[Arkania] [Roleo + Obtención] Secretos [Schizophrenic]

Aterrizó su nave en el gélido suelo de Alzoc III, agitando por consecuente el leve follaje y la gran cantidad de nieve que lo rodeaba. El planeta y su clima no le pareció nada raro pues era similar a uno que ya había visitado con anterioridad, Hoth.
Las compuertas se abrieron y el tren de aterrizaje fue desplegándose poco a poco hasta tocar la blancuzca superficie. La blancura de sus ropajes le ayudarían a pasar desapercibido por el lugar, ya que deseaba no causar ningún estrago hasta llegar a su objetivo. Siguió caminando por el extenso desierto, un desierto de nieve. Desde cualquier posición que estuviera se podía escuchar los poderosos rugidos y sentir los continuos temblores que se producían por el continuo movimiento de las babosas de nieve, todos estos factores lo tentaban a abandonar su misión, sin embargo no sintió temor alguno, pero lo que menos quería era llegar a su destino sin energías. Continuó su gran travesía, dando cada vez más pasos hasta adentrarse por completo en la vasta superficie del planeta. Las horas habían pasado y aún sin ningún rastro de civilización la angustia y la impotencia se apoderaban de su mente, impaciente y sin ganas de seguir caminando, pudo divisar a una alejada distancia una gran hendidura que tomaba parte de una escarpada montaña. Por fin, ahí debería estar.
El Sith entró en dicha cueva justo a tiempo, pues la oscuridad de la noche empezaba a tomar lugar en el planeta. Con el poco tiempo que le quedaba pudo armar un mediocre campamento que lo protegería de las bestias y los peligros que rondan por allí. El día siguiente empezó con un potente rayo de sol tocando el rostro del Sith, la ventisca  que había caído durante la noche  había cubierto todo el planeta con una gruesa capa de nieve y granizo, y obviamente también cubrió la entrada la cueva, teniendo así que continuar con su objetivo por la profundidad inmensa de la cueva. Perfecto.

Para suerte del Sith, a su izquierda, con anterioridad seguramente había caído otro gran pedazo de roca y alcanzo a esconderse ahí por un momento. Los Talz dieron un vistazo rápido a la roca pero no le dieron mucha importancia, pues era común en ese lugar, tras dispersarse las criaturas, el Sith siguió una ruta alejada del camino principal para evitar ser detectado, con su sable láser encendido fue aniquilando rápida pero dolorosa mente a las bestias que se interponían en su camino, así hasta llegar a una carretilla guiada por rieles que se suponía que comunicaba todas las minas del planeta, se subió en ella y jaló de la palanca que la retenía y esta avanzó por los rieles hasta el siguiente punto de la mina, el Sith mirando por su lado derecho podía ver una gran cantidad de exquisitos minerales, de varios colores y de todas las formas. Grandes cantidades de Talz picaban los minerales y otros corrían como locos, el Sith sospechaba de eso.

Me estaban esperando... ¡Pues vengan débiles seres! El líder del grupo de los Talz dió un estruendoso rugido y sus acompañantes se abalanzaron sobre el Sith, este dio un gran salto y sacando su segundo sable láser lo encendió aún estando suspendido en el aire y tras caer, provoco un empujón con la Fuerza, haciendo tropezar a uno de ellos. El segundo había alcanzado la posición del Sith y lo atacó con su arma, pero el Sith lo contrarrestó con uno de sus sables y lo remató clavando el otro en su pecho. Se acercaron el tercero y el cuarto seguidamente, atacando de manera conjunta causándole uno que otro rasguño sobre su enemigo,el Sith al verse rodeado y sin escapatoria debido a que los Talz en sus monturas corrían a su alrededor, agarró los dos sables del mango y los extendió rápidamente de forma diagonal, así cuando los seres se cruzaron con los sables, sus cabezas rodaron por el suelo. El quinto Talz, su jefe, se distinguía del resto por sus profundas cicatrices que se diferenciaban en su blanco pelaje y varios adornados que llevaba colgando de su cuerpo, un cetro hecho con uno de los minerales que antes había visto por las minas despertó su interés.¿Te atreves a interrumpir en planeta y además aniquilar a mis súbditos? ¡Mereces morir!-Dijo el jefe Talz en su respectivo lenguaje. El Sith sin comprender ninguna de las palabras del Talz, apenas pudo entender su mensaje cuando este se lanzó contra el, golpeándolo en la cabeza con su cetro, el Sith cayó inconsciente en el suelo...

La noche se veía dominante desde aquel lugar, el Sith despertó atontado y confuso por el golpe recibido, atado a un poderoso árbol enfrente de el se encontraban dos guardias, corpulentos y bien armados. Malditos. El Sith trataba de escabullirse del árbol, agitando sus manos y piernas, pero todo parecía inútil, sin darse cuenta, las criaturas habían dejado un orificio cuando lo ataron, ubico su mano en el y usando la fuerza atrajó una piedra con punta filosa, y sin producir algún ruido cortó la soga. El Sith cayó en el suelo y sin dudarlo, usando la fuerza, estranguló a los dos Talz que lo estaban custodiando. A dormir grandulones.La ira se desató en el sujeto y agarrando una de las armas de los Talz caídos clavo esta misma en el cuerpo de uno de ellos, salpicandole un montón de sangre por todo su cuerpo, salio disparado hacia el fuego de una fogata que se hacía más grande, pues el se acercaba a gran velocidad, unos Talz tocaban los tambores de forma estruendosa y el jefe de la tribu, estaba dando una especie de  ritual. El Sith interrumpió estrepitosamente en el ritual, y cubierto de la sangre de los Talz y una horripilante cicatriz en su rostro lo hacían ver atemorizarte, se veía como la mismísima muerte, y esa noche se iba a dar un banquete de muerte y sangre. ¡AHHHHHH!- Gritó el Sith, dando a entender que se disponía a atacar a las bestias y así lo hizo. Mató a cada uno de los presentes, ancianos, adultos, mujeres y niños.
Solo uno de ellos quedaba vivo, el Jefe. Este observaba impaciente como sus pueblo caía enfrente de el, agonizando de dolor y sufrimiento. En la mesa central del lugar donde se había practicado el ritual, ahora una masacre en masa, se encontraban sus pertenencias. Lo mejor para el final.- Dijo el Sith, haciendo referencia al Jefe. El Sith tomó su postura de ataque, esperando que el Jefe diera el primer golpe.

El Jefe captó el mensaje y empuñando su espada, salió corriendo ferozmente a atacar al Sith, pero este dando un gran salto esquivó su ataque y seguidamente generó unas bolas de la fuerza, las cuales arrojó al Talz, estas impactaron en su espalda, pero ni se inmutó, se dio la vuelta y esta vez el fue el que esperó el ataque. El Sith usó agilmente sus dos sables, uno para defender y el otro para atacar, esperando el mínimo error del rival, sin lograr alguno. La espada del Jefe no resistió mucho a los cortes del sable láser y fácilmente quedó inútil. El Sith con ira en sus ojos y con sed de engaza y su afición por ver sufrir a sus enemigos, fue mutilando por partes al Talz, mientras este gritaba en agonía. Así lo fue haciendo hasta quedar enfrente un cuerpo inerte del cual solo se podía ver la muerte en sus vacios ojos y los chorros de sangre que corrían por sus mutilados brazos, los cuales impactaban en la cara y cuerpo del Sith. El ser del Lado Oscuro entre cruzo los dos sables láser entre el cuello del Talz y con fuerza acabó con su miserable vida. Aggarró su cabeza del suelo y se dirigió al trono donde descansaba el Jefe, desde ahí se podía ver todo el dolor y sufrimiento que había causado. Excelente, creo que esto me pertenece. -Dijo el Sith haciendo referencia al cetro con el que se había topado antes. El Sith agotado por la masacre que había ocasionado pasó la noche en la aldea de los Talz, pero su objetivo no estaba ni cerca...

Se acercó a la puerta y esta se abrió repentinamente, el Sith entró en ella pero poco se podía ver en ella porque la luz no funcionaba correctamente, debido a los tantos años que ha pasado inactiva y un olor a mierda albergaba todo el lugar. Entró en la sala de comandos y activo correctamente el circuito de electricidad. Miró de lado a lado y quedo pasmado ante semejante cosa que vio. Los cuerpos en plena descomposición, sus entrañas pegadas en las paredes, los cuerpos estaban sirviendo de comida para los insectos y bacterias, daban ganas de vomitar.De ahí tan agradable olor.- Dijo irónicamente. Se dirigió al puesto de mando, observando cada una de las instalaciones que se posaban en su camino. Llegó a este y observando que uno de los cadáveres estaba sentado en el puesto de controles, lo empujó y el se sentó ahí. Vio cada uno de los botones que allí se encontraban e identificando el necesario, lo oprimió. INTRUSOS, INTRUSOS, Sistema de seguridad activado. Aquel sonido venía de los parlantes colocados en las esquinas del techo de la base. ¿Botón equivocado?- Decía el Sith. Abrió un roto en las ventanas que se encontraban enfrente suyo y que daban frente al patio central de la base. Tras caer en el, se pudo escuchar un gran golpe, como si dejaran caer algo, algo muy pesado. El Sith sacó y encendió uno de sus sables láser y esperó al "sistema de seguridad". Tras un breve lapso de tiempo unos disparos de blaster rozaron cerca de suyo, pero no le causaron mayor daño. El Sith vio que se le acercaba una gran cantidad de droides, al menos unos 60, podía ver él. Los disparos seguían rozándolo, sin ninguno impactar, pero el los desviaba de nuevo hacia los droides dejándolos sin funcionamiento. Él se acercaba cada vez más y los ataca con medida que se acercaban, cortandoles sus roboticos brazos o sus cabezas, pero no dejaban de salir más y más. Debo desactivarlo. El Sith dio un gran salto hasta quedar detrás del grupo de droides y llegó hasta la sala donde estaban guardados, jaló de la palanca y los droides cayeron al piso. Volvió de nuevo a la sala de comandos y esta vez si activó el botón correcto ya su derecha se abrió una nueva escotilla e ingresó en ella. Enfrente suyo estaba una especie de altar, en perfectas condiciones, sabiendo el tiempo que llevaba abandonado. Se postro enfrente de el y abrió el cofre que se encontraba allí, rebuscó en el por varios minutos en busca de algo útil hasta encontrar lo que buscaba. Tras esto salió de la destrozada Base y volvió al lugar donde se encontraba su nave, y así volver a Arkania.