[Roleo/Nal Hutta] Guerreros mandalorianos.

Desde hacía mucho tiempo, en Nal Hutta una pequeña civilización de mandalorianos convivía con el entorno y la fauna, tanto vegetal como animal. Entre ellos, destacan el clan 'Ad y la dinastía 'Nod. Desde tiempos remotos, en Coruscant había un potente clan mandaloriano, quizá, el más temido por la galaxia, su nombre era Nodad. Un día, Orpheos Nodad se enfureció con su hermano, Norpheus Nodad por vender las tierras que pertenecían al clan. Hasta que decidieron realizar un reto a muerte para ver quien conseguiría y, se quedaría al mando del clan. Su lucha era tan reñida que decidieron quedarse cada uno con los bienes de la dinastía y, de ahí se formaron el clan 'Ad, de Orpheos y la dinastía 'Nod, de Norpheus.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntaba mí abuelo Orpheos - Deberías de estar entrenando con tus hermanos, cuando menos te lo esperes los 'Nod vendrán.

- Sí, abuelo - bajé la cabeza lentamente - Iré con ellos, me haré más fuerte y enceré a los 'Nod.

- Así me gusta... - golpeó el bastón con el suelo Orpheos - Bien, estaré en el consejo, cualquier duda, no dudes en llamarme.

Tras eso, me dirigí a los entrenamientos con bestias, una de ésas era mi preferida, un Adar. Me encantaba montarlo, sentir el aire en mi frente, poder acariciar el esbelto pelaje de la bestia, era algo maravilloso. Por desgracia, antes de eso, tenía una clase de teoría. Que me importaría a mí en esa edad la historia de los grandes guerreros mandalorianos. Mientras tanto, compartía risas con una chica llamada Ann. Era guapa, inteligente, sincera... todo lo que una chica desearía tener. Entonces, sabio mandaloriano me miró con enfado...

- Bien... - decía el sabio aguantando una beskad entre sus manos - ¿qué has aprendido de ésta lección, joven Saissj?

- Hmmm... - bajaba la cabeza rápidamente avergonzado pero, en ese momento el guerrero Proks entró en la sala diciendo que era la hora de entrenar.

Salí de la sala, como no, acompañado por Ann, ella prefería quedarse en la hierba y dibujar a las criaturas aunque la mayoría de las veces entrenaba junto a mí. Pero esta vez iba a ser diferente, Proks nos dejó hacer lo que quisiésemos y yo prefería sentarme junto a Ann mientras ella dibujaba unos hermosos dibujos. No podía aguantar más, estaba completamente pillada por ella desde hacía meses, y hoy creía que podía decírselo pero tengo miedo que al rechazarme no seamos más, amigos.
Ella me miró a los ojos, intenté hacerme el interesante pero no podía más, necesitaba una fragancia de sus labios. La miré, detenida y pausadamente me acerqué hacia ella a la vez que ella a mí hasta tal punto de rozarce nuestras narices.