[Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
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[Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
Capítulo I
Corría un bonito día en Tython, y todo estaba tranquilo... Quizás demasiado.
Una nave aterrizó en la plataforma, al lado de la Base Cloon. De allí, bajé yo, agarrando el casco con una mano, y con la armadura puesta. Esta estaba impecable. Bajé de la plataforma, y me esperaban varias personas. Entre ellos destacaba Kharn Kaissh, ese maldito cascarrabias. Me acerqué a él en concreto, y le saludé, con un saludo a la vieja usanza. Luego, emepzamos a caminar, hacia la base. Por el camino, conversamos.
-Te parecerá raro verme por aquí. -Le dije, con un tono alegre-
-No tanto, siempre fuistes muy indeciso, sabría que volverías, maldito inútil.-A Lo que respondió con el mismo tono-
No pude hacer otra cosa, que reírme ante tal comentario. Luego, seguimos con la conversación.
-¿Hay algún problema por aquí, viejo amigo? -Le dije, resaltando lo de Viejo, con el mismo tono alegre- Aposta, te compré un antiarrugas, lo tengo en la nave.
-Ja, ja, ja, qué gracioso. La verdad, es que hemos sido atacados por Terentatek. Su alimento es la sangre de los Sensibles, pero al parecer vienen a por nosotros. Parece que dejaron de Hibernar, por lo que significa, que el Imperio se hace fuerte.
Me quedé parado, unos segundos, expectante al hombre. Luego, pronuncié, con cortantes palabras, y en un tono muy serio.
-¿Bajas?
-Muchas.
Volví a caminar, con la mirada perdida, al frente, cuando mi boca pronunció:
-Me encargaré de esas bestias. Si es que dejaron de "Hibernar", como tu dices, es que el Imperio vuelve a dejar pegada. Puede que vengan a por los archivos que aquí se encuentran. Puede que busquen a los Dai Bendu, que quieran asesinarlos, o aprender sus secretos. Son demasiadas cosas que rondan mi cabeza, por eso, quiero encargarme de eso. Además, me servirá de entrenamiento, para lo que nos depara.
Remo aumentó su paso, para adelantar al General, y perderse a su vista, entrando en la fortificación de la base. Al entrar, Remo alzó su mano, en tono de despedida. De ese momento, no le vió nadie más en la base en tres días.
Corría un bonito día en Tython, y todo estaba tranquilo... Quizás demasiado.
Una nave aterrizó en la plataforma, al lado de la Base Cloon. De allí, bajé yo, agarrando el casco con una mano, y con la armadura puesta. Esta estaba impecable. Bajé de la plataforma, y me esperaban varias personas. Entre ellos destacaba Kharn Kaissh, ese maldito cascarrabias. Me acerqué a él en concreto, y le saludé, con un saludo a la vieja usanza. Luego, emepzamos a caminar, hacia la base. Por el camino, conversamos.
-Te parecerá raro verme por aquí. -Le dije, con un tono alegre-
-No tanto, siempre fuistes muy indeciso, sabría que volverías, maldito inútil.-A Lo que respondió con el mismo tono-
No pude hacer otra cosa, que reírme ante tal comentario. Luego, seguimos con la conversación.
-¿Hay algún problema por aquí, viejo amigo? -Le dije, resaltando lo de Viejo, con el mismo tono alegre- Aposta, te compré un antiarrugas, lo tengo en la nave.
-Ja, ja, ja, qué gracioso. La verdad, es que hemos sido atacados por Terentatek. Su alimento es la sangre de los Sensibles, pero al parecer vienen a por nosotros. Parece que dejaron de Hibernar, por lo que significa, que el Imperio se hace fuerte.
Me quedé parado, unos segundos, expectante al hombre. Luego, pronuncié, con cortantes palabras, y en un tono muy serio.
-¿Bajas?
-Muchas.
Volví a caminar, con la mirada perdida, al frente, cuando mi boca pronunció:
-Me encargaré de esas bestias. Si es que dejaron de "Hibernar", como tu dices, es que el Imperio vuelve a dejar pegada. Puede que vengan a por los archivos que aquí se encuentran. Puede que busquen a los Dai Bendu, que quieran asesinarlos, o aprender sus secretos. Son demasiadas cosas que rondan mi cabeza, por eso, quiero encargarme de eso. Además, me servirá de entrenamiento, para lo que nos depara.
Remo aumentó su paso, para adelantar al General, y perderse a su vista, entrando en la fortificación de la base. Al entrar, Remo alzó su mano, en tono de despedida. De ese momento, no le vió nadie más en la base en tres días.
Última edición por Remo Arkane el Lun Sep 19, 2011 4:18 pm, editado 1 vez
Dovahkiin Orvius- Mensajes : 222
Fecha de inscripción : 24/08/2011
Edad : 26
Re: [Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
Capítulo II
En verdad, estaba visitando a alguien, todos los días, por lo que sí que me veían. No solo Cloones vagan por los bosques, sino que también hay gente que inmigró. Por eso, fuí a visitar a mi viejo amigo, un Wookie. Vivía en una casa de madera bastante pequeña, pero a la vez era bastante confortable. Llamé a la puerta, y una voz potente y ronca, me contestó con un rugido. Yo, impasible, volví a llamar. Éste, me abrió, y al observarme, me dió un potente abrazo. Era feo que daba grima, pero era muy abierto a todo republicano. Empezamos a conversar, sobre nuestras vidas, cuando le pedí, una pequeña cosa; Un ligero pero resistente escudo Wookie. Éste sonrió, y me lo entregó sin rechistar. Mi plan estaba preparado, y era hora de exterminar esa plaga, de malas ratas.
Empecé a explorar la tundra, confuso.
Busqué una cueva húmeda, donde supongo que vivirían esos seres, cuando por fin, en un lugar inhóspito, pude avistar una cueva. Estaba ya cerca de Harbin, por lo que ya me encontraba bastante alejado. Me adentré en la cueva. Un espíritu ardiente erradiaba mis ojos, tras el visor del casco. Pulsé un botón en éste, y una linterna se activó, encima de mi casco, lo que me daba cierta visibilidad. Se denotaban varios quejidos, y extraje mi Cortossis, me quité la armadura, y la posé en el suelo, para ganar ligereza y movilidad, y me preparé con el escudo. Me veía bastante preparado. Primer error. Tan pronto adentrarme 50 metros, tres criaturas, un metro más altas que yo, me rodearon.
Las identifiqué, sabía que eran terentatek. Se parecían a Rancors, pero estes tenían más espinas en la espalda. Sólo sabía una cosa; Lo que haría contra estas bestias, lo haría contra el Ejército Imperial.
Las tres criaturas, se abalanzaron sobre mi, como si fuera un sensible, cosa que me sorprendió por completo. Lo único que se me ocurrió, fue poner el escudo encima mía, y agacharme, para coger impulso. Cuando estaba suficientemente cerca ,aproveché el peso del escudo para coger más impulso, y dar un potente salto. Los tres se chocaron con sus cabezas, y yo aproveché, ágil como una centella, para extraer de mi cinturón, cual siempre llevo conmigo, una granada, y lanzársela a ellos mientras estaban confusos por el golpe. Tras lanzarla, coloqué el Escudo mirando hacia abajo, y yo me coloqué como haciendo el pino en el aire. La eplosión fué inminente, y yo salí despedido, contra el tejado de la cueva. Gracias a que tenía las piernas en alto, flexioné éstas y amortigüé el golpe. Caí al suelo, y también amortigüé el golpe, con la misma acción, y apoyando mis manos en el suelo. Seguía con el Cortossis en la mano, y el resultado del escudo había sido fatídico, pero me sirvió para protegerme, en aquel momento. Me acerqué a la armadura, y me la puse, para seguir con mi camino. Por suerte, eran los que quedaban. Por el camino, me encontré un enjambre de criaturas, creo que serían crías, cuales exterminaba con ágiles cortes con mi cortossis. Al final de la cueva, me encontré con una importante explotación minera, de cristales de colores, implantados en Durasteel. Encendí mi pica láser, y le asesté fuertes golpes a la pared, así dejando caer varios cristales. Uno era amarillo, y dos eran naranjas. A La vuelta, recogí los restos del escudo, y arrastré hasta la base un cadáver de uno de esos horrorosos seres. Por el caino, paré a devolver el escudo, en muestra de agradecimiento. Sabía que él lo daría reparado, y además, seguro que estaba aburrido, pues para entretenerle un poco.
Al llegar a la base, todos me recibieron con sorpresa, al ver tal cacería me había armado. Varios oficiales intentaron pararme, pero yo caminé, hacia el señor Kharn. Me planté ante él. Era un cadáver, pero parecía que el cuerpo estaba intacto. Parecía que tenían una gran resistencia capilar, pero entre el fuerte golpe y la temible explosión, murieron. Le corté la cabeza a la bestia, con mi cortossis, y acerqué una mochila de piel que estaba por allí cerca. Guardé la cabeza en ésta, en un compartimento bastante grande, y guardé mi cortossis. Luego ,colgué por una asa la mochila a mi hombro derecho, y mis labios entonaron varias palabras.
-Señor, lo que te debía está aquí. He encontrado además una potente mina, donde usaban estas bestias como vivero, con grandes unidades de Durasteel, y bastantes cristales. Ahora, me dedicaré a solucionar lo que pude solucionar si no me hubiese ido. Tengo una deuda con la república. -Me acerqué al cuerpo del general, y le toqué con mi dedo índice en la fuerte coraza de su armadura, en la zona del corazón- Y Tengo una deuda, con los clones. Así que, ya me estás dando mi próximo trabajo.
El General se quedó cavilante, durante un tiempo, cuado derrepente entonó unas palabras...
-CONTINUARÁ-
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Obtenciones:
- Una cabeza de Terentatek (Un "Trofeo de Guerra").
- Una mochila de Piel.
- Un cristal amarillo.
- Dos cristales Naranjas.
En verdad, estaba visitando a alguien, todos los días, por lo que sí que me veían. No solo Cloones vagan por los bosques, sino que también hay gente que inmigró. Por eso, fuí a visitar a mi viejo amigo, un Wookie. Vivía en una casa de madera bastante pequeña, pero a la vez era bastante confortable. Llamé a la puerta, y una voz potente y ronca, me contestó con un rugido. Yo, impasible, volví a llamar. Éste, me abrió, y al observarme, me dió un potente abrazo. Era feo que daba grima, pero era muy abierto a todo republicano. Empezamos a conversar, sobre nuestras vidas, cuando le pedí, una pequeña cosa; Un ligero pero resistente escudo Wookie. Éste sonrió, y me lo entregó sin rechistar. Mi plan estaba preparado, y era hora de exterminar esa plaga, de malas ratas.
Empecé a explorar la tundra, confuso.
Busqué una cueva húmeda, donde supongo que vivirían esos seres, cuando por fin, en un lugar inhóspito, pude avistar una cueva. Estaba ya cerca de Harbin, por lo que ya me encontraba bastante alejado. Me adentré en la cueva. Un espíritu ardiente erradiaba mis ojos, tras el visor del casco. Pulsé un botón en éste, y una linterna se activó, encima de mi casco, lo que me daba cierta visibilidad. Se denotaban varios quejidos, y extraje mi Cortossis, me quité la armadura, y la posé en el suelo, para ganar ligereza y movilidad, y me preparé con el escudo. Me veía bastante preparado. Primer error. Tan pronto adentrarme 50 metros, tres criaturas, un metro más altas que yo, me rodearon.
Las identifiqué, sabía que eran terentatek. Se parecían a Rancors, pero estes tenían más espinas en la espalda. Sólo sabía una cosa; Lo que haría contra estas bestias, lo haría contra el Ejército Imperial.
Las tres criaturas, se abalanzaron sobre mi, como si fuera un sensible, cosa que me sorprendió por completo. Lo único que se me ocurrió, fue poner el escudo encima mía, y agacharme, para coger impulso. Cuando estaba suficientemente cerca ,aproveché el peso del escudo para coger más impulso, y dar un potente salto. Los tres se chocaron con sus cabezas, y yo aproveché, ágil como una centella, para extraer de mi cinturón, cual siempre llevo conmigo, una granada, y lanzársela a ellos mientras estaban confusos por el golpe. Tras lanzarla, coloqué el Escudo mirando hacia abajo, y yo me coloqué como haciendo el pino en el aire. La eplosión fué inminente, y yo salí despedido, contra el tejado de la cueva. Gracias a que tenía las piernas en alto, flexioné éstas y amortigüé el golpe. Caí al suelo, y también amortigüé el golpe, con la misma acción, y apoyando mis manos en el suelo. Seguía con el Cortossis en la mano, y el resultado del escudo había sido fatídico, pero me sirvió para protegerme, en aquel momento. Me acerqué a la armadura, y me la puse, para seguir con mi camino. Por suerte, eran los que quedaban. Por el camino, me encontré un enjambre de criaturas, creo que serían crías, cuales exterminaba con ágiles cortes con mi cortossis. Al final de la cueva, me encontré con una importante explotación minera, de cristales de colores, implantados en Durasteel. Encendí mi pica láser, y le asesté fuertes golpes a la pared, así dejando caer varios cristales. Uno era amarillo, y dos eran naranjas. A La vuelta, recogí los restos del escudo, y arrastré hasta la base un cadáver de uno de esos horrorosos seres. Por el caino, paré a devolver el escudo, en muestra de agradecimiento. Sabía que él lo daría reparado, y además, seguro que estaba aburrido, pues para entretenerle un poco.
Al llegar a la base, todos me recibieron con sorpresa, al ver tal cacería me había armado. Varios oficiales intentaron pararme, pero yo caminé, hacia el señor Kharn. Me planté ante él. Era un cadáver, pero parecía que el cuerpo estaba intacto. Parecía que tenían una gran resistencia capilar, pero entre el fuerte golpe y la temible explosión, murieron. Le corté la cabeza a la bestia, con mi cortossis, y acerqué una mochila de piel que estaba por allí cerca. Guardé la cabeza en ésta, en un compartimento bastante grande, y guardé mi cortossis. Luego ,colgué por una asa la mochila a mi hombro derecho, y mis labios entonaron varias palabras.
-Señor, lo que te debía está aquí. He encontrado además una potente mina, donde usaban estas bestias como vivero, con grandes unidades de Durasteel, y bastantes cristales. Ahora, me dedicaré a solucionar lo que pude solucionar si no me hubiese ido. Tengo una deuda con la república. -Me acerqué al cuerpo del general, y le toqué con mi dedo índice en la fuerte coraza de su armadura, en la zona del corazón- Y Tengo una deuda, con los clones. Así que, ya me estás dando mi próximo trabajo.
El General se quedó cavilante, durante un tiempo, cuado derrepente entonó unas palabras...
-CONTINUARÁ-
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Obtenciones:
- Una cabeza de Terentatek (Un "Trofeo de Guerra").
- Una mochila de Piel.
- Un cristal amarillo.
- Dos cristales Naranjas.
Dovahkiin Orvius- Mensajes : 222
Fecha de inscripción : 24/08/2011
Edad : 26
Rezov- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Re: [Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
Esta re pro felicidades
Jothan- Mensajes : 1199
Fecha de inscripción : 18/08/2011
Localización : Estados Unidos (En la CIA)
Re: [Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
Esta genial y las imagénes, tambien, espero mas roleos.
Invitado- Invitado
Re: [Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
El roleo está bueno, pero no creo que te legalicen tantos objetos en el segundo capítulo, ademas las extracciones de objetos, prefieren hacerse a pantallazo en habbo, para ver si se hace bien, ¡Suerte! .
Mosing- Mensajes : 814
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Edad : 26
Localización : Donde el destino me guíe.
Re: [Roleo Escrito - Tython] ¡Traición!
Capítulo III
El general, me miró con una cara seria, demasiado seria, quizás. Y Sus labios, empezaron a moverse, con una perfecta vocalización aparente.
-Yuuzhan Vongs empiezan a involucrarse en la guerra. El imperio resurge, y ellos también. Se prevé que atacarán varios planetas, y no quiero que pase como en la Batalla de Artroias (Click aquí para saber más sobre la batalla).Pero ese no es nuestro único problema, ahora también parece que llegó un enjambre de dragones. ¿Y Bien, sabes qué hacer?
-Creo que ya me esperan en Achillea.
Volví a la cueva, pero esta vez llevaba una carretilla. Al legar, cogí el cadáver del decapitado, y lo subí a ésta. Luego, volví a mi nave, y subí la carretilla con el cadaver. Puse rumbo a Achillea con velocidad. Al llegar, como esperaba, allí estaba, Sobek. Salí con la carretilla, con el cadaver en ésta, y la cabeza del monstruo. Sabía, que de alguna manera, le sería útil, o al menos, que se tomase como un obsequio. Le expliqué lo que pasaba con los Vongs, y él me contemplaba impasible. Yo, mientras hablaba, apartaba la vista, hasta que me callé, y le contemplé los ojos. Sus ojos estaban repletos de sabiduría interna, y se veía que de un gran potencial. Entonces, fuí al grano:
-Quiero que nos ayudes, con tus fénix.
-No todos pueden dominar los fénix. Además, ¿Para qué los quieres?
-Dragones -Contesté con una voz profunda, a la vez que seria-
-Antes, nosotros también tenemos nuestros problemillas. Al parecer, los dragones se expanden por todos los planetas de la República. Puede que los Siths lo amaestrasen, y empeizen a mostrarse, para dar un potente golpe. Antes, enséñame tu táctica, y veré si te los dejo.
-Ya me estás dando las coordenadas. Prepárate, no quiero que acabes herido.
Fuimos a un claro en medio de la jungla. Allí pudimos observar a un gran Enjambre. Sobek trajo a 5 de esos seres. El primer ataque lo daría él.
Empezó con unos potentes remolinos, en medio del nido, cuales acabaron con varios enemigos. Yo, con mi DC-15A ataqué a varios dragones, quienes no caían con facilidad. El gran sabio, se concentró con la fuerza, y creó un devastador remolino de tamaño descomunal, que redució a los dragones en cuestión de segundos.
-No sé para que me necesitas. -Le dije, quitándome la Armadura-
-Hacerlo solo, no mola.
Cuando ya estaba sin armadura, me puse en el medio. Estaba rodeado por varios árboles, y dos dragones. Ese maldito viejo, me dejara los más poderosos. Dejé en una mano mi arma de fuego, y en otra ahora ondeaba con agilidad mi Cortossis. Los dragones me atacaron con varias formaciones, cuales yo rechazaba con mucha agilidad y destreza. La agilidad y destreza que usaría el mejor atleta, lo que dió resultado que eran décadas de entrenamiento. Cuando por fin, me atacaron como quería. Uno atacó pro debajo, y otro por el alto. Empezé a correr a por el alto, y efectué un grna salto. Mantenía mi cortossis bajo, y mi arma hacia al frente. Cuando dí el salto, le impacté con el cortossis en ambos ojos, desgarrándole la cara, con fuerza, y aproveché los quejidos del ser, para coger más impulso, y saltar hacia su compañero. Coloqué el cortossis ahora hacia adelante, y lo embestí, dándole un fuerte golpe, y estampándolo contra el árbol. Yo quedé, apoyado con los piés en su vientre, y le clavé el cortossis en el cuello, para sujetarme, con fuerza, como hice. Luego, posé mi arma, en la boca del rival, y antes de que intentase de darle un mordisco, pronuncié:
-Adiós, pajarraco inmundo.
Tras la despedida, apreté el gatillo con fuerza, reventando la cabeza del pobre animal. En ese momento, el otro soltó un potente quejido, y acabó su vida también. Caí al suelo, con tranquilidad, y guardé mis armas, para acercarme a la armadura, y colocármela. Observé al sabio, quien sabía que estaba algo sorprendido, y le esbozé una cálida sonrisa. Luego, abrí mis labios, para pronunciar las siguientes palabras:
-Cual es el siguiente nido?
---------------------------------------------------------------------------
En este roleo, no gano nada, Sólo pierdo la cabeza del anterior.
Último Capítulo; La traición.
Estaba el plan hecho, La verdad, me sorprendí ante la genialidad del Viejo. Concentró su energía, y creó un fuerte ataque que devastó el nido central. Pero quedaba un dragón, cual parecía ser el líder. Sus escamas eran más gruesas. Entonces, surgió mi verdadero plan. Corrí con mi cinturón de grandas, sin armadura, un bláster y mi Cortossis hacia la descomunal bestia. Esta se agachó, y intentó morderme. Esquivé ágilmente, y le lanzé una granada, con descomunal velocidad, a su interior. Luego disparé con gran destreza, a la granda, haciendo que explotase con antelación, y provocando una fatal destrucción. A Continuación le lancé una fibrocuerda, clavandole ésta en el cuello. La recogí, para abalanzarme con los bruscos movimientos de la bestia, y cogí impulso, saltando hacia el viejo. Los fénix me habían descubierto, pero no eran problema. Me apoyé sobre ellos, pisoteándolos, y aprovechando el cansancio del viejo hombre por su ya notatorio cansancio, me abalanzé hacia él, lanzándole una granada, y disparándole cerca.
Cuando pude observar que la granada explotó, empecé a correr para huir del planeta. Eso era sólo un aviso, de lo que sufrirá a mis manos, en un futuro.
Tan pronto entré en la estrella, fuí atribuído por los ropajes propios de un recluta. A Paso firme, empecé a caminar. Mi era de poder y aniquilación había empezado ese mismo día.
FIN
-----------------
Otenciones:
- Ropajes de Recluta.
-----------------
Esto dará paso, a mis próximos roleos.
El general, me miró con una cara seria, demasiado seria, quizás. Y Sus labios, empezaron a moverse, con una perfecta vocalización aparente.
-Yuuzhan Vongs empiezan a involucrarse en la guerra. El imperio resurge, y ellos también. Se prevé que atacarán varios planetas, y no quiero que pase como en la Batalla de Artroias (Click aquí para saber más sobre la batalla).Pero ese no es nuestro único problema, ahora también parece que llegó un enjambre de dragones. ¿Y Bien, sabes qué hacer?
-Creo que ya me esperan en Achillea.
Volví a la cueva, pero esta vez llevaba una carretilla. Al legar, cogí el cadáver del decapitado, y lo subí a ésta. Luego, volví a mi nave, y subí la carretilla con el cadaver. Puse rumbo a Achillea con velocidad. Al llegar, como esperaba, allí estaba, Sobek. Salí con la carretilla, con el cadaver en ésta, y la cabeza del monstruo. Sabía, que de alguna manera, le sería útil, o al menos, que se tomase como un obsequio. Le expliqué lo que pasaba con los Vongs, y él me contemplaba impasible. Yo, mientras hablaba, apartaba la vista, hasta que me callé, y le contemplé los ojos. Sus ojos estaban repletos de sabiduría interna, y se veía que de un gran potencial. Entonces, fuí al grano:
-Quiero que nos ayudes, con tus fénix.
-No todos pueden dominar los fénix. Además, ¿Para qué los quieres?
-Dragones -Contesté con una voz profunda, a la vez que seria-
-Antes, nosotros también tenemos nuestros problemillas. Al parecer, los dragones se expanden por todos los planetas de la República. Puede que los Siths lo amaestrasen, y empeizen a mostrarse, para dar un potente golpe. Antes, enséñame tu táctica, y veré si te los dejo.
-Ya me estás dando las coordenadas. Prepárate, no quiero que acabes herido.
Fuimos a un claro en medio de la jungla. Allí pudimos observar a un gran Enjambre. Sobek trajo a 5 de esos seres. El primer ataque lo daría él.
Empezó con unos potentes remolinos, en medio del nido, cuales acabaron con varios enemigos. Yo, con mi DC-15A ataqué a varios dragones, quienes no caían con facilidad. El gran sabio, se concentró con la fuerza, y creó un devastador remolino de tamaño descomunal, que redució a los dragones en cuestión de segundos.
-No sé para que me necesitas. -Le dije, quitándome la Armadura-
-Hacerlo solo, no mola.
Cuando ya estaba sin armadura, me puse en el medio. Estaba rodeado por varios árboles, y dos dragones. Ese maldito viejo, me dejara los más poderosos. Dejé en una mano mi arma de fuego, y en otra ahora ondeaba con agilidad mi Cortossis. Los dragones me atacaron con varias formaciones, cuales yo rechazaba con mucha agilidad y destreza. La agilidad y destreza que usaría el mejor atleta, lo que dió resultado que eran décadas de entrenamiento. Cuando por fin, me atacaron como quería. Uno atacó pro debajo, y otro por el alto. Empezé a correr a por el alto, y efectué un grna salto. Mantenía mi cortossis bajo, y mi arma hacia al frente. Cuando dí el salto, le impacté con el cortossis en ambos ojos, desgarrándole la cara, con fuerza, y aproveché los quejidos del ser, para coger más impulso, y saltar hacia su compañero. Coloqué el cortossis ahora hacia adelante, y lo embestí, dándole un fuerte golpe, y estampándolo contra el árbol. Yo quedé, apoyado con los piés en su vientre, y le clavé el cortossis en el cuello, para sujetarme, con fuerza, como hice. Luego, posé mi arma, en la boca del rival, y antes de que intentase de darle un mordisco, pronuncié:
-Adiós, pajarraco inmundo.
Tras la despedida, apreté el gatillo con fuerza, reventando la cabeza del pobre animal. En ese momento, el otro soltó un potente quejido, y acabó su vida también. Caí al suelo, con tranquilidad, y guardé mis armas, para acercarme a la armadura, y colocármela. Observé al sabio, quien sabía que estaba algo sorprendido, y le esbozé una cálida sonrisa. Luego, abrí mis labios, para pronunciar las siguientes palabras:
-Cual es el siguiente nido?
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En este roleo, no gano nada, Sólo pierdo la cabeza del anterior.
Último Capítulo; La traición.
Estaba el plan hecho, La verdad, me sorprendí ante la genialidad del Viejo. Concentró su energía, y creó un fuerte ataque que devastó el nido central. Pero quedaba un dragón, cual parecía ser el líder. Sus escamas eran más gruesas. Entonces, surgió mi verdadero plan. Corrí con mi cinturón de grandas, sin armadura, un bláster y mi Cortossis hacia la descomunal bestia. Esta se agachó, y intentó morderme. Esquivé ágilmente, y le lanzé una granada, con descomunal velocidad, a su interior. Luego disparé con gran destreza, a la granda, haciendo que explotase con antelación, y provocando una fatal destrucción. A Continuación le lancé una fibrocuerda, clavandole ésta en el cuello. La recogí, para abalanzarme con los bruscos movimientos de la bestia, y cogí impulso, saltando hacia el viejo. Los fénix me habían descubierto, pero no eran problema. Me apoyé sobre ellos, pisoteándolos, y aprovechando el cansancio del viejo hombre por su ya notatorio cansancio, me abalanzé hacia él, lanzándole una granada, y disparándole cerca.
Cuando pude observar que la granada explotó, empecé a correr para huir del planeta. Eso era sólo un aviso, de lo que sufrirá a mis manos, en un futuro.
Tan pronto entré en la estrella, fuí atribuído por los ropajes propios de un recluta. A Paso firme, empecé a caminar. Mi era de poder y aniquilación había empezado ese mismo día.
FIN
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Otenciones:
- Ropajes de Recluta.
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Esto dará paso, a mis próximos roleos.
Dovahkiin Orvius- Mensajes : 222
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