[ROLEO TYTHON + OBTENCIÓN] Pérdida

Vadoram avanzaba por el camino marcado, dejando a los lados la vegetación del bosque. Aun así, ocasionalmente tenía que apartar alguna atrevida hoja de planta que se cruzaba en su camino. Buscaba a su maestro. Estaba por allí, no muy lejos, podía sentirlo. Llegó hasta una pequeña elevación del terreno, falta por completo de verde. Un hombre descansaba sobre una roca en posición alicaída. Las túnicas descendían en picado hacia el suelo, permitiendo a los pliegues crear formas ondulantes. Vadoram no le podía ver la cara, puesto que llevaba la capucha y estaba de espaldas a él, pero era su maestro. Inconscientemente, agudizó su percepción de la Fuerza y halló algo allí mismo, ante él, diferente. Era una presencia pequeña pero poderosa. Era una presencia oscura. Incrementaba poco a poco y apagaba la luz que había percibido hasta ese momento. Llevó una mano hasta su sable láser.

La voz de Zedrik sonó rota, como si tuviese que hacer grandes esfuerzos para articular palabras.

-Mi hora ha llegado.

Vadoram se quedó en silencio, contemplando aquella desconcertante escena.

-Durante todo este tiempo me he preparado. Me he vuelto más fuerte-apretó los puños, poniéndose en pie- Los poderes del Lado Oscuro me han dado una fuerza superior. Y ahora...-se giró lentamente hacia su aprendiz encendiendo su sable láser, y éste ya había encendido el suyo también- he regresado.

Las espadas bailaban entre sí. El joven pero preparado sable plateado de Vadoram bloqueaba rápidamente los cortes del poderoso haz de luz rojo de su maestro. Los movimientos del joven eran rápidos, pero las salvajes acometidas del Sith le ponían en un aprieto constantemente... hasta que cometió un error. Zedrik le desarmó cuando el joven aprendiz menos se lo esperaba. Lo elevó ante él, estrangulándole mediante la fuerza.

-Veo mucho miedo en ti, joven pupilo-dijo con tono burlón.

Lo empujó hacia atrás, haciéndole caer por el camino y golpearse la cabeza con una roca. Vadoram perdió el sentido.



Abrió los ojos lentamente. Le dolía la cabeza. Cuando sus pensamientos y recuerdos se organizaron otra vez en su mente, se puso en pie a toda prisa. Contempló con una expresión indescifrable el templo Jedi de Tython a lo lejos. Ardía en llamas. Había sido completamente destruido... por su maestro. Bueno, no. Por el que un día había sido su maestro. Apretó los dientes y los puños, lleno de rabia.



Zedrik eliminaba a los Jedi sin parpadear ni temblar, empuñando su sable láser con una soltura envidiable. El Sombra Myttod salió a su encuentro, y ambos mantuvieron una lucha muy breve, que finalizó con una hábil voltereta hacia atrás del Jedi, quien cambió de opinión.

-¡Zedrik, basta!

-No, Caelum. Aquí termina todo. ¡La República lo pagará!

Cuando se disponía a realizar otra embestida sobre su oponente, una voz familiar asaltó la escena. Su aprendiz chocó contra su cuerpo con una brutalidad poco propia de él. Ambos rodaron por el suelo, dejando tras de sí una estela de grietas y baldosas completamente destrozadas. Vadoram le golpeó la cara con fuerza, y el Sith le pateó el pecho, obligándole a retroceder. Sin embargo, no se amilanó. Atacó de nuevo, poniendo en activo su hoja plateada. De la mano izquierda de Zedrik emergieron unos rayos de color azul que impactaron directamente contra el cuerpo de Vadoram.

Pero no sucedió lo que esperaba. Su frágil cuerpo, aún algo atontado por el golpe sufrido, no cayó al suelo. El muchacho sostuvo, solemne, aquel terror eléctrico que pretendía acabar con su vida. Sin embargo, la fuerza de Zedrik era mayor, por lo que Vadoram retrocedía poco a poco en contra de su voluntad. Aun así, había algo en aquel joven que le intimidaba un tanto.

El muchacho se armó de valor y desvió los rayos con su sable láser. Se lanzó hacia él, y una cruenta batalla comenzó de nuevo, pero esta vez, Vadoram no tenía miedo. No sentía nada, más que ira hacia su maestro por haber provocado tantas muertes. Por haber destruido su hogar. Por haberle traicionado. Después de varios minutos, en los que Myttod se unió a la lucha, una nave aterrizó no muy lejos de allí. Zedrik lanzó una mirada que apenas duró un segundo... un segundo que estuvo a punto de costarle la vida. Una esfera de color azul impactó contra su pecho, dejando una quemadura importante en su armadura pectoral y desplazándole varios metros hacia atrás y quedando a las puertas de la nave. De la mano izquierda de Vadoram emergía un, apenas perceptible, humo azul. Frunció más el ceño. Iba a matarlo. Ya le daba igual el código Jedi, le daba igual lo que había aprendido... sólo le importaba hacerle pagar a aquel Sith por lo que había hecho.

Pero algo asaltó su mente. La imagen de un hombre robusto, pelo castaño y ojos verdes se materializó ante él. Le miraba con admiración y a la vez con seriedad. Su mano, cubierta por un guante, se dirigió hacia la muñeca que sostenía su sable láser y le hizo bajarlo. Vadoram clavó en él su mirada, también verde. Algo, un vínculo poderoso le unía profundamente a aquella materialización espontánea en forma de hombre... ¿pero qué?

Esbozó una pequeña sonrisa y después desapareció. Vadoram seguía en estado de shock.

Zedrik se montó en la nave y huyó de allí. Las primeras gotas de lluvia empezaron a deslizarse suavemente por la superficie del planeta. El joven, que aún no se había recuperado, sintió una mano tras él, sobre su hombro derecho.

-Has hecho lo que debías-afirmó la voz de Myt Caelum.


Lo continuaré. Perdonen si hay faltas y eso pero es que no lo revisé. Tenía que irme y antes de hacerlo quería dejar esta parte subida.