[ROLEO DE SERNPIDAL] Psycho

por Invitado Mar Ago 26, 2014 3:58 am

Shedao Savoth caminaba por los pasillos del Damutek submarino situado en Sernpidal, donde los Yuuzhan Vong llevaban ya un tiempo instalados. Al pasar, todos los demás lo miraban con miedo y se apartaban de su camino temeroso, pues lo conocían. La historia de Shedao era muy diferente a la de los demás, no era ningún secreto que en realidad no era uno más de la raza, si no que fue un invento de moldeación del Ex Sumo Señor Netter Jamaane. Se suponía que Shedao iba a ser un arma invencible en batalla, y así fue, pero algo salió mal... un moldeador, al que todos consideraban loco, hizo unos pequeños cambios en su cerebro, lo que lo convirtió en una persona con una infinita sed de sangre. Le daba igual quién fuera, si amigo, enemigo, esclavo, neutral, todo le daba igual, lo único que el quería era "jugar".. o al menos así lo denominaba. Se acercó al gran salón principal donde sus dos compañeros del triunvirato, y hermanos adoptivos, Tsavong y Rashker, se encontraban esperándole. Este no podía evitar dejar de sonreír mientras miraba al suelo, sin escuchar si quiera lo que decían sus iguales, tan sólo asentía cada rato para que creyesen que estaba en la conversación. Lo que en realidad pasaba por su mente eran distintas formas de matar a una persona usando tan sólo una uña, como por ejemplo, clavándosela en el ojo hasta que se desangrara, o cercenando una yugular y chupar la sangre. Llegó a reirse sin darse cuenta, hasta que Rashker lo miró con mala cara mientras se hacía el silencio.

- Creo que ya hemos acabado -Dijo Rashker- Ya que veo que a Shedao le hace gracia que nos quedemos aqui un tiempo, así será

- No juegues conmigo Rashker -Respondió este con la cabeza inclinada, mirando al suelo- Necesito sangre al igual que vosotros el agua

- Ya está votado, deberás quedarte aqui. -Dijo Tsavong, el hermano mas mayor, mientras cortaba la conversación-.

Shedao salió de la sala disgustado, pegándole a las paredes de los caminos para desahogar su furia interna. Necesitaba sangre, necesitaba escuchar gritos de muerte,
y si eso no ocurría, se volvería más loco aún. Antes de darle otro puñetazo al muro, paró su golpe en seco y sonrió. Era de esas sonrisas que intimidaban, que al
verlas de frente sabías que estabas delante de un completo lunático. Miró a todos los lados para percatarse de que nadie lo observaba y cogió a sus dos tsaisis con ambas manos. Se los llevó a la boca y se tragó ambas serpientes. La escena era grotesca, las armas chillaban de terror al no comprender lo que hacía su amado dueño. Su garganta se hinchaba con el paso de los tsaisis hasta bajar del todo, donde los gritos pararon, después de esto, Shedao pasó su lengua por los labios cortados por las colas de las armas y se tragó la sangre roja que emanaban de las heridas, con la satisfacción de quien comía su plato favorito después de meses sin probar bocado. Reaundó su marcha a paso rápido como si nada hubiese pasado, y, antes de seguir, estiró su brazo hacia uno de los desviós del camino sin quitar la vista del frente. Al recoger el brazo, estaba agarrando a un sub-alterno del cuello. Lo miró con un brillo descomunal en sus ojos, al observar el terror en los ojos contrarios, y, sin mas dilación, comenzó a morder su cara hasta desfigurarlo por completo. Al terminar, se había comido la cabeza del pequeño Yuuzhan Vong por completo. Cogió el cuerpo sin testa y lo colgó en su hombro dirigiéndose a la parte exterior del Damutek, donde se encontraba su bionave.

Al salir de debajo del agua, tiró el cadaver al extenso mar y se quedó parado delante de su nave particular. Metió la mano en esta y sacó una mascara sin rostro, tan sólo era
un trozo blanco. Se lo ajustó en su tez y su cuerpo comenzó a deformarse poco a poco, hasta que se convirtió en una especie de humano.

Spoiler:

Se adentró en la bionave y ajustó las coordenadas a Coruscant, la capital de la República Galáctica, el mayor enemigo del ejercito Yuuzhan Vong. Al llegar, la nave aterrizó en las afueras de la parte central del planeta, y este bajó con su nueva apariencia de humano, aunque un tanto extraña. Sus manos eran del largo de las piernas, tan grandes que al caminar encorvado las arrastraba por el suelo, y en su cara era tapada por una extraña máscara con una apertura plagada de dientes afilados a la altura de la boca. Observó la luna y se adentró caminando en círculos a la gran ciudad republicana. Los suburbios estaban casi vacíos, así que al ver el primer edificio con una débil puerta, le pegó una fuerte patada para abrirla. En su interior, una niña humana de unos seis años lo miró horrorizada. Todo estaba a oscuras, tan sólo había una pobre iluminación procedente del hueco donde antes estaba la puerta, por lo que la sombra de la nueva forma de Shedao eclipsaba el cuerpo de la infanta. Se agachó delante de ella y la despeinó con su mano de una forma amistosa, la niña seguía espantada, aún así forzó una sonrísa sin saber lo que pasaba. Antes de darse cuenta, de la apertura de la máscara salieron dos serpientes del tamaño del brazo de la chica, sin duda eran los dos tsaisis de Shedao. Uno de estos mordió el ojo de esta hasta comérselo. La otra serpiente la rodeó dejándola inmovil y el yuuzhan vong, ahora con apariencia humana, sonrió. Colocó una de sus manos en el frágil cuello de la apresada y con la otra, que la había mantenido en su pelo, la enrredó entre sus greñas y comenzó a tirar con una fuerza descomunal, animado por los gritos de la niña. Al final, el cuello cedió y la cabeza fue arrancada de cuajo, quedándose en la mano de Shedao. Los tsaisis comenzaron a deborar el cuerpo poco a poco al ver esto y Shedao puso los ojos de la niña muerta delante de los suyos propios. Abrió la boca y metió la lengua por el hueco donde antes estaba el ojo derecho, lamiendo la sangre. Al terminar de beber, comenzó a deborarla por la parte donde antes estaba el cuello, hasta que no quedó rastro de su cabeza. Por otra parte, los tsaisis ya habían casi terminado de cenar, tan sólo quedaba un brazo en el suelo, antes de que una de las dos armas comenzara a mordisquearlo hasta tragarselo por completo. A la señal de su dueño, ambas volvieron contentas a introducirse por la boca de este, quedando escondidas así dentro de su cuerpo. Al salir, Shedao se perdió en la oscuridad.

"Un terrible asesino hace desaparecer el cadaver de una niña" se podía leer en el periódico del día siguiente. La gente lo comentaba aterrorizada, pensando que espantosa criatura podría hacer semejante barbarie. Para entonces, Shedao se encontraba en el tejado de de la casa de su víctima, lo que a partir de ahora consideraría su cuartel hasta que terminase de jugar, esperando a que cayera su amada noche y oscuridad. Para que el tiempo pasara más rápido, se quedó dormido. Al despertarse, notó el hambre por todo su cuerpo. La oscuridad volvía a reinar el cielo, por lo que comenzaba la segunda ronda de su juego. De un saltó bajó del tejado hasta la acera, cayendo de cuclillas en el asfalto, justo delante de una hermosa twi'lek. Esta gritó despavorida al verlo y echó a correr en dirección contraria. Shedao se rascó la cabeza con la alargada mano que ahora poseía y la empezo a seguir, pero este no corría, tan sólo daba largos saltos, lo que lo hacía mucho mas rápido. Su presa se metió por un callejón oscuro, y, justo antes de que saliera de este, Shedao le hizo un placaje. Con sus alargadas uñas, tan largas y afiladas que parecían garras, comenzó a desfigurarle la tez a arañazos, dejándola irreconocible. Esta le propinó una patada en la cara, lo que lo hizo retroceder varios centímetros y se puso en pie para correr. No llegó ni al metro cuando el gran brazo de Shedao la atrapó.

Spoiler:

La tiró hacia atrás y de un golpe con su mano libre en la sién la dejó totalmente nockeada. La comenzó a arrastrar hasta la casa de su primera víctima, donde la introdujo mientras se escuchaban sus atronadoras carcajadas. La colocó sentada, apoyada en la pared, y uno de sus tsaisis volvió a emanar de sus fauces. Lo tomó con su mano y comenzó a cortar su cráneo en dos, dejando ver a la vista su cerebro. Lo tomó con la mano y tiró de este, arrancándolo de las venas y arterias que lo rodeaban. Lo tiró contra el suelo y siguió metiendo la mano por ahí, notándo en el cadaver como la mano se movía dentro de su cuerpo. Sacó también sus dos pulmones y el corazón, que paró de latir al momento. Siguió así hasta que todos los órganos estaban fuera, dejándo tan sólo el esqueleto y los músculos en su sitio. Observó con ansias su banquete y se mordió poco a poco su corazón, quedándose perdido de sangre. No paraba de reír mientras disfrutaba de aquel delicioso manjar, hasta que terminó tragándoselo por completo. tomó el cuerpo y lo acostó boca abajo, y puso sus pulmones sobre los hombres, creando una especie de águila de sangre. Cogió el riñón lleno de sangre y comenzó a arrastrarlo por la pared, haciendo un pequeño dibujo. Al terminar, miró sonriente su obra de arte, estaba escrito en sangre "Shedao". Tomó el cerebro con las dos manos mientras que por su boca terminaba de salir el tsaisi que quedaba. Ambas armas devoraron todos los demás órganos con gran júbilo. Lamió el cerebro con gran gusto y lo mordió, haciéndole un agujero en la parte que separaba los dos emisférios de este. Lo llevó hasta la parte de la bragueta del pantalón de cuero de su nueva apariencia, y en la oscuridad comenzó a moverse rítmicamente hacia delante y detrás, gimiendo de placer.

Spoiler:

Cuando pasaron varios minutos, tiró el cerebro cortado contra los tsaisis, que lo devoraron en cuestión de segundos. Aunque su satisfacción se vio incrementada al notar dos sombras en su espalda. Al darse la vuelta, la policía intergaláctica de la república se encontraba tras el. Eran cinco guardianes que habían rodeado completamente al invasor enmascarado. Estos agarraban sus pistolas bláster temblando, después de contemplar horrorizados esa vil escena. Shedao sonrió y sus tsaisis se abalanzaron a la vez que el contra los intrusos...

Ya era de día, y Shedao se encontraba en las afueras nuevamente, delante de su bionave. Se quitó la máscara ooglith y dejó ver nuevamente su apariencia natural. Se subió a su nave y puso rumbo a Sernpidal. Al llegar al planeta, Rashker le esperaba con cara de pocos amigos en el hangar. Al bajar este de la bionave, lo miró de forma inquietante y le reprendió.

- ¡Donde estabas Shedao, temíamos por ti!, ¡Que demonios estabas haciendo!

- Jugar...

Al otro lado de la galaxia, en aquella misma habitación, la policia acompañada de dos caballeros jedi observaban horrorizados la escena. Cinco cadáveres de cinco policías estaban clavados en la pared con sus propios huesos ordenados de una forma particular, donde, con los cadáveres, se podían leer las iniciales "YV".