[Roleo de Yavin IV] Recuerdos del Pasado.

por Darth Tairon Sáb Oct 08, 2011 8:10 am

Bien, he reunido aquí a la Cámara Oscura para comentaros un nuevo suceso - Empezó, el Darth Gevura. - Algunos ya lo sabreis... otros no.
Desde hace años, esta luna nunca estuvo habitada, pero ahora, los Jedi han creado una especie de... ''resistencia'' allí, y se están oponiendo a nosotros.
- ¿Dónde se encuentran, Darth Gevura? - Preguntó el Lord Vecreth.
- Se hallan en la luna de Eclipse.
Eclipse... ese nombre impactó en mí de lleno.
- ¡¿Eclipse?! - Dije, exaltado, mientras me levantaba de mi asiento.
- Así es Guardián, ¿Ocurre algo? - Me preguntó el Darth Gevura, a lo cual no respondí nada.
Mi mirada quedó perdida... estaba pensando en otra cosa, estaba haciendo caso omiso a lo que ocurría en aquella habitación.
Segundos después, reaccioné, y volví en sí.
Todos me estaban mirando, debido a mi reacción, y a que yo estaba levantado.
Les miré a todos, y por último al Darth Gevura.
- He... he de retirarme Darth Gevura, lo siento muchísimo. - Dije, haciendo una reverencia.
Acto seguido, salí de la Cámara Oscura a paso ligero.
En cuanto se cerró la puerta, mis ropajes comenzaron a ondear en el viento, debido a que estaba saliendo de aquellos pasillos, corriendo.
Tras bajar varias escaleras, llegué frente a dos grandes puertas.
Eran las Veeshas Tuwan, donde se hallaban la mayor cantidad de archivos de toda la Galaxia.
Entré, y me dirigí a uno de los monitores.
Prendí el sistema, y busqué información respecto a lo que el Darth Gevura nos había dicho, pero nada... no aparecía nada.
- ¿Busca algo en Eclipse, Guardián Tairon? - Escuché, tras de mí, una voz familiar.
- Así es, Sabio Arrow. - Dije, levantándome. - El Darth Gevura nos informó de una resistencia Jedi allí, ¿sabe algo de eso?
- Sí, lo sé, y los conozco. No son demasiados, ni un peligro... no sé por que el Darth Gevura se preocupa por ellos.
¿Qué busca allí?
- Esto... nada... volveré a mis aposentos. Gracias Sabio.
- Un placer Guardián.
Acto seguido, me retiré de las Veeshas.
Nada más salir, tomé rumbo no a mis aposentos, sino al hangar, pero alguien me detuvo.
- Sigily, no vayas... - Me dijo, esta vez, una voz más familiar.
- Padre, he de hacerlo... - Le dije al Temible Señor Sherz, mi padre. - Sabe la afinidad que tengo con Eclipse.
- Lo sé, y por eso no quiero que vayas...
- ¿Por qué?
- Sé que desatarás tu ira con aquellos que destrozen Eclipse, y la Cámara Oscura no quiere que sepan que conocemos de ellos...

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Bajé la cabeza.
Sabía que era verdad... haría eso.
- Padre, no lo haré... por favor, déjeme partir...
- ¡¿Para qué?!
- Para... Para...
No sabía para que... algo me hacía ir allí, pero no sabía por que.
Le miré, desilusionado.
- No te he visto... llegué tarde.
- Gracias padre.
Acto seguido, y tras, como rara vez hago, sonreirle, me marché corriendo hacia el hangar principal de la academia.
Rápidamente, llegué, y tomé mi caza.
Tras prender los motores y paneles de navegación, puse rumbo a Eclipse.

[···]

Transcurridas varias horas, mi caza se detuvo, y, ante mí, apareció algo que, desde hacia años, muchos años, no contemplaba.
Era Eclipse...
Dirigí mi caza hacia él, e intruduciéndome entre la vegetación, fui deteniendo mi caza.
Al final, éste quedó oculto entre la maleza.
Sin esperar un segundo más, apagué todos los motores, y salí del caza.

Comenzé a caminar hacia los interiores del planeta, apartando los matojos que se encontraban delante de mí, y deseando que esa resistencia Jedi no hubiera llegado a donde, yo hube llegado hacia tantos años.

Veinticinco o treinta años antes de todo aquello, cuando yo aún era un Caballero Jedi, renegado por la Orden Jedi que había en ese momento, partí a Eclipse con un Guardián Jedi.
Él y yo encargamos la construcción de un Templo en las profundidades de Eclipse.
Cuando este Templo fue acabado, ambos formamos una Academia de entrenamiento en las artes más internas de los Jedis, artes que se acercaban a las Sith.
Poco a poco, la Academia de Eclipse comenzó a hacer estragos por la Galaxia... la Orden Jedi comenzó a tenernos respeto, y la Orden Sith nos empezó a tomar en cuenta.
Desgraciadamente, como la Orden Sith vio como un obstáculo al Templo de Eclipse, dirigió un gran batallón al Templo, matando a todos los que allí residíamos, a excepción de dos personas... un Padawan y yo...
Tras esto, abandoné Eclipse, y me volví a unir a la Orden Jedi, ocultando mi identidad.

Ahora, habían transcurrido casi treinte años desde aquello... y es la primera vez que volví a escuchar Eclipse...

Después de, aproximadamente, una hora caminando, tropecé con algo que no logré ver debido a la maleza.
Me agaché, y lo ví más detenidamente... era un trozo de roca, pero se denotaba que eran restos de una batalla.
- Aquí está... el Templo... - Susurré.
Continué andando, siguiendo la pista de aquellos escombros, esparcidos por todos lados, hasta que, al final, llegué a un lugar sin salida.
Un gran barranco se impuso ante mí.
- Aquí... aquí es. - Dije, sobresaltado.
Sin esperar más, adelanté un pie, y luego el otro, y comenzé a deslizarme hacia abajo.
Colocando mi cuerpo sobre las piedras, y casi pegado a éstas, me deslizaba hacia abajo con gran rapidez, hasta que vi el lugar donde acababa, a unos metros de donde yo me encontraba, así que, ágilmente, salté hacia delante, y caí al final del precipicio.
Ante mí, un gran Templo en ruinas se extendía, ya decaído por los estragos del tiempo y de la batalla que allí se sucedió años atrás.

Después de rodear parte del desgastado edifico, encontré la entrada, y, saltando levemente para evitar los escombros, entré allí, en lo que antes era mío.
Comenzé a caminar, con cuidado, hacia los interiores del Templo, evitando los escombros.
Atravesé un estrecho pasillo, y tras él, me encontré una sala mayor, la sala central de la academia.

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Solo hize mirar al suelo, cuando, no entiendo por que, una sensación de tristeza vino a mí.
Decenas de ropajes, desgastados y roídos por el tiempo, se hallaban allí.
Eran los restos de la batalla... los ropajes que los Jedi portaron en ese momento, y con los que murieron...
Los cadáveres ya no estaban... ya sólo eran huesos mohosos... pero los recuerdos aún permanecían allí... en mi cabeza.

Continué caminando hacia los interiores, intentado no caerme con los escombros, e intentando no pisar los ropajes que había tirado.
Tras pasar varios minutos caminando, pasando salas, y mirando a todos lados, llegué a un estrecho pasillo, el cual estaba bloqueado.

''- ¡Derribad el pasillo, que ningún Jedi entre en el Consejo, vamos a acabar con ellos!''
Recordé las palabras de uno de los Lores que atacaron Eclipse.
Lentamente, me introduje un poco más en el pasillo, extendí mis brazos, y cerré mis ojos, concentrándome profundamente.
De pronto, todas las rocas que bloqueaban el camino salieron lanzadas hacia delante, abriendo el tránsito en el lugar.
Con cuidado, continué caminando por aquel angosto pasillo, hasta llegar a unas escaleras.
Debido a la erosión, no me atrevía a subirlas, así que dí un ligero salto, y las atrevesé hasta llegar a la parte de arriba.
- El Consejo... - Susurré.
No había puerta, ésta ya había sido derribada.
Entré, y miré a todos lados.
Varias túnicas de antiguos Maestros Jedi estaban tiradas por los suelos.
Los sillones, todos roídos y desgastados.
Entré por completo a la sala, y me dirigí al centro de ésta.
De pronto, algo entre unas túnicas me llamó la atención.
Me dirigí allí, me incliné, y observe al plateado, pero gastado.
Apartando lentamente las túnicas, observé lo que era... algo que no había visto desde hacía muchos años.
En mis manos se hallaba un Medallón Jedi... era un Medallón que sólo los miembros del Consejo de Eclipse portaban.

[Roleo de Yavin IV] Recuerdos del Pasado. Nudo+celta

[Roleo de Yavin IV] Recuerdos del Pasado. Nudo+celta

Tras aquello, me incorporé, me guardé el Medallón entre mis túnicas y seguí mirando con atención la sala, hastas ver algo que me impresionó en la pared.
''- Vaya porquería... ¿qué os creeis con esta colgante?.
Acto seguido, el Lord Sith extrajo una daga, y la incrusto, junto con el Colgante en ella, en la pared del Consejo.
- ¡Para que recordaeis que no debisteis haberos metido con la Orden Sith!''

Allí estaba... aún continuaba allí.
Un colgante, que sólo los usuarios más hábiles de la academia portaban.
Me acerqué, y, con cuidado, retiré la daga, y cogí el colgante al vuelo.
Guardé la daga entre mis ropajes, y seguí observando el Colgante.

[Roleo de Yavin IV] Recuerdos del Pasado. 55265

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Tras mirarlo detenidamente, me lo guardé junto al Medallón, y decidí que era hora de salir de allí, ir a aquel lugar solo me trajo malos recuerdos de muerte y sufrimiento... irónicamente, es lo que influyo ahora en mis enemigos... pero allí era distinto...
De un nuevo salto, llegué al final de las escaleras, y continué mi camino hasta el centro de la academia.
Mientras me marchaba, seguí caminando hacia la salida, pero me detuve al ver algo.
Una túnica estaba tirada por los suelos, pero no como las otras... esa era más pequeña... perteneciente a un Iniciado, y entonces me acordé.
''- ¡Maestro Silic, ayúdeme, por favor! - Gritaba el Iniciado.
Suspiraba rápidamente... no podía ayudarle... tenía algo más importante...
Pero no podía dejarle allí, salí corriendo hacia él, pero ya fue tarde.
- ¡Maestro Sil...! - Gritó de nuevo, esta vez, con un grito ahogado... ya estaba muerto, debido a la espada láser de un Sith...''
Sali corriendo hacia la salida.
Cada vez más y más recuerdos me inundaba, y debía impedirlo.
Al fin, llegué a la salida, y llegue al barranco de nuevo.
Ágilmente, dí varios saltos, y acabé en la parte de arriba.
Comenzé a caminar entre los matorrales hacia mi caza, cuando, de repente, escuché unas voces.
- Ahí está Maestro, ¿lo vé? El Antiguo Templo del que le hablé.
- Es cierto... Hmm.
Dos Jedi estaban en el precipicio, observando desde lo alto el Templo.
- Bien, informaré al Consejo, y se empezará la construcción.
No pensé... sólo sentí y actué.
Rápidamente, salté de entre los matorrales, tomé mi Sable Láser y lo prendí, y salté hacia los Jedi.
Estos me vieron, y rápidamente, uno de ellos, el más joven, tomó su Sable Láser y se dirigió contra mí.
El otro Jedi, mayor, me reconoció.
- ¡Cuidado Jeit, es un Guardián Sith, aléjate de él! - Le gritó, pero era tarde.
Bloqueé su golpe, y, lleno de ira y furia, me volteé, y atravesé la cabeza del joven, haciendo que ésta cayera al suelo, separada de su cuerpo.
El otro Jedi había tomado su comunicador, e intentaba establecer comunicación con los suyos, pero ya era tarde.
Rápidamente lo atraje, y mediante mi Sable láser lo rompí.
Comenzé a caminar lentamente hacia el Jedi, lleno de ira y furia.
Éste tomó su Sable, lo prendió, e intentó defenderse... pero no pude.
Entrechocamos nuestros Sables varias veces cuando, de un estocazo su Sable salió volando hacia mis manos, lo agarré, lo ondeé, y, rápidamente, incrusté ambos Sables en el torso del Jedi.
Los saqué, y lanzé el Sable del Jedi hacia arriba.
Acto seguido, lo corté en dos con el mío.
- Asquerosos Jedi... - Susurré.
De un empujón, con la pierna, lanzé los dos cuerpos, ya inertes, al barranco, donde espero, nunca fueran encontrados.
Rápidamente, me retiré del lugar hasta llegar a mi caza.
Subí en él, y encendí todos los motores y paneles de navegación, y me marché de allí, dejando atrás Eclipse...

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(Aclaración: los textos en naranja son recuerdos del pasado).

Obtengo:

- Medallón Jedi (Roleo)

- Colgante Jedi (Roleo)

- Daga Antigua

- Ropajes Jedis rasgados