[Roleo de Odacer] Kalt, aber schön, nachdem alle.
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[Roleo de Odacer] Kalt, aber schön, nachdem alle.
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¿Nunca haz tenido la sensación, de que miles de ojos observan lo que haces o dejas de hacer, manteniendo contacto contigo ya sea telepático como presente, pero tú no lo puedes notar? Es tan extraño, tan extraño que reconozco el aroma de alguien más, la corriente de aire que se genera por uno al pasar, esas voces en tu cabeza, voces del mas allá, que guían tu camino. Siento que soy la marioneta de alguien, o de algo... ¿Se tratará de la oscuridad? Un maestro dijo, ''No te dejes dominar por la oscuridad, se tú la oscuridad''. Y yo, pienso cumplir esas palabras, esa filosofía tan sabia que genera en uno el desconcierto y el vacío de no reconocer nada de tu entorno, el perder tu ser como si tu mismísima alma cayera a tu precipicio dejando tu cuerpo intacto sobre el matorral de espinas venenosas que en un mundo de oscuridad, siempre existen.
Odacer-Faustin, aquel planeta de terreno áspero y frío, de nevadas y fuertes vientos que lo azotan, un ambiente completamente gélido y lleno de historias, oscuras historias lógicamente. Hogar de una academia Sith durante la Guerra Fría, formada por Darth Drear, señor Sith de poder inconfundible. Debajo de dicha academia, una biblioteca formada de puro conocimiento de tradiciones Sith, guardaba el Holocrón de este Señor. Apartando lo que los viejos tiempos nos enseñan, actualmente renacen los Sith como academia y miembros de ella, de poderosos y cultos señores de gran respeto y codiciados en la Orden. No cualquiera la habitaba, ni tampoco se lograba ingresar ahí con tal facilidad. Con suerte, un individuo que cumpla sus requisitos era Iniciado en el ámbito reglamentario mediante los variados rangos, mas la sabiduría era lo más importante, no querrían una máquina de matar que no sepa su propio código. Solitarios, silenciosos pero unidos, los Sith se desarrollaban divididos de la Orden en sí, sin el apoyo de Imperiales ni refuerzos: Eran ellos y nadie más. Las culturas y las disciplinas eran las mismas, pero cada uno de los miembros ocultaba un pasado tan oscuro, que haría escupir las entrañas de cualquier débil que lo viva si no fueran ellos propios; eran únicos. Todos miembros conocidos, ya haya sido en la República Galáctica o el Imperio Galáctico, pero cada uno tenía una historia de valor y poder. Cada uno de ellos, cayó al Lado Oscuro, hasta el ser que más aparentaba ser luminoso. Jóvenes y mayores, eran los que merodeaban en los aposentos de aquel oscuro castillo, donde antaño los Sith formaron por primera vez, su academia. Era tan oscuro, rodeado de nieve que hacía resaltar el llamado templo, entre tanta blancura, tanto frío que hacía del lugar insoportable y un infierno de hielo. No cualquiera, como anteriormente se ha dicho, puede convivir en un castillo como tal al no tener el honor suficiente, ni llevar a cabo una unión con aquel tipo de miembros.
Ravenna, entre demás aprendices, fue cogida entre tantos miembros contactados por los ahora Señores Sith. El misterio del por qué Kainet la haya reclutado entre tantas otras mejores opciones, iba creciendo en la mente de la Sith. Llegando al planeta, con aquel droide que piloteaba sin que nada obstruyera su paso, avanzó de lado a lado la galaxia para cumplir su misión. La joven nada mas, se sumergía en sus pensamientos, y sus sentimientos eran afectados al aferrarse a tantas cosas que provocó, cual pétalos de rosas, marchitarse en la soledad y en el frío destructor. Alguien tan fuerte existirá, o podrá seguir existiendo, para alguna vez enseñar lo que él o ella fue, desde sus edades mas tempranas como las últimas, y es lo que Ravenna exactamente tenía planeado hacer: Dejar su legado, antes de que su existencia desapareciera. Con sólo abrir los ojos luego de un eterno sueño, y observar el enorme castillo que resguardaba la academia de aquellos seguidores del Bogan, era el nuevo hogar donde casualmente, ante sus enormes puertas, el ''Jedi'' Kainet la esperaba. El rostro de Ravenna se estremecía en asombro y confusión, siendo su pálido rostro cubierto por copos de nieves que se posaban en sus pómulos, mientras avanzaba por un camino también formado de nieve. Debajo de ella se veía un suelo tan pedregoso y oscuro, como las mismas rocas que alzaban el castillo. Su túnica marrón, que habría sido entregada en los Jedi a sus manos, se rasgaba a medida que pasaba, siendo víctima de algún tipo de fuerza oscura. Sin antes llegar a la puerta, atravesando el largo camino hasta Kainet, su túnica se deshilachó al completo, sin dejar rastros de trozos de tela o manchas siquiera. Ravenna era resistente a ese frío, como si toda su vida haya pertenecido a un ambiente como ese. Kainet tenía en sus manos, plegada y doblada de forma prolija, una túnica oscura de toques rojos, característica de un aprendiz.
Te estaba esperando, Ravenna...
Dijo él, deslizando una sonrisa algo muerta, entre la comisura de sus labios tan pálidos como el blanco de la nieve. Como tal hombre que fue, le colocó la túnica oscura por encima de los hombros a Ravenna, sin darle oportunidad de responder, mas no tenía preámbulos que liberar. Con un gesto de manos, Kainet la dirigió dentro de la enorme infraestructura de la academia, para ya conocerla de por dentro. A medida que avanzaban por el gran salón principal, de pilares negruzcos y cristales rojos intactos en las esquinas de cada uno, miembros desfilaban para nada mas ver, a la nueva joven que acababa de llegar. Ninguno aparentaba ser gente catalogada como normal, todos tenían un rostro tan maligno como lo máximo que uno pueda imaginarse, casi sin poder ser comparados. El hombre le explicaba la historia de ése castillo, quiénes estaban de gran interés, y por último le explicó la razón de su presencia, mas bien, la de ambos. Se detuvieron frente a un altar, lleno de antiguos tronos donde los antiguos señores Sith solían tomar sus descansos, y donde las escalinatas fueron pisadas por sus seguidores. Subiendo tres de ellas, de mármol capaz de reflejarlo todo, Kainet se postuló delante de la figura de la confundida y ''muda'' joven. Era tan extraño, que de una joven tan caprichosa se encontrara respeto y silencio cuando un superior la hablara, que generó en Kainet un desconcertado suspiro, antes de hablar.
Me imagino que no sabrás por qué estás aquí, ni por qué yo estoy aquí. Te envié primero pero antes he llegado yo, y eso no puedo comprenderlo. De igual forma, debes saber que te traje aquí porque en verdad perteneces. Sé que dudas tienes en esa torpe cabezita, y cada una de ellas te las explicaré, al menos las mas elementales. No, no fui luminoso ni oscuro como suele llamarse, soy neutral. Abandoné la Orden Jedi porque aquí es donde pertenezco, igual que tú. Haz sido escogida por tu gran oscuridad y habilidades que dominarás junto a los mejores Maestros y Señores Sith que jamás encontrarás. Entre tanta mugre de la galaxia, te hemos escogido, para que la ''princesa'' esté en su castillo...
Con algo de humor Kainet soltó una risa entre dientes, no muy notoria, pero que también generó humor en Ravenna, lo que hizo que por primera vez sonriera de alegría. En un instante, ambos se quedaron sonriendo fijamente viéndose cada uno a los ojos, como si se perdieran en un universo donde únicamente, existieran ellos dos. Cabe decir, que en aquella conexión visual, un escalofrío por el cuerpo de la joven se alargó, transfiriéndose hasta ser un ''nuevo sentimiento'', pero inexplicable. Tal vez a Kainet le haya sucedido también, pero que de ambos bajaron la mirada al mismo tiempo fue asegurado. Entre el incómodo silencio, éste le indico dónde las habitaciones se encontraban, donde pudiera despojarse de sus ropas y colocarse la nueva túnica, preparando para que su destino se adapte a aventurarse, próximamente.
Tan solo correteando con sus pequeños pies, Ravenna se sumergió entre las sombras del lugar que le resultaba desconocido, abriendo de par a par las puertas de las habitaciones con ambas manos. Tras ingresar, observó la majestuosidad del castillo, y cada sala era símbolo de la supremacía de esta gente. Nada más extendió los pliegues de su túnica, notando como así, una nota cayó al suelo.
''Cuídala mucho, aprendiz... - K.''
La nota hizo de Ravenna sonrojar sus mejillas y sonreír otra vez, quitando sus ropas beiges para plegarlas bajo la cama que escogió entre tantas, para entonces colocarse la túnica que Kainet le obsequió. No antes de retirarse de las habitaciones, cerró sus ojos para oler el aroma del papiro, de aquella nota que antes fue tocada por Kainet. El perfume hizo del corazón de la joven un cosquilleo que ya resultaba ser muy misterioso...
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Fue un roleo muy corto, sin imágenes, pero es lo suficiente para explicar que mi personaje llegó a Odacer-Faustin, y también siente algo por Kainetsito e.e Muy por encima explicado, pero el roleo que sería una continuación de este, será más elaborado
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¿Nunca haz tenido la sensación, de que miles de ojos observan lo que haces o dejas de hacer, manteniendo contacto contigo ya sea telepático como presente, pero tú no lo puedes notar? Es tan extraño, tan extraño que reconozco el aroma de alguien más, la corriente de aire que se genera por uno al pasar, esas voces en tu cabeza, voces del mas allá, que guían tu camino. Siento que soy la marioneta de alguien, o de algo... ¿Se tratará de la oscuridad? Un maestro dijo, ''No te dejes dominar por la oscuridad, se tú la oscuridad''. Y yo, pienso cumplir esas palabras, esa filosofía tan sabia que genera en uno el desconcierto y el vacío de no reconocer nada de tu entorno, el perder tu ser como si tu mismísima alma cayera a tu precipicio dejando tu cuerpo intacto sobre el matorral de espinas venenosas que en un mundo de oscuridad, siempre existen.
~ Ravenna.
_____________________________________Odacer-Faustin, aquel planeta de terreno áspero y frío, de nevadas y fuertes vientos que lo azotan, un ambiente completamente gélido y lleno de historias, oscuras historias lógicamente. Hogar de una academia Sith durante la Guerra Fría, formada por Darth Drear, señor Sith de poder inconfundible. Debajo de dicha academia, una biblioteca formada de puro conocimiento de tradiciones Sith, guardaba el Holocrón de este Señor. Apartando lo que los viejos tiempos nos enseñan, actualmente renacen los Sith como academia y miembros de ella, de poderosos y cultos señores de gran respeto y codiciados en la Orden. No cualquiera la habitaba, ni tampoco se lograba ingresar ahí con tal facilidad. Con suerte, un individuo que cumpla sus requisitos era Iniciado en el ámbito reglamentario mediante los variados rangos, mas la sabiduría era lo más importante, no querrían una máquina de matar que no sepa su propio código. Solitarios, silenciosos pero unidos, los Sith se desarrollaban divididos de la Orden en sí, sin el apoyo de Imperiales ni refuerzos: Eran ellos y nadie más. Las culturas y las disciplinas eran las mismas, pero cada uno de los miembros ocultaba un pasado tan oscuro, que haría escupir las entrañas de cualquier débil que lo viva si no fueran ellos propios; eran únicos. Todos miembros conocidos, ya haya sido en la República Galáctica o el Imperio Galáctico, pero cada uno tenía una historia de valor y poder. Cada uno de ellos, cayó al Lado Oscuro, hasta el ser que más aparentaba ser luminoso. Jóvenes y mayores, eran los que merodeaban en los aposentos de aquel oscuro castillo, donde antaño los Sith formaron por primera vez, su academia. Era tan oscuro, rodeado de nieve que hacía resaltar el llamado templo, entre tanta blancura, tanto frío que hacía del lugar insoportable y un infierno de hielo. No cualquiera, como anteriormente se ha dicho, puede convivir en un castillo como tal al no tener el honor suficiente, ni llevar a cabo una unión con aquel tipo de miembros.
Ravenna, entre demás aprendices, fue cogida entre tantos miembros contactados por los ahora Señores Sith. El misterio del por qué Kainet la haya reclutado entre tantas otras mejores opciones, iba creciendo en la mente de la Sith. Llegando al planeta, con aquel droide que piloteaba sin que nada obstruyera su paso, avanzó de lado a lado la galaxia para cumplir su misión. La joven nada mas, se sumergía en sus pensamientos, y sus sentimientos eran afectados al aferrarse a tantas cosas que provocó, cual pétalos de rosas, marchitarse en la soledad y en el frío destructor. Alguien tan fuerte existirá, o podrá seguir existiendo, para alguna vez enseñar lo que él o ella fue, desde sus edades mas tempranas como las últimas, y es lo que Ravenna exactamente tenía planeado hacer: Dejar su legado, antes de que su existencia desapareciera. Con sólo abrir los ojos luego de un eterno sueño, y observar el enorme castillo que resguardaba la academia de aquellos seguidores del Bogan, era el nuevo hogar donde casualmente, ante sus enormes puertas, el ''Jedi'' Kainet la esperaba. El rostro de Ravenna se estremecía en asombro y confusión, siendo su pálido rostro cubierto por copos de nieves que se posaban en sus pómulos, mientras avanzaba por un camino también formado de nieve. Debajo de ella se veía un suelo tan pedregoso y oscuro, como las mismas rocas que alzaban el castillo. Su túnica marrón, que habría sido entregada en los Jedi a sus manos, se rasgaba a medida que pasaba, siendo víctima de algún tipo de fuerza oscura. Sin antes llegar a la puerta, atravesando el largo camino hasta Kainet, su túnica se deshilachó al completo, sin dejar rastros de trozos de tela o manchas siquiera. Ravenna era resistente a ese frío, como si toda su vida haya pertenecido a un ambiente como ese. Kainet tenía en sus manos, plegada y doblada de forma prolija, una túnica oscura de toques rojos, característica de un aprendiz.
Te estaba esperando, Ravenna...
Dijo él, deslizando una sonrisa algo muerta, entre la comisura de sus labios tan pálidos como el blanco de la nieve. Como tal hombre que fue, le colocó la túnica oscura por encima de los hombros a Ravenna, sin darle oportunidad de responder, mas no tenía preámbulos que liberar. Con un gesto de manos, Kainet la dirigió dentro de la enorme infraestructura de la academia, para ya conocerla de por dentro. A medida que avanzaban por el gran salón principal, de pilares negruzcos y cristales rojos intactos en las esquinas de cada uno, miembros desfilaban para nada mas ver, a la nueva joven que acababa de llegar. Ninguno aparentaba ser gente catalogada como normal, todos tenían un rostro tan maligno como lo máximo que uno pueda imaginarse, casi sin poder ser comparados. El hombre le explicaba la historia de ése castillo, quiénes estaban de gran interés, y por último le explicó la razón de su presencia, mas bien, la de ambos. Se detuvieron frente a un altar, lleno de antiguos tronos donde los antiguos señores Sith solían tomar sus descansos, y donde las escalinatas fueron pisadas por sus seguidores. Subiendo tres de ellas, de mármol capaz de reflejarlo todo, Kainet se postuló delante de la figura de la confundida y ''muda'' joven. Era tan extraño, que de una joven tan caprichosa se encontrara respeto y silencio cuando un superior la hablara, que generó en Kainet un desconcertado suspiro, antes de hablar.
Me imagino que no sabrás por qué estás aquí, ni por qué yo estoy aquí. Te envié primero pero antes he llegado yo, y eso no puedo comprenderlo. De igual forma, debes saber que te traje aquí porque en verdad perteneces. Sé que dudas tienes en esa torpe cabezita, y cada una de ellas te las explicaré, al menos las mas elementales. No, no fui luminoso ni oscuro como suele llamarse, soy neutral. Abandoné la Orden Jedi porque aquí es donde pertenezco, igual que tú. Haz sido escogida por tu gran oscuridad y habilidades que dominarás junto a los mejores Maestros y Señores Sith que jamás encontrarás. Entre tanta mugre de la galaxia, te hemos escogido, para que la ''princesa'' esté en su castillo...
Con algo de humor Kainet soltó una risa entre dientes, no muy notoria, pero que también generó humor en Ravenna, lo que hizo que por primera vez sonriera de alegría. En un instante, ambos se quedaron sonriendo fijamente viéndose cada uno a los ojos, como si se perdieran en un universo donde únicamente, existieran ellos dos. Cabe decir, que en aquella conexión visual, un escalofrío por el cuerpo de la joven se alargó, transfiriéndose hasta ser un ''nuevo sentimiento'', pero inexplicable. Tal vez a Kainet le haya sucedido también, pero que de ambos bajaron la mirada al mismo tiempo fue asegurado. Entre el incómodo silencio, éste le indico dónde las habitaciones se encontraban, donde pudiera despojarse de sus ropas y colocarse la nueva túnica, preparando para que su destino se adapte a aventurarse, próximamente.
Tan solo correteando con sus pequeños pies, Ravenna se sumergió entre las sombras del lugar que le resultaba desconocido, abriendo de par a par las puertas de las habitaciones con ambas manos. Tras ingresar, observó la majestuosidad del castillo, y cada sala era símbolo de la supremacía de esta gente. Nada más extendió los pliegues de su túnica, notando como así, una nota cayó al suelo.
''Cuídala mucho, aprendiz... - K.''
La nota hizo de Ravenna sonrojar sus mejillas y sonreír otra vez, quitando sus ropas beiges para plegarlas bajo la cama que escogió entre tantas, para entonces colocarse la túnica que Kainet le obsequió. No antes de retirarse de las habitaciones, cerró sus ojos para oler el aroma del papiro, de aquella nota que antes fue tocada por Kainet. El perfume hizo del corazón de la joven un cosquilleo que ya resultaba ser muy misterioso...
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Fue un roleo muy corto, sin imágenes, pero es lo suficiente para explicar que mi personaje llegó a Odacer-Faustin, y también siente algo por Kainetsito e.e Muy por encima explicado, pero el roleo que sería una continuación de este, será más elaborado
Naidath- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 09/06/2012
Re: [Roleo de Odacer] Kalt, aber schön, nachdem alle.
Mmmm... Kainetsito....
Bueno y en cierto modo poético, no hace falta que añadas imágenes
Y estoy seguro de que Kainet sintió lo mismo que tú
Bueno y en cierto modo poético, no hace falta que añadas imágenes
Y estoy seguro de que Kainet sintió lo mismo que tú
Última edición por Jensaarai el Lun Ene 14, 2013 4:53 pm, editado 1 vez
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: [Roleo de Odacer] Kalt, aber schön, nachdem alle.
Como siempre me encantan tus roleos mi valky..
TE ECHO DE MENOS
TE ECHO DE MENOS
Aleema- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Localización : Canada
Re: [Roleo de Odacer] Kalt, aber schön, nachdem alle.
El roleo es BUENO.
Un saludo y suerte.
Un saludo y suerte.
Invitado- Invitado
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