[Roleo Escrito] The death star. [Relan]

por Naidath Vie Oct 19, 2012 10:18 pm

Cada día, el vacío era mas grande. Creo que ni siquiera llegaba a ser un vacío, de lo tan inexistente que se sentía. Cada día la soledad se acumulaba formando una esfera de contenidos tristes y congelados. El frío que generaba, era capaz de verse en mis ojos y en mi caminar, pues yo era la portadora de la misma. ¿Qué se siente estar prácticamente sin maestro? Más me dolía aún estar lejos de la gente que mas llegué a querer en la vida. Mi gran deseo y mi esperanzas me decían que me estarían esperando ahí mismo, ahí fuera, cuando me de cuenta de cada error que cometí y de donde realmente pertenezco. ¿Qué se siente que te fallen y te lastimen? Estoy acostumbrada, pero no de ciertas personas. Ahora es mi turno de arreglar los asuntos, a mano propia. Cumplir mi razón de vida y existencia, como también para lo que fui entrenada por tantos años.. Es hora de dar el fruto.

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En una de las pequeñas salas de entrenamientos dentro de la Academia Sith de Dromund Kaas, tres jóvenes aprendices se encontraban luchando con el fin de cumplir una de las misiones mas difíciles que se presentaban. Al menos, para Vizzal era difícil, la pequeña aprendiz de rostro blanco y duro no podía enfrentar y cumplir la ''simple'' misión. Era simple confusión, ¿Cómo puede ser que una chica tan bien adiestrada por uno de sus mejores maestros, sea tan fracasada en este momento? La respuesta es simple, ella no tenía voluntad. A pesar de todo, jamás se daría por vencido, a pesar de todos los enojos y fines de paciencia que tenía cada vez que era derrotada. Estaba CANSADA de perder, de ser ofendida y ser una burla; de no ser la mejor, de no dar todo lo que podía mostrar...

Spoiler:

¡Ya basta! - Gritó al aprendiz en medio del entrenamiento al verse derrotada, nuevamente. Nadie sabía claramente qué era lo que enfrentaba esta joven, nadie podría comprenderla, era el primordial sentimiento de Vizzal: La soledad. Si me encargara de narrar cada latido de frustración que tenía esta aprendiz, no terminaría de escribir nunca. Pero sinceramente, todos sabemos, en especial ella misma, que todo ser en la galaxia que halla escuchado de su nombre, tendría fe en que ELLA sería grande y poderosa algún día.
Esperanzas ya no mas quedaban, decir que pocas fuerzas tenía era lo correcto. Pero no resultaba tan gracioso y deshonrador decirlo si sabemos claramente lo que se siente estar verdaderamente solo. La aprendiz necesitaba a su maestro, a la persona a quien más quería y añoraba, a la persona que mas le juró y prometió ser algo, pero ella sin el nada podía lograr. Era muy duro de enfrentar esto, sin mas la aprendiz nunca bajó los brazos y siguió dando oportunidades para ser poderosa, para ser ALGUIEN y tener el orgullo y gloria de decir: Sí, esto lo he hecho yo misma.
Nada mas ni nada menos, sus compañeras tampoco podían ayudarle, mas también sus otros compañeros veían como su comportamiento se alteraba a medida que los días transcurrían con ''tranquilidad''. Algo esperaba la aprendiz, algo que nadie mas podría tener. Su motivo estaba ahí mismo, y debía hacerlo AHORA. Esto a lo mejor ha sido una preparación, y acabe todo con un adiós...

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Nada mas la niña se retiró del recinto sin decir nada mas que gritos hacia sus compañeras, para entonces dirigirse su oscura recamara. Completamente llena de polvo, vacía y triste, era el lugar donde Vizzal reposaba con tranquilidad en una de las húmedas esquinas, apoyando su espalda contra la pared. Simplemente, entre las sombras, deslizó su sable rojo y lo encendió. El mismo, iluminó sus ojos con la luz del mismo color de la hoja, como si dibujara y pintara los mismos de un color sanguinario. No obstante, los colores en la vida de Vizzal no figuraban.

Spoiler:

- Es hora de irme con mi maestro, solo él me conoce mejor que nadie y podría adiestrarme como necesito. Debo ser poderosa, ser fuerte, ser yo misma y ser quien juré ser. Ahora debo cumplir mis asuntos, en las manos de mi maestro dejé caer toda mi voluntad. La quiero de nuevo, y también lo quiero a el. Nada mas necesito, solamente quiero ir...
Dijo ella mientras su mirada desmotivada y blanca se fijaba en el sable láser. A pocos metros de su rostro, pareciera que le charlara al mismo, y sin más continuó..
- El sabrá que hacer conmigo, y yo ahora tengo el poder de tomar una decisión segura. Éste quien dice ser mi maestro no es nada mas que una falsa representación. Mi verdadero maestro está fuera, y no sé donde.. solo espero que esté bien y que recuerde que aún lo espera su querida aprendiz. Nada mas deseo que me espere con sus brazos abiertos, tanto cariño y amor me hace falta, aquella compañía y sonrisas de calidez que me decían: Tu caes y yo te levanto.
Una lágrima se deslizó por la mejilla de Vizzal. Segundos de terminar de hablar, apagó el sable y lo guardo en su respectivo lugar entre las telas de su oscura túnica. Escondida entre la oscuridad, Vizzal reflexionó muchas cosas que debía aprender, como también cosas de las que debía cuidarse.
Sus ojos regresaron a su estado puro tras el apagar el sable. Su rostro, habría regresado a la ''naturalidad'', sin dejar rastro de la lágrima reciente. Su sala, fue interrumpida por otro individuo: Su ''maestro''.
Que repugnante se sentía llamar a ese ser maestro, alguien que prometió tanto y no hizo nada, buscando escusas y más escusas. Claro está decir que Vizzal siempre le ha tenido asco como también respeto. El mismo, estaba interrumpiendo el momento de tranquilidad, para decirle que tenía un entrenamiento preparado para ella.
''A buenas horas...''- Dijo la aprendiz así misma, sin siquiera murmurar. Dando un salto se levantó del suelo y caminó detrás de su maestro quien la guiaba hacia una sala concreta al final del pasillo. Aquel pasillo, no era transitado habitualmente, excepto por Vizzal. Lo mas curioso, es que su final estaba compuesto por una pequeña y oscura sala abandonada que jamás fue visitada por ningún miembro. Será para guardar mugre, para torturar, será una celda, quién sabe... nada mas ella fue encerrada por su maestro ahí mismo al entrar. Nada marchaba bien, y los presentimientos de la niña eran reales: Aquel hombre no era nada bueno, para nada, y que tarde o temprano lastimaría a su ''propia'' aprendiz de la manera mas cruel. ¿Con qué motivos, con qué propósitos? Vizzal siempre se ha comportado de la mejor manera y ha sido una buena chica siempre, la disciplina y el respeto era lo que mas resaltaba de su frío carácter.

El maestro parecía que quería algo de ella, quería hacerle daño, aprovecharse de su inocencia y ''debilidad'', así como todos lo veían. Comenzó absorbiendo su energía vital mientras su sonrisa se esbozaba grande y con pintas más paranoicas de lo normal. Vizzal, caía debilitada, mas nada pudo ver las acciones de su maestro, ya percibiendo lo que éste quería hacerle. Rápidamente la niña, con sus pocas fuerzas, rompió el cerrojo de la puerta para así ser capaz de abrirla y escapar de la habitación. Su buen uso en la fuerza le sirvió para salvarse la vida, esta vez.

Victoriosamente, Vizzal pudo escapar de la terrible pesadilla que casi sufre en vida, nada mas pudo escapar fue en busca de la salida mas oportuna. Ella, ya no anteriormente narrado, guardaba en sus túnicas un viejo papel con unas escrituras hechas por ella, preparada especialmente para su despedida. Era el día y el momento, todo estaba hecho, y nada mas había para hacer al respecto. Tal como fue, llegó al punto donde sus compañeras notaron el ''plan'' de escape de Vizzal, e intentando detenerla lograron saber las cosas que ella pasaba dentro del lugar. No ha sido tan miserable como Endor, pero sin su maestro no podría continuar, ni menos al lado de un animal (Dirigiéndose a su ''nuevo maestro''). Las mismas dejaron de impedir el escape a su libertad, sin mas recibieron la carta escrita por Vizzal y pudieron entender las razones lógicas por las cuales abandonó Dromund Kaas. Nadie supo que todo esto estaba arreglado desde antes, nada mas quien se alió con ella para ayudarle fue el Moff Olum, quién pudo contar con el en cada favor y necesidad.
Y así todo ha sido. Tal vez sus compañeras se sientan falladas, pero entendían los sentimientos y malestares de Vizzal, comprendieron sus escrituras y sus palabras antes de irse. Última vez que la vieron fue retirándose de la academia, desapareciendo en la oscuridad de la noche luego de salir por la enorme puerta. Por donde vino Vizzal, también se retiró, y de esta manera el Moff la llevó hacia otro destino, completamente diferente. También, fue informado del daño que recibió por parte de su ''maestro'', y así también el Asesino Vecktus y el Lord Desann por parte de sus ex-compañeras. Al fin y al cabo, todos los compañeros de Vizzal supieron las razones de su ida, y nada fue ocultado.

''Nada mas queda, ha sido un adiós. Pero algo nuevo vendrá...''
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El viaje por la oscura galaxia se haría bastante largo. Por ende, Vizzal apenas abordó la nave, se dignó a dormirse durante el viaje. El Moff por mientras, decidió no molestarla y verla descansar tranquilamente. Marcó sus coordenadas, y partió hacia el próximo destino: La estrella de la muerte. Vizzal jamás había visto ilustraciones ni nada como para imaginarse la estructura de aquel lugar, solamente fue informada sobre qué era y sobre toda su historia. Un enorme lugar que llegó a tener victorias como tanto éxitos, y además de que los maestros más fuertes y aprendices más adiestrados se encontraban habitando la misma. También, el Moff le prometió conseguirle un buen maestro y que le adiestraran tan bien como ella quería, como además alguien apto para enseñarle teoría.

Spoiler:

La aprendiz durante el viaje, como tal dije anteriormente, durmió por completo con el fin de descansar su agotada mente. Mas también quería olvidarse de ciertas cosas y malos momentos. Su último deseo, era encontrar nuevamente a su maestro, y si de milagros se tratase, que el esté en la Estrella de la Muerte, a la espera de su aprendiz, Vizzal. Para ese entonces, sus ilusiones y esperanzas volverían a florecer, y el vacío que la consumía desaparecería por completo.
Aquellos ojos negros, repletos de ira, eran nada mas invadidos por los nuevos sentimientos de Vizzal. Lágrimas que se deslizaban por sus mejillas en el completo silencio de la nave, y tan solo la aprendiz, quería olvidar todo por completo...

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Al cabo de momentos, no sé si exactamente horas, fue cuando la nave aterrizó en el esperado destino. Para ese entonces, automáticamente la aprendiz abrió sus ojos con asombro, como si ella misma supiera cuando debía despertar. Entonces, bajaron de la nave, el Moff y la aprendiz siendo esperados por una tropa de no-sensibles a la fuerza. Ellos nada mas, sostenían sus armas y reverenciaban al Moff y a la aprendiz con sumo respeto. La aprendiz entonces recibió nuevas túnicas, fue informada con las normas del lugar y como se manejaba el entorno. Ya al cabo de un momento, fue libre de conocer el establecimiento a su gusto. Con suma libertad, caminaba por los pasillos de la enorme nave en busca de su maestro,siendo esto solo un buen presentimiento. Sin embargo, encontró al antiguo maestro de su maestro, que pocas veces lo había visto en la academia jedi de Endor. La niña le preguntó por Jadus, su maestro, que posiblemente el podría llegar a informarle donde estaba. El mismo le respondió, con una voz gruesa y muy seria.. : ''Sí, se encuentra aquí mismo. ¿Cómo supiste? Da igual, no respondas. El seguramente está en la sala de los entrenamientos, ya que es un Seguidor Imperial apenas. Y como en los viejos tiempos, me encargo de adiestrar a tu maestro, pequeña Vizzal. Ve, el está por ahí, búscalo, y mucha suerte.''
Una épica sonrisa se dibujó en el rostro de Vizzal, para entonces rebuscar entre los aprendices, como un impulso de emotivo. Tenía esperanzas y un buen presentimiento de que ahí se encontraba, y fue tal como se lo imaginaba. Largo rato ha pasado, cuando al toparse con el aula de entrenamientos, encontró a su maestro entrenando con un superior. El sostenía su sable, y mientras lo ondeaba, clavó su mirada en la entrada de la sala, donde casualmente Vizzal ahí se encontraba. Así mismo vio a su pequeña aprendiz que tanto quería. Ella lo buscó tanto que logró encontrarlo, y el gran sentimiento mutuo aún existía.
¡Vizzal! - Gritó Jadus apagando su sable, para entonces dejar a la espera al superior quien lo estaba entrenando.
¡Maestro! - Grito la niña a la vez que corría a los brazos abiertos de su maestro. Una amplia sonrisa se dibujo en ella, un sentimiento de calidez la invadía, y el vacío en su pecho ya no estaría entonces. El momento fue algo milagroso y tranquilo. Mas nada fueron interrumpidos por los Moff a pedido que se dirijan a las Holográficas. A pesar de la interrupción, las sonrisas del maestro y de la aprendiz no se borraron jamás. Ambos estaban a gusto, ambos se sentían muy bien. Todo parecía un sueño, pero no era nada mas que una perfecta realidad. ¿Será una nueva etapa para la aprendiz? Una nueva y buena etapa, donde recibiría lo que tanto quiso obtener, y a base de las manos de su querido maestro, Jadus...