[Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
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[Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
por Darth Plagueis Lun Ene 14, 2013 7:43 pm
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Hermanos
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Hermanos
A veces las cosas, aparecen donde menos te las puedes imaginar
Corrían buenos tiempos para los Dark Sith, cada día, surgían nuevos guerreros, cada vez más fuertes, más capaces para llevar a todos a la gloria. La mayoría de las actuales misiones se habían completado con éxito, y esperábamos continuar de esa manera.
Esta vez, nos competía dirigirnos a Tatooine, donde deberíamos de encontrarnos con un vendedor de raros artefactos tecnológicos, a quien habíamos engañado con una serie de artimañas, para poder conseguir un raro artefacto confeccionado por él mismo, el cual usaríamos en una de las nuevas naves, que habían sido adquiridas hace muy poco tiempo por el Templo.
El Dark Lumen, ya nos había entregado las indicaciones para concretar la misión. Nuestras comunicaciones para adquirir dicho producto, con el único proveedor de este, habían sido mediante engaños, él no sabía que nosotros éramos Dark Sith, y tal vez, si se enterase, no hubiera deseado comerciar dicho producto con nosotros, por lo que debíamos ser totalmente discretos al momento de ingresar al planeta, y adentrarnos al poblado, sin que descubrieran nuestra afiliación.
Los enviados para concretar la recepción prevista, fuimos cinco, los cuales viajamos sin problemas hasta llegar a las cercanías de Tatooine. Nos adentramos en su atmósfera, y nos dirigimos a una zona completamente desértica, para poder repasar el plan y así concretarlo de la mejor manera. Íbamos a cargo del Merodeador Alfabica, quien con gran ímpetu asignó las tareas a cada uno de nosotros. Partimos temprano al amanecer, teniendo que caminar una distancia no muy larga, entre la nave, y aquellas casas que apenas se veían a la lejanía. Caminamos cubiertos por unas grandes túnicas, de color oscuro, las que ocultaban nuestras prominentes características de Dark Sith. Obviamente, cargábamos nuestros sables láser, ya que cualquier inconveniente nos llevaría a usarlo, y sin que lo supiéramos, podría ser así.
El merodeador Alfabica, nos hizo caminar por la arena, unos cuantos minutos. Él nos guío según las coordenadas que nos había entregado el comerciante días atrás. Parecían ser correctas, ya que minutos más tarde, de iniciar nuestra caminata, llegamos a cercanías de aquel poblado. No había más que unas cuantas casas, y una que otra tienda, muchos toldos entre aquella calle, que parecía ser la principal, e incluso la única. Comenzamos a caminar por este camino, en completo silencio, igual que todo el lugar. Parecía un pueblito fantasma, no se escuchaba nada, no se veía a nadie. Parecía vacío. Caminamos durante escasos minutos, hasta que casi al final del camino nos encontramos de lleno, con un niño, muy pequeño, jugando con una criatura nativa del lugar. Alfabica, rápidamente, bajo una serie de artimañas, logro extraer la información necesaria, que el inocente niño entregó sin medir peligros. Nos encaminó por la vacía calle, dando saltitos, con su amigo al lado, esa criatura, con quien lo habíamos visto jugar, momentos atrás. Lo seguimos a paso rápido, hasta que nos dejó frente a frente, a una casa, de un tamaño algo mayor, con respecto a las demás. A escasos metros de esta morada, a su lado, vimos a un hombre, trabajando. Fue fácil reconocerlo, era el hombre, con quien habíamos planificado realizar la transacción.
Su rostro, nos indicó claramente las sensaciones que pasaban por la mente de aquel hombre. Inundado por el terror, parecía petrificado ante nuestra presencia. Por otro lado, el niño, se había alejado, entre sus peculiares saltos, sin entender la situación. Las palabras, eran innecesarias para entender lo que ocurría.
El hombre, acongojado, dio un paso al frente, intentando acercarse, pese a que su temor se lo impedía, logro llegar frente al merodeador Alfabica, quien se había adelantado de nosotros, para hablar con el hombre.
- ¿Quiénes son ustedes? – se escucho firme la voz del hombre, aunque su apariencia temblorosa, nos demostraba lo contrario.
- Sus compradores – Dijo la voz profunda del merodeador.
- Pasen por aquí – Respondió rápidamente el hombre, mientras con su mano, señalaba una puerta de la casa.
Tras estas escuetas palabras con el hombre, debimos aplicar el resto del plan. Dos de nosotros, deberían apostarse a las afueras de aquella especie de tienda. Los demás, debíamos entrar en esta, y concretar la compra. Cuando habíamos aterrizado en pleno desierto, para preparar de mejor manera el plan, se me había asignado estar en el grupo que debía entrar en la tienda, y procurar que la transacción fuera exitosa.
La tienda era oscura, llena de trastos viejos, piezas incompletas, y viejas máquinas desarmadas. Nos guío por un estrecho pasillo, hasta que llegamos a una zona iluminada, donde las piezas se encontraban enteras y en buena condición. Se dio una vuelta, para posicionarse tras un mostrador, desde el cual sacó lo que aparentemente buscábamos. Era una pieza metálica, brillante, llena de cables y otras piezas que demostraban su complejidad. Asombrado, creí que ya estaba todo listo, pero no sería tan así, la voz de Alfabica, tronó fuerte en el lugar.
- Esto no es.
Al mismo instante en que me inundaba por la sorpresa de las palabras del merodeador, vi entrar a mis dos compañeros, que se habían apostado a las afuera del lugar, ahora adentro, cargando cada uno dos cuerpos, que intentaban liberarse mediante movimientos bruscos los cuales no encontraban respuesta ante la fuerza con que mis hermanos Dark sith, los sostenían.
- Estos intentaron atacarnos, sin motivo previo – Dijo uno, mientras levantaba las dos cargas que tenían en sus brazos, las cuales intentaron liberarse nuevamente, sin resultado.
Los cuerpos, ya cansados de tanto movimiento, se dejaron caer por mis compañeros, los cuales sin piedad los lanzaron al suelo, donde los cuerpos estrellaron con potencia, de los cuales emanaron quejidos de dolor. Al mismo tiempo, el hombre, se daba la vuelta tras el mostrador, para quedar frente a nosotros.
- E… eh... Esto es un mal entendido.- Dijo con voz temblorosa, mientras juntaba sus manos extendidas delante de su pecho.
- No, no lo es.- La voz del merodeador, silenció todo otro ruido existente.
Su mano, se alzo lentamente, posicionado paralelo al suelo. Con rapidez, retiraba la capucha de su cabeza, con la mano que tenía libre. Entonces, abrió los dedos de la mano, del brazo que se encontraba extendido, al mismo tiempo en que el hombre se elevaba del suelo, llevando sus manos a su cuello. Entendí entonces que la paciencia de Alfabica se había agotado. Me mantuve quieto, no ejecuté ningún movimiento, ya que al fin y al cabo, no entendía el fondo de la situación.
El cuerpo del hombre, cayó directo contra el suelo al mismo tiempo en que el Merodeador, daba un giro sobre su propio eje, para poder mirarnos. Su rostro demostraba enojo, y total seriedad.
- Encuentren lo que buscamos, y destruyan todo lo demás.
Comprendí inmediatamente todo lo que ocurría. Di un pequeño salto, y usando la fuerza, comencé a mover algunos artefactos tirados por todas partes en la tienda. No sabía muy bien lo que buscábamos, pero mi instinto destructivo me incitaba a lanzar a la distancia, aquellos objetos que entorpecían mi búsqueda. Mientras lanzaba un objeto metálico por los aires, vi correr al mismo niño que nos había traído al lugar, ahora cubriendo el cuerpo del vendedor, que se encontraba tirado en el suelo. Uno de mis hermanos Dark Sith, ya lo había visto, al mismo tiempo en que descontrolado, usó la fuerza para darle un empujón muy potente, con el cual, el niño impacto con su cabeza, contra una pared, cayendo muerto al suelo, debido a lo fuerte del golpe.
- Destruyan todo, y nos vamos. No hay nada aquí.
El lugar ya se encontraba en llamas, todo ardía, todo destruido. Nos colocamos las capuchas de las túnicas, para disponernos a volver a la nave. Solo alcanzamos a dar unos cuantos pasos cuando un grito desgarrador se escuchó desde el fondo de la sala.
- ¡Padre! ¡HERMANO!
Nos giramos sorprendidos. Era un niño, algo más mayor que el primero, que se encontraba parado a escasos centímetros de los cuerpos ya muertos, de su padre, y su hermano, con la mirada baja. La sombra proveniente del fondo de la sala, cubría la parte trasera de su cuerpo, mientras que una luz tenue que venía de una ventana lejana, iluminaba su rostro. Por su mejilla vi caer una lágrima, la cual terminó por impactar contra el suelo, dejando una marca oscura en este. Su puño se apretó, al igual que sus dientes. Su boca logró gesticular un grito de rabia. Levantó la mirada, y la dirigió directo al merodeador Alfabica.
- ¡Tu! – Dijo con la voz gastada, algo rasposa por la ira.
Fue entonces, cuando noté que una pequeña pieza metálica encontrada a su lado, comenzaba a elevarse. Totalmente confundido, supuse que alguno de mis compañeros sería quien estaría mediante la fuerza, controlando aquella pieza, pero luego de echar un vistazo rápido en mis hermanos, note que todos concentraban su atención en el chico, y que aún no notaban la pieza elevándose.
Los segundos parecían eternos, por lo que me fue mucho más fácil, notar otros artefactos de menor tamaño, levantarse al mismo tiempo, en que la cabeza del joven se levantaba hasta casi mirar al techo.
- ¡Tu! – Volvió a decir.
Al mismo tiempo en que gritaba sus palabras, señalo con su dedo índice al merodeador. Aquellos pequeños artefactos que flotaban a su alrededor, se dirigieron en dirección a donde el chico señalaba con su mano. Alfabica, utilizó la fuerza para detener las piezas, sin dificultad. Todos comprendimos entonces, que ese niño, sin siquiera él saberlo, era un sensible de la fuerza.
- ¿Qué haces pequeñín? – Replicó el Merodeador ante este acto.
El chico no sabía que responder. Sus ojos, segados por la ira, no veían en el problema en que se estaba metiendo, solo quería cobrar venganza, aunque sus posibilidades contra lo que tenía en frente. Cuando vi brillar la luz de un sable láser, desde mi espalda, fue el momento en que el niño se echó a correr. No alcanzó a dar muchos pasos, hasta que choco con el Maestro Biszor, quien lo tomó rápidamente desde sus ropajes, y lo mantuvo colgando unos segundos.
- Mátalo. – Dijo la voz de Alfabica, al ver como el Maestro sostenía el cuerpo del chico.
Este último, sin dudarlo, descolgó rápidamente su sable láser desde su cinto, el cual encendió con rapidez, para ponerlo en posición perpendicular al suelo. Dejó caer el cuerpo del chico, el cual se retorció en el suelo, cerró sus ojos, y se cubrió la cara al ver la potente luz de aquel sable rojo.
- ¡Detente! – Grité sin dudarlo.
Todos dirigieron sus miradas a mi persona. Ese grito espontáneo salió de mí, sin pensarlo. Me acerqué al Maestro, y rogué que guardara su sable láser. Este lo hizo algo confundido. Me agaché un poco, para mirar al niño. Este se encontraba inconsciente, por lo que lo levanté con cuidado, entre mis brazos.
- Lo llevaremos con nosotros. – Dije mirando a Alfabica – Bienvenido, hermano – Dije ahora mirando al joven.
Nadie se opuso a la decisión que tomé, a todos les parecía una decisión correcta. El joven no recordaría lo que había ocurrido. Nos encargaríamos de eso, lo entrenaríamos, y haríamos de él, un buen guerrero.
Volvimos a Zonama Sekot, con un éxito mayor al que esperábamos. Regresamos sin la pieza que tanto queríamos, pero adquirimos algo que no esperábamos, y que sería mucho más importante. Un hermano, completamente leal a la Hermandad.
Fin
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Esta vez, nos competía dirigirnos a Tatooine, donde deberíamos de encontrarnos con un vendedor de raros artefactos tecnológicos, a quien habíamos engañado con una serie de artimañas, para poder conseguir un raro artefacto confeccionado por él mismo, el cual usaríamos en una de las nuevas naves, que habían sido adquiridas hace muy poco tiempo por el Templo.
El Dark Lumen, ya nos había entregado las indicaciones para concretar la misión. Nuestras comunicaciones para adquirir dicho producto, con el único proveedor de este, habían sido mediante engaños, él no sabía que nosotros éramos Dark Sith, y tal vez, si se enterase, no hubiera deseado comerciar dicho producto con nosotros, por lo que debíamos ser totalmente discretos al momento de ingresar al planeta, y adentrarnos al poblado, sin que descubrieran nuestra afiliación.
Los enviados para concretar la recepción prevista, fuimos cinco, los cuales viajamos sin problemas hasta llegar a las cercanías de Tatooine. Nos adentramos en su atmósfera, y nos dirigimos a una zona completamente desértica, para poder repasar el plan y así concretarlo de la mejor manera. Íbamos a cargo del Merodeador Alfabica, quien con gran ímpetu asignó las tareas a cada uno de nosotros. Partimos temprano al amanecer, teniendo que caminar una distancia no muy larga, entre la nave, y aquellas casas que apenas se veían a la lejanía. Caminamos cubiertos por unas grandes túnicas, de color oscuro, las que ocultaban nuestras prominentes características de Dark Sith. Obviamente, cargábamos nuestros sables láser, ya que cualquier inconveniente nos llevaría a usarlo, y sin que lo supiéramos, podría ser así.
El merodeador Alfabica, nos hizo caminar por la arena, unos cuantos minutos. Él nos guío según las coordenadas que nos había entregado el comerciante días atrás. Parecían ser correctas, ya que minutos más tarde, de iniciar nuestra caminata, llegamos a cercanías de aquel poblado. No había más que unas cuantas casas, y una que otra tienda, muchos toldos entre aquella calle, que parecía ser la principal, e incluso la única. Comenzamos a caminar por este camino, en completo silencio, igual que todo el lugar. Parecía un pueblito fantasma, no se escuchaba nada, no se veía a nadie. Parecía vacío. Caminamos durante escasos minutos, hasta que casi al final del camino nos encontramos de lleno, con un niño, muy pequeño, jugando con una criatura nativa del lugar. Alfabica, rápidamente, bajo una serie de artimañas, logro extraer la información necesaria, que el inocente niño entregó sin medir peligros. Nos encaminó por la vacía calle, dando saltitos, con su amigo al lado, esa criatura, con quien lo habíamos visto jugar, momentos atrás. Lo seguimos a paso rápido, hasta que nos dejó frente a frente, a una casa, de un tamaño algo mayor, con respecto a las demás. A escasos metros de esta morada, a su lado, vimos a un hombre, trabajando. Fue fácil reconocerlo, era el hombre, con quien habíamos planificado realizar la transacción.
Su rostro, nos indicó claramente las sensaciones que pasaban por la mente de aquel hombre. Inundado por el terror, parecía petrificado ante nuestra presencia. Por otro lado, el niño, se había alejado, entre sus peculiares saltos, sin entender la situación. Las palabras, eran innecesarias para entender lo que ocurría.
El hombre, acongojado, dio un paso al frente, intentando acercarse, pese a que su temor se lo impedía, logro llegar frente al merodeador Alfabica, quien se había adelantado de nosotros, para hablar con el hombre.
- ¿Quiénes son ustedes? – se escucho firme la voz del hombre, aunque su apariencia temblorosa, nos demostraba lo contrario.
- Sus compradores – Dijo la voz profunda del merodeador.
- Pasen por aquí – Respondió rápidamente el hombre, mientras con su mano, señalaba una puerta de la casa.
Tras estas escuetas palabras con el hombre, debimos aplicar el resto del plan. Dos de nosotros, deberían apostarse a las afueras de aquella especie de tienda. Los demás, debíamos entrar en esta, y concretar la compra. Cuando habíamos aterrizado en pleno desierto, para preparar de mejor manera el plan, se me había asignado estar en el grupo que debía entrar en la tienda, y procurar que la transacción fuera exitosa.
La tienda era oscura, llena de trastos viejos, piezas incompletas, y viejas máquinas desarmadas. Nos guío por un estrecho pasillo, hasta que llegamos a una zona iluminada, donde las piezas se encontraban enteras y en buena condición. Se dio una vuelta, para posicionarse tras un mostrador, desde el cual sacó lo que aparentemente buscábamos. Era una pieza metálica, brillante, llena de cables y otras piezas que demostraban su complejidad. Asombrado, creí que ya estaba todo listo, pero no sería tan así, la voz de Alfabica, tronó fuerte en el lugar.
- Esto no es.
Al mismo instante en que me inundaba por la sorpresa de las palabras del merodeador, vi entrar a mis dos compañeros, que se habían apostado a las afuera del lugar, ahora adentro, cargando cada uno dos cuerpos, que intentaban liberarse mediante movimientos bruscos los cuales no encontraban respuesta ante la fuerza con que mis hermanos Dark sith, los sostenían.
- Estos intentaron atacarnos, sin motivo previo – Dijo uno, mientras levantaba las dos cargas que tenían en sus brazos, las cuales intentaron liberarse nuevamente, sin resultado.
Los cuerpos, ya cansados de tanto movimiento, se dejaron caer por mis compañeros, los cuales sin piedad los lanzaron al suelo, donde los cuerpos estrellaron con potencia, de los cuales emanaron quejidos de dolor. Al mismo tiempo, el hombre, se daba la vuelta tras el mostrador, para quedar frente a nosotros.
- E… eh... Esto es un mal entendido.- Dijo con voz temblorosa, mientras juntaba sus manos extendidas delante de su pecho.
- No, no lo es.- La voz del merodeador, silenció todo otro ruido existente.
Su mano, se alzo lentamente, posicionado paralelo al suelo. Con rapidez, retiraba la capucha de su cabeza, con la mano que tenía libre. Entonces, abrió los dedos de la mano, del brazo que se encontraba extendido, al mismo tiempo en que el hombre se elevaba del suelo, llevando sus manos a su cuello. Entendí entonces que la paciencia de Alfabica se había agotado. Me mantuve quieto, no ejecuté ningún movimiento, ya que al fin y al cabo, no entendía el fondo de la situación.
El cuerpo del hombre, cayó directo contra el suelo al mismo tiempo en que el Merodeador, daba un giro sobre su propio eje, para poder mirarnos. Su rostro demostraba enojo, y total seriedad.
- Encuentren lo que buscamos, y destruyan todo lo demás.
Comprendí inmediatamente todo lo que ocurría. Di un pequeño salto, y usando la fuerza, comencé a mover algunos artefactos tirados por todas partes en la tienda. No sabía muy bien lo que buscábamos, pero mi instinto destructivo me incitaba a lanzar a la distancia, aquellos objetos que entorpecían mi búsqueda. Mientras lanzaba un objeto metálico por los aires, vi correr al mismo niño que nos había traído al lugar, ahora cubriendo el cuerpo del vendedor, que se encontraba tirado en el suelo. Uno de mis hermanos Dark Sith, ya lo había visto, al mismo tiempo en que descontrolado, usó la fuerza para darle un empujón muy potente, con el cual, el niño impacto con su cabeza, contra una pared, cayendo muerto al suelo, debido a lo fuerte del golpe.
- Destruyan todo, y nos vamos. No hay nada aquí.
El lugar ya se encontraba en llamas, todo ardía, todo destruido. Nos colocamos las capuchas de las túnicas, para disponernos a volver a la nave. Solo alcanzamos a dar unos cuantos pasos cuando un grito desgarrador se escuchó desde el fondo de la sala.
- ¡Padre! ¡HERMANO!
Nos giramos sorprendidos. Era un niño, algo más mayor que el primero, que se encontraba parado a escasos centímetros de los cuerpos ya muertos, de su padre, y su hermano, con la mirada baja. La sombra proveniente del fondo de la sala, cubría la parte trasera de su cuerpo, mientras que una luz tenue que venía de una ventana lejana, iluminaba su rostro. Por su mejilla vi caer una lágrima, la cual terminó por impactar contra el suelo, dejando una marca oscura en este. Su puño se apretó, al igual que sus dientes. Su boca logró gesticular un grito de rabia. Levantó la mirada, y la dirigió directo al merodeador Alfabica.
- ¡Tu! – Dijo con la voz gastada, algo rasposa por la ira.
Fue entonces, cuando noté que una pequeña pieza metálica encontrada a su lado, comenzaba a elevarse. Totalmente confundido, supuse que alguno de mis compañeros sería quien estaría mediante la fuerza, controlando aquella pieza, pero luego de echar un vistazo rápido en mis hermanos, note que todos concentraban su atención en el chico, y que aún no notaban la pieza elevándose.
Los segundos parecían eternos, por lo que me fue mucho más fácil, notar otros artefactos de menor tamaño, levantarse al mismo tiempo, en que la cabeza del joven se levantaba hasta casi mirar al techo.
- ¡Tu! – Volvió a decir.
Al mismo tiempo en que gritaba sus palabras, señalo con su dedo índice al merodeador. Aquellos pequeños artefactos que flotaban a su alrededor, se dirigieron en dirección a donde el chico señalaba con su mano. Alfabica, utilizó la fuerza para detener las piezas, sin dificultad. Todos comprendimos entonces, que ese niño, sin siquiera él saberlo, era un sensible de la fuerza.
- ¿Qué haces pequeñín? – Replicó el Merodeador ante este acto.
El chico no sabía que responder. Sus ojos, segados por la ira, no veían en el problema en que se estaba metiendo, solo quería cobrar venganza, aunque sus posibilidades contra lo que tenía en frente. Cuando vi brillar la luz de un sable láser, desde mi espalda, fue el momento en que el niño se echó a correr. No alcanzó a dar muchos pasos, hasta que choco con el Maestro Biszor, quien lo tomó rápidamente desde sus ropajes, y lo mantuvo colgando unos segundos.
- Mátalo. – Dijo la voz de Alfabica, al ver como el Maestro sostenía el cuerpo del chico.
Este último, sin dudarlo, descolgó rápidamente su sable láser desde su cinto, el cual encendió con rapidez, para ponerlo en posición perpendicular al suelo. Dejó caer el cuerpo del chico, el cual se retorció en el suelo, cerró sus ojos, y se cubrió la cara al ver la potente luz de aquel sable rojo.
- ¡Detente! – Grité sin dudarlo.
Todos dirigieron sus miradas a mi persona. Ese grito espontáneo salió de mí, sin pensarlo. Me acerqué al Maestro, y rogué que guardara su sable láser. Este lo hizo algo confundido. Me agaché un poco, para mirar al niño. Este se encontraba inconsciente, por lo que lo levanté con cuidado, entre mis brazos.
- Lo llevaremos con nosotros. – Dije mirando a Alfabica – Bienvenido, hermano – Dije ahora mirando al joven.
Nadie se opuso a la decisión que tomé, a todos les parecía una decisión correcta. El joven no recordaría lo que había ocurrido. Nos encargaríamos de eso, lo entrenaríamos, y haríamos de él, un buen guerrero.
Volvimos a Zonama Sekot, con un éxito mayor al que esperábamos. Regresamos sin la pieza que tanto queríamos, pero adquirimos algo que no esperábamos, y que sería mucho más importante. Un hermano, completamente leal a la Hermandad.
Fin
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Darth Plagueis- Mensajes : 1410
Fecha de inscripción : 05/02/2012
Re: [Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
por Keldorn Gres Lun Ene 14, 2013 7:56 pm
Buen roleo espero continuacion
Keldorn Gres- Mensajes : 795
Fecha de inscripción : 20/08/2011
Edad : 27
Localización : Tarragona
Re: [Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
por Darth Plagueis Mar Ene 15, 2013 12:52 am
Aquí termina el roleo, no habrá más capítulos, ya que que considero que extenderlo lo volverá aburrido.
Darth Plagueis- Mensajes : 1410
Fecha de inscripción : 05/02/2012
Re: [Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
por Itnemb Mar Ene 15, 2013 2:04 am
Muy buen roleo. Felicidades.
Itnemb- Mensajes : 1845
Fecha de inscripción : 20/11/2012
Localización : Unknown -
Re: [Roleo de Zonama Sekot] Hermanos.
por Invitado Mar Ene 15, 2013 2:07 am
Buen trabajo. Sin embargo ya estoy decepcionándome de los roleos, en general. Ya que he notado que todos usan el mismo formato en cuanto a estética. El diseño es idéntico (no similar, igual) a otros roleos que he venido viendo como los de Naidath, no sé a que viene todo esto pero bueno.
En la interpretación he visto errores ortográficos tales como "segado" y bueno como también en la gramática donde desde la perspectiva básica te equivocas. En dado caso daré el visto de BUENO al roleo.
En la interpretación he visto errores ortográficos tales como "segado" y bueno como también en la gramática donde desde la perspectiva básica te equivocas. En dado caso daré el visto de BUENO al roleo.
Invitado- Invitado
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