[Roleo de Zonama Sekot] Las cicatrices nos recuerdan que el pasado fue real [Aequans]

Anteriormente, Hannibal se encontraba vigilando el templo Dark Sith como era habitual pero algo perturbador se encontraba en el templo y el guardián se dio de bruces contra él. Un encapuchado muy singular y envolvente de misterio, con unas habilidades espléndidas en el combate. Eran tales que fue capaz de confundir a Hannibal con un simple movimiento, en el cual dejó su túnica tras él y para sorpresa de Hannibal, aquel sujeto era idéntico a él, ¿qué estaba ocurriendo? Esa pregunta le costó un corte en el pecho a nuestro Guardián.
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Las risas por parte de aquel sujeto recorrían todos y cada uno de los rincones del templo mas nadie parecía oírlos, únicamente Hannibal. Él se encontraba viendo como la sangre emanaba y fluía del corte de su pecho y como se deslizaba a través de sus ropajes rasgados, cayendo en forma de gotas sobre el suelo. Pero aquello no iba a ser suficiente para detenerle, su deber era custodiar el templo y asegurar a la vez que todos sus miembros se encontrasen sanos y salvos, ese era su deber, tenía que hacerlo por sus hermanos. Empuñando con mucha más fuerza su sable láser realizó un corte con suma rapidez hacia el pecho de aquel sujeto, el cual se movió hacia atrás de un ágil movimiento evitando que la hoja del sable llegase a tocarle, pero su velocidad no fue la suficiente puesto que parte de su camisa fue rasgada por el corte de Hannibal. El sujeto manteniendo su actitud cínica miro a los ojos de Hannibal como si se tratase de un perro, pero en la mirada de aquel perro vio reflejado algo que no había visto en ninguna otra mirada y aquello hizo sentirle inseguro, haciendo que su actitud cínica se desvaneciese junto a su sonrisa confiada. » Tu mirada ha cambiado... por fin entiendes lo que eres, hermano -afirmó con seriedad ante ese hecho-. Hannibal reconoció inmediatamente la voz de aquel sujeto, mas no daba crédito a lo que estaba viendo en ese preciso instante. Parpadeó un momento materializando en ese instante un recuerdo en su mente, un recuerdo pasado que creía haberlo dejado atrás. Era una sala dividida en dos partes y en una de ellas se encontraba Hannibal y en la otra su hermano y ambos se encontraban separados por una pared en medio con grandes vidrieras, por las cuales podía verse el resplandor de unas llamas que consumirían con el paso del tiempo el lado de la habitación donde se encontraba el hermano de Hannibal mientras el humo trepaba por las paredes de aquel lugar, además de ser bastante notorios y a la vez tristemente aterradores los gritos de "fuego, fuego" por parte de su hermano.

Todo empezaba a encajar ahora para Hannibal, ahora entendía porque se asemejaba tanto a ese sujeto y porqué la piel de aquel sujeto había sido tan maltratada, se trataba de su hermano Hasg. Las palabras que le dijo despertaron sus recuerdos que había creído olvidar, un triste deselance parece acercarse, una mente corrompida puede causar mucho daño.
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Por fin Hannibal había recobrado sus recuerdos en aquel parpadear de ojos. Cuando los abrió miró de una manera directa a los de su hermano y mantuvo firmemente su sable entre sus dedos. El movimiento de Hannibal fue tan veloz que su hermano no se percató de él. En apenas unos instantes se puso detrás de Hasg, haciéndole sentir como el aire que exhalaba por su nariz daba contra su nuca. Hasg se dio la vuelta e intentó cortar la cabeza de su hermano de un movimiento limpio y horizontal contra su cuello. Hannibal interpuso su sable de luz en medio del suyo, haciendo que las chispas que brotaban del contacto de las hojas de sus sables cayeran alrededor de los ojos de ambos, formando como una especie de lluvia. » ¿Porqué haces todo ésto? No tengo la culpa de lo que pasó aquel día. Sin dudarlo ni un instante, Hasg comenzó a realizar cortes hacia las piernas y torso de Hannibal, quien iba bloqueando sin esfuerzo todos y cada uno de aquellos cortes. » ¡Claro que la tienes tú! Eras mi hermano y me abandonaste... Pero no importa, la venganza justifica los medios. A su hermano la moral comenzaba a decaerle, se notaba, podía notarse como era de cristal. La mirada de Hannibal, como no, seguía encendida por la llama que alumbraba su fuerza de voluntad. Hasg empezó a cansarse conforme iba pasando el tiempo, así que reuniendo midiclorianos en su mano izquierda utilizó a los mismos para redirigir uno de los pilares contra el cuerpo de Hannibal permitiéndole una huída rápida. Estaba claro que Hannibal no le permitiría escapar, antes de que el pilar impactase contra su cuerpo lo cortó en dos trozos con su sable luz evitando que ninguno de los dos llegase a hacer contacto con su cuerpo.

Hasg huía todo lo rápido que podía por los pasillos del templo hasta que pudo llegar finalmente a la superfície del planeta Zonama Sekot y dirigirse hacia donde había dejado su nave. Confiado de que había despistado a su hermano se subió rápidamente a la nave y encendió los motores y los sistemas de navegación. En cuanto se dispuso a ascender para despegar algo pasó, la nave comenzó a temblar y los motores a arder. Hasg miró hacia atrás por la ventana de su nave y observó como unos rayos impactaban directamente contra la nave y cuando intentó salir del interior de la nave pasó lo inevitable, la nave explotó saliendo disparados trozos de metralla por todos lados, de los cuales ninguno fue capaz de tocar el cuerpo de Hannibal.


Todo parecía haber terminado... Hannibal cerró sus ojos un momento recordando lo que había sido su hermano para él y en lo que desgraciadamente se había convertido. Un escalofrío recorrió el cuerpo del guardián mientras un grito atroz se escuchaba salir desde las inmensas llamas que había producido la explosión de la nave de Hasg. Hannibal abrió sus ojos y se dio la vuelta viendo el cuerpo de su hermano rodeado de llamas y como todavía se sostenía en pie. No daba crédito a lo que veía, el odio hacia los sucesos de haría años atrás habían empujado a Hasg hasta ese extremo... desgraciadamente no llegó hasta donde estaba Hannibal, el segundo motor estalló simultáneamente al segundo paso que daba el hermano de Hannibal hacia él. Éste se dio la vuelta mientras su ropa era ondeada por el viento y sin decir ni una sola palabra volvió hacia el templo apagando y colgando en su cinturón su sable de luz.