[Roleo £ndor] Regreso a Mirial

(Este roleo es para que entiendan las costumbres de los Mirialanos, basados fuertemente en la religión)

Capítulo Uno.


El Maestro Concejal Dasa Vatara miraba a la superficie de tonos gris y plateado, mientras se acercaba a aterrizar. Reconocía los desiertos frígidos de su planeta que lo vio nacer. Tenía un poco de tiempo que no regresaba a Mirial debido a que Mirial se había aliado con la Confedaración de Sistemas Independientes (los Separatistas). Aúnque Dasa fuera instruido como Jedi desde que nació, siempre ha tenido que viajar a Mirial debido a las costumbres de la raza. Los padawans Mirialanos sólo podían tener maestros de su propia raza ya que sólo ellos pueden instruir las costumbres, la religión, y las enseñanzas de su planeta. Estaba entusiasmado de su regreso a Mirial, ya que debido a la estricta religiosidad y costumbre de su gente, nunca le pasaría algo en su planeta, si eres un Mirialano, nunca matarías a otro, y si te intentan atacar, todos te defienden hasta la muerte.

Pensaba en todas estas cosas ya que se tenía que preparar mentalmente para e método de vida único que existe en el planeta. Mientras aterrizaba su nave lentamente, Dasa se miraba en el espejo para ver si se veía modesto. Aunque nunca dejó de usar sus túnicas y vestimentas Mirialanas (como lo hacen todos los Jedis Mirialanos), mediante el tiempo dejó de usar cosas que eran de significancia importante. Se puso sus collares, y se arreglaba su gorro tradicional que cubre la cabeza excepto la cara que siempre usa, ya que no quería que le consideraran un desertor a las costumbres. (Se parecía al de la Maestra Luminara Unduli). Se abrochó su cinturón, y esperó que aterrizara su Nave.

Trás aterrizar su nave, le mandó una comunicación al Maestro Concejal Betmed, "He llegado a mi destino Mirial, no tendré mucho contacto, hablamos en unos días". Y el Maestro Concejal Betmed le respondió con preocupación, "Cuídate por ahí".

Terminó la comunicación, y salió afuera. Había aterrizado en un hangar privado de su familia, que era una familia de estatus alto social. Afuera le esperaba su tío, y sus hijos, y aunque a Dasa le parecía algo chistoso que no conoce a la mayoría de su familia muy bien, por estar en el Templo Jedi desde nacimiento, pretendió que les extrañaba. Saludó al estilo Mirialano, (que es casi una genuflexión pero sin arrodillarse), inclinó su cabeza, y postró su mano, y dobló el dedo necesario. Le dio una sonrisa leve. Y al ver a sus primos jóvenes, le entró una sonrisa y aunque les quería abrazar como hace con sus propios hijos, se limitó ya que va en contra de las costumbres.

Les miró y le dijo a su tío, "Se parecen tanto a mis hijos, y qué logro tío, ya tienen tatuajes". Su tío le respondió orgullosamente, "Sí, nuestra familia Vatara siempre produce Mirialanos estupendos!" Pero derrepente cambió su tono y se le acercó para que sus hijos no escucharan, "Dudo que mis hijos de raza pura, se parezcan a los tuyos con esa Farangi (extranjera). Se dice aquí que tus hijos tienen piel blanca. Una decepción que no aceptaras que nosotros te busquemos una esposa según las costumbres."

Sin mostrar ningún tipo de emoción en la cara, Dasa le respondió, "Ella ha muerto en batalla, y no, mis hijos son todos verdes, y fíjate que les he traídos a este planeta para que pasen sus pruebas y adquieren sus tatuajes, y nadie ha dudado de su raza, y si deseas buscarme una esposa, adelante tío." Su tío se quedó en sin palabras.

Tras una larga charla en el Hangar, entraron al Palacio Vatara.
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Dasa había regresado a Mirial por varias razones, estaba dispuesto a aceptar el casamiento arreglado tradicional, buscaba recién nacidos sensibles a la fuerza de su raza para llevárselos al Templo Jedi, y vino a recibir más tatuajes. (Lo más tatuajes que tiene un Mirialano, más respeto tiene por sobrevivir las pruebas para adquirirlo, y más se nota el nivel de habilidad que tiene ese Mirialano.

Caminando por donde hubiera crecido si no fuera Jedi, buscaba a la familia Nanda. Según el Cristal de Memoria Khyber, esa familia ha tenido una hija que es sensitiva a la fuerza. Nació hace 4 días, y ya era tiempo para que la fueran a adquirir. Debido a las costumbres Mirialanas, un Jedi Mirialano sólo puede ser reclutado por otro Jedi Mirialano, y ese Jedi tiene que jurar que será el Maestro de ese joven reclutado, o que otro Mirialano lo será. Defraudar una promesa de esas, es cuestión de muerte, ya que de una manera u otra, o te cazan, o te entregas para que te maten a honor, por que una promesa así es demasiado venerada.

Llegó finalmente a la casa de los Nanda, y tocó la puerta. Una mujer, encubierta en una túnica humilde, pero sólo se le veían los ojos y manos, abrió la puerta. Al mirarla Dasa se dio cuenta que era una familia pobre, pero extremadamente religiosa, y tratar de adquirir esta bebé, podría causar su muerte.

"Yo soy Dasa Vatara, Centinela y Maestro Jedi Concejal, y vengo a contarles unas noticias". La mujer al escuchar esto dejó de mirarlo a los ojos, y le miró a los pies, ya que era costumbre que al ser Vatara, era de un estatus social más alto, y también al ser Jedi, y más Mirialano, tenía un respeto inmenso, y las costumbres impiden que una del nivel social bajo mire directamente a alguien de más arriba.

Ella le abrió la puerta, y Dasa entró y vió al esposo que también estaba encubierto en ropaje completamente excepto los ojos y manos. Dasa se sentó y comenzó a decir lo que se debe decir en esta situaciones, que la hija lamentablemente la tenían que entregar.

Después de explicar lo que era la Orden Jedi, lo que era la fuerza, los midiclorianos y la enseñanza que les dará. Lo primero que dijo el Padre fue lo que esperaba Dasa que digiera. "Te reto a muerte por mi hija". Conociendo las costumbres de su planeta, Dasa aceptó. Y espero a que le abrieran la puerta y siguió al Hombre afuera.

El hombre sacó una espada Kriss, mientras que Dasa se quedó mirándolo. Y el hombre le gritó antes de comenzar "Vamos a ver si peleas como un Mirialano, y no usas tus poderes Jedi como Cobarde". Dasa no respondió. El hombre corrió hacia Dasa, con una habilidad sorprendente. Pero Dasa lo evadió. Dasa nunca atacó al señor, que usó todas sus habilidades para matar al Jedi Mirialano. Sin usar la fuerza, Dasa brincó hacia un árbol, lo escaló, y brincó atrás del hombre, quién era más rápido que lo esperaba, y llegó a cortar a Dasa por el estómago. Como Dasa era rápido, sólo llegó a cortar la tela un poco, y el Señor se quedó una mirada terrorizada, por que exposar el cuerpo que no sea la manos y cara es visto como un acto vulgar en esta costumbre, no importa la cantidad y él fue el que le daño la túnica. El Maestro Dasa quedó parado, y corrió hacia el Señor. El señor lo trató de cortar en dos, pero usando la flexibilidad mirialana, Dasa brincó, tocó la parte plana de la espada con su mano, llegó a empujarse hacía arriba y llegó a balancearse encima de la espada, y el hombre se quedó en shock. Aquí Dasa parado en la espada que el hombre tenía extendida para un corte, agarró la mano del hombre y le quitó la espada mientras saltó de ella misma. Agarró la espada, se cortó no profundamente la palma de su mano, y comenzó a sangrar.

"Te prometo que tu hija será instruida por mí, y me la llevo ahora". Y así enterró la espada al frente del Hombre, que se quedó sin palabras. Miró a la mujer que tenía a la hija en brazos. Y le preguntó, "¿Su nombre?". La mujer respondió: "Latika". Dasa la miró y dijo, "No, la de la niña". Y la mujer dijo, "Tiene otro nombre, pero desde ahora llámala Latika, quiero que lleve mi nombre". Y así la mujer le entregó a Latika Nanda a Dasa, con sólo 4 días de nacida. Y así Dasa se despidió de ellos, y caminó hacia el Palacio Vatara.

Continuará.

Excelente, no tengo mas palabras.

Gran Roleo mi Maestro Consejal Vitalicio.

Espero que siga haciendo este tipo de Roleos.. tiene un gran Talento..

Excelente.