[Roleo de Ygziir] Travesía de Umbrías [Revisado]
Habbo Wars :: OOC :: Desechos :: ZONA IC :: Mesa de Rol :: Historias
Página 1 de 1.
[Roleo de Ygziir] Travesía de Umbrías [Revisado]
Travesía de Umbrías, la oscuridad no tiene límites cuando está en su proceso de expansión.
"Las umbrías fueron mis pesadillas durante mi Antigüedad, antes de conocer al Reverso tenebroso. Yo padecía de miedo, miedo a la penumbra, miedo a que alguna entidad saliera de tales penumbras. Recuerdo que esto se ligaba con mis pesadillas y soñaba mientras dormía que las umbrías me consumían como si fuera yo una simple luz que se apaga y la oscuridad le acecha. Ahora soy parte de las umbrías ahí recae mi poderío y mi supremacía. Es perturbador como aún sigo en la búsqueda de los secretos de la vida aún sabiendo que muero cada día y que estoy oprimido bajo las cadenas del Lado oscuro de la fuerza... ¡Y aún sigo con esa implacable búsqueda! ¿Para qué? ¿Sólo para quedar vivo? Intentar nunca ha sido un pecado, almenos no en un Sith cuya búsqueda siempre será implacable y eterna...
Cuando sucumbí sentía remordimiento, era la peor sensación existente, me sentía como cualquier basura orgánica de la galaxia. Solamente que cuando dejé de sucumbir o almenos dejé de seguir órdenes de una cámara y empecé mi búsqueda por los secretos de la fuerza y el verdadero poderío como la inmortalidad. Me sentí excelentemente bien, sin miedo a nadie y mi remordimiento acabó convirtiéndome en un ser sin sentimientos y con mente caótica. Hoy no tengo enemigos, almenos no hasta que consiga mantenerme vivo durante un bien tiempo... Y espero yo poder lograrlo, con ansias lo espero. Tenía yo que viajar a Korriban, el mundo capital de los Sith o de los Verdaderos Sith como ellos mismos se proclaman para conseguir ese artefacto repleto de oscuridad y poder seguramente con los secretos más recónditos de esta galaxia. Estoy dispuesto a hacer este sombrío éxodo para la obtención del poder eterno. Pasaron las días, las horas y salí de mi Academia Sith, ahí me subí a mi Nave de infiltración, acomodé mis cosas en la cámara de la nave y salí velozmente del planeta sin importar lo que sucediera y sin avisarle a nadie más que a mi mismo, dí un largo viaje hasta que llegué a la dura atmósfera de Korriban..."
En el árido suelo del desiértico planeta Korriban se encontraba Horn apoyado de una gran piedra con una mochila colgada de su hombro y con una Armadura de un color negro con ondas grisáceas y un visor térmico Sith. El veía por sus prismáticos en busca de cualquier Vigía del Imperio Sith para evitarse molestias en el camino y no tener que despejarlo, almenos no aún. ¡Vaya, qué calor! ―exclamó un poco enojado― Se sentía algo molesto y cansado de los planetas áridos en sus continuas búsquedas aunque ya le resultaba muy normal la cantidad de planetas áridos que eran parte de la Historia de los Sith y eran hogar de los anteriormente nombrados. El sudor que sobresalía de la piel de Horn salía por las averturas de su Armadura como simple agua que salía en grandes cantidades, este se sentía algo cansado así que presionó un botón de su cinturón, este posteriormente activaría el sistema de refrigeración de la Armadura ¡Ahh! ―gritó de placer por el frío― Así que continuó caminando por el terreno árido vigilando sus lados y viendo constantemente la brújula que tenía adherida a su muñeca izquierda viendo cada punto cardinal. La ciudad capital de Korriban se podía notar al Este la cual contaba con grandes murallas de piedra con torres de vigía cada cuatro metros y mucha infantería montada sobre cada muralla vigilando hasta su punto de visión más lejano. Por suerte Horn no era objetivo para ellos por encontrarse tan lejos de la ciudad cuyo objetivo no estaba por ahí. De nuevo agarró sus prismáticos y miró a unos metros, donde vió algunos cadáveres putrefactos los cuales estaban siendo comidos por gusanos rodeados en charcos de sangre que ya de por sí se había secado y había dejado un aroma estupefacto. El sol cada vez se ponía más intenso y Horn se sentía más agotado por la presión que ejercía el sol sobre la Armadura calentándola demasiado. Al parecer habían algunos Sith que vigilaban el punto que Horn observó con sus prismáticos y asesinó a esos dos posibles insurgentes de origen desconocido que yacían tirados en el terreno árido como si nada. ¿Pero qué hacen esos dos cadáveres en medio de la nada? ―se preguntaba este muy asombrado― Este presionó un botón de su cinturón de su lado derecho y tras unos minutos, apareció una Sonda Sith entonces este señaló las coordenadas con su muñequera por lo que la Sonda se acercó a hacer reconocimiento a escala. La Sonda llamaba la atención destellando varias luces, finalmente el plan dió frutos y se acercaron dos Soldados de Infantería Sith con armas bláster y armaduras pesadas. Uno de ellos se acercó a la Sonda y se quedó observándola mientras que el otro se acercó pero vigilando el perímetro ¿Qué tenemos aquí? ―dijo el Soldado Sith― De pronto el Soldado que resguardaba el perímetro es asesinado de forma rápida la cuál se nota por que su cabeza había caido al suelo y un sable atravesó su pecho y luego fue desclavado. Horn había usado la fuerza para moverse velozmente por el terreno cuando el otro Soldado Sith volteó a ver a Horn fue sorprendido por un empujón de la fuerza y Horn se acercó a el y le amenazó con el sable ¡Identifícate! ―le gritó violentamente― el Soldado Sith muy asustado soltó su bláster y empezó a tartamudear pidiéndole clemencia a Horn ¡Nnno me maateee! ―se le veía muy asustado al sujeto― Horn esbozó una gran sonrisa sobre su rostro y finalmente le cortó las piernas deslizando su sable de forma ágil y luego pasó a cortarle la cabeza comenzando del lado izquierdo y apagó su sable láser. Finalmente tras cometer el doble asesinato siguió caminando por la arena, sus pies se adentraban en esta como si nada pero el continuaba hasta que llegó a un gran Oasis que se encontraba en medio del desierto ahñi descansaría un momento y analizaría sus mapas.
¿Dónde está el Valle de los Señores Oscuros? ―se preguntó a si mismo, analizando el mapa― mientras seguía viendo el mapa en busca de una posible posición, el valle de los señores oscuros tenía otros posibles lugares y grandes accesos donde buscar el paradero del artefacto. Hasta que encontró un pequeño punto al Norte, seguramente era allí pero tenía que caminar varias millas ya que no contaba con ningún vehículo. Aprovechando que estaba en el Oasis, debía cargarse de agua así que descolgó de su mochila una recipiente metálico el cuál llenó en la misma agua del Oasis, lo cerró llenándole de varios litros de agua pura y lo adentró en su bolso nuevamente colgándoselo nuevamente se asienta sobre la parte árida nuevamente y ve al Sol. Los rayos solares asolaban a Horn quemándole la armadura, al parecer el clima ese día estaba intenso y amenazador, suerte que traía la armadura sin ella le hubiera costado mucho trabajo caminar por el terreno árido con el Sol de forma tan violenta. Seguía caminando por el terreno rocoso agrietado con extensiones de agua y un poco de arena. El podía ver algunas barreras con estacas y cadáveres clavadas a estas por lo que el notaría lo desalmados, despiadados y temibles que son los Señores Sith del Imperio esto le causaría miedo psicológico a un Jedi cualquiera si llegase a ver tal atrocidad, era increíble las cantidades incontables de cadáveres que estaban clavados a las estacas algunos seguían vivos y gritaban de dolor, otros eran comidos por los gusanos y algunos tenían ácido en su piel que les mataba lentamente. Horn se mantenía frío e ignoraba a los sujetos clavados y a los cadáveres seguía caminando por las extensiones de agua mojando su armadura y con el sable láser en su mano, mantenía la vista clara y al frente en algunos momentos veía a los lados para ver si se aproximaban más Soldados Sith tras cruzar ese camino rodeado de muerte, la muerte no cesó ahora veía cadáveres tirados en el suelo y la putrefacción se confundía con el olor del carbón que era quemado al otro lado en una fábrica de fundición. ¡Que horripilante olor! ―exclamó Horn asolado por el aroma― por lo que empezó a moverse más rápido, el olor no le dejaba razonar y cada vez se le plantaba más en su olfato, sentía un gran martirio sobre todo ver la cantidad de cadáveres no había visto tantos desde la Purga Jedi de Ziost, cuando trató de esquivar los cadáveres al frente de él apareció una montaña de cadáveres con túnicas marrones, seguramente eran Jedis cuyos cadáveres traian para identificarlos a ver si eran Jedis de gran importancia y lucir sus cabezas en la plaza de la ciudad.
Cuando pasó la oleada de cadáveres y terminaron las extensiones acuáticas, se encontró con algo peor aún varios massassis devorando cadáveres al otro lado, estos eran los esclavos del Imperio Sith. Los temibles y despiadados guerreros massassis simbólicos en la Historia del Sith y conocidos por hacer estas atrocidades como comer carne galáctica. Horn descolgó sus prismáticos, aumentó el Zoom y vió unos cinco massassis con Lanvaroks y armaduras ligeras, varios de ellos comiendo y algunos de vigía esperando después a comer. Horn se movió algunos metros cerca de ellos, cubriéndose tras uno de los árboles, ahí encendió su sable láser lentamente y por un momento se quedó muy pensativo ¿Qué hago? ¿Matarlos a todos? ¿Y si hay más? ―se preguntaba a si mismo mentalmente― Entonces vió una botella de licor tirada en el suelo, la agarró cuidadosamente con su mano izquierda y la lanzó en su diagonal mientras que se ocultó rápidamente. La botella al impactar con las rocas se rompió y los massassis dejaron de hacer lo suyo para fijarse en el impacto, esto les había dicho que había alguien. Uno de los massassis agarró su Lanvarok y se movió justamente a donde estaba el árbol. Horn le esperaba con su sable láser encendido, pero lo apagó, se lo enfundó y cuando el massassi se acercó. Este le agarró con sus dos manos por el cuello y le volteó la cabeza con toda su fuerza desnucándole y asesinándole de forma silenciosa, agarró al cadáver por los brazos y lo movió arrastrándolo. Con la fuerza corrió y alcanzó grandes velocidades llegando al otro lado velozmente, encendiendo su sable láser y después lanzándolo contra la cabeza de uno de los massassis. Los tres massassis restantes se fueron violentamente contra Horn. Horn gritó salvajemente, agarró otro sable de su cinturón, lo encendió y movió ambos brazos haciendo que los sables se movieron en círculos por lo que terminó cortando a los tres en pedazos reduciéndoles a extremidades y trozos de carne, apagó los sables, se los colgó y siguió caminando cuidadosamente por el camino pedregoso. Salió de las extensiones de agua y la vegetación del Oasis, para aparecer nuevamente en la zona árida esta vez rodeada de unas cuantas ruinas.
El día seguía siendo abrumador, la muerte aún estaba presente pero el calor había cesado un poco lo que era un alivio para Horn. Por lo que gastaría menos energía en su traje, revisó el GPS de su muñeca y se encontraba a pocas millas de la posición. Otro alivio más para Horn por lo que siguió caminando algunos metros más, tras llegar se asentó sobre unas pirámides ceremoniales en ruinas con columnas rotas colapsadas y varios cadáveres esqueléticos en el suelo. Las espadas del Sith yacían clavadas al suelo, lo que no le parecía una buena señal a Horn podía juzgar que eran espadas del Sith por la oscura aura negra que les cubría y el veneno que se encontraba salpicando de la Espada Sith. Por lo que Horn se puso en guardia y deslizó su sable láser, encendiéndole de forma rápida y daba pasos cortos esperando que saliera algún nigromante o hechicero para darle frente. También observaba la cantidad de cadáveres que también eran una amenaza para él. Cuando pisó la salida, los cadáveres esqueléticos se levantaron de un sólo toque viendo Horn como se paraban del suelo y agarraban armas cercanas, armándose para asesinar a este mismo. ¡Arghh! ¡Tú morir! ―gritó uno de los esqueletos revividos por la nigromancia― Horn le negó lo que dijo con la cabeza y le apuntó con el sable láser mientras que sucedió esto el resto de los cadáveres cogieron vida y se armaron tratando todos de acercarse a Horn. el Sith clavó su sable láser como una apuñalada a uno de los esqueletos y lo desclavó velozmente, reaccionó justamente cuando uno de los esqueletos iba a golpearle con su lanza y más tarde clavársela Horn bloqueó justo a tiempo partiendo la lanza de madera en dos mientras que le golpeó el rostro y le clavó el sable láser y le cortó el brazo izquierdo, pateó al otro esqueleto y le cortó la cabeza. Quedaban dos aún, pero decidió irse y no perder tiempo tras salir levitó mediante la fuerza con su mano izquierda una piedra y la colocó en la avertura que era la puerta de la pirámide y dejó ahí a los esqueletos. Se podía escuchar la piedra sonando, varios golpes y gritos de los cadáveres tratando de salir. ¡Pudranse imbéciles! ―les gritó Horn riéndose de ellos― Y salió corriendo por lo que sobraba de las ruinas impactando cada roca y esquivando varios cadáveres cuando se da cuenta que una niebla muy abrumadora le empieza a rodear y de ahí sale un hombre con túnicas negras y un aura muy negra con un cetro en sus manos. Horn se le acercó algunos centímetros y le dijo ¿Crees que con tu uso de la nigromancia puedes auyentarme? ―le preguntó Horn con mucho cinismo― entonces el Nigromante respondió riéndose ¡Jajajaja! ¡Sucumbe ante mi o muere! ―respondió con una enorme sonrisa― Ambos se batieron velozmente en un combate a muerte, Horn le golpeaba con su sable láser y extremidades, según su entrenamiento en Vaapad y artes marciales. Mientras que el nigromante lanzaba rayos de la fuerza y golpeaba con el cetro a Horn quitándole mucha energía vital. Horn se enojó, le escupió sobre su rostro y luego le golpeó con su mano izquierda. Dió un gran salto con la fuerza cayendo detrás de él, el nigromante se volteó y le respondió con un empujón. Horn le desvió y le lanzó el sable a la altura de sus pies, cortándoselos mientras que agarró el sable en el aire y le decapitó velozmente sin piedad alguna.
Habían pasado las horas, Horn se había quedado dormido sobre una roca y había tenido una horrible pesadilla. Visualizó a un Temible Señor de los Sith hablándole, Darth Nihilus se veía en carne y hueso con su túnica negra y su tenebrosa máscara con su aura rojiza y su sable láser. Auyentándole y hablándole en su idioma nativo a Horn, se veía algo formal a Nihilus y le enseñaba un supuesto camino a Horn. Pero Horn había despertado y se encontraba en el árido suelo, ya era un poco más tarde y el sol se había ocultado un poco. Horn se levantó con los ojos pequeños y algo enojado, pero agarró su sable de la piedra y continuó con su travesía, aún le faltaban varios kilómetros. Corrió y corrió, hasta que finalmente avistó a varios kilómetros el maravilloso valle de los señores oscuros con su gran estructura y las estatuas en el medio la del Señor Sith Marka Ragnos y varias ruinas a su alrededor. Pero cuando logró encontrar el rumbo, apareció una entidad oscura de túnicas negras y se presentó ante Horn deslizando su sable láser dual de color rojo y retirándose las túnicas, este llevaba una máscara similar a la de Darth Nihilus. Vaya... vaya... vaya... ―se sorprendió el desconocido― entonces Horn esbozó una sonrisa y deslizó su sable láser ¡Vaya! ¡El Ejecutor Kuzor! ―dijo con tono sarcástico― y Kuzor le miró fijamente encendiendo su sable láser y le dijo ¿Qué haces aquí? ―le preguntó lentamente― Horn le miró y le respondió ]i]De paseo... ―dijo con tono sarcástico también―[/i] El día que te asesine, no será hoy, amigo mío ―exclamó Kuzor apagando su sable láser y continuó― ¡Hoy no! por lo que finalmente se retiró dejando caer polvo negro y Horn apagó su sable láser también. La decisión de Kuzor fue lamentable para Horn por lo que ignoró todo lo acontecido y siguió caminando tranquilamente con el peso de su armadura y el sable en su mano viendo el ambiente y si se aproximaba algo. Finalmente llegó hasta las murallas del valle de los señores oscuros contemplando las grandes edificaciones Aquí estuve durante mi adiestramiento en el arte de la Hechicería Sith, un lugar simbólico sin duda ―dijo Horn contemplando el lugar― Y entró por la agrietada muralla con su sable láser, veía a los lados por si salía algo pero como nada salió, continuó caminando de forma lenta y paciente.
Empezó a subir las grandes y largas escaleras del Valle de los Señores oscuros esquivando algunos de los huecos y grietas para evitar que colapse la estructura o caerse lo hacía a pasos cortos y lentos dándose cuenta de cada espacio. Contemplaba las estatuas que yacían dentro de la edificación como también se daba cuenta de los acessos con cantidades de piedra que habían a los lados. El pasó y se movió hasta el final del pasillo donde habían varios esqueletos, espadas, armas rotas y cantidades de cráneos encima de otro. La sangre estaba seca y adherida a las paredes, el lugar era un matadero por completo. La noche había llegado el lugar se había vuelto tétrico, la muerte empezaba a acechar y se escuchaban sonidos en todo el acceso, gritos de dolor también se escuchaban lo que era sinónimo de una sóla cosa y esa eran los espíritus atormentados que cuidaban el Valle de los Señores oscuros. Finalmente Horn llegó al otro lado donde había un pasillo con dos accesos uno a la izquierda y otro a la derecha y en el medio una estatua cuya cita textual decía: "El salón de los amotinados" nótese también por la cantidad de cadáveres, Horn indeciso se movió a la derecha únicamente por pensamiento al azar corriendo y bajando las escaleras velozmente, ahí notó que el lugar tenía un acceso seguramente se dirigía a su objetivo cuando aparecen tres oscuras entidades con armaduras Sith y túnicas encima de estas, todos con sables duales de color rojo y aterradoras máscaras. Aquellos que se hacen llamar Asesinos Sith no son un pueblo ni una nación y no le deben lealtad a ningún rey. Son sólo un remanente, un eco de aquellos que perdieron sus vidas ante los engendros infernales. Cuando sus hogares son convertidos en ceniza y sus familias asesinadas por sus mismos líderes, los refugiados recién marcados pierden todo interés por vivir. Sin embargo, algunos entierran a sus muertos, se agrupan y juran venganza ellos deslizaron sus sables y empezaron a correr moviéndolos en círculo para asesinar a Horn. Horn les amotinó a descargas eléctricas matando rápidamente a dos de estos, mientras que los otros dos atacaban a Horn y este bloqueaba con su recien encendido sable láser, a uno de estos le cortó la pierna pero un Asesino le cortó la mano izquierda a Horn decapitándosela, mientras que el otro fue asesinado Horn en venganza por la pérdida de su mano le pateó el pecho al asesino sith y le clavó el sable cayendo el Sith por un precipicio. Carecía de una mano, pero no le quitaba poderío, sacó otro sable y lo encendió y siguió bajando las escaleras.
Las quemaduras en el brazo izquierdo le ardían a Horn, pero el tenía que conseguir lo que buscaba ahí es cuando llega a la zona tras un paseo por el pasillo y la consigue llena de cadáveres. La Cripta de los Sith, ahí yacía un altar con un Baúl pero cuando este trata de acercarse al Baúl este estalla y se deja ver un artefacto piramidal con aleaciones de carbono y un codex plateado con aura negra flotando en la cima piramidal. De ahí sobresale un sujeto de túnicas negras y máscara característica, al parecer era un espíritu y se acerca a Horn estando tirado en el suelo. Este lo mira con odio y lástima, Horn siente un gran dolor tras ser mirado por él, cuando lo ve fijamente siente que sus ojos caen pero se da cuenta que es el espíritu del auténtico Asesino Darth Nihilus. Se notaba su poderío aún muerto, prácticamente su espíritu era una fuente de poder que podía destruir planetas. El odio se veía en sus mismos ojos, su piel era completamente negra y el aura llegaba hasta el cuerpo de Horn. Horn se sentía diminuto en comparación con Darth Nihilus. Horn no mostró ningún acto de respeto, ni una reverencia ni nada simplemente se quedó callado al parecer a Nihilus no le parecía una Blasfemia ya que él odiaba a los súbditos y aquellos que le rindieran pleitecia prefiría enemigos y los que le tuvieran odio. Nihilus habló en un idioma inentendible, quizás era Idioma Sith o un dialecto de este mirádole fijamente a Horn. Le tiende su oscura y larga mano levantando a Horn y este le pide que le siga ambos viendo a la túnica. ¿Has pasado este trayecto para la obtención de mis secretos? ―dijo Darth Nihilus― y respondió Horn Sí, me parece que es necesario ―afirmó Horn― ¿Seguro que no cometes el mismo error que el hereje de Darth Krayt? ―le replicó Nihilus― Sigo las doctrinas de Darth Bane y tus doctrinas ―le dijo Horn― ¡Ah, sí! ¡Por supuesto! ¿Y cómo sé que no eres otro simple Sith del Imperio? ―preguntó Nihilus con su ronca voz― Hago las cosas de forma independiente, Lord Nihilus ―le replicó Horn― ¡Entonces tuyas serán mis sobras! ¡Sith! ―gritó Nihilus― Finalmente desapareció dejando una gran explosión que desplomó gran parte del techo y Horn quedó prácticamente inconsciente.
Tras varios minutos, logró levantarse y tenía a su lado un baúl viéndole de manera ambiciosa, el poder de lo que contenía el baúl era absolutamente grande; pues adentro habían unos objetos endebles. La máscara de Darth Nihilus y la túnica de Darth Nihilus..
Obtención:
Máscara de Darth Nihilus
Túnica de Darth Nihilus
"Las umbrías fueron mis pesadillas durante mi Antigüedad, antes de conocer al Reverso tenebroso. Yo padecía de miedo, miedo a la penumbra, miedo a que alguna entidad saliera de tales penumbras. Recuerdo que esto se ligaba con mis pesadillas y soñaba mientras dormía que las umbrías me consumían como si fuera yo una simple luz que se apaga y la oscuridad le acecha. Ahora soy parte de las umbrías ahí recae mi poderío y mi supremacía. Es perturbador como aún sigo en la búsqueda de los secretos de la vida aún sabiendo que muero cada día y que estoy oprimido bajo las cadenas del Lado oscuro de la fuerza... ¡Y aún sigo con esa implacable búsqueda! ¿Para qué? ¿Sólo para quedar vivo? Intentar nunca ha sido un pecado, almenos no en un Sith cuya búsqueda siempre será implacable y eterna...
Cuando sucumbí sentía remordimiento, era la peor sensación existente, me sentía como cualquier basura orgánica de la galaxia. Solamente que cuando dejé de sucumbir o almenos dejé de seguir órdenes de una cámara y empecé mi búsqueda por los secretos de la fuerza y el verdadero poderío como la inmortalidad. Me sentí excelentemente bien, sin miedo a nadie y mi remordimiento acabó convirtiéndome en un ser sin sentimientos y con mente caótica. Hoy no tengo enemigos, almenos no hasta que consiga mantenerme vivo durante un bien tiempo... Y espero yo poder lograrlo, con ansias lo espero. Tenía yo que viajar a Korriban, el mundo capital de los Sith o de los Verdaderos Sith como ellos mismos se proclaman para conseguir ese artefacto repleto de oscuridad y poder seguramente con los secretos más recónditos de esta galaxia. Estoy dispuesto a hacer este sombrío éxodo para la obtención del poder eterno. Pasaron las días, las horas y salí de mi Academia Sith, ahí me subí a mi Nave de infiltración, acomodé mis cosas en la cámara de la nave y salí velozmente del planeta sin importar lo que sucediera y sin avisarle a nadie más que a mi mismo, dí un largo viaje hasta que llegué a la dura atmósfera de Korriban..."
En el árido suelo del desiértico planeta Korriban se encontraba Horn apoyado de una gran piedra con una mochila colgada de su hombro y con una Armadura de un color negro con ondas grisáceas y un visor térmico Sith. El veía por sus prismáticos en busca de cualquier Vigía del Imperio Sith para evitarse molestias en el camino y no tener que despejarlo, almenos no aún. ¡Vaya, qué calor! ―exclamó un poco enojado― Se sentía algo molesto y cansado de los planetas áridos en sus continuas búsquedas aunque ya le resultaba muy normal la cantidad de planetas áridos que eran parte de la Historia de los Sith y eran hogar de los anteriormente nombrados. El sudor que sobresalía de la piel de Horn salía por las averturas de su Armadura como simple agua que salía en grandes cantidades, este se sentía algo cansado así que presionó un botón de su cinturón, este posteriormente activaría el sistema de refrigeración de la Armadura ¡Ahh! ―gritó de placer por el frío― Así que continuó caminando por el terreno árido vigilando sus lados y viendo constantemente la brújula que tenía adherida a su muñeca izquierda viendo cada punto cardinal. La ciudad capital de Korriban se podía notar al Este la cual contaba con grandes murallas de piedra con torres de vigía cada cuatro metros y mucha infantería montada sobre cada muralla vigilando hasta su punto de visión más lejano. Por suerte Horn no era objetivo para ellos por encontrarse tan lejos de la ciudad cuyo objetivo no estaba por ahí. De nuevo agarró sus prismáticos y miró a unos metros, donde vió algunos cadáveres putrefactos los cuales estaban siendo comidos por gusanos rodeados en charcos de sangre que ya de por sí se había secado y había dejado un aroma estupefacto. El sol cada vez se ponía más intenso y Horn se sentía más agotado por la presión que ejercía el sol sobre la Armadura calentándola demasiado. Al parecer habían algunos Sith que vigilaban el punto que Horn observó con sus prismáticos y asesinó a esos dos posibles insurgentes de origen desconocido que yacían tirados en el terreno árido como si nada. ¿Pero qué hacen esos dos cadáveres en medio de la nada? ―se preguntaba este muy asombrado― Este presionó un botón de su cinturón de su lado derecho y tras unos minutos, apareció una Sonda Sith entonces este señaló las coordenadas con su muñequera por lo que la Sonda se acercó a hacer reconocimiento a escala. La Sonda llamaba la atención destellando varias luces, finalmente el plan dió frutos y se acercaron dos Soldados de Infantería Sith con armas bláster y armaduras pesadas. Uno de ellos se acercó a la Sonda y se quedó observándola mientras que el otro se acercó pero vigilando el perímetro ¿Qué tenemos aquí? ―dijo el Soldado Sith― De pronto el Soldado que resguardaba el perímetro es asesinado de forma rápida la cuál se nota por que su cabeza había caido al suelo y un sable atravesó su pecho y luego fue desclavado. Horn había usado la fuerza para moverse velozmente por el terreno cuando el otro Soldado Sith volteó a ver a Horn fue sorprendido por un empujón de la fuerza y Horn se acercó a el y le amenazó con el sable ¡Identifícate! ―le gritó violentamente― el Soldado Sith muy asustado soltó su bláster y empezó a tartamudear pidiéndole clemencia a Horn ¡Nnno me maateee! ―se le veía muy asustado al sujeto― Horn esbozó una gran sonrisa sobre su rostro y finalmente le cortó las piernas deslizando su sable de forma ágil y luego pasó a cortarle la cabeza comenzando del lado izquierdo y apagó su sable láser. Finalmente tras cometer el doble asesinato siguió caminando por la arena, sus pies se adentraban en esta como si nada pero el continuaba hasta que llegó a un gran Oasis que se encontraba en medio del desierto ahñi descansaría un momento y analizaría sus mapas.
¿Dónde está el Valle de los Señores Oscuros? ―se preguntó a si mismo, analizando el mapa― mientras seguía viendo el mapa en busca de una posible posición, el valle de los señores oscuros tenía otros posibles lugares y grandes accesos donde buscar el paradero del artefacto. Hasta que encontró un pequeño punto al Norte, seguramente era allí pero tenía que caminar varias millas ya que no contaba con ningún vehículo. Aprovechando que estaba en el Oasis, debía cargarse de agua así que descolgó de su mochila una recipiente metálico el cuál llenó en la misma agua del Oasis, lo cerró llenándole de varios litros de agua pura y lo adentró en su bolso nuevamente colgándoselo nuevamente se asienta sobre la parte árida nuevamente y ve al Sol. Los rayos solares asolaban a Horn quemándole la armadura, al parecer el clima ese día estaba intenso y amenazador, suerte que traía la armadura sin ella le hubiera costado mucho trabajo caminar por el terreno árido con el Sol de forma tan violenta. Seguía caminando por el terreno rocoso agrietado con extensiones de agua y un poco de arena. El podía ver algunas barreras con estacas y cadáveres clavadas a estas por lo que el notaría lo desalmados, despiadados y temibles que son los Señores Sith del Imperio esto le causaría miedo psicológico a un Jedi cualquiera si llegase a ver tal atrocidad, era increíble las cantidades incontables de cadáveres que estaban clavados a las estacas algunos seguían vivos y gritaban de dolor, otros eran comidos por los gusanos y algunos tenían ácido en su piel que les mataba lentamente. Horn se mantenía frío e ignoraba a los sujetos clavados y a los cadáveres seguía caminando por las extensiones de agua mojando su armadura y con el sable láser en su mano, mantenía la vista clara y al frente en algunos momentos veía a los lados para ver si se aproximaban más Soldados Sith tras cruzar ese camino rodeado de muerte, la muerte no cesó ahora veía cadáveres tirados en el suelo y la putrefacción se confundía con el olor del carbón que era quemado al otro lado en una fábrica de fundición. ¡Que horripilante olor! ―exclamó Horn asolado por el aroma― por lo que empezó a moverse más rápido, el olor no le dejaba razonar y cada vez se le plantaba más en su olfato, sentía un gran martirio sobre todo ver la cantidad de cadáveres no había visto tantos desde la Purga Jedi de Ziost, cuando trató de esquivar los cadáveres al frente de él apareció una montaña de cadáveres con túnicas marrones, seguramente eran Jedis cuyos cadáveres traian para identificarlos a ver si eran Jedis de gran importancia y lucir sus cabezas en la plaza de la ciudad.
Cuando pasó la oleada de cadáveres y terminaron las extensiones acuáticas, se encontró con algo peor aún varios massassis devorando cadáveres al otro lado, estos eran los esclavos del Imperio Sith. Los temibles y despiadados guerreros massassis simbólicos en la Historia del Sith y conocidos por hacer estas atrocidades como comer carne galáctica. Horn descolgó sus prismáticos, aumentó el Zoom y vió unos cinco massassis con Lanvaroks y armaduras ligeras, varios de ellos comiendo y algunos de vigía esperando después a comer. Horn se movió algunos metros cerca de ellos, cubriéndose tras uno de los árboles, ahí encendió su sable láser lentamente y por un momento se quedó muy pensativo ¿Qué hago? ¿Matarlos a todos? ¿Y si hay más? ―se preguntaba a si mismo mentalmente― Entonces vió una botella de licor tirada en el suelo, la agarró cuidadosamente con su mano izquierda y la lanzó en su diagonal mientras que se ocultó rápidamente. La botella al impactar con las rocas se rompió y los massassis dejaron de hacer lo suyo para fijarse en el impacto, esto les había dicho que había alguien. Uno de los massassis agarró su Lanvarok y se movió justamente a donde estaba el árbol. Horn le esperaba con su sable láser encendido, pero lo apagó, se lo enfundó y cuando el massassi se acercó. Este le agarró con sus dos manos por el cuello y le volteó la cabeza con toda su fuerza desnucándole y asesinándole de forma silenciosa, agarró al cadáver por los brazos y lo movió arrastrándolo. Con la fuerza corrió y alcanzó grandes velocidades llegando al otro lado velozmente, encendiendo su sable láser y después lanzándolo contra la cabeza de uno de los massassis. Los tres massassis restantes se fueron violentamente contra Horn. Horn gritó salvajemente, agarró otro sable de su cinturón, lo encendió y movió ambos brazos haciendo que los sables se movieron en círculos por lo que terminó cortando a los tres en pedazos reduciéndoles a extremidades y trozos de carne, apagó los sables, se los colgó y siguió caminando cuidadosamente por el camino pedregoso. Salió de las extensiones de agua y la vegetación del Oasis, para aparecer nuevamente en la zona árida esta vez rodeada de unas cuantas ruinas.
El día seguía siendo abrumador, la muerte aún estaba presente pero el calor había cesado un poco lo que era un alivio para Horn. Por lo que gastaría menos energía en su traje, revisó el GPS de su muñeca y se encontraba a pocas millas de la posición. Otro alivio más para Horn por lo que siguió caminando algunos metros más, tras llegar se asentó sobre unas pirámides ceremoniales en ruinas con columnas rotas colapsadas y varios cadáveres esqueléticos en el suelo. Las espadas del Sith yacían clavadas al suelo, lo que no le parecía una buena señal a Horn podía juzgar que eran espadas del Sith por la oscura aura negra que les cubría y el veneno que se encontraba salpicando de la Espada Sith. Por lo que Horn se puso en guardia y deslizó su sable láser, encendiéndole de forma rápida y daba pasos cortos esperando que saliera algún nigromante o hechicero para darle frente. También observaba la cantidad de cadáveres que también eran una amenaza para él. Cuando pisó la salida, los cadáveres esqueléticos se levantaron de un sólo toque viendo Horn como se paraban del suelo y agarraban armas cercanas, armándose para asesinar a este mismo. ¡Arghh! ¡Tú morir! ―gritó uno de los esqueletos revividos por la nigromancia― Horn le negó lo que dijo con la cabeza y le apuntó con el sable láser mientras que sucedió esto el resto de los cadáveres cogieron vida y se armaron tratando todos de acercarse a Horn. el Sith clavó su sable láser como una apuñalada a uno de los esqueletos y lo desclavó velozmente, reaccionó justamente cuando uno de los esqueletos iba a golpearle con su lanza y más tarde clavársela Horn bloqueó justo a tiempo partiendo la lanza de madera en dos mientras que le golpeó el rostro y le clavó el sable láser y le cortó el brazo izquierdo, pateó al otro esqueleto y le cortó la cabeza. Quedaban dos aún, pero decidió irse y no perder tiempo tras salir levitó mediante la fuerza con su mano izquierda una piedra y la colocó en la avertura que era la puerta de la pirámide y dejó ahí a los esqueletos. Se podía escuchar la piedra sonando, varios golpes y gritos de los cadáveres tratando de salir. ¡Pudranse imbéciles! ―les gritó Horn riéndose de ellos― Y salió corriendo por lo que sobraba de las ruinas impactando cada roca y esquivando varios cadáveres cuando se da cuenta que una niebla muy abrumadora le empieza a rodear y de ahí sale un hombre con túnicas negras y un aura muy negra con un cetro en sus manos. Horn se le acercó algunos centímetros y le dijo ¿Crees que con tu uso de la nigromancia puedes auyentarme? ―le preguntó Horn con mucho cinismo― entonces el Nigromante respondió riéndose ¡Jajajaja! ¡Sucumbe ante mi o muere! ―respondió con una enorme sonrisa― Ambos se batieron velozmente en un combate a muerte, Horn le golpeaba con su sable láser y extremidades, según su entrenamiento en Vaapad y artes marciales. Mientras que el nigromante lanzaba rayos de la fuerza y golpeaba con el cetro a Horn quitándole mucha energía vital. Horn se enojó, le escupió sobre su rostro y luego le golpeó con su mano izquierda. Dió un gran salto con la fuerza cayendo detrás de él, el nigromante se volteó y le respondió con un empujón. Horn le desvió y le lanzó el sable a la altura de sus pies, cortándoselos mientras que agarró el sable en el aire y le decapitó velozmente sin piedad alguna.
- Spoiler:
Habían pasado las horas, Horn se había quedado dormido sobre una roca y había tenido una horrible pesadilla. Visualizó a un Temible Señor de los Sith hablándole, Darth Nihilus se veía en carne y hueso con su túnica negra y su tenebrosa máscara con su aura rojiza y su sable láser. Auyentándole y hablándole en su idioma nativo a Horn, se veía algo formal a Nihilus y le enseñaba un supuesto camino a Horn. Pero Horn había despertado y se encontraba en el árido suelo, ya era un poco más tarde y el sol se había ocultado un poco. Horn se levantó con los ojos pequeños y algo enojado, pero agarró su sable de la piedra y continuó con su travesía, aún le faltaban varios kilómetros. Corrió y corrió, hasta que finalmente avistó a varios kilómetros el maravilloso valle de los señores oscuros con su gran estructura y las estatuas en el medio la del Señor Sith Marka Ragnos y varias ruinas a su alrededor. Pero cuando logró encontrar el rumbo, apareció una entidad oscura de túnicas negras y se presentó ante Horn deslizando su sable láser dual de color rojo y retirándose las túnicas, este llevaba una máscara similar a la de Darth Nihilus. Vaya... vaya... vaya... ―se sorprendió el desconocido― entonces Horn esbozó una sonrisa y deslizó su sable láser ¡Vaya! ¡El Ejecutor Kuzor! ―dijo con tono sarcástico― y Kuzor le miró fijamente encendiendo su sable láser y le dijo ¿Qué haces aquí? ―le preguntó lentamente― Horn le miró y le respondió ]i]De paseo... ―dijo con tono sarcástico también―[/i] El día que te asesine, no será hoy, amigo mío ―exclamó Kuzor apagando su sable láser y continuó― ¡Hoy no! por lo que finalmente se retiró dejando caer polvo negro y Horn apagó su sable láser también. La decisión de Kuzor fue lamentable para Horn por lo que ignoró todo lo acontecido y siguió caminando tranquilamente con el peso de su armadura y el sable en su mano viendo el ambiente y si se aproximaba algo. Finalmente llegó hasta las murallas del valle de los señores oscuros contemplando las grandes edificaciones Aquí estuve durante mi adiestramiento en el arte de la Hechicería Sith, un lugar simbólico sin duda ―dijo Horn contemplando el lugar― Y entró por la agrietada muralla con su sable láser, veía a los lados por si salía algo pero como nada salió, continuó caminando de forma lenta y paciente.
Empezó a subir las grandes y largas escaleras del Valle de los Señores oscuros esquivando algunos de los huecos y grietas para evitar que colapse la estructura o caerse lo hacía a pasos cortos y lentos dándose cuenta de cada espacio. Contemplaba las estatuas que yacían dentro de la edificación como también se daba cuenta de los acessos con cantidades de piedra que habían a los lados. El pasó y se movió hasta el final del pasillo donde habían varios esqueletos, espadas, armas rotas y cantidades de cráneos encima de otro. La sangre estaba seca y adherida a las paredes, el lugar era un matadero por completo. La noche había llegado el lugar se había vuelto tétrico, la muerte empezaba a acechar y se escuchaban sonidos en todo el acceso, gritos de dolor también se escuchaban lo que era sinónimo de una sóla cosa y esa eran los espíritus atormentados que cuidaban el Valle de los Señores oscuros. Finalmente Horn llegó al otro lado donde había un pasillo con dos accesos uno a la izquierda y otro a la derecha y en el medio una estatua cuya cita textual decía: "El salón de los amotinados" nótese también por la cantidad de cadáveres, Horn indeciso se movió a la derecha únicamente por pensamiento al azar corriendo y bajando las escaleras velozmente, ahí notó que el lugar tenía un acceso seguramente se dirigía a su objetivo cuando aparecen tres oscuras entidades con armaduras Sith y túnicas encima de estas, todos con sables duales de color rojo y aterradoras máscaras. Aquellos que se hacen llamar Asesinos Sith no son un pueblo ni una nación y no le deben lealtad a ningún rey. Son sólo un remanente, un eco de aquellos que perdieron sus vidas ante los engendros infernales. Cuando sus hogares son convertidos en ceniza y sus familias asesinadas por sus mismos líderes, los refugiados recién marcados pierden todo interés por vivir. Sin embargo, algunos entierran a sus muertos, se agrupan y juran venganza ellos deslizaron sus sables y empezaron a correr moviéndolos en círculo para asesinar a Horn. Horn les amotinó a descargas eléctricas matando rápidamente a dos de estos, mientras que los otros dos atacaban a Horn y este bloqueaba con su recien encendido sable láser, a uno de estos le cortó la pierna pero un Asesino le cortó la mano izquierda a Horn decapitándosela, mientras que el otro fue asesinado Horn en venganza por la pérdida de su mano le pateó el pecho al asesino sith y le clavó el sable cayendo el Sith por un precipicio. Carecía de una mano, pero no le quitaba poderío, sacó otro sable y lo encendió y siguió bajando las escaleras.
Las quemaduras en el brazo izquierdo le ardían a Horn, pero el tenía que conseguir lo que buscaba ahí es cuando llega a la zona tras un paseo por el pasillo y la consigue llena de cadáveres. La Cripta de los Sith, ahí yacía un altar con un Baúl pero cuando este trata de acercarse al Baúl este estalla y se deja ver un artefacto piramidal con aleaciones de carbono y un codex plateado con aura negra flotando en la cima piramidal. De ahí sobresale un sujeto de túnicas negras y máscara característica, al parecer era un espíritu y se acerca a Horn estando tirado en el suelo. Este lo mira con odio y lástima, Horn siente un gran dolor tras ser mirado por él, cuando lo ve fijamente siente que sus ojos caen pero se da cuenta que es el espíritu del auténtico Asesino Darth Nihilus. Se notaba su poderío aún muerto, prácticamente su espíritu era una fuente de poder que podía destruir planetas. El odio se veía en sus mismos ojos, su piel era completamente negra y el aura llegaba hasta el cuerpo de Horn. Horn se sentía diminuto en comparación con Darth Nihilus. Horn no mostró ningún acto de respeto, ni una reverencia ni nada simplemente se quedó callado al parecer a Nihilus no le parecía una Blasfemia ya que él odiaba a los súbditos y aquellos que le rindieran pleitecia prefiría enemigos y los que le tuvieran odio. Nihilus habló en un idioma inentendible, quizás era Idioma Sith o un dialecto de este mirádole fijamente a Horn. Le tiende su oscura y larga mano levantando a Horn y este le pide que le siga ambos viendo a la túnica. ¿Has pasado este trayecto para la obtención de mis secretos? ―dijo Darth Nihilus― y respondió Horn Sí, me parece que es necesario ―afirmó Horn― ¿Seguro que no cometes el mismo error que el hereje de Darth Krayt? ―le replicó Nihilus― Sigo las doctrinas de Darth Bane y tus doctrinas ―le dijo Horn― ¡Ah, sí! ¡Por supuesto! ¿Y cómo sé que no eres otro simple Sith del Imperio? ―preguntó Nihilus con su ronca voz― Hago las cosas de forma independiente, Lord Nihilus ―le replicó Horn― ¡Entonces tuyas serán mis sobras! ¡Sith! ―gritó Nihilus― Finalmente desapareció dejando una gran explosión que desplomó gran parte del techo y Horn quedó prácticamente inconsciente.
Tras varios minutos, logró levantarse y tenía a su lado un baúl viéndole de manera ambiciosa, el poder de lo que contenía el baúl era absolutamente grande; pues adentro habían unos objetos endebles. La máscara de Darth Nihilus y la túnica de Darth Nihilus..
Obtención:
Máscara de Darth Nihilus
Túnica de Darth Nihilus
Última edición por Aequans el Sáb Dic 08, 2012 8:28 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: [Roleo de Ygziir] Travesía de Umbrías [Revisado]
Revivo ya que al parecer aún no ha sido visto.
Invitado- Invitado
Relan- Mensajes : 1758
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 32
Localización : Pekin, China
Temas similares
» [ROLEO ESCRITO + OBTENCIÓN] Travesía de Umbrías.
» Roleo de Honoghr, la travesía del camuflado.
» [Roleo de Endor] ~ La travesía Jedi [Seltar]
» [Roleo + Obtención] La travesía Ewok. [Zekk]
» [Roleo - Ruusan] La travesía de la sabiduría; Escribiendo el credo de Ruusan
» Roleo de Honoghr, la travesía del camuflado.
» [Roleo de Endor] ~ La travesía Jedi [Seltar]
» [Roleo + Obtención] La travesía Ewok. [Zekk]
» [Roleo - Ruusan] La travesía de la sabiduría; Escribiendo el credo de Ruusan
Habbo Wars :: OOC :: Desechos :: ZONA IC :: Mesa de Rol :: Historias
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.