[Roleo de Devaron] La Guerra
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[Roleo de Devaron] La Guerra
Es de obtención, constará de 3 capítulos. Espero que sea de su agrado
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Capítulo I: El Rapto del Senador Dictum
Era una tarde como cualquiera. Como las hojas verdes en un árbol. Como las flores en el césped. Un cálido sol reposaba sus rayos en las edificaciones de la Gran Ciudad. Hermosas brisas resonaban en la zona. Pergaminos del suelo salían volando debido al fresco que se hacía presente. La oscuridad de la noche era tan cercana como la botella de un borracho. Prontamente se desataría un conflicto que sacudiría al planeta nuevamente. Haría más ruido que aquella vez en las Guerras Clon, en la que Savage Opress lideró una masacre. Como el desastre de la Luna de Rishi, como el horror del Templo Jedi de Coruscant.
El residente Nino Valdrium, o Dinnoco, permanecía en su piso franco, descansando luego de una vida dura. Hacía tiempo que no sabía nada de su mentor, Lord Malakir; ni de los líderes de Dathomir, tras la dispersión. Por otra parte, se le pasaba por la cabeza la planta Murakami, con la cual había hecho una conexión mediante la fuerza. Era cuestión de tiempo para que regresara en su búsqueda. Pero por mientras, se vivían situaciones extrañas en Devaron. Siendo poco el tiempo transcurrido, había destruido a una banda de piratas devaroniana, consiguiendo un droide b1 para sí mismo. Se mantenía encapuchado, observando una avenida desde un ventanal. Ambos droides se mantenían activados, sin embargo permanecían en silencio. Dinnoco se encontraba pensando. ¿Qué ocurre en este planeta? ¿Debido a qué las autoridades locales están tan pendientes a todo lo que sucede? ¿Acaso el incidente en el bar los habría alertado? ¿O qué...?
Bajó. Se dispuso a averiguar qué ocurría. Un pelotón de soldados devaronianos se mantenían en constante movimiento. De esquina en esquina. Parecían cannoks rabiosos. Bomas mal domados. Evidentemente, la situación no estaba bajo control. Uno de los guardias se encontraba junto al bar, el mismo que Dinnoco había rescatado días atrás. Se comunicó con él ni bien lo vio.
Dinnoco: - ¿Qué ocurre, soldado?
Soldado: - Circule, extranjero. Es confidencial.
Dinnoco: - Si fuera confidencial, supongo que actuarían con un poco más de cautela o discreción. Así no logran engañar a nadie - Intentaba persuadirlo.
Soldado: - Han secuestrado a un senador, señor. El senador Alfred Dictum. Si quiere saber más, busque a un superior. Ahora, circule.
Tal parecía que el mismo senador que le había obsequiado el droide HK-50, había sido raptado. Sus caminos se volverían a encontrar, ¿o no? Nino debía decidir entre arriesgar su vida para salvar la de otro, o dejarle a la deriva y que hiciesen lo que quisieran con él. Subió nuevamente a su apartamento. El androide HK le observó, diciéndole.
HK-50: - (OBSERVACIÓN) Amo, parece estar confuso, sin saber qué hacer.
Dinnoco: - Tú te viene conmigo. Iremos a rescatar a un viejo conocido.
HK-50: - (RESPUESTA) Si, amo.
Estaba decidido. Ambos bajaron, dejando al droide b1 en el departamento. Momentáneamente, el HK-50 iba sin equipamiento alguno. Apenas contaba con un distintivo vocabulador con más de 3000 lenguas diferentes. Al llegar a la vereda, se dispusieron a buscar a un oficial superior. Allí se encontraba el Almirante Sy'nour. Permanecía detrás de una barricada, como todo sargento obeso que espera a que sus soldados avancen.
Almirante Sy'nour: - Sabía... sabía que eras tú. Eres el forastero del que todos hablan. Aquél que aniquiló a esa banda de piratas que amenazaban a los habitantes de la zona. Aquél que nos hizo el trabajo.
Dinnoco: - Así es. Y ahora vengo a manejar esta situación. Quiero que mantenga a sus hombres listos. Cuando llegue el momento, que entren disparando.
Almirante Sy'nour: - ¿Y cómo sabré cuando llegará el momento?
Dinnoco: - Lo sabrás.
Tras estas palabras, Valdrium se dirigió hacia el asentamiento criminal. Al final de un largo recorrido, se encontraba una especie de barricada con 3 bandidos armados. Le ordenó a su acompañante androide que esperase atrás - Espera aquí -, encendió su sable láser. Una hermosa hoja de color carmesí apareció. Parecía el rojo de la superficie de Dathomir. O el rojo sangre de los "Blood-Klor'Slugs" de Korriban. Se arremetió hacia ellos, con la velocidad de un Maalara de Dxun. Realizó un movimiento estremecedor, en el que la espada ascendía, rebanando el cuello de su adversario. Utilizó la fuerza para empujar a los enemigos restantes, ocasionando que se golpearan con las paredes. Acto seguido apagó su sable y siguió su camino. Prontamente, el droide HK-50 le alcanzó el ritmo. Nino sujetó una carabina bláster del suelo, la cual se encontraba justo al lado de unos criminales muertos. Tal parecía que había ocurrido una batalla, sin que pasase mucho tiempo desde el suceso. Así se lo entregó al droide, quien lo sujetó con firmeza.
Cada pasillo que atravesaba, era sinónimo de redadas de bandidos. Pero con el mismo final. Todos caían ante su poder. Podía variar la forma, pero el desenlace no cambiaba. Los ventanales parpadeaban. Se teñían de un celeste blanco, para luego ser rojos carmesí. Finalmente, llegó al gran salón, el cual había sido convertido en un hangar. Logró ver cómo introducían a Dictum en una de las naves. Por de más, unos bandidos se interpusieron entre él y la nave. Todos tenían una espada cortosis en sus manos. Una feroz batalla había comenzado. HK-50 les disparaba aquellos fugaces disparos, los cuales impactaban en sus cuerpos. Otros se mantenían combatiendo con el acólito Sith. Éste no les daba un respiro. Atacaba a cualquier que veía. Al pasar un tiempo, Dinnoco alzó sus manos, reuniendo mucha energía del lado oscuro de la fuerza. Fue increíble ver el momento en que una enorme descarga eléctrica salió de sus estirados dedos. Se alzó hacia el cielo, rompiendo las ventanas. Parecía una señal.
Fue entonces cuando un pelotón de soldados devaronianos se abrió paso hasta el Sith. - A cubierto! - era lo que más se escuchaba. Observó a un grandulón, quien parecía ser el líder de los bandidos. Se subió a la nave con Dictum, apunto de despegar. Sy'nour lanzó un localizador, el cuál se adhirió a un costado de la nave. Esta partió, dirigiéndose al volcánico planeta de Mustafar.
Dinnoco: - Agradezco su colaboración. Yo seguiré con la búsqueda.
Almirante Sy'nour: - Gracias a usted. Suerte.
Todo indicaba que la aventura continuaría. Debía averiguar todos los movimientos de los bandidos. Tenía que mantenerlos cerca de si. Como todo cazador que busca a su presa, como toda abeja que busca su panal.
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Capítulo I: El Rapto del Senador Dictum
Era una tarde como cualquiera. Como las hojas verdes en un árbol. Como las flores en el césped. Un cálido sol reposaba sus rayos en las edificaciones de la Gran Ciudad. Hermosas brisas resonaban en la zona. Pergaminos del suelo salían volando debido al fresco que se hacía presente. La oscuridad de la noche era tan cercana como la botella de un borracho. Prontamente se desataría un conflicto que sacudiría al planeta nuevamente. Haría más ruido que aquella vez en las Guerras Clon, en la que Savage Opress lideró una masacre. Como el desastre de la Luna de Rishi, como el horror del Templo Jedi de Coruscant.
El residente Nino Valdrium, o Dinnoco, permanecía en su piso franco, descansando luego de una vida dura. Hacía tiempo que no sabía nada de su mentor, Lord Malakir; ni de los líderes de Dathomir, tras la dispersión. Por otra parte, se le pasaba por la cabeza la planta Murakami, con la cual había hecho una conexión mediante la fuerza. Era cuestión de tiempo para que regresara en su búsqueda. Pero por mientras, se vivían situaciones extrañas en Devaron. Siendo poco el tiempo transcurrido, había destruido a una banda de piratas devaroniana, consiguiendo un droide b1 para sí mismo. Se mantenía encapuchado, observando una avenida desde un ventanal. Ambos droides se mantenían activados, sin embargo permanecían en silencio. Dinnoco se encontraba pensando. ¿Qué ocurre en este planeta? ¿Debido a qué las autoridades locales están tan pendientes a todo lo que sucede? ¿Acaso el incidente en el bar los habría alertado? ¿O qué...?
Bajó. Se dispuso a averiguar qué ocurría. Un pelotón de soldados devaronianos se mantenían en constante movimiento. De esquina en esquina. Parecían cannoks rabiosos. Bomas mal domados. Evidentemente, la situación no estaba bajo control. Uno de los guardias se encontraba junto al bar, el mismo que Dinnoco había rescatado días atrás. Se comunicó con él ni bien lo vio.
Dinnoco: - ¿Qué ocurre, soldado?
Soldado: - Circule, extranjero. Es confidencial.
Dinnoco: - Si fuera confidencial, supongo que actuarían con un poco más de cautela o discreción. Así no logran engañar a nadie - Intentaba persuadirlo.
Soldado: - Han secuestrado a un senador, señor. El senador Alfred Dictum. Si quiere saber más, busque a un superior. Ahora, circule.
Tal parecía que el mismo senador que le había obsequiado el droide HK-50, había sido raptado. Sus caminos se volverían a encontrar, ¿o no? Nino debía decidir entre arriesgar su vida para salvar la de otro, o dejarle a la deriva y que hiciesen lo que quisieran con él. Subió nuevamente a su apartamento. El androide HK le observó, diciéndole.
HK-50: - (OBSERVACIÓN) Amo, parece estar confuso, sin saber qué hacer.
Dinnoco: - Tú te viene conmigo. Iremos a rescatar a un viejo conocido.
HK-50: - (RESPUESTA) Si, amo.
Estaba decidido. Ambos bajaron, dejando al droide b1 en el departamento. Momentáneamente, el HK-50 iba sin equipamiento alguno. Apenas contaba con un distintivo vocabulador con más de 3000 lenguas diferentes. Al llegar a la vereda, se dispusieron a buscar a un oficial superior. Allí se encontraba el Almirante Sy'nour. Permanecía detrás de una barricada, como todo sargento obeso que espera a que sus soldados avancen.
Almirante Sy'nour: - Sabía... sabía que eras tú. Eres el forastero del que todos hablan. Aquél que aniquiló a esa banda de piratas que amenazaban a los habitantes de la zona. Aquél que nos hizo el trabajo.
Dinnoco: - Así es. Y ahora vengo a manejar esta situación. Quiero que mantenga a sus hombres listos. Cuando llegue el momento, que entren disparando.
Almirante Sy'nour: - ¿Y cómo sabré cuando llegará el momento?
Dinnoco: - Lo sabrás.
Tras estas palabras, Valdrium se dirigió hacia el asentamiento criminal. Al final de un largo recorrido, se encontraba una especie de barricada con 3 bandidos armados. Le ordenó a su acompañante androide que esperase atrás - Espera aquí -, encendió su sable láser. Una hermosa hoja de color carmesí apareció. Parecía el rojo de la superficie de Dathomir. O el rojo sangre de los "Blood-Klor'Slugs" de Korriban. Se arremetió hacia ellos, con la velocidad de un Maalara de Dxun. Realizó un movimiento estremecedor, en el que la espada ascendía, rebanando el cuello de su adversario. Utilizó la fuerza para empujar a los enemigos restantes, ocasionando que se golpearan con las paredes. Acto seguido apagó su sable y siguió su camino. Prontamente, el droide HK-50 le alcanzó el ritmo. Nino sujetó una carabina bláster del suelo, la cual se encontraba justo al lado de unos criminales muertos. Tal parecía que había ocurrido una batalla, sin que pasase mucho tiempo desde el suceso. Así se lo entregó al droide, quien lo sujetó con firmeza.
Cada pasillo que atravesaba, era sinónimo de redadas de bandidos. Pero con el mismo final. Todos caían ante su poder. Podía variar la forma, pero el desenlace no cambiaba. Los ventanales parpadeaban. Se teñían de un celeste blanco, para luego ser rojos carmesí. Finalmente, llegó al gran salón, el cual había sido convertido en un hangar. Logró ver cómo introducían a Dictum en una de las naves. Por de más, unos bandidos se interpusieron entre él y la nave. Todos tenían una espada cortosis en sus manos. Una feroz batalla había comenzado. HK-50 les disparaba aquellos fugaces disparos, los cuales impactaban en sus cuerpos. Otros se mantenían combatiendo con el acólito Sith. Éste no les daba un respiro. Atacaba a cualquier que veía. Al pasar un tiempo, Dinnoco alzó sus manos, reuniendo mucha energía del lado oscuro de la fuerza. Fue increíble ver el momento en que una enorme descarga eléctrica salió de sus estirados dedos. Se alzó hacia el cielo, rompiendo las ventanas. Parecía una señal.
Fue entonces cuando un pelotón de soldados devaronianos se abrió paso hasta el Sith. - A cubierto! - era lo que más se escuchaba. Observó a un grandulón, quien parecía ser el líder de los bandidos. Se subió a la nave con Dictum, apunto de despegar. Sy'nour lanzó un localizador, el cuál se adhirió a un costado de la nave. Esta partió, dirigiéndose al volcánico planeta de Mustafar.
Dinnoco: - Agradezco su colaboración. Yo seguiré con la búsqueda.
Almirante Sy'nour: - Gracias a usted. Suerte.
Todo indicaba que la aventura continuaría. Debía averiguar todos los movimientos de los bandidos. Tenía que mantenerlos cerca de si. Como todo cazador que busca a su presa, como toda abeja que busca su panal.
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- Aclaraciones:
- - Dinnoco consigue una carabina bláster, la cual es entregada al androide HK-50
- Dinnoco se dirige a Mustafar en búsqueda del Senador Dictum
Dinnoco- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 12/09/2014
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