Expedición en Tython (Revisado)

por Jensaarai Jue Oct 27, 2011 9:51 pm

El Salón de Meditación estaba al completo. La mayoría de los miembros de Achillea estaban allí, algunos de pie, otros tantos sentados sobre el suelo o sobre unos suaves almohadones. Entre los que faltaban estaba incluido Savryc, que en ese momento estaba en la Biblioteca, rebuscando entre los archivos. Llevaba días ojeando los temas sobre la Forja Jedi, y había encontrado un vacío con respecto a la existencia de los cristales sintéticos, un tema que desde que inició su lectura le había comido la cabeza. Ya no sabía donde buscar, había recorrido media biblioteca buscando más datos sobre éstos cristales, pero no había encontrado absolutamente nada, y la cosa no iba a mejor. De repente pensó: Sobek... Salió andando, pero a paso ligero de la biblioteca, pensando que se encontraría en el Salón de Meditación con los demás. No se encontró a nadie por el camino. Llegó a la misma puerta del Salón, y apenas hubo acercado su mano hacia el soporto, ésta se abrió: Sabía que me buscabas. Y sé lo que quieres.

Una vez más, los grandes dones de su maestro, que justo en este momento salió del Salón de Meditación, dejaron sorprendido a Savryc. Suponiendo que ya sabía lo que buscaba, le dijo: ¿Dónde puedo encontrar los cristales sintéticos? Sobek situó su mano sobre el hombro de Savryc, e instantaneamente desaparecieron tras un fogonazo que cegó a Savryc por unos instantes. Cuando recuperó la sensibilidad ocular, vio que ya no estaba en el Templo, sino en la plataforma. Verás Savryc, los cristales sintéticos no puedes encontrarlos, digamos, "sueltos". Y como ya te imaginarás no son como los demás, no te los vas a encontrar en un planeta particular. Pero verás, como ya sabes, los Jedi de Tython idearon y planificaron toda la teórica de la Forja Jedi. Hay un templo en Tython, ya abandonado. Busca en sus archivos. Tienes suerte, el Templo no es considerado motivo de protección, por lo que no te costará absolutamente nada acceder y moverte por él. Ahora, ve. Buena suerte.

Motivado por las palabras de su maestro, Savryc se internó en su lanzadera, y mientras los droides lo preparaban todo para el despegue y el trasbordo en Tython, se acomodó sobre un sillón recogido en una esquina. Mientras tanto la nave despegó, y tras salir de la atmósfera de Achillea, saltó al hiperespacio.

No tardaron mucho en salir del hiperespacio. Levantándose, Savryc vio por la ventanilla el planeta Tython acercándose. Entraron a gran velocidad en la atmósfera del planeta, y desde su posición, Savryc vio el templo de Tython. La vegetación lo rodeaba por completo, apenas se veía su zona superior. Aterrizaron a unos cien metros, en una plataforma de aterrizaje cercana. Savryc bajó de la lanzadera a prisa y avanzó a gran velocidad por un sendero al que poco le faltaba por desaparecer. Recorrió los cien metros en poco tiempo, y llegó a las puertas del templo, que estaban completamente abiertas. Se internó en el templo, y quedó observando el lugar. Estaba en un amplio vestíbulo, por cuyo suelo habían escombros de rocas, y alguna que otra túnica tirada. Savryc avanzó por el vestíbulo, observando a su alrededor.

En la distancia, vio un panel completamente apagado junto a un pasillo, sin embargo, en una pantalla se podía ver con dificultad las palabras "bethiskbethlethiskosktrilleskcreshaurek". Avanzó corriendo hacia el pasillo, y lo cruzó rápidamente. En la biblioteca, también marchitada, habían columnas derruidas, y los grandes estantes estaban derruidos, exceptuando a algunos, que estaban vacíos. Savryc, sin saber que hacer, quedó mirando el panorama. De repente tuvo una idea, y concentró los midiclorianos del cristal Ceiphied, que quedaba colgando de su pecho, y mediante la fuerza, levitó todos los estantes que estaban en el suelos, seguidos de todos los escombros y todo lo que no estuviera en su sitio. Hizo girar todo lo levitado por delante de él, a paso lento, observando los objetos uno a uno.

Entonces los vio: dos pergaminos enrollados y algo desgastados, pero en buenas condiciones. Situó sobre el suelo todos los escombros con cuidado, exceptuando a los pergaminos, que atrajo lentamente hacia él, y los posó sobre su mano con cuidado. Desenrolló uno de ellos, y vio, con alegría. el dibujo de un cristal poco común, en el que se señalaban datos interesantes sobre él, y sobre él ponía: senthisknerntrillesktrilliskcreshosk. Enrolló el pergamino, y miró el otro al que estaba unido: sin duda en el otro estaban inscritos todo lo necesario para conocer a fondo los cristales sintéticos y sus métodos de creación. Juntando los pergaminos, salió a paso rápido de la biblioteca.

Obtengo: dos pergaminos con información alternativa sobre los cristales sintéticos.