[Roleo de ZS/Obtención] Nuevos Hermanos.
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[Roleo de ZS/Obtención] Nuevos Hermanos.
Narración
Diálogos
Mi mano se encontraba cerrada, alzada fugazmente al cielo, en forma de puño, con el dedo índice levemente más elevado que el resto, en el cual un anillo negro, resaltaba con potencia. Mi mirada se mantenía baja, como esperando algo, que nunca vendría. Mi cuerpo reposaba apoyado contra una baranda, en las cercanías al exterior del templo. Sentí una brisa húmeda, inundar mis pensamientos. Aquella sucinta meditación, se había visto contenida bajo la fría sensación de vacío en mis pensamientos. Levanté la mirada, manteniendo la cabeza baja. Extendí una mirada perecedera, intentando examinar la situación que perturbaba mi concentración, y mi seriedad.
Apreté mi puño con fuerza. De un leve impulso, me levanté, al mismo instante en que golpeaba fuertemente la baranda en que me apoyaba. El trazo del golpe quedó registrado, como vestigio de mi ira. Ya de pie, crucé mis brazos, en señal de espera.
- Ya me hiciste perder la concentración, ahora sal de ahí.
Una silueta oscura, surgió entre las sombras provenientes desde el fondo de la sala. Se encaminó hasta mí, con un paso constante y firme. Cuando la tenue luz, emitida por las lámparas del templo, logró impactar con esa figura desconocida, mantuve mi interrogante, con respecto a este ser. Una túnica lo cubría completamente. Su cabeza, la llevaba cubierta por una capucha, correspondiente a aquella especie de sotana mientras su mirada, se mantenía baja, en una hipotética señal de deferencia. Sus manos, se encontraban juntas, por delante de su pecho, donde cargaba una especie de antiguo pergamino, totalmente enrollado para confidenciar la información que este pudiera contener. Cuando la distancia era totalmente exigua, dicha figura, se inclinó, apoyando una de sus rodillas en el suelo. Extendió sus manos, para entregarme el pergamino que poseía. Extendí mi mano también, para asir el objeto. Cuando este, ya estaba en mi posesión, el mensajero se levanto y juntó nuevamente sus manos por delante de su pecho.
- El maestro, lo está esperando.
- Lo suponía…
Me giré resuelto, para emprender mi caminata, sosegado, libre de desazón. Alcancé a dar unos pocos pasos, hasta que evoqué el pergamino que mi mano sostenía hasta aquel entonces. Lo levanté hasta la altura de mi vientre, donde lo abrí enérgico para revelar su contenido. No me llevé gran sorpresa, al ver el nulo contenido de dicho pergamino… no había nada escrito en él. Lo replegué con rapidez, para reemprender mi caminar. No sabía a ciencia cierta donde me dirigía, aunque una misteriosa sensación, me hacía pensar que seguía el camino cabal.
Mientras caminaba por uno de los corredores exteriores del templo, contemplaba los enormes pilares de estilo dórico que adornaban mi entorno. A través de ellos, una tenue luz ingresaba al lugar, para iluminar la potencia de mis pasos.
Al final del corredor, eran perceptibles las siluetas que conformaban el Atrio en su totalidad. En medio de éste último, una gran fuerte en medio.
Parado, a un costado de la fuente, se encontraba de espaldas a mí, quien me había llamado, Gark Anhk, el Guardián del Templo. No fue difícil reconocerlo, solía entrenar mucho con él tiempo atrás, aunque habíamos dejado de mantener la gran unión existente, por la diferencia de labores que teníamos en el Templo. Ahora, nos volvíamos a encontrar, para concretar una nueva tarea. Al principio me había molestado, porque un mensajero irrumpiera en mi concentración, pero al ver que el motivo era Garek, no me molestaba. Se volteó con rapidez, para concretar mi llegada. No alcancé a llegar hasta él, antes de que se girara sobre su eje, en un movimiento perfecto, acompañado del vivo baile de su túnica al soplar del viento. Su imponente altura, provocaba una sombra que me cubría por completo. Posicionó con suavidad, su mano derecha, sobre mi hombro izquierdo, para hablar al acto.
- Volveremos a trabajar juntos, hermano.
- Así veo. – Respondí animoso.
- Me alegra volver a trabajar contigo…
- Aunque no lo creas, a mi igual – Dije interrumpiéndole.
- Bueno… - Dijo con un tono más serio. – Te he contactado, porque necesito de tu ayuda.
- ¿Mi ayuda? ¿Para qué?
- Ya verás… esta misión, en primera instancia, fue encargada a mi persona, pero se que tu, con tus conocimientos, y tu enorme habilidad diplomática, podrás llevarla mejor que yo.
- ¿Qué sería? – Una serie de ideas pasaron por mi mente en ese instante, sin llegar a entablar una idea concreta de que podría ser.
- Y bueno, es una misión importante… En Kamino…
- ¿Kamino? Que se supone que haré ahí
- Bueno… es una misión importante… Los Kaminoanos están decididos en apoyar los ideales Dark Sith, y lo que esto conlleve…
- Impresionante, ya me hago una idea de que debo hacer ahí…
- Es exactamente lo que creo que estás pensado.
- Si es así, sería un gran aporte, una vital ayuda en esta difícil contienda.
- Así es… - Dijo concluyente – Y bueno, aquí tienes algo de más información. – Dijo al mismo tiempo en que extendía su mano, para entregarme un pequeño chip con toda la información sobre la misión.
Unos días más tarde...
Mi nave se encontraba ahí, en la plataforma de aterrizaje. Ya era de noche, el cielo estaba oscuro y el viento soplaba fuerte. Cubierto completamente por mi túnica, caminé hasta la nave, a la cual subí con rapidez. No tardé en marcar las coordenadas previstas, encender los sistemas pertinentes, e iniciar mi viaje a Kamino.
El viaje, no fue largo, pero si fue capaz de producir una gran expectación, e inquietud. Ya interno en la atmósfera de Kamino, logre contemplar los enormes mares, que cubrían dicho planeta. En medio de estos, se apostaban altas torres, terminadas en plataformas, que permitían conexión con el espacio. En una de las torres, se encendían y apagaban unas luces, demarcando la zona donde debía aterrizar.
Llovía tempestuosamente, como era de costumbre en Kamino. El viento soplaba fuerte, además de que las mareas se encontraban altas, haciendo que las olas impactaran con fuerza contra las torres del lugar.
Manejé mi nave, hasta la plataforma que esperaba mi aterrizaje. Salté de mi nave, con mi túnica característica de Profeta, y me encaminé hasta una pequeña entrada iluminada.
Mientras tanto, en el interior de los laboratorios Kaminoanos.
- Señora, el invitado ya ha llegado.
- Hacedlo pasar… Quiero ser yo quien lo guíe.
- Así será… - El clon se retiró rápidamente, dejando sola a la Kamionana.
Apenas entré en el lugar, un Kaminoano me esperaba paciente. Cuando me vio entrar, inclinó su cabeza, casi como una reverencia.
- Saludos, profeta. – Dijo con un tono muy suave en su voz.
- Saludos – Dije tranquilo.
- Sígame por acá, por favor. – Dijo indicando con su mano, el camino que seguía enfrente.
Caminamos unos cuantos pasos, hasta que llegamos hasta un ascensor, donde nos trasladamos hacia las zonas inferiores del lugar. El trayecto era algo largo, y demoroso. Era algo incómodo encontrarse ahí, con el ser en cuestión, ambos callados, para mantener la compostura.
La Kaminoana, intentando romper la tensión, comenzó a hablar cuando el ascensor llegaba a su fin, y las puertas se abrían de par en par.
- Como sabrá, apoyamos los ideales Dark Sith, y queremos aportar con lo que podamos en lo que se avecina.
- Entiendo…
- La visión de hermandad, es algo que nos unifica con ustedes.
- Comprendo… Los clones siguen este ideal de hermanos…
- Y están en todo su derecho de hacerlo – Dijo interrumpiéndome.
Pasamos por un puente de vidrio, por sobre las instalaciones. Desde ahí, podíamos ver todo, por lo que nos detuvimos en seco. Desde el lado contrario del puente, se aproximó otro Kaminoano, lentamente. Cuando llego a nuestro lado, hablo con suavidad.
- Ya está todo listo.
- Gracias.
Esta última se retiró al instante, volviéndonos a dejar solos.
- Y bueno… Esto es lo que tenemos para ustedes.
No me fue difícil ver a los clones que caminar en filas, formando escuadrones. Parecían ser infinitos. Cada vez, aparecían y aparecían más soldados clones. Rasqué mi cabeza algo desconcertado. No creí que fuera posible, recibir tremendo apoyo, por parte de los Kaminoanos.
- ¿Todos ellos? – Dije apurado
- Todo…
- ¿Cuántos son?
- Muchos – Dijo soltando una suave risita, bastante aguda por lo demás. – Lo ideal sería que tomaran nuestro regalo, lo más prontamente posible.
- Eso será algo difícil. En esta ocasión, he venido solo, con una nave individual, no tendría donde meter a tantos soldados, además de que nuestras naves se encuentran apostadas en el lado contrario de la Galaxia…
- Eso es un problema… - Dije volviendo a mirar las tropas ya formadas.
- Una lástima… una total lástima… Necesitamos seguir creando más clones, y aquí no tenemos espacio suficiente si estas tropas siguen acá…
- Una lástima, en verdad…
Ya no tenía más que hacer ahí. Me devolví por el mismo puente, cabizbajo por la decepción. Volví por el ascensor, que antes había tomado. La Kaminoana, seguía rápidamente mis pasos, hasta que llegamos a la zona donde rato atrás, yo había ingresado. Solo inclino nuevamente, en una reverencia. Le devolví el acto, en señal de respeto.
- Seguiremos apoyándolos, de eso esté seguro…
Coloqué la capucha sobre mi cabeza y salí caminando a la plataforma donde mi nave se encontraba estacionada. Había cesado de llover, y el cielo se había aclarado. Las mareas habían disminuido su intensidad, todo parecía más sereno.
Usé la fuerza, para abrir la cabina de mi nave a la distancia, cuando fui capaz de contemplar llegar desde el hyperespacio una flota de naves Dark Sith. Sorprendido, vi bajar una cañonera llegar hasta la plataforma de aterrizaje. La puerta de esta última, se abrió con rapidez, para dejar ver a Garek, el cual bajó de un salto, de la nave de transporte.
- ¿Y creíste que te dejaría solo en esta misión? – Dijo sonriendo.
- La verdad que no – Dije devolviéndole la sonrisa.
Las grandes naves Dark Sith, fueron suficientes para proporcionar transporte hasta Zonama Sekot, a nuestras nuevas tropas, donde volvimos íntegros y sin dificultades.
En la ciudadela Dark Sith, desde uno de los balcones de una torre, el Señor Lumen Gres, gritaba de alegría, al ver las tropas caminar en formación.
- ¡Bienvenidos sean todos!
Diálogos
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Nuevos hermanos
Nuevos hermanos
Mi mano se encontraba cerrada, alzada fugazmente al cielo, en forma de puño, con el dedo índice levemente más elevado que el resto, en el cual un anillo negro, resaltaba con potencia. Mi mirada se mantenía baja, como esperando algo, que nunca vendría. Mi cuerpo reposaba apoyado contra una baranda, en las cercanías al exterior del templo. Sentí una brisa húmeda, inundar mis pensamientos. Aquella sucinta meditación, se había visto contenida bajo la fría sensación de vacío en mis pensamientos. Levanté la mirada, manteniendo la cabeza baja. Extendí una mirada perecedera, intentando examinar la situación que perturbaba mi concentración, y mi seriedad.
Apreté mi puño con fuerza. De un leve impulso, me levanté, al mismo instante en que golpeaba fuertemente la baranda en que me apoyaba. El trazo del golpe quedó registrado, como vestigio de mi ira. Ya de pie, crucé mis brazos, en señal de espera.
- Ya me hiciste perder la concentración, ahora sal de ahí.
Una silueta oscura, surgió entre las sombras provenientes desde el fondo de la sala. Se encaminó hasta mí, con un paso constante y firme. Cuando la tenue luz, emitida por las lámparas del templo, logró impactar con esa figura desconocida, mantuve mi interrogante, con respecto a este ser. Una túnica lo cubría completamente. Su cabeza, la llevaba cubierta por una capucha, correspondiente a aquella especie de sotana mientras su mirada, se mantenía baja, en una hipotética señal de deferencia. Sus manos, se encontraban juntas, por delante de su pecho, donde cargaba una especie de antiguo pergamino, totalmente enrollado para confidenciar la información que este pudiera contener. Cuando la distancia era totalmente exigua, dicha figura, se inclinó, apoyando una de sus rodillas en el suelo. Extendió sus manos, para entregarme el pergamino que poseía. Extendí mi mano también, para asir el objeto. Cuando este, ya estaba en mi posesión, el mensajero se levanto y juntó nuevamente sus manos por delante de su pecho.
- El maestro, lo está esperando.
- Lo suponía…
Me giré resuelto, para emprender mi caminata, sosegado, libre de desazón. Alcancé a dar unos pocos pasos, hasta que evoqué el pergamino que mi mano sostenía hasta aquel entonces. Lo levanté hasta la altura de mi vientre, donde lo abrí enérgico para revelar su contenido. No me llevé gran sorpresa, al ver el nulo contenido de dicho pergamino… no había nada escrito en él. Lo replegué con rapidez, para reemprender mi caminar. No sabía a ciencia cierta donde me dirigía, aunque una misteriosa sensación, me hacía pensar que seguía el camino cabal.
- Spoiler:
Pergamino en blanco.
Mientras caminaba por uno de los corredores exteriores del templo, contemplaba los enormes pilares de estilo dórico que adornaban mi entorno. A través de ellos, una tenue luz ingresaba al lugar, para iluminar la potencia de mis pasos.
Al final del corredor, eran perceptibles las siluetas que conformaban el Atrio en su totalidad. En medio de éste último, una gran fuerte en medio.
- Spoiler:
- Atrio del Templo.
Parado, a un costado de la fuente, se encontraba de espaldas a mí, quien me había llamado, Gark Anhk, el Guardián del Templo. No fue difícil reconocerlo, solía entrenar mucho con él tiempo atrás, aunque habíamos dejado de mantener la gran unión existente, por la diferencia de labores que teníamos en el Templo. Ahora, nos volvíamos a encontrar, para concretar una nueva tarea. Al principio me había molestado, porque un mensajero irrumpiera en mi concentración, pero al ver que el motivo era Garek, no me molestaba. Se volteó con rapidez, para concretar mi llegada. No alcancé a llegar hasta él, antes de que se girara sobre su eje, en un movimiento perfecto, acompañado del vivo baile de su túnica al soplar del viento. Su imponente altura, provocaba una sombra que me cubría por completo. Posicionó con suavidad, su mano derecha, sobre mi hombro izquierdo, para hablar al acto.
- Volveremos a trabajar juntos, hermano.
- Así veo. – Respondí animoso.
- Me alegra volver a trabajar contigo…
- Aunque no lo creas, a mi igual – Dije interrumpiéndole.
- Bueno… - Dijo con un tono más serio. – Te he contactado, porque necesito de tu ayuda.
- ¿Mi ayuda? ¿Para qué?
- Ya verás… esta misión, en primera instancia, fue encargada a mi persona, pero se que tu, con tus conocimientos, y tu enorme habilidad diplomática, podrás llevarla mejor que yo.
- ¿Qué sería? – Una serie de ideas pasaron por mi mente en ese instante, sin llegar a entablar una idea concreta de que podría ser.
- Y bueno, es una misión importante… En Kamino…
- ¿Kamino? Que se supone que haré ahí
- Bueno… es una misión importante… Los Kaminoanos están decididos en apoyar los ideales Dark Sith, y lo que esto conlleve…
- Impresionante, ya me hago una idea de que debo hacer ahí…
- Es exactamente lo que creo que estás pensado.
- Si es así, sería un gran aporte, una vital ayuda en esta difícil contienda.
- Así es… - Dijo concluyente – Y bueno, aquí tienes algo de más información. – Dijo al mismo tiempo en que extendía su mano, para entregarme un pequeño chip con toda la información sobre la misión.
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Unos días más tarde...
Mi nave se encontraba ahí, en la plataforma de aterrizaje. Ya era de noche, el cielo estaba oscuro y el viento soplaba fuerte. Cubierto completamente por mi túnica, caminé hasta la nave, a la cual subí con rapidez. No tardé en marcar las coordenadas previstas, encender los sistemas pertinentes, e iniciar mi viaje a Kamino.
- Spoiler:
- Nave de Seikvus.
El viaje, no fue largo, pero si fue capaz de producir una gran expectación, e inquietud. Ya interno en la atmósfera de Kamino, logre contemplar los enormes mares, que cubrían dicho planeta. En medio de estos, se apostaban altas torres, terminadas en plataformas, que permitían conexión con el espacio. En una de las torres, se encendían y apagaban unas luces, demarcando la zona donde debía aterrizar.
Llovía tempestuosamente, como era de costumbre en Kamino. El viento soplaba fuerte, además de que las mareas se encontraban altas, haciendo que las olas impactaran con fuerza contra las torres del lugar.
Manejé mi nave, hasta la plataforma que esperaba mi aterrizaje. Salté de mi nave, con mi túnica característica de Profeta, y me encaminé hasta una pequeña entrada iluminada.
- Spoiler:
Plataformas de Kamino.
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Mientras tanto, en el interior de los laboratorios Kaminoanos.
- Señora, el invitado ya ha llegado.
- Hacedlo pasar… Quiero ser yo quien lo guíe.
- Así será… - El clon se retiró rápidamente, dejando sola a la Kamionana.
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Apenas entré en el lugar, un Kaminoano me esperaba paciente. Cuando me vio entrar, inclinó su cabeza, casi como una reverencia.
- Saludos, profeta. – Dijo con un tono muy suave en su voz.
- Saludos – Dije tranquilo.
- Sígame por acá, por favor. – Dijo indicando con su mano, el camino que seguía enfrente.
Caminamos unos cuantos pasos, hasta que llegamos hasta un ascensor, donde nos trasladamos hacia las zonas inferiores del lugar. El trayecto era algo largo, y demoroso. Era algo incómodo encontrarse ahí, con el ser en cuestión, ambos callados, para mantener la compostura.
La Kaminoana, intentando romper la tensión, comenzó a hablar cuando el ascensor llegaba a su fin, y las puertas se abrían de par en par.
- Como sabrá, apoyamos los ideales Dark Sith, y queremos aportar con lo que podamos en lo que se avecina.
- Entiendo…
- La visión de hermandad, es algo que nos unifica con ustedes.
- Comprendo… Los clones siguen este ideal de hermanos…
- Y están en todo su derecho de hacerlo – Dijo interrumpiéndome.
Pasamos por un puente de vidrio, por sobre las instalaciones. Desde ahí, podíamos ver todo, por lo que nos detuvimos en seco. Desde el lado contrario del puente, se aproximó otro Kaminoano, lentamente. Cuando llego a nuestro lado, hablo con suavidad.
- Ya está todo listo.
- Gracias.
Esta última se retiró al instante, volviéndonos a dejar solos.
- Y bueno… Esto es lo que tenemos para ustedes.
- Spoiler:
Clones, formando filas.
No me fue difícil ver a los clones que caminar en filas, formando escuadrones. Parecían ser infinitos. Cada vez, aparecían y aparecían más soldados clones. Rasqué mi cabeza algo desconcertado. No creí que fuera posible, recibir tremendo apoyo, por parte de los Kaminoanos.
- ¿Todos ellos? – Dije apurado
- Todo…
- ¿Cuántos son?
- Muchos – Dijo soltando una suave risita, bastante aguda por lo demás. – Lo ideal sería que tomaran nuestro regalo, lo más prontamente posible.
- Eso será algo difícil. En esta ocasión, he venido solo, con una nave individual, no tendría donde meter a tantos soldados, además de que nuestras naves se encuentran apostadas en el lado contrario de la Galaxia…
- Eso es un problema… - Dije volviendo a mirar las tropas ya formadas.
- Spoiler:
Tropas de clones, ya formadas.
- Una lástima… una total lástima… Necesitamos seguir creando más clones, y aquí no tenemos espacio suficiente si estas tropas siguen acá…
- Una lástima, en verdad…
Ya no tenía más que hacer ahí. Me devolví por el mismo puente, cabizbajo por la decepción. Volví por el ascensor, que antes había tomado. La Kaminoana, seguía rápidamente mis pasos, hasta que llegamos a la zona donde rato atrás, yo había ingresado. Solo inclino nuevamente, en una reverencia. Le devolví el acto, en señal de respeto.
- Seguiremos apoyándolos, de eso esté seguro…
Coloqué la capucha sobre mi cabeza y salí caminando a la plataforma donde mi nave se encontraba estacionada. Había cesado de llover, y el cielo se había aclarado. Las mareas habían disminuido su intensidad, todo parecía más sereno.
Usé la fuerza, para abrir la cabina de mi nave a la distancia, cuando fui capaz de contemplar llegar desde el hyperespacio una flota de naves Dark Sith. Sorprendido, vi bajar una cañonera llegar hasta la plataforma de aterrizaje. La puerta de esta última, se abrió con rapidez, para dejar ver a Garek, el cual bajó de un salto, de la nave de transporte.
- ¿Y creíste que te dejaría solo en esta misión? – Dijo sonriendo.
- La verdad que no – Dije devolviéndole la sonrisa.
Las grandes naves Dark Sith, fueron suficientes para proporcionar transporte hasta Zonama Sekot, a nuestras nuevas tropas, donde volvimos íntegros y sin dificultades.
En la ciudadela Dark Sith, desde uno de los balcones de una torre, el Señor Lumen Gres, gritaba de alegría, al ver las tropas caminar en formación.
- ¡Bienvenidos sean todos!
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Zonama Sekot obtiene: Tropas clones (Para roleo).
Darth Plagueis- Mensajes : 1410
Fecha de inscripción : 05/02/2012
Re: [Roleo de ZS/Obtención] Nuevos Hermanos.
Muy bueno...
Oppress Dreval- Mensajes : 542
Fecha de inscripción : 30/08/2011
Re: [Roleo de ZS/Obtención] Nuevos Hermanos.
dionisíaco, divino, estupendo. Felicidades, cielo.
Última edición por Vulrek Biszor el Lun Feb 04, 2013 11:50 pm, editado 2 veces
Dara Vatara- Mensajes : 815
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 29
Localización : Chile
Re: [Roleo de ZS/Obtención] Nuevos Hermanos.
pedazo de roleo paphe muy bueno
Seebak Kaponi- Mensajes : 208
Fecha de inscripción : 23/08/2011
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