiliado conjuntamente a la tentación por el simple placer de obtener más de lo que en aquellos momentos podías tener. Todos querían llegar a la cima más alta, y ninguno sabía como. Muchos confundían el trepar hasta ella para acabar llegando a arrastrarse por el suelo con sed de sangre. Era algo que acompañaba a una persona toda su vida cuando conocía el auténtico valor. Quizás lo peor de todo esto es que era algo que nunca llegaba a abastecerse, se convertía en una muerte continua por un mismo placer egoísta. Cuanto más lograbas, más sed de conseguir más tenías. No era la primera vez que esto había llegado al desacato y a la traición. El sadismo, la crueldad, la inhumanidad, la atrocidad, eran adjetivos que se solían asociar a una persona que había sufrido de esto, dejando que la sangre solo significara para ellos un gel en el que lavarse las manos..

..Algunos tenían la mentalidad de que este era un placer abrumador, otros simplemente pensaban que concordaba con un tipo de personas deficientes, algo antinatural, un simple vicio que nos alejaba lentamente de nuestra raza convirtiéndonos en simples aberraciones ante la humanidad y haciendo de nuestra sangre un gélido líquido que a penas llegaba a los putrefactos corazones que teníamos. Una luz tenue iluminaba un dormitorio escondido entre los cobijos de la oscuridad. En realidad era corinto, solo que el poco enfoque de claridad hacía que se viese de un cuero negro rojizo. Korriban había sido el mundo nativo de las especies Sith, un lugar sagrado para la Orden Sith, era de las primeras cosas que te solían mostrar cuando emprendías tu camino como Sith en el lado oscuro de la fuerza. Aquel lugar aguardaba demasiados secretos, secretos que muchos infravaloraban y preferían no molestarse en observarlos detenidamente. Algunas de las letras se hacían difíciles de visualizar, el polvo de los años y la humedad había hecho mella en aquel viejo y grueso libro que sostenía sobre sus rodillas. Las páginas estaban áridas y pegadas del mismo frío, y el polvo junto con la poca luz que quedaba en aquel manto negro que cubría la academia hacía de gran dificultad proseguir con la lectura. El Valle de los señores oscuros sostenía una gran zona de korriban dónde yacían las tumbas de los más poderosos Lord Sith junto a sus riquezas y esclavos. Muchos textos hablaban sobre él desde un punto externo, siempre era la misma historia, el mítico conocimiento de alguien que podía haberse leído un escrito, muchas veces falso, y emprender un libro modificando algunas palabras. Actuaba ahora mismo sobre ella lo que muchos llamaban "El ansia del poder", la suma tentación de sentirse cerca de las entes más poderosas del lado oscuro de la fuerza, para ambiciar a todo lo que esperaba algún día llegar, para llegar a ser algo más de lo que podría ser quedándose recostada sin atreverse a nada más. Esto no significaba otra cosa que un nuevo destino»

Un pequeño holocomunicador se abrió en la mitad de la nave, mostrando un sonido eléctrico y con interferencias durante unos segundos. Así que Korriban ¿No? Mi jóven aprendiz.. -Decía lentamente el Lord Sathiel mientras mostraba una voz tosca y una sonrisa cubierta por una oscura túnica- Así es mi Lord -Contestó Eelena con la misma sonrisa tétrica y sedental- Bien, bien.. estupendo.. Korriban aguarda más secretos de los que tú misma podrías soñar.. tenga cuidado mi jóven aprendiz -Finalizó mientras la conversación dio a su fin, apagándose lentamente el holocomunicador-

El periodo de viaje había acabado, un terreno árido y frío que se podía ver aun que la noche cubriera Korriban completamente y dejando su destino a ojos ciegos. El gélido clima no era nada nuevo para su tersa y nívida piel acostumbrada al clima de Ziost. Respiró fuertemente exhalando después su aire y formando un vaho blanco y completamente congelado. Se notaba la fuerza que se podía percibir en aquel planeta, no era algo como normalmente se le llamaría "común", era una fuerza que potenciaba completamente aquella emoción que volvía a la persona más afable, un engendro sin sentimientos hacia nada. Por qué será que no me sorprende el estar aquí.. parada.. ahora mismo -Se decía así misma mientras prendía su sable rojo con destreza para iluminar de un tono corinto los metros que la rodeaban. Según las coordenadas de la nave, aquel lugar no puede estar demasiado lejos -Se decía recordando el panel de esta- 45 minutos como mucho caminando al este, solo tendré que tener cuidado por la oscuridad de esta noche -Terminó diciendo, subiéndose la capucha de su túnica y observando por última vez la nave- Aun que creo que eso es lo que más me está gustando de esta expedición. Caminaba por lo que parecía un túnel que solo llevaría a la muerte, un túnel que realmente abarcaba medidas impresionantes como las que son todo korriban, cada vez se sentía más apegada a lo que era ahora,al ser en el que se había convertido, saber que dónde ella ahora mismo estaba pisando, habían pisado sus antepasados notándose la diferencia de que cada vez, eran mejores de lo que antiguamente podrían haberse imaginado, y teniendo en mente también que alguien en un futuro pisará sus huellas, y recordando lo que por unos instantes a Eelena se le venía a la cabeza. El camino se hacía largo y monótono pese a lo que realmente podría ser, casi todo estaba formado de grandes montañas de arena a las que tenía que enfrentarse en la opacidad de la nebulosa noche. El viento se hacía incómodo, muchos granos de arenisca golpeaban su rostro, consintiendo que algunos de sus mechones se escaparan de su capucha. Tomó un trozo de su túnica, cortándolo bruscamente de su túnica, y poniéndoselo sobre sus blancos y agrietados labios. Solo sus ojos quedaban descubiertos para proseguir en busca de aquel valle que ya no se convergía demasiado remoto.

Un aleteo lejano levantó la inquietud de esta joven, cerrando sus ojos lentamente y permaneciendo quieta, aun que manteniendo sus sentidos alertas como nunca. Ocho segundos pasaron cuando rápidamente, se lanzo contra el suelo y levantándose seguidamente con el sable hacia arriba. Una criatura de la que jamás había oído había caído al suelo cortada por la mitad, junto con un sonido de dolor similar a un grito agudo y poco afinado. Eelena se agachó lentamente girando el cuerpo de esta, y observando como al tocarla, sintió una influencia por el Lado Oscuro de la fuerza. Sin decir ni una palabra, ondeó su sable cerca de la cara de dicha especie, observando como carecía de ojos. ¿Alas? ¿Cola? Qué clase de criatura es esta -Observó mientras volvió a oír un sonido similar mucho más cercano a esta- Eelena soltó un quejido lanzándose hacia un lado, y observando a otra criatura igual a la anterior, pasar por dónde ella se encontraba. La especie muerta en el suelo, había sido rajada completamente por aquella especie de murciélago gigante que había visto. No tardó en percatarse de que aun seguía rodeando aquella zona, sus alas delataban, completamente el lugar en el que se encontraba. Vaya.. hasta las criaturas tienen alma suicida -Procedió a decir Eelena en alto riéndose tenuemente por debajo del pañuelo que tenía en la boca. Ondeó seguidamente su sable láser a gran velocidad notando como la criatura se acercaba lentamente hacia ella con unos grandes colmillos afilados. Aquella especie, había rebajado bastante altura para acercarse a ella. A unos 3 metros, Eelena abrió sus ojos dando un salto con ayuda de la fuerza y colocándose sobre la criatura, a la que hizo caer al suelo presionándole con su pie la cabeza, y haciendo que su dentadura se rompiera contra la presión del suelo. Hmm.. Interesantes criaturas, puede que me supongan bastante peligro si las encuentro en multitud.. -Afirmó ella terminando con la vida de la criatura de un sablazo en su cuerpo- Será mejor que me marche.


La noche seguía cubriendo el planeta de Korriban, en el que ya llevaba cierto tiempo que se había retrasado por aquel incidente. El Valle de los señores oscuros, aquel sitio por el que había luchado para llegar y poderlo contemplar más allá de los simples dibujos e imágenes de un libro, estaba a mis pies. Supo que había llegado cuando aparecieron de la tierra grandes estatuas que anteriormente había visto en algunos libros. Una sonrisa se posó entre los labios de aquella joven, una sonrisa interna que nadie pudo ver más allá de un trozo de tela. Prosiguió caminando, notando como la acumulación de fuerza era mayor a cada paso que daba, se encontraba dónde alguna vez, habían reposado los señores más poderosos de la historia sith. Aquel lugar simbolizaba toda una vida, guerras, muertes, y sueños perdidos y ganados que habían ocurrido en aquel Valle. El Valle de los Señores Oscuros. Solo por ver esto a merecido la pena venir, mi maestro -Se susurraba a ella misma observando todo el paraje-


Señor.. tengo miedo, deberíamos irnos ya te aquí -Sonó una voz a lo lejos, que hizo que Eelena se escondiera detrás de una de las tumbas- Tranquilo, ya hemos cumplido aquí nuestro cometido, cuanto menos tardemos en irnos será mejor, ya casi se puede ver la nave -Respondió una voz un tanto más adulta a la anterior- Ella había notado una perturbación en aquel lugar, la fuerza que respondía a aquellas palabras no era la misma que la que a ella dominaba. Vaya.. -Gritó Eelena colocándose en el centro de aquel camino que casi se salía del valle y observando al Caballero Jedi. ¿No le parece una idea pésima? Unos jedis en Korriban.. y con niños.. -Replicó al ver a los dos jóvenes que aparentaban unos 6 años, aun que no parecían Jedis- El Caballero mandó con un gesto en las manos a los niños a esconderse en una de las cuevas que se encontraban al fondo, para seguidamente, prender un sable azul que resaltó entre toda aquella oscuridad, siguiéndolo de uno rojo que sostenía entre las manos Eelena. Ella se lanzó brutalmente hacia el Caballero con un movimiento suave en el sable dirigido hacia su estómago, al que este respondió con un salto esquivándolo. Eelena sonrió manteniéndose de espaldas, y dando un mortal hacia el lado incorporándose de nuevo ante el caballero. Mantuvieron un duro y agotador duelo en el que sus sables láser no se encontraban a más de 30 centímetros de sus caras. El duelo se rompió cuando un corte poco profundo impactó sobre el abdomen del Jedi. Los ojos de los niños sobresalían de las rocas, notándose como observaban la pelea sufriendo un gran pánico por volver a quedarse solos en el planeta. Me reitero a lo dicho.. Debería sentirse orgulloso, fíjese que morirá dónde han muerto Sith que realmente han merecido la pena.. Una muerte decente para un pobre Jedi como tú -Dijo Eelena riéndose con más magnitud por detrás de su pañuelo- El jedi, se incorporó apoyándose sobre una roca mirándola fijamente. Si muriera sería un orgullo saber que morí siendo una persona -Decía mientras parecía contener su ira con poca facilidad- Y no siendo una criatura más que mata por vicio. Eelena, al oír sus palabras, notó como su ira aumentó ondeando su sable y intercambiándoselo de brazos. Acabas de cometer un error que llevará a tu muerte -Terminó por decir en un tono grave mientras se abalanzó hacia el Jedi sin ninguna clase de escrúpulos- Este reaccionó antes de que lo atravesara lanzándola con la fuerza hacia una de las puertas de la tumba con gran potencia. Un grito intenso y violentó salió de la boca de la joven, a la que se le calló el pañuelo. El golpe había sido especialmente fuerte, al clavarse debajo del cuello una frase que sobresalía de la puerta "Poder Ilimitado" que le perduraría como marca durante mucho tiempo. Haciendo un gran esfuerzo, alzó su cabeza observando al Jedi a un metro de sus pies. Este prendió su sable con intención de acabar con la vida del Sith. Me duele tener que hacer esto -Dijo mientras observaba el rostro de aquella mujer pálida- No te preocupes.. jóven caballero Jedi.. No tendrá que hacerlo. -Finalizó haciendo uso de su fuerza y tomando en un segundo el sable láser del caballero- Lanzó el sable lejos de ella, observando a este indefenso. Segundos después, alzo dos de sus dedos subiendo unos centímetros del suelo al Jedi y haciéndole imposible el respirar. Una vez más.. -Dijo Eelena mientras tomó su parang del cinturón de su túnica- Os equivocáis de lado. Finalizó lanzándoselo hacia el cuello y haciendo que su cabeza rodase por el suelo, mientras que tomaba la parang en el aire para volver a guardarla.

Se levantó la sith lentamente observando a los dos niños, y acercándose lentamente hacia ellos. ¿No pensaríais iros, verdad? -Dijo sonriendo y agachándose para ponerse a su altura- N..no.. - Comentó uno de ellos cubriendo entre las piernas al que parecía su hermano- Eelena observó al niño que se escondía, notando en su mirada un gran miedo. Acercó su mano lentamente para tomar al este, cuando el mayor, mordió la mano de la Sith. ¡No toques a mi hermano! -Gritó el niño soltando algunas lágrimas- Eelena, tomó su sable láser rápidamente agarrando al niño del cuello. Realmente sí, entiendo por que os íbais con aquel Jedi.. pensé que podrías ser de utilidad. -Y rápidamente, cortó la cabeza al niño cayendo por la pequeña cuesta que había para entrar a aquella especie de cueva- Me equivocaba. Apartó el cuerpo del primer niño, observando al que parecía un poco menor, llorando y escondiéndose tumbado en la sangre de su hermano. Ella se rio levemente, alzando al niño y colocándoselo delante. Le puso las manos sobre los hombros, observándole fijamente a los ojos los cuales le brillaban especialmente ante sus pupilas completamente dilatadas. Las lágrimas recorrían el rostro del niño, cayendo paulatinamente sobre la arena, que absorbía como simples oraciones litúrgicas en busca de socorro. Lamentablemente para ti, tu hermano ha demostrado el valor para ambos -Alzó más al niño apoyándolo en la pared del fondo de la cueva mediante la fuerza- Su llanto cada vez era mayor, y su pierna empezó a moverse bruscamente pataleando esta. Sh..Tranquilízate.. No llores.. -Se acercó Eelena rozando una de sus lágrimas con sus finos dedos- Esta muerte que experimentarás será digna, o al menos lo será más de lo que podía haberlo sido tu vida. -Prosiguió mientras clavó su sable profundamente en el pecho del niño, hasta que este cayó al suelo muerto.

Eelena comenzó a caminar hacia la salida de la cueva, cuando un crujido retumbó a sus espaldas. Rápidamente se giró prendiendo su sable nuevamente y observando como un brillo salía de una nueva grieta que se había formado en la cueva. Esta se abría cada vez más, dejando ver un pedestal en el que yacía una frase; Qui te tantum habent cognoscendi causa ipse posset occidere frigidus sanguis. (Solo compartirás estos conocimientos con los que sean capaces de matar a sangre fría por tu mismo propósito). Y mostrando encima del pedestal, el poder ilimitado.

Aclaración: Obtengo holocrón de Bo Vanda. Si alguien posee este holocrón(Mire en todo.. pero quien sabe) que me lo comunique y cambio parte del roleo para cualquier otra cosa.

Muy bueno el roleo

PD: La mejor parte la de los niños muy gore todo jajaja

Gran roleo. Me gustó mucho la narración, además de que sabes darle un toque para querer leerlo con ese detalle estético que pones en cada uno de tus roleos.

Interesante...

No sé cómo lo haces pero realmente te superas Marta.

Tomo nota.