[Cambio de facción] ...

por Stryfe Sáb Sep 07, 2013 1:23 am

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Los mandalorianos, mercenarios a sueldo, asesinos sigilosos y en algunos casos agentes del Imperio. Tras haber sido destruido su resguardo en Onderon, muchos mandalorianos se dispersaron por toda la galaxia, algunos decidieron volverse mercenarios, otros siguieron sus costumbres y trataron de abrir nuevos resguardos, pero fracasaron en cada intento. Entre estos se encontraba Bektahr Merrik, se había convertido en miembro activo de las fuerza del Imperio Galáctico y a su vez seguía la religión mandaloriana. Este imperio tenía tres grandes enemigos: los Jedi, los Dark Sith y los Yuuzhan Vong. Bektahr había peleado ya contra dos de estos, Dark Sith y Jedi pero nunca contra los Yuuzhan Vong. Tenía entendido que estos utilizaban biotecnología que no podía ser fácilmente contrarrestada por sus fuerzas armadas. También se decía que amaban el dolor y la batalla por sobre todas las cosas lo que los hacía guerreros difíciles de vencer.

Actualmente Bektahr se encontraba en un crucero imperial. Allí entrenaba día a día. Sus habilidades con el rifle y el combate cuerpo a cuerpo mejoraban cada día transcurrido. Su punto débil era su cuerpo, este padecía de diabetes y debía inyectarse insulina frecuentemente, no podía estar mucho tiempo sin inyectarse. Había sido un largo día para Bektahr así que caminó por los pasillos hasta su recamara y apenas puso un pie en esta saltó a la cama y casi al instante cayo dormido.

Al escuchar un fuerte ruido de impacto y a continuación una alarma, Bektahr despertó. Sabía que significaba eso. Hostiles habían logrado ingresar al crucero. Rápidamente se colocó su armadura, tomó su rifle y se lo colgó. Tomó un par de agujas con insulina y las guardo en un compartimiento de su armadura. Tras esto, se dirigió corriendo al punto de encuentro en caso de ataque. Cuando llegó se encontró con sus compañeros. Los hostiles eran Yuuzhan Vong, habían descubierto la ubicación del crucero. Escuchó las órdenes del general, quien les ordenó que se dividan en grupos de cuatro y se protejan entre sí. Junto a tres de sus compañeros se dirigió hacia la zona del impacto.

Los enemigos eran miles y seguía llegando en sus bionaves. Su equipo se dirigió a un punto estratégico donde podrían actuar como francotiradores. Bektahr descolgó su rifle, se posicionó, colocó la mira y se preparó para apuntar a los hostiles. Un Yuuzhan Vong estaba a punto de tomar por sorpresa a uno de los soldados pero, en el momento justo, Bektahr logró asestarle un disparo en el centro de su cabeza. Varios enemigos, al oír el disparo se percataron de la ubicación de los francotiradores y uno de los Yuuzhan vong, quien parecía ser un comandante, ordenó a un grupo de alrededor siete guerreros que fueran a nuestra caza.

Al principio Bekathr no se dio cuenta de esto pero sus compañeros sí, estos huyeron despavoridos mientras Bektahr seguía disparando a los enemigos. No logró percatarse del peligro que corría hasta que comenzó a escuchar gente subiendo por la escalera y un ruido que, al parecer provenía de los anfibastones de los guerreros. Se puso de pie lo más rápido que pudo y corrió a esconderse aún con su rifle en mano y cargado. Tras correr unos minutos entró en un laboratorio y se escondió tras una enorme computadora esperando pasar desapercibido.

No tardaron mucho los Yuuzhan Vong en llegar a ese laboratorio. Las voces de los guerreros hacían eco en la sala. Al escucharlos Bektahr sujetó con aún más fuerza su rifle aterrorizado sin saber que le depararía. Sabía que no podría contra los guerreros el solo pero, aún así, decidió afrontar su destino y si debía morir prefería hacerlo con honor. Así que se puso de pie y con rifle en mano corrió hacia uno de los Yuuzhan Vong y comenzó a dispararles a cada uno de estos. Tres de sus disparos impactaron en un Yuuzhan Vong que murió casi al instante. Otro guerrero oyó los disparos y se dirigió rápidamente hacia Bektahr. Ambos se encontraban cara a cara, Bektahr con su rifle y el Yuuzhan Vong con su anifbastón en mano. El guerrero decidió hacer el primer movimiento y logró asestarle un profundo corte en su espalda. Tras hacer esto aprovecho que se encontraba atónito y le clavó el anfibastón en la sien. El cuerpo del antiguo mandaloriano cayó desplomado al suelo sin vida.

- Escoria… - musitó el Yuuzhan Vong.

Aclaración:

por Invitado Sáb Sep 07, 2013 1:34 am

Válido.

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