[Roleo de Kharad/Cambio de Facción] Resurgir

― En una habitación oscura de algún remoto lugar del planeta Drongar, un sujeto (que en realidad era el propio creador) presiona un botón de un extraño objeto que se encuentra sobre una mesa ténebre y solitaria, se trata de un holocrón del que aparece la silueta de una figura encapuchada, que comienza a narrar distintos sucesos.

● Hola, mi nombre es Xehl, este es mi holocrón, donde os contaré mi historia, por ende, mi vida... -Hay una leve pausa- Todo comenzó cuando yo no era más que un Iniciado Jedi, y llegué a un planeta llamado Achillea por accidente, allí cuando tan solo era un niño de apenas cuatro o cinco años, los Jedi me acogieron como a uno más y poco a poco fui creciendo entre estos como un jedi, todos solían ignorarme y un día, como niño pequeño que yo era corrí hasta refugiarme en un sitio lejano a la población, me fugaba de las clases y de las prácticas que hacían, me sentía solo. un día llorando un sujeto encapuchado se acercó a mi y comenzó a a hablarme. -Eh tú, chico, vámonos de este lugar apestoso, vamos a un sitio donde no te sentirás solo nunca más, serás fuerte y todos te respetarán-, Obviamente, por mi edad escuché aquello atónito, estaba enfadado y triste, pero no tanto para irme de lo que había sido mi familia hasta ahora, entonces oí un disparo y el sujeto cayó muerto al suelo, desvié la vista hacia de donde provenía dicho disparo, y allí estaba... ¡Un Comandante de las filas de Ossus! Que por aquel entonces, estaba afiliada a Achillea, -Bueno, un exiliado menos...- Dijo el sujeto mientras me contemplaba con sorpresa -¿Y tú quien eres?- Entonces le miré a los ojos en ese preciso instante y le respondí -Mi nombre es... Xehl, soy un huérfano y estoy por aquí porque todos me ignoran... No soy nada...- Posteriormente de contarle toda mi historia se quedó pensativo y pasamos el día hablando, día tras día íbamos quedando después de las clases para entrenar, se puede decir que fue mi maestro hasta que crecí, yo ya tenía 11 años, un día cuando fui a la academia me dijeron que iba a ser la prueba a acceso a Padawan, yo me puse feliz, lo mejor de todo fue que la pasé y con un buen nivel, corrí al terminar y finalizar la prueba a los brazos del Comandante, llamado Necrid Tankard. Me avalancé a sus brazos llorando de alegría y le abracé, el me dijo que tenía una sorpresa para mi y yo obviamente le pregunté el qué, me dijo que ya no sería más huérfano, a partir de aquel día el sería mi padre, y a partir de hoy yo sería reconocido como Xehl Tankard, yo, llorando de alegría acepté y a partir de aquel momento nombré a Necrid como mi padre, mi padre adoptivo. Pasado los meses, yo ya era un gran Padawan, pero los Jedi seguían ignorándome, durante un ataque de Onderon, que en aquel momento los mandalorianos estaban aliados con los sith, yo me refugié en una esquina, estaba caído con mi sable láser, y un Sith tenía tomado del cuello a un Jedi y me miró de repente. -Tú eliges pequeño, aún estamos a tiempo de convertirte en un sith, ¿Vendrás con nosotros o matamos a este hombre?- Dijo con temple el Sith, sin más, yo llorando por no querer abandonar mi planeta, me levanté y me llené de valor diciéndole que sí, soltaron al Jedi y un escuadrón de mandalorianos me metieron en una nave que me llevaría a Onderon posteriormente, lo último que vi en el aire, es como aquel Sith mató al Jedi igualmente, atravesándole la garganta con su espada sith, y como Necrid, mi padre, alzaba la cabeza observando como la nave despegaba, y gritando como un animal enloquecido varias veces, en su rostro se podía ver las lágrimas caer, al igual que en el mío.


La nave llegó a un planeta, al aterrizar yo tenía mucho miedo, más bien estaba aterrorizado, únicamente me quedé acurrucado en una esquina, tapándome mi cara húmeda y mojada por mis llantos y lágrimas, un Sith junto con un par de Mandalorianos, dos específicamente, chasqueó los dedos y esos mercenarios Mandalorianos se acercaron a mi y me tomaron uno con cada mano, me ataron las manos a la espalda y me llevaron hacia la salida de la nave, al salir pude observar la grandiosa ciudad. -Esto es Onderon muchacho- Dijo el Sith que iba delante de los dos Mandalorianos, -La capital de Onderon, Iziz, ahora arrodíllate- No tuve otra, pues a pesar de mi valentía me sentía atemorizado, en la mitad de la plaza, la nave había aterrizado, y había una especie de desfile, un pasillo largo, a los dos lados del pasillo había miles de mercernarios Mandalorianos, y al final del pasillo un pequeño montículo en el que había un Sith con una corona posado en un trono, esperando.

Los Mandalorianos y el Sith se acercaron hacia el rey e hicieron una elegante reverencia, yo observaba todo perplejo. -¡Oh, pero mirad lo que me habéis traído ¿es un joven Jedi? Jajaja!- Decía el Rey a base carcajadas, pavoneándose... Después de una charla, los Mandalorianos le explicaron que me habían capturado, yo era un ser débil en ese momento y no podía hacer nada, solo esperar... Pasó el tiempo y contra mi voluntad fui convirtiéndome poco a poco en un Sith, había asesinado gente, había visto la sangre de cerca, yo ya no era el mismo, sabía que no era Sith, solo mataba por dar un sentido a mi vida, pero yo no era Xehl, a partir de aquel día yo resurgí bajo el seudónimo de "Abstracte". ¿Cuál era mi verdadera identidad? había olvidado mis raíces Tankard por completo, ahora solo era Abstracte, un frío Sith de las filas de Onderon, un mercenario más, pero no un mercenario cualquiera, con el paso de los años me había convertido en un Guerrero Sith y lucía un poderoso sable de luz con un haz de color rojo que sembraba el pánico en mis enemigos.
Tiempo después de nombrarme Guerrero, hubo una guerra civil en Onderon, algo había pasado, aún así el control ya no era de aquel Sith si no de el Mandalore, pero debido a la mala fama, tratos y pactos con otras afiliaciones, además de su corrupción, fue destituido, y el dogma de Onderon fue cayendo poco a poco hasta no quedar nada, solo el paso del tiempo.

Muchos Sith se fueron de Onderon, yo me creía fuerte, y aún no era nadie, no tenía un nivel adecuado, aunque yo lo pensaba y lo creía. Simplemente me fui como un Sith más de Onderon en mi propia nave, que me había adjudicado hacía poco, no tenía donde ir, yo no me consideraba ya ni Jedi, ni por tanto Sith, solo buscaba un lugar en el que hospedarme y dar un sentido a mi vida. Escuché de un nuevo sitio en la galaxia, de lo que todos decían, "Zonama Sekot", todos decían que los Dark Sith habían vuelto, lo que era totalmente falso, pues más me daría cuenta de que no eran verdaderos Dark Sith, pero aún queda mucha historia por delante para ese momento, yo me dirigí hacia dicho planeta para averiguar que era.


Se trataba de un templo en el que conocí a un gran amigo para mi, Keldorn Gres, que en aquel momento era Lord de aquel Templo, me enseñaron bastante e incluso aprendí a manejar la fuerza y mi sable de un modo más óptimo, también conocí a otro sujeto que fue uno de mis posteriores Maestros, de los pocos que he tenido fue uno de los que mejor me enseñó a pelear, por aquel entonces hacía llamarse "Musnus". Zonama Sekot era un buen sitio, pero pronto llegó un tiempo de terror, el régimen del terror comenzó desde mi punto de vista, cuando llegó un sujeto llamado Lumen Gres. Yo era un Caballero Dark Sith recién ascendido y aquel sujeto me degradó a Iniciado por el simple hecho de no hacer algo que iba contra la moral que me habían enseñado en ese mismo templo. A los días me exilié de aquel lugar junto a mi maestro, no había durado mucho pues según lo que me había contado mi Maestro sobre la filosofía de los Dark Sith, aquello no era para nada algo parecido, escuchamos rumores de un planeta gobernado por unos nuevos Sith, llamado Vjun.
Decidimos ir a aquel lugar, donde ingresé nada más y nada menos que de Aprendiz Sith, en aquel recóndito planeta gobernaban nada más y nada menos que el Lord Klarhet, Darth Kaar, Lettow Savant y Darth Mäyä. Con el tiempo fui creciendo poco a poco instruido en las artes del Sith, comprendí lo que significaba el dolor gracias a las instruccions del Lord Klarhet, o Kainet como le decía que le llamase.

Un día cualquiera en ese Darth Kaar, me mandó largarme de los interiores del templo sin motivo alguno, ¿A qué se referiría con ésto?, ¿Por qué lo hacía? eran preguntas que yo mantenía en mi mente, vagando por ahí, pero que en cierto modo, en un lapso de tiempo, se resolverían poco a poco, y básicamente, sería algo injusto, pero necesario para la vida de cualquier Sith.
Posteriormente, el Lord Klarhet me dijo que fuera con él. Le seguí obviamente, él me contó porque Darth Kaar hacía esto, y aunque fuera injusto, debería castigarme para la satisfacción de éste, aún así era algo por lo que todo Sith debía pasar, comprender el significado del dolor.


Semanas más tarde me enteré de que aquel sujeto, Lord Klarhet, no era nada más ni nada menos que mi verdadero padre de sangre, mi verdadero apellido era Kainet, y desde entonces mi lealtad estuvo siempre de su parte, él me instruyó en las artes de la alquimia, de la piroquinesis y demás tipos de magia Sith, llegué a tal punto de control con el paso del tiempo que podía hacer emerger fuego de la yema de mis dedos.


El holocron se apagó en un instante repentino en el medio de la historia, Abstracte lo apagó en medio de sus propios sucesos. - Mi historia aún no ha acabado... - Tras unas semanas se escuchó por la galaxia el rumor de que Abstracte, el creador de dicho holocron volvería tras su olvidado sepulcro, en el planeta de Drongar empezó a haber un cúmulo de energía del lado oscuro muy fuerte, los Dark Sith habían vuelto, y con ellos Abstracte.

Mmmm...

Segundo capítulo subido. (No está especificado)

Darth Māyā, el lord wookie mas poderoso de la galaxy.

Algunos fallos en la narrativa, muy pocos por ser más preciso, también en los pantallazos. Me gusta mucho la estética y el llamativo de las imágenes.
Espero la continuidad del roleo.

Gracias por la referencia.

Muy bueno.

Muy bueno, la verdad.

Muy llamativas las imágenes, me has impresionado.

Sigue así, vas por un buen camino

ese baz B The H buena imagen kharad

Por favor.
Espléndido, sublime, increíble, maravilloso.

Me ha gustado bastante el roleo amigo, es válido. Un saludo.