[Roleo de Arkania] Antares de la Luz [Relan]

por Darth Plagueis Dom Sep 15, 2013 7:27 pm

Antares de la Luz

Arkania

Los radares del Templo Sith de Arkania no tardaron en detectar el movimiento de naves de mediana envergadura que sin ningún repudio entraban al planeta en posesión de la Orden Sith, llegando específicamente al lado totalmente opuesto del planeta al donde la Academia entrenaba sus filas. La rápida llegada de un sinfín de naves alarmó al grupo de soldados imperiales que conoció en primera instancia la información comunicándola inmediatamente a sus superiores y traspasarla hasta miembros de la Cámara Oscura, quienes con curiosidad realizaron una serie de movimientos en espera de más información.

Los informes de los vigías apostados cerca de ese territorio no reportaban ninguna variación en la actividad normal de la zona. Todo estaba sucediendo bastante rápido, solo un par de horas bastó para que el rumor se esparciera y generar extrañeza a los ojos de los Sith de menor rango, los cuales comenzaron a esparcirlo aún más cambiando el mensaje a medida que corría la voz, llegando a escucharse cosas desde el fallo de los radares hasta la existencia de naves fantasmas que visitaban Arkania. La Cámara Oscura, sin una respuesta clara y sin mayor información que la entregada por los radares la madrugada del mismo día, hizo empeños para convocar a Xreyt, y enviarle en la misión de revisar la zona en cuestión. Como era de esperar, el Sabio Sith aceptó inmediatamente su misión, preparándose apenas pudo para no perder tiempo valioso. Los Lores del Sith, hicieron manifiesta la postura que tenían ante el encargo, y la expresa curiosidad que la situación les concedía, chocando totalmente con la postura el Sith, quien hizo hincapié sobre el respeto que tenía a cada una de las tareas que se le encargaban. Apenas salía del consejo, mientras cruzaba las puertas de este, caminando con la cabeza gacha, fue interceptado por el Comandante Oscuro, quien posando una de sus manos en el hombro de Xreyt, haciendo que este se voltease, pronunció en un murmuro. "Siento algo absurdo al fondo de todo esto, pero aún no se qué es."

Sin darle demasiada importancia a las palabras de su maestro, el Sabio cargó lo necesario hasta su nave en el hangar, donde se despidió de un par de Soldados Imperiales, quienes le desearon suerte, para luego cerrar las enormes compuertas que conectaban con el exterior al mismo tiempo en que la nave salía a enorme velocidad a escasa distancia de la superficie arkaniana.

El viaje duró menos de lo esperado. El droide que acompañaba al Sabio indicó el paradero, justo cerca de una cadena de pequeñas montañas que rodeaban una planicie y un lago congelado. Escondiendo la nave entre un grupo de rocas cerca de la cima de una montaña, Xreyt se dispuso a examinar desde la altura aquel enorme desierto nevado que le rodeaba. Dando uso a un pequeño artefacto que hasta ese momento llevaba oculto entre sus túnicas, el Sith extendió una mirada examinadora, tratando de captar cualquier movimiento a su alrededor. Con una serie de intentos fallidos, el Sith se desplazó, variando su posición, intentando eliminar todos aquellos puntos ciegos a su vista. En lo que se trasladaba encima de un montón de rocas, ya desanimado, volvió a mirar a través de sus lentes de larga distancia, comprobando a la lejanía como lo que parecían unos pequeños puntitos negros en un gigantesco papel blanco se movían, seguramente eran los tripulantes de las naves que los radares Arkanianos habían detectado.

La sorpresa fue mayúscula cuando logró cuantificar aproximadamente la cantidad de personas en el grupo; eran entre 25 a 30 los que activamente parecían trabajar en la zona. La vista que tenía era bastante limitada, por lo que apenas pudo denotar algunas características que no definían en nada a los seres ahí presentes; Era necesario acercarse y investigar. En efecto, bordeando la cadena montañosa tardó unos cuantos minutos hasta llegar a las cercanías del lago congelado, y desde ahí, escondido, poder espiar a los desconocidos. Eran seres de diversas razas, que parecían trabajar armando una especie de campamento, previendo la llegada de la noche. Uno destacó entre ellos, era el único que no se encontraba trabajando, por el contrario, descansaba encima de una roca. En definitiva, no podría quedarse escondido mucho rato más, esa no era su misión, por lo que se levantó y caminó tranquilamente hasta el grupo de inmigrantes. Estos, percatándose de la aparición del Sith se alarmaron, hasta que uno de ellos se adelantó del grupo, acercándose hasta el Sabio.

―¡Eh, tu! ¡¿Quién eres?!― Dijo el enorme reptiliano de piel gris, con tono amenazante al mismo tiempo en que desenfundaba una pequeña daga desde su cinto.

―Eso debería preguntárselo yo a cada uno de ustedes― Respondió instantáneamente el Sith con picardía, sin dejar de avanzar hacia el grupo, el cual dejó inmediatamente de trabajar, levantándose todos, viendo lo que ocurría.

―Me veré obligado a asesinarte― Replicó el repitiliano, moviendo el arma de su mano, pero manifestando confusión y temor en su rostro.

―Adelante, veamos que tal te va― Dijo Xreyt, deteniéndose en seco a dos metros del grupo.

―¡Detente!― Dijo heroicamente el tipo que hace un rato se encontraba descansando. Se levantó de donde se encontraba y caminó hasta ponerse entre su compañero y el Sith. ―Yo, Naijut Krualp, más conocido como Antares de la Luz, he sido coronado Rey de Arkania, el dueño del suelo que estás pisando. Ahora da media vuelta y retírate― Terminó por decir, con el mismo tono heroico.

Naijut Krualp

Su actitud peculiar era la que seguramente lo había convertido en el líder de esa secta de extravagantes, pero era difícil comprender como sus delirios de grandeza lo habían hecho creer que era un Rey, y más aún, de Arkania. Desde el fondo del grupo, surgieron dos personas, una poniendole una especie de capa, la otra un intento de corona a Naijut. En el movimiento, en el cinturón del "Rey", brilló el metal de lo que era una espada láser. Las interrogantes acapararon inmediatamente a Xreyt. ¿Era un Jedi? No, no actuaría de esa manera. Y menos un Sith; Esa arma solo podría ser robada. El Sabio Sith examinó una vez más al grupo, todos miraban a Antares con una especie de admiración, quizás simplemente le temían y por ende obedecían por poseer un sable láser.

―¡Vamos, muévete! ¡O tendré que cortarte la cabeza!― Insistió una vez más, con el maldito tono heroico que comenzaba a molestarle al Sith. ¡Aquí, en Arkania instauraré el Nuevo Imperio y tu estarás bajo mis ordenes!

―Claro, utilizando ese sable láser que ni siquiera saber tomar― Habló con suavidad Xreyt, aún cubierto completamente por la túnica negra.

―¡¿Me estás retando a un duelo?!― Dijo Naijut mirando nervioso el sable que colgaba de su cinto, tomándolo al instante y en un movimiento torpe encenderlo acercando la hoja verde de este hasta el rostro del Sith ―Hagamos un trato, si logras vencerme yo y mis compañeros abandonaremos Arkania, si yo te derroto te convertirás en mi esclavo― Su voz denotaba nerviosismo, pero ímpetu y confianza es si mismo.

―Bien, acepto― Dijo instantáneamente Xreyt, para en un abrir y cerrar de ojos quitarse la túnica y encender el sable láser, posicionando la hoja de color carmesí de este junto a la hoja verde del otro sable.

La cara del "Rey" se desfiguró por el temor, quedó paralizado un par de segundos, bajo la mirada atenta de sus seguidores que desconcertados buscaban una explicación.

―¡Corred, alejaos! ¡Es un ser del inframundo, un ser demoníaco!― Dijo con un terror manifiesto en su voz.

El grupo se dispersó inmediatamente, corriendo cada uno en distintas direcciones, despavoridos por lo que pudiera ocurrir. Antares dio un paso atrás, afirmando con más fuerza la espada láser, con la frente sudando y el nerviosismo a flor de piel. Bastó un movimiento básico para que el Sith desarmara a Naitju, y que este terminara arrodillado, rendido ante Xreyt. A la distancia, escondido entre rocas y montones de nieve, los seguidores del "Rey" contemplaban el espectáculo que su líder había protagonizado.

―Por favor, no me asesines― Dijo rogando cuando el Sith ponía la hoja de su sable láser cerca de su cuello. ―Ellos me admiran como un Soberano, soy la única familia que tienen, por favor, déjame vivir― El tono heroico de antes se había perdido totalmente, siendo remplazado por uno de lamentación.

Seguidamente, el Sith giró su sable láser, cortando ambas manos a su enemigo, y luego pateándole en el pecho para que se cayese.

―Corre, vete ahora mismo, y no vuelvas nunca más― Concluyó el Sith, apagando su espada láser y guardándola en su cinturón, para luego voltear y caminar hasta donde había escondido su nave.

Sobrevolando en su nave, Xreyt observó a través de la ventanilla como el grupo de distintas naves despegaba y se alejaba a toda velocidad de la atmósfera Arkaniana. El Sith activó los controles de su nave, emprendiendo el viaje de vuelta al Templo.

FIN