[Ziost] [Sucesos en Ryloth] [Relan]

Me encontraba en el planeta Ryloth, enviado para realizar una mera expedición e inspeccionar el terreno -
Me acerqué a la plaza, para adquirir algunos materiales necesarios para mi nave. Fijándome en la atmósfera del planeta, percibí que era hostil, pero eso no me preocupaba.
Cuando acabé de adquirir lo que necesitaba y ya estaba aproximándome, viendo a lo lejos mi nave, escuché un ruido de tropas, probablemente tropas clones. De repente, un disparo se escuchó a lo lejos, y presencié mi nave siendo destruida por completo. Esto me enfureció mucho, ya que es una cualidad innata dentro de mí, puesto que soy un sith, pero ellos lo desconocían. Pero cuando menos me lo esperé, estaba totalmente rodeado, y entre la multitud de clones contemplé a una unidad nueva, avanzada. Se me acercó y me dijo textualmente:
-Veo que posees un sable láser. Es muy bonito, déjame verlo.
Ante esto, le empujé mediante la fuerza, pero en un momento dio un salto contra mí y sacando un arma me dio un disparo que me dejó desmayado al instante.
Pasando unas cuantas horas, empecé a despertarme, algo confuso, debido a la potencia del disparo. Me vi dentro de una prisión, con todas las paredes blancas, y con nada más que una cama y la puerta de acceso a la celda. De repente, escuché al otro lado de la puerta una voz inconfundible, una voz droide, cortante simplemente escuchándola. Según lo que entendí, dijo: 'El preso ya ha despertado, preparémonos para sonsacarle información'
Entró la misma unidad droide que antes, y traía un droide interrogador. Éste me implantó una aguja en mi organismo, la que me obligaba a estar consciente todo el tiempo. Cuando todo terminó, yo estaba totalmente debilitado, ya que pasaron toda una tarde conmigo, aproximadamente, pero no di ninguna información sobre mi identidad, simplemente dije, sabiamente, de que planeta venía, porque sabía que si se enteraban de mi perdida, no les darían ninguna recompensa, simplemente dirían que sí y vendrían directamente a atacar a esta plataforma. Después de unos días de gran sufrimiento y sin apenas sustento, escuché unos disparos, totalmente reconocibles, naves de la Orden Sith.
Pero de repente llegó el droide técnico a mi celda y venía a meterme un disparo, pero en esto vi llegar a mi maestro, que cortó su cuerpo de 'hojalata' totalmente por la mitad. El droide aun se movía, y en esto, mediante la fuerza, lo destrozó totalmente desde dentro. Me liberó de las esposas anti fuerza.
La guerra aun no había terminado, pero el dirigente principal de los clones había sido destruido. Mi maestro me entregó un nuevo sable, esta vez curvado. No estaba acostumbrado a usarlo, pero no me costó manejarlo.
Yo y mi maestro salimos al frente y yo, lleno de furia, empecé a destruir a los clones, sin piedad. Naturalmente, los sith salimos ganando, pero no todo había terminado. Vimos llegar a un droide, con 4 brazos, y 4 sables en cada uno. Se presentó diciendo: 'Bienvenidos, sith. Tenéis ante vosotros la unidad perfecta de combate, indestructible y experta que jamáis hayáis visto. Yo, el General Grievous, seré vuestra destrucción.' El empezó a reirse, y no sabíamos la razón, pero de repente vimos tropas clones acercándose por nuestra retaguardia. De los sith que nos cubrían, fueron cayendo uno a uno, hasta que solo quedamos tres, entre ellos yo y mi maestro y un caballero, el mejor de la Orden. Mientras el Caballero entretenía a las innumerables tropas clon, el conocido como el General Grievous se dirigió hacia nosotros. Tenía una táctica de combate increíble, era increíblemente difícil encontrar en él un punto débil. De repente, yo me quedé sólo en el momento en el que, de una fuerte patada, desbarató su único punto débil, pero gracias a él ya sabía donde era. Tenía que intentar dejar su punto central abierto. Mi maestro quedó totalmente derrotado, inconsciente. Me lancé contra él con todo mi odio, para adquirir el poder para derrotarlo, empleando la posición Vaapad. En poco tiempo, corté dos de sus extremidades superiores, y en ese momento me concentré en su punto débil y destrocé la armadura en esa parte. Ahí aproveché y le lancé el sable, mientras aun le dolía, y le atravesé su 'corazón'.
Se había acabado todo, y me di la vuelta para ver como iba el caballero, pero aguantó bastante bien contra unos 100 clones. Me dirigí corriendo a mi maestro, lo cogí en brazos y guardé su sable. Llamé al caballero para dirigirnos a una nave, pero aún no había acabado todo. Unas especies desconocidas nos asaltaron por el camino, y dijeron:
- Hola, compañeros. Veo que venís solos. ¿Necesitáis ayuda?
- A lo que respondí yo: No gracias, ya nos íbamos.
- ¿Tan pronto? Venid a pasar un rato divertido con nosotros.
Cuando nos dimos cuenta, volvíamos a estar en la misma situación que antes.
Yo no quería permitirlo. Dejé a mi maestro en el suelo y guiñé un ojo al caballero mientras mantenía mi mano en mi sable. Cuando iban a cogernos, entre los dos nos cubríamos las espaldas.

Los vencimos ,pero yo quedé increíblemente herido en mi espalda. Ell líder quedó solo, pero no nos interesaba matarlo, así que como venganza lo llevamos apresado.
Ya todo había acabado en Ryloth. Antes de marchar, tomé una muestra de la arena del planeta, para analizarla en Ziost.
Al llegar, pedí que me miraran la herida. Los médicos droides me dijeron que estaba algo infectada, pero sus efectivos métodos me dejaron como nuevo.
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