[Roleo de la Estrella de la Muerte] Perdido.
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[Roleo de la Estrella de la Muerte] Perdido.
Era un día como cualquier otro, después de efectuar un duro entrenamiento con el General Je’Drect me mandaron a por munición. En el cuarto al que entré había muchísimas cajas apìladas, así que me puse a buscar la caja de la munición. Una cosa perturbo la normalidad, apartando una caja observe un hueso, al parecer de un humano, de la mano de un humano. Me agache a verla mas detenidamente, y apartando mas cajas encontré un esqueleto humano completo. Primero llevaría la munición al General y luego volvería ya que si no sería muy sospechoso.
- Señor aquí tiene la munición -Dije al General mientras dejaba la caja en el suelo.
- Bien hecho soldado, puede retirarse.
- Gracias señor -Exclamé haciendo un saludo imperial.
Una vez dentro de aquella habitación empecé a retirar cajas para ver mejor al esqueleto, y si podía, identificarlo. Cuando destapé casi por completo el esqueleto, este sostenía en su mano derecha una pequeña llave, no parecía de un cofre sino de una puerta. Cuando destapé la mano derecha, observé que apuntaba hacia una pequeña compuerta, pero lo más importante era: ¿Quién era este hombre?¿Qué hacía en esa sala? Muchas preguntas, pocas respuestas, lo único que podía hacer era entrar en aquella puerta.
Sin dudarlo, abrí la pequeña compuerta para entrar en un gran pasillo, sus paredes estaban cubiertas por vegetación y en su techo había un arco de ramas con pequeñas púas. Seguí hacia delante con la intención de encontrarme algo.
Después de dar unos pasos para atravesar aquel gran pasillo, recordé que un erudito imperial había desaparecido, no sabía ni dónde ni cuando lo único que sabía es que fue después de un ataque de Ygziir hacia la Estrella de la Muerte. La Estrella de la Muerte echó la culpa por completo a Ygziir pero rápidamente se olvidó el tema y todo volvió a ser como antes.
Cuando llegué al final de aquel pasillo encontré una casa hecha de piedra en la cual había una puerta y estaba rodeada por un gran río de agua pútrida, cosa que se podía adivinar por el fétido olor. El río lo cruzaba un puente que había sido utilizado, por lo cual alguien debía vivir en esa casa. En cuanto crucé el marco de la puerta una sombra se acercó a mi rápidamente y un haz de luz roja se puso cerca de mi cuello.
- ¿Quién eres? -Dijo la sombra de una forma tranquila.
- Soy un soldado imperial -Dije con un poco de miedo.
- Debería matarte, ¿por donde has entrado aquí? La única forma de entrar aquí es por aquella antigua mazmorra. -Dijo confuso.
- ¿Mazmorra? Yo he entrado por una habitación, al parecer un almacén -Dije con cuidado de no acercar el cuello a la hoja del sable-. En el almacén había una pequeña puerta y un esqueleto con una llave.
- Un.. ¿esqueleto con una llave? -Dijo mientras bajaba su sable de luz y lo apagaba-. Yo fui encerrado hace 5 años por un hombre alocado de la Estrella de la Muerte en este lugar, yo no fui el primero pues cuando llegué hasta aquí ya había muestras de vida como por ejemplo esta casa. Lo único que tuve que hacer fue instalarme y como poseía mi sable láser no fue difícil lo demás. Supongo que aquel esqueleto era el alocado que me encerró porque cuando cerró la puerta se oyó un estruendo.
- Y como sobreviviste, sin comida, sin bebida… sin nada, y lo más importante ¿Tú antes eras Erudito Imperial?
-Sí, hasta que me encerró el hombre. Pronto me di cuenta del problema de la comida del cual me preocupé bastante hasta que descubrí los peces de estas aguas putrefactas. Al principio creía que iba a morir con tan solo probarlo pero cogí uno, lo cociné como pude y me lo comí. Estos pescados me quitaban la sed y el hambre durante mucho tiempo, y al parecer eran producidos por los desechos de la estrella.
- Poco convincente pero creíble.
Justo al final de estas palabras se oyó un gran estruendo, como si algo cayera del techo, algo muy pesado. Cuando el Erudito Imperial notó el ruido se estremeció y dio un paso hacia atrás quitándose la capucha. Su cara tenía cicatrices y un parche de tela negra recubriéndole el ojo izquierdo.
- ¿Has traído tu arma? -Dijo el Erudito.
- Sí ¿Qué ha sido ese ruido?
- En estas alcantarillas no solo existen peces, también existen grandes lagartos muy peligrosos con una cola fuerte y unos dientes muy puntiagudos. He matado a muchos pero no paran de aparecer más y más. Este parece grande. -Decía mientras prendía su sable láser.
Saqué mi E-11 y la cargué, solo tenía un cargador así que debía usarlo con cuidado. Fue increible el salto que dio el Erudito después de abrir la puerta. Se avalanzó ante el gran lagarto, pero en un movimiento brusco del mismo tiró al humano. Un rápido movimiento lanzando unos rayos de la fuerza del erudito hacia el lagarto hizo que se quedara en el suelo inconsciente. En este momento se avalanzó ante el lagarto y le corto la cabeza.
- ¿Me llevarás de vuelta a la Estrella?
- Sí, ¿pero como has hecho para hacer rayos de la fuerza si tus conocimientos no llegan a tanto?
- Bueno, aquí abajo no solo he estado quieto, he entrenado muchísimo, la mayor parte del tiempo estaba entrenando.
- Has mejorado bastante -Dije mientras seguían cayendo lagartos-. Será mejor que corramos, yo te cubro las espaldas.
- Vale.
Empezamos a correr pero los lagartos eran demasiado rápidos. Me di la vuelta y de un movimiento preciso dispare a la cabeza a los tres lagartos que nos perseguían. Era hora de gastar el cargador. Cuando abrimos la compuerta y entramos al almacén fue poco el tiempo que se mantuvo abierta la puerta, pues el erudito la cerró rápidamente intentando olvidar el pasado.
- Bueno vamos a informar al asesino Vecktus de tu reincorporación a la Estrella de la Muerte, espero que te acepten.
- Eso espero.
Cuando llegamos al trono del asesino Vecktus fueron pocas las palabras que bastaron para convencerle de que volvieran a admitirle, pues era uno de los mejores eruditos de aquel momento. A parte de readmitirle le ascendieron, ya que había demostrado una gran capacidad de supervivencia en las alcantarillas y una gran evolución en su forma de luchar.
- Señor aquí tiene la munición -Dije al General mientras dejaba la caja en el suelo.
- Bien hecho soldado, puede retirarse.
- Gracias señor -Exclamé haciendo un saludo imperial.
Una vez dentro de aquella habitación empecé a retirar cajas para ver mejor al esqueleto, y si podía, identificarlo. Cuando destapé casi por completo el esqueleto, este sostenía en su mano derecha una pequeña llave, no parecía de un cofre sino de una puerta. Cuando destapé la mano derecha, observé que apuntaba hacia una pequeña compuerta, pero lo más importante era: ¿Quién era este hombre?¿Qué hacía en esa sala? Muchas preguntas, pocas respuestas, lo único que podía hacer era entrar en aquella puerta.
Sin dudarlo, abrí la pequeña compuerta para entrar en un gran pasillo, sus paredes estaban cubiertas por vegetación y en su techo había un arco de ramas con pequeñas púas. Seguí hacia delante con la intención de encontrarme algo.
- Spoiler:
Pasillo por el cual pasé
Después de dar unos pasos para atravesar aquel gran pasillo, recordé que un erudito imperial había desaparecido, no sabía ni dónde ni cuando lo único que sabía es que fue después de un ataque de Ygziir hacia la Estrella de la Muerte. La Estrella de la Muerte echó la culpa por completo a Ygziir pero rápidamente se olvidó el tema y todo volvió a ser como antes.
Cuando llegué al final de aquel pasillo encontré una casa hecha de piedra en la cual había una puerta y estaba rodeada por un gran río de agua pútrida, cosa que se podía adivinar por el fétido olor. El río lo cruzaba un puente que había sido utilizado, por lo cual alguien debía vivir en esa casa. En cuanto crucé el marco de la puerta una sombra se acercó a mi rápidamente y un haz de luz roja se puso cerca de mi cuello.
- ¿Quién eres? -Dijo la sombra de una forma tranquila.
- Soy un soldado imperial -Dije con un poco de miedo.
- Debería matarte, ¿por donde has entrado aquí? La única forma de entrar aquí es por aquella antigua mazmorra. -Dijo confuso.
- ¿Mazmorra? Yo he entrado por una habitación, al parecer un almacén -Dije con cuidado de no acercar el cuello a la hoja del sable-. En el almacén había una pequeña puerta y un esqueleto con una llave.
- Un.. ¿esqueleto con una llave? -Dijo mientras bajaba su sable de luz y lo apagaba-. Yo fui encerrado hace 5 años por un hombre alocado de la Estrella de la Muerte en este lugar, yo no fui el primero pues cuando llegué hasta aquí ya había muestras de vida como por ejemplo esta casa. Lo único que tuve que hacer fue instalarme y como poseía mi sable láser no fue difícil lo demás. Supongo que aquel esqueleto era el alocado que me encerró porque cuando cerró la puerta se oyó un estruendo.
- Y como sobreviviste, sin comida, sin bebida… sin nada, y lo más importante ¿Tú antes eras Erudito Imperial?
-Sí, hasta que me encerró el hombre. Pronto me di cuenta del problema de la comida del cual me preocupé bastante hasta que descubrí los peces de estas aguas putrefactas. Al principio creía que iba a morir con tan solo probarlo pero cogí uno, lo cociné como pude y me lo comí. Estos pescados me quitaban la sed y el hambre durante mucho tiempo, y al parecer eran producidos por los desechos de la estrella.
- Poco convincente pero creíble.
Justo al final de estas palabras se oyó un gran estruendo, como si algo cayera del techo, algo muy pesado. Cuando el Erudito Imperial notó el ruido se estremeció y dio un paso hacia atrás quitándose la capucha. Su cara tenía cicatrices y un parche de tela negra recubriéndole el ojo izquierdo.
- ¿Has traído tu arma? -Dijo el Erudito.
- Sí ¿Qué ha sido ese ruido?
- En estas alcantarillas no solo existen peces, también existen grandes lagartos muy peligrosos con una cola fuerte y unos dientes muy puntiagudos. He matado a muchos pero no paran de aparecer más y más. Este parece grande. -Decía mientras prendía su sable láser.
Saqué mi E-11 y la cargué, solo tenía un cargador así que debía usarlo con cuidado. Fue increible el salto que dio el Erudito después de abrir la puerta. Se avalanzó ante el gran lagarto, pero en un movimiento brusco del mismo tiró al humano. Un rápido movimiento lanzando unos rayos de la fuerza del erudito hacia el lagarto hizo que se quedara en el suelo inconsciente. En este momento se avalanzó ante el lagarto y le corto la cabeza.
- ¿Me llevarás de vuelta a la Estrella?
- Sí, ¿pero como has hecho para hacer rayos de la fuerza si tus conocimientos no llegan a tanto?
- Bueno, aquí abajo no solo he estado quieto, he entrenado muchísimo, la mayor parte del tiempo estaba entrenando.
- Has mejorado bastante -Dije mientras seguían cayendo lagartos-. Será mejor que corramos, yo te cubro las espaldas.
- Vale.
Empezamos a correr pero los lagartos eran demasiado rápidos. Me di la vuelta y de un movimiento preciso dispare a la cabeza a los tres lagartos que nos perseguían. Era hora de gastar el cargador. Cuando abrimos la compuerta y entramos al almacén fue poco el tiempo que se mantuvo abierta la puerta, pues el erudito la cerró rápidamente intentando olvidar el pasado.
- Bueno vamos a informar al asesino Vecktus de tu reincorporación a la Estrella de la Muerte, espero que te acepten.
- Eso espero.
Cuando llegamos al trono del asesino Vecktus fueron pocas las palabras que bastaron para convencerle de que volvieran a admitirle, pues era uno de los mejores eruditos de aquel momento. A parte de readmitirle le ascendieron, ya que había demostrado una gran capacidad de supervivencia en las alcantarillas y una gran evolución en su forma de luchar.
Kalix- Mensajes : 103
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Aucxil- Mensajes : 295
Fecha de inscripción : 29/10/2011
Re: [Roleo de la Estrella de la Muerte] Perdido.
Movido a la sección correspondiente.
Relan- Mensajes : 1758
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 32
Localización : Pekin, China
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