[Ygziir] Misión Obligatoria de Asentamiento.
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[Ygziir] Misión Obligatoria de Asentamiento.
Durante semanas, el planeta Ygziir parecía haber estado envuelto en un sumidero de caos y destrucción. Terremotos, maremotos, tormentas y demás fenónemos atmosféricos se habían manifestado por todas las regiones del mismo, como si un titán enbravecido hubiera caminado por allí, dejando tras de sí una estela de caos y muerte. Todo había empezado hacía poco más de un mes, una extraña esfera había descendido desde los cielos, como si de un meteorito se tratase, y había generado un cráter en una zona inhabitada. Muchos se habían acercado allí a investigar, pero nadie osaba quedarse, puesto que todo aquel que deambulase por el lugar padecía cansancio, sentía como si las piernas pesasen el doble de lo habitual. Era por ello que los investigadores no tardaban en marcharse. Aquel cráter emanaba un extraño gas, que hacía enfermar gravemente a aquellos que lo respiraban. De momento no había ningún muerto, pero sí habían niños que se habían visto hospitalizados al padecer incontrolables náuseas, diarreas y vómitos. A los enfermados por el gas, se les diagnosticó fuertes alucinaciones, puesto que la mayoría de ellos aseguraban haber visto extrañas criaturas deslizándose por el interior del cráter, acoplándose a sus paredes. Por si esto no fuese suficiente, un extraño fenómeno, más característico como alucinación, era que la luna de Ygziir, que con cada noche que pasaba, parecía adquirir mayor tamaño. Tamaño, o proximidad a la superficie terrestre.. Los sabios pudieron relacionar rápidamente el cambio de las mareas y la posible proximidad de la luna, advirtiendo a la población que el fin estaba cerca, que pronto caerían víctimas de un terrible mal que estaba por venir.
Hasta que un día...
Una repentina flota apareció de la nada, tras la luna de Ygziir. Fuerte como un rancor, rápida como el pensamiento, tenebrosa como un demonio. Naves cuya tecnología les resultaba completamente desconocida a los nativos del planeta, pero eso no les impidió armarse. Sin embargo, no hubo tiempo para la defensa, puesto que el factor sorpresa permitió arrasar las bases militares. Los ciudadanos corrían despavoridos, temerosos, ante la llegada de un invasor desconocido. El fuego se extendió rápidamente por la ciudad, y los agentes de tierra tomaron posiciones mientras que las naves de carga terrestre se asentaban a las puertas de la misma ciudad. Una criatura bajó de la nave. Medía alrededor de dos metros, y portaba una ballesta orgánica. Su pelaje era oscuro, y en su frente destacaba un extraño símbolo. Tras este primer guerrero, surgieron otros cientos detrás, con fuertes rugidos de ira, corriendo y disparando a los nativos, que se veían obligados a retroceder, puesto que aquellas poderosas criaturas peludas les superaban en cantidad y en calidad. Los gritos de guerra y los llantos de dolor se extendían a lo largo y ancho del campo de batalla, mientras que la muerte lo cubría todo con su manto oscuro. Una segunda flota terrestre descendió a la superficie, distinta a las primeras, que ya se habían retirado. Esta flota avanzó por las calles de la ciudad, cubierta por los guerreros de tierra. Cuando al fin se asentó, una serie de espantosos seres descendieron de ellas, como si fuesen demonios. Armados con serpientes, con rostros cadavéricos, con armaduras imponentes. Se adentraron en el edificio central de la ciudad, sede del gobierno de la misma, capital del planeta.
vanzaron raudos y veloces, arrasando con todo lo que se interponía en su camino. Las serpientes que portaban rasgaban las armaduras de los soldados, que caían brutalmente mutilados al suelo. Los invasores avanzaron deprisa por el edificio central, mientras que la retaguardia se veía cubierta por los guerreros al mando. Sabían dónde ir, sabían a quien buscar. Llegaron a un despacho ovalado, en el cual sólo habían cinco personas. Cuatro guardias de seguridad, y una elegante figura: el gobernador de Ygziir. Un hombre anciano, pero que no parecía dispuesto a amedrentarse ante la presencia de aquellos demoníacos seres. Pero de repente, uno de los guardias comenzó a disparar a los otros tres, quedando únicamente él en pie. Ante la mirada atónita de su protegido, arrojó su arma al suelo y se arrancó la piel con sus propias manos: era el mismo ser que los invasores, cubriendo su rostro con una especie de alquimia. Hasta que uno de los intrusos rompió la fila y aplanó el cuerpo de la serpiente, mostrándose como un amenazante filo. Tomó al gobernador del pelo, y lo decapitó, sosteniendo su cabeza en alto, ante los gritos de euforia de sus compañeros. –¡Zhaetor-Zae Yuuzhan Vong! –
Durante milenios, los pobladores de Ygziir han vivido al margen de nuestra presencia, libres de nuestro yugo. Una extraña población, los que se hacían llamar “los Sith” llegaron aquí, invadieron nuestro planeta y tomaron el control. De eso hace mucho tiempo.. tanto que sus pobladores ya no recuerdan ni quiénes somos. Nosotros somos los Hijos de Yun-Yuuzhan, Señores de la Guerra, Conquistadores de Mundos.
"Everything is pain, Jeedai. Lovely, lovely pain."
Hasta que un día...
Una repentina flota apareció de la nada, tras la luna de Ygziir. Fuerte como un rancor, rápida como el pensamiento, tenebrosa como un demonio. Naves cuya tecnología les resultaba completamente desconocida a los nativos del planeta, pero eso no les impidió armarse. Sin embargo, no hubo tiempo para la defensa, puesto que el factor sorpresa permitió arrasar las bases militares. Los ciudadanos corrían despavoridos, temerosos, ante la llegada de un invasor desconocido. El fuego se extendió rápidamente por la ciudad, y los agentes de tierra tomaron posiciones mientras que las naves de carga terrestre se asentaban a las puertas de la misma ciudad. Una criatura bajó de la nave. Medía alrededor de dos metros, y portaba una ballesta orgánica. Su pelaje era oscuro, y en su frente destacaba un extraño símbolo. Tras este primer guerrero, surgieron otros cientos detrás, con fuertes rugidos de ira, corriendo y disparando a los nativos, que se veían obligados a retroceder, puesto que aquellas poderosas criaturas peludas les superaban en cantidad y en calidad. Los gritos de guerra y los llantos de dolor se extendían a lo largo y ancho del campo de batalla, mientras que la muerte lo cubría todo con su manto oscuro. Una segunda flota terrestre descendió a la superficie, distinta a las primeras, que ya se habían retirado. Esta flota avanzó por las calles de la ciudad, cubierta por los guerreros de tierra. Cuando al fin se asentó, una serie de espantosos seres descendieron de ellas, como si fuesen demonios. Armados con serpientes, con rostros cadavéricos, con armaduras imponentes. Se adentraron en el edificio central de la ciudad, sede del gobierno de la misma, capital del planeta.
vanzaron raudos y veloces, arrasando con todo lo que se interponía en su camino. Las serpientes que portaban rasgaban las armaduras de los soldados, que caían brutalmente mutilados al suelo. Los invasores avanzaron deprisa por el edificio central, mientras que la retaguardia se veía cubierta por los guerreros al mando. Sabían dónde ir, sabían a quien buscar. Llegaron a un despacho ovalado, en el cual sólo habían cinco personas. Cuatro guardias de seguridad, y una elegante figura: el gobernador de Ygziir. Un hombre anciano, pero que no parecía dispuesto a amedrentarse ante la presencia de aquellos demoníacos seres. Pero de repente, uno de los guardias comenzó a disparar a los otros tres, quedando únicamente él en pie. Ante la mirada atónita de su protegido, arrojó su arma al suelo y se arrancó la piel con sus propias manos: era el mismo ser que los invasores, cubriendo su rostro con una especie de alquimia. Hasta que uno de los intrusos rompió la fila y aplanó el cuerpo de la serpiente, mostrándose como un amenazante filo. Tomó al gobernador del pelo, y lo decapitó, sosteniendo su cabeza en alto, ante los gritos de euforia de sus compañeros. –¡Zhaetor-Zae Yuuzhan Vong! –
Durante milenios, los pobladores de Ygziir han vivido al margen de nuestra presencia, libres de nuestro yugo. Una extraña población, los que se hacían llamar “los Sith” llegaron aquí, invadieron nuestro planeta y tomaron el control. De eso hace mucho tiempo.. tanto que sus pobladores ya no recuerdan ni quiénes somos. Nosotros somos los Hijos de Yun-Yuuzhan, Señores de la Guerra, Conquistadores de Mundos.
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Saix- Mensajes : 3966
Fecha de inscripción : 25/08/2011
Edad : 27
Localización : Undefined
Re: [Ygziir] Misión Obligatoria de Asentamiento.
¿Está incompleto, no?
Porque he de recordarte, amigo, que es obligatorio un par de pantallazos que respalden el roleo y sigan la normativa impuesta por el equipo de misiones.
Yo soy el encargado de la revisión.
Porque he de recordarte, amigo, que es obligatorio un par de pantallazos que respalden el roleo y sigan la normativa impuesta por el equipo de misiones.
Yo soy el encargado de la revisión.
Invitado- Invitado
Re: [Ygziir] Misión Obligatoria de Asentamiento.
Es la primera parte, gracias.
Saix- Mensajes : 3966
Fecha de inscripción : 25/08/2011
Edad : 27
Localización : Undefined
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