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Mensaje por Invitado Miér Ago 14, 2013 1:24 am

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"La Divisoria duerme. Y hasta que no esté muerta, yo la llevo. Como te llevo a ti. Más que esperanza. Convicción."
—El Mensajero.



La guerra al parecer sorprendió a los soldados estacionados en la Divisoria, ya que todos los misiles balísticos nunca dejaron sus silos. Posiblemente el desastre meteorológico que acontecía desde hace tiempo en las rutas de la divisoria causó que estos o muriesen rápidamente o abandonarán el sitio. El silencio habitó el lugar. Por al menos dos siglos la tierra de la Divisoria permaneció imperturbable de la presencia humana. Sin embargo, eventualmente, una pequeña comunidad se asentó en el área, liderada por el desconocido Mensajero. La comunidad era mantenida por mensajeros, prospectores y comerciantes por lo que finalmente prosperó. Prosperó lo suficiente como para atraer la atención de las facciones que predominaban la galaxia y se asentaban en una cruenta guerra civil que iba lejos de la mismísima divisoria lo que difería totalmente de los asuntos que acontecían en la misma, se establecieron las líneas comerciales y este próspero pero apocalíptico lugar empezó a tener relevancia pero mantenía una postura completamente neutral ante todo el mundo. Esto también atrajo la presencia de aquellos que buscaban dominar la galaxia bajo la esclavitud usando el lado luminoso de la fuerza, mencionarles sería un cruel pecado y un tabú entre la divisoria, pues ese órgano cuyo concepto es la fuerza en la divisoria estaba muerta o no se conocían dichos dotes pues se le prestaba importancia a la prosperidad que estos terrenos traían y que ahora están inhóspitos y desolados.

Sin duda esto también atrajo la atención de los que usaban el reverso tenebroso como arma mortal, quienes, en su intento de obtener la galaxia, trataron de cortar la linea de suministros con una considerable fuerza de legionarios indestructibles. Pero la vasta y larga guerra no fue lo que destruyó este asentamiento. Fue debido al famoso Mensajero, el mismísimo creador del próspero asentamiento de la posguerra, quién sin saber entregó un artefacto a la Divisoria justamente antes de que la República Galáctica y el Imperio Sith en las gargantas del otro. Cuando este detonador fue activado por los habitantes, mandó una señal a los misiles balísticos dormidos en los silos. Los misiles empezaron a explotar, uno tras otro, causando un masivo terremoto, destrozando la tierra y separándola ferozmente. Compañías enteras de la República Galáctica en la Divisoria quedaron atrapadas junto a sus enemigos del Imperio Sith. El desastre creó a la Divisoria que se conoce ahora, una tierra traicionera e inhóspita. Se había perdido el conocimiento de esta tierra,  las almas fueron desterradas y sus pobladores fueron víctimas del juicio final.

La Divisoria enloqueció a los sobrevivientes de cada lado. Mientras el viento los desollaba y la radiación los convertía en necrófagos, se convirtieron en los Hombres marcados: horrores sin piel llenos de odio y furia a todo a su alrededor. ¿Los hombres marcados? Sí, son el remanente de la República Galáctica y el Imperio Sith que estaban destinados a la Divisoria todo esto producto del trágico accidente que tuvo el Mensajero de la Divisoria con el artefacto que detonó los misiles cubiertos en los silos nucleares de la Divisoria. Esto los habría matado por completo, las heridas del pasado y el deseo de venganza como la espesa cantidad de radiación y las tormentas que cubrían la Nueva Divisoria. El odio los mantuvo con vida a todos, desde los soldados republicanos hasta los más maléficos acólitos del lado oscuro de la fuerza y los colocó en contra de sus facciones, arraigados por la sed de sangre e irradiados por las adversas condiciones de la Divisoria atacan a cualquier visitante o sobreviviente de la Divisoria. Ellos lucharon uno a los otros, ahora están unidos con la misma sangre, la misma enfermedad y el mismo odio que los mantiene con los pies sobre la tierra, en su fragmentado y destruido hogar, la Divisoria. Fabricaron sus armaduras y sus armas con el metal irradiado de la Divisoria y con dicha ira, se volvieron en contra de sus líderes.

Hoy, en un crucero ubicado en las regiones desconocidas allí se encontraba el Mensajero, en una taberna cercana a la sección de cargamento y a la pequeña trituradora de este crucero posiblemente comercial. Bebía de su trago amargo de ebla, lentamente la llevaba a su boca y trataba de recordar su pasado, el cual de alguna forma había olvidado pero que en su mente imágenes de la Divisoria llegaban, su verdadero y único hogar. Lentamente colocó el vaso de vidrio sobre la barra y se levantó del taburete de acero, acomodando su arnés y dándole la espalda al sujeto que atendía la barra; todos le miraron con recelo y él, simplemente se fue de ahí como si nada. El secreto que guardaba el Mensajero todos lo desconocían, pero todo se resumía a que el Mensajero buscaba volver a su hogar y recordar que es lo que había pasado con la Divisoria, aquel sitio que verdaderamente no recordaba y que para encontrarlo tenía todas las de perder. Sin más, se dirigió a su habitación en la sección de tripulantes donde estaban muchos comerciantes, cazarecompensas y mercenarios de la galaxia y todo ese tipo de calaña de mala muerte. El acero que recubría la habitación estaba húmedo y tenía óxido, una habitación descuidada y con objetos tirados a lo largo de las cuatro paredes, una cama en su cutre dormitorio y un cajón de pertenencias donde guardaba sus objetos de uso personal. Sus pasos retumbaban en el acero fuertemente y sonaban en eco, al frente del cajón de pertenencias se postró y lo abrió con delicadeza, mirando durante varios segundos mientras en sus ojos se podía ver tristeza y al mismo tiempo confusión. El cajón estaba cubierto de polvo y de objetos de segunda mano, algunos más viejos que otros y artefactos desconocidos, en su observación de varios segundos, visualizó un pequeño proyector holográfico que no recordaba haber insertado en su cajón, la verdad, desconocía porque el proyector estaba ahí lo que verdaderamente era un gran misterio. Sin más, abrió el proyector y este se activó, dejando salir un holograma que se veía distorsionado pero la grabación de voz se escuchaba perfectamente y dejaba un claro mensaje.

—¿Que te hace pensar que la Divisoria ha desaparecido de la faz de la galaxia cuando ella en realidad te busca y te atrae cada vez que te internas en tus pensamientos, buscando la raíz de tu pasado y tratando de adentrarte en él? Tú conoces el camino a la Divisoria, tu descubriste las rutas a la Divisoria y aún con la fragmentación del viejo mundo en tus pensamientos existe la memoria de la Divisoria. Es hora de que afrontes tus miedos, Mensajero. La Divisoria te está llamando y tu debes entregar un último mensaje.— el distorsionado holograma finalmente se cerró, dejando de sonar la grabación y dejando en confusión al Mensajero—

—Es imposible que esto esté pasando, tiene que ser alguna broma o algún charlatán que anda fanfarroneando por estos lares. Sigue siendo imposible que esto suceda.— expresó el Mensajero bastante confuso por el mensaje, llevando su mano a su rostro—

El Mensajero se sentó sobre la punta de la vieja y empolvada cama de su dormitorio, preocupado por la situación y con sus recuerdos matándole y acabándole por dentro. La histeria lo consumía poco a poco, las migrañas empezaban a atacarle y este simplemente debía afrontar dicha misión: regresar a la Divisoria con un mensaje y volver a conocer lo que fue su pasado, recordar nuevamente y acabar de una vez con ese mal de una vez por todas. La voz de la grabación se le hacía reconocible pero de alguna forma desconocía quién era y el holograma se veía distorsionado y muy sucio. No tardó mucho que alguien llegara, se escucharon unos rápidos pasos viéndose a alguien entrar al dormitorio del Mensajero, un sujeto de raza humana con una armadura de carbono de colores grisáceos y algunas armas adheridas a su vestimenta, vio al Mensajero sentado en su cama con una cara de impacto y se dirigió a él amistosamente, al parecer tenían ciertos lazos sociales y vínculos personales.

—Autumn. ¿Te encuentras bien?— se refirió el sujeto al Mensajero por lo que parece ser su único y verdadero nombre, acercándose a él—

—Sí. Creo que está todo en orden— respondió el Mensajero mirando a su compañero al rostro y esbozando una leve sonrisa para dar seguridad.—

—¿Algo qué tengamos que hacer, Autumn? Bueno, según tú. He recibido algunos trabajos que podemos compartir, como siempre, un 50/50 para ambos.— dijo el desconocido a Autumn, el Mensajero—

—Me parece bien, Sigil. La cosa está en que estaré ocupado con un trabajo que debe ser completamente personal, debo repartir un mensaje a tierras lejanas.— habló con un tono de voz inseguro—

—¿Qué es, Autumn? Sabes que nunca te escondo nada y que si necesitas mi ayuda con ello puedes contar, no es del todo laboral. También somos buenos amigos y la verdad no luces nada bien.— dijo Sigil, sacando su pistola bláster y limpiándola con un pequeño trozo de tela—

—Bueno. Supongo que necesitaré algo de ayuda, debo ir a los confines de la galaxia a llevar este mensaje. No creo que el resto de los muchachos me respalde y que me eches una mano no está del todo mal. Es un viaje largo, peligroso y podemos fácilmente morir.— relató el largo viaje a Sigil haciendo una referencia a lo poco que recuerda sobre la Divisoria—

—¿A qué quieres llegar? Todavía no sé donde que ese misterioso lugar que me estás mencionando, ni siquiera sé si me estás jugando una broma pero a juzgar por tu apariencia y tu cara, es la pura verdad. Mira, tan sólo explícame y vayamos al grano, no sé de que me hablas.— preguntó algo confuso por los raros relatos del Mensajero, en su cara se notaba dicha confusión—

—No creo que conozcas mucho sobre la Divisoria. Es un lugar cuya vida cesó hace bastante, su final fue trágico y el tiempo se dio la tarea de que fuera olvidado. No puedo recordar bien la procedencia de la Divisoria ni mucho menos que fue lo que sucedió allí, la verdad, es difícil.— le dio la espalda a Sigil por algunos segundos mientras le relataba lo poco que recordaba de la Divisoria—

—La Divisoria. Definitivamente no es algo de lo que se hable día a día, es más como un mito o una historia de terror de fogatas para viajeros y pregoneros. ¿Por qué quieres ir a la Divisoria, Autumn?— arqueó una ceja y preguntó a Autumn el por qué de su decisión—

—Debo llevar un último mensaje, Sigil. Ese último mensaje me dará muchas respuestas y finalmente podré sacar todo ese tormento que tengo dentro de mi.— expresó Autumn mientras en sus pensamientos retumbaba la voz de aquel holograma desconocido—

—Amigo mío. Supongo que será una buena aventura que a la final podamos contar y nos de un gran renombre en toda la galaxia, quizás es lo que me atrape a la Divisoria además de tu amistad. Me lograste convencer y te acompañaré, tampoco me perdonaría perder a mi mejor amigo.— dijo Sigil enfundando nuevamente su pistola en los compartimientos de su cinturón plástico—

—Creo que está todo decidido. Tengo que prepararme para emprender el viaje a la Divisoria, encontraremos el paradero de este desolado mundo y llevaré ese mensaje.— dijo con un tono de voz fuerte el Mensajero, empezando a retirar objetos del cajón de pertenencias y preparando su equipo—

—Sí, te avisaré cuando esté lista la nave y podamos abordar finalmente. Tomate tu tiempo, Autumn. Es necesario que estemos bien preparados para esta aventura, será fantástica.— esbozó una sonrisa, despidiéndose de su compañero y saliendo del dormitorio—

El Mensajero estaba formalmente decidido, sus pensamientos se aclaraban un poco más y su deseo de emprender un viaje a la Divisoria le ataban más a conocer su pasado. El cajón pronto se empezaba a quedar vacío, se colgó en su espalda un Rifle Bláster Gauss y se colgó las células de energía en su arnés, insertó distintas pistolas bláster en sus compartimientos del cinturón y finalmente adhirió unas granadas de plasma a su arnés también, preparó una pequeña mochila con un equipo de supervivencia y se la colgó, ajustándola a su armadura ligera de mercenario. Adornó su cabeza con un típico sombrero de cazarecompensas y recubrió sus ojos con unas gafas de asalto, se miró a un espejo algo roto y con vidrios por todos lados, pisó fuertemente el suelo y salió del dormitorio, adentrándose ahora en los largos pasillos de la zona de habitaciones y así saldría hacia el hangar pero primero pasaría por la taberna, tenía algunos asuntos que resolver en el crucero antes de partir a la Divisoria. Tras algunos minutos de caminar por los alrededores, pasó por la gran puerta rodeada de luces de neón y de donde se escuchaba música y muchas voces, la taberna del crucero. Pasó lentamente y allí habían cientos de mercenarios y charlatanes entablando relaciones o trabajos. Miró a todos con desprecio y se sentó en el taburete al frente de la barra, mirando con bastante seriedad e indiferencia al sujeto de la taberna el cuál era bastante agresivo, en todos los aspectos. Sin embargo, el tabernero no quería ceder a las provocaciones del Mensajero, el cual se le quedaba viendo fijamente para llamar su atención. El Mensajero colocó su pistola sobre la mesa como símbolo de provocación y luego empezó a silbar con bastante sutileza, echando su mirada de una forma más calmada al sujeto que atendía la taberna y le ignoraba con cierto desprecio. Finalmente el tabernero cedió, acercándose al Mensajero y susurrándole, entablando ambos una leve conversación.

—¿Qué es lo que quieres? Y que sea rápido, no tengo todo el día.— dijo en tono violento el sujeto que atendía la barra con una mirada despectiva—

—Deberías medir el tamaño de tu lengua y tener más educación, en este momento te estoy salvando la vida, contrabandista de porquería. Necesito que me des unos mapas estelares de hace diez años al menos, sé que no son frecuentes pero sé perfectamente que nadie los requiere así que debes tener aún.— expresó con claridad Autumn, agarrando su pistola con fuerza—

—¿Es todo lo que quieres? ¿Un estúpido mapa y ya? Aunque este mapa te costará bastante, ten en cuenta que no es mercancía frecuente y que me importa un bledo lo que vayas a hacer con mapas estelares de cierta antigüedad.— dijo el prepotente contrabandista de la taberna, riéndose entre cortados—

—¿Qué tal si sólo me entregas los mapas y ya? Tampoco tengo todo el día para aguantar tus servicios, considerando que no te pagaré. Tan sólo págame que yo no tengo problema en volarte el cráneo en este mismo lugar y volar cientos de cráneos en esta taberna putrefacta y asquerosa.— el Mensajero amenazó al contrabandista como al mismo tiempo intentaba persuadirle con su amenazadora carisma—

—Ahm, está bien. Toma tus mapas y lárgate ya de aquí, tú y yo nunca hablamos. ¿Entiendes lo que te digo? Yo espero que sí, lárgate ya, desgraciado.— le susurró el contrabandista y posteriormente le entregó los mapas en las manos y dejó de mirar al Mensajero—

El Mensajero salió rápidamente de la taberna, enfundando su pistola con rapidez y cubriéndose la parte delantera con la túnica que estaba por encima de la armadura ligera que llevaba desde hace bastante rato. Estaba armado y preparado pues se reuniría en el hangar con su amigo Sigil para finalmente partir y descubrir los misterios de la Divisoria. El Mensajero  por una parte olvidó la Divisoria, por otra los pocos recuerdos que le quedaban también buscaba olvidarlos pero el mensaje holográfico le volvió a mostrar el deseo de recordar y de conocer su pasado, por ello se dirige hasta esas tierras. Su travesía sería larga y quién sabe cuanto tiempo le tomaría, la compañía de Sigil no era problema aunque este sujeto se tomaba este viaje como una aventura más, como un souvenir o algo que contaría posteriormente a la calaña, de lo que quería sacar provecho y volverse afamado en toda la galaxia. Si algo que desconocía Sigil es que la Divisoria es el infierno en todo aspecto y que los que se han atrevido a ir a la Divisoria han muerto, no hace falta explicar el motivo. Autumn corría cada vez más hasta que llegó con dicha velocidad al hangar donde habían muchas naves, bastantes ingenieros, pilotos y mercenarios ahí esperando. El crucero obviamente era de una organización criminal e independiente que prestaban servicios de mercenarios y mensajería, ciertamente. Allí estaba Sigil esperando al Mensajero en el tren de aterrizaje de la pequeña nave de carga, la nave no era para tantas personas y tenía alguna que otra caja, seguro para propósitos de contrabando. El Mensajero divisó a su amigo y se dirigió a él, tocándole el hombro izquierdo y subiéndose por el tren de aterrizaje, escuchándose los pasos en el metal y oscureciéndose más la nave al ver que las compuertas se cierran lentamente. La nave ascendió y salió de la zona de carga, estando ahora en las estrellas, Autumn fijó los mapas estelares holográficos en el panel de almacenamiento y allí se vieron los mapas en holograma, tenían bastante antigüedad y muchas colonias del día de hoy ni se veían, ambos estaban en regiones desconocidas pero la Divisoria no se veía prácticamente en el mapa, buscaban por horas y por horas. La Divisoria llamaba al Mensajero cada vez más y la voz del desconocido de dicho holograma no dejaba de resonar en su mente, estaba siendo castigado por su oscuro pasado y por el accidente que no recuerda, aún, pero de repente varias memorias empezaron a llegar a la mente de Autumn y este sentía fuertes dolores de cabeza hasta que por un momento la luz de la nave cesó, se oscureció y un corto circuito irrumpió en la nave.

—¡¿Qué está pasando, Autumn?! ¡¡Ten cuidado!! Esto va a ser un viaje duro, enciende las luces de emergencia.— dijo Sigil asustado por completo y sin ver nada, ajustándose a los mandos los cuales no respondían—

—No funcionan las luces de emergencia, Sigil.— expresó de forma calmada pero algo asustado el Mensajero, no podía ver nada—

—¡¡Parece que estamos jodidos!! ¡¡Los controles no están respondiendo!! ¡¿Qué es esto?! ¡¡Creo que vamos a colisionar, Autumn! ¡¡Estamos en una atmósfera densa!!— los gritos de Sigil cada vez eran más fuertes y el temor empezaba a ganar territorio en la mente de él—

—Parece que ya hemos llegado a la Divisoria, Sigil. La Divisoria nos ha llamado a nosotros y si nos ha llamado, ella misma nos atrae. Lo siento mucho, amigo mío.— las palabras del Mensajero fueron las últimas y únicas palabras al sonar tras sonar una gran explosión—


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Los motores de la nave se cernieron en una gran explosión y la nave empezó a ganar velocidad viéndose rodeada en fuego por los daños con la atmósfera y dejando caer rostros de acero duro y crudo por toda la atmósfera. No se sabía que había pasado con ambos aventureros pero las cajas de la nave salían volando de ella y explotaban por el daño con la atmósfera. Finalmente la nave superó la etapa atmosférica y ya estaba en el planeta de por si, la nave caía cada vez más rápido, pero por suerte la misma recuperó la energía irónicamente tras los daños y los sistemas de propulsión para las caídas se activaron, la nave siendo protegida como si de un paracaídas se tratase y aterrizando con un fuerte impacto en una zona árida, desierta y con el cielo rojizo, un lugar lleno de fuertes tormentas y de terremotos por todos lados. Al fin, el Mensajero y su compañero habían llegado a la Divisoria, la tierra de la muerte y el hogar del Mensajero. La bienvenida fue fuerte como les había avisado el holograma y tal y como lo había relatado el mismísimo Mensajero, por suerte, ambos quedaron vivos pero las heridas fueron mortales y la nave estaba hecha un desastre. El viento era más fuerte de lo normal y respirar no era un problema, si había oxigeno, el problema era la radiación y sus efectos a largo plazo. El sitio del accidente, la Divisoria, el Mensajero observaba desde los restos de la nave que se ubicaban en un cañón un silo nuclear a unos kilómetros y toda la Divisoria a millas, la grandísima ciudad de la Divisoria devastada por la desolación y el apocalipsis nuclear. Sigil se levantó, yacía inconsciente y su cabeza golpeada como el oscuro mundo de la Divisoria sentía un cruento dolor que cesaría tras un rato de descanso, Sigil pronto entablaría una conversación con Autumn, el Mensajero de la Divisoria.

—¿Estás bien, Autumn? No creo que semejante mala hierba muera de esa forma, es una suerte que estés vivo, amigo mío. Sin embargo, esto es peor de lo que pensaba.— expresó con cierto dolor y preocupación por su compañero—

—Al parecer. Yo te avisé de lo peligroso que podía ser este viaje, la verdad, me alegra que estés de una pieza pero no me gusta que estés aquí. Es algo que debo afrontar solo y que pone en peligro tu vida.— respondió el Mensajero con cierta seriedad, mirando a Sigil a la cara—

—No dejo de pensar en lo importante que es para ti este trabajo, considerando todas las adversidades. Pero ya estoy aquí y no puedo dejarte solo, ya es un compromiso lo que tengo aquí contigo. Te cuidaré la espalda.— dijo Sigil entrecerrando los ojos por el dolor—

—Pero he de separarme, debo buscar pistas y terminar mi trabajo, Sigil. Es necesario que haga todo esto lo más rápido que pueda, este mundo no me convence del todo.— se dirigió a su compañero y le explicó, echó su mirada hacia el silo nuclear—

—Entiendo. Yo también daré una vuelta por ahí, a algo debo sacarle provecho. Hombre, si estás en problemas no olvides acudir a mi y llamarme por el comunicador. De verdad, ten cuidado, no es una zona que inspire confianza.— dijo Sigil desconfiando de la palabra de Autumn—

—Sí, hombre. Tranquilo, ya sabes que sé cuidarme y no creo que este lugar sea tan peligroso. Eso sí, no andaré con el seguro puesto.— se acercó a Sigil y le estrechó su mano derecha—

—Debo buscar como hacerle reparaciones a lo que era mi nave. En fin, sangre por sangre, nos veremos, amigo mío. Hasta luego y ten cuidado.— estrechó la mano de Autumn y medianamente le abrazó, dándole la espalda y moviéndose hasta los restos de la nave—

El Mensajero alzó su mano y se despidió de Sigil, moviéndose por la ruta que en su momento estuvo asfaltada y ahora es pura tierra muerta sin vegetación. Las tormentas siguen por la Divisoria lo que da tensiones en el viento y dificulta el paso, los restos de lámina, acero y metal van volando por los aires al igual que los escombros pedregosos. Autumn se desplazaba lentamente para no gastar energías y llevaba su pistola bláster en su mano derecha, notablemente cargada y claramente sin seguro por cualquier cosa que pasara. Las huellas de sus botas se marcaban por todo el terreno de la Divisoria y la tormenta cada vez se hacía más intensa, los restos de metal clavándose en las estructuras se escuchaban a simple oído. Quedaba menos de una cuadra para llegar al silo de misiles balísticos de la Divisoria, sin embargo, era uno de los tantos que quedaban en la Divisoria. Vio la gran estructura adherida al gran cañón la cual estaba en pleno derrumbe pero seguramente en pleno funcionamiento. Divisó una puerta a unos metros, caminó hasta ella y logró abrirla con tan solo  asestarle una fuerte patada ya que se encontraba en pobre funcionamiento y bastante oxidada. Un largo pasillo que parece ser subterráneo lo atrae y el Mensajero por ese oscuro lugar se mueve, era obvio la presencia de las tinieblas, no había ningún tipo de luz y a los lados se veían cadáveres de piel rojiza como esqueletos putrefactos y claramente sangre, quizás coagulada o adherida al suelo desde hace tiempo. El Mensajero no veía esto nada normal, sin duda, nadie lo vería normal ya que no se imaginaba que hubiera vida en la Divisoria y precisamente los cadáveres no parecen nada normal, su piel es realmente asquerosa y no es putrefacción pero obviamente están muertos. Infinidades de armas están tiradas en el suelo y así con su paso, llega a lo que parece ser la sala de paneles al frente, por un gran vidrio se puede ver un misil balístico aún intacto y según el mapa de la sala, habían cinco niveles en la edificación. Había mucho por recorrer y descubrir en el primer silo de la Divisoria.


Aclaración:

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Mensaje por Invitado Miér Ago 14, 2013 10:02 am

Lo leeré mejor porque solo le he dado un vistazo, y la seguiré, tiene buena pinta Razz

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[ROLEO] Antithesis [Satella] Empty Re: [ROLEO] Antithesis [Satella]

Mensaje por Satella Jue Ago 15, 2013 7:07 am

Lo terminé de leer :)ya sabes lo que opino, Autumn~
Satella
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Mensaje por lBentom Jue Ago 15, 2013 7:36 pm

Un roleo como debe ser.

lBentom

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Mensaje por Destaith Dom Ago 18, 2013 7:41 am

La verdad es que este es de las historias de los que se pueden tomar en cuenta ya en estética y producción.
La diferencia que tiene este roleo con los demás publicados, es que este tiene la singularidad de no amontonar tantas cosas para que resulte atractivo para la vista, sino, mas simple para que resulte más curioso.

Me gusto Talgath, si siguiesen los +1, te daría uno.
Destaith
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