[Roleo/Cambio de Facción] De Yuuzhan Vong a Mandaloriano

por Desseith Jue Oct 02, 2014 4:33 am

Abandono de Sernpidal

En los áridos parajes de Sernpidal, se encontraba Nahl Lah conversando junto a su padre, sobre los últimos acontecimientos ocurridos en aquel planeta. De entre aquella conversación un aviso brotó, el cual Nahl atendió. Su padre opinaba que ya era hora de marcharse e irse lejos del todo, el motivo era entendible. Aquel Yuuzhan vong experimentado le explicó a su hijo que estaban perdidos, todo gracias a los líderes de Sernpidal, esperaba que pronto cayese por culpa de ellos.

No había tiempo que perder, si iban a hacer algo era mejor hacerlo pronto. Así que a paso apurado, se dirigieron a la salida ubicada en la superficie del damutek, para tomar subir a bordo de sus bionaves coralinas. Una vez dentro, ascendieron sin demora a la atmósfera, alejándose poco a poco de aquel mundo. Nahl se mantenía tranquilo, mientras sus ojos detallaban cómo Sernpidal se hacía cada vez más pequeño, a medida que se separaban de la atmósfera y entraban al vacío espacial.

—Padre ¿a dónde iremos?

—Vamos rumbo a Yuuzhan'Tar, nos hospedaremos en uno de sus templos y cuidaremos de esas tierras sagradas —Respondió determinado—. Allá nos esperarán todos los miembros de la casta sacerdotal.

—Les llamaste.

—Sí, era necesario. Estaremos todos juntos —Al escuchar esto, Nahl sonrió levemente ya que sabía que su futuro sería próspero de ahora en más.

El salto hiperespacial no se hizo esperar y pronto estarían llegando a las sagradas tierras de Yuuzhan’Tar, su destino. Al aterrizar, padre e hijo se dirigieron al templo principal, donde estaba ya reunida toda la casta de sacerdotes, los cuales recibieron con gran satisfacción al que les había reunido. Todos estos antes de hablar de otra cosa, iniciaron una ceremonia, donde se pactaría que ningún integrante de la casta podría abandonar el sagrado templo, que era donde habían crecido y logrado ser quienes eran. Mucho tiempo se había gastado expandiendo los dominios Yuuzhan Vong, cediendo al descuido todo aquello que los representaba. Era momento de un cambio.

El nuevo guerrero

Mientras tanto esto sucedía, muy lejos de los dominios yuuzhan vong, en el planeta Mandalore se encontraba un chico que entrenaba arduamente como era de costumbre. Día a día se le veía todas las mañanas salir de su hogar a entrenar por su cuenta, un joven mandaloriano con un brillante futuro. Su nombre era Asmound y su mayor anhelo era unirse a las filas guerreras de Mand’alor, para seguirle en batalla.

Huérfano de padre y el orgullo de su madre, Asmound tenía mucho por recorrer si quería convertirse en un gran combatiente. Su padre había muerto en una de las guerras pasadas, así que quedó bajo el único cuidado de su madre, que le protegió y ayudó como solo una madre mandaloriana lo haría. Aunque de todas formas su infancia fue dura, pero logró superar todas las trabas que se le presentaron, y mucho le debía a esa mujer que le dio la vida.

Pronto sería mayor de edad bajo la cultura mandaloriana, con lo cual estaba apto para ingresar a las filas como guerrero, así que no paraba de entrenar, exigiéndole todo a su cuerpo y mente para ser mejor. Ya había logrado mucho y aún había demasiado camino por recorrer, sólo debía seguir esforzándose sin descanso para ser el mejor.