[Escrito/Obtención] Mutaciones [Sehil]
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Mutaciones
Cerró el pesado libro con cuidado, y miró la superficie, desgastada por el tiempo y el trato. Sin embargo, se podía distinguir claramente el majestuoso símbolo de la Orden Sith. El libro que Darth Kaar le había prestado para estudiar atentamente, que incluía una copia redactada de "Creación de Monstruos". Suspiró un momento, y se puso en pie con el libro, saliendo a paso rápido de la biblioteca. En pocos segundos llegó a los pasillos, tras haber cruzado el gran jardín exterior. Fue allí, donde vio a Kaar, de modo que se dirigió a él a paso ligero. Al verlo dirigirse hacia él, se detuvo en seco, habiendo advertido del libro en sus manos. ¿Has terminado ya Kainet? Él asintió y le entregó el libro, que Kaar no dudó un segundo en aceptar. ¿Cuándo piensas poner en práctica lo que has leído? Se detuvo un momento, pensando, hasta que se decidió. Partiré a Mon Calamari en breve, sé de una criatura acuática que puede resultar interesante. Kaar asintió, mirándolo como si viera a través de él, hasta que murmuró: Arg, eres tan impulsivo Kainet, no me extrañaría que lo que quiera que vayas a capturar te devorase. De todos modos recuerda no excederte, podría resultar peligroso para ti. Y dicho esto, sin darle tiempo a responder, se dio la vuelta, alejándose de él, que ahora se ponía en marcha, saliendo a los exteriores de la academia de nuevo a paso ligero. Allí localizó su nave, dañada con arañazos, golpes y quemaduras de tantos combates y huidas que había vivido. A través de la fuerza, abrió la nave, y de un salto se internó en la cabina. Encendió el panel de control, y cerró la cabina, para después activar el sistema de navegación, encendiendo los motores de la nave. Con el clásico rugido de los motores, la nave ascendió unos metros y el tren de aterrizaje se plegó automáticamente. Seguidamente comenzó a ascender a gran velocidad, saliendo de la atmósfera de Vjun. Coordenadas... U-6... Introdujo las coordenadas y saltó al hiperespacio, alejándose por fin de los ojos de Vjun.
Momentos más tarde, salió del hiperespacio con una sacudida para observar ante sí, al planeta Mon Calamari, ese gigante azul que desde el exterior parecía carecer de superficie terrestre. Las naves del Imperio estaban a sus laterales, pero simplemente tecleando el código de identificación, pudo pasar de largo. Así fue como traspasó la atmósfera del planeta y deambuló cada vez más bajo por el aire, a gran velocidad, buscando un lugar donde aterrizar. Y finalmente, localizó una pequeña isla solitaria, a la cual descendió a gran velocidad, hasta que redujo la misma para desplegar el tren de aterrizaje y posarse con suavidad en la arena de la playa de la isla. Tras apagar los sistemas de la nave, abrió la cabina y bajó de ésta, caminando por la arena del planeta. Observaba atentamente el agua, que se extendía kilómetros más allá de la vista, en apariencia, tranquila. Se acercó hasta la orilla, y allí los vio, en la distancia: una luz rosa iluminaba el agua. Kainet asintió, y cerró los ojos, suspirando profundamente. Así fue como a través de la fuerza, se puso en contacto con los seres que emitían esa luz: los moappa. Ellos acudieron a la llamada del sith, y en cuestión de segundos se situaron a varios metros de él, sin salir del agua. En su mente, resonaron las palabras de las criaturas: Nos ha... llamado... El sith los observó detenidamente. Se suponía que debían de ser inteligentes, pero estos eran una colonia muy pequeña, de modo que no destacaban precisamente por ello. Retrocedió hasta salir del agua por completo, y alzó su mano izquierda para señalar con las yemas de sus dedos a los moappa. De sus dedos emergió una fuerte descarga eléctrica que se dirigió a los seres bajo el agua, que gritaron en la mente del sith, retorciéndose de dolor. Eran pocos y pequeños, de modo que no pudieron defenderse. De la superficie del agua emergió el humo producido por la descarga, mientras Kainet avanzaba de nuevo hacia ellos, retomando su posición. A través de la fuerza, tendió un puente que conectó su mente con la de la colonia. Sé que hay un krakana por aquí cerca... buscadlo, sed su cebo, y conducirlo hasta mí. Sin respuesta alguna, los moappa se deslizaron bajo el agua tambaleantes por la descarga, hasta desaparecer de la vista. Se cruzó de brazos y esperó. No esperaba que una simple colonia de pequeños moappa fuera capaz de sobrevivir a la persecución de una krakana, pero no quedaba otra que intentarlo.
Minutos después, los vio: la colonia de moappa se deslizaba a una velocidad asombrosa por debajo del agua, siendo reconocida por su luminosidad rosada. Y detrás de la colonia, se vislumbraba claramente una ondulación en el agua, que poco a poco les iba ganando terreno. El sith avanzó hasta meter los pies en el agua, mientras que finalmente la ondulación del agua alcanzaba y borraba la luz rosa de los moappa de la vista. Mientras sonreía, el sith extendió sus manos, señalando con ambas al agua que lo rodeaba, y a través de la fuerza, inició una agitación de la corriente a su alrededor, de modo que el agua emitía burbujas y se movía constantemente en torno a él. Esperó en silencio, mientras la krakana devorada a los moappa, notando él como la vida de la colonia se extinguía. Fue entonces, cuando la bestia se percató de lo enrarecido del agua, y advirtió de la presencia del sith, que avanzaba despacio por el agua, llegando ésta hasta sus rodillas. La bestia nadó rápido hacia él, insatisfecha por la pequeña colonia que había ingerido, mientras que el sith levantaba las manos, cerrando los ojos y concentrando los midiclorianos de su organismo en sus manos. Viendo que no le quedaba espacio para nadar, la criatura saltó, dejándose ver como una bestia marina de siete metros. Sonriendo con malicia, el sith señaló a la krakana con sus manos, y a través de la fuerza, envió una potente onda expansiva, que sacudió las aguas a su alrededor e hizo que la bestia se doblase en el aire. Se lanzó a un lado a tiempo de esquivarla cuando se desplomaba en su posición, aturdida, y a través de la fuerza, hizo que se elevara en cuestión de segundos. Se retorcía de rabia en el aire, sin poder hacer algo más que chillar. La arrojó con la fuerza a la orilla y caminó por el agua hasta la playa, observándola. No se veía tan peligrosa fuera de su elemento, agitándose con clara intención de volver al agua. Tras situarse detrás de ella, la agarró mediante la fuerza y la arrastró hacia la orilla del agua, hundiendo una parte de su cuerpo para que se mantuviese con vida. Tomó con su mano libre el comunicador, y estableció contacto con Vjun. Traed una nave de carga. Llenad antes de nada un tanque con unos sesenta litros de agua salada. No tardéis.
Más tarde, en Vjun..
Observaba atentamente a su bestia marina, la cual trataba de liberarse de unas cadenas que la oprimían y unos tubos que conectaban con sus branquias, mediante los cuales recibía agua. Se mostraba furiosa, pues apenas tenía la capacidad de moverse, de modo que no podía hacer otra cosa que bramar con fuerza y luchar en vano contra sus ataduras. Todo ésto transcurría en una cámara de experimentación de Vjun, cuya existencia era desconocida para la mayoría de los integrantes del templo. La criatura se encontraba inmovilizada sobre un altar de piedra, y bajo ella, en el mismo altar, símbolos rojos como la sangre relucían ante los focos que la iluminaban. Mientras tanto, el sith caminaba a su alrededor, con una mano ladeada en su cintura. A su paso, una débil corriente de fuego iba deslizándose por el suelo, hasta formar un círculo ígneo perfecto, de no más de veinte centímetros de altura. Una vez hubo terminado, se situó de espaldas a la criatura, para que no le pudiese ver mientras actuaba. Cerró los ojos e inspiró profundamente, relajándose. Lentamente, alzó las manos a la altura de sus hombros, y cuando hubo abierto sus ojos, éstos se mostraron completamente negros. Al mismo tiempo, el fuego se alzó, superando la altura del altar e iluminando el resto de la estancia. Las llamas, debido a su fuerza y proximidad sofocaron a la krakana, que se retorció de dolor debido a la proximidad del fuego. Pronto moriría abrasada, era consciente, pero no estaba dispuesto a permitir que su bestia muriera. No aún. Sus gritos eran cada vez más débiles, y sus movimientos habían cesado, pues ya había asumido que iba a morir. Fue entonces cuando el sith agitó las manos en dirección al fuego, y las llamas se extinguieron con dos fuertes ráfagas de aire. La krakana quedó completamente inmóvil, tendida de dolor sobre el altar. Los tubos que conducían el agua por sus branquias se habían desgarrado, y mientras que el agua caía al suelo la krakana trataba de retorcerse sin éxito de dolor y de asfixia. Fue entonces cuando el sith alzó ambas manos hacia el cuerpo de la bestia, y extrajo de su ser más profundo la energía oscura que en él habitaba. Esta energía la transmitió a través del aire hacia la criatura, que seguía retorciéndose con deseos de muerte. El paso de la energía oscura se mostró como una leve distorsión del aire entre el sith y la krakana, abarcando el cuerpo al completo de la bestia. Concentró esta energía en el pecho de la misma, y generó dos formas sólidas, que poco a poco se extendieron hasta formar dos pulmones, que conectaron con la tráquea. Sin embargo, esta bestia no sentía dolor ya, pese a seguir con vida. Por debajo de sus pinzas emergieron dos grandes garras huesudas, que se iban cubriendo lentamente de piel. Tras estas garras nacían dos formas de huesos y piel, que resultarían los brazos. A la vez, sobre el lomo de la bestia, se iban desarrollando dos grandes aletas, en las cuales se marcaban notablemente los pequeños huesos que las sostenían. Una vez se hubo formado, permaneció mirándola. Estaba viva, pero estaba aturdida; el dolor había desaparecido pero se encontraba claramente en estado de shock. Unas placas se desarrollaron a lo largo y ancho de su piel, a excepción de tu cola y sus patas, fortaleciendo así su resistencia. Finalmente insufló la energía oscura en el cerebro de la criatura, haciendo que se agitase débilmente. Al final lo has hecho... El sith se dio la vuelta y vio a su espalda a Darth Kaar, mirando atentamente a la bestia, que ahora dormía, agotada. Pulmones para que pueda respirar fuera del agua... patas para que pueda moverse por tierra... Alas, que no le permiten volar pero sí planear... Una fuerte coraza... Inteligencia... Y la furia del lado oscuro de la fuerza. Asintió conforme iba hablando, acercándose más a la krakana Sin duda un trabajo excelente Kainet. Es toda una obra maestra. Sin embargo, ten en cuenta una cosa: debes estar dispuesto a destruirla si se vuelve contra ti, o será ella quien acabe contigo.
Obtengo,
- Krakana Transmutada
Cerró el pesado libro con cuidado, y miró la superficie, desgastada por el tiempo y el trato. Sin embargo, se podía distinguir claramente el majestuoso símbolo de la Orden Sith. El libro que Darth Kaar le había prestado para estudiar atentamente, que incluía una copia redactada de "Creación de Monstruos". Suspiró un momento, y se puso en pie con el libro, saliendo a paso rápido de la biblioteca. En pocos segundos llegó a los pasillos, tras haber cruzado el gran jardín exterior. Fue allí, donde vio a Kaar, de modo que se dirigió a él a paso ligero. Al verlo dirigirse hacia él, se detuvo en seco, habiendo advertido del libro en sus manos. ¿Has terminado ya Kainet? Él asintió y le entregó el libro, que Kaar no dudó un segundo en aceptar. ¿Cuándo piensas poner en práctica lo que has leído? Se detuvo un momento, pensando, hasta que se decidió. Partiré a Mon Calamari en breve, sé de una criatura acuática que puede resultar interesante. Kaar asintió, mirándolo como si viera a través de él, hasta que murmuró: Arg, eres tan impulsivo Kainet, no me extrañaría que lo que quiera que vayas a capturar te devorase. De todos modos recuerda no excederte, podría resultar peligroso para ti. Y dicho esto, sin darle tiempo a responder, se dio la vuelta, alejándose de él, que ahora se ponía en marcha, saliendo a los exteriores de la academia de nuevo a paso ligero. Allí localizó su nave, dañada con arañazos, golpes y quemaduras de tantos combates y huidas que había vivido. A través de la fuerza, abrió la nave, y de un salto se internó en la cabina. Encendió el panel de control, y cerró la cabina, para después activar el sistema de navegación, encendiendo los motores de la nave. Con el clásico rugido de los motores, la nave ascendió unos metros y el tren de aterrizaje se plegó automáticamente. Seguidamente comenzó a ascender a gran velocidad, saliendo de la atmósfera de Vjun. Coordenadas... U-6... Introdujo las coordenadas y saltó al hiperespacio, alejándose por fin de los ojos de Vjun.
Momentos más tarde, salió del hiperespacio con una sacudida para observar ante sí, al planeta Mon Calamari, ese gigante azul que desde el exterior parecía carecer de superficie terrestre. Las naves del Imperio estaban a sus laterales, pero simplemente tecleando el código de identificación, pudo pasar de largo. Así fue como traspasó la atmósfera del planeta y deambuló cada vez más bajo por el aire, a gran velocidad, buscando un lugar donde aterrizar. Y finalmente, localizó una pequeña isla solitaria, a la cual descendió a gran velocidad, hasta que redujo la misma para desplegar el tren de aterrizaje y posarse con suavidad en la arena de la playa de la isla. Tras apagar los sistemas de la nave, abrió la cabina y bajó de ésta, caminando por la arena del planeta. Observaba atentamente el agua, que se extendía kilómetros más allá de la vista, en apariencia, tranquila. Se acercó hasta la orilla, y allí los vio, en la distancia: una luz rosa iluminaba el agua. Kainet asintió, y cerró los ojos, suspirando profundamente. Así fue como a través de la fuerza, se puso en contacto con los seres que emitían esa luz: los moappa. Ellos acudieron a la llamada del sith, y en cuestión de segundos se situaron a varios metros de él, sin salir del agua. En su mente, resonaron las palabras de las criaturas: Nos ha... llamado... El sith los observó detenidamente. Se suponía que debían de ser inteligentes, pero estos eran una colonia muy pequeña, de modo que no destacaban precisamente por ello. Retrocedió hasta salir del agua por completo, y alzó su mano izquierda para señalar con las yemas de sus dedos a los moappa. De sus dedos emergió una fuerte descarga eléctrica que se dirigió a los seres bajo el agua, que gritaron en la mente del sith, retorciéndose de dolor. Eran pocos y pequeños, de modo que no pudieron defenderse. De la superficie del agua emergió el humo producido por la descarga, mientras Kainet avanzaba de nuevo hacia ellos, retomando su posición. A través de la fuerza, tendió un puente que conectó su mente con la de la colonia. Sé que hay un krakana por aquí cerca... buscadlo, sed su cebo, y conducirlo hasta mí. Sin respuesta alguna, los moappa se deslizaron bajo el agua tambaleantes por la descarga, hasta desaparecer de la vista. Se cruzó de brazos y esperó. No esperaba que una simple colonia de pequeños moappa fuera capaz de sobrevivir a la persecución de una krakana, pero no quedaba otra que intentarlo.
Minutos después, los vio: la colonia de moappa se deslizaba a una velocidad asombrosa por debajo del agua, siendo reconocida por su luminosidad rosada. Y detrás de la colonia, se vislumbraba claramente una ondulación en el agua, que poco a poco les iba ganando terreno. El sith avanzó hasta meter los pies en el agua, mientras que finalmente la ondulación del agua alcanzaba y borraba la luz rosa de los moappa de la vista. Mientras sonreía, el sith extendió sus manos, señalando con ambas al agua que lo rodeaba, y a través de la fuerza, inició una agitación de la corriente a su alrededor, de modo que el agua emitía burbujas y se movía constantemente en torno a él. Esperó en silencio, mientras la krakana devorada a los moappa, notando él como la vida de la colonia se extinguía. Fue entonces, cuando la bestia se percató de lo enrarecido del agua, y advirtió de la presencia del sith, que avanzaba despacio por el agua, llegando ésta hasta sus rodillas. La bestia nadó rápido hacia él, insatisfecha por la pequeña colonia que había ingerido, mientras que el sith levantaba las manos, cerrando los ojos y concentrando los midiclorianos de su organismo en sus manos. Viendo que no le quedaba espacio para nadar, la criatura saltó, dejándose ver como una bestia marina de siete metros. Sonriendo con malicia, el sith señaló a la krakana con sus manos, y a través de la fuerza, envió una potente onda expansiva, que sacudió las aguas a su alrededor e hizo que la bestia se doblase en el aire. Se lanzó a un lado a tiempo de esquivarla cuando se desplomaba en su posición, aturdida, y a través de la fuerza, hizo que se elevara en cuestión de segundos. Se retorcía de rabia en el aire, sin poder hacer algo más que chillar. La arrojó con la fuerza a la orilla y caminó por el agua hasta la playa, observándola. No se veía tan peligrosa fuera de su elemento, agitándose con clara intención de volver al agua. Tras situarse detrás de ella, la agarró mediante la fuerza y la arrastró hacia la orilla del agua, hundiendo una parte de su cuerpo para que se mantuviese con vida. Tomó con su mano libre el comunicador, y estableció contacto con Vjun. Traed una nave de carga. Llenad antes de nada un tanque con unos sesenta litros de agua salada. No tardéis.
Más tarde, en Vjun..
Observaba atentamente a su bestia marina, la cual trataba de liberarse de unas cadenas que la oprimían y unos tubos que conectaban con sus branquias, mediante los cuales recibía agua. Se mostraba furiosa, pues apenas tenía la capacidad de moverse, de modo que no podía hacer otra cosa que bramar con fuerza y luchar en vano contra sus ataduras. Todo ésto transcurría en una cámara de experimentación de Vjun, cuya existencia era desconocida para la mayoría de los integrantes del templo. La criatura se encontraba inmovilizada sobre un altar de piedra, y bajo ella, en el mismo altar, símbolos rojos como la sangre relucían ante los focos que la iluminaban. Mientras tanto, el sith caminaba a su alrededor, con una mano ladeada en su cintura. A su paso, una débil corriente de fuego iba deslizándose por el suelo, hasta formar un círculo ígneo perfecto, de no más de veinte centímetros de altura. Una vez hubo terminado, se situó de espaldas a la criatura, para que no le pudiese ver mientras actuaba. Cerró los ojos e inspiró profundamente, relajándose. Lentamente, alzó las manos a la altura de sus hombros, y cuando hubo abierto sus ojos, éstos se mostraron completamente negros. Al mismo tiempo, el fuego se alzó, superando la altura del altar e iluminando el resto de la estancia. Las llamas, debido a su fuerza y proximidad sofocaron a la krakana, que se retorció de dolor debido a la proximidad del fuego. Pronto moriría abrasada, era consciente, pero no estaba dispuesto a permitir que su bestia muriera. No aún. Sus gritos eran cada vez más débiles, y sus movimientos habían cesado, pues ya había asumido que iba a morir. Fue entonces cuando el sith agitó las manos en dirección al fuego, y las llamas se extinguieron con dos fuertes ráfagas de aire. La krakana quedó completamente inmóvil, tendida de dolor sobre el altar. Los tubos que conducían el agua por sus branquias se habían desgarrado, y mientras que el agua caía al suelo la krakana trataba de retorcerse sin éxito de dolor y de asfixia. Fue entonces cuando el sith alzó ambas manos hacia el cuerpo de la bestia, y extrajo de su ser más profundo la energía oscura que en él habitaba. Esta energía la transmitió a través del aire hacia la criatura, que seguía retorciéndose con deseos de muerte. El paso de la energía oscura se mostró como una leve distorsión del aire entre el sith y la krakana, abarcando el cuerpo al completo de la bestia. Concentró esta energía en el pecho de la misma, y generó dos formas sólidas, que poco a poco se extendieron hasta formar dos pulmones, que conectaron con la tráquea. Sin embargo, esta bestia no sentía dolor ya, pese a seguir con vida. Por debajo de sus pinzas emergieron dos grandes garras huesudas, que se iban cubriendo lentamente de piel. Tras estas garras nacían dos formas de huesos y piel, que resultarían los brazos. A la vez, sobre el lomo de la bestia, se iban desarrollando dos grandes aletas, en las cuales se marcaban notablemente los pequeños huesos que las sostenían. Una vez se hubo formado, permaneció mirándola. Estaba viva, pero estaba aturdida; el dolor había desaparecido pero se encontraba claramente en estado de shock. Unas placas se desarrollaron a lo largo y ancho de su piel, a excepción de tu cola y sus patas, fortaleciendo así su resistencia. Finalmente insufló la energía oscura en el cerebro de la criatura, haciendo que se agitase débilmente. Al final lo has hecho... El sith se dio la vuelta y vio a su espalda a Darth Kaar, mirando atentamente a la bestia, que ahora dormía, agotada. Pulmones para que pueda respirar fuera del agua... patas para que pueda moverse por tierra... Alas, que no le permiten volar pero sí planear... Una fuerte coraza... Inteligencia... Y la furia del lado oscuro de la fuerza. Asintió conforme iba hablando, acercándose más a la krakana Sin duda un trabajo excelente Kainet. Es toda una obra maestra. Sin embargo, ten en cuenta una cosa: debes estar dispuesto a destruirla si se vuelve contra ti, o será ella quien acabe contigo.
Obtengo,
- Krakana Transmutada
Jensaarai- Mensajes : 5197
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: [Escrito/Obtención] Mutaciones [Sehil]
Creo que para obtener algo son 10 pantas(si no cambiaron la forma)
Evelio- Mensajes : 1533
Fecha de inscripción : 22/02/2012
Edad : 23
Localización : Caracas-Venezuela
Re: [Escrito/Obtención] Mutaciones [Sehil]
Bien, me gustó la redacción y la trama que se desarrolló en el roleo, además de la utilización de tus poderes de la fuerza, para facilitar la obtención de la criatura, buena imaginación.
Obtención válida.
Obtención válida.
Última edición por Sehil Ahad el Dom Feb 03, 2013 5:59 pm, editado 1 vez
Sehil Ahad- Mensajes : 165
Fecha de inscripción : 12/11/2011
Re: [Escrito/Obtención] Mutaciones [Sehil]
Vengo a recalcar que lo que hizo, Jensaarai son principios de la Alquimia Sith llamados Transmutación Orgánica que consiste en alterar entes vivos, esto heredado por los precursores Jedi oscuros y adoptado por Sith como Naga Sadow, Exar Kun, Freedon Nadd, Darth Sidious, etcétera. El caso es que lo está haciendo válido y que va bien, le he dado algunos consejos y el tiene los correspondientes conocimientos.
Un saludo y suerte.
PD: Estos roleos no requieren votación.
Un saludo y suerte.
PD: Estos roleos no requieren votación.
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