[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO]

por Invitado Lun Dic 03, 2012 6:48 am

Insidiæ in umbris

Hay una morada, llamada Hliðskjálf, y cuando se sentó allí, en el trono, miró hacia fuera, sobre el mundo entero y vio los actos de cada hombre, y supo sobre todas las cosas que vio. La formación de los núcleos de la fuerza en tierras lejanas fue un hecho desde tiempos remotos que datan antes de la existencia fraccionaria de planetas, sistemas y en parte rutas estelares. El abandono fue un acto de los arquitectos del planeta que les vio formarse, que les vio nacer y que les vio hacerse celestiales. La posición estelar de Hliðskjálf se desconoce y nunca se supo la existencia de este yacimiento de partículas; volveremos a retomar la historia de como ha nacido este planeta en las áreas desconocidas de la galaxia, desconocidas por la República Galáctica y por el Imperio Sith. Hliðskjálf es el nuevo mundo, es la tierra de nadie, es el limbo de la fuerza y la antigüedad de la galaxia recayendo en la historia de un satélite abandonado e inhóspito.

La historia de Hliðskjálf vuelve para ser desvelada y dejar de ser uno de los secretos más enigmáticos de la galaxia y de la fuerza; la llamada del Hliðskjálf a sus creadores ha sido enviada. Un día, los arquitectos volverán en su esencia viva al planeta que ellos crearon con tanta armonía, paz y delicadeza. La fuerza concentrada en este planeta sin vida ha sido el núcleo de toda la fuerza concebida por la galaxia y el poder es el principal yacimiento natural de este planeta donde se llega a la conclusión de que el mismo posee vida; sin embargo nadie que no sean sus arquitectos han logrado encontrar este planeta y aquellos que han visto la presencia de este gran titán han perdido el conocimiento y han desaparecido en las extremidades galácticas. El misterio aún no es conocido, es un fuerte enigma que incluye a la raza de los celestiales, la creación de la galaxia y de todos los satélites; todo esto es obra de los celestiales, este planeta sería el punto de enfoque y de equilibrio lo que mantendría a la galaxia en continuo funcionamiento y garantizaría la paz, un espacio de fuertes vibras.

¿Se desvelarán los secretos esconcidos por los celestiales? Un sabio y anciano celestial de los primeros en nacer junto al remanente de la fuerza cuando no habían estrellas, no habían estelas y no habían supernovas. Su descendencia se basó en tres hijos que representarían el lado luminoso de la fuerza, el equilibrio en la fuerza y el lado oscuro de la fuerza. El sabio encomendó a su primer hijo, llamado Aequans que significaría en la antigua lengua muerta de los celestiales "Equilibrio" donde se plantea su función que sería el equilibrio de la fuerza, la pacificación de la galaxia y la supervivencia de los celestiales, garantizar su trono y proteger la galaxia a toda costa de cualquier mal que pueda hacer un desequilibrio en la fuerza. El anciano tras hacer a su primer hijo, la primera descendencia sería un claro ejemplo y un claro parecido a su padre, el anciano. La misión que le encomendaría milenios después; cuando apenas se conocían civilizaciones como la humana y las organizaciones que surgirían, cuando no habían sido formados un cuarto de los planetas. Aequans debía formar un planeta que sirva como núcleo de la fuerza y centro del equilibrio lo que sería el soporte a toda la galaxia y la concentración principal de energía.

Aequans aceptó y durante años de continuo trabajo, empleó sus habilidades, finalmente formando un grandioso planeta que aún no tendría estética lo que significaría el inicio de la civilización de Hliðskjálf. En recompensa a la creación que le encomendó su padre y ya hecho el núcleo; satisfecho el mismo, le permitió a Aequans ponerle nombre a su morada y hacer el planeta a su semejanza, a sus gustos y así fue. El planeta se le llamó Hliðskjálf y contendría tres lunas y un sol; pero aún no había acabado lo que comenzó, el planeta debía terminar de ser formado y de crear la estética terrestre y atmosférica, todas las características del planeta debían ser creadas por el mismo noble celestial. El responsable Aequans se puso manos a la obra en la extensión de tierra del planeta que estaba prácticamente vacío. El cielo era de color negro, ni siquiera se veían estrellas, no habían nubes, el sol no funcionaba debido a carencia de gravedad al igual que las lunas y no había rotación. Era un planeta sin círculo vicioso, sin funcionamiento, sin nada especial. Comenzaría el primer día de la creación de Hliðskjálf y darían sus características de forma definitiva.

El primer día de la formación de Hliðskjálf fue satisfactorio y esencial para los inicios del planeta. Aequans alzó sus manos con mucha delicadeza estas se caracterizaban por el poderío que conservaban y el poder que le llegó a otorgar su sabio padre tras darle la vida y volverlo un guardián del equilibrio y de la fuerza, mientras alzaba las manos tenía una runa tallada en piedra y creada por la mano de los celestiales con un poder interno de todo el universo; la potencia necesaria como para destruir todo un mundo con sólo usar el poder que esta tiene, esa runa era conocida como la runa de Eohl y su símbolo era característico [Y] pues la runa entró en armonía con la fuerza que ejercía el noble celestial, apuntando contra el cielo. El cielo se abrió y soltó una descarga electromagnética que empezó a generar la gravedad en el planeta manteniendo al celestial en el suelo y los gases crearían el oxígeno. La atmósfera empezaría a formarse como la capa de protección interplanetaria contra las impurezas del espacio y el sol se colocó en alineación proporcionando luz al igual que las lunas en diferentes hemisferios terrestres para ejercer las funciones del día y la noche. La principal constitución del nuevo y purificado mundo, nadie sabría la verdadera ubicación de este mundo, pues yacía escondido en los lugares recónditos de la galaxia, generalmente no estaba anexado a rutas galácticas y varias supernovas, satélites y asteroides le escondían junto a su fuerte gravedad que destruye casi todo a su paso.

Los terremotos y los fenómenos naturales formarían extensiones de tierra empinadas, colinas, grandes y frondosas montañas de piedra caliza y crearían agujeros que serían grandes abismos que futuramente esconderían recónditos secretos y enigmas en la fuerza. Los deseos de Aequans con la estructura del planeta estaban en su mente y esos deseos, los tomaba en cuenta, sacándolos y haciendo el planeta a su modo de ver la estética; pensaba que el planeta debía ser oscuro, al mismo tiempo un paraíso y con un toque desolado e inhóspito, donde solamente sus dignos servidores puedan vivir ahí para rendirle tributo al guardián del equilibrio que ha creado el mundo de Hliðskjálf, un mundo totalmente nuevo. El núcleo del equilibrio se formó bajo tierra lo que permitiría en parte muchas de las cosas que estarían presentes posteriormente en el planeta. El mundo quedó forjado; los hemisferios fueron divididos, la tierra había sido formada correctamente y los caminos habían sido creados. Eohl era una de las runas más poderosas de la galaxia y había cumplido la función de crear el planeta que volvería a equilibrar los límites galácticos y garantizaría la supervivencia de los verdaderos y únicos arquitectos de la galaxia, los sabios celestiales.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Tuisto

―¡Un oscuro cielo de color grisáceo que recubra la superficie de este vasto paraíso celestial!― De forma que por el poder conferido por la runa el cielo empezó a aclararse un poco más y cogió esta vez forma llenándose de una espesa aura de color gris. El cielo terminó por volverse grisáceo y la formación gaseosa de la atmósfera, formó nubes en el cielo, la capa más baja de la atmósfera. El cielo tenía nubes de color negro que al aparecer empezaron a soltar inmensas lluvias cuyas gotas recaían sobre la superficie y tallaban piedras pero no sólo se dedicaban a tallar las piedras, llenaban distintos ríos, lagos, ciénagas y hasta mares en los hemisferios lejanos al principal bloque del Hliðskjálf. Las montañas cogían forma esta vez, se confería la vegetación, pues esta empezaba a creer en las extensiones del suelo. El ambiente se volvió templado, eran los deseos del celestial Aequans. El ambiente templado sería una referencia a que se encuentra en una estación de primavera y el planeta tenía un período o una etapa invernal. El terreno cada vez más se llenaba de vegetación que era abastecida por las vastas lluvias que salían de las aflojadas nubes de colores oscuros y eran de un color verdoso muy claro, una hierba muy fuerte, por supuesto y de la cual empezaba a sobresalir flora, el ciclo biológico era rápido y era un ambiente esencial para vivir. El segundo día era embellecimiento del planeta, era hermoso. Las flores eran de distintos colores, tonalidades y formas; salían entre los pequeños jardines y de los recién surgidos bosques con grandes árboles, sauces y estructuras boscosas que tapaban la entrada del sol lo que creaba el surgimiento de la neblina a nivel mundial, todo el planeta estaba lleno de una espesa neblina de color blanco.

Otra gran morada está allí, la cual es llamada Valaskjálf. Aequans posee esa residencia. Los celestiales la hicieron y la techaron con plata pura, y en esta mansión está el Hlidskjálf, como es llamado el trono. Siempre que Aequans, el juicioso, se establece y se sienta allí, examina todas las tierras. Tras la creación de un ambiente característico y algo inhóspito pero aceptable para la existencia de la vida, aunque este no es el objetivo que se ha planteado, pues, precisamente no vivirán seres intergalácticos en este planeta de culto celestial. El noble celestial terminó por moldear el ambiente de Hliðskjálf y hacer su embellecimiento. El ambiente sería muy frío, finalmente se formarían tundras, lagos congelados y varias nevadas en los picos más altos. Los mares serían sumamente fríos al igual que las ciénagas de los bosques. La flora se habría adaptado finalmente a las características del planeta, ha llegado a la evolución y han desarrollado métodos de defensa para otras especies inclusive han desarrollado frutos que servirían de alimentos para microorganismos y para su óptimo desempeño. Los estandartes celestiales empezaban a nacer sobre Hliðskjálf tallada toda la historia de este tétrico planeta en madera, en runas, en piedra y volviéndolo quizás uno de los planetas con más poder concentrado y con más desconocimiento. Posee oscuros, recónditos y enigmáticos secretos que nadie más que Aequans conoce, ni siquiera sus posteriores servidores sabrían de los secretos que yacen en este planeta.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Nerpus

―¡Vosotros los servidores de nuestra causa! Hoy, habéis encontrado la salvación, el descanso eterno y el réquiem que siempre habéis deseado y habéis buscado; os lo habéis ganado por vuestros servicios a la paz, por vuestros servicios a la verdad, por vuestros servicios al único y verdadero equilibrio de todo este régimen galáctico; por vuestra lucha habéis garantizado todo un reino, nuestro éxito se debe a ustedes, caídos, leales y fieles corderos; habéis servido con todos los honores, con gloria y con un sentimiento de victoria espléndido! Yo puedo concederos hoy el descanso que necesitáis y deseáis― En el tercer día se establecería una civilización, guardianes del orden de Hliðskjálf y descansarían en este paraíso como recompensa a la lealtad que han dado a los celestiales. Aequans se dirigió al Templo de Hliðskjálf que había sido creado anteriormente durante los tiempos de formación terrícola; allí, abrió la puerta hacia el altar y encima del altar, no había techo, apuntaba directamente a un halo de energía que rodeaba todo el planeta. En el Zigurat se estableció y colocó una especie de códice piramidal sobre el altar, era de un color blanco posiblemente hecho de un acero desconocido con parches de cerámica y este le rodeaba un aura de color celeste, parecía una urna funeraria pero no era así. Juntó sus manos a la pirámide y de esta salió un destello celeste y un gran rayo salió de la punta de la pirámide apuntando al halo y dotándolo de energía, mostrándose los portadores del descanso eterno, salieron cantidades de espíritus de la pirámide y debido a su cantidad eran incontables, flotaban en el cielo como si nada y todos hacían apología a Aequans, agradecidos y no atormentados. El descanso sería en Hliðskjálf ellos forjarían la civilización que Aequans tenía pensada crear; el conocimiento de los espíritus era alto, eran desde sabios, filósofos, filántropos y distintos servidores a la causa de los arquitectos de la galaxia, elegidos por sus dotes y por su lealtad como por su gran juicio.

Los espíritus y las almas errantes tomaron recipientes biológicos de apariencia humanoide que habían sido creados por los microorganismos; pero carecían de psiques por motivos de involución. Los recipientes eran perfectos para los espíritus; las características de estos serían las siguientes, pues, eran de piel muy blanca (pálida) si así se puede definir, la tonalidad del cabello era desde colores grisáceos, claros y oscuros, principalmente el color rubio o amarillo. Las vestimentas eran completamente blancas, túnicas ceremoniales de color blanco que servían para hacer culto a los celestiales y a su guardián, creador y arquitecto de los mismos. En Hliðskjálf los pobladores tendrían la tarea de hacer siempre culto a sus dioses, de proteger las edificaciones y las moradas, de proteger el ambiente, la flora y el ecosistema que ahí yace. La naturaleza era un anexo a la fuerza, aunque los espíritus eran híbridos y aún mantenían su esencia en el planeta no eran seres vivos como tal; su esencia no sería borrada a menos de que el núcleo del planeta fuese eliminado lo que contrarrestaría los efectos de los espíritus que se conservan de alguna forma gracias a este núcleo y los grilletes de los recipientes corporales. Los agradecidos espíritus poblaron Hliðskjálf y siempre estarán en deuda con su líder. Los nuevos adeptos de Aequans son los pobladores de Hliðskjálf de forma incondicional y devota.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Ansuzh

Hliðskjálf se seguía manteniendo oculto de de las otras civilizaciones nacientes como la Orden Jedi, descendiente de la Orden de los Dai Bendu corrompida gran parte de ella por un Caballero Jedi conocido como Xendor, creó la primera insurrección y movimiento separatista que crearía un nuevo género y un nuevo estudio. Apoyado por los Seguidores de Palawa y las Legiones de Lettow, nació el término galáctico conocido como Jedi oscuro. La Orden Jedi llegó a la conclusión de que existía otro enfoque en la fuerza conocido como el lado oscuro de la fuerza y aún no sabían el porque de su existencia o no se usaba la lógica o no se llegaba a una conclusión fija. Aequans se mantenía erguido sobre su trono viendo todo el mundo de Hliðskjálf y custodiando que los pobladores trabajaran e hicieran su respectivo culto. El mundo era un paraíso, no había nada igual a eso y parecía de forma seria, un mundo perfecto. Los pobladores eran muy felices, hacían su culto diario, desarrollaban tecnologías, trabajaban en conjunto a la naturaleza y nacían habilidades en ellos como la adivinación. Eran los seres perfectos pues eran híbridos y no seres vivos en su totalidad, lo que les daba un toque de inmortalidad y su esencia podía establecerse ahí por años; aunque la amenaza de la corrupción nunca había llegado a Hliðskjálf y no era un mal ni para Aequans Klarhet ni para los pobladores. Su sabio padre llamado Dharma estaba orgulloso de él, pues había creado un excelente hijo y la estabilidad de la galaxia estaba garantizada. Sus dos hermanos no tendrían la misma tarea, pero ambos, apoyaban a los lados que estos establecían; el lado luminoso de la fuerza y el lado oscuro de la fuerza, siendo deidades en estos lados pero nunca conocidos ni vistos por humanos o por otras razas galácticas.

La armonía seguía predominando en Hliðskjálf y el nacimiento de nuevas especies animales y de tecnologías biológicas era excelente y satisfactorio. Un planeta nunca había progresado tanto; con el tiempo el halo de energía fue dotado de potencia gracias a otra runa conocida como Týr con menos poder que Eohl pero no tenían las mismas funciones; Týr tendría que garantizar un equilibrio y era un motor para acciones de energía iónica; una especie de tecnología celestial muy antigua que podía funcionar usando energía vital o energía de almas. La runa alimentaba al halo lo que permitía un campo de invisibilidad en el planeta y no era avistado, únicamente con algún dispositivo muy avanzado, ramificación con la hechicería o por la gravedad que atrae a las naves; pero la lluvia de asteroides y la intensidad de la atmósfera asesinarían al que pilotea la nave o el aparato. Nadie podría sobrevivir a tanta presión hecha por el halo de energía que rodea al espeso planeta de Hliðskjálf. Un mundo grandioso, sin duda, daba sus frutos cada vez más y a la hora de ser encontrado, era imposible. Los Jedi llegaban a conclusiones de que había un núcleo que soltaba la fuerza por toda la galaxia pero nunca se apoyó la teoría ni se tuvieron pruebas concluyentes de esto.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Frijag

Muchos de los espíritus necesitaban ser sacrificados y finalmente borrada su esencia lo que daría energía a las nuevas tecnologías desarrolladas por los celestiales; muchos tenían el honor de ser elegidos para un sacrificio lo que ayudaría al desarrollo integral del planeta como tal. En Hliðskjálf nadie piensa por si solo, todos son uno y todos son leales. La lealtad siempre será un requerimiento, aquellos que deban ser sacrificados serán sacrificados; aquellos que deban ofrecer su cuerpo, lo ofrecerán, los pobladores tienen deudas infinitas con sus arquitectos pues para comenzar han sido creados, se les ha otorgado un paraíso y un descanso eterno. Muchos pueden ser despojados del descanso eterno en caso de que se requieran servicios o el conocido sacrificio de almas para bienes de Hliðskjálf. Los sacrificios son explícitos y dolorosos, el espíritu siempre sentirá el dolor de sacrificio cuando su esencia es borrada por las malas, en dado caso, el dolor sería inexplicable y sin límites. Un castigo total pero para una buena causa, la paz de la galaxia. Los nerpus (pobladores) nunca han rechistado a una orden de los altos celestiales y de los ancianos celestiales. El sacrificio es uno de los máximos honores que existe en Hliðskjálf mientras se yace muerto o en presencia espiritual.

Aunque es cierto que las relaciones íntimas, públicas o amistosas entre celestiales y súbditos nunca han sido bien vistas y la verdad, nunca han sido reales o nunca han existido. Los celestiales crean en su deber de equilibrar la galaxia y hacer la vida pase lo que pase; es parte de su trabajo, emplear la armonía en conjunto al colectivo de la naturaleza y al ecosistema. Los súbditos agradecidos hacen adoración a los celestiales desde tiempos remotos, posterior al Nuevo Imperio Galáctico se perdieron datos sobre los celestiales. Sin embargo nunca hubieron datos en la historia sobre el secreto y tétrico planeta Hliðskjálf desconocido por toda la fracción galáctica y por todas las especies vivientes, únicamente conocida por los grandes celestiales (The Ones) y una de las dinastías de ancianos reales conocida como los Klarhet la cual tiene muy pocos descendientes del Anciano Celestial Dharma Klarhet. Se concluye en que el poder de un celestial siempre será el máximo y que trabaja en conjunto a la galaxia, por milenios ha sido así desde la creación de este planeta y de otros planetas en la galaxia.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Wuotan1

El noble celestial Aequans creó un magnífico ejército conocido como la Armada Infinita conformada por millones de espíritus que sirvieron a los celestiales, todos antiguos guerreros caídos en combate. En la llegada del invierno a Hliðskjálf, los caídos en la batalla formaron el ejército más grande de toda la galaxia con todo tipo de soldados con diferentes funciones. Un ejército de muertos vivientes alterados por energía psiónica y con dotes fantásticos. La amenaza de la corrupción llegó al otro lado del hemisferio, en uno de los nueve mundos de Hliðskjálf por ende Aequans formó al ejército para luchar contra la insurrección que significa una gran amenaza y un gran brote de corrupción en su planeta. La purificación militar tenía que ser vista por primera vez, las tropas fueron movilizadas a pie durante meses hasta que la guerra concluyó con la victoria de la Armada Infinita y las almas de los impuros fueron encerradas en un mundo que se conocía como una prisión, en vez de ser borrados y sacrificados, serían víctimas del castigo y sin oportunidad de escape, era un mundo al que su salida se conocía como imposible. La misma corrupción les torturaba a si mismos, sufrían y se dice que sus gritos se escuchan en los abismos de Hliðskjálf. El general de la Armada Infinita de los Wotan era Aequans, por supuesto. La victoria había sido un hecho y serían la primera fuerza de seguridad celestial en existir sobre la galaxia, cuando se les requería, eran despertados por los ancianos y su general, Aequans Klarhet. Por milenios defendieron las montañas nevadas, los grandes mares de Hliðskjálf y los frondosos bosques de todo tipo de amenazas y de posibles forasteros a este mundo santuario.

La fracción militar de la Armada Infinita se volvió el doble de poderosa tras ser dotados sus soldados del poder de la runa de Sigel lo que aumentó sus habilidades militares, su rendimiento, su esencia se volvió la de un ser vivo pero con una inmortalidad innata y eran únicamente leales a Aequans, podían ser desplegados a cualquier lugar de la galaxia. Los soldados dormían en un palacio celestial sobre una colina, era una inmensa estructura que les daba el réquiem temporal y cuando eran despertados, se ponían al servicio de su general Aequans. Eran devotos a él; más que la población común, a pesar de todo, eran soldados respetables y muy poderosos; ni siquiera los nacientes guerreros del Imperio Sith podían con tanto poder unificado en un cuerpo; la ciencia celestial dotó a los soldados de miles de espíritus dentro del recipiente lo que lo volvía un sólo hombre, sanguinario, estratega, poderoso, entre muchos dotes en el ámbito de la guerra y lo militar. Eran invencibles para un simple ser galáctico.

[Roleo de Aequans] Insidiæ in umbris [TERMINADO] Empathy

En el último milenio, Aequans fue herido por el exceso de poder que le daba la runa de Eohl y tras ser corrompido, murió su ente corporal pero su esencia se mantuvo sobre el planeta, dividiendo su poder. Aequans para salvar su esencia se movilizó a un dispositivo de migración de almas; un artefacto de origen celestial con un funcionamiento tecnológico bastante desconocido, pero la función es clara. Al moverse a él, Aequans movió su mano al dispositivo y este transportó su alma a un recipiente humano de un Jedi caído en las batallas por la galaxia. El Jedi revivido por el ente del celestial, no terminó de concentrar todo el poder que tenía como cuando su recipiente era el de antes. Aequans desapareció de su planeta por millones de años y este terminó por ser desolado en constante vigilancia por los celestiales pero su población yacía dormida al igual que su poderoso ejército infinito y nada se sabía de Aequans. En realidad, su recipiente estaba adherido a la runa de Eohl y este tenía que bloquear el flujo de energía posteriormente para recuperar su cuerpo sin embargo el celestial tenía un plan diferente y que podía funcionar a la perfección; otorgarle más poder y evitar una migración de almas mediante alquimia de una forma innecesaria, se puso en marcha.

¿Habrá alguna forma? Y estaba en lo cierto, dirigiéndose a su planeta natal nuevamente, vería a su padre en el trono, el único que podía ayudarle a llevar a cabo el plan que este tiene. Su desaparición sería una preocupación para Dharma Klarhet. Aunque de esta forma, sería la única solución, en marcha ya, trabajaba en una runa que le daría acceso a Hliðskjálf evitando la presión del flujo de energía que proporcionaba la runa Týr en el planeta y hacía ese campo de energía invisible que bloqueaba todo acceso al planeta. Activó la runa de Lagu, concentrando parte de su poder y tras la llegada a la atmósfera, logró pasar. La nave descendió y descendió hasta la llegada a la superficie la cual sobrevoló varias horas hasta que encontró su palacio, su templo y su morada. Aterrizó a una distancia no tan corta, bajó de la nave de carga y allí caminó entre las escalera del Zigurat donde fue su muerte y en ese preciso momento encontraría a su sabio padre. Al verlo, se inclinó y bajó su cabeza, en señal de respeto; donde empezaría una leve conversación entre titanes.

por sidus Lun Dic 03, 2012 1:31 pm

Se aprecia que eres buen narrador, está bueno sigue así.

por Invitado Lun Dic 03, 2012 5:55 pm

Muchas gracias por comentar, sin embargo, aún no está terminado el roleo.

por Stryfe Lun Dic 03, 2012 7:53 pm

Eres un buen narrador! Espero la siguiente parte/capitulo...

por Rediable Miér Dic 05, 2012 3:12 am

Buenísimo Talgath.

por Vosperg Miér Dic 05, 2012 3:18 am

En verdad, buenísimo men.

Narras demasiado bien, y las imágenes pfffff.

por Invitado Mar Dic 18, 2012 10:57 pm

Terminado.

por Relan Miér Dic 19, 2012 2:20 am

Muy buen roleo estimado, felicitaciones.

por Horus Miér Dic 19, 2012 2:43 am

Está bastante bueno, felicidades.

por Tyrone Tainted Miér Dic 19, 2012 6:46 pm

Uno de los roleos más grandes que he visto, felicidades.

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