Holocrón de Abstracte

por Invitado Miér Jun 19, 2013 6:41 pm

● Holocrón de Abstracte.

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― En una habitación oscura de algún remoto lugar, encima de una mesa con una oscuridad en la que apenas se puede ver, una persona cualquiera aprieta un botón de un extraño objeto, de el mismo aparece un holocrón en el que sale una figura encapuchada y comienza a narrar y relatar distintos sucesos.

● Hola, nombre es Kaas, a continuación en este Holocrón expondré mi historia, mis sucesos, por ende, mi vida, atentos ya que si escucháis esto, tenéis algo importante que no os pertenece, a menos que seáis uno de mis descendientes o familiares... - Hay una leve pausa - En ese caso esto sí os pertenece, todo comenzó cuando yo solo era un Iniciado Jedi, y viajé a una planeta llamado Achillea por accidente, allí cuando tan solo era un niño de apenas cuatro o cinco años, los Jedi me acogieron como a uno más y poco a poco fui creciendo entre estos como un jedi, todos solían ignorarme y yo un día como pequeño niño que era corrí hasta refugiarme en un sitio lejano a la población, me fugaba de las clases y de las prácticas que hacían, un día llorando un jedi encapuchado se acercó a mi y comenzó a a hablarme. - Eh tú, chico, vámonos de este lugar apestoso, descubramos el poder del lado oscuro -, escuché aquello atónito, estaba enfadado y triste pero no tanto para irme, entonces oí un disparo y el sujeto cayó muerto al suelo, giré la cabeza y allí estaba un Comandante de las filas de Ossus, que estaba afiliada a Achillea, - Bueno, un exiliado menos... - Dijo mientras me miraba con extrañez, - ¿Y tú quien eres? - Dijo, entonces le miré a los ojos llorosos y le respondí - Mi nombre es... Kaas, soy un huérfano y estoy por aquí porque todos me ignoran... - Después de contarle toda mi historia se quedó pensativo y pasamos el día hablando, día tras día íbamos quedando después de las clases para entrenar, se puede decir que fue mi maestro hasta que crecí, yo ya tenía 11 años, un día cuando fui a la academia me dijeron que iba a ser la prueba a acceso a Padawan, yo me puse feliz, lo mejor de todo fue que la pasé y con un buen nivel, corrí al terminar y finalizar la prueba a los brazos del Comandante, llamado Necrid Tankard.

Me avalancé a sus brazos llorando de alegría y le abracé, el me dijo que tenía una sorpresa para mi y yo obviamente le pregunté el qué, me dijo que ya no sería más huérfano, a partir de aquel día el sería mi padre, y a partir de hoy yo sería Kaas Tankard, yo, llorando de alegría acepté y a partir de aquel momento coroné a Necrid como mi padre, mi padre adoptivo. Pasando el tiempo y los días, yo ya era un gran Padawan pero los Jedi seguían ignorándome, durante un ataque de Onderon, los mandalorianos aliados con los sith a Achillea, yo en una esquina estaba caído con mi sable láser, y un Sith tenía tomado del cuello a un Jedi y me miró. - Tu eliges pequeño, aún estamos a tiempo de convertirte en un sith, ¿Vendrás con nosotros o matamos a este hombre? - Yo llorando por no querer abandonar mi planeta, me levanté y me llené de orgullo y le dije que sí, soltaron al hombre y un escuadrón de mandalorianos me metieron en una nave que me llevaría a onderon, lo último que vi en el aire, es como aquel Sith mató al Jedi igualmente, atravesándole la garganta con su espada sith, y como Necrid, mi padre, alzaba la cabeza observando como la nave despegaba, y gritando como un animal enloquecido varias veces, en su rostro se podía ver las lágrimas caer, al igual que en el mío.

La nave llegó a un planeta, al aterrizar yo tenía mucho miedo, únicamente me quedé acurrucado en una esquina, tapándome mi cara húmeda y mojada por mis llantos y lágrimas, un Sith junto con un par de mandalorianos, dos específicamente, chasqueó los dedos y esos mercenarios mandalorianos se acercaron a mi y me tomaron uno con cada mano, me ataron las manos ala espalda y me llevaron hacia la salida de la nave, al salir reconocí una ciudad, más bien un capital, - Esto es Onderon muchacho - Dijo el sith que iba delante de los dos mandalorianos que me llevaban con sus armas ajustadas al pecho. - La capital de Onderon, Iziz, ahora arrodíllate - No tuve otra que en la mitad de la plaza, la nave había aterrizado, y había una especie de desfile, un pasillo largo, a los dos costados del pasillo había miles de mercernários mandalorianos, y al final del pasillo un pequeño montículo en el que había un sith con una corona posado en un trono, esperando.

Los mandalorianos y el sith se acercaron hacia el rey e hicieron una rápida reverencia, yo gruñía. - ¡Oh, pero mirad lo que me habéis traído ¿es un joven jedi? Jajaja! - Decía el Rey con unas carcajadas, después de una charla los mandalorianos le explicaron que me habían capturado y tal, yo era un ser débil y no podía hacer nada, solo esperar... Pasó el tiempo y contra mi voluntad fui convirtiéndome poco a poco en un Sith, había asesinado gente, había visto la sangre de cerca, yo ya no era el mismo, sabía que no era Sith, solo mataba por dar un sentido a mi vida, pero yo no era Kaas, a partir de aquel día yo era Dharak, había olvidado mis raíces Tankard, ahora solo era ''Dharak'' un frío y calculador sith de las filas de Onderon, un mercenario más, pero no un mercenario cualquiera, con el paso de los años me había convertido en un Guerrero Sith {3} y lucía un poderoso sable de luz con un haz rojo con su obvio cristal rojo sintético.
Tiempo después de nombrarme Guerrero, hubo una guerra civil en Onderon o algo así, algo había pasado, aún así el control ya no era de aquel Sith si no de el Mandalore, pero debido a la mala fama y tratos y pactos con otras afiliaciones, además de su corrupción fue destituido, y el dogma de Onderon fue cayendo poco a poco hasta no quedar nada, solo el paso del tiempo.

Muchos Sith se fueron de Onderon, yo me creía fuerte, y aún no era nadie, no tenía un nivel adecuado, aunque yo me lo pensaba y me lo creía, Simplemente me fui como un Sith más de onderon en mi nave, que había comprado hacía poco, no tenía donde ir, yo no me consideraba ya ni Jedi, ni por tanto Sith, solo buscaba un lugar en el que hospedarme y dar un sentido a mi vida, aunque no lo pensara. Había un nuevo sitio en la galaxia, de lo que todos decían, algo así como Zonama Sekot, donde ahora ''Dharak'' se dirigía para averiguar que era.